Mujeres imperfectas pueden ser grandes mentoras
Débora: Cuando sientes que has fracasado, obtienes experiencia que luego puedes compartir con otra persona y ayudarla. Con nosotras, Susan Hunt.
Susan Hunt: En la economía de Dios nada se desperdicia y necesitamos decirles esto a las mujeres una y otra y otra vez. Toma esa experiencia, llévala ante el Señor como tu sacrificio a Él, y observa lo que Él te enseñará a través de esta y cómo te está moldeando y capacitando para ministrar a otra mujer que quizás está pasando por esa misma situación.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 13 de diciembre de 2023.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Susan Hunt ha sido una amiga personal muy querida desde hace mucho tiempo y es una amiga muy querida para este ministerio. La llamo la abuela del movimiento Mujer Verdadera. Ella nos ha alentado, nos ha animado. …
Débora: Cuando sientes que has fracasado, obtienes experiencia que luego puedes compartir con otra persona y ayudarla. Con nosotras, Susan Hunt.
Susan Hunt: En la economía de Dios nada se desperdicia y necesitamos decirles esto a las mujeres una y otra y otra vez. Toma esa experiencia, llévala ante el Señor como tu sacrificio a Él, y observa lo que Él te enseñará a través de esta y cómo te está moldeando y capacitando para ministrar a otra mujer que quizás está pasando por esa misma situación.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 13 de diciembre de 2023.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Susan Hunt ha sido una amiga personal muy querida desde hace mucho tiempo y es una amiga muy querida para este ministerio. La llamo la abuela del movimiento Mujer Verdadera. Ella nos ha alentado, nos ha animado. Ella ha sido una fuente de sabiduría y visión.
Sus libros han sido un don para el cuerpo de Cristo. Y en esta semana estamos hablando de uno de ellos en particular, Maternidad espiritual: El modelo de Tito 2 para la mujer de hoy. Hoy hablaremos un poco más acerca de lo que esto significa.
Este libro es parte de la colección de libros del curriculum de Mujer Verdadera. Seleccionamos estos libros cuidadosamente, son libros que recomendamos altamente como parte de la misión, el mensaje y el ministerio de Mujer Verdadera. Entonces estamos felices de tener Maternidad espiritual en la línea de libros de Mujer Verdadera.
Y gracias por compartirlo con nosotros aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Susan: Muchas gracias, Nancy, por recibirme y poner tu sello de aprobación en este libro, esto significa mucho para mí.
Nancy: Bueno, esperamos que tenga un amplio público y que muchas lo lean. Mientras estaba en el proceso de escribir mi segundo libro sobre Tito 2, que se titula Adornadas, cuando leí tu libro pensé, «está muy bueno; desearía haberlo escrito yo».
Pero estoy feliz de que tú lo hayas hecho. Está cimentado en el modelo bíblico de una generación contándole a la próxima generación acerca de los caminos de Dios. El evangelio de Dios y animando a las mujeres a vivir para la gloria de Dios.
Entonces no vamos a hacerle justicia al libro en esta pequeña conversación, pero espero que despertemos el apetito de las mujeres. Las animo a adquirirlo, el libro se titula, Maternidad espiritual: El modelo de Tito 2 para la mujer de hoy. Te animo a buscarlo en tu librería cristiana favorita o en internet.
Susan, ahora llévanos de vuelta a donde empezó todo esto, ¿qué es esto de Tito 2? Y entonces veremos de manera más específica cómo luce esto de Tito 2.
Susan: Bueno, en la carta de Pablo a Tito, él le dice al joven predicador cómo tener una iglesia saludable. Y cuando vamos al capítulo 2 de esta carta, él está hablando realmente de discipulado. Él inicia este capítulo diciéndole a Tito: «Enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina», entonces le dice cómo en medio de la vida de la congregación los hombres mayores deben entrenar a los hombres jóvenes.
Entonces llegamos al versículo 3 donde dice:
«Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada».
Así que comencé llamando a esto, «Maternidad espiritual», porque es un ministerio de mentoría, de discipulado. La palabra enseñar significa mostrar, moldear así como también comunicar la información.
