No siempre puedes controlar a tus hijos
Annamarie Sauter: Betsy Corning dice que necesitas confiarle al Señor el futuro de tus hijos.
Betsy Corning: Tú no eres el control en sus vidas. El Señor es el control. A medida que vas soltando el control, ellos aprenden cómo controlar sus vidas bajo la autoridad de Dios y reconocen que Él es su autoridad; es un cambio y un proceso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Uno de los recursos más preciados que Dios nos ha confiado son nuestros hijos. Sé que muchas de nuestras oyentes son mamás y abuelas. Ustedes tienen un corazón que quiere ver a sus hijos amar al Señor y caminar con el Señor, ver sus corazones volverse hacia Cristo. Y es por eso que esta semana estamos dedicando tiempo para hablar con unas amigas que están conectadas con un ministerio …
Annamarie Sauter: Betsy Corning dice que necesitas confiarle al Señor el futuro de tus hijos.
Betsy Corning: Tú no eres el control en sus vidas. El Señor es el control. A medida que vas soltando el control, ellos aprenden cómo controlar sus vidas bajo la autoridad de Dios y reconocen que Él es su autoridad; es un cambio y un proceso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Uno de los recursos más preciados que Dios nos ha confiado son nuestros hijos. Sé que muchas de nuestras oyentes son mamás y abuelas. Ustedes tienen un corazón que quiere ver a sus hijos amar al Señor y caminar con el Señor, ver sus corazones volverse hacia Cristo. Y es por eso que esta semana estamos dedicando tiempo para hablar con unas amigas que están conectadas con un ministerio que amamos y con el que queremos que te familiarices.
Así que hoy tenemos aquí a Betsy Corning, la autora de un estudio para mamás titulado, Me ha sido confiado el corazón de un niño. Betsy, te acompañan hoy Gina Cho y Stef Caterer, mujeres que han sido discipuladas a través de este ministerio y que ahora están involucradas en ayudar a otras madres jóvenes a aprender a discipular a sus hijos en los caminos de Dios.
Muchas gracias por proporcionar al cuerpo de Cristo un recurso tan útil, y no solo por escribirlo, sino también por tu compromiso de vivir este mensaje en tu propio caminar y con tus hijos.
Betsy: Muchas gracias a ti Nancy. Realmente es una bendición estar aquí de nuevo contigo.
Nancy: Este recurso que has desarrollado es tan práctico. Es muy rico y está fundamentado en las Escrituras. Hay tanto contenido aquí. Yo sé, Gina –me has dicho que has estudiado este material.
Gina Cho: Así es, cuatro veces.
Nancy: Cuatro veces. ¿Y ya te lo aprendiste?
Gina: No, porque mis hijos siguen creciendo y cambiando. Cuando lo estudié por primera vez, ellos eran más pequeños y de edad preescolar, y ahora son adolescentes. Quiero buscar continuamente al Señor en cada etapa de mi vida, quiero ser simplemente sensible a ellos y llegar a sus corazones, y enfocarme en los temas de crianza que pienso que son importantes.
Nancy:Y los temas de crianza realmente empiezan con su propio corazón como padre, y con tu matrimonio, y con el vivir los principios bíblicos en tu propio caminar con el Señor y en tu matrimonio; y entonces luego aplicar las principales conclusiones a la vida de tus hijos. Tú cubres gran parte de eso y mucho más en este estudio. Realmente está lleno de la perspectiva bíblica.
Y solo para que sepas de qué estamos hablando, si vas a nuestra página avivanuestroscorazones.com, y entras a la transcripción del programa de hoy, encontrarás el enlace para el ministerio de Betsy, Entrusted Ministries o Ministerios confiados con el corazón de un niño. Allí puedes encontrar más recursos en inglés.
El libro, Me ha sido confiado el corazón de un niño, está disponible en Amazon en español. Puedes usarlo en tu iglesia, con tu grupo pequeño y también de manera personal. Es un estudio muy recomendado por nosotros. Y también es una excelente herramienta que te ayudará a pasar el legado de la fe a tus propios hijos y a tus nietos.
