Mujer Verdadera 365: Los Evangelios y el Libro de los Hechos, día 1
Annamarie Sauter: Con nosotras Laura González de Chávez.
Laura González de Chávez: Y Él llamó a esos 12 hombres que vemos en los evangelios para que lo siguieran; pero eso transformó sus vidas y Dios los usó para llevar este mensaje que transformaría la vida de otros en Su nombre. Y Jesús nos llama a cada una a preguntarnos si hemos escuchado Su llamado, si hemos conocido al Salvador y lo estamos siguiendo y hemos respondido a Su invitación.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Hoy llegamos, en estos programas del Reto Mujer Verdadera 365, al Nuevo Testamento. En estos dos programas, el de hoy y el de mañana, vamos a estar hablando sobre los evangelios de manera general, y vamos a mencionar el libro de los Hechos. Si has estado con nosotras, nos has escuchado decir repetidas veces que la Biblia es …
Annamarie Sauter: Con nosotras Laura González de Chávez.
Laura González de Chávez: Y Él llamó a esos 12 hombres que vemos en los evangelios para que lo siguieran; pero eso transformó sus vidas y Dios los usó para llevar este mensaje que transformaría la vida de otros en Su nombre. Y Jesús nos llama a cada una a preguntarnos si hemos escuchado Su llamado, si hemos conocido al Salvador y lo estamos siguiendo y hemos respondido a Su invitación.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Hoy llegamos, en estos programas del Reto Mujer Verdadera 365, al Nuevo Testamento. En estos dos programas, el de hoy y el de mañana, vamos a estar hablando sobre los evangelios de manera general, y vamos a mencionar el libro de los Hechos. Si has estado con nosotras, nos has escuchado decir repetidas veces que la Biblia es una sola historia, aunque compuesta por 66 libros, distintos autores, y escrita en un período de cientos de años, y tiene dos grandes secciones, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
En nuestro programa anterior, en el Reto Mujer Verdadera 365, terminamos el Antiguo Testamento, y como les dije, hoy comenzamos el Nuevo Testamento. Y por cierto, la lectura del Reto Mujer Verdadera 365 para el día de hoy es Lucas capítulos 19 y 20.
Y para estos programas me acompañan mis dos compañeras de ministerio, amigas muy queridas, Laura González y Débora Cázares. Bienvenidas ambas, ¿cómo están?
Débora Cázares: Hola Patricia, muy bendecida de poder compartir hoy con nuestras hermanas que están acompañándonos en el Reto Mujer Verdadera.
Laura: Sí, Patricia, felices de estar aquí contigo para hablar de estos temas que nos apasionan.
Patricia: Y parece increíble que ya terminamos el Antiguo Testamento y seguimos avanzando y el año va corriendo hasta cuando una vez más terminemos de leer la Biblia completa de tapa a tapa. Y quiero decirles a nuestras oyentes: si no has hecho este reto desde su inicio, hoy es un buen día para unirte porque siempre es bueno leer la Palabra de Dios de manera consecutiva y unirte a este grupo de mujeres, a este ejército que está tratando de llevar la Biblia fielmente hasta su lectura completa.
Hoy quiero que comencemos hablando de un tiempo que hubo entre ambos testamentos, porque el Antiguo Testamento termina y hay un período de silencio, se llama el período de 400 años de silencio. Pero nosotros sabemos que la historia no está desconectada a pesar de que hubo ese silencio. Podríamos quizás compartir con nuestras oyentes algunas cosas que Dios hizo, que prepararon esa venida del Señor para que el evangelio se propagara.
Débora: Mientras estaba aprendiendo acerca de estos 400 años de silencio, que parece un tiempo muy largo, resulta que el pueblo de Israel pasó por cuatro imperios diferentes. Primero, lo que tú mencionabas, el tiempo en Babilonia que fue por Nabucodonosor, estos fueron 70 años, pero después estuvieron bajo el Imperio persa, después bajo el Imperio griego y por último el Imperio Romano estuvo sobre ellos.
