No son palabras vacías
Carmen Espaillat: Cuando cada necesidad ha sido atendida, es fácil para nosotras olvidar cuánto necesitamos a Dios.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Cuando tenemos hambre nuestros corazones son humillados. Mira, la prosperidad es más conducente a un espíritu de orgullo y el hambre es más conducente a un espíritu de humildad.
Carmen Espaillat: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
El himno nacional de los Estados Unidos fue concebido durante una batalla. Y esta no es la única canción amada que nació en medio de gran adversidad. Podemos expresar gozo y agradecimiento a través de la música, pero esta también puede transmitir un sentimiento de necesidad.
Nancy DeMoss Wolgemuth explicará cómo, al continuar con la quinta parte de esta serie, titulada, «Lecciones de la Vida de Josué: Celebrando la victoria».
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estamos viendo el cántico de Moisés en Deuteronomio capítulo …
Carmen Espaillat: Cuando cada necesidad ha sido atendida, es fácil para nosotras olvidar cuánto necesitamos a Dios.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Cuando tenemos hambre nuestros corazones son humillados. Mira, la prosperidad es más conducente a un espíritu de orgullo y el hambre es más conducente a un espíritu de humildad.
Carmen Espaillat: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
El himno nacional de los Estados Unidos fue concebido durante una batalla. Y esta no es la única canción amada que nació en medio de gran adversidad. Podemos expresar gozo y agradecimiento a través de la música, pero esta también puede transmitir un sentimiento de necesidad.
Nancy DeMoss Wolgemuth explicará cómo, al continuar con la quinta parte de esta serie, titulada, «Lecciones de la Vida de Josué: Celebrando la victoria».
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estamos viendo el cántico de Moisés en Deuteronomio capítulo 32 y hemos visto que este es uno de tres cánticos de Moisés encontrados en las Escrituras. Y esto me recuerda del poder de la música, de nuestros himnos y los cánticos y coros, para recordarnos de los caminos de Dios, para instruirnos en Su Palabra, para advertirnos cuando necesitamos ser advertidas. Veremos que sucede eso en este cántico de Moisés – el valor y potencial de estos cánticos para pasar la verdad, para traspasar nuestra fe de una generación a otra.
Dios le había dado este cántico a Moisés y le dijo, “Escribe este cántico. Enséñaselo al pueblo de Israel, enséñaselo a Josué para que en los días venideros cuando no estés aquí, ellos se acuerden de las palabras de este cántico y este cántico será testigo para ellos si ellos fallan en seguirme,” lo que Dios les estaba diciendo es, “Ellos me van a abandonar.” Ellos necesitaban recordar este cántico en ese momento.
¿No has encontrado que hay momentos cuando estás dudando del Señor y de repente se canta un himno en la iglesia como “Oh Tu Fidelidad” y te encuentras aconsejando tu propio corazón de acuerdo a la Palabra de Dios por medio de esos maravillosos himnos o cánticos clásicos de nuestra fe? Sé que muchos de ellos han sido una bendición para muchas de nosotras a través del tiempo.
Estamos viendo el capítulo 32 de Deuteronomio y viendo que este cántico de Moisés tiene varias estrofas. Y cada una tiene un tema un poco diferente. Vimos en la última sesión que la primera estrofa es acerca del nombre y la grandeza y el carácter de Dios.
Versículos 3 y 4:
Porque yo proclamo el nombre del SEÑOR; atribuid grandeza a nuestro Dios. ¡La Roca! Su obra es perfecta, porque todos sus caminos son justos; Dios de fidelidad y sin injusticia, justo y recto es Él.
Todas esas frases diferentes en el versículo 4 describen la Roca, la única Roca que es estable, fuente segura de nuestra confianza. Ahora al movernos al versículo 5 a la próxima estrofa, vemos una descripción que es un contraste absoluto a lo que acabamos de leer acerca de Dios. Mira a los versículos 5 y 6.
