Mujer Verdadera 365: Cartas de Pablo a iglesias, día 2
Annamarie Sauter: Con nosotras Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Dios nos deja aquí en la tierra con un llamado, con una misión diferente para cada una, pero donde ahora abrazamos esta fe. Somos una nueva creación, como dice segunda los Corintios: «si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas» (5:17). Y en esa novedad de vida ahora nuestra vida es un testimonio, es un testigo de ese Salvador precioso que nos redimió y derramó Su sangre, porque fuimos rescatados no con oro y plata sino con la sangre preciosa del Hijo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia: Ayer comenzamos a ver las cartas o las epístolas del Nuevo Testamento, y comenzamos con el apóstol Pablo. Él escribió un total de 13 cartas de las 21 cartas del nuevo testamento, pero en estos dos programas …
Annamarie Sauter: Con nosotras Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Dios nos deja aquí en la tierra con un llamado, con una misión diferente para cada una, pero donde ahora abrazamos esta fe. Somos una nueva creación, como dice segunda los Corintios: «si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas» (5:17). Y en esa novedad de vida ahora nuestra vida es un testimonio, es un testigo de ese Salvador precioso que nos redimió y derramó Su sangre, porque fuimos rescatados no con oro y plata sino con la sangre preciosa del Hijo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia: Ayer comenzamos a ver las cartas o las epístolas del Nuevo Testamento, y comenzamos con el apóstol Pablo. Él escribió un total de 13 cartas de las 21 cartas del nuevo testamento, pero en estos dos programas –ayer y hoy– vamos a referirnos solo a nueve. Nueve que fueron escritas a las iglesias, y lo vamos a hacer de una manera general, a vuelo de pájaro.
Me acompaña una vez más Annamarie Sauter. Hola Annita, qué bueno que estés aquí conmigo.
Annamarie: Hola Patricia, honrada nuevamente de continuar esta conversación contigo. Ha sido un deleite. Y aprovechamos para recordarles a nuestras oyentes que la lectura para hoy en nuestro Reto Mujer Verdadera 365 es Romanos capítulos 4 al 6.
Patricia: Así es. Comenzamos a ver el día de ayer cómo se había cumplido con la venida de Cristo esa promesa hecha desde Génesis 3:15. En el cumplimiento del tiempo nació este Hijo de mujer que era Dios hecho hombre, que vino y trajo salvación a la humanidad. Pero a partir del libro de los Hechos y con estas cartas, estamos viendo un misterio revelado; y ese misterio revelado es que el pueblo de Dios está compuesto tanto de judíos como de gentiles.
Los gentiles fueron incluidos en la salvación de Dios, en ese plan redentor glorioso que fue hecho desde antes de la fundación del mundo. Y hoy en día ese glorioso evangelio de Jesucristo llega a todas partes del planeta y de la tierra a través de la Palabra de Dios, a través de estas cartas.
Estas cartas iluminan lo que una vez estaba oculto. Annita, es como dice la carta a los Romanos y yo tengo que dar eso como testimonio yo misma. Cuando leí: «Todos pecaron y todos están destituidos de la gloria de Dios», me quedé…¿qué? O sea que yo no me salvo por mis buenas obras sino que estoy condenada. Nazco pecadora y no hay salvación a menos que entienda que el Hijo de Dios vino a este mundo, se hizo carne y murió en una cruz para pagar la pena del pecado que me correspondía a mí.
Y eso es glorioso, no el saber solamente que soy pecadora sino el saber que ahí mismo en Romanos, dice que somos justificados por la fe en el Hijo, y que para el que ha sido justificado por Cristo, «ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo».
Annamarie: Pensando en estas cosas me iba al Edén, y cómo Adán y Eva, creados en una humanidad preciosa, un ser humano hermoso para vivir en comunión con Dios y ser vicerregentes con Él –lo vimos en uno de los programas– y esta humanidad peca; y la corrupción y la muerte que entran al mundo a raíz de esa desobediencia alcanza niveles que nosotras no podemos entender.
