Ni caliente ni frío
Débora: Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Muchas de ustedes quizás recuerdan el nombre de Keith Green, él fue un compositor y cantante en los años 70.
(Keith Green cantando y Nancy leyendo letra en español)
Haz mi vida una oración para Tí;
quiero hacer lo que Tú quieras…
Nancy: Él fue a casa a estar con el Señor a consecuencia de un accidente aéreo a principios de los años 80.
Hay un Redentor;
Jesús, el Hijo de Dios…
Nancy: Keith fue un joven que tuvo una intensa carga por la iglesia, y tuvo una forma muy directa de decirlo. Muchas de sus canciones reflejaron eso. Y una de sus canciones más conocidas es llamada Dormido en la Luz.
¿Ves, ves, todo el pueblo hundiéndose?
¿No te importa dejarlos perecer?
¿Cómo puedes ser tan insensible que no te importa si vienen?
Cierras tus ojos y pretendes que …
Débora: Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Muchas de ustedes quizás recuerdan el nombre de Keith Green, él fue un compositor y cantante en los años 70.
(Keith Green cantando y Nancy leyendo letra en español)
Haz mi vida una oración para Tí;
quiero hacer lo que Tú quieras…
Nancy: Él fue a casa a estar con el Señor a consecuencia de un accidente aéreo a principios de los años 80.
Hay un Redentor;
Jesús, el Hijo de Dios…
Nancy: Keith fue un joven que tuvo una intensa carga por la iglesia, y tuvo una forma muy directa de decirlo. Muchas de sus canciones reflejaron eso. Y una de sus canciones más conocidas es llamada Dormido en la Luz.
¿Ves, ves, todo el pueblo hundiéndose?
¿No te importa dejarlos perecer?
¿Cómo puedes ser tan insensible que no te importa si vienen?
Cierras tus ojos y pretendes que el trabajo está hecho.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 4 de julio de 2023.
«Oh bendíceme Señor, bendíceme Señor, bendíceme Señor.
Es todo lo que siempre escucho.
No hay dolor, nadie sufre; nadie derrama una lágrima.
Pero Él llora, Él sangra y Él se preocupa por tus necesidades.
Y tú solo te echas atrás
Y sigues absorbiendo
O no puedes ver que es un pecado.
Porque Él trae personas a tu puerta, y las echas fuera.
Mientras sonríes y les dices, «Dios te bendiga, ve en paz».
Y todo el cielo tan solo llora porque Jesús vino a tu puerta.
Lo has dejado afuera en las calles.
El mundo está durmiendo en la oscuridad
La iglesia simplemente no puede pelear
Porque está dormida en la luz.
¿Cómo puedes estar tan muerto cuando estás siendo tan bien alimentado?
Jesús se levantó de la tumba
Y tú ni siquiera puedes salir de la cama.
Débora: Jesús dictó siete cartas que inician el libro de Apocalipsis. Nancy ha estado enseñando sobre estas cartas a lo largo de estos meses, y estas series han sido muy útiles para todas nosotras. El lunes ella inició una de estas series, titulada, La cura para una fe tibia.
¿Cómo puedes ser tan insensible que no te importa si vienen?
Cierras tus ojos y pretendes que el trabajo está hecho.
Nancy: Debes estar pensando, «bueno esa es una manera fuerte de empezar un programa». Keith Green tenía esa forma de abordar las cosas que le preocupaban en la iglesia. Y cuando pienso en las palabras de esa canción, imagino el impacto cuando la iglesia en Laodicea escuchó por primera vez la carta de Jesús a Su iglesia que leemos en Apocalipsis capítulo 3. Eso debe haber sido esa misma clase de confrontación.
«¡Guau! ¿Escuchaste lo que acaba de decir acerca de nuestra iglesia?»
Jesús no se anduvo con rodeos en esta carta. No hay elogios. No hay ni una palabra de elogio; solo esta confrontación directa y franca de Jesús quien dice que es, «el Amén, el Testigo fiel y verdadero» (Apoc. 3:14).
Él continúa diciendo en el versículo 15: «Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente». Y esto es fuera de lo convencional.
«Yo conozco tus obras, que tú no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca» (vv.15-16).
Y tú dices, «Jesús, pero, eso no es agradable. Ese no es un hablar refinado. Ese no es un Jesús gentil, manso y humilde».
Pero ese es Jesús, el Amén, el Testigo fiel y verdadero, el único que conoce exactamente lo que Su pueblo necesita escuchar, y quien conoce exactamente lo que la iglesia necesita escuchar hoy en día.