Ellos (hablando del pueblo de Dios) Se han conducido de una forma corrompida hacia Él. No son sus hijos, debido a los pecados de ellos; son una generación perversa y torcida. ¿Así pagáis al SEÑOR, oh pueblo insensato e ignorante? ¿No es Él tu padre que te compró?
Aquí leemos acerca de la traición y la rebelión del pueblo de Dios. Ahora ten en cuenta cuando Moisés les enseñó este cántico a los Hijos de Israel, ellos no estaban en rebelión en ese tiempo. Pero Dios dijo, “Yo sé que el día vendrá cuando prosperarán, estarán disfrutando de la tierra. Pero se van a olvidar de Mí. Me van a abandonar. Y en ese entonces quiero que se acuerden de este cántico.”
Así que Dios escribió este cántico en anticipación del día cuando Su pueblo necesitaría esta confrontación, este testigo en contra de ellos por su conducta. ¿Puedes ver cómo los versículos 5 y 6 son un gran contraste a lo que acabamos de leer acerca de Dios en los dos versículos anteriores?
- Dios es una Roca.
- Su obra es perfecta.
- Todos Sus caminos son justos.
- Él es fiel
- En Él no hay iniquidad.
- Él es justo.
- Él es recto.
- Él es permanente.
- Él no cambia.
En cambio ¿qué leemos acerca del pueblo de Dios?
- Ellos son justo lo opuesto.
- Han lidiado corruptamente con Él.
- Están manchados.
- Son deshonestos.
- Están torcidos.
- Son necios.
- Son insensatos.
- No son confiables.
Dios es fiel; ellos son traicioneros. Dios es santo; ellos son corruptos. Dios es justo; ellos son injustos. Sus decisiones son necias, sin sentido.
Él dice, “Eres necio. No tienes sentido. ¿No es Él tu padre que te creó quien te hizo y te estableció? Dios la roca; Él es tu Creador. Él te dio a luz. ¿No crees que es inconcebible que tu actúes de la manera en que estás actuando?”
Dios desafía y confronta el comportamiento futuro de necedad y pecado de Su pueblo por medio de esta estrofa. Mira ahora el versículo 7, en los versículos 7-14, tenemos otra estrofa. Pienso que la frase clave aquí es: “Acuérdate de los días de antaño.”
No vamos a leer toda la estrofa. Pero Moisés llama al pueblo de Dios a través de esta estrofa de este cántico a meditar en su historia, a recordar la bondad de Dios, la misericordia de Dios, la mano soberana de Dios a su favor.
Él cuenta cómo el Señor escogió a Israel, cómo el Señor protegió y rescató y redimió a Israel de Egipto, el hace referencia a esto como al desierto, el lugar de sus lamentos. Fue de Egipto de donde Dios rescató y redimió a Su pueblo.
“Acuérdate,” dice Moisés, “Cómo Dios te estableció como nación. Cómo Dios te cuido y te guardó como a la niña de Su ojo. Eras preciado para Dios. Él te valoraba. Eras sostenido por Dios. Dios te proveía. Él te guió. Te cargó. Acuérdate de los días de antaño. Acuérdate donde Dios te encontró. Acuérdate lo que Dios ha hecho por ti. Acuérdate de quien eres. Acuérdate cómo entraste a esta Tierra Prometida.”
¿No crees que sea importante para nosotras a veces volver atrás y recordar los días de antaño? Recuerda dónde estabas cuando Dios te encontró – de que hoyo y trampas y corrupción Él te rescató cuando redimió tu vida de la destrucción.
Acuérdate cómo Dios ha nutrido tu corazón y tu fe con Su Palabra. Y acuérdate cómo Dios ha traído a Su pueblo a tu alrededor y te ha animado y te ha fortalecido en tu fe. Y recuerda cómo Dios ha hecho milagros para ti y Él ha provisto para ti. Recuerda, Recuerda, Recuerda.
