Mujeres ocupadas: cómo pueden memorizar las Escrituras
Annamarie Sauter: Janet Pope recita el Salmo 1 para nosotras. ¿Alguna vez has considerado memorizar porciones de la Biblia?
Janet Pope: «¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!
Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera…el Señor conoce el camino de los justos, mas el camino de los impíos perecerá».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hoy escucharemos a una invitada que dice tener una alternativa para la mujer agotada …
Annamarie Sauter: Janet Pope recita el Salmo 1 para nosotras. ¿Alguna vez has considerado memorizar porciones de la Biblia?
Janet Pope: «¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!
Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera…el Señor conoce el camino de los justos, mas el camino de los impíos perecerá».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hoy escucharemos a una invitada que dice tener una alternativa para la mujer agotada y agobiada por la culpa, que anhela conocer a Dios y Su Palabra, pero que aún no ha encontrado la manera de lograrlo en medio de su incesante rutina de actividades. Puede que te sientas identificada.
Sé que te emocionará escuchar a nuestra invitada de hoy, Janet Pope, autora de un libro titulado Su Palabra en mi corazón.El subtítulo del libro es: Memorizando las Escrituras para caminar más cerca de Dios. (Lamentablemente no ha sido traducido al español todavía). Janet, muchas gracias por acompañarnos hoy aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Janet: Estoy muy emocionada de ser parte de esto. Gracias por invitarme.
Nancy: Tu agenda estaba abierta y la mía también, así que tuvimos la oportunidad de reunirnos. Sé que nuestras oyentes se sentirán animadas por lo que tienes para compartir con nosotras.
Cualquiera que haya estado escuchando Aviva Nuestros Corazones durante algún tiempo, sabe que nuestra meta es que las mujeres conozcan y amen la Palabra de Dios. Creemos que ahí es donde está la vida. No vivimos «solo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
Así que siempre tratamos de hacer que las mujeres profundicen en la Palabra y que la Palabra eche raíces en ellas. A menudo les digo a nuestras oyentes: «No permitas que te den de comer con cucharita. Sumérgete en la Palabra por ti misma. Cobrará vida en ti y cambiará tu vida».
Me doy cuenta de que somos muy parecidas. Eres una estudiosa de la Palabra de Dios. Has sido maestra en el Ministerio Precepto y hace varios años te encontraste con una práctica que marcó una diferencia radical en tu vida. Eso se convirtió en el tema de este libro, Su Palabra en mi corazón.
Eres esposa y madre de dos niños. Sé que te ha influenciado en esas áreas también, pero llévanos de vuelta a donde te encontrabas unos años atrás. Estabas en el proceso de una mudanza.
Descríbenos cómo era tu vida en ese momento. ¿Cuál fue el escenario, el telón de fondo, de cómo comenzaste a involucrarte en esta área de la memorización de las Escrituras?
Janet: Me encantaría compartirlo. Comenzó en 1991. Nos mudamos de vivir en Dallas, Texas. Llevábamos allí ocho años y nos trasladamos a Hattiesburg, Mississippi.
Nancy: ¡Una gran diferencia!
Janet: Sí. Mi esposo creció en Mississippi, así que, para él, era como si estuviera regresando a casa. Pero para mí, iba a un lugar totalmente extraño donde no tenía amigos y los primeros meses fueron muy, muy solitarios para mí. Clamé a Dios, esperando que Él hiciera un cambio en mi vida.
En ese momento, algunos de mis nuevos amigos me invitaron a una conferencia cristiana en Chattanooga. Se trata de un viaje de seis horas y entonces pensé: Si no hay nada más, me viene bien un descanso de la «rutina de mamá».
Nancy: ¿Qué edad tenían tus hijos en ese momento?
Janet: Tenían cuatro y siete años.
Nancy: Tenías las manos llenas.