Todo ese asunto de caliente, frío y tibio, podemos entenderlo mejor si comprendemos algo del trasfondo sobre la historia de la ciudad de Laodicea. Nosotras hicimos referencia a esto en la última sesión. Dijimos que Laodicea era una de tres ciudades que estaban muy próximas la una a la otra.
Cerca de Laodicea había una ciudad llamada Hierápolis que es hoy en día Pamukkale y pertenece a Turquía. Tú puedes ir y visitarla en el día de hoy. Y es aún hoy, conocida por sus aguas termales como lo fue en el siglo primero. Estas aguas termales se consideraba que tenían propiedades medicinales.
Así que estaba cerca Hierápolis, que tenía estas maravillosas aguas termales, y luego estaba cerca Colosas, que era conocida por su estupenda agua potable que venía de los fríos y refrescantes arroyos de la montaña. Pero luego tenías a Laodicea que estaba cerca al río Lico, como dijimos, pero el agua de este río era imbebible y el río se secaba en el verano.
Así que la ciudad tenía un suministro de agua inadecuado, y ellos tenían que llevar el agua en tuberías a través de un acueducto de seis millas desde el sur. Era un acueducto subterráneo, y el agua que venía fría de la montaña nevada, seis millas arriba, era un agua maravillosa, pero para cuando llegaba a Laodicea, fluyendo a través de esas seis millas o nueve kilómetros de acueducto subterráneo, esa agua estaba tibia. Y no solo estaba tibia, sino que estaba llena de sedimentos e impurezas.
Algunas veces el agua estaba inservible. No era lo suficientemente caliente como para proveer sanación o relajación, y no estaba lo suficientemente fría para ser refrescante y buena para beber.
Así que el suministro de agua que llegaba a Laodicea era inservible. Hacía que las personas se enfermaran. De hecho, visitantes que venían a la ciudad y que no estaban acostumbrados a esta agua tomaban un sorbo y pffft –la escupían. Era horrible, era horrible el agua.
Así que Jesús, conociendo que la gente en Laodicea sabía sobre este suministro de agua contaminada, que estaba tibia, asquerosa, comparó la condición espiritual de la iglesia en Laodicea con este suministro de agua. Él dijo, «el efecto que esta agua tiene sobre las personas que la beben, ese es el efecto que esta iglesia tiene sobre Mí. Es repulsivo, desagradable, deprimente». Así, Él dice, «Yo te vomitaré de Mi boca».
Y las palabras ahí no son muy refinadas. Es literalmente vomitar. Pffft –¡Yo te vomito! ¡No puedo soportarlo!
Y es una imagen de juicio, y Él está diciendo, «esta iglesia está perdiendo su efectividad y su testimonio en el mundo».
La única forma de evitar ese juicio, el ser vomitados de la boca de Cristo, es si ellos atendían el llamado de Cristo a arrepentirse.
Jesús les dice, «Yo quisiera que fueras frío o caliente».
Y cuando pensamos en caliente relativo a las cosas espirituales, pensamos en alguien con un corazón celoso, ardiente, ferviente, caliente. Eso es lo que leemos en Romanos capítulo 12, en el versículo 11, donde el apóstol Pablo dice, «no seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor». Sé de corazón ardiente.
Y él habla en Colosenses capítulo 4, acerca de ser fervientes en la oración. Él dice:
«Epafras, que es uno de vosotros, siervo de Jesucristo, os envía saludos, siempre esforzándose intensamente a favor vuestro en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completamente seguros en toda la voluntad de Dios».
Él les dice, «Epafras es un siervo del Señor con un corazón ardiente, caliente. Él se esfuerza intensamente en oración. Es ferviente en orar por las iglesias». Es caliente, celoso, ardiente de corazón.
Y luego, en el otro extremo, está el corazón frío. Ese es un corazón que nunca ha sido caliente. Nunca ha sido ardiente. Son personas que abiertamente rechazan a Cristo. Son impasibles ante el evangelio. Son insensibles a la verdad. Y no están interesadas en las cosas espirituales. No pretenden ser cristianos.
Frialdad de corazón –esas son personas que, o bien no tienen conocimiento del evangelio en lo absoluto, o han escuchado el evangelio pero no tienen interés en él. No muestran ninguna evidencia de ser cristianas y no pretenden serlo. No hay manifestación alguna de fe. No manifiestan tener una relación con Cristo. Son espiritualmente frías.
Así que en un extremo tenemos a esas que son espiritualmente de corazón caliente, las que son fervientes en espíritu, y en el otro extremo tenemos aquellas que son frías, que no tienen interés en las cosas espirituales y no hacen pretensiones al respecto.