Nancy: Así que esto no es necesariamente una mujer quien enseña grandes estudios bíblicos o es líder de grupos pequeños. Puede ser, pero esto es realmente para toda mujer independientemente de que tenga ese tipo de habilidades para enseñar.
Susan: Yo veo esto como un imperativo del evangelio que es para todas nosotras. Esto es lo que nuestro Salvador nos dijo que hiciéramos en su iglesia.
Nancy: Estoy de acuerdo, pero no quiero dejar pasar esto sin detenernos. Lo que quieres decir es que esto no es solo para Susan Hunt o Nancy Wolgemuth o para las mujeres líderes del ministerio en sus iglesias locales; toda mujer que está escuchándonos en esta conversación, de alguna manera, es una anciana o una joven o ambas, en este mandato de Tito 2.
Así que pienso que nos lleva a hacernos la pregunta: «¿Quién –si eres una mujer mayor– es una mujer joven en tu vida a quien estás animando, afirmando y ayudando a crecer en su relación con el Señor? Si no tienes, necesitas buscar una, cierto?
Susan: Sí, sí. Y podemos ver a nuestro alrededor y realmente lo creo, Nancy, que esto no se refiere solo a edad cronológica, es definitivamente un factor, pero también se refiere a madurez espiritual.
Nancy: Así es.
Susan: Y así hay mujeres que han tenido experiencias y aun siendo ellas más jóvenes que otras mujeres que están pasando por una situación similar, ellas, las más jóvenes en edad, pueden discipularlas a través de su experiencia.
Nancy: Tengo una buena ilustración de eso. Estuve al teléfono el otro día con una mujer más joven que es amiga de ambas, Mary Kassian, ella es algunos años más joven que yo pero ha estado casada por casi cuarenta años, así que estuve preguntándole acerca de cómo amar bien a mi esposo.
Y ahí estaba ella siendo mi mentora y alentándome en mi relación. No es que tenga conflictos en mi matrimonio, pero quiero glorificar a Dios como esposa. Así que estuve haciéndole algunas preguntas prácticas. Ella es un poco más joven que yo, pero en esa área de la vida tiene más experiencia, ella pudo invertir en mi vida de la forma que una mujer mayor lo habría hecho.
Susan: Esta es la forma en que funciona. Me reuní recientemente en un restaurante con una joven que conocí en una conferencia. Nos reunimos para almorzar. Estaba muy impresionada con su madurez en Cristo –ella está en sus veinte años. La escuchaba mientras ella me contaba su historia, una historia muy difícil, un pasado muy difícil, pero era una historia radicalmente transformada por el evangelio. Yo fui quien aprendió de ella.
Mientras ella hablaba yo estaba aprendiendo lo que significa el poder del evangelio transformando una vida de una manera radical, y además transformándola rápidamente porque ella tuvo realmente una transformación rápida. Así que ahí tenemos una mujer de setenta y nueve años aprendiendo de una de veinticuatro.
Pero esa es la manera en que esto funciona. Es tan grande, tan fluido, tan hermoso, que nosotras no necesariamente tenemos que encontrar a alguien que sea veinte años mayor que nosotras.
Nancy: Pero el punto está en que necesitamos encontrar esas relaciones multigeneracionales, intergeneracionales, donde estamos impartiendo vida o animando, adquiriendo perspectiva, modelando la gracia bíblica, estamos enseñando lo que es bueno como dice Tito.
Ahora, una de las preguntas que llega a mi mente, como he estudiado este texto por muchos años, es que habla primero a las mujeres mayores, y antes de darles la descripción de su trabajo, les da el tipo de cualidades que deben modelar y manifestar en sus vidas.
El texto dice que deben ser reverentes en su conducta, en su comportamiento; que no deben ser calumniadoras, esto habla del uso de su lengua, ni esclavas del vino. Pienso que se refiere más ampliamente a toda el área de autocontrol y de no estar atadas a ningún tipo de sustancia. Y luego enseñar lo que es bueno.