Uno de los capítulos en este estudio que me pareció particularmente práctico, fue una lección sobre los comportamientos de los padres que exasperan a los hijos. Betsy, ¿de dónde salió este concepto de exasperar a los hijos? Tiene sus raíces en las Escrituras, ¿verdad?
Betsy: Claro, claro, así es. Parece tan extraño que Dios esté hablando de criar a tus hijos pero luego dice, «no provoquéis a ira a vuestros hijos» (en Efesios 6:4). Yo tenía que investigar eso y saber, «bueno, ¿qué estamos haciendo que provoca la ira de nuestros hijos?» Tengo que decir que trabajando con madres de niños pequeños puedo ver esto, pero sobre todo con adolescentes –hay tantos adolescentes airados debido a que han sido exasperados.
Nancy:Y estamos viendo esto incluso en los hogares cristianos, familias que han estado en la iglesia toda su vida, familias que tienen reglas, que tienen estructura, y que están haciendo todas las cosas, «correctamente».
Betsy: Sí, sí. Exactamente.
Nancy: Pero estamos viendo que algunos de estos niños realmente se resisten al Señor y rechazan al Señor. Todos somos pecadores, pero puede ser que los padres, sin darse cuenta, hayan estado exasperando o provocando a sus hijos a la ira, y las Escrituras nos advierten contra esto.
Betsy: Oh, tristemente, son las cosas que nosotras mismas hacemos. Así que queremos enfatizar eso, y realmente lo hacemos en esta lección. Las personas toman una prueba para evaluarse a sí mismas y a sus esposos, individualmente, sobre cómo lo están haciendo. Individualmente porque las cosas que yo podría hacer para exasperar a mis hijos pueden ser diferentes de las que mi esposo hace. De modo que nos ayuda a encontrar nuestras debilidades como padres.
Nancy: Y, claro, tú no quieres solo concentrarte en lo que tu esposo hace para exasperar a tus hijos.
Betsy: Claro que no.
Nancy: Quieres enfocarte en lo que tú misma podrías estar haciendo.
Betsy: Exactamente.
Nancy: Hay dieciséis cosas en este capítulo, comportamientos que pueden exasperar a tus hijos, y quiero simplemente abrir aquí la discusión, porque todas ustedes han sido realmente honestas al compartir de sus propias vidas. De sus experiencias como madres. Y voy a comenzar, Stef, Betsy, Gina, cualquiera de las tres, ¿cuál de estos comportamientos han encontrado que es la manera en que tienden a exasperar a sus hijos? Algo o algún área que tuvieron que pedirle a Dios que cambiara, o tal vez algo que han visto en otros matrimonios o en otras mamás a quienes han ministrado. Así que déjame comenzar contigo, Stef. ¿Qué te viene a la mente?
Stef Caterer: Bueno, yo diría que desde el número uno hasta el dieciséis. Yo tiendo a exasperar a mis hijos con todos ellos.
Nancy: ¿Hacías todas las cosas todos los días?
Stef: Nancy sí. Todos los días, todos. De verdad, yo miro esta lista y me trae tanta convicción. Realmente me conmueve hasta las lágrimas. Yo diría que uno de ellos era realmente el excesivo involucramiento con mis hijos. Tiendo a tener una combinación de la una y la dos, «expectativas poco realistas» y «estricta o excesivo control».
Nancy: Dinos a qué te refieres cuando dices eso.
Stef: Tiendo a querer controlarlo todo, hasta el más mínimo detalle.
Nancy: Oh, creo que no muchas madres se identificarían con eso…
Stef: Oh sí, Elliot, si estás escuchando, lo siento mucho, mi amor. Tú sabes que el Señor está trabajando en mí. Pero, sí, tiendo a ser controladora, y soy una mamá que da a sus hijos educación escolar en casa. Necesito extenderles gracia a mis hijos tal como el Señor me la da a mí. Así que creo que este (comportamiento) es grande en mi vida.
Y si estuviéramos confesándonos ahora mismo ¿podemos hacer eso ahora mismo?
Nancy: Claro.
