Mujer Verdadera 365: Los Jueces
Annamarie Sauter: Con nosotras, Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Como creyentes debemos ser mujeres que exaltamos la Palabra de Dios, porque con eso exaltamos a Cristo y mostramos que a pesar de la oscuridad hay un camino iluminado por el cual caminar.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Aquí está Patricia con nosotras para introducir el programa de hoy.
Patricia: La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es el primer libro de Crónicas, capítulos 6 y 7. Este año hemos estado leyendo la Biblia de tapa a tapa juntas. Para acompañarte a lo largo del camino hemos transmitido diversas series de programas. Ya vimos el Pentateuco, hemos visto enseñanzas de Nancy que nos ayudan a entender mejor ciertas porciones que hemos leído, y otras series nos han animado a cultivar cualidades a través de las …
Annamarie Sauter: Con nosotras, Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Como creyentes debemos ser mujeres que exaltamos la Palabra de Dios, porque con eso exaltamos a Cristo y mostramos que a pesar de la oscuridad hay un camino iluminado por el cual caminar.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Aquí está Patricia con nosotras para introducir el programa de hoy.
Patricia: La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es el primer libro de Crónicas, capítulos 6 y 7. Este año hemos estado leyendo la Biblia de tapa a tapa juntas. Para acompañarte a lo largo del camino hemos transmitido diversas series de programas. Ya vimos el Pentateuco, hemos visto enseñanzas de Nancy que nos ayudan a entender mejor ciertas porciones que hemos leído, y otras series nos han animado a cultivar cualidades a través de las cuales reflejamos a Cristo a lo largo de nuestro peregrinaje de fe.
Bueno, ayer estuvimos hablando del libro de Josué, y en el día de hoy estaremos viendo el libro de Jueces. Para esto me acompaña Laura González.
Hola Laura, qué bueno es estar juntas aquí hoy grabando esto.
Laura González de Chávez: Así es Patri. Qué bendición sentarnos a hablar de estas cosas.
Patricia: Amén, y en el día de hoy este libro de Jueces, la verdad es que yo pienso que no puede ser más relevante para nuestros días porque dice la Palabra de Dios cuando termina el libro de Josué, que durante toda la vida de Josué el pueblo de Israel había servido al Señor. O sea que el liderazgo de Josué sirvió para contener ese servicio de todo el pueblo. Y dice que así sucedió también durante el tiempo que estuvieron al frente de Israel los jefes que habían compartido el liderazgo con Josué, y que sabían todo lo que el Señor había hecho a favor de Su pueblo.
Pero en el libro de los Jueces, la verdad es que muchas veces pudiéramos deprimirnos con la lectura, porque el pueblo no siguió las advertencias de Moisés y de Josué, sino que se reveló contra el gobierno de Dios. Y qué cosa tan parecida, Laura, a lo que estamos viendo en el día de hoy. Si hay algo que caracteriza al mundo es que no queremos que Dios reine sobre nosotros.
Laura: Así es. Algo que me llama la atención es que en el capítulo 23 del libro de Josué, él hace un llamado al pueblo y les dice que recuerden hacer todas las cosas que Dios les había mandado, los alienta a hacer eso, y les dice, esfuércense en guardar y hacer todo lo que fue escrito en el libro de Moisés, y no se aparten de ninguna de estas cosas ni a la derecha ni a la izquierda. Y fue precisamente lo que hicieron en el período de Jueces que vamos a ver.
Patricia: Y lo que vemos que hacemos los seres humanos hoy, no seguir lo que Dios dice.
Laura: Nos apartamos de Dios y no tenemos a Dios como nuestro Dios. Algunos cristianos quizás decimos que lo tenemos como Dios, pero muchas veces nos apartamos de Sus mandamientos y de Sus caminos para seguir los nuestros. Y entonces cuando nos apartamos de los caminos de Dios no nos va bien y vemos las consecuencias.
