No pelees la batalla sola
Carmen Espaillat: Nancy DeMoss de Wolgemuth dice que tú puedes aprender mucho acerca de la humildad estudiando la vida de un líder del Antiguo Testamento.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Moisés pudo haberse preocupado de que su reputación como líder sufriría si la gente veía que era vulnerable, pero Moisés no estaba tratando de proteger su imagen. Lo que le importaba era la vindicación del nombre de Dios. A él le importaba que el pueblo de Dios fuera victorioso. Le importaba que los enemigos de Dios fueran derrotados.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A partir del viernes de la semana pasada y a lo largo varias semanas, nos estaremos enfocando en la vida de Josué en varias series conectadas. Estamos en la primera de esas series, titulada "Lecciones de la vida de Josué: Aprendiendo a ser victoriosa." Nancy …
Carmen Espaillat: Nancy DeMoss de Wolgemuth dice que tú puedes aprender mucho acerca de la humildad estudiando la vida de un líder del Antiguo Testamento.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Moisés pudo haberse preocupado de que su reputación como líder sufriría si la gente veía que era vulnerable, pero Moisés no estaba tratando de proteger su imagen. Lo que le importaba era la vindicación del nombre de Dios. A él le importaba que el pueblo de Dios fuera victorioso. Le importaba que los enemigos de Dios fueran derrotados.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A partir del viernes de la semana pasada y a lo largo varias semanas, nos estaremos enfocando en la vida de Josué en varias series conectadas. Estamos en la primera de esas series, titulada "Lecciones de la vida de Josué: Aprendiendo a ser victoriosa." Nancy enseñó esta serie a un grupo de mujeres que como todas nosotras enfrentan todo tipo de desafíos.
La vida de Josué nos enseña a enfrentar esos desafíos confiando en Dios.
Nancy: Hemos estado escuchando algunas de las historias de lo que está pasando en nuestras vidas. Miramos a nuestro alrededor y vemos que hay una gran cantidad de presión, algunas temporadas estresantes y difíciles de la vida que la gente está enfrentando.
Estoy pensando en una amiga querida mía que le hubiera gustado estar aquí esta mañana, y quizás estará aquí un poco más tarde, pero ella está pasando por todo tipo de grandes cambios en su vida, y problemas en esta etapa de su vida. Al hablar con ella parece como si en cada momento ha habido desafíos, pruebas, luchas. . . muchas cosas están pasando.
De hecho, ella me dijo: "Algo está pasando en cada area de mi vida en este momento. La única cosa que no está sucediendo en el momento que se podría añadir es si me enterara de que estaba embarazada." Ella no cree que lo está (ella está en sus cincuentas), pero está lidiando con insomnio - noches muy cortas.
Tenemos mujeres que escuchan nuestra emisión hoy que se encuentran en etapas de la vida en las que no están durmiendo bien - tal vez tienes niños pequeños o estás amamantando a un bebé y sientes lo que una gran cantidad de mujeres sienten en diferentes estaciones de la vida: cansancio, agotamiento, y falta de energía.
Me parece que el cansancio, el agotamiento, es algo que, como mujeres, tratamos mucho, sobre todo en nuestra cultura que exige que hagamos muchas cosas.
Hablé con una mujer esta mañana que tiene hijos de diferentes edades, desde adolescentes hasta dos años de edad, y además trabaja fuera del hogar y eso sólo añade presión en nosotras como mujeres. A veces sentimos la presión físicamente, pero hay otras veces que la sentimos aún más profundamente que eso, sentimos el cansancio en nuestra alma y en nuestro espíritu, la sensación de que no podemos poner un pie delante del otro.
Para aquellas de ustedes que no tienen niños pequeños, tal vez esta es la etapa de vida donde tus hijos están en la universidad. Entonces ellos llegan a casa de la universidad y tú estás en la edad donde puedes dormir por la noche. Pero ellos están en la edad cuando quieren hablar contigo a medianoche. Esos son momentos de aprendizaje, buenos momentos de interacción. Pero tú estás batallando en mantener los ojos abiertos. Sabes que tienes que levantarte temprano la mañana siguiente. Estás sintiendo este desafío de múltiples circunstancias en la vida y cambios de vida sucediendo en forma simultánea.
