Nombre sobre todo nombre, día 3
Annamarie Sauter: ¿Por qué es Jesús un Admirable Consejero?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Él nunca tiene que preguntarle a nadie más, «¿qué crees que debemos hacer?» ¡Nunca! Él siempre sabe qué hacer.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Esta semana nos encontramos en la serie titulada, Nombre sobre todo nombre.
Nancy: En la última sesión, estuvimos viendo Isaías capítulo 7, la profecía en que una virgen iba a concebir y dar a luz un Hijo, que sería llamado Emmanuel, «Dios con nosotros».
Quiero recordarles el contexto, porque vamos a continuar en los próximos días con más nombres para el Mesías que se encuentran en el libro de Isaías. El contexto en Isaías 7 y continuando con los capítulos que le siguen, fue el comienzo de los días oscuros para Israel.
El ejército asirio estaba reunido en la frontera del norte. …
Annamarie Sauter: ¿Por qué es Jesús un Admirable Consejero?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Él nunca tiene que preguntarle a nadie más, «¿qué crees que debemos hacer?» ¡Nunca! Él siempre sabe qué hacer.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Esta semana nos encontramos en la serie titulada, Nombre sobre todo nombre.
Nancy: En la última sesión, estuvimos viendo Isaías capítulo 7, la profecía en que una virgen iba a concebir y dar a luz un Hijo, que sería llamado Emmanuel, «Dios con nosotros».
Quiero recordarles el contexto, porque vamos a continuar en los próximos días con más nombres para el Mesías que se encuentran en el libro de Isaías. El contexto en Isaías 7 y continuando con los capítulos que le siguen, fue el comienzo de los días oscuros para Israel.
El ejército asirio estaba reunido en la frontera del norte. Israel por su pecado y la idolatría y el hecho de que ellos habían rechazado al Señor, a Jehová, estaban enfrentando dificultades y el exilio. Ellos iban a ser deportados, enviados fuera de la tierra prometida. Las circunstancias eran sombrías, y la gente se sentía desesperada y desamparada.
Al llegar a Isaías 8, vemos este tiempo desesperante que estaba viviendo Israel. Por ejemplo, Isaías 8:22 habla de angustia y oscuridad…angustia, lobreguez y tribulación, lanzado en una densa oscuridad. Al leer ese pasaje, puedes ver que la gente estaba enojada con sus líderes, enojada con Dios, y preguntándose, ¿se ha olvidado Jehová de Su pueblo?
(¿Por qué se estaban preguntando eso? Si ellos eran los que se habían olvidado de Jehová, ¿no es cierto?) Ellos decían, «¿se ha olvidado Jehová de nosotros?» Y se preguntaban, ¿hay alguna esperanza? Independientemente de las razones, o las circunstancias, o lo que les condujo a sentirse así, quizás tú te encuentras hoy en un lugar oscuro, preguntándote si Dios está realmente allí, si a Él realmente le importa.
Y con todo este fondo oscuro llegamos a Isaías 9, que nos dice más sobre el Hijo que fue prometido en el capítulo 7, Emmanuel, «Dios con nosotros». Isaías quiere que sepamos más acerca de este Hijo prometido, de este Mesías que sacaría esperanza de la desesperación y luz de las tinieblas.
Recuerda que estas profecías fueron dadas 700 años antes del nacimiento de Jesús, pero la promesa era que este Mesías venidero correspondería exactamente a las necesidades de las personas. Cualquier cosa que necesitaran, este Mesías iba a satisfacer esas necesidades.
Así es como llegamos a este pasaje muy familiar en Isaías capítulo 9:6: «Porque nos ha nacido un niño…» Leemos acerca de un niño en Isaías 7 –un niño que nacería de una virgen– y este es el mismo niño.
«Porque nos ha nacido un niño», hablando de la humanidad de Jesús; «un hijo nos ha sido dado», esto habla de la deidad de Jesús, el hecho de que él sería Dios.
«Y la soberanía reposará sobre sus hombros», este Mesías sería un rey, este niño, este Hijo, nacido de una virgen, sería hombre, sería Dios, sería rey.
«Y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz».