Muchas veces queremos vernos como que no estamos tan mal, darnos palmaditas en la espalda y sentir que podemos hacer algo bien, alcanzar cierto nivel por nosotras mismas. Ser algo que queremos ser.
Patricia: Llenar la medida.
Annamarie: Sí, y la verdad es que oímos la palabra pecado y hemos perdido de vista lo que esto significa, la corrupción de mi corazón, la corrupción de tu corazón, la corrupción del corazón de las hermanas que nos escuchan, lo embotada que está nuestra mente…que estuvo nuestra mente antes de Cristo. Ese nivel de corrupción no lo podemos entender y es muy grave.
Creo que es precioso el evangelio a la luz de esa realidad. Nosotros fuimos expulsados del Edén y nos vimos desnudos. Pero ¿qué sucede en esta historia tan hermosa que estamos viendo? Dios en ese momento los vistió de pieles (después de que ellos se habían cubierto con hojas) Dios los cubrió. Y ¿qué vamos a ver en el transcurso de la revelación de la Palabra de Dios? Dios nos viste de Jesús. Ya no es que Él cubre tu desnudez física con ropa, estamos hablando de que Él cubre con justicia nuestra desnudez espiritual, nuestra más profunda corrupción del corazón, lo que era inalcanzable para nosotras. Él está diciendo: «Yo te he vestido», de una manera que no podemos entender porque es tan preciosa y tan gloriosa…
El día que lo corruptible sea vestido de incorrupción y este cuerpo mortal vea la vida eterna… eso va a ser glorioso porque lo que pasó tan grave en el Edén, lo que se perdió en el Edén, la restauración, va a ser mucho más gloriosa que esa terrible caída. Y lo precioso es lo que está en el centro de esta historia, la cruz de Cristo.
Patricia: Y qué bueno que traes esto de la oscuridad del pecado y la caída, para que sí sean buenas nuevas, porque hasta que yo no me veo condenada, destituida de la gloria de Dios, de saber que no puedo hacer nada por mí misma, no voy apreciar la belleza de la salvación tan grande que se me ha otorgado.
Annamarie: Aunque tenemos poco tiempo, no quisiera dejar de hablar de esta parte, y especialmente lo vemos en la carta a los Gálatas. Creo que hablando a Latinoamérica, porque tenemos que ubicarnos donde estamos, por nuestro contexto religioso. Y una chica con la que hablé me mencionó esto, «yo hubiera querido que me predicaran antes y haber entendido el hecho de que yo no podía –por más buena que tratara de ser– que con eso yo no iba a alcanzar la gloria, a Jesús. Con eso no encuentro aprobación delante de Dios».
Pensaba esta mañana, Patricia, podemos vivir un millón de vidas haciendo nuestro mejor intento por hacer las cosas bien, un millón de vidas, mil millones de vidas, diez mil millones de vidas nunca serían suficientes para satisfacer la justicia de Dios. Y eso hace gloriosa la cruz de Cristo porque Cristo no fue un ángel que Dios envió. Los carneros, los becerros que vemos en el Antiguo Testamento, fueron parte de ese momento de la historia redentora y fue una bendición contar con eso, pero hoy tenemos al Cordero de Dios que quita todo –no una parte– todo el pecado del mundo. Y es un Cordero precioso, glorioso, Dios mismo encarnado en una humanidad perfecta; y los apóstoles y los discípulos de ese momento cuando Cristo vivió (que lo leímos en el Nuevo Testamento) lo vieron ascender. Ese es el cuerpo que tú y yo vamos a tener, y ese pecado, esa corrupción con la que lidiamos día a día en nuestro cuerpo y nuestra mente en este mundo con el engaño de Satanás, en esta época de maldad…todo eso se irá porque Cristo venció.
No porque tú y yo nos justificamos, no porque tú y yo tratamos de hacerlo bien, es porque Jesús nos amó. Porque el Padre nos amó y entregó a Su Hijo perfecto, precioso, eterno para pagar un precio que nosotros nunca íbamos a poder pagar para estar bien.