Bueno, tenemos mujeres mayores en nuestras iglesias que quizás no conocen al Señor desde hace mucho tiempo o tal vez no han sido bien discipuladas. Ellas te dirán: «No puedo invertir en mujeres jóvenes, no podría ser una madre espiritual, lo he echado a perder». En mi matrimonio no me fue bien, ¿cómo puedo enseñar a una mujer joven a amar a su esposo? Mis hijos son hijos pródigos, ¿cómo puedo enseñar a una mujer joven a amar a sus hijos? En estas cosas que se dicen aquí que son el currículo, he fallado. Lo he arruinado, ¿cómo puedo hacer esto?
¿Qué le dices a esa mujer, Susan?
Susan: ¿Qué les diría? Pero más importante, ¿qué esperaría que las mujeres del ministerio de nuestra iglesia local estén diciéndoles a las mujeres de la iglesia? Que nosotras no debemos ver las experiencias en nuestras vidas como fracasos sino que las veamos de una manera redentora. Debemos ver cómo Dios toma lo que nuestro enemigo nos trae como fracasos y Él lo usa de una manera redentora al enseñarnos más de Él a través de esa experiencia, al traer un elemento de madurez a nuestra vida mientras atravesamos esa dolorosa experiencia, pero ahora podemos usarla para discipular a otras.
En la economía de Dios nada se desperdicia, y necesitamos decirles esto a las mujeres una y otra y otra vez. Toma esa experiencia, llévala delante del señor como tu sacrificio a Él, y observa lo que Él te enseñará a través de esta y cómo te está moldeando y capacitando para ministrar a otra mujer que quizás está pasando por esa misma situación.
Nancy: Pero eso significa que debes estar dispuesta a abrir tu vida y ser transparente al compartir esas experiencias.
Susan: Sí, pero creo que es un asunto de mayordomía, que también debemos enseñar a las mujeres a ser buenas administradoras de cada situación y cada relación que Dios trae a sus vidas. Necesitamos aprender a verlas desde una perspectiva redentora. ¿Cómo crezco a través de esto? ¿Qué aprendí del trino Dios a través de esta experiencia? Y entonces esto se convertirá en algo que podemos usar para ayudar a otras.
Recuerden cuando María y José estuvieron en el templo después del nacimiento de Jesús y Simeón le dijo a María: «Y una espada traspasará aun tu propia alma». Esas son palabras alarmantes para una madre joven, «una espada en tu alma».
Ahora, inmediatamente Dios tenía una mujer mayor allí en el templo, Ana. Ana vino a su lado, ¿y que hizo Ana? Ella empezó a hablarle a María de redención. En mi mente lo que veo hacer a Ana es tomar la cara de María y decirle: «María no mires la espada, mira lo que Dios hará con esa espada en tu alma, esa espada en tu alma tendrá un impacto redentor para el pueblo de Dios. Esa espada en tu alma será usada por el Señor Dios. Mira la redención, mira la gran historia, no la espada».
Y eso es lo que necesitamos hacer con las mujeres, y quién mejor para hacer esto que una mujer quien ha tenido una espada en su alma.
Nancy: Pero debes estar dispuesta a compartir esa experiencia.
Susan: Tú lo haces, tienes que hacerlo.
Nancy: Así que veo a esas mujeres jóvenes mirando a esas mujeres mayores y pensando, «ellas posiblemente no se identifican con lo que estoy atravesando. Ellas quizás nunca les han gritado a sus hijos. Nunca han experimentado desórdenes alimenticios. Ellas nunca se han practicado un aborto, nunca han tenido un esposo que las abandona y les es infiel.
Pero algunas de esas mujeres han tenido exactamente esas experiencias o algunas similares. Piensa en las barreras que se pueden derribar y la gracia que puede fluir si una de estas mujeres mayores viene a su lado y le dice: ¿Sabes qué? Yo he estado ahí, sé exactamente lo que estás atravesando.
Ellas pueden hablarles de una manera que quizás tú y yo no podemos o alguien más no puede, quizás un pastor no puede; pero esa mujer mayor que adquirió esa experiencia en la vida puede decirle: Mira, aquí está la manera en que manejé esto. Pero tengo algunos remordimientos al respecto. Déjame contarte lo que Dios hizo en mi vida, qué me enseñó acerca del perdón, acerca de cómo Dios puede redimir lo que el enemigo intentó para mal y Él lo tornó para bien.