Patricia: Exactamente. Eso es lo que vemos en el libro de Jueces. Pero vamos a entrar en algunos detallitos para seguir –nosotras y nuestras oyentes– ubicándonos en todo esto del libro de Jueces. ¿Quién escribió el libro de los Jueces?
Laura: Bueno, la tradición judía afirma que fue escrito por Samuel, que fue uno de los jueces, y cubre un período de cientos de años desde el liderazgo de Josué hasta el reinado de Saúl. Y me encanta, porque narra una serie de relatos que reflejan la condición del pueblo de Israel, como decíamos ahorita, Patricia, quienes por su desobediencia y rebeldía hacia Dios habían fracasado en poseer la tierra prometida como Dios les había ordenado; y una y otra vez leemos cosas como, «más no terminaron de arrojar a los que habitaban allí» o «los hicieron tributarios más no los arrojaron».
Ellos se quedaron cortos del mandato que Dios les dio, a la hora de ir a conquistar esta tierra que Él les había prometido.
Patricia: Sí, de la advertencia. Y si hay algo que a lo largo de toda esta lectura del Antiguo Testamento he visto, es lo serias que son las advertencias de Dios y cómo Dios siempre cumple Su palabra. Pero si fuéramos a resumir el tema del libro de los Jueces en una o dos oraciones, ¿cuál me dirías que es el tema, el mensaje central del libro?
Laura: El mensaje central del libro de Jueces, realmente, es que la misericordia de Dios no tiene fin, Él continuamente salva a Su pueblo. Pero yo quisiera, antes de entrar ahí, leer un texto que creo que captura muy bien el problema que sucedió en ese libro –y se repite continuamente y ofrece el contexto en el que ocurren todos los acontecimientos que están registrados allí– y es que «en esos días no había rey en Israel y cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos». Eso era algo más o menos como lo que tú decías al principio, Patricia, que nos pasa hoy en día.
Ese es el problema central de esta época en la historia del pueblo de Israel. Se va dando una decadencia espiritual y moral cada vez más marcada y profunda, y definitivamente, cuando no tenemos a Dios, no tenemos norte, y cada cual vive su propia verdad, y hace como bien le parece. Y la realidad es que ellos sí tenían un rey, ellos tenían a Dios como rey, pero se habían rebelado contra Él. Por eso caen en este periodo triste, oscuro y tan vergonzoso para el pueblo.
Patricia: Ellos querían ser como las demás naciones. Pero también vemos ese ciclo, el libro de los Jueces se caracteriza por eso que decías, de que no había rey en Israel y cada quien hacía lo que le parecía. Y hay un ciclo que se repite una y otra vez en todo el libro, los israelitas se alejan de Dios, sirven otros dioses en apostasía, Dios los juzga y permite entonces que sean derrotados por sus enemigos, y entonces hay un registro de esas súplicas urgentes del pueblo dirigidas a Dios en tiempos de crisis.
Dios escuchaba el clamor de Su pueblo y les enviaba un juez o un regidor –que de ahí es que viene el título– y entonces estos jueces derrotaban esos enemigos, y la historia se repite una y otra vez.
Laura: Así es. Es increíble cómo se repite la historia, como si no aprendieran de la experiencia anterior, porque al final hay como 13 jueces. O sea que todas esas veces se repetía ese ciclo continuamente, su desobediencia siempre los llevaba la disciplina de Dios –como tú dices– a ser derrotados por sus enemigos y ocho veces en el libro leemos que ellos «hicieron lo malo ante los ojos del Señor», y por tanto Dios los iba a disciplinar, sus enemigos los invadían, los oprimían; y lo trágico es eso, que el pueblo como que nunca parece aprender la lección de que la rebelión contra Dios no los llevaría a nada bueno, sino que los llevaría por caminos de muerte.
Eso lo vemos en nuestra vida hoy igual.