En medio de eso, la vida no se detiene. Tú tienes responsabilidades. Tienes que seguir adelante. Tienes que seguir haciendo ciertas cosas, y a veces te preguntas, "¿Cómo puedo seguir haciendo las cosas que se supone que debo hacer cuando estoy tan cansada? ¿Cómo sigo adelante cuando estoy tan agotada?"
Estamos viendo en esta serie un pasaje en Éxodo 17. Si tienes tu Biblia por favor ábrela en Éxodo 17.
Estamos estudiando la vida de Josué. Esta es una serie que va a extenderse durante no sé cuánto tiempo todavía, pero empecé a estudiar la vida de Josué, porque yo quería saber, "¿Cómo sirves al Señor fielmente a largo plazo?"
La vida cristiana no es una carrera de velocidad. Es un maratón. Es una carrera de larga distancia. ¿Cómo te mantienes fiel aun cuando estás cansada? Vamos a ver en profundidad más sobre esta pregunta hoy en Éxodo 17.
¿Se acuerdan, aquellas de ustedes que han estado escuchando durante las últimas sesiones, que los Hijos de Israel habian salido de Egipto. Atravesaron el Mar Rojo. Ahora están comenzando a dirigirse hacia Canaán, y se encuentran con un enemigo que viene contra ellos. Comenzamos en el versículo 8:
“Entonces vino Amalec [los Amalecitas] y peleó contra Israel en Refidim. Y Moisés dijo a Josué: [esta es la primera mención del nombre de Josué en la Escritura] Escógenos hombres, y sal a pelear contra Amalec. Mañana yo estaré sobre la cumbre del collado con la vara de Dios en mi mano. Y Josué hizo como Moisés le dijo, y peleó contra Amalec; y Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. Y sucedió que mientras Moisés tenía en alto su mano, Israel prevalecía; y cuando dejaba caer la mano, prevalecía Amalec (vs. 8-11).”
Hablamos en la última sesión sobre cómo Moisés sostenía la vara la cual se convirtió en la vara de Dios - un símbolo de intercesión, un símbolo de clamar a Dios por la victoria. Moisés se puso de pie en la cima de la colina y mantuvo esta vara en sus manos levantadas.
Cuando él mantenía la vara hacia arriba, Josué y las tropas en el valle eran victoriosos. Pero cuando bajaba sus manos y la vara bajaba, el enemigo empezaba a triunfar.
Entonces llegamos al versículo 12 que dice: "Pero las manos de Moisés se cansaban."
Las manos de Moisés se cansaban. Algunas traducciones dicen que sus manos se volvieron pesadas.
¿Sabes lo que es tratar de mantener las manos en alto, especialmente si estás sosteniendo algo en tus manos durante un periodo largo de tiempo? Tus manos se ponen pesadas. Se caen. No puedes seguir sosteniéndolas en alto.
Al leer esa frase, pensé en mi amiga que está pasando por estas pruebas grandes en su vida ahora mismo. Sus manos se están sintiendo pesadas.
No todas cosas son malas - a veces son cosas buenas - pero un montón de cosas buenas en tu vida a la vez, también hace que las manos comiencen a pesar. Te cansas en la batalla.
El versículo 12 continúa diciendo,
“Entonces tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó en ella; y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de un lado y otro del otro. Así estuvieron sus manos firmes hasta que se puso el sol.”
Esa frase "las manos de Moisés se cansaron" - Quiero concentrarme en esa frase hoy, y lo que hicieron para estabilizar sus manos de tal manera que la batalla que Josué estaba peleando en el valle se pudiera ganar.
Permítanme señalar que aun los hombres más grandes, el más grande de los líderes, y de los siervos fieles se cansan. No hay pecado en cansarse.