Patricia: Amén. Y ese es el primer paso, cuando conocemos al Señor, cuando abrazamos esto. Pero el apóstol Pablo en sus cartas sabía que todo esto es la entrada –como dice la misma carta a los Efesios– «hemos sido salvos por gracia por medio de la fe y esto no de vosotros». O sea que no es nada que nosotros hayamos hecho, «no por obras para que nadie se gloríe». Pero «somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para andar en unas buenas obras que él preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Ef 2:10).
Entonces estas cartas inician con una salutación donde Pablo se llama el autor, una oración, (oraciones hermosas por cada una de estas iglesias), un destinatario, y un cuerpo doctrinal donde vemos todas estas verdades. Porque por ejemplo con los Gálatas –que tú mencionabas– era de esperar. A mí no me sorprende cuando oigo que los judíos querían seguir judaizando, porque hay una farisea en mí; entonces yo me los imagino con aquel esquema que se les rompió completo, de que ahora no hagan esto, no aquello, no circuncisión… Entonces nosotros somos el pueblo de Dios, a nosotros nos dieron la ley como dice Romanos.
Nosotros somos como superiores a los demás pero ahora Cristo dice, «no, es que no es guardar la ley para salvarse, no es tampoco el libertinaje, es una vida de amor a Dios y de amor al prójimo».
Annamarie: Y mira qué precioso, porque esto de la ley es un laberinto terrible y hermoso porque creo que tenemos que tener mucho cuidado cuando leemos la Escritura, qué viene a nuestra mente con las palabras que leemos. Muchas veces uno las lee, y por cómo piensas, por tu contexto, por lo que conoces, tú entiendes el significado de lo que estás leyendo de una manera. Y yo creo que es súper importante para cada una de nuestras oyentes ahora en las próximas semanas que vamos a estar leyendo estas cartas, entender la carta como hemos sido enseñadas por nuestros pastores «en su contexto».
Y cuando leas palabras, aún si crees que las entiendes completamente, haz de cuenta que no las entiendes. La palabra ley, por ejemplo, cuando la lees en un pasaje, ¿a qué se refiere ley? O justificación, ¿a qué se refiere?
Patricia: Para esos oyentes originales, ¿cuál era el mensaje? ¿Qué era lo que estaba sucediendo en ese punto en la historia?
Annamarie: Así es. Y las introducciones que Sugel Michelén –me encantaría leerlas todas, ojalá tuviéramos muchas más horas para hablar de estas cosas. En la Biblia Mujer Verdadera 365, en las introducciones que el pastor Sugel Michelén escribió, tenemos datos que nos ayudan mucho a entender un poquito más dónde estamos, y el libro de los Hechos cuando se mencionan, Macedonia, Acaya, Filipos, Tesalónica, anótalo. Y hoy en día es posible hacer una búsqueda bien rápida en su aplicación y escribes el nombre de la región: Éfeso, Filipo… y busca cualquier referencia en el libro de los Hechos a esa localidad, que te va a dar mucha luz.
Eso y las introducciones para entender mejor cada una de las cartas cuando las leas. Por ejemplo, de Éfeso vemos que hubo una revuelta grandísima respecto a la diosa de ellos.
Patricia: Diana de los Efesios.
Annamarie: Apolo predicó ahí también. Tesalónica donde hubo una gran oposición de los judíos, Los que recibieron el evangelio en esta región padecieron bastante por causa de ellos. En Filipos por ejemplo enviaron dádivas para las necesidades de Pablo, una iglesia generosa. Corinto –cuando leemos Acaya en los Hechos– pensemos en Corinto porque Corinto se encuentra en esta región. Pablo se quedó enseñando por un año y seis meses en esa región.
Patricia: Y el punto que tú traes, Annita, del libro de los Hechos, que acompaña estas cartas, es muy importante como tú dices. Porque por ejemplo mira ese concilio en Jerusalén –cuando Pablo y Bernabé viajan a Jerusalén– porque los judaizantes querían que todo el mundo se circuncidara, que todos los gentiles que estaban conociendo el evangelio se circuncidaran, y ellos dicen, «no, vamos». Se hace el concilio y ahí entonces ya se hacen cartas y ya está respaldado, no solamente por Pablo –en este caso– que decía, «yo estoy seguro de lo que estoy enseñando, pero quiero ir a ver qué dicen los apóstoles». Entonces cuando tú unes el libro de los Hechos con la carta que tú estás leyendo –si está ahí mencionada– se te ilumina mucho más el entendimiento.
