Mujer Verdadera 365: Las cartas de Pedro
Annamarie Sauter: Con nosotras Betsy de Gómez.
Betsy de Gómez: No tenemos una esperanza muerta, hay una esperanza que protege nuestra fe, protege nuestra salvación, que garantiza que nosotras tendremos un mañana mejor; pero no es en esta tierra, no es aquí, es en la eternidad.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Hoy nos encontramos en un episodio más de nuestro reto de lectura Mujer Verdadera 365, que hemos acompañado con estos programas y en el día de hoy vamos a ver dos cartas en un solo programa, en un solo episodio. Vamos a ver primera y segunda de Pedro. Estamos ya casi en el final del Nuevo Testamento y nos acercamos al final del año, al final del reto. En el día de hoy, para ver primera y segunda de Pedro, me acompaña mi amiga, mi compañera de ministerio que vive hoy …
Annamarie Sauter: Con nosotras Betsy de Gómez.
Betsy de Gómez: No tenemos una esperanza muerta, hay una esperanza que protege nuestra fe, protege nuestra salvación, que garantiza que nosotras tendremos un mañana mejor; pero no es en esta tierra, no es aquí, es en la eternidad.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Hoy nos encontramos en un episodio más de nuestro reto de lectura Mujer Verdadera 365, que hemos acompañado con estos programas y en el día de hoy vamos a ver dos cartas en un solo programa, en un solo episodio. Vamos a ver primera y segunda de Pedro. Estamos ya casi en el final del Nuevo Testamento y nos acercamos al final del año, al final del reto. En el día de hoy, para ver primera y segunda de Pedro, me acompaña mi amiga, mi compañera de ministerio que vive hoy en Texas y es madre de cuatro hijos Betsy Gómez.
Betsy es muy conocida, no tan conocida en Mujer Verdadera 365 conmigo aquí, pero demasiado conocida para Mujer Verdadera, para Joven Verdadera, para el blog, para todo lo que es Aviva Nuestros Corazones.
Betsy: Patricia, pero ¿es de mí que estás hablando diciendo que tengo cuatro hijos?
Patricia: Ay, sí, cuatro hijos. Quién diría.
Betsy: Gloria a Dios que me ha bendecido con una bendición que jamás esperé y no sabía que necesitaba.
Hola, Patricia. Qué bueno estar aquí.
Patricia: Y para mí es buenísimo tenerte, aunque hablábamos de lo difícil que es para una mamá de 4 niños –aunque ya gracias a Dios los mayores tienen unos añitos y pueden ayudar– pero definitivamente es una agenda ocupada. Y por eso no has estado mucho en estos programas en vivo, porque ya de hecho tienes tus manos llenas y lo que el ministerio te suma también es suficiente; diríamos que más que suficiente.
Betsy: Sí, la verdad es que este es un tiempo en el que tengo las manos llenas, y no te niego que quisiera hacer mucho más. Pero el Señor me ha abierto los ojos para que pueda apreciar que los límites que Él me ha dado en esta etapa son buenos. Así que veo que aunque mis manos están llenas y no puedo hacer las cosas que antes podía hacer, de igual manera yo puedo glorificarlo aquí en las cuatro paredes, porque al final cuando el objeto de nuestro servicio es el Señor, nos produce gozo servirle delante de mucha gente, en un podcast o cuando es simplemente limpiando pañales y lavando los platos.
Así que yo creo que una de las bendiciones que puedo disfrutar en este tiempo es recibir estas bendiciones, y no verlo como cargas. Como quizás en otro momento, Patricia, yo pude haber pensado que esto iba a ser solamente una carga para mí. Y eso es lo que he estado aprendiendo, que no le puedo llamar carga a lo que Dios ha llamado bendición; y que los límites que Dios me ha dado son buenos y puedo servirle en el contexto donde me ha colocado.
Así que algo que ha sido maravilloso es escuchar a otras hermanas en esta serie y ser edificada y bendecida con todo lo que nos enseñan.
Patricia: Amén. Y es un privilegio todo lo que estamos haciendo, lo de la maternidad, ser abuela, esposa, hermana, hija, es un privilegio. La vida en el Señor es un privilegio y toda etapa tiene propósito. Y de hecho, se me olvidaba, pero la lectura en nuestro Reto Mujer Verdadera 365 para el día de hoy, es justo primera de Pedro.