Ahora, a veces nos cansamos por razones que se relacionan con nuestro pecado, pero a veces estamos haciendo exactamente lo que Dios quiere que hagamos, y es agotador. No importa si eres joven o mayor. Isaías 40:30 nos dice que incluso los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes caerán agotados.
No importa que tan espiritual seas. Moisés se cansó. David se cansó a veces. Los discípulos se cansaron a veces. Jesús mismo se cansó a veces, como veremos en un momento.
Podemos cansarnos sólo a través de la debilidad natural y humana. Moisés, que estaba de pie allí arriba en la colina tratando de sostener esta vara, tenía ochenta años de edad. Uno puede entender que se pudiera cansar - debido a las limitaciones humanas de nuestros cuerpos.
También podemos cansarnos por las circunstancias normales de la vida. ¿Recuerdas el pasaje de Juan 4, donde Jesús vino a la ciudad de Samaria? Era la hora del almuerzo. Los discípulos se fueron a la ciudad para conseguir comida, y la Escritura dice que "Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo.” (v.6)
¿Por qué crees que Dios inspiró ese detalle para ser escrito en la Escritura? Creo que Él quería que supiéramos que Jesús, cuando Él tomó la forma humana, asumió las limitaciones de la carne humana.
Jesús se cansó. Jesús, nuestro gran Sumo Sacerdote, entiende lo que se siente cuando te sientes agotada del viaje; y Él se sentó, así como Moisés se sentó cuando él se cansó.
Esa palabra cansado en Juan 4: 6, "Jesús, cansado del camino," es una palabra que significa “ser azotado.” Como cuando dices: "Estoy exhausta" o agotada. "¡Me siento azotada!"-estar agotada, esa es la palabra que se utiliza allí. Jesús entiende el cansancio que experimentamos sólo por circunstancias normales de la vida en este mundo.
También nos cansamos de pelear batallas de diversas índoles. Hay un par de ejemplos de esto en el Antiguo Testamento, que me vinieron a la mente cuando estaba pensando en las batallas.
¿Te acuerdas cuando David peleó la batalla en Siclag en 1 Samuel 30? La Escritura dice que un tercio de sus hombres, 200 de los 600 hombres que estaban con él, se quedaron atrás porque estaban demasiado cansados para cruzar el arroyo [véanse los vers. 9-10]. Esto fue en el fragor de la batalla, y llegó el momento cuando estos hombres estaban tan agotados, que dijeron: "No podemos seguir adelante."
Entonces nos encontramos en 2 Samuel 23 que uno de los valientes de David como les llamaba - sus guerreros fuertes y valientes - cuando luchaba contra los filisteos, la Escritura dice que este hombre poderoso, que fue uno de los combatientes de David, "Él se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y quedó pegada a la espada "(v. 10). Su mano se moldeó a la espada, estaba tan agotado.
Al leer ese pasaje, pensé: "Yo he estado allí. He tenido días así." Tú has tenido días como ese, donde lo único que puedes hacer es inhalar y exhalar y poner un pie adelante y dar el siguiente paso.
Puedes sentir como si estuvieras peleando batallas durante todo el día en esta época de la vida. Puede ser en tu lugar de trabajo que estás tratando con problemas; o quizás con tus hijos; arbitrando argumentos entre ellos.
Tú dices: "He estado haciendo esto por tanto tiempo, tantas veces, que mi mano está pegada a la espada. Estoy agotada. No sé si puedo cruzar este camino o el próximo arroyo en esta batalla. Estoy cansada y agotada de pelear estas batallas."
Algunas veces estamos cansadas de las temporadas de sufrimiento y aflicción. Al mirar alrededor en este lugar, hay mujeres que han pasado por algunos problemas muy tristes y sufrimientos en los últimos días, como la pérdida de seres queridos.
Hay un cansancio que viene en esa etapa de la vida, sobre todo cuando el sufrimiento es continuo, y no se ve el fin, no hay alivio a la vista. Al leer los Salmos, vemos algunas veces donde David expresó este tipo de cansancio del alma por lo que estaba pasando y sufriendo.