Janet: Uno estaba en la escuela y el otro todavía estaba en casa. Así que, una mañana en la conferencia, una mujer de la audiencia fue llamada espontáneamente al frente y le preguntaron si podría compartir algunas Escrituras con el grupo. Luego ella recitó todo el libro de Colosenses para toda la audiencia.
Me quedé estupefacta. Estaba hipnotizada por lo que había escuchado, y pensé en mi corazón, me pregunto cómo sería conocer realmente la Palabra de Dios, tenerla tan arraigada en mi corazón y mente que la llevara conmigo dondequiera que fuera.
Había sido cristiana durante catorce años. Tenía treinta y cinco años. No había crecido en la iglesia, pero me consideraba una cristiana muy sincera y dedicada.
Leía la Biblia todos los días, pero en ese momento vi lo superficial que era realmente. No conocía la Palabra de Dios. No era una estudiante seria de la Palabra, así que, en el viaje de seis horas a casa, clamé a Dios y le pedí que hiciera un cambio en mi vida.
Pensé: «bueno, tengo dos niños pequeños, no tengo espacios de tiempo libre en mi día». Pero consideré en mi mente que si Dios quería que conociera Su Palabra, entonces Él abriría un camino –que Él no me pediría algo y luego lo haría imposible de lograr.
Debido a que esta mujer había recitado todo el libro de Colosenses, pensé, bueno, tal vez podría memorizar las Escrituras. Así que pensé, con la ayuda de Dios, voy a empezar con Efesios.
Me tomó meses y meses –probablemente unos seis meses– pero trabajé en ello cada minuto de cada día y noche. Descubrí que aunque no tenía espacios de tiempo extra en mi día, podía memorizar mientras hacía otras cosas. Así que incluí memorizar las Escrituras en mi rutina matutina –ducharme, secarme el cabello, maquillarme y vestirme.
Eran tiempos en que mis manos estaban ocupadas pero mi mente estaba libre. Así que pude memorizar las Escrituras mientras hacía las tareas domésticas –pasar la aspiradora, doblar la ropa, vaciar el lavavajillas, preparar almuerzos para la escuela, preparar café, cosas así –podía memorizar al mismo tiempo.
No solo estaba conociendo la Palabra de Dios, sino que estaba redimiendo el tiempo, un minuto aquí y un minuto allá. Ahí fue realmente donde comencé.
Nancy: ¿Cómo escogiste el libro de Efesios?
Janet: Bueno, siempre ha sido mi libro favorito, y había escuchado a la gente decir que si no tuvieras nada más que el libro de Efesios, podrías vivir la vida cristiana. No sé de dónde tomé eso, pero ahí es donde empecé.
Ahora, realmente no recomiendo comenzar con el libro de Efesios, más bien daría como sugerencia comenzar con algo más pequeño. Pero yo estaba realmente motivada en ese momento, así que funcionó para mí.
Nancy: Cuando empezaste, pensaste, ¿no sé si puedo hacer esto? ¿Parecía realmente desalentador al principio?
Janet: Lo fue, pero pensé, está bien, es posible, y realmente, solo voy a aprender un versículo a la vez. Creo que en ese momento me sentí impulsada y motivada, y sentí esa sensación de vergüenza por no haberle dado a la Palabra de Dios el tiempo que necesitaba.
Cuanto más me adentraba en ello, más pensaba: bueno, puedo aprender otro verso. Puedo aprender otro. Puedo aprender otro más.
Nancy: Es como comerse un elefante un bocado a la vez.
Janet: Correcto.
Nancy: ¿Cómo lo hiciste? ¿Alguien te enseñó cómo hacerlo o te dio algunos consejos?
Janet: No, realmente no tenía un método, pero pensé: crearé mi propio método. Esto es lo que se me ocurrió y, por supuesto, sugeriría que la gente tome lo que he hecho y lo adapte a su rutina.
Tengo tarjetas de 3x5 que están conectadas con una espiral –no están esparcidas por toda la casa, sino que están conectadas. Así que ahí escribí el primer capítulo.