Stef: Bueno, aquí voy, lo otro que debo controlar, es la ira. Yo solía ser una persona muy, muy enojada, y el Señor ha estado lentamente sacándome de ese estado. Alabado sea Él que puede cambiarnos de adentro hacia fuera y cambiar nuestros corazones. Así que estoy trabajando en eso, trabajando seriamente en eso.
Incluso ayer tuve un desliz en cuanto a esto, Dios me perdone. Pero cada vez más puedo venir humildemente delante de mis hijos y pedirles perdón. Tenemos esa relación bíblica donde ellos también tienen que perdonar a su mamá.
De manera que me encanta revisar estos comportamientos y decir, «oh, necesito trabajar en esto, o aquello», son diferentes en las diversas etapas, sin duda.
Nancy: Es así. Y por cada uno de estos que necesitamos abandonar, hay algo que debemos poner en su lugar. De modo que mientras el Señor ha estado arrancando la ira de tu corazón, ¿qué ha estado poniendo en su lugar?
Stef: Lo contrario Nancy de la ira sería tolerancia o paciencia, y eso es exactamente lo contrario de ser controladora. Es decir, me aíro porque soy controladora. No están haciendo exactamente lo que les digo que hagan. Algo así como «no lo están haciendo exactamente de la manera en que creo que deben hacerlo».
Gina: Bueno, yo todavía siento esto, y mis hijos son adultos.
Betsy: Sí, sí, es muy difícil realmente.
Stef: Lo sé. Así que sí debo crecer en paciencia y tolerancia. Dejarlos que atraviesen por las cosas que el Señor les quiere enseñar, si lo hago así estaré menos airada debido a mi excesivo control; solo debo tratar de mostrarles gracia y decir, «bien, adelante. Voy a dejar que sigas adelante y que tomes tus propias decisiones y lo hagas a tu manera. Veamos qué pasa».
Nancy: Y claro, no estamos hablando –especialmente con niños pequeños– de darles a tus hijos libertad para ir y hacer algo peligroso o pecaminoso. Como madres, debemos ser responsables de ponerles límites.
Stef: Sí.
Nancy: ¿Cómo encuentran ese balance?
Stef: Bueno, en el libro Me ha sido confiado el corazón de un niño hay otra gran enseñanza que usamos. Betsy enseña que en algún momento del camino los niños deben aprender a autogobernarse. No sé si alguna vez has usado ese término. Así que, qué puedo decirle a Elliott, que se le ocurrió lanzar una pelota de béisbol por la ventana mientras estábamos dentro de la casa...y yo dije…vemos tres preguntas en Confiados. Betsy, porque no mejor tú compartes con nosotras estas preguntas.
Betsy: Te estás refiriéndote a la pregunta: ¿Tienes completo permiso y aprobación de tu madre para hacer esto? ¿Puede alguien salir lastimado?
Stef: De eso estoy hablando. Así que mis palabras serían: «¿Diría mamá que eso está bien?»
«No»
«¿Podría alguien salir lastimado haciendo eso?»
«Sí»
Si él tiene esas preguntas en su cerebrito, entonces será capaz de tener dominio propio en su vida.
Así que, sí, hay límites. Mamá establece los límites y luego les enseñamos a nuestros hijos cómo establecer límites por sí mismos dentro de los principios bíblicos.
Nancy: Realmente se necesita la sabiduría del Espíritu Santo y Su llenura para saber cómo establecer esas pautas y esos límites sin ser excesivas y sin provocar a sus hijos a ira, porque algunos padres son tan permisivos y los niños hacen lo que quieren; los hijos están dirigiendo el mundo.
Betsy: Sí, sí, sí, así mismo es.
Nancy: O al menos su mundo; y esos niños se están volviendo unos diablillos. Así que no estamos aquí abogando por eso. Y sin embargo, otros padres hemos observado en hogares conservadores y cristianos –padres que tienen tanto miedo de que sus hijos se conviertan en diablillos– que permanecen encima de ellos, manejando, controlando todos los detalles. Y para conseguir ese equilibrio entre las clases de pautas que son adecuadas y la clase de libertad que es correcta, realmente se requiere que tú, como mamá, estés bajo el control del Espíritu Santo.