Él dice en el Salmo 6: 6, "Cansado estoy de mis gemidos; todas las noches inundo de llanto mi lecho, con mis lágrimas riego mi cama.”
Él dice en el Salmo 69: 1-3,
“Sálvame, oh Dios, porque las aguas me han llegado hasta el alma. Me he hundido en cieno profundo, y no hay donde hacer pie; he llegado a lo profundo de las aguas, y la corriente me anega. Cansado estoy de llorar; reseca está mi garganta; mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios.”
¿Ha habido una temporada en tu vida, tal vez estás en una ahora mismo, donde puedes relacionarte con esas palabras? "Estoy cansada del sufrimiento, cansada de la aflicción, cansada de las aguas profundas, la inundación que está barriendo por encima de mí, que me abruma, y me siento como si estuviera en arenas movedizas. Me siento como si me estuviera ahogando. Siento que no hay esperanza, no hay donde apoyarme. Estoy cansada”.
A veces, podemos cansarnos de los asuntos espirituales como orar. Algunas de ustedes tal vez han estado orando por algo o alguien o por alguna situación que es una pesadez; es una carga.
Tal vez lloras hasta dormirte en la noche por un hijo o una hija o un nieto que está tomando decisiones equivocadas e insensatas, no está caminando con el Señor. Estás orando y orando, y has estado orando sin parar. Tal vez es una situación matrimonial por la que has estado orando por años, y has clamado al Señor, y estás cansada de orar.
Los discípulos de Jesús experimentaron eso. ¿Recuerdan lo que pasó en el Jardín de Getsemaní? Jesús dijo: Quédense aquí y oren conmigo. Necesito que oren. Estamos en tiempos difíciles. Oren para que no entren en tentación.
Jesús fue y oró, pero tres veces cuando él regresó, ¿qué dice la Escritura? "Él vino y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño" (Mat. 26:43). Estaban demasiado cansados para orar. ¿Has estado allí? estás tan agotada, que dices: "No puedo ni orar."
Te digo que hay muchos momentos en los que estoy agradecida de que otras personas están orando por mí, porque en esos momentos que estoy tan cansada, mis ojos están tan cargados de sueño que no creo poder orar por mí, pero otros están orando. Jesús está orando. ¡Gracias a Dios que Jesús nunca se cansa de interceder por nosotras en el cielo! Pero nosotras sí nos cansamos de interceder.
Nos cansamos de hacer el bien. Estamos haciendo las cosas que se supone que debemos hacer. Estamos sirviendo. Estamos corriendo la carrera, algunas de ustedes como esposas, como madres, tal vez como madres solteras o mujeres solteras en el lugar de trabajo.
La vida tiene rutinas sin parar. No es que haya algo importante u horrible o malo o un acontecimiento traumático pasando.
Estás haciendo cosas buenas, pero te das cuenta que a veces te cansas de hacer el bien, especialmente cuando no estás recibiendo elogios por ello, o gratitud, ni reconocimiento. Tú dices: "Estoy haciendo esto día tras día tras día, siendo fiel, pero estoy cansada de servir, cansada de dar."
A veces me siento así (y no estoy orgullosa de decir esto), pero a veces cuando estoy estudiando y preparándome para enseñar.... trabajar en este ministerio es un gran privilegio; la enseñanza de la Palabra es un gran privilegio, pero hay veces cuando estoy estudiando que mis manos se cansan, mis ojos se cansan y se sienten pesados, y pienso y digo “estoy cansada de hacer el bien.”
Es por eso que la Escritura dice en Gálatas 6:9 " no nos cansemos de hacer el bien," porque Dios sabe que tendemos a cansarnos de hacer el bien.
Bueno, aquí está Moisés en el monte sosteniendo la vara de Dios, mientras que Josué y las tropas están en el valle peleando la batalla. Moisés sabía que no podía con este llamado, esta responsabilidad de sostener la vara de Dios.
Él sabía que no podía hacerlo por si solo. Este iba a ser un día largo. Esta iba a ser una larga y dura batalla, y los Amalecitas iban a prevalecer si Moisés trataba de hacerlo por su cuenta.