Nancy: A mano.
Janet: Sí, a mano. Lo escribí y luego comencé un versículo a la vez. Mi método se convirtió en memorizar un versículo cada día.
Sé que suena abrumador, ¿cómo podrías hacer un versículo al día? Pero aprender un versículo al día, te obliga a volver a leerlo como veinticinco veces durante el día. Si solo aprendieras un versículo en la semana, eso no te obliga a meditar en la Palabra de Dios a lo largo del día.
Así que, al esforzarme para aprender un versículo al día, tenía que pensar en ello en la mañana cuando estaba haciendo mis tareas, luego a la hora del almuerzo y después en la tarde cuando estaba preparando la cena y finalmente en la noche.
Esta pequeña espiral de 3x5 se encuentra justo encima de mi mesita de noche. La llevo a todas partes conmigo, incluso cuando voy a planchar y aspirar el piso. La llevaba en mi auto dondequiera que iba, y eso se convirtió en mi método.
Nancy: ¿Entonces decías el versículo en voz alta?
Janet: Sí, en voz alta. Por supuesto, mis hijos decían, «está bien, mamá está recitando las Escrituras», pero no les importaba. De hecho, realmente se convirtió en una de esas cosas como, «bueno, eso es lo que hace mamá, ella memoriza la Biblia».
Nancy: Bueno, eso es probablemente una manera de introducir las Escrituras para ellos, también.
Janet: ¡Oh, fue grandioso! Sin exigirles que aprendieran las Escrituras, simplemente hablaba de ellas durante todo el día.
Nancy: La estaban aprendiendo. Así que, comenzaste con Efesios capítulo 1, versículo 1.
Janet: Así es. Luego, al día siguiente aprendí el versículo 2 y al día siguiente el versículo 3, y después de que terminé el capítulo (la mayoría de los capítulos, no sé por qué, son veinte o veintiún versos) solo repasaba por aproximadamente una semana o diez días hasta que sentía que lo había solidificado, y luego pasaba al siguiente capítulo.
Cuando terminé Efesios, pensé: «¡Vaya, lo logré! ¡Esto es asombroso!»
En fin, lo compartí con las chicas con las que había ido a la conferencia y me dijeron: «Tienes que recitarlo para nuestra clase de escuela dominical». Eso fue muy importante para mí, porque ni siquiera podía imaginarme que podría hacerlo, pero lo hice.
Así que me convertí en la persona que memorizó las Escrituras. Luego pasé a otro libro y a otro libro, y realmente no me di cuenta de que llegaría tan lejos como lo hice, solo un versículo a la vez, un capítulo a la vez.
Nancy: ¿Has tenido a alguien memorizando contigo para tener alguna rendición de cuentas, o lo has hecho más o menos por tu cuenta?
Janet: En realidad lo he hecho con otras mujeres cuando dicen: «Realmente necesito esto». Les digo: «Te diré algo, tengo un tiempo libre ahora mismo. ¿Por qué no hacemos algo juntas?» Así que he tenido compañeras en ese sentido, y esto permite que alguien más comience a memorizar las Escrituras.
Creo que la mejor manera es empezar con algo muy, muy pequeño. Por ejemplo, diría que comiencen con el Salmo 1.
Son seis versículos, y es tan alentador porque habla del hombre que es bendecido porque está plantado junto a corrientes de agua. Está meditando en la Palabra de Dios de día y de noche, y lo que es tan asombroso es que el Salmo 1 solo toma un minuto para repasar.
Cuando estás memorizando las Escrituras por primera vez, no encuentras un bloque de cinco minutos durante el día, pero piensas: está bien, pero tengo un minuto. Así que encuentras varios espacios de un minuto a lo largo del día cuando estás haciendo algo. Tus manos están ocupadas pero tu mente está libre.