Imagínate qué alentador puede ser eso para esas mujeres que comparten honestamente sus vidas. Pienso algunas veces que en algunas generaciones mayores hay un temor, duda, renuencia a ser transparentes con sus propias circunstancias de vida, pero son precisamente esas circunstancias las que pueden conectarte con esas mujeres jóvenes.
Susan: Pienso que se sienten indecisas porque quizás nosotras no les hemos dado un terreno seguro para hacerlo. Sencillamente, debemos decirles que es seguro para ellas hacerlo.
Nancy: Cierto.
Susan: Pero de nuevo, aquí es donde yo pienso que el ministerio de mujeres en la iglesia local debe levantarse. En una de las conferencias True Woman, en un seminario que me pediste que enseñara sobre maternidad espiritual, una mujer se paró al micrófono en la sección de preguntas y respuestas, y dijo: «Hace seis meses le pregunté a una mujer mayor en mi iglesia si ella podía mentorearme y ella estuvo de acuerdo inmediatamente. Pero han pasado seis meses y no he escuchado de ella desde ese entonces». Y hubo un murmullo en el salón, «estoy devastada, ¿qué hago ahora?»
Mientras pensaba, podía ver la situación o pensarla desde la perspectiva de la mujer mayor, le dije a ella: «Lamento mucho lo que te pasó, puedo sentir cuán desesperada te sientes, pero déjame decirte lo que posiblemente esa mujer mayor está sintiendo. Ella estuvo inmediatamente de acuerdo porque en el fondo de su corazón ella realmente quería hacerlo. Tú te levantas cada mañana pensando, ¿por qué no me llama? Y ella se levanta cada mañana pensando: Y ahora, ¿qué hago? Estoy asustada y no tengo idea de qué hacer. Así que lo pospone para otro día y cada día se siente más y más culpable.
Tengo que decir en esta situación: «Levántate iglesia, levántate ministerio de mujeres». Es aquí donde estamos llamadas a no solo decirles a las mujeres lo que deben estar haciendo, sino también que debemos equiparlas, debemos apoyarlas en esto, debemos ayudarlas a que se conecten con otras para que esto no suceda en nuestras iglesias.
Pero estoy convencida de que esas mujeres mayores simplemente necesitan ser animadas y equipadas para este ministerio.
Nancy: Y darnos cuenta de que eso no es algo de la NASA. Es maternidad. Cuando Dios le da un bebé a una madre hay algo instintivo que Dios pone en ella. Sí, se requiere aprendizaje; sí, se necesita crecimiento, pero ella sabe cómo sostener ese bebé, ella sabe cómo alimentarlo, ella aprende rápidamente y luego ella tiene a su madre o a su abuela o alguna amiga para ayudarla con eso.
No es algo científico. Sí, hay desafíos. Pero ella hace cosas… Mi mamá tuvo seis hijos en sus primeros cinco años de matrimonio con veinticuatro años. Ahora, ¿qué la había equipado posiblemente para eso? Nada. Pero Dios lo hizo. Dios le dio a ella lo que necesitaba. Dios le dio Su gracia para hacer esto.
Bueno, y cuando entras en lo que llamamos maternidad espiritual, piensas: esto es aterrador. ¿Cómo puedo hacer esto? Pero te adentras con un corazón dispuesto y orando de corazón, y le dices: «Señor, muéstrame cómo».
Y luego, en el contexto de la iglesia donde, ¿no sería hermoso si cada iglesia tuviera esto, un ministerio de mujeres que tenga este ritmo, que esta sea la forma de vida, que esto sea lo que se fomente?
Te darás cuenta por la gracia de Dios que lo puedes hacer. Y dirás, puedo aprender, cometeré errores, estaré en situaciones que no sabré cómo manejar, pero entonces estaremos allí juntas ayudándonos mutuamente a crecer a través de esto.
Susan: Una de las cosas que trato de decirles a las mujeres mayores es: «No tengan miedo de esto, de estar pensando que tienen que tener una respuesta para todos los problemas de las mujeres jóvenes». Realmente es mejor no darles las soluciones porque eso simplemente puede ser tu preferencia personal. Pero lo que podemos hacer es decirles: «No tengo una respuesta, pero oremos». Podemos hacer esto, luego dos preguntas básicas…
Nancy: Espera, antes de seguir adelante, quiero escuchar esas dos preguntas, pero cuando oras, solo recuerda que estamos tomando a esa persona por la que estamos orando o con la que estamos orando y la estamos llevando al trono de gracia, porque eso es lo que ellas necesitan.