Aquí tenemos cuatro títulos de ese Mesías venidero. Queremos centrarnos hoy en ese título, en el nombre, Admirable Consejero. Algunas de nuestras traducciones antiguas en realidad lo separan en dos nombres.
Separan Admirable y Consejero con una coma. Es posible que hayas crecido escuchándolo de esa manera, al igual que yo. Pero la mayoría de las traducciones modernas combinan las palabras en uno solo, en un solo título: Admirable Consejero, que pienso que en el contexto, probablemente tiene más sentido. Queremos ver por un momento cada una de esas palabras de forma individual.
En primer lugar, la palabra Admirable. Esa palabra Admirable, en la Escritura, se utiliza solamente acerca de Dios, nunca acerca del hombre.
En el Antiguo Testamento, verás esta palabra a menudo señalando los milagros de Dios y los aspectos extraordinarios de cómo trató con Su pueblo. Por ejemplo, leemos en Éxodo capítulo 15: «¿Quién como tú Señor...temible en las alabanzas, haciendo maravillas?» Es esa palabra maravilla…cosas extraordinarias que Dios hace. Esta palabra, admirable o maravilla, es un milagro; es un hecho o una cosa admirable. Es algo fuera de lo común que no se puede explicar. Es extraordinario, algo que inspira asombro.
A veces esta palabra se traduce como maravilloso. Es una cosa maravillosa, sobrenatural, más allá de nuestra capacidad humana de comprender. El hecho de que este Mesías sería «Admirable Consejero» significa que Él no es común. Hay algo inusual en Él. Él es admirable, impresionante, una maravilla, una persona extraordinaria que Dios nos ha dado.
Y mientras pienso en ese nombre, quiero preguntar: ¿Es Él Admirable para nosotras? ¿Es Él maravilloso para ti? ¿O has hecho lo que muchas de nosotras hacemos, que es perder la maravilla de lo que Él es y lo que ha hecho? Porque oímos el nombre tan frecuentemente, lo cantamos, lo decimos, lo leemos, y tal vez ese nombre se convierte en algo ordinario para nosotras.
Su nombre es Admirable. El es un Admirable Consejero. ¡Eso significa que Él es una «maravilla de consejero», increíble, sobrenatural!
Me recuerda lo que Pablo dice en Romanos 11:
«¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues ¿quién ha conocido la mente del Señor, o quién llegó a ser su consejero?» (vv. 33-34).
En Isaías capítulo 11 hay otra profecía sobre el Mesías, y dice:
«Y reposará sobre Él el Espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor» (vv. 1-2).
Él es un Admirable Consejero porque Él tiene el Espíritu de consejo de Dios sobre Él. Él es Dios, Cristo, el Admirable Consejero.
¿Te acuerdas de cómo Jesús demostró una sabiduría inusual, aún siendo niño? ¿Recuerdas en el templo a los doce años? Lucas 2 nos dice que después de buscarlo por tres días, sus padres lo encontraron en el templo sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Tal vez eso no es tan sorprendente, pero el versículo 47 dice: «Todos los que le oían estaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas». Él no estaba solo haciendo preguntas, él estaba respondiendo a las preguntas de esos líderes religiosos intelectualmente brillantes. Él es un Admirable Consejero…una maravilla de consejero. No hay nadie como Él.
Y al meditar sobre este nombre, me he preguntado a mí misma: ¿Qué le hace una maravilla de consejero? Hoy en día hay una gran cantidad de consejeros, y hay algunos muy buenos, pero el texto nos dice que Él supera a todos ellos. Él es el Admirable Consejero. ¿Por qué?
Bueno, una razón es que Él conoce a las personas. Jesús tiene una percepción perfecta del corazón humano. Él conoce todo acerca de nosotras, cómo estamos entrelazadas, cómo somos motivadas. El Salmo 139 nos dice que Él conoce nuestros más íntimos pensamientos. Él conoce nuestras palabras antes de que las digamos. Él conoce nuestros anhelos. Jesús nos conoce mejor de lo que nosotras mismas nos conocemos.
Juan capítulo 2 nos dice que «Jesús sabía lo que había en el corazón del hombre». Y a través de los evangelios vemos que las personas se maravillaron con la habilidad que Jesús tenía para saber lo que estaban pensando. Él sabía lo que había en sus corazones. Es un Admirable Consejero, porque Él conoce a las personas.
