No puedo seguir viviendo así
Débora: Bill Rose tenía una idea fantástica para abrir un restaurante y no dudó en recurrir a sus contactos del baseball profesional para llenar su restaurante de celebridades.
Bill Rose: Teníamos limusinas y taxis alrededor de la cuadra. Era toda una odisea porque los atletas atraían a mujeres espectaculares, había drogas por todo el restaurante, y yo terminé cediendo ante ambas cosas. Me quedaba despierto hasta las 4 o 5 de la mañana, y después íbamos a un lugar que estaba abierto toda la noche. Luego, llegaba a casa a las 5, 6, o 7 de la mañana.
Débora: Vicki, la esposa de Bill, vivía una experiencia completamente distinta.
Vicki Rose: Ahí estaba yo con dos niños, completamente sola. Sentía tanta soledad. Todo el tiempo pensaba: ¿Cómo voy a vivir en este matrimonio? ¿Cómo va a funcionar esto? Es decir, estaba pensando obsesivamente: Pero, si le pido que se vaya, …
Débora: Bill Rose tenía una idea fantástica para abrir un restaurante y no dudó en recurrir a sus contactos del baseball profesional para llenar su restaurante de celebridades.
Bill Rose: Teníamos limusinas y taxis alrededor de la cuadra. Era toda una odisea porque los atletas atraían a mujeres espectaculares, había drogas por todo el restaurante, y yo terminé cediendo ante ambas cosas. Me quedaba despierto hasta las 4 o 5 de la mañana, y después íbamos a un lugar que estaba abierto toda la noche. Luego, llegaba a casa a las 5, 6, o 7 de la mañana.
Débora: Vicki, la esposa de Bill, vivía una experiencia completamente distinta.
Vicki Rose: Ahí estaba yo con dos niños, completamente sola. Sentía tanta soledad. Todo el tiempo pensaba: ¿Cómo voy a vivir en este matrimonio? ¿Cómo va a funcionar esto? Es decir, estaba pensando obsesivamente: Pero, si le pido que se vaya, ¿cómo voy a criar a mis hijos sola? ¿Cómo me voy a mantener? ¿Los criaré sin un padre? Mis hijos necesitaban a su papá y lo amaban. Pero el hombre que yo amaba parecía que ya no estaba.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, autora de «Adornadas», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 7 de mayo de 2024.
Ayer escuchamos parte de una conversación que Nancy DeMoss Wolgemuth tuvo con Bill y Vicki Rose. Escuchamos la manera en que Vicki creció intentando llenar el vacío que sentía. Ella intentó llenarlo con éxito en los negocios, con mucha actividad en la vida social de la Ciudad de Nueva York, con buena ropa y dinero; incluso intentó llenar ese vacío casándose con Bill Rose, quien era copropietario de los Yankees de Nueva York.
Si te perdiste la primera parte de la historia, puedes escucharla o encontrar el transcrito en AvivaNuestrosCorazones.com.
El día de ayer Bill y Vicki nos compartieron cómo iniciaron su relación de noviazgo y después su vida como matrimonio. Aquí está Nancy para retomar la conversación.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Así que, ¿en qué momento alguno de los dos detectó que las expectativas que tenían del matrimonio no se cumplieron? Y Vicki, sé que tú tenías muchas expectativas.
Vicki: Correcto.
Nancy: ¿Cuándo se dieron cuenta de que el matrimonio no era lo que esperaban?
Vicki: Esa es una buena pregunta. Creo que, en ese momento, no lo había visto de esa manera Nancy, porque yo todavía tenía la actitud de: «voy a hacer lo que sea para mejorarlo. Lo dejaré pasar. . . Pondré a un lado mis deseos, y seguiré intentando. Quizás hay algo en mí que no está bien».
Nancy: ¿Y qué era lo que no estaba bien? ¿Qué sentías que no estaba bien?
Vicki: Bueno, había un vacío. Bill y yo no nos comunicábamos para nada. Éramos como dos personas yendo por caminos distintos; cada quien por su lado.
Cuando me casé con Bill, él trabajaba para su papá en la industria textil. Yo trabajaba para los almacenes Saks Fifth Avenue, y pensé: Aquí estoy casándome con este hombre que hace algo similar a lo que hago yo. Luego me di cuenta de que él solo lo hacía por hacerlo. No era su pasión; no era lo que amaba. En cambio, yo sí amaba lo que hacía.