Vemos en este pasaje que Moisés no tenía miedo de reconocer su debilidad, reconocer su necesidad, y aceptar ayuda. Vemos que esto ocurre de dos maneras.
Éxodo 17:12 dice,"Pero las manos de Moisés se le cansaban. Entonces tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó en ella.” Él no dijo, "Yo puedo solo." Él no dijo, "No, gracias. No quiero parecer débil." Él se sentó en la piedra. Él aceptó la ayuda. Él no se resistió al soporte.
Luego leemos: "Aarón y Hur sostenían sus manos." Esa palabra “Sostener” en algunas de traducciones dice "soportaban" sus manos. Es, literalmente, "sostener o agarrar de forma segura."
Uno de un lado y otro del otro, Aarón y Hur sostuvieron firmemente las manos de Moisés y las levantaron. Dieron soporte a sus manos. Sostuvieron sus manos elevadas con la vara de Dios en sus manos.
Ahora, no es claro si Moisés pidió la ayuda de Aarón y Hur o si ellos vieron la necesidad y vinieron a ayudarlo. Pero, independientemente, en lugar de sucumbir a la fatiga y el riesgo de perder la batalla, Moisés permitió a otros venir a su lado. Él permitió que otros le ayudarán para que sus manos pudiesen quedarse levantadas hasta el final de la batalla al fin del día.
Creo que eso es una evidencia de humildad y mansedumbre por parte de Moisés. No trató de hacerlo solo. Recibió ayuda humildemente. Él sabía que el resultado de la batalla y la gloria del nombre de Dios estaban en juego.
Moisés pudo haber estado preocupado de que su reputación como líder sufriría si la gente veía que era vulnerable, pero él no estaba tratando de proteger su imagen. Lo que le importaba era que el nombre de Dios fuese reivindicado. Que el pueblo de Dios fuese victorioso y que los enemigos de Dios fuesen derrotados.
¿Alguna vez te has encontrado insistiendo en llevar el peso de la batalla sola en lugar de pedir o permitir que otros te ayuden a asumir esa carga? Tomamos una responsabilidad más, hacemos algo más.
Y a veces creo que (al menos yo puedo hablar por mí misma) soy conducida por lo que los demás puedan pensar si yo reconozco alguna debilidad. Ese es el corazón de la autosuficiencia, y en última instancia es raíz de orgullo.
Ahora, puedo imaginar el pensamiento de Moisés, como lo he hecho en ocasiones, es una cosa para mí tener que soportar esta batalla, pero no puedo imponérselo a estos hombres. No puedo hacer que trabajen tan duro. Esta es mi batalla. Tengo que hacer esto.
A veces yo pienso de esa manera cuando rechazo las ofertas de los demás que buscan ayudarme. Se me ocurrió que Aarón y Hur pudieron haber tenido la misma necesidad de participar en esta batalla y tener su parte en ella así como Moisés.
Nosotras no les hacemos ningún favor a otros en el cuerpo de la iglesia cuando tratamos de protegerlos de algún reto o tarea difícil. Necesitan ayudar tanto como nosotras necesitemos la ayuda.
Nuestra disposición a dejarlos servir en ayudar a levantar esa carga puede ser parte del proceso de santificación de Dios en sus vidas. De la misma manera que Dios me está santificando en esta batalla, Dios quizás desea fortalecer, madurar, y santificarlos a ellos .
Así que vemos esta progresión en este pasaje: Moisés levantó las manos. Luego las manos de Moisés se cansaron, y bajó sus manos. Luego Aarón y Hur sostuvieron sus manos. Y entonces vemos el resultado en el versículo 12: “Así estuvieron sus manos firmes hasta que se puso el sol."
Si tú y yo vamos a durar hasta el final de la batalla, necesitamos a los demás. Necesitamos ayuda. Necesitamos el apoyo que los demás pueden proporcionar.
