No hay camino intermedio
Annamarie Sauter: ¿Te has cansado de buscar vida por tu propio esfuerzo?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Nunca encontrarás la senda de vida por tu propio esfuerzo, en tus propios pensamientos, o en tus mejores intenciones. Solamente la encontrarás en Cristo, y eso significa abandonar tu propio camino, tus propios caminos falsos y torcidos para abrazar a Cristo y Su camino.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Juan capítulos 14 al 16.
Nancy: Bueno, estamos animando a nuestras oyentes a tomar el reto de leer la Biblia diariamente este año.
Imagino que como hijas de Dios tenemos la buena intención de hacerlo, pero a veces no tomamos la iniciativa ni hacemos el compromiso, no programamos estrategias con la intención de lograrlo.
Siendo la vida espiritual como es, no es factible …
Annamarie Sauter: ¿Te has cansado de buscar vida por tu propio esfuerzo?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Nunca encontrarás la senda de vida por tu propio esfuerzo, en tus propios pensamientos, o en tus mejores intenciones. Solamente la encontrarás en Cristo, y eso significa abandonar tu propio camino, tus propios caminos falsos y torcidos para abrazar a Cristo y Su camino.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Juan capítulos 14 al 16.
Nancy: Bueno, estamos animando a nuestras oyentes a tomar el reto de leer la Biblia diariamente este año.
Imagino que como hijas de Dios tenemos la buena intención de hacerlo, pero a veces no tomamos la iniciativa ni hacemos el compromiso, no programamos estrategias con la intención de lograrlo.
Siendo la vida espiritual como es, no es factible simplemente seguir hacia adelante como por inercia. La realidad es que nunca permanecemos en el mismo lugar; si no estamos creciendo, estamos echando hacia atrás.
Así que, ¿te interesaría profundizar en tu relación con el SEÑOR? ¿Te gustaría tener más de Su sabiduría? ¿Te gustaría tener más de Su gracia, más de Su poder, más de Su presencia en tu vida?
De acuerdo, si respondes, «no», entonces te pregunto, «¿realmente conoces al SEÑOR?» Pero si me respondes, «sí», entonces te pido, por favor, que te propongas en tu corazón tomar el reto de la lectura bíblica diaria.
Ahora, volvamos a reconsiderar el Salmo 119. No estamos estudiando versículo por versículo; sino que estamos analizando los temas. Y te estarás preguntando, ¿cómo es que Nancy escoge y desarrolla los temas de un pasaje bíblico como el Salmo 119, que contiene 176 versículos? ¿Cómo escoge qué enseñar?
Te voy a dar unas pistas para tu propio estudio bíblico. He estado leyendo el Salmo 119 una y otra y otra vez durante semanas. Te animo a que durante el curso de este estudio, tú también lo leas. Al ser tu tutor el Espíritu Santo, verás como notas aún más detalles que yo.
Pero, una de las cosas sobresalientes que he notado es que la palabra c-a-m-i-n-o, o caminos, veredas, aparece muchas veces en el Salmo 119. Eso me llamó la atención después de haberlo leído un sinnúmero de veces. Y me pregunté, ¿por qué insiste en hablar de caminos? Así que hice una búsqueda rápida con la ayuda del internet y la página www.Biblegateway.com.
Simplemente escribí la palabra camino en el Salmo 119, y apareció el listado de versículos que la incluían. Luego las clasifiqué en tres categorías.
Y de esa clasificación quiero ahora hablarles, de esos diferentes usos de la palabra camino. Porque de eso se trata realmente, de meditar en la Palabra de Dios; esto nos revela detalles que uno no ve en una simple lectura casual.
Ahora bien, en el Salmo 119 vamos a encontrar dos caminos contrastantes, dos veredas opuestas que la gente puede tomar, y que de hecho toma. Cuando somos confrontadas con una decisión, la elección que hagamos hace una diferencia; es importante.
Un camino, una vereda, conduce a la vida. El otro camino conduce a la muerte. No hay una vereda en el medio. No existe un camino intermedio. O seguimos una vereda o la otra.
Ahora, deseo empezar examinando el camino de Dios, y esto se distingue fácilmente en el Salmo 119. Aquí hay múltiples referencias a los caminos de Dios. No hay otro lugar mejor para empezar, el camino de Dios.
Empezando en el versículo 1 del Salmo 119:
«¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, los que andan en la ley del SEÑOR! No cometen iniquidad, sino que andan en Sus caminos» (v. 3).