En segundo lugar, Él es un Admirable Consejero, porque es capaz de entender nuestras necesidades. Él comprende, entiende nuestras necesidades, porque Él caminó en nuestros zapatos. No se quedó solo como este Dios en el cielo, Él se vistió, se puso carne humana. Él bajó, caminó, y vivió nuestra vida y murió nuestra muerte.
Hebreos nos dice que Él es capaz de ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel. Él es compasivo y comprensivo. Él fue tentado igual que nosotras, pero sin pecado. Así que Él es capaz de comprender, de entender nuestras necesidades.
Él es capaz, en tercer lugar, de diagnosticar nuestro problema. Eso lo hace una maravilla de consejero. Él es capaz de diagnosticar, no solo los síntomas superficiales que cualquiera puede ver, Él es capaz de penetrar y ayudarnos a entender la raíz de los problemas del corazón que necesitan ser tratados. ¡Se necesita ser un gran consejero para hacer eso, y Jesús puede hacerlo a la perfección! Él es capaz de diagnosticar nuestro problema.
Es un Admirable Consejero, en cuarto lugar, porque Él tuvo éxito donde nosotras fallamos. Jesús, mientras vivió en esta tierra, supo lo que fue ser tratado injustamente, que pecaran contra Él, estar cansado, solo, decepcionado, traicionado, pero ni una sola vez pecó en Su respuesta. Nunca se amargó, nunca dejó de perdonar, nunca pecó al enojarse, nunca fue egoísta.
Cuando yo me canso, por ejemplo, tiendo a ser muy impaciente. Jesús se cansó, pero nunca se impacientó. Él tuvo éxito en lo que nosotras hemos fallado. Eso lo hace un consejero que puede ayudarnos con nuestras necesidades.
Número cinco, es un Admirable Consejero, porque Él sabe cómo ayudarnos. Él conoce la receta adecuada, la solución adecuada para nuestros problemas. No puedo decirte cuántas veces a lo largo de los años, hay mujeres que vienen y han derramado su corazón conmigo y han compartido sus cargas. Esto me pasó el otro día. Una mujer comenzó a compartir conmigo cosas que estaban ocurriendo en su vida y me miró con esos ojos suplicantes, como diciendo ¡ayúdame, por favor!
Mientras, yo estaba ahí pensando, no tengo ni idea de qué decirle. Nunca he estado allí donde ella está. No me puedo imaginar lo que siente, y no tengo horas disponibles para escuchar todos los antecedentes del caso. Yo no estaba entendiendo completamente cuál era su situación, pero sí me di cuenta de que ella estaba desesperadamente necesitada. Y yo no sabía cómo ayudarla.
Y aun cuando creo que sé cómo ayudar a la gente, hay una buena probabilidad de que realmente no sepa, pero Jesús siempre conoce la solución. Él siempre da un consejo sabio, bueno y correcto que se adapta a nuestra situación particular, a nuestra necesidad y momento específico. Él no va a dar el mismo consejo en una circunstancia en un momento específico y otro en otra circunstancia en su momento específico, Él va a dar el consejo que es necesario para cada situación.
Su consejo siempre será consistente con Su Palabra -–allí es donde puedes obtener Su consejo, en Su Palabra. Pero Él sabe exactamente lo que necesitas. Él sabe dar gracia y sabe dar el consejo hecho a la medida para cada situación. Él tiene toda la sabiduría. Él es Dios; Él lo sabe todo. Él sabe si necesitamos ánimo o reprensión o reproche o instrucción práctica. Todo esto lo hace una maravilla de consejero.
Nunca tiene una pregunta sin respuesta. Él nunca necesita que alguien le dé información o le ayude a saber cómo aconsejar. Él nunca tiene que pedirle ayuda a alguien más. «¿Qué crees que debemos hacer?» ¡Nunca! Él nunca hace eso, Él siempre sabe qué hacer. Este Admirable Consejero lo sabe todo. Porque no hay límite a Su conocimiento, Su comprensión. ¡Su consejo siempre es correcto! Él es omnisciente, es un Admirable Consejero, sabio.