Patricia: Pero me encanta lo que tú dijiste de la misericordia de Dios, porque el pueblo clamaba y Dios escuchaba, así como los que dejaron ahí, los que no echaron de la tierra fueron para ellos ocasión de tropiezo y de apostasía, también Dios cumplía Su palabra porque era Su pueblo, Él era el Dios de pactos y escuchaba esos ruegos.
Laura: Definitivamente, eso en Jueces es como un vislumbre del evangelio, que es una lección muy clara en este libro, «la paga del pecado es la muerte», como dice Romanos 6:23. Pero en el libro vemos cómo el pecado toma muchas formas, y muchas de ellas grotescas; yo no creo que haya nada más grotesco que una historia que vemos en Jueces, ahí con la concubina. Pero el resultado siempre es el mismo, cuando ellos se arrepentían, cuando ellos venían a Dios, la fidelidad de Dios venía, y ahí vemos este atisbo del evangelio, cuando Dios venía y era fiel a Su pacto donde extendía misericordia, gracia y perdón.
Ellos volvían y caían en su mismo ciclo, pero vemos ese vislumbre del evangelio varias veces en el libro.
Patricia: Sí, una de las cosas que yo te iba a preguntar era cómo veíamos en esta historia la historia de la redención, y ya tú me estás diciendo que Dios estaba preservando el pueblo a pesar de de tanta maldad…
Laura: A pesar de nosotros, Dios siempre es fiel a Su pacto, fiel a Su pacto. Y volvía y los salvaba y volvía y mandaba un salvador, y volvía y los rescataba. Y eso es lo que Dios hace con nosotros continuamente.
Patricia: Y cómo aún esos jueces por defectuosos que fueran –igual que nosotras que somos personas tan defectuosas– muchos de ellos aún con tipologías de Cristo. Eso me maravilla. Pero antes de entrar en los jueces, yo quería que insertáramos esta historia dentro del gran panorama bíblico; o sea, cómo la historia de los jueces viene aquí.
Venimos: El Pentateuco, ayer vimos el libro de Josué, ya entran a la tierra, todo debe salir muy bien, y aquí vemos estas páginas oscuras…vamos a decir, ¿cómo encaja, qué lugar ocupa este libro y todas estas páginas tan oscuras, en todo el hilo de la Escritura, de ver la Escritura como un todo, como una sola historia?
Laura: Yo creo que primero que nada resalta cómo nosotros tendemos a separarnos de Dios y a rebelarnos contra Dios. Este pueblo no quería a Dios, quería su propio rey terrenal. Ya tenían un Dios que había estado con ellos, que habían visto tan claramente, habían visto sus proezas, pero ellos querían lo que tenía el resto del mundo que eran dioses terrenales, y decidieron apartarse de Dios.
Y entonces vemos cómo el ser humano puede tan rápidamente apartarse de Dios e irse por caminos torcidos, pero de nuevo vemos cómo Dios en Su misericordia los rescata y es fiel a Su pacto.
Patricia: Así es. Y Dios había cumplido todas Sus promesas, Dios estaba presente con ellos, ellos estaban en esa tierra listos para obedecer, listos para cosechar toda la bendición de ser un pueblo con Dios como rey, de ver venir la simiente que estaban esperando de la mujer, que sería el Mesías prometido. Pero, sin embargo, lo que vemos es la tristeza de lo que es el hombre, la feura del pecado, lo que es el hombre apartado de Dios y queriendo andar en sus propios caminos.
Y la repetición de esa palabra, rey, rey, rey, me recuerda el principio, y murió, y murió. Esa palabra rey, rey, está preparando el terreno para decirnos, «no queremos este rey nuestro que es Dios, queremos un ser humano».