Pero luego, en el medio tenemos este grupo que son los que Jesús llamó tibios.
- Ellos no niegan la fe o rechazan las afirmaciones de Cristo directamente, pero no tienen una fe vigorosa.
- No tienen celo espiritual
- No tienen un intenso amor ni pasión por Cristo
- Son complacientes y…
- Tienen un corazón a medias.
- Son cómodos
- Indiferentes e inútiles.
Qué condición tan común es esta. Estas son personas que no quieren ser pecadoras de corazón frío, pero tampoco quieren ser creyentes de todo corazón.
- Quieren vivir en ambos mundos
- Quieren servir a dos señores y…
- Quieren estar como en el medio del camino.
Y una de las cosas que me he preguntado mientras he estado estudiando este pasaje es: ¿Son estas personas tibias, verdaderos creyentes que simplemente están en una condición de apostasía, o son religiosos hipócritas que profesan conocer a Cristo pero realmente no lo conocen?
Y he leído no sé cuántos comentarios sobre este asunto, y he llegado a la conclusión de que están divididos a la mitad con respecto a lo que piensan sobre la respuesta a esta pregunta. Creo que la razón es porque es difícil saber a ciencia cierta dónde se encuentran estas personas espiritualmente. Solo Dios sabe si realmente le pertenecen a Él o no.
Pero déjame decirte esto: He llegado a esta conclusión, luego de pasar horas meditando sobre este texto, que si eres espiritualmente tibia, no tienes las bases para tener la seguridad de que eres una hija de Dios. No puedes decir con seguridad: «Yo pertenezco a Cristo». Si no tienes para Cristo un corazón ardiente, celoso, caliente, no puedes estar segura.
El agua tibia en Laodicea era inservible. Era de mal gusto. Te hacía querer vomitar, tirarla. Y la iglesia tibia en Laodicea era igualmente inútil. Era un testigo inefectivo. Los incrédulos que vivieron en Laodicea no estaban recibiendo agua viva, porque la iglesia no estaba cumpliendo activamente su rol de dar testimonio del evangelio de Cristo.
Una iglesia tibia no tiene el corazón, la motivación, o la capacidad para alcanzar su mundo para Cristo.
No hace mucho fui copiada en un correo electrónico que un amigo había enviado a un par de líderes de su iglesia. Y quiero leer una parte extensa de ese correo porque pienso que describe la inutilidad, la ineficiencia y la falta de fruto de una iglesia tibia. Este hombre escribió:
Es de gran preocupación para mí que esta iglesia (incluyendo nuestra iglesia local) parezca estar «dormida en la luz» –en palabras de la canción de Keith Green. La iglesia en América es tibia –como la iglesia en Apocalipsis. Nosotros estamos buscando paz y prosperidad, y no vamos por el mundo haciendo discípulos. Más bien, le estamos predicando al coro semana tras semana.
Este hombre siguió diciendo:
Yo pertenezco a una liga de bolos. Y es otro mundo ahí. Profanación, pornografía y ateísmo es lo que reina. Oro semanalmente porque Dios me dé citas divinas; el poder mirar a las personas a los ojos y decirles que estoy orando por sus familias. Traté de formar un equipo de creyentes para ministrar en este ambiente; para llegar con la gracia a estos que, bajo esta cultura, nunca podrán ver el interior de una iglesia.
Intenté conseguir que personas de nuestra iglesia se involucraran con nuestra iglesia Afroamericana de la calle vecina y se interesaran en Uganda, en Senegal, y así sucesivamente (países donde este hombre ha tenido algún tipo ministerio extendido). Pero no hay mucho interés. ¿Sabes de qué nos estamos ocupando nosotros? De reuniones y más reuniones. De grupos pequeños, los viernes, los sábados, los martes. Muchas palabras. Charlas. El compartir, el tener comunión.
Y por favor no se ofendan (les dice este hombre a los líderes de su iglesia), pero esto me recuerda a 1 Corintios 13. Sin amor por los perdidos y por nuestros hermanos cristianos en países pobres, somos como metal que resuena o címbalo que retiñe.
Y me encuentro frustrado en todas las reuniones y las discusiones de siempre sobre cómo los ángeles pueden danzar sobre la cabeza de un alfiler. ¡¿Y a quién le importa?!
¿Pueden ustedes imaginarse no ser capaces nunca de asistir a una clase en toda su vida? ¿No tener nunca un par de zapatos, por lo que tus pies se encuentran hinchados como pies de elefantes? En el mejor de los casos, esto que hablo hoy aquí en América, resulta en USD $50.00 en «ayuda». ¡Y gastamos USD $12,000.00 al año, en impuestos en casas, en autos, y en piscinas!