Ahora, esta palabra camino que se usa en los versículos 1 y 3, solo significa «un camino, una vereda, un peregrinaje». Confiere la idea de un caminito muy transitado, simboliza el curso de la vida de una persona, la trayectoria de una vida, la dirección de tu vida, el estilo de vida, la forma en que vives. La forma en que te conduces, tu forma de vivir. Tu forma de vivir tiene que ver con la manera en que piensas, con la forma en que te comportas. Esa es tu vereda.
Bueno, Dios tiene un camino. Él tiene una forma en que se conduce. Tiene una forma en que Él funciona, tiene un carácter. Su forma es fiel. Nunca cambia. Él es verdadero a Sí mismo por siempre y siempre. Y así empezamos en este salmo observando los caminos de Dios.
Y veremos en este salmo que el autor del salmo ama el camino de Dios, y está determinado a seguirlo y a abrazarlo. No cabe la menor duda, al leer este salmo, de que él ama el camino de Dios. Escucha estos versículos:
«Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas» (v.14)
«Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos» (v.15)
«He escogido el camino de la verdad; he puesto tus ordenanzas delante de mí» (v. 30)
«Por el camino de tus mandamientos correré, porque tú ensancharás mi corazón» (v.32)
«Enséñame, oh SEÑOR, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin» (v. 33)
De manera que el salmista dice, «Dios tiene un camino. Amo la senda de Dios, quiero andar en el camino de Dios, deseo vivir mi vida de acuerdo a la manera de Dios». Estas declaraciones son el corazón de este salmo.
Ahora, vemos que hay otro camino, otra manera de vivir, y se refiere a él como el camino de mentira o el camino torcido. Dependiendo de la traducción, unas versiones dicen camino de mentira y otras dicen caminos torcidos. El salmista comenta sobre estos caminos falsos, y puedes notar que el salmista aborrece estos caminos de mentira—ya verás cuando leas unos versículos más adelante.
Él está determinado a rechazar esa ruta, esa vereda, o ese camino. Está resuelto a evitar andar por ese camino.
Es interesante que cada vez que habla del camino de mentira o torcido, siempre está en contraste con los caminos de Dios que son verdaderos. De manera que estos caminos son tan opuestos como los polos. Los caminos de Dios, que tanto ama el salmista, son verdad. Y los caminos de mentira que tanto aborrece y quiere evitar, son falsos y torcidos. Puedes ver ambos en muchísimos versículos. Un ejemplo es el versículo 29:
«Quita de mí el camino de la mentira, y en tu bondad concédeme tu ley». No deseo ese camino falso; anhelo el camino verdadero.
Ese camino de mentira, como lo dice la Biblia de las Américas, es un camino torcido. Cuando dice caminos de mentira está haciendo referencia a algo que es falso. Son un engaño. Es un estilo de vida totalmente opuesto a la ley de Dios. De manera que el camino de Dios es el camino de la verdad. Los caminos de mentira son caminos opuestos, caminos que son contrarios a la verdad de Dios.
Así que el camino de Dios es el camino de verdad. Los caminos de falsedad son opuestos, los que son contrarios a la verdad de Dios.
Observa lo que dice el versículo 101:
«De todo mal camino he refrenado mis pies, para guardar tu palabra».
¿Notas cómo hacen contraste los dos caminos?
Ahora búscalos en el versículo 104: «De tus preceptos (este es el camino de Dios) recibo entendimiento, por tanto aborrezco todo camino de mentira» (o sea, el camino opuesto).
En el versículo 128 vemos lo mismo:
«Por tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas (el camino de Dios, dice él, es el correcto), y aborrezco todo camino de mentira».
¿Ves esos dos caminos diferentes? Uno es verdadero; el otro es falso. Así que tenemos el camino de Dios que es el camino de verdad, el camino que el salmista quiere seguir, y tenemos el camino falso, que el salmista odia y se ha propuesto evitar.
Ahora bien, hace un momento dije que la palabra camino, cuando la rastreamos por todo el salmo 119, es usada en tres categorías diferentes. Hablé ya de dos veredas. ¿Cuál será la tercera categoría? Ya hablamos de los caminos de Dios. Hablamos de los caminos de falsedad y engaño. Ahora bien, también hay referencias a «mis caminos».
El asunto es: ¿estamos siguiendo Sus caminos o los caminos de falsedad? Seguiremos uno o el otro. Dios, Su curso, Su vereda, Su trayectoria; o nuestros caminos que serán los caminos perversos y engañosos. No hay un camino intermedio. Estamos andando por alguno de los dos caminos en cualquier momento de nuestras vidas. Los caminos de Dios o los caminos de falsedad y engaño. Así que habla de «mis caminos» y el salmista desea seguir los caminos de Dios.