Este periodo, que también se le llama periodo intertestamentario, estos 400 años de silencio establecieron un escenario para la llegada de Cristo y esto tuvo un profundo impacto en el pueblo judío. Y estoy pensando que el Imperio Romano y el Imperio griego fueron imperios que deseaban implementar cosas mejores en el aspecto de la cultura, del idioma, pero aún todas estas cosas no muestran que el pueblo judío estaba insatisfecho con todo ello. Y los judíos, aunque podíamos ver que había cosas mejores, por ejemplo en el idioma, que ahora hablaban griego y latín, los judíos estaban abatidos, y una vez eran conquistados, eran oprimidos y contaminados. De hecho, estaba escuchando una enseñanza de esos 400 años de silencio, del pastor Miguel Núñez, y él decía que esos 70 años de cautiverio, más los años de silencio, produjeron en el pueblo de Israel un vacío, de manera que ellos deseaban que Dios hablara nuevamente a Su pueblo. Los preparaba para la venida del Mesías y los imperios que estuvieron sobre ellos igualmente contribuyeron para preparar al pueblo para la venida del Mesías.
Patricia: Así es, con la unificación del idioma también las carreteras romanas…
Débora: Algo que me llama la atención, pensando en eso, es que vemos cómo el Señor realmente estaba preparando todas las condiciones para que la expansión de Su reino y la expansión de Su iglesia se llevara a cabo, y en este caso se trataba de las carreteras que los romanos hicieron. Esas carreteras fueron las que al final beneficiaron que el mensaje del evangelio se llevara a cabo. Uno pensaría, ¿por qué Jesús vino en ese momento? ¿Por qué Jesús no vino antes? ¿Por qué no vino después? Bueno, porque cuando fue el cumplimiento del tiempo, el Señor vino y entonces todas las condiciones se dieron tanto para Su nacimiento como para la expansión del mensaje que Él iba a dar.
Laura: Aún esos años de silencio nos prepararon para ese Salvador, para ese mejor Adán, porque estábamos anticipando ya leyendo el Antiguo Testamento juntas, estábamos anticipando un mejor y más excelente Profeta, un Sacerdote y un Rey. Un descanso eterno que no fuera de un solo día, porque vemos que esta promesa que Él hizo a través de pactos –que hizo con Noé, con Abraham, con Moisés, con David– estábamos esperando ese Salvador.
Pero esa salvación no vendría sin un costo alto. Fíjate que Isaías profetiza acerca de un siervo que sería el mejor de los sacrificios, uno que viviría una vida fiel que nosotros no podríamos haber vivido, y moriría la muerte que nosotros merecíamos morir. Uno que vendría a tomar sobre sus hombros la condenación que nosotros merecíamos, para darnos la vida y la bendición que Él solo merece. Estábamos siendo preparadas, a través del Antiguo Testamento, para esa luz que vendría a través de Jesucristo. Y entonces es ahí cuando nos encontramos con esos evangelios, esos libros que relatan la historia de Jesús, ese Salvador esperado que llenaría todas las profecías del Antiguo Testamento.
Él es ese esperado Rey y es Dios mismo; y me encanta.
Patricia: Y es maravilloso ver que terminaba en oscuro –hasta cierto punto– y con una esperanza. La esperanza todavía de que no había llegado esa promesa porque nadie nacido de mujer había aplastado la cabeza de la serpiente. Pero en esos 400 años, aunque se conocen como un periodo de silencio, Dios no hablándole a Su pueblo a través de profetas –porque cuando vimos los profetas vimos una y otra vez una y otra vez esa advertencia, una advertencia tras otra, advertencia de juicio– vinieron los exilios tanto de la parte del norte como de la parte del sur… El pueblo de Israel a los 70 años regresa de la cautividad, pero ahora en este tiempo parecería que Dios no está hablando, que Dios no está haciendo nada.
Sin embargo, no es así. En esos 400 años Dios estaba preparando lo mejor, lo máximo y lo más sublime que era el cumplimiento de esa promesa.
Laura: Así es, Patricia, parecería que la historia concluyó, y que no tuvo una conclusión definitiva cuando vemos que termina Malaquías. Sin embargo, el Antiguo Testamento nos cuenta esa historia que empieza en Génesis, pero no es hasta que vamos al Nuevo Testamento que vemos como culmina esa historia. Y todavía estamos esperando que culmine.
Pero en Génesis vemos el Edén, ese lugar perfecto que Dios creó, y vemos lo que ocurre cuando Adán y Eva pecan, vemos que Dios responde con gracia y les promete un Salvador que vendría, que aplastaría la cabeza de la serpiente, y es un hecho que iba a revertir la maldición, que iba a redimir la humanidad caída, pero cuando termina el Antiguo Testamento eso todavía no ocurre.
Patricia: Así es, y que nosotros podamos constantemente recordarnos las palabras de ese himno que dice:
Pon tus ojos en Cristo, tan lleno de gracia y amor, y lo terrenal, sin valor será a la luz del glorioso Señor.