Este episodio cae perfecto para enmarcar a nuestras oyentes y a las que están leyendo su Biblia con nosotras. Y no perdamos más tiempo porque se nos van a ir los minutos que tenemos. Yo quisiera que nos hablaras un poco acerca de Pedro, quien escribe estas dos cartas.
Betsy: Sí, yo creo que cuando comencé a estudiar estas cartas, Patricia, fue en el 2017, si no estoy equivocada. Comencé a leer estas cartas y pensé que iba a estudiarlas en una semana. Me pasé seis meses estudiando esta carta y no podía dejar de leerla una y otra vez una y otra vez, porque es que si nosotros vemos esta carta como un camino, en cada paso yo tenía ya que detenerme y prestar atención a lo que Dios nos estaba diciendo.
Y precisamente esa pregunta que me haces fue la primera parte de esa jornada, porque en esas primeras palabras me tuve que quedar parada por un largo tiempo, cuando el escritor de estas cartas se introduce. Él dice: «Pedro, apóstol de Jesucristo». Para mí esto fue tan tan relevante, tan especial, porque solamente su presentación produjo en mí un deseo de alabar a Dios por Su gracia transformadora.
O sea, estamos hablando de Pedro, ese discípulo que era del círculo íntimo del Señor. Él estuvo en la transfiguración, él pudo experimentar de cerca el carácter de Dios en la persona de Jesucristo, él lo conoció. Sin embargo, sabemos por lo que el Señor ha revelado en Su Palabra, que así como Jesús se lo dijo…ni siquiera porque Jesús se lo dijo, él lo negó en un momento en el que fue perseguido; en el primer momento en que él recibió persecución lo negó tres veces.
Y me encanta saber que a pesar de su pecado y su caída, Dios, Jesús le había anticipado que él iba a orar por él para que su fe no faltara. Y así fue. Entonces me encanta saber que un hombre que estuvo con Jesús, un hombre que falló, que cayó y que negó al Señor –cómo lo hacemos todas nosotras en muchísimas ocasiones en nuestra vida– Dios tiene misericordia de Él, lo restaura, lo afirma y entonces usa este vaso específicamente para ayudar a que los cristianos no hagan lo mismo que él hizo.
¿No te parece eso increíble?
Patricia: Así es. Me da risa que uno de los evangelios cuando el Señor les pregunta, ¿quién dicen ustedes que soy yo? Es Pedro el que dice, «oh, Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y el Señor le dice, «Simón, eso no te lo reveló carne ni sangre sino Mi Padre que está en los cielos». Pero ahí mismo el Señor lo tiene que reprender y le dice, «apártate de mí, Satanás, porque me eres tropiezo, no pones la mira en las cosas de Dios sino en las cosas de los hombres».
Entonces, Pedro es una evidencia de lo que es el evangelio en nuestras vidas. Me encanta no solamente, Betsy, el nombre de él –como tú decías que te llamó la atención– sino los destinatarios de esta carta. ¿A quiénes están dirigidas estas cartas de Pedro? ¿Cuál era el contexto y cómo hoy en día esto aplica a nosotras?
Betsy: Él escribió a cristianos que estaban bajo persecución. La persecución era tan grande que ellos habían sido expatriados y estaban en lugares lejanos de sus hogares. Así que ellos necesitaban ese ánimo porque estaban pasando por un tiempo difícil, de mucho sufrimiento, de mucha persecución. Y lo que me llama la atención es que esta realidad que vivían los cristianos, es la misma realidad que vivimos nosotras hoy en día. Nosotras somos expatriadas, somos hijas de Dios y debemos recordar que tenemos una nueva naturaleza, una nueva ciudadanía y somos extranjeras.
Independientemente del país en que vivamos… Yo me siento super extranjera porque vivo en los Estados Unidos. Pero aunque vivas en el país en que naciste y seas parte de la familia de Dios, tú perteneces a una ciudad diferente, la ciudad de Dios. Y donde quiera que estemos, si hemos decidido servir a Dios, cada convicción que tenemos viene de la Palabra de Dios.
Mi hijo más grande el otro día miraba a mi hijo más pequeño –que es recién nacido– y le decía, «ay David, en qué mundo te ha tocado vivir. Cómo será la vida cuando tú tengas mi edad». Y yo lo miro a él y pienso exactamente lo mismo, no hay un lugar donde miremos en el que no sintamos esa presión, esa persecución de alguna manera.
Patricia: Y lo hermoso de estas cartas de Pedro es que es muy claro y muy evidente todo ese tema del sufrimiento de estos creyentes; y como tú dices, en algunos países hay más grandes sufrimientos. Todos los seres humanos sufrimos porque Dios dice, «en este mundo tendréis aflicción…», pero Pedro, además del sufrimiento da mucha esperanza. No quizás al presente, pero en nuestro nuevo nacimiento, en lo que nos espera en el futuro, y también en una nueva identidad.
Betsy: Amén.
Patricia: Cuando habla de eso que tú mencionabas brevemente, ¿quiénes somos ahora?
Betsy: Exactamente. A mí me encanta…antes de ir a quiénes somos, mira el versículo 3, cuando él dice, «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes».
A mí me encanta cómo Él establece el fundamento del cuál nosotros nos vamos agarrar en el momento en que tengamos que experimentar sufrimiento, en el momento en que nos duela servir a Dios. Y a mí me encanta que esa esperanza viva no se marchita, no no se daña, nadie la puede mover, es nuestra, está reservada y es la base para nosotras permanecer firmes en este mundo que es temporal, que se marchita, en el que tenemos persecución; y luego él habla de esa identidad.
Y me encanta que ya en el capítulo 2…
Patricia: Déjame decirte algo con eso mismo que tú has dicho. Fíjate que ya tú dijiste que nacimos de nuevo, eso está ligado a nuestra identidad, el sufrimiento, la esperanza. Nacimos de nuevo y la esperanza –como tú dijiste– está viva. Porque si hay algo que en este mundo no tenemos…pueden tratar de darte esperanza, y la gente –con muy buena intención, en medio de muchas situaciones difíciles– te dice, «no te preocupes, todo va a salir bien».
Yo sé que ese es un buen deseo de darme esperanza, pero realmente, sin Dios eso simplemente son palabras; porque sabemos que en un mundo como en el que estamos viviendo, no todo va a salir bien. «Todas las cosas obran para bien para aquellos que aman a Dios», y sí, el cristiano en medio del sufrimiento sabe que hay un propósito, pero porque nosotros tenemos esa esperanza viva que tú acabas de mencionar.
Betsy: Una de las cosas que más me llama la atención de esta carta es que nos provee un entendimiento práctico de cómo lidiar con el sufrimiento. Como creyentes tal vez podemos decir –«si estamos en victoria», si todo va bien– pues nuestra fe parece florecer. Pero ¿qué hacemos en medio del sufrimiento? La mayoría de los cristianos vemos el sufrimiento a veces como algo que no es de Dios, como algo que es orquestado y enviado por Satanás.
Entonces, Pedro nos ayuda a entender que el sufrimiento vendrá sí o sí. Si no viene el sufrimiento por situaciones y circunstancias de la vida, vendrá por su fidelidad a Cristo. Entonces ¿cómo van a mirar el sufrimiento? Me encanta que luego él dice, «…aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza».
Me encanta que la base de eso en el versículo anterior en el versículo 5, es que somos protegidos por el poder de Dios. Entonces eso que tú dices me encanta, nosotras no tenemos una esperanza muerta. Hay una esperanza que protege nuestra fe, protege nuestra salvación, que garantiza que tendremos un mañana mejor pero no es en esta tierra, no es aquí, es en la eternidad.
Y luego, por lo que me decías –y nuestra identidad es precisamente esa esperanza. Porque en el capítulo 2 en el versículo 9 dice: «ustedes son…» (Y el mundo les va a decir un millón de cosas, que ustedes son…muchos estereotipos, pero aquí nos dice quiénes somos, quién soy. Dice: (yo soy) «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios». ¿Con qué propósito? ¿Para que se sientan comparonas, que son diferentes, que no son como las demás naciones…?
No, aquí dice que es «a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable». Y esas virtudes se van a ver manifestadas de manera muy diferente en nosotras como mujeres, que probablemente en los hombres. Yo quiero preguntarte, Patricia, ¿cómo, nosotras como mujeres, podemos exhibir estas virtudes de manera distintiva, para poder poner aterrizar esto y saber qué es lo que vamos a hacer con esta carta como mujeres?
Betsy: Mira, la Nueva Traducción Viviente dice, «para poder mostrar a otros la bondad de Dios». Justo este domingo vimos que el fruto del Espíritu Santo en nosotros es amor, gozo, paz, paciencia, bondad, y benignidad. Entonces, esta bondad que manifestamos es por la identidad que tenemos ahora por haber nacido de nuevo, y como mujeres la bondad no solamente es desear el bien para el otro, la benignidad me lleva a hacerlo. Es esa vida, muchas veces, de autonegación –en el mismo sentido de la carta de Pedro– donde ya no vivo para mí sino que viviendo para Aquel que murió y resucitó por mí, ahora vivo para aquellos en mi entorno, para aquellos a mi alrededor.
En mi círculo primario –si estoy casada– para mi esposo, para mis hijos siendo esposa, madre e hija de Dios, y también para la comunidad de la iglesia llevando a cabo todos esos unos a otros donde yo voy a vivir para la gloria de Dios cuando muestro esa bondad de Dios hacia los demás. Es más de Cristo y menos de mí, más esa vida que muere a sí misma para estimar a los demás como más importantes, para buscar que lo primero no sea lo mío sino lo de los otros.
Eso es mostrar la bondad de Dios, eso es anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
Betsy: Quiera el Señor concedernos esa bondad. Mira que luego en el versículo 12 dice: «Mantengan entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que les calumnian como malhechores, ellos, por razón (¿de qué?) de las buenas obras (me encanta esto) de ustedes, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la visitación».
Y a mí me encanta, específicamente hablando de cómo podemos aplicar esto como mujeres, antes de él entrar en el capítulo 3, que les habla especialmente a las mujeres, les dice a todos: «Sométanse, por causa del Señor, a toda institución humana». De manera que el sometimiento no es algo particular de las mujeres –como si fuese un castigo para mí por ser mujer– sino que es una virtud cristiana. Me encanta el tema del sometimiento y el tema de exhibir obras que sean dignas del evangelio. No solamente particularmente para las mujeres porque luego en el capítulo 3 él dice: «Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos…»
Y le habla a esa mujer que está sufriendo porque su marido es inconverso y viene a mi mente de manera muy particular una hermana muy amada de nuestra iglesia que su marido no es cristiano, y cómo ella en ocasiones quisiera ganarse a su marido hablándole y diciéndole y predicándole, abriéndole la Palabra. Pero aquí Pedro no nos dice de manera práctica cómo las mujeres tienen que hacerlo, y es que ellas puedan exhibir este fruto del Espíritu de manera que esos hombres, ese hombre inconverso pueda ser ganado sin palabras por la conducta de su mujer, observando su proceder de una conducta casta y respetuosa. Qué maravilloso es eso.
Patricia: Pero tú sabes algo, Betsy, que es un hilo, y el hilo del sufrimiento que tú decías se teje a través de todo primera de Pedro. Pero lo que me choca y me llama mucho la atención –y yo lo he usado en situaciones donde hay esposas con esposos inconversos– es que en varias ocasiones Pedro dice que si se sufre haciendo el bien esto recibe aprobación delante de Dios. Porque a lo que Pedro está llamando aquí es a seguir las pisadas de Jesús quién padeció injustamente para llevar muchos hijos a la gloria.
Y nosotras no queremos para nada minimizar lo que es una situación de sufrimiento haciendo lo bueno. Sabemos que es duro vivir en una situación difícil cuando haciendo lo correcto sufres, y no estamos tampoco ignorantes de que existe el abuso, existe el maltrato, nosotras siempre referimos a las a las mujeres que reportan algún tipo de maltrato de este tipo a sus pastores y a las autoridades correspondientes. Porque de ninguna manera Dios aprueba el abuso.
Pero no podemos dejar de ver que ahí está en la Palabra de Dios. O sea que hacer el bien como Cristo que fue maltratado escupido… y ¿qué hacía Él? ¿Devolvía mal por mal? No, Él encomendaba la causa al que juzga justamente. Y ese es el ejemplo que se nos pone ahí.
Betsy: Así es. Y lo que pasa es que esta cultura, nuestra sociedad idolatra el bienestar. Y no podemos ignorar que también llamamos abuso a cualquier penalidad, a cualquier sufrimiento. Entonces somos hipersensibles y huímos de todo lo que nos duela, de todo lo que nos produzca sufrimiento, porque nos ponemos a nosotras primero. Entonces yo creo que esta es una invitación para ver que Cristo fue enfático llamándonos a tomar nuestra cruz y a seguirle. El camino del creyente es un camino al sufrimiento porque es un camino que nos lleva a la muerte a nosotras mismas.
Por eso lo que Pedro está diciendo es: «Tú tienes que tomar tu cruz, tienes que seguir a Cristo. Eso va a traer persecución y sufrimiento pero ¿sabes una cosa? Tienes un ejemplo. Él, Jesucristo por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz. Entonces Pedro lo que está aquí es elevando esa herencia, la eternidad que tenemos, esa esperanza viva, para que cuando nosotras tengamos que sufrir lo hagamos por esa esperanza viva que está delante de nosotras.
Patricia: Mira como dice la Nueva Traducción Viviente; vamos a ponerlo en femenino: «Pues Dios las llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos. Él nunca pecó y jamás engañó a nadie. No respondía cuando lo insultaban ni amenazaba con vengarse cuando sufría. Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia. Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, ustedes son sanadas»
Y en ese contexto es que aparece lo que mencionábamos de cómo ganarse a un esposo que es desobediente a la Palabra.
Betsy: Amén. Esa es la base para sufrir con gozo. Parece una contradicción completa pero esa es la base. ¿Cómo puedo cultivar un espíritu tierno y sereno en medio de una situación hostil? Cuando yo pongo mi esperanza ahí. Estas dos cartas tienen tanto de dónde sacar, tienen tantos versículos y tantos temas que son tan relevantes para nuestra vida diaria. No quiero dejar pasar en el capítulo 5 en el versículo 6, cuando él nos manda a humillarnos bajo la poderosa mano de Dios.
Humillarnos, ¿qué significa eso para mí en el día a día como mujer joven con hijos pequeños? Dice: «Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes». Dice que debemos ser de espíritu sobrio porque el enemigo anda como león rugiente buscando a quién devorar, y nos manda a resistirlo firmes, sabiendo que no estamos solas.
Alrededor del mundo, mujeres de todas partes del mundo también están sufriendo y permaneciendo firmes. Lo más maravilloso es que dice: «Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que los llamó a Su gloria eterna en Cristo, Él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá». A Él sea la gloria.
Esa es nuestra esperanza, ese es nuestro Dios. Y por Él, porque Él es digno de toda gloria, nosotras podemos sufrir con gozo.
Patricia: Y entonces Betsy, sabiendo que se nos ha ido casi la mayor parte del tiempo, ¿cómo podemos entrelazar segunda y primera de Pedro? Porque definitivamente Dios nos ha dado muchas cosas. Dios nos ha dado una nueva identidad, nos ha dado esperanza, nos ha dado preciosas y grandísimas promesas –como dice esta palabra– pero hay algo en que nosotros los creyentes también tenemos una responsabilidad. Mientras estamos aquí en esta vida recibimos todo lo que Él nos da, pero hay algo que es parte de nosotros.
¿Cómo podrías entrelazar todo esto con segunda de Pedro?
Betsy: Me encanta que en el primer capítulo de segunda de Pedro, Él nos dice para qué fue esa segunda carta. Él quiere recordarnos estas cosas. Dice: «aunque ustedes ya las saben y han sido confirmados en la verdad que está presente en ustedes». O sea, quiero volver a repetírselas. Ahí me da el principio de que ese evangelio, esa esperanza, no solamente fue para salvación.
Necesito estas verdades todos los días. Necesito crecer en estas verdades, y al principio cuando él introduce esta carta, dice en qué es que tengo que crecer. Él dice: «Gracia y paz les sean multiplicadas a ustedes en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesucristo». Yo necesito recordar estas verdades, crecer en este conocimiento, no simplemente para ser una hidrocefálica espiritual y tener muchas cosas almacenadas en mi mente, sino para experimentarlas, para vivirlas.Y si no entiendo, si no tengo ese conocimiento de ese divino poder que me ha concedido todo lo que concierne a la vida y a la piedad, no voy a poder saber cómo añadirle a esta fe de la cual él me está enseñando.
Entonces, al final de cuentas el fruto de ese conocimiento al que me está invitando, es ese conocimiento de esa gracia salvadora que me ayuda a poder crecer –no solamente como una mejor persona– sino saber que ahora yo he sido nacida de nuevo con una nueva naturaleza. Él dice aquí que nosotras tenemos esa naturaleza divina en la que necesitamos crecer.
Hay una serie que tengo que oír cada cierto tiempo que se llama Añade a tu fe, en la que Nancy toma estos versículos y nos dice cómo podemos crecer en estas virtudes. Y a ti que nos estás escuchando, te animo a que escuches esta serie porque es excelente. Expone cómo podemos crecer de manera práctica en este conocimiento.
Él advierte también en esta carta acerca de los falsos profetas, y a veces podemos pensar que son solamente esos falsos profetas de la prosperidad que están ahí probablemente en la televisión, pero nosotras tenemos que crecer en este conocimiento para poder discernir y reconocer estas falsedades –no solamente los falsos profetas sino las ideologías que están allá afuera en las películas, en el entretenimiento, aún en las playeras y camisetas en las tiendas.
Él termina con el mismo tema de la primera carta acerca de esa esperanza, ese día del Señor que es lo que nos debe motivar. Ese día futuro que motiva nuestra obediencia presente.
Patricia: Pero yo creía que tú ibas a decir que él termina con el mismo tema que comienza. Él dice al principio en el versículo que tú citaste, que Dios les dé cada vez más gracia y paz a medida que crecen el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor, y termina diciendo, «en cambio crezcan».
Capítulo 3 versículo 18: «Antes bien, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo». Es el tema de crecer en la gracia y el conocimiento que son como las dos tapas de un libro. Comienza con eso y termina con eso en segunda de Pedro. Es clave poder conocer a Dios, y ¿dónde conocemos a Dios? Conocemos a Dios en la naturaleza, no podemos negar Su divino poder y deidad, pero conocemos a Dios en Su Libro, en la persona del Hijo, en la persona de Su Hijo Jesucristo quien vino y se vistió de carne para que nosotros viéramos la gloria de Dios humanada y pudiéramos entonces conocerle más.
Y nos dejó este libro tan precioso, tan especial, Su palabra soplada, y quiso dejarlo en esa forma de un libro para que nosotros lo tuviéramos y pudiéramos crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Betsy: Amén, Quisiera escuchar eso varias veces para que se me grabe. En la medida en que conozco más a Dios, más anhelaré estar con él eternamente, y más me voy a despegar de este mundo y voy a ser una mejor representante de Su reino en esta tierra.
Patricia: Amén. Gracias Betsy, nos faltó tiempo pero definitivamente es un tiempo limitado y eran primera y segunda de Pedro. Así que las que quedaron con hambre, que seguramente son muchas porque esto fue solamente un bocadito, las animamos a ir a su Biblia, no solamente a terminar este Reto Mujer Verdadera 365 en este año, sino a tener sus planes de lectura para el próximo año, a ir ya buscando recursos. Nosotros vamos a tener disponibles para ustedes en la página en avivanuestroscorazones.com todos estos episodios, además de todos los devocionales y todos los podcast que acompañan el Reto Mujer Verdadera 365.
Betsy: El título del antiguo himno navideño, Oh ven Emmanuel, nos provee un rico trasfondo para esta época en la que celebramos el nacimiento del Mesías. En la próxima serie, Nancy, en la voz de Patricia de Saladín, nos llevará a lo largo de las cuatro de las estrofas de este himno para ayudarnos a celebrar la Navidad esta semana. Recordemos a Emmanuel, Dios con nosotros. Acompáñanos, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Annamarie: Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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