Betsy: Eso es así, eso es correcto.
Nancy: Orando, escuchando al Señor, siendo sensible a tu hijo individualmente y a la etapa de su vida, y dejando que el Señor te llene con Su sabiduría y con Su Espíritu, para que sepas cuándo intervenir y cuándo retroceder.
Stef: Cierto. Es maravilloso. Me doy cuenta cada vez más, aun como mujer cristiana, que muchos de mis problemas –quiero decir, todos mis problemas– en mi vida familiar, provienen de mi falta de oración en esa área, y de mi falta de permitir que el Señor me llene y de ser intencional al orar por mis hijos, y de orar por mi relación con mis hijos y por la manera en que los estoy criando. La falta de oración es el problema principal en esa área.
Nancy: Y la oración es lo que demuestra la dependencia del Señor. «Señor, te necesito. No puedo ser una madre para estos niños separada de Ti».
Stef: Sí, sí, así es.
Nancy: Jesús lo dijo: «Separados de Mí, nada podéis hacer». Y la oración dice, «Señor, no puedo hacer esto sin Tu ayuda».
Betsy: Cada una de nuestras lecciones es una lección de piedad –para ser una madre piadosa– pero le decimos al Señor que la piedad no tiene nada que ver con nosotras. Se trata de declarar nuestra dependencia del Señor, para tener la habilidad y la fortaleza de hacer estas cosas, para criar estos niños que Él nos ha confiado. Y el punto aquí es, que es un proceso. Mientras van creciendo vas enseñando a tus hijos límites específicos y particulares, y luego, cuando son más grandes los estás guiando más por medio de la influencia.
De manera que, sí, les estamos poniendo límites de acuerdo a las diversas edades, pero la idea es que tú no eres el control en sus vidas. El Señor es el que está en control. A medida que abandonas ese control mientras van creciendo, ellos se convierten en lo que Stef dice, autocontrolados, pero realmente el dominio propio es un fruto del Espíritu.
Nancy: Así es.
Betsy: De modo que ellos aprenden a controlar sus vidas bajo la autoridad de Dios al darse cuenta de que Él es la autoridad. Y eso es un cambio y es un proceso. Si podemos hacer cualquiera de estas cosas, irlas cultivando en el proceso, sin exasperar a nuestros hijos, entonces podremos tener relaciones maravillosas cuando sean mayores. Y realmente queremos tener relaciones con ellos de por vida. Ese debe ser el anhelo de nuestras almas.
Nancy: Así es. Bien, ya que estamos en verdaderas confesiones aquí, Gina, ahora es tu turno.
Stef: Adelante Gina.
Nancy: Gina tiene seis hijos.
Gina: Así es.
Nancy: ¿Has encontrado que hay algunas cosas que pueden exasperar a tus hijos y que ves que el Señor está lidiando con ellas en tu propia vida?
Gina: Bueno, estoy de acuerdo con Stef. Cuando oí esta lección por primera vez, me sentí avergonzada de que yo era culpable de todos los dieciséis comportamientos en diferentes niveles con diferentes niños. Claro, la dinámica en cada hogar es diferente y cada hijo es único. En nuestra situación, tenemos seis hijos, y la mayor es Emily. Luego tenemos cinco varones.
Así que tendría que decir: número uno, mis expectativas eran poco realistas. Debido a que nuestra vida era tan acelerada y yo estaba trabajando fuera del hogar, me vi obligada a confiar en la independencia de mis hijos, y tal vez un poco antes de lo que esto debía haber sucedido.
Así que la cultura te dice, «sé independiente; saca solo notas sobresalientes; esfuérzate y escoge tu destino y haz las cosas para las que eres bueno».
Nancy: Y tú misma eras extremadamente competente y aplicada cuando eras una jovencita.