Con frecuencia caemos en decisiones pecaminosas y necias y sin sentido porque se nos olvida. Estamos tan enfocadas en el aquí y ahora que se nos olvida. Por eso usamos estos cánticos, estos himnos de nuestra fe, para ayudarnos a recordar de los días de antaño. “Lo sé, lo sé comprado con sangre yo soy, lo se lo sé con Cristo al cielo yo voy soy libre de pena y culpa su gozo El me hace sentir, El llena de gracia mi alma, con El es tan dulce vivir, en Cristo yo siempre medito y nunca le puedo olvidar, callar sus favores no quiero voy siempre a Jesús a alabar, yo sé que me espera corona la cual a los fieles dará Jesús salvador en el cielo mi alma con El estará. Ese himno me recuerda que hemos sido Redimidas por la sangre del Cordero. Redimidas y felices en Cristo. Su hija seré por siempre.”
Esos cánticos nos ayudan a recordar esos días de antaño. Acuérdate de lo que Él ha hecho.
Piensa en quién es Dios, eso es lo que dicen los versículos 3 y 4. Piensa acerca de todo lo que Él ha hecho por ti, eso es lo que dicen los versículos 7-14. Acuérdate recuerda Su tierno cuidado hacia ti.
Ahora llegamos a la cuarta estrofa comenzando en el versículo 15. Y vemos cómo en medio de una bendición increíble, Israel ha abandonado a su Dios. Israel ha provocado a Dios. Israel ha olvidado a Dios, lo leemos en los versículos del 15 al 18.
Déjame leer comenzando en el versículo 15 dice. “Jesurún,” esa es una palabra Hebrea que literalmente significa “el recto.” Es como un tipo de juego de palabras aquí porque está hablando acerca de Israel que ha comprobado ser todo menos recto. Dios es el que es recto y su pueblo se supone que tenía que ser recto como su Dios. Entonces, se le da el nombre a Israel de Jesurún. En este caso el recto no está siendo recto en lo absoluto.
Jesurún [o Israel] engordó y pateó; se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo (NVI). Entonces abandonó a Dios que lo hizo, y menospreció a la Roca de su salvación. Le provocaron a celos con dioses extraños, con abominaciones le provocaron a ira.
Versículo 18 Despreciaste a la roca que te engendró, [algunas traducciones dicen “que te parió] y olvidaste al Dios que te dio a luz. (vv. 15-18).
¿Cuando le pasó esto a los Hijos de Israel en el versículo 15? Cuando se llenaron de comida y engordaron. Se hicieron pesados. Se pusieron corpulentos y rollizos, y entonces se olvidaron de Dios.
Eso es un recordatorio importante para nosotras. Tenemos tanto. Somos tan bendecidas bendecidas más allá de nuestras necesidades y más allá de aun muchos de nuestros deseos. Aprendemos que la prosperidad y la abundancia, en realidad puede convertirse en un enemigo. La prosperidad puede ser una prueba más difícil y peligrosa de enfrentar que aun el enfrentar la adversidad porque en la adversidad somos empujadas hacia nuestras rodillas. Somos obligadas a caer sobre nuestras rodillas. Sabemos que necesitamos a Dios.
Pero en los tiempos de prosperidad, es cuando la inclinación natural de nuestra carne es a olvidarnos de Dios. Los tiempos de prosperidad no son conducentes a ser fieles a Dios. Ese tiempo de prosperidad en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestras iglesias, en nuestras finanzas, en nuestras vidas personales, y aun en nuestros ministerios...
Ahora mismo estamos en un lugar amplio cómodo en nuestro ministerio. Pero todavía tenemos que confiar en el Señor por el ingreso, la provisión. Dios nos está bendiciendo. Hay estaciones de radio que están transmitiendo Aviva Nuestros Corazones y las oyentes se están conectando. Dios está obrando poderosamente y estoy tan agradecida por las muchas bendiciones que vienen de parte de Dios. Tenemos un equipo increíble de consiervos que trabajan con nosotros. Somos muy bendecidas.