Rara vez comparto mis pensamientos sobre esto. No quiero promover una jornada de culpabilidad en la comunidad cristiana. Pero el Señor puso esto en mi corazón, y estoy en paz con este «llamado» en mi vida. Personalmente creo que moriré en el campo. No estoy seguro si será enfermo (ya que he tenido malaria dos veces y el Ébola está cerca del lugar al que fui en Uganda). No estoy seguro si será por un musulmán radical, o quizás cuando vaya de puerta a puerta en el área conflictiva aquí cerca de nuestra iglesia, o por el cañón de un arma. He tenido numerosas situaciones en África con mis puertas derribadas a patadas y forzado a tirarme sobre el lodo. No quiero morir de ninguna de estas maneras, pero sé que mi Redentor vive, y estoy listo y estoy dispuesto.
Ahora, recuerdo que en los primeros días de nuestra iglesia tuvimos algunos soldados reales. Soldados listos para predicar en las calles. Listos para ir a tiendas de pornografía a compartir el evangelio. Listos para ir a la guerra en países desgarrados como Uganda. ¿Qué ha pasado en los últimos años? ¿Dónde están aquellos que estaban listos para ponerse a sí mismos y a sus relacionados con el Salvador del mundo sobre la línea de fuego?
Cuando estaba en Uganda en el último viaje, solo en mi habitación, lloré tanto que me dolía el pecho. Y fue doloroso. Traté de tener esperanza, pero en el fondo de mi corazón, yo conozco la necesidad. Y sé que no tenemos las personas suficientes, que se preocupen o que estén en posiciones de ayudar. Estamos viviendo como si no hubiera urgencia.
Dormir en la luz –tibia, complaciente, indiferente– viviendo como si no hubiera urgencia. Las personas como mi amigo Steve, quien escribió ese correo electrónico, bueno, personas como él, son consideradas fanáticas, extremistas, radicales.
Y recuerdo a mi papá diciendo acerca de otro creyente que tenía ese mismo tipo de corazón: «Desearía ser un fanático como ese».
Y es interesante que fuera de las siete iglesias a las que Jesús se dirigiera en Apocalipsis capítulos 2 y 3, hay dos iglesias: Esmirna y Filadelfia, acerca de las cuales Él no tuvo crítica. Y ambas iglesias estaban enfrentando oposición y persecución intensas.
En contraste, las dos iglesias que estaban en la peor condición, la iglesia en Sardis y la iglesia en Laodicea, en esas cartas, no hay referencia a ninguna oposición. No hay referencia a oposición de afuera de la iglesia, de la cultura pagana o del gobierno romano. Y no hay referencia a herejías dentro de la iglesia, ni luchas sobre las que haya algún registro.
Y creo que es un recordatorio de que Dios usa la adversidad, la oposición y las luchas para purificar a Su iglesia y para urgir a los creyentes, para despertar a la iglesia, y aclarar nuestra visión, para darnos un sentido de urgencia. Cuando tienes oposición, cuando tienes luchas, incluso si es una lucha por la doctrina correcta, para definir la fe; si tienes herejías contra las que estas batallando, eso es con lo que estás tratando –no que quieras herejías dentro de la iglesia– sino cuando tienes luchas doctrinales y oposición desde adentro y desde afuera, tienes que poner un poco de esfuerzo en luchar, en contender por la fe. Pero cuando no hay retos que enfrentar, es fácil estancarse espiritualmente y perder el sentido de urgencia.
Y un comentarista dijo: «La oposición activa, bien puede ser un mal menos mortal, que la indiferencia cómoda».
La iglesia en Laodicea no tenía ninguna oposición activa que conozcamos, pero lo que sí tenía era una indiferencia cómoda, y eso es peligroso.
Jesús dijo: «Deseo que seas caliente o frío». Él no está diciendo que los quería fríos, pero pienso que Él está diciendo que hay más esperanza al calentar lo frío que calentando lo tibio. Es menos probable que las personas vean su necesidad de Cristo y se arrepientan cuando están en cualquier punto entre caliente y frío que si estuvieran en una evidente y abierta rebelión en contra de Cristo. Porque una persona tibia ha hecho una profesión de fe, y piensa que está bien, y de ahí deriva en complacencia.