Gina: Sí, lo era. En ese tiempo yo solo quería glorificar a Dios con mis dones y todo, y simplemente buscar Su voluntad en mi vida. Pero siento que hay una línea tan delgada en eso, que luego con el tiempo, te sientes tan impulsada y enfocada en lo que puedes y quieres lograr, pero no tienes ese quebrantamiento delante del Señor y esa dependencia total de Él.
Nancy: Entonces, ¿te viste a ti misma haciendo a tus hijos prisioneros de tus expectativas poco realistas?
Gina: Sí, y desde muy temprana edad. Debido a que Emily es la mayor, tiene ese instinto maternal, lo cual me encanta de ella. Pero ahora ella es una adolescente, y yo quisiera que ella tuviera la diversión de una vida adolescente dentro de los límites de Dios, y que tenga amigos, e incluso que cometa errores de vez en cuando.
Tengo que confesar que es difícil para mí, porque me doy cuenta de que mis hijos no son yo, que no puedo hacer que sean estudiantes excelentes solo porque a mí me gusta estudiar. Ellos son atletas, y han sido dotados de manera diferente. Aman los animales y las mascotas, y yo no fui hecha así, es difícil. Así que realmente Dios me ha humillado.
Déjame contarte una historia que acaba de pasar hace un par de meses. Micah es mi hijo más pequeño, y cuando él tenía dos años, andábamos apresurados para llegar al estudio bíblico. Estábamos un poco tarde, y él había derramado su leche. Sé que 10 años atrás, de inmediato, si hubiese sido Emily, Peter, o Tyler, los habría regañado, me habría sentido frustrada, y como dijo Stef, habría estado muy enojada, porque me retrasaron, y ahora tengo que limpiar ese desastre, y eso es poco «eficiente».
Nancy: Ser padres no se trata de ser eficientes.
Stef: Exactamente.
Gina: Así es, lo que sucedió fue que el Señor simplemente me detuvo por un segundo. Aquí está el pequeño Micah. Él no quiso hacerlo. No fue que dijo, «voy a hacer este desastre aquí ahora para mamá».
Nancy: Sí, eso no era rebelión, ni siquiera un desafío.
Gina: No, no. Fue simplemente un accidente, con toda honestidad. Yo solo dije dulcemente, «Micah, está bien. Es solo un accidente. Lo limpiaremos». Y así, nos pusimos de rodillas y con nuestras manos, tratamos de trapear todo, y se convirtió en un desastre aún más grande, pero me encantó ver su corazón queriendo ayudar.
Lo interesante fue que esa mañana mientras salíamos por la puerta y entrábamos al carro, yo tenía una pila de marcadores. Estaba tratando de meter las cosas en mi bolso, y en medio de mi prisa, dejé caer los marcadores. De todos mis hijos que estaban en casa esa mañana, Micah vino, y me sorprendió tanto cuando él dijo, «mamá, está bien; es solo un accidente». Y se agachó y me ayudó a recoger cada marcador.
Y fue como el Espíritu Santo diciéndome, «tú crees que estás criando a estos niños, pero les estás enseñando la forma en que van a terminar tratándote cuando seas vieja, a través de las semillas de amor y gracia que estás sembrando».
Esa fue una manera sencilla de no exasperar a mis hijos y de ponerlos a ellos y sus necesidades por encima de lo que yo quería y de mis intentos de controlar cada situación. Así que fue una bendición poder depender del Señor y buscarlo.
Recientemente me he sentido humillada de tantas maneras en nuestra vida. Me he visto forzada a depender de Él en tantos aspectos en nuestras vidas, y ha sido difícil, pero ha sido un dulce viaje de dependencia total en el Señor y ver cómo Él dirigirá y proveerá para nuestra familia.
Nancy: La crianza de los hijos a veces no se trata tanto de uno formar a los hijos, sino de que Dios nos está formando a nosotros, ¿no es así?
Todas: Sí.
Gina: Eso es muy cierto. Y una dinámica interesante que tenemos es…nunca pensé que iba a estar en esta situación, pero nuestros hijos no tienen vidas normales, porque tienen que ayudar mucho más, cuando tienen hermanos menores. Y además, actualmente estoy en una temporada de ser «madre soltera» porque mi marido no está en casa en este momento, y ha sido muy estresante y muy desafiante. Así que solo estoy tratando de extenderles gracia y comprensión y ser realista con lo que pueden o no pueden hacer.