Pero este Nuevo Testamento, de los 27 libros que tiene, comienza con 4 libros narrativos: los evangelios que cuentan del nacimiento, la vida y la muerte de Jesús de Nazaret. Yo quisiera que viéramos qué era lo que se avecinaba. Y cuando estaba preparando el material me conmovió que en Malaquías, que es el último libro del Antiguo Testamento, en Malaquías 4:2, dice: «Pero para ustedes que temen Mi nombre, se levantará el sol de justicia con la salud en sus alas…», y cuando abrimos esos cuatro libros narrativos nos damos cuenta que comenzamos con el nacimiento de Jesucristo, el nacimiento de Jesús.
Y oyendo y preparándome, veía que definitivamente eso que iba a suceder, iba a dividir y a cambiar la historia del mundo. Nosotros vivimos en el año 2021 después de Cristo, y millones y millones de personas, se llamen cristianas o no, cada vez que fechan un documento o hacen un cheque, tienen que reconocer que están poniendo el año después de Cristo. Y vemos cómo el mundo cambió. Los domingos en muchos países todavía es un día feriado, ¿por qué? Bueno porque ese fue el día que Jesucristo resucitó y hubo efectos religiosos, políticos, sociales, que indiscutiblemente no pueden ser rebatidos.
Pero ¿cuál es la importancia –solamente con ver el nombre– cuál es la importancia de Jesucristo? ¿Qué podemos ver solo conociendo el nombre de ese bebé que vendría al mundo?
Laura: Lo que dice Marcos 1:15: «El tiempo se ha cumplido el reino de Dios se ha acercado…», y es a través de Cristo que vemos eso cuando Cristo viene. El evangelio, que es lo que tú dices, es esas buenas nuevas que ahora podemos entender, ese Salvador que hemos estado anticipando.
Patricia: Cuando dice, Jesús, el Mesías, Jesucristo, en ese nombre estamos viendo que es el Mesías, el Ungido, el Rey, el Salvador de Su pueblo, Dios hecho hombre, Emanuel, Dios con nosotros, la segunda persona de la Trinidad. Fue enviado por el Padre en un plan hecho desde antes de la fundación del mundo cuando juntos existían en la eternidad pasada. Dios el Creador –vemos ahí en los evangelios– concebido de una virgen, vivió la vida perfecta, murió, resucitó… Bueno, toda la historia que vamos a ver en estos dos programas, ese Rey cuyo reino no tendrá fin.
Y vemos, como tú dices Laura, que ese Mesías es el cumplimiento del Antiguo Testamento. Las personas del Antiguo Testamento miraban hacia adelante y hoy nosotros tenemos el privilegio de mirar hacia atrás al cumplimiento, a esa cruz y a esa resurrección. Esa es la clave para que podamos entender toda la historia y toda nuestra vida.
Laura: Y, Patricia, el descanso que trajo, porque habíamos visto todos esos sacrificios que había que hacer una y otra vez, una y otra vez en el Antiguo Testamento, y ahora tenemos el Cordero perfecto, el que acabaría de una vez y para siempre con todos esos sacrificios y ahora podemos verdaderamente tener descanso porque hemos sido perdonados.
Patricia: Y, Débora, tú quizás puedes ayudarnos y ayudar a nuestras oyentes. Tú sabes que hoy en día se habla mucho que tenemos que predicarnos el evangelio todos los días, que el evangelio es poder de Dios para salvación, y los cuatro evangelios son las buenas nuevas de salvación, pero ¿qué diferencia hay entre estos evangelios, de los que estamos conversando, y el evangelio?
Débora: Bueno, pienso que cuando hablamos de los evangelios, como mencionabas, nos referimos a los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y estos evangelios nos ayudan a entender la vida de Jesús, y cómo esta se conecta a la luz de toda la Biblia, lo que decíamos anteriormente. Vemos cómo estos libros vienen a enseñarnos el cumplimiento de todas las promesas que vimos en el Antiguo Testamento.
Y uno de los objetivos de los evangelios es mostrarnos cómo Jesús está trayendo toda la historia de la Biblia a su cumplimiento y debido a esto podemos notar que muchas veces los autores están citando profecías del Antiguo Testamento que nos daban luz del Mesías prometido.
Cada libro nos enseña cómo todas las historias bíblicas sobre Abraham, David, Moisés, nos apuntan a Jesús. Esas son características que podemos ver de los evangelios, la vida de Jesús, las promesas del Antiguo Testamento que vienen a ser cumplidas. Pero cuando hablamos de el evangelio, vemos lo que tú decías: evangelio significa buenas nuevas, es una palabra griega compuesta, en donde ev significa bueno y angelio significa anuncio. Entonces significa buen anuncio, buenas noticias.