En ese entonces yo no pensaba: «esto no está bien». Simplemente no estaba feliz, y de alguna manera me di cuenta de que el hecho de que no estuviera feliz no tenía que ver solamente con las circunstancias, sino con asuntos con los que yo necesitaba lidiar.
Mi mamá murió, pero yo nunca lloré por eso. Seguimos con nuestras vidas como siempre. Y, aparte de todo eso, yo nunca había tenido una relación a largo plazo, así que no tenía idea de cómo ser una esposa. No sabía a quién preguntarle cómo ser una esposa; no tenía ningún ejemplo a seguir.
Nancy: Y tú Bill, ocasionalmente explotabas en ira. ¿Eso fue lo que de alguna forma te indicó que había un problema?
Bill: Así es, pero pienso que yo no lo entendía. Pienso que mi forma de procesarlo era: Te estoy proveyendo con una espléndida casa, eventos y cenas, y…
Vicki: Boletos para el baseball.
Bill: Sí, con excelentes lugares para ver el juego. Estábamos en el área de los propietarios. Yo estaba dándole todas esas cosas, pero yo no entendía para nada lo que estaba pasando en nuestro matrimonio. Y nunca olvidaré algo que creo que ocurrió un domingo cuando invité a algunos amigos. Estábamos viendo el juego y Vicki comenzó a enojarse por algo. Y yo pensaba: Esto no es para nada lo que debe ser un matrimonio.No puedo dejar que me avergüence frente a mis amigos. Fue ahí cuando pensé: esto no va a funcionar.
Vicki: Recuerdo llegar y ver a Bill viendo la televisión con un grupo de amigos. Yo pensé: Yo no pertenezco aquí. Me sentía tan separada de Bill porque no teníamos una relación en la que compartiéramos nuestros sentimientos y deseos. Recuerdo estar abrumada y triste por eso, así que mi reacción fue explotar en lugar de comunicar: «Así es como me siento».
Pero también recuerdo que en ese tiempo, Nancy, no me sentía agradecida por nada. Nada era suficiente. Nada. Pensé que Bill me haría feliz; pensé que todas esas cosas fabulosas que hacíamos: ver los juegos de béisbol desde el área de los propietarios hasta los regalos que él me compraba, creí que todo eso me haría feliz. Pero no estaba funcionando.
Creo que tenía miedo. Yo pensaba: ¿Será que hay algo malo en mí? ¿Por qué no soy feliz? ¿Por qué nada me satisface? Si tenemos más cosas, ¿entonces seré feliz?
Nancy: ¿Llegaste a pensar que los hijos te harían feliz?
Vicki: Ese fue definitivamente el siguiente paso en nuestras vidas. Teníamos cinco años de casados cuando nuestro primer hijo nació en 1982, justo antes de que yo cumpliera los treinta. Yo pensé: Bueno, ninguna de esas otras cosas está funcionando, así que quizás… Yo empecé a desear tener un hijo, lo cual es un deseo natural y normal de una mujer casada a esa edad.
Bueno, nació mi bebé y yo no tenía un gran ejemplo de cómo ser mamá. No sabía en realidad cómo serlo. Él fue un bebé que sufría muchos cólicos. No se quedaba quieto, y siempre estaba muy activo haciendo cosas. En ese tiempo, yo pensaba que no era una buena madre. No sabía cómo tranquilizarlo ni dormirlo. Pero a diferencia de mí, Bill creció con la idea de que toda la responsabilidad del cuidado de un hijo es de la madre. Así que me sentía aún más sola en ese aspecto.
Bill: No olvides que mi papá se casó por primera vez a los 55 años. Crecí viendo a mi papá como el hombre que sale al trabajo y trae el dinero. Mi mamá era la que lidiaba con todo lo relacionado con la casa y mi crianza. Así que eso era lo que esperaba de Vicki.
Nancy: Pero Vicki no entró al matrimonio pensando que ese sería su trabajo.
Vicki: Así es. Llegué al matrimonio pensando que Bill arreglaría toda mi vida. Básicamente, ambos llegamos al matrimonio pensando que el otro se haría cargo de nuestras necesidades.