Nancy: Así que, Betsy, tú escribiste este material acerca de las expectativas poco realistas y otras formas de exasperar a tus hijos...
Betsy: Sí, sí, así mismo es.
Nancy:Y lo has enseñado muchas veces, pero mientras miras la lista de las dieciséis cosas, ¿hay alguna cosa que sobresale, que si pudieras retroceder y volver a criar a tus hijos otra vez...habrías hecho algo diferente?
Betsy: Bueno, creo que ser excesivamente controladora y simplemente poder dar más gracia es una gran lección. Y claro, yo escribí esta lista, así que estaba pensando en todas estas cosas que podrían ser parte de mi vida.
Nancy: ¿Así que es casi como una autobiografía?
Betsy: Sí, sí, sí, desafortunadamente. Me expuse delante de todos, ¿no crees?
Nancy: Pero no estás sola en esto.
Betsy: Sí.
Nancy: No estás sola de ninguna manera.
Betsy: Bueno, hablando con miles de mujeres, me doy cuenta de que hay una cosa en particular, realmente dos, pero una en particular y es simplemente que las madres luchan con la forma en que hablan y están modelando la ira a sus hijos. Porque ellas se frustran y realmente no saben cómo disciplinar a los niños adecuadamente de forma bíblica. Dejan acumular las cosas, y luego se desatan en ira.
Así que algo muy importante es que nos guardemos de cómo les hablamos a nuestros hijos, y del tono que usamos. Lo primero que quiero que las mujeres sepan es que deben ser tiernas con sus hijos.
Nancy: Y no pensarías que eso fuera una lucha porque ¿no aman las madres naturalmente a sus hijos?
Betsy: Realmente no lo pensarías. Es tan fácil demostrar esa ternura cuando tu hijo es pequeñito. Pero el punto aquí es que lo demuestres, lo modeles, se lo enseñes a ellos, de manera que esa ternura perdure en la relación.
Nancy: Aun cuando no son ya tan adorables.
Betsy: Bueno, algunas veces los niños de cinco o diez años se avergüenzan cuando su mamá los abraza en público, te dicen, «no quiero que me abraces aquí». Así que mi regla es que demuestres afecto, pero que les enseñes a tus hijos a devolverte el afecto. Y cuando tengan quince años y te abracen en público, tú serás bendecida. Porque es tan fácil para las madres hacer eso, pero cuando les enseñamos a nuestros hijos que tienen que ser sensibles con nosotras, porque lo modelamos delante de ellos, eso es una bendición enorme y maravillosa para el corazón de una madre, que puede alimentarla por un largo tiempo.
Gina: Así es.
Betsy: Porque, como Gina dijo, todo esto regresa a ti, y si les enseñas a tus hijos, entonces ellos van a darte, en un momento inesperado, ese abrazo que necesitas o esa bendición –el beso en la frente– y esto te va a ministrar como no te lo puedes imaginar.
Gina: Sí.
Betsy: Pero como dice Stef, tienes que persistir en estos tiempos en que ellos se resisten a eso, y simplemente enseñarles, «no, tú sí tienes que abrazar a mamá todos los días».
Gina: Así es. Y es difícil porque la dinámica cambia a medida que el niño crece, en sus años de adolescencia, y el alejamiento natural de los varones de sus madres, todas esas cosas influyen. Se trata simplemente de buscar la sabiduría del Señor en cada una de tus relaciones con tus hijos.
Betsy: No importa si tu hijo tiende a ser aquel que se aleja de ti. Ese es el que más tiene que aprender esta lección, que tú eres tierna con ellos. Diles que los amas, y debido a tu ejemplo, ellos te bendecirán con sus palabras más adelante.
Stef: Tienen que aprender cómo darle cariño a su mamá.
Gina: Sí, así es.
Stef: ¡Ven! ¡Mami necesita un apretoncito!
Nancy: Y hemos hablado de varias cosas que provocan a nuestros hijos. Pero hay muchas más en esta lista, cosas que pueden exasperar a los niños. Y lo que me encanta de este estudio es que no solo hablas de lo que los exaspera, sino también de las cosas con las que necesitas reemplazar esas conductas, y todas esas son cualidades del Espíritu Santo y de la vida de Cristo en nosotras.
Demasiado dura con la disciplina, se reemplaza con el dominio propio.
Disciplina sin explicación, se reemplaza con corrección bíblica y explicas lo que eso significa.
Falta de límites.
Discordia matrimonial. Si tu esposo y tú no se llevan bien, entonces eso va a afectar la armonía en la casa.
No admitir tus propios errores, eso de seguro va a exasperar a los hijos. Probablemente todas podamos recordar tiempos con ciertas autoridades de nuestras vidas donde pensábamos, «sabemos que están equivocados, pero no lo quieren admitir». Los niños saben cuándo estás equivocada, y si puedes ser humilde y buscar el perdón cuando tienes la culpa, eso te ganará mucho terreno con ellos.
El no escuchar a tus hijos.
No hacer lo que dijiste que harías; que es hipocresía.
Abuso físico o verbal –estas son las cosas que pueden exasperar.
Y creo que algunas mujeres escucharían una lista como esta y pensarían, «wow, es que yo soy un fracaso. Lo he hecho mal en todas esas áreas», y entonces pierden las esperanzas y se rinden.
Pero lo que queremos hacer en un estudio como este es apuntar, señalar el evangelio a las personas, y el evangelio es para los fracasos.
Betsy:Así es.
Nancy:Es para los pecadores. Es para aquellos que lo han hecho mal. Y me encanta la honestidad y la humildad que veo en ustedes como mujeres. Ustedes no están diciendo, «no exasperamos a nuestros hijos»; en vez de eso lo que están diciendo, «hemos exasperado a nuestros hijos, pero por la gracia de Dios, podemos humillarnos, podemos arrepentirnos, podemos dejar que el Espíritu Santo nos llene con un Espíritu diferente». Y han hablado del proceso de crecimiento en que están.
Y digo eso porque sé que algunas de nuestras oyentes escucharán un programa como el de hoy y pueden pensar, «es que yo no tengo remedio; no hay esperanza para mí». No hay esperanza para ti separada de Cristo.
Todas: Amén.
Nancy: Pero a través de Cristo hay toda la esperanza del mundo para ti que has sido confiada con el corazón de tu hijo para que le enseñes a tener un corazón para Dios.
Betsy: Sí. Decimos que damos esperanza tangible porque hemos marcado un camino de tal manera que ellos puedan ver. No te quedes atrapada en lo negativo o lo que pasó, sino que arráncalo de raíz, y por la gracia de Dios, arrepiéntete de ello, y entonces estarás en un camino nuevo.
Hemos trazado los pasos a seguir. Y por la gracia de Dios, Él está eliminando estas cosas. Cuando firmo, escribo, «aún en el jardín», porque ¿no estamos todas desyerbando y eliminando cosas en nuestras vidas, tanto a mi edad de madre joven como también la abuela más anciana? Todas estamos aprendiendo.
Nancy: Este recurso sería de tanta utilidad para cada mamá cuyos hijos están en cualquier etapa de la vida, y el libro, Me ha sido confiado el corazón de un niño, está disponible en formato Kindle en Amazon. Esperamos que puedas adquirirlo.
Si quieres saber más sobre los recursos que Betsy y su equipo han desarrollado, visita nuestro sitio web y encontrarás un enlace al ministerio de Betsy (Entrusted Ministries). Allí puedes encontrar más recursos en inglés que te ayudarán a pastorear el corazón del niño que Dios te confió.
Annamarie: Y mañana, asegúrate de acompañarnos para la continuación de esta conversación. Descubre por qué retrasar la corrección cuando tu hijo necesita ser corregido, es algo que debes evitar.
Invitándote a pasar de manera intencional la verdad de la Palabra de Dios a la próxima generación, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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