Annamarie: Así es. Y en el proceso de cómo fueron escritas también. Pablo viajaba con otros hermanos y muy probablemente en los espacios que tenían para viajar podían hablar de estas cosas. Hablar de su herencia judía, de Cristo, de lo que esto implicaba ahora. Pablo, de las revelaciones que había recibido. Y compartir estos pensamientos y en cierto momento, sentarse a escribir estas cartas donde se explican todas estas cosas a las iglesias que fueron fundadas en toda esa región.
Y creo que algo muy importante en cómo tenemos que leerlas también, a mí me ayuda mucho es leer el principio y el final.
Patricia: Son como cubiertas de un libro.
Annamarie: Exáctamente, y en algún punto del principio hay alguna idea, algún concepto que nos ayuda a entender el resto de la carta. Esto es súper importante. Y nunca nunca sacar un versículo –a menos que ya sepamos lo que significa y lo hayamos entendido en su contexto– nunca sacarlo para explicar algo que yo pienso.
Yo puedo tomar la Escritura, Patricia, y explicarte cosas que yo pienso; o yo puedo leer la Escritura, entender lo que significa, y decírtelo. Son dos cosas muy distintas, y yo creo que la segunda debe ser la forma en la que nos acercamos. Un autor que me encanta, que se llama Tomás Schreiner dice: «Entonces las cartas escritas de este lado de la historia de la redención no son composiciones narrativas, sino que reflexionan en el significado de la muerte y la resurrección de Cristo. También abordan las implicaciones del cumplimiento de las promesas de Dios en Cristo y nos ayudan a aplicar el Antiguo Testamento y las enseñanzas de los evangelios en nuestros días» (parafraseado).
O sea que cada una de las mujeres que nos escucha hoy: tú lees las cartas y vas a encontrar aplicaciones que van directo a tu vida, a tu casa, a tu matrimonio, a tu crianza, de hija a padre, de padres a hijos… Es súper importante que veamos que el apóstol ve que esa muerte de Cristo y esa resurrección, no se quedan en un hecho histórico del cual tengo conocimiento y ya. No, es un hecho histórico que impacta la historia, impacta la vida, impacta el corazón, impacta las iglesias, y cómo vivimos en comunidad.
Patricia: Y por eso Pablo dice en varias de sus cartas, que nosotros debemos vivir de una manera digna del evangelio. Y otra vez, no porque esa vida es lo que nos gana mérito, sino porque eso impacta, eso que tú acabas de decir. Pablo les dice a los colosenses, «su fe y su amor han sido notorios a todo el mundo y han corrido de manera que la transformación que ha sucedido en ustedes también está sucediendo en otros creyentes en todo el mundo». Una vida transformada es una vida que da testimonio del gran poder de Dios que no solamente me salvó –porque Dios pudo haberme salvado y mandado al cielo directamente– pero no, Dios nos deja aquí en la tierra con un llamado, con una misión diferente para cada, una pero donde nosotros ahora abrazamos esta fe.
Somos una nueva creación, como dice segunda los Corintios: «si alguno está en cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas». Y en esa novedad de vida, ahora nuestra vida es un testimonio, es un testigo de ese Salvador precioso que nos redimió, que derramó Su sangre. Porque fuimos rescatadas no con oro y plata sino con la sangre preciosa del Hijo.
Annamarie: Así es. Eso que tú dices me encanta porque una vez más, esta historia que hemos estado contando de la redención, ¿de que se trata?
Patricia: Acerca de Cristo.