Bill: Y yo pensé que estaba haciéndome cargo de sus necesidades porque estaba proveyendo. En ocasiones llegué a pensar que la manera en la que Vicki me dejaría de presionar sería dándole dinero y diciéndole: «Querida, toma, ve y cómprate esto o aquello». Y la mayor parte del tiempo eso funcionaba.
Vicki: Sí, funcionaba.
Bill: Funcionaba por cierto tiempo, pero después se terminaba el efecto y volvíamos a lo mismo otra vez.
Vicki: En ese entonces comenzamos a ir a consejería, lo cual ayudó un poco, pero en realidad no teníamos ningún fundamento en común, hasta que Cristo se convirtió en el centro de nuestras vidas. Pero al principio no teníamos una base para decir: «Bueno, esta es la forma en que se debe hacer».
Nancy: Y pienso en lo bueno que el Señor fue con ustedes al ponerlos en un punto en el que no tenían no les satisfacía. Porque si lo que tenemos aquí en este mundo nos llenara completamente, entonces ¿alguna vez estaríamos desesperados por lo que solamente el Señor puede traer a nuestras vidas?
Vicki: ¡Eso es tan cierto! Y Nancy, recuerdo que ese momento pensé: Si tan solo tuviéramos… Cuando nacieron los niños vivíamos en un pequeño apartamento en la Ciudad de Nueva York. Yo pensé: Si tuviéramos un apartamento más grande y lo pudiera decorar muy bonito, entonces sería feliz.
Y la verdad es que estoy tan agradecida de que ninguna de esas cosas pasaron, porque quizás por un momento eso me habría hecho feliz, pero aun así. . .
Nancy: Te habría hecho feliz solo por un momento.
Vicki: Así es. Yo pensaba constantemente: Si tan solo tuviéramos. . .
Bill: En cambio, yo estaba feliz con el pequeño departamento porque me permitía hacer muchas otras cosas que no habría podido hacer si hubiera invertido el dinero en un apartamento mejor y hubiera dejado que mi esposa se volviera loca decorándolo.
Así que los viajes a Europa, a Palm Springs, lo que sea que hiciéramos, no lo habríamos podido hacer. Hubiéramos tenido un bonito apartamento, pero no habríamos podido hacer las cosas que me gustaba hacer. Así que, nos quedamos en ese apartamento.
Vicki: Y es tan cierto lo que dijiste. Realmente estoy tan agradecida, porque ahí es donde Dios muestra Su misericordia. Él sabe lo que necesitamos y lo que no. El Señor estaba creando una necesidad en mí, en nosotros, en todos, por Él.
Nancy: Solo Dios hace que nos demos cuenta de cuán vacíos estamos separados de Él, y que las relaciones, el matrimonio, los hijos, o lo que sea, nada de eso puede realmente satisfacernos profundamente si estamos separados de Cristo,
Vicki: Así es. Eventualmente, Bill y yo nos separamos. Luego conocí al Señor y comencé a estar tan agradecida por el techo sobre mi cabeza, por el edificio en el que vivíamos y por el portero que nos protegía. Yo estaba muy triste por haber deseado tantas cosas y no haberme dado cuenta de todo lo que en realidad tenía y cuán bendecida, cuán increíblemente bendecida era mi vida.
Tuve dos hijos sanos. Los niños y yo nos divertíamos mucho juntos. Fueron, y siguen siendo, hijos estupendos. Conocer a Cristo cambió todo.
Nancy: Vicki quisiera retroceder un poco porque hay mucho que podemos aprender sobre todo esto.
Vicki: Sí, lo sé.
Nancy: Bill, ¿en qué momento dejaste el negocio textil?
Bill: Bueno, en 1984 nació nuestra segunda hija. Ese mismo año dejé el negocio de mi papá y abrí un restaurante que empecé de cero. Se llamaba «The Sporting Club», en la Ciudad de Nueva York.
Estaba ubicado como a diez cuadras al norte de donde estaba el World Trade Center. El día que nació mi hija (nunca olvidaré esto), tuvimos la conferencia de prensa de Ricky Henderson. Él había firmado, para ese momento, un contrato con los Yankees y esa era una noticia espectacular. La conferencia de prensa sería en nuestro restaurante, lo cual fue maravilloso para mí.