Los «cristianos» tibios, hacen más daño a la causa de Cristo que aquellos que están completamente fríos. Ellos ocasionan más daño en nuestro mundo de hoy, que ateos como Christopher Hitchens y Richard Dawkins. Más daño es hecho por las personas tibias en nuestras iglesias, que claman ser hijos de Dios. Ellos son peligrosos en la iglesia. Ellos enfrían a los nuevos convertidos. Ellos derriban la iglesia entera.
¿Dónde estás tú? ¿Caliente? ¿Fría? ¿O tibia?
¿Has tenido alguna vez fe salvadora?
Quizás tu corazón por Dios fue caliente alguna vez, pero ahora está sumido en la tibieza. ¿Cómo sucedió eso?
- Sucede por tener los atavíos de la religión, pero no tener a Cristo
- Sucede por tener una fe heredada –una que viene de tus padres o de las generaciones anteriores, pero nunca la has hecho tuya
- Puede suceder por demasiada prosperidad y comodidad, y carecer de presión por crecer y carecer de adversidad
- Puede suceder por acomodarse al mundo
- Por acomodarse a lo tibio, a una subcultura cristiana que existe a nuestro alrededor
Una amiga y yo estábamos hablando esto la semana pasada. Y ella me hablaba acerca de una época de su vida cuando era una mamá joven y su esposo viajaba mucho en ese tiempo. Durante esa época, buscando diversión, ella comenzó a dedicarse a entrenar caballos, y se convirtió en una apasionada de esto. Su familia tenía algunos caballos y ella se puso realmente en eso. Y en ese tiempo ella tenía dos niños pequeños y desarrolló este amor y esta pasión por el entrenamiento de caballos.
Y me dijo: «Empecé haciéndolo cada hora y momento del día».
Y aquí tenemos una mujer que en sus primeros años tenía un corazón ardiente por Cristo. Ella sabía lo que era deleitarse en su tiempo devocional con el Señor y entregarle su amor al Señor. Pero me dijo:
Durante esa época, me despertaba y la primera cosa en la mañana que quería hacer era salir y estar con los caballos todo el día.
Y ella dice: Esos caballos se convirtieron en un ídolo en mi vida. Antes de que me diera cuenta dejé de ir a la iglesia los domingos por la tarde, dejé de ir a la iglesia los miércoles. Había perdido el corazón. Y había perdido el interés en las cosas de Dios.
Y durante esa época me recuerdo pensando: «Deseo que alguien se pare frente a mí y me diga: ¿Qué estás haciendo?» Pero nadie lo hizo.
Y no fue hasta un tiempo después cuando Dios en última instancia, creó las circunstancias que la llevaron hasta el fondo, cuando ella se arrepintió de su tibieza y Dios la llevó de ser tibia a ser caliente espiritualmente.
Y lo que quiero hacer hoy, y lo que quiero hacer en estas series, es hacer lo que ella deseó que alguien hubiera hecho por ella en esos años.
Si tú eres tibia, yo quiero pararme frente a ti. Si tú has caído en la tibieza, yo quiero venir de frente, y quiero decirte: «¿Qué estás haciendo? ¡¿Qué estás haciendo?!»
Elías les dijo a los hijos de Israel en su día, «¿hasta cuándo vacilaréis entre dos opiniones?» Entre dos pensamientos –si el SEÑOR es Dios, seguidle; y si Baal, seguidle a él» (1 Reyes 18:21).
No hay lugar para la neutralidad.
El llamado de Cristo es para que declaremos por nosotras mismas y en serio, si somos de Él o estamos contra Él. Pero no hay lugar para la indecisión.
Oh Dios, te ruego que mientras leemos Tus palabras a la iglesia de Laodicea, Tú hables a nuestros corazones, y expongas a la iglesia, a la iglesia que hoy está dormida en la luz, que Tú nos levantes, que nos avives, que nos saques de nuestra tibieza y nos des la gracia para arrepentirnos y para ser soldados de corazón caliente, ardiente, fervoroso para Cristo Jesús, en cuyo nombre te oramos, amén.
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth.
Por mucho tiempo he estado familiarizada con el versículo de Apocalipsis que habla acerca de la iglesia tibia, pero el mensaje de hoy fue muy refrescante a mis oídos. Agradezco el material de referencia acerca del suministro de agua a Laodicea. Y más importante aún, necesito ser desafiada para asegurarme de que no estoy a la deriva hacia una fe tibia.
Cuando estudiamos las cartas de Jesús a las iglesias de Apocalipsis, somos retadas.
Vivimos en una época de cambios y trastornos constantes. En este entorno las instituciones que podríamos considerar sólidas pueden desmoronarse de repente. Eso también puede ocurrir con las iglesias. Nancy hablará más de esto, mañana aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Creciendo en nuestra fe juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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