Y Él es una maravilla de consejero porque Él siempre nos va a decir la verdad. Él no solo nos dice lo que queremos escuchar, sino que Él sabe lo que necesitamos escuchar, y Él nos dirá lo que tenemos que escuchar, aún si no queremos oírlo. Él nos dirá la verdad sobre nuestra condición, si lo escuchamos. Él nos dirá la verdad acerca de los problemas en nuestras vidas.
Él nos dirá donde hemos pecado; Él nos dirá que tenemos que arrepentirnos. Nos dirá cómo podemos ser liberadas, cómo podemos ser sanas. Te diré, hay una gran cantidad de consejeros en la actualidad -–y no me refiero solo a las personas que aconsejan; también me refiero a libros, programas, cosas que puedes escuchar– que te darán basura o algo peor.
A veces el consejo de este mundo, en realidad te pondrá peor, en vez de hacerte bien. Pero el consejo de Jesús siempre te va a hacer bien porque es la verdad. Será el medicamento exacto que tú necesitas.
Es una maravilla de Consejero porque Él se ofrece a sí mismo como la solución para nuestras necesidades. Él no es como un profesor parado enfrente a una clase, o un jugador de ataque sentado solo ahí dando instrucciones. Él no solo nos dice qué hacer. Él está dispuesto a caminar y a vivir con nosotras, por Su Espíritu Santo en nosotras, lo que nos capacita para vivir la vida que Él nos aconseja que vivamos. Él nos da la gracia por medio de Su presencia dentro de nosotras, y Él se ofrece así mismo como la solución para nuestras necesidades.
Él es una maravilla de consejero además porque tiene un historial probado. Su consejo funciona. Lo hemos visto una y otra vez. Él ha demostrado ser un consejero capaz. Piensa en un momento en la mujer samaritana, la mujer en el pozo que tenía esa serie de relaciones rotas. Jesús sabía exactamente el consejo que ella necesitaba y cambió su vida.
Piensa en el ladrón en la cruz o el endemoniado que vivía en los sepulcros que tuvo que ser encadenado para que no se hiciera daño a sí mismo ni a los demás. Piensa en la mujer que fue llevada a Jesús después de haber sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Piensa en Nicodemo, el líder religioso, que vino a Jesús de noche, en busca de consejo. Piensa en el joven rico que quería saber cómo obtener vida eterna.
Estos son diferentes tipos de personas, de todo tipo de aspectos en la vida, con todo tipo de necesidades y circunstancias vinieron a Jesús. Jesús le dio a cada uno exactamente el consejo que necesitaba. He visto a Jesús dar consejo magnífico a tantas personas.
Lo he visto sanar matrimonios irremediablemente destruidos. He visto Su consejo liberar a personas de adicciones pecaminosas de las que nunca pensaron que quedarían libres –desórdenes alimenticios, fariseísmo, temores. He visto a Jesús, el Admirable Consejero, resolver los conflictos entre las personas que pensaban que nunca podrían estar en la misma habitación y hablar entre ellos de nuevo.
Escucha, en mi propia vida, he visto a Jesús una y otra vez darme exactamente el consejo de Su Palabra que yo necesitaba, que iba a cambiar mi vida y que me haría libre. Así que Él es una maravilla de consejero.
¿Qué es lo que debemos aprender de todo esto, cómo todo esto nos afecta a nosotras? Bueno, con cada uno de estos nombres, no solo queremos saber lo que significa, sino qué diferencia hace esto en mi vida. Te voy a dar un par de puntos para que te lleves contigo acerca de Jesús, el Admirable Consejero.
En primer lugar, tenemos que reconocer que necesitamos un Admirable Consejero, que necesitamos sabiduría y guía. Si tú crees que ya lo tienes todo y que tu vida está muy bien, entonces nunca vas a ir al Admirable Consejero. Proverbios lo dice de esta manera: «¿Ves a un hombre que es sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él». Tenemos que reconocer que necesitamos a un Admirable Consejero.
En segundo lugar, ve a Él en busca de consejo. ¿A dónde acudes en busca de consejo, cuando estás desesperada? ¿A dónde vas, a quién escuchas? Ve al Admirable Consejero, ve a Su Palabra, ve a la oración, ve a Su Espíritu. Pregúntale, «qué debo hacer? ¿Cómo puedo lidiar con esto?»