Así que, afortunadamente, nuestra hija nació temprano en la mañana. Pude verla, cargarla, decirle que la amaba, y después salí corriendo al restaurante para estar a tiempo en la conferencia de prensa. Digo, George estaba ahí, estaba toda la prensa y Ricky Henderson, por supuesto.
Vicki: El restaurante tenía apenas dos meses de inaugurado, así que tener este tipo de evento era increíble para Bill y para su negocio.
Nancy: Pero ese restaurante consumió mucho tu vida.
Bill: Así fue. Era muy grande. Tenía 1,800 metros cuadrados, y creé un ambiente en el que decíamos: «Si no vienes a The Sporting Club, ¿a qué atleta te estarás perdiendo?». Teníamos limusinas y taxis haciendo fila alrededor de la cuadra. Era todo una odisea porque los atletas atraían a mujeres espectaculares, había droga por todo el restaurante, y yo cedí a ambas cosas.
Luego me quedaba despierto hasta las 4 o 5 de la mañana asistiendo a lugares que estaban abiertos toda la noche. A veces llegaba a casa a las 5, 6, o 7 de la mañana. Eso fue en 1984. Vicki y yo nos separamos en 1986.
Nancy: Así que Vicki, ¿tú sabías lo que estaba pasando? ¿Sabías que él llevaba este estilo de vida?
Vicki: No lo sabía todo. Sabía que Bill llegaba del restaurante a las 4, 5, 6, a cualquier hora de la mañana. Yo estaba en casa con una bebé y un niño pequeño. Cuando Bill llegaba a casa, yo me levantaba porque a esa hora se levantaban los niños. No teníamos vida en familia en absoluto.
Bill se ocupaba completamente del restaurante y yo estaba en casa completamente sola con los niños.
Nancy: ¿Cómo era el ambiente cuando estaban juntos?
Vicki: Bueno, casi no estábamos juntos. Quiero decir, el restaurante abría. . .
Bill: Espera Vicki, debo decir que el ambiente entre nosotros era más o menos el mismo ambiente que hay en invierno.
Nancy: ¿Bastante frío?
Bill: Congelado.
Vicki: Sí, nada cómodo.
Nancy: Así que,¿había mucho enojo, discusiones, y ese tipo de cosas? ¿O solo frialdad entre ustedes?
Vicki: Bueno, yo iba y le decía a Bill: «Esto no está funcionando».
Pero él simplemente no quería escuchar y me decía: «Tengo que hacerlo. Esto es lo que tengo que hacer. Esta es nuestra vida ahora».
Y yo pensaba: Tiene razón. Entiendo eso, pero estoy en casa con dos hijos completamente sola. Me sentía tan sola y empezaba a pensar una y otra vez: ¿Cómo voy a vivir en este matrimonio? ¿Cómo va a funcionar esto? Es decir, estaba pensando obsesivamente: Pero, si le pido que se vaya, ¿cómo voy a criar a mis hijos sola? ¿Cómo me voy a mantener? ¿Los criaré sin un padre? Mis hijos necesitaban a su papá, y lo amaban, pero el hombre que yo amaba parecía ya no estar ahí.
Nancy: Bill, ¿estabas completamente ausente de tu matrimonio?
Bill: Totalmente. Realmente lo estaba. Empecé a consumir mucha droga en ese entonces. Desarrollé una fuerte adicción a la cocaína. Había días y noches en las que consumía hasta 4 gramos de cocaína al día, y eso probablemente debió haberme matado porque también bebía una cantidad de Vodka para contrarrestar el efecto de la droga y tratar de nivelarme.
Ni siquiera estoy seguro de cómo me hacía cargo del restaurante, pero lo hacía. Yo era lo que se llamaba en ese entonces: «un adicto funcional».
Nancy: ¿Y había otras mujeres en medio de todo eso?
Bill: Sí, absolutamente. Vicki, ¿tú me llamabas al restaurante, cierto?
Vicki: Te llamaba y te preguntaba: «¿Cuándo vendrás a casa? ¿Cuándo vendrás a casa? Te necesito en casa». Recuerdo que ambos niños tuvieron varicela al mismo tiempo. Estaba en casa sola con los niños y deseando el apoyo de Bill, su compañía, algo. Pero Bill no estaba allí.