Así que yo diría, comienza con el Salmo 1. Si ya memorizaste el Salmo 1, entonces memoriza otro salmo corto, como el Salmo 121.
Nancy: ¿Puedes recitar el Salmo 1 para nosotras?
Janet: Sí, veamos: «¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en Su ley medita de día y de noche!Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera. No así los impíos, que son como paja que se lleva el viento. Por tanto, no se sostendrán los impíos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos.Porque el Señor conoce el camino de los justos, mas el camino de los impíos perecerá».
Nancy: Seis versículos en un minuto.
Janet: ¡Menos de un minuto! Simplemente encuentra esos pequeños espacios a lo largo del día cuando estás haciendo otra cosa, cuando conduces, cuando esperas al ortodoncista.
Piensa en cuántas veces tenemos que esperar. Esperamos en el autoservicio del banco. Esperamos en el autoservicio de comida rápida. Esperamos en la práctica de fútbol. Esperamos y esperamos y tenemos esos pequeños períodos de tiempo de un minuto en los que podemos trabajar en la memorización de las Escrituras al mismo tiempo que hacemos otra cosa.
Eso es lo que me gusta decirles a las mujeres ocupadas. «De acuerdo, no podrás agregar un tiempo extra para memorizar las Escrituras en tu día. Ya está lleno. Así que incluye la memorización de las Escrituras a las cosas que ya estás haciendo».
La mayoría de nosotras nos peinamos del mismo modo todos los días, ¿realmente tienes que estar pensando? Trabaja en la memorización de las Escrituras al mismo tiempo que haces esto.
Te estás maquillando de la misma manera todos los días. Estás haciendo tostadas. Estás haciendo café. Inclúyelo en algo que ya estés haciendo.
Nancy: El salmo que acabas de citar, el Salmo 1, describe algunos de los beneficios de tener las Escrituras en nuestras mentes y corazones. Guíanos a través de ese salmo y ayúdanos a pensar, ¿cuáles son algunos de los beneficios de tener la Palabra en nuestra mente?
Janet: En primer lugar, me gustaría decir que es Dios quien dice que este hombre es bendecido. Muchas veces nos gusta decir: «Bueno, esto y aquello, ella está bendecida», o «tal y tal, él está bendecido».
Esta es la persona que Dios dice que es bendecida, así que me encanta. Quiero ser la persona que Dios dice que es bendecida, no lo que dicen las otras personas. Dios dice que la persona que medita en la Palabra de Dios día y noche es como un árbol plantado junto a corrientes de agua.
Me gusta contar esta historia desde mi propia experiencia. Cuando era niña, vivíamos en el centro de Florida, cerca de un lago y teníamos un árbol en el patio trasero. Este árbol de ciprés estaba justo al borde del agua, así que íbamos allí y nos sentábamos.
Era tan pacífico ver las olas chocar con el árbol. Este árbol, aunque estuvo bajo el sol abrasador de Florida, nunca se secó, porque el agua era su fuente de vida.
Ahora, en el patio delantero teníamos uno de esos enormes robles que estaba cubierto con un espeso musgo español que hay en Florida. Y cada año este árbol perdía ramas que morían y se caían porque el musgo se apoderaba de ellas. Entonces, para mí, estas son dos imágenes vívidas de vidas contrastadas, una que está prosperando y otra que se está marchitando.
Así que debemos preguntarnos, ¿a cuál árbol nos queremos parecer? Queremos ser como el árbol que está prosperando, y Dios dijo que Su Palabra es agua para nuestras almas.
Entonces, al meditar en la Palabra de Dios día y noche, somos como el árbol que da fruto a su tiempo, en el tiempo adecuado de Dios. Cuando tu mente y tu corazón se deleitan en la Palabra de Dios, entonces tus acciones estarán centradas en Dios y serás divinamente próspera, y no te marchitarás.
Esto es lo que he visto: las madres están agotadas, y lo sé porque soy madre. Ser madre es agotador.