El versículo 5, por ejemplo:
«¡Ojalá mis caminos sean afirmados para guardar tus estatutos!»
Él dice, «quiero que mi camino sea Tu camino. Quiero que Tu camino sea mi camino».
Versículo 9:
«¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra».
Es la Palabra de Dios la que nos dispone a vivir en el camino de Dios.
Versículo 26:
«¡De mis caminos te conté, y tú me has respondido; enséñame tus estatutos!»
«De mis caminos te conté» —esta es una frase interesante, de hecho la NVI dice: «Tú me respondiste cuando te hablé de mis caminos». Y la RVC (Reina Valera Contemporánea) lo expresa así: «Te he contado mis planes». Pienso que esto habla de un corazón honesto delante de Dios.
La gente que nos rodea ignora qué camino estamos siguiendo verdaderamente, pero Dios sí lo sabe, y desea que le confesemos la verdad de nuestro proceder, de nuestros caminos. Donde hemos estado siguiendo caminos falsos y engañosos, Él quiere que seamos honestas al respecto, que se lo contemos. Eso es lo que significa confesar, decir lo que ya Dios sabe con respecto a mi corazón. ¡Eso es una confesión!
¿Y tú? ¿Le has estado contado a Dios recientemente acerca de tus caminos? ¿Has sido honesta con respecto a cómo tus caminos no están siguiendo Su camino, acerca de cómo has seguido el camino falso y engañoso?
Piensa sobre ese conflicto en el que te encuentras ahora mismo. ¿Necesitas confesarle a Dios que tu corazón se ha amargado con respecto a ese miembro de tu familia que te ha hecho daño o que ha obrado maliciosamente y te ha lastimado de alguna forma?
¿Existen algunas otras formas en que estés creyendo mentiras, que estés caminando en pos de caminos no verdaderos? Coméntale a Dios tus caminos, y luego pídele que te enseñe Sus caminos. Sé honesta con Dios.
Es aquí donde muchas de nosotras estamos viviendo una farsa. Estamos simulando. Estamos viviendo simulando ser cristianas, «oh, somos tan buenas cristianas». Pero por dentro nuestros caminos no son consistentes con los caminos de Dios. Y me encanta esa frase del salmista, «de mis caminos te conté». Es contarle a Dios la verdad de nuestros caminos.
Luego el versículo 59:
«Consideré mis caminos...» —quizás eso es lo que necesitamos hacer primero, considerar nuestros caminos.
«Consideré mis caminos, y volví mis pasos a tus testimonios».
¿No es esa una descripción de lo que es el arrepentimiento? Considero mis caminos. Deja de solo vivir por vivir, existiendo sin pensar, sin convicción o determinación, y empieza a vivir de forma intencional, pensando en tus caminos, contándole a Dios lo que realmente son, siendo honesta con Él, siendo honesta con los demás, con Su pueblo.
Y luego cuando consideres tus caminos, si ves que tus caminos no son consistentes con Sus caminos, entonces vuelve tus pasos para seguir por Su camino. Eso es el arrepentimiento, volverse, retornar, cambiar de dirección.
Verás, el salmista vive una vida bajo escrutinio. Él no va por ahí, la-la-la-la-la, donde nos despertamos, vamos al trabajo, volvemos a la casa, y así día tras día. Mucha gente que está escuchando mi voz ahora mismo, va a caminar así este año. Y luego, el año entrante, se encontrarán más viejas y más sumergidas en esas mentiras, un año más a tu manera y lamentando haberlo hecho así, algunas con vergüenza, otras, quizás solo con la sensación de «desperdicié el año».
Creo que insisto enfáticamente en esto porque en realidad me lo estoy predicando a mí misma. Divago tanto en tantas formas diversas que no lo creerías posible, porque no lo escuchas al sintonizar Aviva Nuestros Corazones. Tú me escuchas hablar en lo más apasionado de mi meditación. Pero tú no vives conmigo. Yo misma estoy considerando mis caminos al estar trabajando en esto, al estar estudiando este pasaje. Y le estoy contando a Dios mis caminos. Estoy pidiéndole que me ayude a volver mi corazón y mis pasos hacia Sus caminos.
Quiero vivir una vida examinada constantemente y marcada con toda intención que diga, «no solo voy a ver pasar el tiempo este año. Por la gracia de Dios, quiero seguir Sus caminos».
El salmista dice en el versículo 168:
«Guardo tus preceptos y tus testimonios, porque todos mis caminos están delante de ti».
El hecho es que, sin importar que pienses en tus caminos o no, sin importar si le dices a Dios o no, Él conoce tus caminos.