Annamarie: Exacto. Oyéndote digo: «Señor si tú me hubieras salvado y llevado a la gloria inmediatamente, yo no tendría que lidiar con las pasiones de la carne, no tendría que lidiar con mi mente, con gente con la que es difícil lidiar…empezando con uno mismo, con la comunión con otros hermanos, sería más fácil. Pero ¿sabes qué? La historia que estamos contando no es la historia de Anna, no es la historia de Patricia, es la historia de Dios, y Dios ha decidido escribir esa historia a lo largo de los siglos con personas en diferentes épocas, en diferentes momentos de la historia, y tú y yo hoy aquí de este lado de la historia, gentiles llamadas a formar parte del pueblo de Dios, receptoras también por la fe de esas promesas de Dios para que Su nombre sea glorificado, para que de Su gloria se llene la tierra.
Eso es glorioso, y es tan importante cuando desde que me levanto hasta que me acuesto en lo más diario, sencillo y rutinario de la vida, como cepillarse los dientes, cocinar, lavar la loza, doblar la ropa…lo que sea, trabajar. No se trata de mí, no se trata de lo que yo estoy haciendo, no se trata de lo que yo estoy construyendo con mi vida, se trata de lo que Dios está haciendo con cada uno de nosotros, piedras vivas unidas, construyendo, edificando…este espectáculo de gloria donde Cristo es glorificado por Su redención llamando, trayendo un pueblo que no era pueblo, un pueblo muerto, convertido en un pueblo vivo para vivir con Dios.
Patricia: Y así mostrar Su sabiduría y la multiforme gracia en lo que es hoy Su iglesia, que está compuesta por todos nosotros y por todos los creyentes –su iglesia universal– que está compuesta por todas las iglesias a quienes Pablo les escribió cartas, pero en todas las épocas, en todas las edades, en todos los países, una iglesia a la que Él se va a presentar a Sí mismo sin mancha ni arruga ni cosa semejante, pero compuesta por personas muy defectuosas como nosotras, como tú como yo y como todos los que nos escuchan.
Annamarie: Y algo precioso que vemos en el Nuevo Testamento que leí en un libro, es que en el Nuevo Testamento, Patricia, Dios es revelado como Padre. Nosotros hablamos de un Dios y Su pueblo. Es tan glorioso que no no alcanzamos…es un Padre, un Padre que adoptó hijos. Esto se reveló en el Nuevo Testamento y lo vemos en las cartas de Pablo. Es glorioso que tú y yo seamos llamadas hijas de Dios.
Nosotras no lo estábamos buscando como para tirarnos en Sus brazos, no. Nosotros los clavamos en la cruz… Y Él nos alcanzó. Por esa misma cruz hizo posible que fuéramos acercadas a Él, transformadas de adentro hacia fuera en la totalidad de nuestra humanidad para poder tener comunión con nuestro Padre como hijos, y recibir una herencia absolutamente incalculable.
Patricia: Y poder exclamar, como comienza Pablo esa carta a los Efesios: «Bendito sea el Dios y Padre…que nos bendijo con toda bendición…», no con algunas bendiciones, no, «…con toda bendición espiritual en los lugares celestiales». Pero ¿por qué nos bendijo? Porque estamos en Cristo, porque Él nos escogió desde antes de la fundación del mundo.
Y una de las cosas que más me encanta de ese pasaje de Efesios 1, es que así como yo no pude haber hecho nada para que me escogieran desde antes de la fundación del mundo –porque yo no había nacido no había hecho ni bien ni mal– como dice la Escritura, y Él me escogió desde antes de la fundación del mundo, yo no puedo, no voy a poder hacer nada para perder esa salvación porque yo no hice nada para ganarla.
Y entonces creo, como dice Filipenses 1:6, que «el que comenzó en nosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo». Él es quien nos salva, Él es quien lleva a cabo toda nuestra vida de fe, «Él produce en nosotros tanto el querer como el hacer por Su buena voluntad», pero dice: «ocúpense de su salvación». Y entonces Él va a completar esa obra.
Annamarie: Porque, mira algo precioso, ahora escuchándote, a veces quisiéramos pensar que es la ira del diablo sobre nosotras y que Cristo viene a rescatarnos de la ira del diablo. Patricia, la Escritura es muy clara –y este es un concepto clave de nuestra fe– es la ira de Dios. La ira de Dios se manifiesta desde el cielo…
Patricia: Como dice Romanos 1.