Laura: Patricia, algo que me gustaría resaltar es lo importante de ser intencionales en pasar el legado de fe. Porque fíjate que hay un versículo muy particular que dice que aquella generación fue reunida a sus padres –la generación de Moisés y Josué– y se levantó otra generación después de ellos y dice que «no conocía al Señor, ni la obra que Él había hecho por Israel». Yo creo que eso también es clave, porque nos dice lo importante que es ser intencionales en pasar este legado de la fe.
Lo vemos suceder una y otra vez, la primera generación abraza el evangelio, se convierten; la segunda, dicen, lo asume y la tercera lo olvida. Y vemos que pasan años y estas personas se desviaron completamente de todo aquello que habían visto y oído las generaciones anteriores. Y no podemos darnos el lujo de asumir que nuestra fidelidad a Dios va a continuar en las futuras generaciones. Y eso es algo que como mujeres debemos aprender también de este libro, que debemos ser intencionales en modelar y enseñar a cada generación las obras portentosas de Dios.
Patricia: Y por ejemplo, hablando de Dios, de los caminos de Dios, del corazón de Dios, del carácter de Dios, me encanta que tú comenzabas con que Dios es misericordioso. ¿Qué nos enseña el libro de los jueces de Dios, de Su carácter y de Sus caminos? Bueno, esa gran misericordia de Dios y la gracia de Dios. Ellos eran un ejemplo. Vemos unos casos ahí como el de Jefté que mató a su propia hija. Sansón fue un mujeriego. Y el hecho de que todos esos líderes estén llenos de faltas, debe llevarnos a anhelar un líder mejor, que es lo que apunta a Cristo y al evangelio, a ese que nacería de la simiente de la mujer, el que traería la solución permanente al problema del pecado de Israel y el pecado de todos nosotros, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el juez, el gran juez.
Me encanta lo que dice en el capítulo 11, que Gedeón reconoce «que el Señor, el gran Juez, dicte hoy su sentencia en la contienda entre los israelitas y los amonitas». O sea, habría uno que vendría como rey, como Juez, a tratar finalmente con el tema del pecado. Y entonces el libro de Jueces nos señala de manera indirecta que por mejor que fueran las cosas, marcharían mejor si existiera ese rey, pero no con los reyes terrenales.
Laura: Claro, y Patricia, lo opuesto a eso también es cierto; que así como no hay un rey como el Señor Jesucristo, no hay un líder como Él, todos los demás son fallidos, Dios usa esos líderes fallidos. Ese líder como Sansón, un hombre mujeriego, un hombre que se dejaba llevar por sus pasiones, a Jefté, a Barak, un hombre sin liderazgo, que tuvo que venir esta mujer detrás de él para animarlo…esos son los líderes que Dios usa porque eso es lo que hay de ese lado del cielo.
Y tener claro quién es el líder, quién es nuestro líder, quién es el que puede, quién es el poderoso, quién es el perfecto, que es Jesucristo ¿verdad?
Patricia: Así es. Y en ese sentido Laura, como tú dijiste, hay muchos jueces, algunos destacan más que otros, y quizás sería bueno –no sé si tú quieras abundar– bueno, yo sé que el caso de Débora es tema de muchas mujeres a través de la historia, y está también el caso de Sansón.
Podemos traer algunas aplicaciones de estos personajes, alguna información que queramos resaltar, para entonces después ver cómo este libro ha tenido influencia nuestra vida.
Laura: Bueno por ejemplo Débora. Yo creo que es importante que hablemos de esto porque hay muchas corrientes que dicen que Débora es un ejemplo de cómo una mujer puede ser líder y puede ser pastora o puede ser...porque ella era como muy empoderada. Pero la realidad es, que si estudiamos detenidamente esa historia, nos damos cuenta de que Débora se levanta como madre de Israel –y me encanta ese término que se usa– se levanta como madre de Israel para alentar a los hombres que Dios había llamado.