Susan: Suficiente gracia.
Nancy: Ellas necesitan suficiente gracia momento a momento. Necesitan gracia hecha a su medida. Las llevamos a un trono que tiene toda la omnipotencia de Dios en ese trono. Así que esto no es poca cosa, decir: «Déjame orar por ti, permíteme orar contigo».
Susan: No, eso es lo más grande, es lo mejor. Eso la enseña a mirar no al hombre, sino mirar al Salvador.
Y luego dos preguntas que siempre podemos hacerles y ayudarlas a responder:
- ¿Qué significa traer esta situación o esta relación en que te encuentras bajo la autoridad de la Palabra de Dios?
Busca en las escrituras y observa lo que Dios dice acerca de esto. - ¿Qué significa glorificar a Dios en esta situación o relación?
Entonces, esto será el foco de lo que quiero que suceda por mi conveniencia y mi felicidad.
Nancy: ¿Cómo me afecta esto?
Susan: Sí, ¿cómo puedo glorificar a Dios en esta situación?
Nancy: Eso cambia la vida
Susan: Esto cambia la vida
Nancy: Sea anciana o joven, mirar cualquier situación en la vida desde esa perspectiva es mirarla con unos lentes completamente diferentes, ¿no es así?
Susan: Así es, entonces si la mujer mayor sabe eso, entonces estamos listas para comenzar a movernos.
Nancy: Esas dos preguntas. ¿Cómo puedo traer esto bajo la perspectiva de la Palabra de Dios?
Susan: La autoridad de la Palabra de Dios. Porque la Palabra de Dios es nuestra autoridad.
Nancy: Entonces, ¿qué dice la Escritura al respecto? Tú dices: «No sé».
Susan: Iniciemos la lectura y dejemos que Dios nos hable.
Nancy: Está bien.
Susan: Comenzamos solo mirando y luego, ¿cómo puedo glorificar a Dios en esta situación?
Nancy: De acuerdo, habla a esa mujer joven, quizás como la mujer que vino al micrófono, ella estaba hambrienta de ser discipulada. Pienso en la cantidad de mujeres jóvenes que quizás no han tenido esa relación de maternidad ni siquiera desde el punto de vista natural. Hay tantas familias destruidas, heridas familiares, dolores familiares y ellas anhelan tener este tipo de relación de maternidad espiritual, tal vez solo en forma práctica para ayudarlas a crecer en la fe, para ayudarlas a prosperar en esta etapa de vida donde Dios las tiene solteras o es madre joven o estudiante universitaria. Pero ellas no conocen a esa mujer mayor, ellas no saben cómo atravesar esa brecha entre las mujeres mayores en la iglesia y las mujeres jóvenes. Todas sus amigas con las que pasan tiempo, ¿cómo iniciaron? ¿Cómo encontraron ese tipo de relación?
Susan: No creo que podamos prometerles que la encontrarán. Lo que podemos en primer lugar, es retarlas a darse cuenta de que las mujeres de las Escrituras pueden ser madres espirituales para ellas, y luego también hay mujeres piadosas que han escrito libros, tus libros, Nancy, has sido madre espiritual de mujeres alrededor del mundo, hay libros del pasado, libros del presente.
Pero la tercera cosa que podemos hacer es que las mujeres jóvenes se aseguren de que eso no les suceda a las mujeres que vienen detrás de ellas. Ellas pueden incluso ahora estar pensando en ser madres espirituales quizás de una adolescente.
Entonces confíen en Dios que Él traiga a esas mujeres mayores a sus vidas. Estas mujeres que quieren ser mentoreadas o discipuladas pueden estar en iglesias donde no hay mujeres mayores, algunas de nuestras iglesias ahora, simplemente no tienen mujeres mayores o pueden estar en el campus universitario o donde quiera que sea.