Y cuáles son estas buenas noticias? A causa del pecado que entró en el mundo por Adán, todos los hombres somos pecadores; y esto es lo que nos enseña Romanos 5:12, que este pecado nos separa de Dios. Dios es santo y Su santidad no convive con un hombre pecador. Aquí es cuando entra Cristo; la vida perfecta que por nuestro pecado no podíamos vivir, la vivió Jesús. Y no solo eso, sino que Él dio Su vida como sacrificio agradable delante de Dios, yese sacrificio, al nosotros creer en el Hijo de Dios, nos justifica, y por lo tanto mientras el pecado nos separaba de Dios, ahora a través de creer en la vida, muerte y resurrección de Cristo y la reconciliación que nos ha dado con el Padre, nosotras podemos ser hechas cercanas a Dios y hasta somos llamadas Sus hijas; y Dios ya no ve al hombre pecador sino la vida de Cristo en nosotras, y estas son buenas noticias, podemos tener paz para con Dios.
Patricia: Amén. Ese descanso que Laura mencionaba. Los evangelios están escritos para que sus lectores, nosotros, seamos parte del reino de Dios. Jesús en la cruz fue entronizado como Rey: una corona, una túnica y un centro. El poder del reino de Dios viene a través del amor y del sacrificio. Él vino a derrotar la maldad y lo hizo precisamente a través de Su muerte en la cruz. Murió por nuestros pecados y el perdón y el amor sacrificial es la fuerza más poderosa del universo.
Él fue levantado a una nueva vida y eso es lo que nos lleva a la historia del libro de los Hechos. Pero son cuatro evangelios. ¿Cuáles son los autores de estos cuatro evangelios, y por qué son cuatro?
Laura: Bueno, son cuatro, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y quería mencionar que todos ellos presentan la vida y las enseñanzas de Jesús. A través de los cuatro vemos la autoridad de Cristo sobre nuestras vidas, sobre la enfermedad, los demonios, las circunstancias, y aún la muerte. Y entonces, a esos primeros tres, Mateo, Marcos y Lucas, se les llama evangelios sinópticos. Sinópticos significa ver juntos porque cada uno da diferentes detalles de la vida de Jesús, y ofrecen entonces un relato paralelo de Su vida, lo que nos da mucha luz acerca de esos años de Jesús en la tierra.
El último, Juan, se escribe un tiempo después de los primeros tres, y contiene material que suplementa los primeros tres, pero cada libro es único y todos contribuyen para darnos una visión de la vida y las enseñanzas de Cristo. Entonces el primero lo escribe Mateo y está dirigido hacia el público judío cristiano. El segundo lo escribe Marcos, que es aquel que conocemos que viaja con Pablo y con Bernabé. Marcos escribe al pueblo romano, y Lucas que es un médico y escribe para el pueblo griego. Es el mismo autor de Hechos, vamos a verlo después, y Hechos es como una continuación del libro de Lucas. A Juan lo vemos al final y escribe para todo el mundo.
Patricia: Mostrando que Jesús es el Hijo de Dios que da vida eterna; y lo interesante es que estos autores, Lucas, por ejemplo, no conoció personalmente al Señor aunque los otros sí. Lucas no lo conoció pero sí estuvo muy cerca del apóstol Pablo, y también me encantó que su evangelio trae todos esos detalles de María y del nacimiento. Y esto fue porque él se dedicó a investigar bien la veracidad de esas historias.
Y lo de Juan es hermoso porque el Señor tenía Sus 12 discípulos, pero había un círculo más pequeño de tres y Juan se conoce como el discípulo amado, ese que en la última cena estaba recostado sobre el pecho del Señor. Es importante decir que los evangelios no se contradicen uno a otro, más bien se complementan al hablar de la obra de Jesús, y aunque tienen mucho en común, cada uno tiene una contribución especial para que entendamos quién es Jesucristo, y como dice el Evangelio de Juan: «Si yo escribiera todas las cosas acerca de Jesús de Nazaret los libros y los libros no serían suficientes» (Juan 21:25, parafraseado), pero Dios quiso dejar estas narraciones de manera específica para que nosotros entendiéramos.
Y espero que abundemos también un poco más en el siguiente programa sobre esa parte, que Dios, ese Verbo que se hizo carne. Dios decidió mostrarnos de cerca cómo es Él, y habitó entre nosotros en la persona del Hijo, en la segunda persona de la Trinidad, y Juan dice: «…y vimos Su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14).