Porque recordemos que este era un período vergonzoso. Era vergonzoso que tuviera que venir una mujer a ayudar al hombre a hacer su trabajo. No era lo mejor que estaba pasando; ella no es un ejemplo en ese sentido, de levantarse, ella lo hizo porque los hombres no se estaban levantando a su alrededor. Y vemos que ella viene y alienta a estos hombres. Ella viene detrás de Barak; una mujer de gran fortaleza, de sabiduría, y Dios la usa para tratar con la cobardía de Barak.
Para ser ayuda para él, para motivarlo a cumplir los propósitos de Dios con su vida, y exhortarlo a que él tenía una labor que hacer. Ella no fue la que peleó la batalla, fue Barak. Ella fue su alentadora, su motivadora. Y entonces eso se ve tan claro en esta historia. Y es importante que veamos esto. Entonces, cuando vamos a Hebreos 11, donde vemos ese mural de la fe, no vemos a Débora.
Eso llama la atención porque ella es la jueza, la que parecería ser la líder, pero a quién vemos que Dios reconoce es a Barak. Eso nos debe dar un vistazo de lo que significó eso para Dios. Y entonces la época de los jueces fue un período vergonzoso, como decíamos, y Dios usa al sexo débil para hacer que Sus propósitos se cumplan. No solo Débora funge un rol preponderante en la liberación, pero también otra mujer que vemos que Dios usa es Jael.
Patricia: ¡Ay sí! Terrible esa historia.
Laura: ¡Exactamente! Cómo termina siendo un instrumento en las manos de Dios. Y mientras Sísara buscaba dónde esconderse, esta mujer obra astutamente y lo mata. Todo esto no era la voluntad de Dios para el pueblo. El pueblo quería que estos líderes se levantaran, pero estas mujeres cumplieron un rol. Y me encantó ver eso.
Patricia: Ahora que tú traes el libro de Hebreos, en el caso por ejemplo de Sansón, tuve la oportunidad de escuchar una enseñanza que me conmovió mucho, porque fíjate que Sansón fue un hijo muy deseado. Los padres de Sansón anhelaban ese hijo, y hay una historia sobrenatural –de hecho, nunca habiendo tanto pecado, se manifestó tanto el poder del Espíritu Santo que venía y tomaba…
Laura: Y el ángel del Señor venía en ese momento…como les pasó a los padres de Sansón…
Patricia: Y con Gedeón… Pero lo que te quería decir de Sansón en este caso, es que imagínate el anhelo de estos padres por este hijo, un hijo nazareo, apartado… Y Sansón toma un camino donde era mujeriego, fue seducido por las mujeres filisteas, queriendo hacer su voluntad, siempre como en el borde entre lo que era la vida de un juez nazareo y lo que era la mundanalidad. Vemos en él tantos rasgos, que nos preguntamos, «pero, ¿cómo puede ser?»
Pienso en esos padres viendo a este hijo con la tristeza de ver cómo muere encadenado a un templo, sin sus ojos. Y si no fuera por ese libro de Hebreos, pensaríamos, «bueno, qué triste la historia de Sansón». Y no podemos negar que fue triste, por el pecado de Sansón, por el pecado del pueblo, por la época… pero sin embargo, Dios se encarga de decir en Hebreos 11:32, «Y qué más diré? Pues el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté…», y todos estos eran jueces de esa época.
Y qué aliento para nosotras como madres, a veces como abuelas, que llevamos en el corazón a nuestros hijos, a nuestros nietos, precisamente más que nunca a aquellos que se apartan del Señor, que producen quizás mucha tristeza. Siempre tenemos esperanza, mientras haya vida hay esperanza. Y mientras el evangelio esté en un corazón, esa Palabra de Dios es viva y eficaz, y nosotros no sabemos lo que Dios está obrando en el corazón, en la mente.
No perdamos nunca la esperanza porque aún en estos casos tan oscuros, Dios se encargó de dejarlos en el libro de los héroes de la fe, Hebreos 11.