- Él sabe dónde estás divagando.
- Él sabe dónde has creído mentiras, dónde has invertido en mentiras.
- Él sabe dónde estás jugando con el pecado.
- Él sabe dónde has cedido totalmente a una adicción, al pecado.
- Él conoce tus caminos.
Todos mis caminos están delante de Él.
Sería imposible decirte cuántos correos electrónicos recibimos de parte de las oyentes que son miembros de alguna iglesia y no obstante, tanto ellas como sus familiares o amigos se encuentran en caminos tortuosos, falsos y engañosos. Recibimos un correo de una mujer joven. Ella dijo: «Tuve un hijo con un hombre, vivo con él. Sé que debo casarme, pero no puedo obligarme a hacerlo».
Es algo más complicado de lo que puedo explicar, pero, dice ella, «cada vez que mis pensamientos empiezan a meditar en Dios, siento que debo dar ese paso, pero no lo he hecho». Podemos ver que ella está en medio de una batalla, y es un hecho, que Dios conoce los caminos de ella.
Tú pudieras estar dentro de una iglesia. La gente ahí pudiera pensar que te va de maravilla. Pero Dios sí sabe tu realidad, todos tus caminos están delante de Él. Él sabe. Piensa en tus caminos. Cuéntale a Dios tus caminos, y luego vuelve tus pies a Su camino.
El salmista dice en el versículo 35: «Hazme andar por la senda de tus mandamientos». La palabra senda es diferente de la palabra camino, aunque su significado es similar. Esa palabra senda viene de la raíz verbal pisar, pisar la vereda. Da la idea de ser una vereda vieja y muy pisada, no nueva. Ha sido pisada por viajeros previos o peregrinos que pasaron por ahí antes.
El versículo nos recuerda que no estamos solas en este viaje. Hubo otros peregrinos que han andado en pos de Dios antes que nosotras. Ellos han dejado la senda marcada. Han dejado sus huellas para que nosotras andemos sobre ellas. Y nosotras estamos dejando huellas que otras seguirán.
¿Está mi vida marcando una vereda que anime a quienes vienen detrás de mí a seguir los caminos de Dios?
Jesús habló de estos dos caminos en Mateo capítulo 7, en el Sermón del Monte. Él dijo:
«Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (vv.13-14).
Otro recordatorio más, como lo hemos visto en el Salmo 119, de que existen solo dos caminos. Tenemos el camino de Dios, el camino de verdad, y tenemos el camino de los pecadores, el camino de mentira; el torcido. Estas dos maneras de vivir son polos opuestos, y rinden resultados opuestos para quienes los transitan.
El camino de vida, recuérdalo, no es el camino popular. Nunca encontrarás a las multitudes caminando por el camino de vida. No es un camino fácil. Al contrario, es difícil. Jesús advirtió que sería difícil. Necesitamos nadar en contra de la corriente. Debes ir contra la corriente. Es un camino angosto. No muchos encuentran este camino, pues prefieren sus propios caminos, el camino fácil. Prefieren el camino de mentira y de engaño en vez de tener que humillarse ante la verdad de Dios. No quieren renunciar a su propio camino. No quieren confiar en Cristo.
Así que recuerda, en última instancia, «Jesús es el camino». El camino de Dios es Su camino. Él dijo, «Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí».
Un principio que conviene recordar es que: nunca encontrarás la senda de vida por tu propio esfuerzo, en tus propios pensamientos, o en tus mejores intenciones. Solamente la encontrarás en Cristo, y eso significa abandonar tu propio camino, tus propios caminos falsos y torcidos para abrazar a Cristo y Su camino. De hecho, ¿cómo fue conocida la iglesia del primer siglo? Como el camino. Ese término se usa frecuentemente en el libro de los Hechos de los Apóstoles al referirse al cristianismo. ¿Recuerdas la niña poseída por el demonio en Hechos 16? Está escrito que ella les perseguía gritando, «estos varones son siervos del Dios altísimo, quienes proclaman el camino de salvación».
El camino de Dios es el camino de salvación, siempre será opuesto por Satanás. No es el camino fácil. Es el camino de la fe en Cristo, un camino de negarte a ti misma y de seguirlo a Él.
Al pensar en tus caminos, ¿podrías ser honesta? ¿Estás caminando en Sus caminos? ¿O estás caminando en caminos torcidos y de mentira? La senda que escojas determinará todo en tu vida— tus actitudes, tus valores, tus prioridades, la manera en que manejas el dinero, cómo tratas a la gente, la manera en que usas tu tiempo libre, las decisiones que tomas.