Pero lo que sucede es que nuestras almas comienzan a marchitarse porque estamos secas espiritualmente. No hemos tenido el tiempo que necesitamos en la Palabra. Y honestamente, no tengo tiempo ni siquiera ahora que tengo el nido vacío.
No tengo tiempo para estudiar mi Biblia todos los días; o tal vez debería decir, no estudio mi Biblia todos los días. Pero debido a la memorización de las Escrituras, es muy raro el día en que no paso tiempo en la Palabra de Dios.
Si memorizar las Escrituras nos ayuda durante el día, entonces no tenemos que sentirnos culpables por no pasar tiempo en la Palabra de Dios, porque hemos estado pasando tiempo en la Palabra de Dios durante todo el día, comunicándonos con Dios.
Nancy: Y déjame decirte que no solo la maternidad es agotadora. Vivir es agotador.
Janet: Correcto, así es.
Nancy: Tenemos tirones, empujones y demandas constantes sobre nosotras. Durante las últimas semanas he tenido algunos problemas tecnológicos y me he encontrado una y otra vez agotada con lo que he hecho a la luz de mi agenda.
Pero tienes razón, cuando nuestros corazones y mentes están arraigados y cimentados en la Palabra de Dios, hay una fuente de vida que no puedes explicar. Es Su vida.
Janet: No hay culpa. Cuando no dedicamos tiempo a la Palabra de Dios, nos sentimos culpables porque no estamos haciendo lo que sabemos que debemos hacer. Sabemos que Dios quiere que dediquemos tiempo a conocerlo en Su Palabra, y cuando no lo hacemos, nos sentimos abrumadas por la culpa.
¿Quién quiere vivir con culpa? Sé que yo no, pero tenía mucha culpa. En mi propia mente, estuve tentada a posponer mi crecimiento espiritual hasta que tuviera más tiempo.
Bueno, nunca tendrás más tiempo; y si pospones tu crecimiento espiritual, entonces ¿de dónde obtendrás la sabiduría que necesitas para levantar una herencia piadosa, para ser la mujer de Dios que quieres ser y que Dios quiere que seas?
Así que esa tampoco es una solución, posponerlo para otro momento. Pero creo que todas hemos pensado, «la semana que viene me voy a tomar en serio la Palabra», o «el mes que viene», o «esa es mi resolución de Año Nuevo».
Nancy: Llévanos a esos primeros días cuando estabas memorizando el libro de Efesios y descríbenos el antes y el después –la mujer que eras antes de ir a esa conferencia y escuchar a la señora que recitó Colosenses, y la mujer que fuiste meses después de haber memorizado el libro de Efesios. ¿Qué diferencia hizo esto?
Janet: Bueno, me gustaría decir que me considero una cristiana muy sincera y dedicada. Quiero decir, había pasado diez años siendo parte del equipo de Cruzada Estudiantil.
Desde que me convertí a la edad de veintiún años, he sido una cristiana sincera. Leía mi Biblia todos los días, así que, ni siquiera me di cuenta de lo superficial que era hasta ese día que escuché a alguien que realmente conocía la Palabra de Dios.
Fue entonces cuando atravesó mi corazón, y en mi alma, dije: Wow, soy tan superficial. ¡No conozco la Palabra de Dios!
Pensé: está bien, con la ayuda de Dios voy a hacer un cambio. Desde ese momento –eso fue en 1992– la Palabra de Dios se ha convertido en todo en mi vida. Esa es mi comunión con Dios.
Cada día mientras paso tiempo en la Palabra de Dios…e incluso esos primeros meses en Efesios, no me cansaba. Estaba encontrando el oasis para mi alma, y me sentía motivada. Me encantaba cada aspecto de conocer la Palabra de Dios.
Había leído Efesios docenas de veces cada año, probablemente, mientras leía la Biblia en un año. Pero ahora estaba viendo cosas que nunca había visto, porque cada pequeña frase, la repasaba una y otra vez en mi mente, docenas de veces a lo largo del día.