Laura: Así es. Definitivamente la crianza de un hijo, y más en estos tiempos, requiere mucha oración. Pero también, como tú dices, mucha esperanzaen lo que Dios puede hacer. Porque Sansón no terminó bien porque murió en el intento, pero como tú dices, ahí lo vemos en el libro de Hebreos y siempre hay esperanza, no podemos perder la esperanza.
Patricia: Sí, porque su vida fue triste y no terminó bien, pero teniendo presente que esta vida no es el final sino que hay una vida más allá que es realmente la vida eterna. Y el caso de Gedeón, que dice que es guerrero valiente, y sin embargo era un cobarde.
Laura: Eso me encanta, cómo Dios ve en nosotros el potencial que nosotros no vemos. Porque Gedeón era muy cobarde y requirió de tantas confirmaciones de parte de Dios para moverse, pero Dios lo vio como guerrero valiente.
Patricia: Y entonces, Laura, si fuéramos a aplicar algunos puntos a nuestras vidas de este tiempo, de manera personal, en mi caso, no puedo negarte que al ver el panorama oscuro que nos ha tocado vivir, muchas veces tiendo a desanimarme. Pero cuando veo el libro de los Jueces, digo, «es necesario…», como dice Pedro hablando del sufrimiento, «es necesario que haya este tiempo porque Dios está llevando a cabo el cumplimiento de Su obra, de Su historia redentora», y lo que estamos viviendo no es al azar, sino que Dios lo ha orquestado así.
Y siempre, en los momentos de mayor oscuridad, Dios siempre se reserva un remanente fiel. Que seamos nosotras halladas fieles a Dios y a Su Palabra, a Su instrucción, a Cristo, agarradas a Sus promesas y a Él, no dejándonos turbar y deprimir por lo que vemos a nuestro alrededor, sabiendo que nuestro Dios reina por encima de todo lo que vemos.
Laura: Y Patricia, como dice la Palabra, que donde abundó el pecado abundó la misericordia, creo que entre más oscuros los tiempos, más brilla la misericordia de Dios. Porque cuando todo va bien, ni buscamos a Dios. Pero cuando ves toda la oscuridad que está a nuestro rededor, sabes que esa luz brilla en las tinieblas.
Definitivamente, a veces es necesario ver la oscuridad de lo profundo dónde podemos caer, y que aún ahí la misericordia de Dios nos alcanza. Entonces ver eso es muy hermoso.
Patricia: Bueno, Laura, y mencionamos así de pasada, rápidamente, hace un ratito, el caso tan horrible –que yo creo que es el caso más horrible de todas las páginas de las Escrituras– porque es una mujer y una mujer –pudiéramos decir– descuartizada. Me da hasta trabajo decirlo, pero aparece en unas páginas sumamente oscuras casi al final del libro de los Jueces, donde una de las tribus pasa un caso tan triste.
Me gustaría que trajeras un poquito de luz en medio de ese esquema, a la luz de lo que hoy vivimos.
Laura: Así es. Pude aprender tanto, y hay tanto que espigar de eso, Patricia; porque es un relato tan horripilante. Yo pienso en esa mujer postrada en aquella puerta luego de ser violada toda la noche; dice que fue violada toda la noche. Y es sumamente conmovedor cuando tú ves eso. Y entonces, muchas veces, las personas que no conocen las Escrituras ven ese tipo de cosas, y piensan que Dios no ama a las mujeres, que no las valora, que las menosprecia, y hasta que excusa los abusos; porque eso está ahí, pero de nuevo recordamos que ese era un periodo vergonzoso de la época de Israel, y eso no está ahí para que lo repitamos. Me encanta lo que alguien dijo, que «el grado de moralidad de un país se reconoce por la forma cómo valora la vida y trata a sus niños, mujeres y ancianos». Te das cuenta que la nación de Israel estaba totalmente alejada de Dios porque no estaba protegiendo a los vulnerables. Y cuando una sociedad o una cultura pone a Dios en el lugar que le corresponde, va a valorar a los vulnerables.