Annamarie: Es la ira de Dios, es contra Dios que hemos pecado, no es contra Satanás. Es contra un Dios santo, un Dios limpio, puro, único. La primera parte de Colosenses es un espectáculo de la gloria de Cristo, y es contra ese Dios que nosotros hemos pecado. El Dios que nos creó. Ni siquiera es que…porque a veces pensamos que nosotras creamos a Dios, hasta ahí llega nuestra arrogancia. Entonces yo digo cómo son las cosas. No, Dios me creó a mí y Él dice cómo son las cosas. Y es de Su ira que Él mismo nos rescata a través de un precioso sacrificio; nada más y nada menos que a través de Cristo, de Jesús, de Su propio Hijo.
Y lo que dices de cómo somos llamados a estas obras que Él preparó de antemano para nosotras…me encanta pensar en todo esto de la ley porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. O sea, la ley, y Romanos nos dice que la ley es buena. No había otro pueblo como Israel, la Escritura habla de esto, no había pueblo como Israel, glorioso, con una ley perfecta, justa, recta. Si la convivencia de una nación se basara en esas leyes que Dios dio, sería perfecta. Entonces qué pasa, nosotros no estamos atados a la ley como quien la tiene que obedecer completamente para ser justificado y perdonado por Dios, pero ¿qué pasa?
Nosotros al ser llamados a esta nueva ciudadanía celestial, al entrar en esta familia de Dios, sí tenemos un conjunto de instrucciones por las cuales vivir porque ninguna sociedad funciona sin reglas, sin leyes, sin orden. Entonces Dios en Su soberanía nos mostró por medio de la ley dada Israel la pecaminosidad del pecado, pero así mismo nos enseña y nos instruye cómo se vive la vida porque Él sabe, Él quiere que vivamos vidas abundantes en Cristo, como hablamos en ese ministerio. Y eso lo hacemos viviendo conforme a Su Palabra porque no fuimos llamadas a vivir en desorden.
Patricia: Y estas cartas de Pablo son inspiradas por Dios y son geniales porque él hace exactamente eso. Nos da todas esas explicaciones doctrinales de nuestra identidad, de quiénes somos hoy en día, de todo lo que Cristo ya hizo por nosotras, todo lo que somos, todo lo que tenemos, el hecho de que «nada ni nadie jamás nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Nada, ni tribulación, ni angustia, ni persecución, ni hambre, ni desnudez, ni peligro o espada», antes dice, «en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó»; y él está seguro de que nada de eso nos va a poder separar. Que todas las cosas obran para bien. Pero ahora, en muchas de estas cartas, también nos dice, «vivan de esta manera, glorifiquen a su Padre que está en los cielos».
O sea, que en lo que murmuran no sea real sino que puedas con tu conducta glorificar a Dios en tu matrimonio, en casa de tus padres, con tus hijos, en tu viudez, en tu soltería, en el estado en que sea. Y estas cartas aplican a todos. Y es maravilloso que la Palabra de Dios es así. Tuvo su relevancia para ellos pero siguen vigentes hoy en día para nosotros.
Annamarie: Y creo que así, a grandes rasgos, podemos ver lo que contienen las cartas en general. Oraciones de Pablo por sus lectores, peticiones de oración, y todo esto dirigido en esta dirección de lo que hemos estado hablando. Son oraciones para perseverar, oraciones de que sean guardados. Él pide oración para que le sean abiertas puertas para seguir predicando este evangelio del que hemos estado hablando en estos programas.