Y de estos cuatro evangelios, en los que cada uno hace su propia contribución, como tú decías Laura, en el Evangelio de Mateo hay más de 100 referencias al Antiguo Testamento, porque él estaba escribiendo mayormente para su audiencia judía. Y 20 veces, cada vez que él va a hacer una de esas citas, las introduce con algo como, «todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta». O sea que es claro cómo quiere resaltar que este Jesús es el Mesías que el pueblo de Israel esperaba.
Pero Marcos nos muestra a un Jesús que trabaja y trabaja, que aún dice que no tenía tiempo ni para comer, y lo presenta también como ese Siervo sufriente –que aunque no nos guste– nos llama a sufrir también. Y ese evangelio tiene dos partes. La primera parte termina cuando el Señor dice: «y tú ¿quién dices que soy? Y Pedro dice: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mar.8:29, parafraseado); y la segunda parte ya se centra en la cruz, donde vemos que «era necesario que el Hijo del hombre sufriera todas estas cosas, y que si alguien quiere ser Su discípulo tiene que negarse a sí mismo tomar su cruz y seguir» (Mar. 8:31, parafraseado).
Y Lucas presenta a Jesús como el Salvador del mundo, y esa salvación la enfoca en dos grandes bendiciones: el perdón de pecados y el don del Espíritu Santo. Por eso cuando Lucas escribe el libro de los Hechos, lo que relata es ese derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, Lucas estaba impresionado con eso.
Y el Evangelio de Juan, que definitivamente es el evangelio –yo diría– de los más citados, de los más conocidos, presenta a Jesús como el Unigénito Hijo de Dios el Padre y tiene toda esa belleza de los grandes «Yo soy». Es con mucha expectativa y también con un sentido de insuficiencia, que no podemos hablar de todo lo hermoso que hay en estos libros y mucho menos en dos programas, pero si el Señor lo permite, en el siguiente programa vamos a entrar en algunos detalles donde podamos todavía ver y exaltar y magnificar y darle gloria a ese sol de justicia que alumbra en medio de nuestro mundo y en medio de nuestros corazones cuando viene con la luz del evangelio y de Su Palabra.
Laura: Algo con lo que queremos que nuestras oyentes se queden, es que Jesús vino al mundo lleno de gracia y de verdad, no con ley y juicio, y Él reveló al Padre y le concede el Espíritu Santo a todo aquel que cree. Él es el Cordero de Dios que cubre nuestros pecados con Su sangre, y este Salvador nos invita a confiar en Él, a recibir Su perdón y a seguirlo. Él vino a darnos vida y vida en abundancia.
Jesús le hace una pregunta a Felipe, y Él pudiera hacernos la misma pregunta nosotros hoy: «¿Tanto tiempo he estado con ustedes y todavía no me conocen?» (Juan 14:9), y esto me hace pensar que muchas pudiéramos estar pensando que estamos en los caminos de Dios, por años quizás, pero no conocer realmente a este Salvador tan maravilloso que vino al mundo. O al menos aún no conocer toda la sabiduría que hay en Él porque Él es la sabiduría personificada.
Oro que Dios a través de esta lectura nos dé un hambre insaciable por conocerlo a través de Su Palabra, que no sea un simple conocimiento sino que verdaderamente podamos conocerlo. Y Él llamó a esos 12 hombres que vemos en los evangelios para que lo siguieran, pero eso transformó sus vidas y Dios los usó para llevar este mensaje que transformaría la vida de otros en Su nombre. Y Jesús nos llama a cada uno de nosotros individualmente, y el llamado es a que cada una nos preguntemos si hemos escuchado Su llamado, si hemos conocido a este Salvador y si lo estamos siguiendo y hemos respondido a Su invitación.
Patricia: Amén. Gracias, Laura, y gracias Débora, ha sido un gozo comenzar el Nuevo Testamento y estar aquí conectada con nuestras oyentes, así que las animamos a unirse de nuevo mañana para que sigamos viendo la belleza de nuestro Señor y Salvador Jesucristo en medio de Su Palabra.
Laura: Gracias, Patricia, nos vemos mañana si Dios quiere.
Débora: Siempre es una bendición poder compartir juntas con nuestras hermanas, nuestras oyentes, acerca de las verdades de la Palabra de Dios.
Annamarie: Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Él vive hoy (Glorioso el día), La IBI & Sovereign Grace Music, La Salvación es del Señor ℗ 2014 Sovereign Grace Music.
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