Si inmediatamente no pueden encontrar mujeres mayores, entonces comiencen a ser mujeres mayores. Comiencen a invertirse en las vidas de jóvenes a su alrededor. Yo reto a nuestras nietas, incluso a las más jóvenes de catorce años a ser madre espiritual de su prima más joven porque ellas necesitan tener esto como una forma de vida que ellas puedan vivir.
Nancy: Vamos a hacer esto un motivo de oración. Orarle al Señor y decirle: «Señor, siento que necesito esto en mi vida» y Dios ha dicho que es bueno, así que pídele por esto. Pienso que muchas veces existe el potencial, pero que simplemente no ha sido reconocido y no se aprovecha. Tal vez ni siquiera has notado mujeres mayores en tu iglesia. O quizás no son tan maravillosas, no tienen una aureola sobre su cabeza y quizás están pensando que no tienen mucho que ofrecer. Escucha, si ellas han vivido mucho tiempo y tienen alguna experiencia de vida que tú no has tenido, quizás el hecho de iniciar una conversación con ellas las ayude a avanzar de una forma que nunca imaginaron y no sabían que podían.
Hacer preguntas, esta es una de las cosas que aprendí a hacer desde que era muy joven, y lo estoy haciendo hoy como entrevistadora en mi trabajo. Te estoy haciendo preguntas, me encanta conocerte, Susan, hacerte preguntas y que me muestres lo que has aprendido y lo que Dios te ha enseñado. Estoy aprendiendo de ti, tú me estás guiando mientras tenemos esta conversación.
En mi iglesia hay mujeres mayores y algunas veces son como invisibles, no para Dios sino para aquellas de nosotras que tenemos vidas ocupadas y las tenemos marginadas, más o menos en las sombras. Pídele a Dios que te dirija a una mujer que quizás necesite el aliento que tú traes como mujer joven diciéndole: «¿Orarías por mí? Haciendo preguntas, ¿qué te ha mostrado el Señor acerca de esto?
De hecho, en nuestra página web, tenemos disponible para ti un PDF que podrás descargar, con cien preguntas que les puedes hacer a mujeres mayores con las que quieres desarrollar una relación. Ahora, no les hagas todas las preguntas al mismo tiempo. Son solo temas de conversación, y tal vez te serán muy útiles.
Pero el punto es no languidecer espiritualmente, sino pedirle al Señor que te muestre dónde está tu lugar como mujer mayor o como mujer más joven. No necesitas comenzar un programa. Quizás Dios te guíe a desarrollar un programa en el ministerio de mujeres en tu iglesia, y si es así Susan Hunt tiene muchos recursos disponibles que puedes encontrar en internet.
Pero el asunto es que comencemos, este es un estilo de vida, es un ritmo, y en ese ritmo de mujer mayor y mujer joven, vinculados sus corazones y unidas las manos, encontrarás que esto es gracia, es crecimiento, es hermoso y el evangelio será adornado.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado conversando con Susan Hunt acerca de la manera en que las mujeres jóvenes y las mujeres mayores pueden conectarse unas con otras en su iglesia local. Susan ha escrito sobre esto en su libro titulado, «Maternidad espiritual - El modelo de Tito 2 para la mujer de hoy».
Recuerda que en avivanuestroscorazones.com podrás descargar el PDF que Nancy mencionó, con cien preguntas que te servirán para desarrollar una relación de mentoría. Encuentra el acceso a este recurso en la transcripción de este episodio, en avivanuestroscorazones.com.
Como ministerio nos alegramos de poder compartir contigo que tenemos un nuevo plan de lectura bíblica anual para el próximo 2024 que se titula: «Mujer Verdadera 365 Cronológico». El propósito de este plan de lectura es que puedas leer toda la Biblia en un año de manera cronológica. Cada día de lectura estará acompañado de un pequeño devocional que te ayudará a profundizar y meditar en los pasajes asignados para cada día.
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En nuestro próximo episodio, Susan Hunt te explicará cómo construir un ministerio de mujeres que continúe llevándose a cabo aun después de que ya no estés presente.
Enseñando las verdades de la Palabra de Dios a la próxima generación, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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Recursos del Episodio
Libro «Maternidad Espiritual», por Susan Hunt
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