Bill: ¿Me llamaste por teléfono para decirme que te querías divorciar cuando estaba en el restaurante?
Vicki: No, fui allá a decírtelo.
Bill: Fuiste al restaurante.
Vicki: Recuerdo que llegué a un punto en el que ya no podía más. No sabía nada sobre la adicción de Bill, y cuando lo supe llegué a pensar que él estaba haciendo eso porque yo no era una esposa lo suficientemente buena.
Mis hijos eran muy pequeños. Yo sentí que todo se había terminado. . . Yo no sabía nada acerca de su adicción y la verdad es que no sabía nada de lo mucho que he aprendido desde ese entonces. En ese momento yo imaginaba que tenía algo que ver conmigo, pero llegué a un punto en el que ya no podía vivir así.
De hecho, un mes antes de separarnos, Bill me dijo; «Vámonos de vacaciones. Intentaré dejar la cocaína». Así que fuimos al Hotel Hilton Head, pero Bill se pasó todo el tiempo que estuvimos allí en la habitación.
Recuerdo que un día me senté en la playa. No hace mucho había comprado un Walkman (un reproductor de casete) y un casete de música clásica. Me senté sola a la orilla del mar y lloré todo el tiempo.
Había muchas familias a mi alrededor jugando con sus hijos; sonreían y se reían, pero yo estaba ahí con lágrimas cubriendo mi rostro. Dije: «Señor», pero ni siquiera conocía al Señor, oré: «Dios, tiene que haber algo más en la vida que esto. Esto no puede ser lo único. . .». Eso fue en mayo del 1986.
Nancy: Así que Bill, en ese punto, querías dejar tu adicción a las drogas.
Bill: Quería, pero era imposible. No podía hacerlo.
Nancy: Y Vicki, tú sí la habías dejado.
Vicki: Yo la había dejado antes de que los niños nacieran, antes de quedar embarazada.
Nancy: ¿Simplemente tomaste la decisión y la dejaste?
Vicki: Sí. Lo hice porque me di cuenta de que me había vuelto adicta. En la escuela secundaria fui adicta a las píldoras dietéticas. A mi mamá le importaba mucho mi peso, me pesaba en las mañanas, y, sin yo saberlo, le llegó a preguntar a un dermatólogo si podía recetarme pastillas para adelgazar pensando que esa sería una forma de perder peso. Pero yo no tenía ni idea de que eran adictivas.
Bill: Tengo que decirle a nuestras oyentes: ustedes no están viendo a mi esposa. Ella mide 60 pulgadas y pesa como 102 libras. Si llegaba a aumentar 5 libras más, estaríamos hablando de problemas de peso. Quiero decir, era ridículo.
Vicki: Mi madre pensaba así. En fin, fui adicta a las píldoras dietéticas en la escuela secundaria. Al final, como consecuencia de eso, me enfermé gravemente en la universidad, así que dejé de tomarlas. No quería tener nada que ver con drogas, porque sabía lo que podría pasarme.
Pero después, cuando Bill y yo volvimos a estar juntos luego de nuestra breve separación, empecé a consumir cocaína con él y entonces empezamos a andar de fiesta en fiesta, yendo a Studio 54 y con todas aquellas celebridades. Salíamos hasta las cuatro de la mañana y yo apenas llegaba al trabajo al día siguiente. En ese tiempo comencé a perder peso.
Un día me di cuenta de que estaba en graves problemas. Pedí a la tienda donde trabajaba que me enviaran de viaje a revisar mis departamentos en Florida (había tres o cuatro tiendas ahí), así que lo hicieron. Me enviaron por cinco días y pensé: Si tan solo me pudiera alejar de Bill y de las drogas que tengo en casa.
Pasé cinco días en Florida sin tocar las drogas y comencé a comer otra vez; regresé a casa y esa fue la última vez que consumí drogas.
Nancy: Eso fue antes de que tuvieras a los niños.
Vicki: Exacto
Nancy: Ahora, continuando con la historia, Bill estaba tratando de dejar las drogas. ¿Fue difícil para ti entender por qué no podía dejar de consumirlas?