Realmente, el mayor beneficio fue que mi relación con Dios se hizo más profunda y amplia. Estaba viendo cosas acerca de Dios que nunca había visto.
Descubrí que en el pasado tenía una imagen muy pequeña y manejable acerca de Dios, y ahora Dios estaba superando estos límites. Estaba viendo cosas nuevas y ampliando mi imagen de quién es Dios y también de quién soy yo.
Empecé a ver mi propia depravación y necesidad. Vi lo necesitada que estaba.
Nancy: Y Su gracia para satisfacer esa necesidad.
Janet: Por supuesto, entonces mi pasión se convirtió en la memorización de las Escrituras, porque pensé, ¡esto ha cambiado mi vida! Y en sí mismo, la memorización de las Escrituras no es realmente un mandamiento. El mandamiento es conocer a Dios y conocer Su Palabra.
Pero también dice que debemos tener la Palabra de Dios lista en nuestros labios. Debemos atesorarla. Así que, para mí, había memorizado un versículo aquí y un versículo allá, pero ahora estaba viendo realmente los versículos que tal vez nunca hubiera elegido memorizar.
Dios estaba diciendo: «Sí, escoge todos los versículos que tengan algo que ver contigo y lo que vas a recibir de Mí; ahora Yo voy a mostrarte algunas cosas a través de todo el contexto de esos versículos, y también te mostraré algunas cosas acerca de mí que de otro modo no escogerías memorizar». Así que ese ha sido uno de los beneficios de memorizar un pasaje completo, en lugar de solo un versículo por aquí y por allá.
Nancy: En el episodio de mañana vamos a retomar esta conversación y hablaremos más sobre cómo hacer esto, y cómo no solo memorizar sino mantener la Palabra en tu corazón, y sobre algunos de los beneficios que han llegado a tu vida. Sé que nuestras oyentes querrán unirse a nosotras en el próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Has compartido sobre el impacto que el libro de Efesios tuvo en tu vida, y creo que el primer capítulo de Efesios es uno de los capítulos más poderosos en toda la Palabra de Dios para cualquier creyente. ¿Puedo pedirte que recites este capítulo para nosotras? Efesios capítulo 1.
Janet: «Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios: A los santos que están en Éfeso y que son fieles en Cristo Jesús: Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Porque Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amornos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad,para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.
En Él tenemos redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de Su graciaque ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento nos dio a conocer el misterio de Su voluntad, según la buena intención que se propuso en Cristo,con miras a una buena administración en el cumplimiento de los tiempos, es decir, de reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
También en Él hemos obtenido herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de Aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de Su voluntad,a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de Su gloria.
En Él también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de Su gloria.
Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre ustedes, y de su amor por todos los santos,no ceso de dar gracias por ustedes, mencionándolos en mis oraciones,pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él.
Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su poder. Ese poder obró en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a Su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no solo en este siglo sino también en el venidero.
Y todo lo sometió bajo Sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquel que lo llena todo en todo.
Nancy: Acabas de escuchar a Janet Pope, citando el capítulo 1 de Efesios. ¡Qué depósito tan rico de las Escrituras! Qué tesoro tan grande hay en su corazón, pero que ahora también comparte con nosotras. Aunque no puedas verla, nosotras estamos en un estudio, no tiene notas ni una Biblia frente a ella. Este es un pasaje que ha memorizado y que ha guardado en su corazón.
Ella no sabía que le iba a pedir que recitara Efesios 1. Tampoco estaba en mis planes el hacerlo, pero de algo estoy segura, y es que está en su corazón. Y ahora nosotras hemos sido ministradas.
Annamarie: Janet dice que no tiene una buena memoria. Entonces, ¿cómo ha podido memorizar 121 capítulos de la Biblia? Descubre la respuesta en la continuación de nuestra conversación.
Guardando las Escrituras en nuestros corazones juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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