De ahí que el salmista diga, «he determinado mis ojos a fijarse en Tus caminos. He escogido el camino de fidelidad».
Oh Padre, cómo deseo pedirte que provoques a muchas, muchas de nuestras oyentes a unirse al salmista y declarar, «voy a fijar mis ojos en Tus caminos».
Quizás tú quieras ahora mismo, y desde tu corazón decir, «oh Señor, fijaré mis ojos en Tus caminos. He escogido el camino de la fidelidad a Ti, oh Señor, escojo a Cristo. Escojo la verdad. Escojo seguirte a Ti. Escojo Tu camino».
Si tan solo pudiera animarte a que te des cuenta de que al escoger a Cristo y Su camino, estás escogiendo el camino de vida, el camino del gozo, el camino de paz, el camino de la vida abundante que Jesús vino a dar.
Gracias, Señor. Tus caminos son buenos y son verdad, y con todo nuestro corazón decimos, «escogemos Tu camino». Amén.
Annamarie: «Escojo tu camino Señor». Nancy DeMoss Wolgemuth te ha invitado a hacer esto como parte de la serie, «Vivifícame conforme a tu Palabra». Ahora, ¿realmente es importante guardar y obedecer la Palabra de Dios? Profundizaremos más acerca de esto en el próximo programa. Ahora Nancy regresa para cerrar leyéndonos el Salmo 37.
Nancy: No te irrites a causa de los malhechores; no tengas envidia de los que practican la iniquidad. Porque como la hierba pronto se secarán, y se marchitarán como la hierba verde. Confía en el SEÑOR, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. Pon tu delicia en el SEÑOR, y Él te dará las peticiones de tu corazón. Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en Él, y Él actuará; hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Confía callado en el SEÑOR y espérale con paciencia; no te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas. Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, solo harías lo malo. Porque los malhechores serán exterminados, mas los que esperan en el SEÑOR poseerán la tierra. Un poco más y no existirá el impío; buscarás con cuidado su lugar, pero él no estará allí. Mas los humildes poseerán la tierra, y se deleitarán en abundante prosperidad. El impío trama contra el justo, y contra él rechina sus dientes. El Señor se ríe de él, porque ve que su día se acerca. Los impíos han sacado la espada y entesado el arco, para abatir al afligido y al necesitado, para matar a los de recto proceder. Su espada penetrará en su propio corazón, y sus arcos serán quebrados. Mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos. Porque los brazos de los impíos serán quebrados; mas el SEÑOR sostiene a los justos. El SEÑOR conoce los días de los íntegros, y su herencia será perpetua. No serán avergonzados en el tiempo malo, y en días de hambre se saciarán. Pero los impíos perecerán, y los enemigos del SEÑOR serán como la hermosura de los prados; desaparecen, se desvanecen como el humo. El impío pide prestado y no paga, mas el justo es compasivo y da. Porque los que son bendecidos por el SEÑOR poseerán la tierra, pero los maldecidos por Él serán exterminados. Por el SEÑOR son ordenados los pasos del hombre, y el SEÑOR se deleita en su camino. Cuando caiga, no quedará derribado, porque el SEÑOR sostiene su mano. Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan. Todo el día es compasivo y presta, y su descendencia es para bendición. Apártate del mal y haz el bien, y tendrás morada para siempre. Porque el SEÑOR ama la justicia, y no abandona a sus santos; ellos son preservados para siempre, pero la descendencia de los impíos será exterminada. Los justos poseerán la tierra, y para siempre morarán en ella.
La boca del justo profiere sabiduría y su lengua habla rectitud. La ley de su Dios está en su corazón; no vacilan sus pasos. El impío acecha al justo y procura matarlo. El SEÑOR no dejará al justo en sus manos, ni permitirá que lo condenen cuando sea juzgado.
Espera en el SEÑOR y guarda su camino, y Él te exaltará para que poseas la tierra; cuando los impíos sean exterminados, tú lo verás.
He visto al impío, violento, extenderse como frondoso árbol en su propio suelo. Luego pasó, y he aquí, ya no estaba; lo busqué, pero no se le halló.
Observa al que es íntegro, mira al que es recto; porque el hombre de paz tendrá descendencia. Pero los transgresores serán destruidos a una; la posteridad de los impíos será exterminada.
Mas la salvación de los justos viene del SEÑOR; Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia. El SEÑOR los ayuda y los libra; los libra de los impíos y los salva, porque en Él se refugian.
Annamarie: Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Tenemos el privilegio de proporcionar transcripciones de estos mensajes vivificantes. Si el Señor los ha usado para bendecir tu vida, ¿considerarías donar hoy para ayudar a cubrir los costos?
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