Él vino a esta tierra y a vivir en nosotras para ser nuestro Admirable Consejero. Ha venido a darnos dirección, a aconsejarnos, para que nos conformemos a Su voluntad perfecta y soberana, al plan y consejo eterno de Su voluntad. Su consejo es admirable. En ningún otro lugar podrás obtener un mejor consejo. Así que ve a Él.
¿Quieres conocer la voluntad de Dios para tu vida? Algunas de ustedes son estudiantes, y están tratando de obtener dirección para su futuro, su carrera. Pregúntale al Admirable Consejero. ¿Quieres saber cómo responder a tu marido, cómo criar a tus hijos, cómo lidiar con esa difícil compañera de trabajo? Pregúntale al Admirable Consejero.
¿Necesitas sabiduría para tu futuro? ¿Necesitas sabiduría para tu familia? ¿Tienes alguna relación rota? ¿Estás luchando con una tentación o una adicción pecaminosa? ¿Qué debes hacer? ¿Qué haces? ¡Pregúntale al Admirable Consejero! Ve a Él en busca de consejo. ¿No es grandioso saber que Él es un consejero que siempre tenemos con nosotras, por Su Espíritu que mora, que vive en nosotras?
No tenemos que llamarlo para conseguir una cita. No tienes que esperar cuatro semanas en la lista de espera hasta que haya un espacio para poder ver a este Consejero. No tienes que llevar un talonario de cheques contigo o pagar cierta cantidad de dinero por la hora de este maravilloso consejero. Él está disponible las veinticuatro horas, los siete días de la semana, y lo único que tienes que hacer es pagar con un corazón humilde, un oído atento y una disposición a decir: «Sí, Señor», a Su consejo. Él está disponible.
Eliseo Hoffman fue un pastor que vivió a finales de los 1800. Un día visitó a una mujer en su iglesia que había experimentado una gran cantidad de dificultades y dolores y estaba profundamente desalentada. A medida que transcurrió la visita, ella compartió las cosas que había en su corazón, y luego dijo: «Hermano Hoffman, ¿qué debo hacer?»
El pastor le citó algunas Escrituras, y entonces le dijo: «No puedes hacer nada mejor que tomar todas tus penas y llevarlas a Jesús. Tú debes decírselo a Jesús». Eliseo Hoffman dijo más tarde al reflexionar sobre esta conversación, «por un momento aquella mujer parecía perdida en meditación, pero luego sus ojos se iluminaron cuando dijo: «Sí, ¡debo decirle a Jesús!» Cuando me fui de su casa tuve en mi mente aquel rostro iluminado de alegría, y oí a lo largo del camino el eco: «¡Debo decirle a Jesús. ¡Debo decirle a Jesús!»
Después de llegar a casa, Eliseo Hoffman escribió estas palabras que he cantado muchas veces durante los años, y muchas veces estas palabras han dirigido mi propio corazón al Admirable Consejero:
Diré a Cristo todas mis pruebas
Solo yo no las puedo llevar
En mis angustias Cristo me ayuda
Él de los suyos sabe cuidar
Diré a Cristo, diré a Cristo
No puedo yo mi carga llevar
Diré a Cristo quien me consuela
Pues Él tan solo puede ayudar
¿No somos tan rápidas para decirles a todos los demás de nuestros problemas? A levantar el teléfono, llamar a alguien, mandar un correo electrónico a alguien, mandar un mensaje de texto y decir: «¡Auxilio! ¡Necesito ayuda!» Envié un correo electrónico anoche a algunas amigas diciendo: «¡Auxilio, necesito oración!» Estoy agradecida de que podemos ir al pueblo de Dios y a consejeros sabios y decir: «¿Me puedes ayudar?»
Pero escúchame, la mejor ayuda y el mejor consejo que vas a obtener de cualquiera, va a ser el consejo de quien te guíe al Admirable Consejero. Ve a Él en busca de consejo.
Pero no solo vayas a Él en busca de consejo, sino confía en Su consejo. No te limites a acudir a Él en busca de consejo, sino que cuando Él te dé un consejo, confía en Su consejo. Su consejo es una maravilla. Depende de Él, confía en Él. Él nunca te va a engañar. «Confía en el Señor», dice Proverbios, «con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas» (3:5-6).
Te diré que Su consejo es generalmente contrario a la intuición de nuestra sabiduría y pensamiento natural. Así que cuando tus emociones te dicen, como me decían a mí esta mañana, «enójate por esto, moléstate por esto, mantente pensando en eso», el Admirable Consejero dice, «déjalo ir, déjalo ir». ¿De quién vas a tomar el consejo? ¿Le harás caso a tu propio corazón o al Admirable Consejero? Confía en el Admirable Consejero.
¿Tratas de aconsejarlo a Él, o dejas que Él te aconseje? ¿Tratas de decirle cómo manejar el universo, diciéndole lo que tú necesitas, o lo que tú piensas que necesitas? ¿O en humildad vas a Él por guía para tu vida? ¿Le pides que apruebe tus planes y tu dirección, o lo buscas a Él por Su consejo?
Tú puedes confiar en el Admirable Consejero. Llévate de Su consejo. Toma Su consejo. (Ve a Él en busca de consejo, confía en Su consejo, y luego toma Su consejo.) En otras palabras, haz lo que Él te diga que hagas. Pienso en lo opuesto a eso; en Proverbios capítulo 1, donde la Escritura dice: «Habéis desatendido todo consejo mío; y no habéis deseado mi reprensión» (v. 25).
Que nunca se diga esto de nosotras, que Jesús nos dio Su consejo, Él nos dio a Sí mismo, Él nos dio Su Palabra, pero nosotras lo ignoramos. Toma Su consejo. Ningún consejero puede ayudarte si tú no sabes que tienes una necesidad, o no admites que la tienes; si no estás dispuesta a pedir ayuda, no estás dispuesta a escuchar y a tomar el consejo, si no vas a hacer lo que dice el consejero, si crees que sabes más, si ignoras lo que Él te dice y tratas de auto complacerte, entonces ningún consejero podrá ayudarte.
El Admirable Consejero no te ayudará a menos que tomes Su consejo, que confíes en Su consejo, vas a Él en busca de consejo.
Por último, a medida que eres bendecida al moldear tu vida, por Su gracia, en torno a Su admirable consejo, entonces puedes dirigir a otras a Él por consejo. Él es el Admirable Consejero. Al caminar con el Señor y tu vida ser bendecida, la gente vendrá a ti y te dirá: «¿Puedes orar conmigo acerca de esto?» «¿Me ayudarías con aquello?» «¿Qué debo hacer al respecto?»
Todas tenemos personas que vienen a nosotras preguntando: «¿Qué debo hacer? ¿Qué tengo que hacer? ¡No sé qué hacer!» Escucha, recuerda que tú no eres el Admirable Consejero. Tú no eres el Salvador. Tu consejo es limitado, tu sabiduría es finita, así que no trates de aconsejar a otras de tu propia sabiduría, en cambio, dirígelas a Él.
Diles, «yo no sé qué hacer, pero conozco a alguien que sí sabe. Vamos a preguntarle». Y luego ora con ellas y diles, «déjame llevarte al trono de la gracia donde puedes encontrar misericordia y gracia para ayudarte en tu tiempo de necesidad. Vamos a la Palabra de Dios juntas. Veamos lo que tiene que decir acerca de esto. Pidámosle al Admirable Consejero», y en efecto, Él dará admirable consejo.
Oh, Señor, nos unimos con el salmista al decir: «Bendigo al Señor que me aconseja». Te amamos Señor Jesús. Tú eres nuestra maravilla de consejero. Amén.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado mostrando por qué Jesús es el Admirable Consejero. Este es otro nombre de Jesús que encontramos en el libro de Isaías, el cual estamos leyendo juntas en nuestro Reto Mujer Verdadera 365. De hecho los capítulos para hoy son del 21 al 24.
Mañana Nancy nos ayudará a conocer a Dios como el ser más poderoso que existe—en quien podemos descansar aún en medio de la incertidumbre. Asegúrate de acompáñanos para este próximo programa.
Viviendo juntas la belleza del evangelio, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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