Pienso en la frecuencia con que el apóstol Pablo pidió a otros creyentes, "Oren por mí." Incluso el Señor Jesús le pidió a sus discípulos allí en Getsemaní que se mantuvieran cerca y velaran y oraran con Él.
Una determinación obstinada por tener éxito sola, sin la ayuda de los demás es una manera segura para sufrir la derrota en la batalla. Nadie, por muy dotada, capaz, dedicada, determinada, y espiritual que sea, no importa el llamamiento, nadie puede hacerlo sola.
Eso te incluye a ti; y me incluye a mí. Necesitamos de los demás, y cuando estamos dispuestas a recibir humildemente la ayuda de los demás, estaremos capacitadas para mantenernos constantes hasta el final de la batalla.
Mientras he estado estudiando este pasaje, el Señor ha traído a mi mente cuántos “Aarones y Hures” han sido parte de mi vida y parte de este ministerio. Cuán agradecida estoy por los que levantan mis manos en esta batalla y me apoyan, los que han llegado a mi lado y me ayudan a permanecer fiel en momentos en que no creo que podría haber permanecido fiel por mí misma.
Una y otra vez, cuando mis manos se han cansado cuando no podía mantener las manos levantadas ni un minuto mas , Dios ha traído amigos, guerreros de oración, miembros del personal y equipo, miembros de la junta, colaboradores del ministerio, amigas fieles, oyentes como tú que escriben cartas alentadoras que dicen: "Estoy orando por ti."
Dios ha usado a muchas de ustedes de esa manera en mi vida, y yo sólo quiero decir "Gracias". Estoy muy agradecida y consciente del hecho de que no puedo estar en esta batalla sola. Necesito el pueblo de Dios. Te necesito. Tú necesitas al pueblo de Dios.
Tú puedes estar pensando, "No hay nadie a mi lado apoyándome." Tú puedes sentirte muy sola en esta batalla. Nadie está levantando tus manos.
Déjenme recordarles a todas nosotras que nuestro “Aarón y Hur” es Cristo, el Señor Jesús mismo. Él te fortalecerá. Él te sostiene cuando estás cansada de la batalla, aunque no haya nadie con carne y hueso para venir y levantar tus manos.
Isaías 40:28 dice: "El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa.. "¿No te alegra?
Su entendimiento es inescrutable.. El da fuerzas al fatigado,y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor . . . Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas (vv 28-31).
¿Qué significa esperar en el Señor? Esto significa que no vives dependiendo de tu autosuficiencia y tu independencia, pensando: “yo puedo hacer esto sola.” Significa que eres dependiente. Reconoces tu necesidad. Tu dices: "Señor, no puedo hacer esto sin ti."
¿Qué sucede cuando esperamos en el Señor? Nuestra fuerza se renueva. "se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán,caminarán y no se fatigarán." (v. 31).
Así que Jesús les dice a todas ustedes que están cansadas, aquellas de ustedes que están cansadas de trabajar, aquellas de ustedes que están muy agobiadas- ¿cuál es la invitación? "Ven a mi . . . y yo os haré descansar. "(Mateo 11:28).
Carmen: El Señor es nuestro apoyo, y nosotras nos apoyamos unas a otras. Este es solo uno de los principios importantes que Nancy DeMoss de Wolgemuth ha estado enseñando a partir de la vida de Josué.
Ella está en una serie llamada "Lecciones de la vida de Josué: Aprendiendo a ser victoriosa." Esta es la primera parte de varias series conectadas sobre la vida de Josué que estaremos oyendo en el transcurso de los próximos meses. Sé que será un estudio que nos animará a abrazar con valentía las tareas que Dios ha puesto delante de cada una de nosotras.
Nancy puede ayudarte con hábitos prácticos relacionados a cómo estudiar la Biblia y a la oración, en un libro que te hemos estado recomendando titulado, En la quietud de Su presencia. En este, ella nos incentiva y enseña a pasar tiempo significativo con el Señor.
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¿Quién está orando por ti? La oración o la falta de oración de las unas por las otras tiene un efecto enorme en nuestras vidas. Nancy nos explicará más acerca de esto mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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