Vicki: Sí, absolutamente. Yo había tomado la decisión y las había dejado, así que pensaba: Bueno, si me amara lo suficiente, las dejaría. Él podría ver lo que pasa aquí. Si tan solo amara a los niños. . . Quiero decir, de verdad pensaba que él podía dejarlas.
Nancy: Entonces Bill intentaste dejarlas.
Bill: Lo intenté, pero simplemente no pasaba. Necesitaba drogas para sentirme normal. Me despertaba a media noche y empezaba a sentir los síntomas de la abstinencia y tenía que darme un «toque» a media noche para sentir calma y volver a dormirme.
Estaba fuera de control, y cuando Vicki vino al restaurante a decirme que quería el divorcio…
Vicki: Fui al restaurante y te dije: «Me quiero separar». Luego te dije: «Te amo tanto, pero no puedo seguir viviendo así. Te amo. Así que cuando arregles tu vida te estaré esperando».
Nancy: Pero lo que tú escuchaste, Bill, fue que el matrimonio se había acabado.
Bill: Yo escuché que el matrimonio se había acabado, y cuando ella salió del restaurante, recuerdo haberle dicho al camarero: «Bueno, mi esposa quiere el divorcio, así que supongo que soy libre». Y de hecho hubo una enorme sensación de alivio en el momento, porque ahora podía hacer lo que quisiera sin tener que esconder nada y que probablemente era lo mejor. Así me sentí.
Nancy: Y Vicki, ¿tú estabas muerta de miedo? ¿Qué pensabas?
Vicki: Tenía mucho miedo, pero sabía que no podía más. Era una farsa. Nuestro matrimonio no existía.
Nancy: Bueno, no me gusta hacer esto, pero vamos a detener aquí la historia en ese momento oscuro, pero viene la esperanza, se los prometo. Mañana escucharemos cómo Dios transformó a Bill y Vicki Rose. Tristemente, hay muchas parejas que se pueden identificar con la confusión y el sufrimiento de Bill y Vicki. Pero no todos han encontrado la misma esperanza que ellos encontraron.
Esa es una de las razones por las que producimos este programa a diario: para ayudar a mujeres como Vicki a encontrar libertad, plenitud y abundancia en Cristo. Pero no podemos hacerlo sin la ayuda de oyentes como tú, que dan de sus recursos para apoyar a Aviva Nuestros Corazones.Hay un grupo especial de oyentes que provee un monto significativo de ese apoyo.
Aquellas que forman parte de nuestro Equipo de Colaboradoras Mensuales dan un monto fijo al mes para ayudar a Aviva Nuestros Corazones a llegar a mujeres como Vicki. Ese equipo de colaboradoras también ora por nosotros, y comparte acerca del ministerio con otras personas.
Vicki: ¡Me anima tanto escuchar Aviva Nuestros Corazones! Lo primero que hago al levantarme es leer mi Biblia, pero Aviva Nuestros Corazones es como un pan diario de enseñanza para mí. Es un recordatorio, porque tengo mala memoria, y hay días cuando me levanto y las cosas están mal, pero no por algo que hayamos hecho Bill o yo.
Y luego escucho la enseñanza de la Palabra y soy reafirmada. La Palabra de Dios me motiva, me fortalece y me recuerda que no estoy loca, que caminar con Cristo es lo más importante. Hay un mundo difícil allá afuera y mucha gente no entiende lo que es caminar con Cristo, o por qué hacemos lo que hacemos, o por qué vamos contra corriente. Pero me fortalece y me motiva escuchar diariamente Aviva Nuestros Corazones.
Nancy: Hay tantas mujeres como Vicki que necesitan ser transformadas por la Verdad. Si has estado escuchando este programa y has sido bendecida por ello, te animo a que le preguntes al Señor si te llevaría a dar el siguiente paso para inscribirte en nuestro equipo de Colaboradoras Mensuales.
Débora: Por dos días hemos estado escuchando la oscura historia de Bill y Vicki Rose. Mañana sabremos cómo empezaron a encontrar esperanza. Todo empezó cuando Vicki recibió una invitación al Hotel Waldorf Astoria. Mañana, ella nos dirá más sobre eso aquí en Aviva Nuestros Corazones. ¡No te lo pierdas!
Recordándote que Jesús es suficiente, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación