Mujer Verdadera 365: Las cartas de Juan
Annamarie Sauter: Con nosotras Elba de Reyes.
Elba de Reyes: Si yo amo a Cristo porque vino en cuerpo y alma, y estoy unida a Él, entonces debo vivir en amor, así como Él, vivir en obediencia como Él vivió, y en unidad y en santidad.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Hoy estamos en un nuevo episodio de nuestro Reto Mujer Verdadera 365. Hemos venido leyendo toda la Biblia durante este año 2021, y estamos en los finales casi llegando al último día del año y al final de este reto de Mujer Verdadera. El día de hoy tenemos un episodio especial, vamos a ver tres cartas, y déjame decirte algo, si quisieras saber acerca de un suceso, algo que sucedió, y sabes que la información te está llegando de boca a boca, quizás tendrías duda de la veracidad y de la …
Annamarie Sauter: Con nosotras Elba de Reyes.
Elba de Reyes: Si yo amo a Cristo porque vino en cuerpo y alma, y estoy unida a Él, entonces debo vivir en amor, así como Él, vivir en obediencia como Él vivió, y en unidad y en santidad.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Hoy estamos en un nuevo episodio de nuestro Reto Mujer Verdadera 365. Hemos venido leyendo toda la Biblia durante este año 2021, y estamos en los finales casi llegando al último día del año y al final de este reto de Mujer Verdadera. El día de hoy tenemos un episodio especial, vamos a ver tres cartas, y déjame decirte algo, si quisieras saber acerca de un suceso, algo que sucedió, y sabes que la información te está llegando de boca a boca, quizás tendrías duda de la veracidad y de la certidumbre de la información que te llega.
Pero en el día de hoy vamos a ver primera, segunda y tercera de Juan, y es impresionante la veracidad y el poder –no solamente de la Palabra de Dios porque es Palabra de Dios– sino cómo en estas cartas el escritor se encarga de decirnos que él vio con sus propios ojos, tocó con sus propias manos, vio las cosas que está anunciando y las escuchó del mismo Jesús.
Entonces en este día vamos a ver estas tres cortas cartas que se encuentran al final, casi al final del Nuevo Testamento: primera, segunda y tercera de Juan. Y déjenme recordarles que el reto de la lectura de nuestro Reto Mujer Verdadera 365 para el día de hoy es Apocalipsis, los capítulos 13 al 16. Y en este día nos acompaña por primera vez en este reto nuestra amada hermana que ahora vive en España, en Madrid, Elba de Reyes.
Hola Elba, bienvenida
Elba: Hola Patricia, qué gozo estar aquí. Por diferentes razones, con la mudanza y algunas cosas de horario, no había podido estar en estos programas, pero para mí es un gozo enorme compartir con ustedes y contigo hoy aquí.
Patricia: Y para mí también, déjame decirte. Me encanta que hagamos este programa juntas. Entonces Elba, como yo mencionaba, vamos a ver primera, segunda y tercera de Juan; y aunque suena una repetición ¿quién escribió estás epístolas? Y dinos un poco acerca de él.
Elba: Las epístolas las escribe el anciano. Pero porque su lenguaje es tan parecido al lenguaje del Evangelio de Juan, en lo sencillo y lo poco complejo de los textos y todo eso, se entiende que es Juan quien las escribe. Y toda la iglesia primitiva aseguraba que era Juan.
Juan era el discípulo amado que era mucho más joven que los otros escogidos por el Señor, los otros once (originalmente). Juan era el que se recostaba en el pecho del Señor, el que salió corriendo a ver el sepulcro con Pedro, pero ya han pasado muchos años y Juan es un anciano. Está quizás en la última parte de su vida, y él supervisaba las iglesias de Éfeso que eran varias iglesias en esa área.
Entonces se dirige a sí mismo como el anciano.
Patricia: Y en ese sentido –ahora que tú dijiste que él supervisaba las las iglesias de Éfeso– ¿podrías darnos un poco del contexto en el que escribe estas cartas?
Elba: Sí, es una mezcla de estilo paternal –por la edad– pero también son cartas muy cargadas de teología aún dentro de la sencillez del lenguaje. Juan recuerda una y otra vez lo que es que Cristo vino en cuerpo, pero también vino como Hijo de Dios y como hombre. Porque se levantaban herejías en esos momentos que luego podemos ver.
Y les recuerda lo que es caminar en la verdad, porque él había conocido la verdad. La verdad es Jesús. Recuerda la obediencia con que debemos andar y va a maneras prácticas de vivir la vida cristiana. En pocas palabras eso quizás podría resumir lo que las cartas contienen, pero cada una de ellas trata temas diversos.
Patricia: Porque en cuanto a lo que estaba sucediendo en ese momento, había herejías, conflictos en la iglesia. Por eso Juan les escribe y les advierte.
Elba: Sí, así es. Había un grupo de personas llamadas los gnósticos, que se cree que eran docetistas, que decían que Jesús había venido solamente en cuerpo pero no en espíritu. Entonces ellos, quizás influenciados por las enseñanzas de Platón en Grecia, que creían que la materia era mala y el alma buena, pensaban que había esa dualidad, que la carne, todo lo que producía el cuerpo, era malo.
Entonces estaban llegando estas herejías dentro de la iglesia, y Juan los llama falsos y advierte a la iglesia para que no crean estas enseñanzas que ellos estaban llevando.
Patricia: Esas eran realmente enseñanzas muy peligrosas porque si tú dices que Jesús no vino de una forma y vino de otra, parte del poder del evangelio y de la salvación que hoy nosotras abrazamos, radica en el hecho de que el Señor fue completamente Dios, completamente hombre, y en Su humanidad pudo ofrecer en nuestro lugar Su cuerpo para ser clavado en una cruz.
Y sí quitamos eso, entonces ya no tenemos la salvación, el evangelio. Ya no habría uno que pagara el precio que debía ser pagado siendo Dios y siendo hombre, teniendo una vida perfecta; porque si hay algo que a mí me encanta, es saber que a mi cuenta está puesta la vida perfecta humana de Jesús, como vino, como hombre a esta tierra.
Elba: Y aún más Patricia, Jesús resucitó y esa es nuestra esperanza. La gloriosa verdad del evangelio es que nosotras vamos a resucitar como Él resucitó. Entonces si no hubiese esa unidad de cuerpo y deidad, Él vino como hombre pero vino como Dios, cien por ciento hombre y cien por ciento Dios; pagó nuestros pecados –como tú dices– pero como Él resucitó, yo también voy a resucitar un día.
Patricia: Amén, amén. Y entonces ¿cómo podríamos –por ejemplo si cogemos ahora primera de Juan– sintetizar algunas de las enseñanzas que contienen las cartas que aunque fueron para ellos en esa época, hoy en día tratan aspectos del día a día de la vida cristiana?
Elba: Así es. Juan comienza en la primera carta haciendo un paralelismo con Génesis. Y ahí empieza a enseñar la verdad y a contraponerla con la mentira que se enseñaba. «En el principio» y así empieza Génesis, «en el principio». ¿Qué había en el principio? El Verbo creando. Ese Verbo era Jesús, entonces eso es lo que Juan comienza narrando. Jesús es el agente creador de la creación, pero es el mismo que estaba en la iglesia, que une la iglesia, que le da sentido a nuestra vida espiritual porque en Él es que creemos.
Entonces Juan habla de lo que es vivir en la verdad, en la obediencia, en la confesión de los pecados. Primera de Juan 1:9 es un versículo que todas conocemos: «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad». No hay maldad que Jesús no pueda perdonar, no hay pecado que Jesús no pueda perdonar, y eso es lo que Juan le está haciendo ver a esta iglesia. Además de formas prácticas de cómo vivir el evangelio entre ellos.
Patricia: Amén. Pero fíjate también que ahí, cuando tú dices eso, que él dice, no solamente que Él es luz y que hay perdón de pecados, sino que Él dice en el versículo 9 que tú mencionabas, que hay una confesión que nosotros podemos hacerle a Dios, que es clave, y el poder hallar ese ese camino lo une todo en ese reconocer que, sí, nosotros pecamos y fallamos pero tenemos un abogado para con el Padre.
Elba: Amén. Así es. Y Juan nos recuerda también en esta carta el mandamiento de amar a nuestro hermano. Amarlo de forma práctica. Jesús nos había enseñado que hay dos mandamientos que resumen la ley: amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Entonces Juan insiste con el amor al hermano y además de eso que tú dices de la confesión, esa confesión nos lleva a vivir apartándonos del pecado y por supuesto en obediencia.
Ese es el otro tema de esta carta: permanecer en la verdad y vivir en obediencia a esa verdad.
Patricia: Mira Elba, volviendo al amor a los hermanos, si hay una carta y unos versículos que a mí toda mi vida cristiana me han cargado mucho, es que dice Juan que si tú dices que amas a Dios… Dice, «si tú no amas a tu hermano a quién tú ves, ¿cómo puedes decir que amas a Dios a quien no ves?» (1 Juan 4:20, parafraseado) Y eso es como una radiografía profunda de lo que que hay en nuestros corazones y cómo nosotros pasamos por esta carta corta, pero con esta carga tan grande de que el que no ama a su hermano es como si no fuera de Dios.
Porque dice, «porque Dios es amor». Y esa es una enseñanza que a mí siempre me carga.
Elba: Eso te iba a decir, que es una enseñanza que confronta una y otra vez porque en Dios no hay acepción de personas. Eso no es si el hermano me gusta o no me gusta, si yo me siento identificada o no, es que es amor. O sea, yo estoy llamada a amarlo porque cómo yo digo que amo a Dios a quien no veo –lo que el Señor dice– y no amo a mi hermano que lo tengo al lado. Y la Palabra es insistente en que no dejemos que el hermano pase necesidad, en cuidar del hermano, y luego más adelante Juan hace énfasis en la generosidad a través de la hospitalidad, y eso es parte de cuidar a ese hermano.
Patricia: Cuando esos versículos me dan convicción…y quizás a alguien que nos está oyendo le pasa como a mí, que se siente muy corta del mandamiento. Y de hecho todos estamos cortos pero cada una de nosotras sabe que hay cosas que nos dan mayor convicción que otras. El mismo Juan en el Evangelio de Juan, cuando narra la última cena en el aposento alto, tiene una enseñanza que es lo que me da la contraparte de estos versículos. Y es que ese Dios, ese Jesús del que estamos diciendo que sí vino como hombre y que sí vino como Dios, completamente Dios y completamente hombre, y cuya justicia está a nuestra cuenta por el evangelio, dice que estando en esta última hora, conociendo todos esos discípulos tan defectuosos que Él tenía, conociendo la hora que le venía, dice que él los amó y los amó hasta el fin. Y entonces se ciñó una toalla y les lavó los pies. Y lo glorioso es que eso es lo que está puesto en mi cuenta.
Cuando yo no amo al hermano, cuando yo no amo –aun al hermano tan cercano como los que viven con nosotros en nuestra casa– es la justicia, la vida perfecta, el amor perfecto de Cristo, lo que está puesto en nuestra cuenta, y eso es glorioso.
Elba: Y lo hermoso del evangelio es que nunca nos vamos a dejar de sorprender; nunca vamos a aprenderlo todo; cada día el Señor va a ir mostrándonos nuevas maneras en que podemos amar y en que podemos ser confrontadas cuando no lo estamos haciendo con Su pueblo, con el prójimo que vive al lado nuestro de la manera que el Señor quiere que lo hagamos.
Porque si hay algo que puede resumir la salvación es el amor de Dios. «Porque de tal manera amó Dios al mundo…» O sea, Dios entregó a Su Hijo por amor a nosotros. La marca nuestra tiene que ser el amor y es una decisión como dice primera de Corintios. Yo amo es un verbo, es hacer cosas por mi hermano y no es cuestión de si queremos o no. Entonces todo este tratado doctrinal de estas tres cartas al final nos lleva a vivir de una manera en que podamos amar mejor y vivir como Cristo nos ha enseñado.
Patricia: Porque Dios es amor y permanecer en Dios es vivir en amor rechazando todo eso que tú decías, el hacer acepción de personas, y eso integra también –aunque nosotros pedimos perdón a Dios– el perdón está integrando en la carta buscando perdonar, pidiendo perdón y restaurando relaciones rotas porque esas son las formas en que el verdadero amor se manifiesta.
Elba: Y ¿sabes qué Patricia? Oyéndote hablar viene a mi mente algo, vivimos en una cultura que nos llama a ser individualistas. No me preocupo del otro, y eso es lo que el mundo me enseña. La cultura me enseña: ocúpate de ti y no te metas en la vida del otro; por eso el evangelio es contracultural y el evangelio me manda a preocuparme, a orar por el otro, a buscar su bien, a perdonarlo y todo esto es mostrar amor y suplir las necesidades del otro. Todo eso es mostrar amor.
Patricia: Y sabes Elba, hablando de eso, Juan es muy claro en decir que la forma en que se mide mi amor a Dios es amando a los hermanos, y obedeciendo Sus mandamientos. Entonces también ahí hay una tensión porque nosotros sabemos que no es la obediencia perfecta a esos mandamientos –porque nadie obedece los mandamientos perfectamente, solo Jesús el Hijo de Dios.
Él sí vivió esa vida perfecta, pero sin embargo Juan dice, «si tú amas a Dios, ¿cómo muestras ese amor a Dios? Obedeciendo Mis mandamientos, obedeciendo Mi Palabra. Y hay algo más que no me gustaría salir de primera de Juan sin mencionar, y es que él hace un énfasis en no amar al mundo. Él dice: «No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba (o pasa, dice en otras versiones) junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre» (vv.15-17, NTV).
Elba: Y quizás alguna de nuestras lectoras que están menos familiarizadas con estos pasajes digan, pero el mundo ¿qué es el mundo? Y el mundo es un sistema de valores. Es todo lo que nos rodea que informa nuestra mente a través de lo que leemos y lo que vemos, de las redes… Hemos sido incluso criadas sin una mentalidad bíblica, entonces tenemos dentro de nuestra mentalidad muchísimas cosas que no van de acuerdo a la Palabra de Dios.
Eso es a lo que la Palabra le llama el mundo, todo ese es el sistema de valores que está alrededor nuestro y que informa nuestra mente.
Patricia: Es así, Elba. Qué bueno que traes la aclaración. Pero quizás ellas se están preguntando, entonces ¿todo lo que está en el mundo es malo? ¿Por qué entonces estamos en este mundo? ¿Cómo podemos vivir en este mundo y no amarlo?
Elba: Es muy buena tu aclaración, porque no necesariamente todo lo que creemos o todo en lo que hemos sido formadas es contrario a la voluntad de Dios. Son aquellas cosas específicas que van contra lo que Dios ha revelado. Por ponerte un ejemplo sencillo, Dios ama la vida y pide que respetemos la vida. Pero vivimos en una sociedad que dice que como mujer tengo derecho a disponer de mi cuerpo y que puedo quitar o no el derecho de nacer a una vida.
Y esos son valores contrarios a lo que la cosmovisión bíblica, lo que la Biblia nos enseña. Ese es un ejemplo, pero no es que todo lo que hemos aprendido está mal.
Patricia: Así es. Y en general, estas cartas se refieren a cómo vivir la verdad, la sana doctrina, vivir en luz, vivir en la verdad que es Cristo. Cristo es la verdad. Y cómo vivirlo de manera práctica, porque aun cuando habla del amor, el ejemplo que te pone es el amor de Dios. O sea, que entregó a Su Hijo y que en eso mostró el amor, en que Él dio a Su Hijo para que nosotros tuviéramos vida en Él. Y también por otro lado las otras cartas, la segunda y la tercera de Juan, que son bien cortitas, las animamos a que las lean de una sentada, porque son cartas bien cortas y abordan de una manera –vamos a decir– positiva el tema de la hospitalidad.
Y también cómo debemos estar preparados para recibir en amor a aquellos que sirven a Dios. Entonces vamos a hablar un poquito de esa segunda carta.
Elba: Esa segunda carta es corta pero hermosa, y tiene palabras de Juan de elogio y de exhortación a la iglesia y de animarlos a que sigan andando de acuerdo a la verdad. En el versículo 4 dice (hablándole a la iglesia): «Mucho me alegré al encontrar algunos de tus hijos andando en la verdad, tal como hemos recibido mandamiento del Padre». Juan anima a esta iglesia a continuar andando en la verdad, al igual que lo hace con cada uno de nosotros.
Tenemos que saber que lo que se escribió para entonces, para nosotros se escribió –dice la Palabra– para que con el consuelo y la esperanza de la Escritura nosotras podamos tener esperanza; estoy parafraseando el versículo. Pero estas cosas escribieron para nosotros.
Entonces, Juan advierte aquí otra vez de tener cuidado porque muchos engañadores habían salido, como pasaba en la primera carta donde les dice que hay personas infiltrándose en la iglesia. Juan sigue alertando a sus lectores. Acuérdense de que hay una red de iglesias cercanas a las cuales Juan se está dirigiendo.
Juan se dirige a una iglesia pero esa iglesia pasa la carta a otra iglesia. Entonces él va dando instrucciones para que ellos se mantengan firmes en la verdad, tal como han sido enseñados, y no dejen que estas enseñanzas entren en la congregación.
Patricia: Así es. Y eso es muy pertinente hoy en día cuando hay tanta y tanta información; tanta mezcla de verdad con error; tantos medios. Fíjate que dice, «todo el que se desvía de esta enseñanza», de la enseñanza de Cristo que es la verdad; Su Palabra que es la verdad. Dice, «no tiene ninguna relación con Dios, pero el que permanece en la enseñanza de Cristo, tiene una relación tanto con el Padre como con el Hijo». Y les dice, «si a la reunión llega alguien que no enseña la verdad acerca de Cristo, no te relaciones con esa persona» (vv.9-10, parafraseados).
Elba: Así mismo es. Esa es la parte negativa donde él les habla de la hospitalidad y les dice, «no reciban a esa gente». No reciban a los que vienen a dividir. Pero luego en la tercera carta se dirige a Gayo y lo exhorta por la hospitalidad mostrada. Y bueno, así podemos ir entrando en la tercera carta. Recordemos que la hospitalidad es un mandato en toda la Palabra. Nos habla de la hospitalidad porque es mostrar el corazón de Dios. Dios es el primero que salió a buscarnos y es el que guarda moradas para nosotros. Jesús se fue a preparar moradas, eso es hospitalidad. Entonces debemos recibir en especial a aquellos que llevan la Palabra, los ministros. Y Gayo es el ejemplo de eso. Juan se dirige a Gayo exhortándolo en amor; le habla con una amistad y con cariño y lo exhorta por haber oído de cómo él se conduce de una manera tan hospitalaria. Y esta es una enseñanza para cada uno de nosotros.
Patricia: Y hay una advertencia que expone a una persona, a Diótrefes. No iban a practicar la hospitalidad sin oposición, vamos a decir. Hay veces que se enfrenta oposición.
Elba: ¿Sabes qué, Patricia? Me gusta que Juan expone diferentes tipos de personalidades. Está Gayo que está corriendo bien la carrera de la fe, se oyen buenos testimonios de él, es hospitalario; está Demetrio también. Pero está Diótrefes que buscaba los primeros puestos en la congregación, estaba siendo divisivo en cuanto al amor, como hemos hablado. Entonces, es el sentir de Juan hacernos ver que en la congregación en la iglesia no todos estamos en la misma página, no es una iglesia donde todos tenemos uniformidad, somos diferentes.
Nos amamos dentro de nuestras diferencias. Pero al que es divisivo buscando su propio provecho, buscando su propio primer lugar, él le advierte a la iglesia esto.
Patricia: Me llamó mucho la atención que Juan termina todos sus escritos diciendo que si tuviera que escribir todo lo que Jesús hizo, no cabrían los libros. El evangelio dice: «si yo tuviera que poner por escrito otras cosas que Jesús hizo, supongo que el mundo entero no podría contener los libros que se escribirían» (parafraseado).
Segunda de Juan dice: «tengo mucho más que decirles, pero no quiero hacerlo con papel y tinta» (parafraseado). Y en tercera de Juan dice: «Tengo mucho más que decirte, pero no quiero hacerlo con pluma y tinta, porque espero verte pronto». Él siempre tenía más que decir; y es cierto. Me imagino toda esa experiencia vivida con Jesús durante todos esos años.
Pero ahora para cerrar el programa, Elba, ¿cómo resumirías estás enseñanzas? ¿Qué les dejamos a nuestras oyentes?
Elba: Si me dices, «dame una frase donde concretices todo», yo creo que es «Jesús es Dios, yo debo andar en amor, amar la verdad y vivir en obediencia». Porque creo que eso resume el espíritu de las tres cartas de Juan. O sea, si yo amo a Cristo porque vino en cuerpo y alma y estoy unida a Él, entonces debo vivir en amor, así como Él, y vivir en obediencia como Él vivió, y en unidad y en santidad.
Patricia: Amén, amén. Gracias Elba, ha sido un tiempo muy bueno estar aquí junto a ti y poder compartir estas verdades tan hermosas de primera, segunda y tercera de Juan.
Elba: Gracias a ti, Patricia, de verdad que ha sido hermoso para mí, poder participar contigo de estas cartas y sobre todo del plan de la Biblia, de poder concluir ya casi el estudio de la Palabra junto a ti en este programa.
Y a las que nos escuchan, recordarles que todavía nos queda un programa mañana. Vamos a ver Apocalipsis y esperamos que estén aquí con nosotras ya terminando la Biblia este año.
Patricia: Y no queremos dejar de recordarles que tienen ya que estar pensando –seguro muchas ya pensaron– en el plan de lectura que van a llevar el próximo año 2022. Las animo a leer la Biblia de tapa a tapa todas las veces que puedan. Quizás tú tienes otro sistema, quizás lees más despacio algunos libros, quizás escoges el Nuevo Testamento o el Antiguo Testamento, pero cualquiera que sea, te animamos a que busques un plan de lectura y recordarte que en avivanuestroscorazones.com están todos estos episodios, todos los devocionales, los podcast con el audio de los devocionales. Así que tienen muchas herramientas para poder comenzar ahora en enero una vez más esta carrera de 365 días. Dios las bendiga.
Annamarie: Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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