Pero mientras medito en este pasaje recuerdo que hay un peligro de cuando comes de las bendiciones de Dios, te llenas y engordas y te olvidas de Dios. Los tiempos de prosperidad con frecuencia y fácilmente dan lugar a un espíritu independiente. En el subconsciente comenzamos a pensar, yo puedo hacerlo. Puedo moverme fácilmente. No necesito estar tan desesperadamente necesitada de Dios y de Su Palabra al principio de la mañana. Puedo comenzar mi día y no caer de rodillas y decir, “Señor, te necesito” porque mi día va bien.
Cuando nos hacemos independientes en nuestro espíritu el próximo paso con frecuencia será que nos haremos rebeldes en nuestro espíritu. Nos olvidamos de Dios, y luego lo abandonamos. Y al final nos encontramos peleando contra Él. Es un terreno muy resbaladizo. Es una progresión traicionera. Los hijos de Israel experimentaron eso.
Por eso Dios en Su misericordia a veces orquesta traer adversidad a nuestras vidas. De hecho, leemos en Deuteronomio capitulo 8 en el versículo 3 que “Dios te humilló y causó que tuvieras hambre.” Es la misericordia de Dios que a veces nos hace que estemos en escasez porque cuando tenemos que lidiar con la escasez, somos doblegadas; nuestros corazones son movidos a ir al Señor y a decir, “Señor, te necesito. Por favor dame el pan de cada día.”
¿Quién llora por pan diario, como se nos enseño a orar en el Padre Nuestro, cuando tenemos diez veces más de lo que necesitamos en la alacena? Pero cuando tenemos hambre, nuestros corazones son humillados. Mira, la prosperidad es más conducente a un espíritu de orgullo, y el hambre es más conducente a un espíritu de humildad.
Ahora, eso no significa que no puedas ser próspera y humilde. No significa que si tienes hambre automáticamente vas a ser humilde. Hay algunas personas que tienen hambre y terminan poniendo su puño en la cara de Dios y son más orgullosas. Hay algunas personas que han sido bendecidas con prosperidad y en medio de ella continúan siendo agradecidas y humildes. Necesitamos ver que la progresión natural es que cuando estamos llenas, nuestra tendencia es a olvidarnos de Dios.
Así que mientras he estado meditado en este pasaje y en otros pasajes similares en la Palabra de Dios, le he pedido al Señor que no me de ninguna “bendición” que a la larga aleje mi corazón de Él. Porque si al tener esas cosas mi corazón se aleja de Dios, entonces esas cosas probaran ser maldiciones y no bendiciones.
Nosotras pensamos que sabemos lo que necesitamos. Sabemos lo que queremos. Pero no crees que es sabio que nosotras digamos, “Señor, aquí están mis peticiones. Aquí están las cosas que pienso que necesito. Aquí están las cosas que creo que quiero. Pero Señor, podrías cernir estas oraciones a través del cedazo de Tu amor y de Tu sabiduría y de Tu providencia, y podrías determinar qué es lo mejor para mi – lo que Tu sabes que realmente necesito. Y Señor, por favor no me des ninguna cosa que yo pienso que quiero, que yo consideraría como bendición, si por resultado, mi corazón se va a alejar de Ti.”
Pero vemos entonces que los Hijos de Israel abandonaron a Dios. Este es un himno profético en el que está diciendo que los días vendrán cuando ellos abandonarían a Dios. Y luego en los versículos del 19 al -27, la quinta estrofa de este cántico, leemos acerca de las consecuencias que vendrían sobre ellos cuando abandonaran al Señor.
Y aquí vemos una descripción de castigo divino sobre el pueblo de Dios. Vamos a leer los versículos 19-20.
Y el SEÑOR vio esto, y se llenó de ira a causa de la provocación de sus hijos y de sus hijas. Entonces Él dijo: “esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin; porque son una generación perversa, hijos en los cuales no hay fidelidad.”
Leímos en el versículo 4 que Dios es un Dios de fidelidad. Y Él es nuestro Padre, así que debemos ser fieles así como Él es fiel. Pero, ¿qué está diciendo aquí? Que no tienen ningún parecido a su Padre. Su Padre es fiel pero ellos son hijos en quienes no hay fidelidad. No se parecen a su padre en lo absoluto.
Versículo 23 Amontonaré calamidades sobre ellos, emplearé en ellos mis saetas.
Este es un padre amoroso castigando a Sus hijos por su bien y para su restauración porque Él quiere ganarlos de nuevo y atraer sus corazones.
Serán debilitados por el hambre, y consumidos por la plaga y destrucción amarga.
Versículo 28 Porque son una nación privada de consejo, y no hay en ellos inteligencia. Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto, que discernieran su futuro. (vv. 23, 24, 28).
Entonces pensarían acerca de las consecuencias de lo que estaban haciendo. Entonces entenderían qué absurdo y tonto e inconcebible y necio es que ellos trataran a su Padre, a su Roca, de esta manera.
Vemos en este pasaje que Dios va a usar todo tipo de medios, incluyendo naciones paganas, para disciplinar y castigar a Su pueblo. Pero también vemos en este cántico que esas naciones que fueron el instrumento de Dios para castigar las vidas de Sus hijos, esas naciones paganas también serian responsables por su maldad. Y Dios vindicaría a Su pueblo a la larga al juzgar a esas naciones.
Eso es lo que leemos en la sexta estrofa comenzando con el versículo 34. Leemos acerca del juicio de los enemigos de Dios. Versículo 34:
¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros? Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo el pie de ellos resbalará. [Esto es para las naciones que habían afligido a Israel.]
Porque el día de su calamidad está cerca, ya se apresura lo que les está preparado. (vv. 34-35).
A veces parece como que Dios pasara por alto la rebelión humana. Pero estos versículos nos dicen que es solo cuestión de tiempo. Dios ha guardado, Él ha sellado en Sus tesoros la venganza final sobre aquellos que rechazan a Cristo y que afligen a Su pueblo. El día de su calamidad está a la mano. Su condena vendrá rápidamente cuando venga.
Versículo 36, “Porque el SEÑOR vindicará a su pueblo.” Su pueblo que ha pecado, sí. Su pueblo que ha sido castigado. Dios un día restaurará sus corazones. Los regresará a un lugar de fidelidad y obediencia como Sus hijos. Y entonces Dios vindicará a su pueblo. Él tendrá la recompensa sobre aquellos que afligieron a Su pueblo.
Tendrá compasión de sus siervos, versículo 36 cuando vea que su fuerza se ha ido, y que nadie queda, ni siervo ni libre.
Versículo 41 Me vengaré de mis adversarios y daré el pago a los que me aborrecen (vv. 36, 41).
Entonces en este cántico que Moisés le enseñó a los Hijos de Israel a cantar y que debían enseñar a sus hijos a cantar, están estos recordatorios del juicio de Dios que aquellos que odian a Dios, aquellos que son sus enemigos impenitentes un día experimentarán la venganza y la ira y el juicio cataclísmico de Dios. Porque Dios es un Dios justo y santo, y aquellos que Lo desafían experimentarán recompensa.
Luego llegamos a la estrofa final, la última estrofa de este cántico, la conclusión es que Dios tendrá compasión de Su pueblo pero Dios se vengara de Sus enemigos impenitentes. Versículo 43:
Regocijaos, naciones, con su pueblo, porque Él vengará la sangre de sus siervos; traerá venganza sobre sus adversarios, y hará expiación por su tierra y su pueblo.
Y el propósito de este cántico era recordarles a los Hijos de Israel y a las generaciones venideras quien era su padre, lo que había hecho por ellos, cómo era Él, y lo serio que es abandonarlo, y que El estaba intensamente comprometido con su purificación.
En el versículo 44 leemos, “Entonces llegó Moisés y habló todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él, con Josué, hijo de Nun.”
Ahora, Moisés que en este punto tiene 120 años de edad, ha dirigido al pueblo de Israel por los últimos cuarenta años – está próximo a morir – se une con Josué quien ha sido comisionado por Dios para ser el sucesor de Moisés. Está a punto de tomar la batuta y de dirigir al pueblo. Y juntos Moisés y Josué unen sus corazones y sus manos en llamar al pueblo a renovar su pacto con Dios.
Déjame leer comenzando en el versículo 45 de Deuteronomio 32:
Cuando terminó Moisés de hablar todas estas palabras a todo Israel, les dijo: fijad en vuestro corazón todas las palabras con que os advierto hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan cuidadosamente, todas las palabras de esta ley. Porque no es palabra inútil para vosotros. [Las cosas que acabas de escuchar, las cosas que te hemos enseñado, las cosas a las que le hemos puesto música.]
Porque no es palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros vais, cruzando el Jordán a fin de poseerla (vv. 45-47).
Vamos a regresar a este tema de la Palabra del Señor y cómo llegó a Israel. Pero quiero que escuches en esos versículos el sentimiento de urgencia y seriedad con la cual Moisés le habla a esta generación antes de morir. Moisés sabe que no tiene mucho tiempo por vivir.
De hecho, en el versículo 48 el próximo versículo nos dice, “En aquel mismo día, habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: Sube a estos montes…y mira hacia la tierra de Canaán… [Y] versículo 50 morirás (vv. 48-50).
Es inminente; eso viene. Y en el capítulo 33, el próximo capítulo Moisés va a dar una bendición final al pueblo. Luego en el capítulo 34 el sube a la montaña como Dios le dijo que hiciera. Él muere; y sale de la escena.
Y el pueblo nunca escuchará su voz otra vez. Pero él quiere asegurarse que mientras todavía tiene voz, mientras él puede ser escuchado, antes de que él muera, de que él ha llamado seriamente al este pueblo a obedecer la Palabra del Señor. Este es su encargo final para el pueblo.
“Porque no es palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida” (v. 47). Él quiere estar seguro que el pueblo nunca olvide sus palabras y que cuando se olviden del Señor, como pasará y cuando sufran las consecuencias, nunca puedan decir que no fueron advertidos.
Y además, Moisés quiere asegurarse que este mensaje quede impreso indeleblemente en el corazón de Josué porque él está recibiendo la batuta. Él va a ser el líder. Él va llevar al pueblo a la Tierra Prometida. Josué va a pasar el resto de su vida esforzándose en prestar atención a las palabras de Moisés. Vamos a ver qué Josué es un hombre que toma la Palabra de Dios muy en serio. Él va a advertir y a dirigir al pueblo a hacer lo mismo.
Así que cuando estés en la iglesia el próximo Domingo y cantes los himnos o los cánticos o los coros de nuestra fe –que espero que estén enraizados en la Palabra de Dios y en los caminos de Dios – ¿podrías pensar en lo que estás cantando? Mientras que la Escritura está siendo leída, ¿podrías pensar acerca en lo que estás escuchando? No solo cantar y hablar y escuchar sin pensar o casualmente, sino piensa en ello. Asimílalo. Recuerda que estas no son palabras inútiles. Esta es tu vida.
Y Padre te damos gracias por darnos estas palabras, este cántico de Moisés y de Josué. Que lo podamos llevar al corazón, que prestemos atención, y que encontremos que estas palabras sean nuestra misma vida hoy y por el resto de nuestras vidas. Lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Carmen: Los cánticos de nuestra fe son un verdadero tesoro. Es fácil dejar que se vuelvan tan familiares que se nos olvide qué tan importantes son. Nancy DeMoss Wolgemuth me ha hecho querer visitar de nuevo algunos de esos himnos y cánticos con nuevos oídos.
Este mensaje es parte de una serie llamada «Lecciones de la vida de Josué: Celebrando la victoria». Es la quinta parte de una serie de programas en los que Nancy nos ha hablado acerca de la historia de un hombre que Dios usó de maneras poderosas—así como te puede usar a ti, y a mí.
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