Y ahí lo que vemos es que estaban totalmente rebeldes contra Dios. Entonces vemos a las mujeres siendo vulnerables, abusadas, porque, de nuevo, era un período terrible en la historia de Israel, y lo que revela es el grado de separación de Dios, de depravación moral que había. Entonces, creo que se refleja lo profundo y lo horrible que puede ser el pecado cuando nos separamos de Dios; que los débiles terminan siendo abusados como ella.
Patricia: Y definitivamente es como tú dices, Dios no es autor de pecado, Dios no aprueba eso. Eso quedó registrado ahí, pero quedó registrado precisamente para que nosotros viéramos la verdadera cara del pecado. Porque a veces mientras la vida –como tú dices– está bonita y próspera, uno dice, «¿pecado? ¿Qué pecado?»
Esa es la verdadera cara del pecado.
Laura: Fíjate que ahí fue que Israel tocó fondo. Eso fue lo más bajo que pudo haber caído. Cuando ese hombre descuartizó a esa mujer y se la mandó todas las tribus, eso fue lo más espeluznante y bajo que pudo haber caído. Y Dios lo usó para despertar la conciencia adormecida, esta gente estaba totalmente endurecida por su pecado.
Patricia: Y se levantaron y condenaron el hecho de lo que estaba sucediendo. Pero gracias al Señor por Jesucristo que es la estrella resplandeciente de la mañana. Y me encanta lo que dice 2 Pedro 1 en el versículo 19, dice que nosotros debemos estar bien atentos a la Palabra de Dios «como a una antorcha que brilla en un lugar oscuro».
Ahora, en este tiempo de oscuridad, si hay algo que nosotros tenemos, es el privilegio de tener la Palabra de Dios. Y dice, ¿hasta cuándo? Dice, «hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones», en nuestros corazones. Toda la Escritura –porque dice que la Escritura fue inspirada no por voluntad humana sino por voluntad de Dios. Entonces nuestro llamado es a que, aunque veamos que la oscuridad impera, en nuestros corazones reina la luz del evangelio, la luz de la gloria de Dios.
Dios fue el que dijo que en nosotros resplandeciera la gloria del evangelio de la luz de Dios en la faz de Jesucristo, y eso es lo que nosotros tenemos, un tesoro, una luz que alumbra en lugar oscuro. No podemos, como dicen los evangelios, poner esa luz debajo de un almud o debajo de una cama. Como creyentes nosotros debemos ser mujeres que exaltamos esa palabra de Dios porque con eso exaltamos a Cristo, y mostramos que a pesar de la oscuridad, hay un camino iluminado por el cual caminar.
Laura: «Viviendo como luminares en esta generación perversa y torcida».
Patricia: Amén. Gracias, Laura, de verdad ha sido muy provechoso para mí repasar este libro contigo, y de verdad, gracias por ser parte de este proyecto de Mujer Verdadera 365, de estos programas. Seguiremos adelante. Ya ustedes saben, a todas nuestras oyentes, si tú no has comenzado a hacer el reto Mujer Verdadera 365, hoy es un buen día. No pienses que ya comenzó en enero, que estás tarde. No, hoy es el día bueno, comienza hoy, no lo dejes para después.
Y seamos animadas a seguir corriendo esta carrera que tenemos juntas, y sigan pendientes de estos programas donde vamos a seguir trayendo un poquito más de luz un poquito más de profundidad y de frescura a los libros que ya hemos leído.
Laura: Amén.
Annamarie: Patricia de Saladín ha estado conversando con Laura González de Chávez, acerca del libro de los Jueces. Encuentra más programas relacionados al Reto Mujer Verdadera 365 en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Y mañana asegúrate de acompañarnos para la continuación de nuestras conversaciones acerca de la sección de los libros históricos de la Escritura.
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