Patricia: Que seamos fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu, que seamos llenos del conocimiento de Dios y de Su voluntad para poder conducirnos…
Annamarie: Patricia, si nosotras viéramos esas cosas y las abrazáramos, yo creo que nuestro día a día podría ser tan diferente… Lo que pasa es que nuestros ojos en el día a día se nos pierden y los ponemos en las cosas de este mundo, en las cosas que vemos, cuando una de las cartas nos exhorta a poner los ojos en las cosas de arriba. Es como un constante ejercicio, y quizás de ahí la importancia de un tiempo devocional cada día. El propósito no es simplemente terminar la lectura y listo. Que Dios nos ayude a cada una de nosotras y a cada una de nuestras oyentes, a poner nuestros ojos en Cristo, fijar nuestros ojos en las cosas de arriba, las que no se ven pero que son seguras y ciertísimas por siempre. Y que mirar allá nos haga ver el hoy con los ojos con los que debemos verlo. Porque no se trata de ser ciegas a lo que tenemos por delante, sino de verlo a la luz de la eternidad. Otras cosas que vemos en las cartas son respuestas a preguntas. Por ejemplo, Corintios, tenemos muchísimas de esas. Yo las había puesto de lado –por mucho tiempo no las leía mucho– porque son más largas; y las otras son más fáciles de leer en una sentada. Pero ahora que he estado leyendo Corintios para estos programas, es gloriosa, gloriosa, especialmente la segunda carta a los Corintios, una descripción espectacular de la esperanza que tenemos, de la resurrección…impresionante.
Una vez más, no dan las palabras. A cada oyente que nos escucha, ojalá pudieras leer cada carta de una sentada y ojalá más de una vez porque es precioso lo que encontramos ahí.
Patricia: También, Annita, cada carta tiene muchos saludos a personas específicas cercanas, despedidas y saludos a personas específicas en esas iglesias que se ve que Pablo tomaba un cuidado particular. Y de hecho, creo que no lo hemos mencionado pero dimos nueve cartas porque hay cuatro de las trece que son escritas a individuos –que las vamos a ver en un programa más adelante– pero Pablo era un discipulador –si pudiéramos decirlo. Pablo tenía discípulos, hijos en la fe y personas amadas en cada iglesia. Y no era que él llegaba como la megafigura, «llegó el apóstol Pablo aquí», y Pablo entraba en escena y salía de escena, no. Él se rozaba con estas personas, era amigo de estas personas.
Vemos al apóstol Pablo cercano a estos hermanos de estas iglesias. A diferencia de hoy, donde muchas personas son como celebridades del evangelio que entran y salen de escenarios y nadie tiene contacto con ellos. No, el apóstol Pablo conocía a estos hermanos por nombre, les enviaba saludos, y recibía de ellos también a veces ofrendas.
Annamarie: Y como él dice, teniendo de qué gloriarse. ¡Qué hombre, qué trasfondo, qué capacidad! Teniendo de qué gloriarse, él fue el que dijo: «todo lo tengo por basura…»
Patricia: Y «el mundo murió para mí y yo morí para el mundo».
Annamarie: Y «vivo para Cristo». Dios quiera, si tú escuchas estos programas hoy, que Cristo sea lo que está delante de tus ojos, la cruz de Cristo. Que esa sea nuestra predicación a nosotras mismas, a los que nos rodean: la cruz de Cristo. Es gloriosa esa salvación, esa restauración, esa obra que Él puede hacer, que Él ha empezado a hacer en nuestras vidas, gloriosa restauración. Y no para enfocarnos en nosotras sino para fijar nuestros ojos en Él y en Su poder Redentor.
Otras cosas que podemos ver es que Pablo habla de la falsa enseñanza infiltrada en iglesias, por ejemplo Gálatas y Colosenses. Tenemos respuestas a problemas en la iglesia, por ejemplo en Corintios. Él aborda temas específicos. También vemos disensiones y falta de unidad, y en la carta a los Filipenses vemos algo de esto, y es la carta del gozo también, esta carta a los Filipenses. Confusión respecto a los últimos tiempos y cristianos perezosos en la iglesia en Tesalónica. Vemos también en Efesios una carta que nos habla de la iglesia como tal… Así que yo creo que cada una de estas, y especialmente Romanos, como ese gran aporte teológico que es esta carta.
Yo me imagino cada una de estas cartas como una pieza que juntas van terminando de construir todo este aporte teológico, doctrinal, y no para quedarnos en la teoría, eso está más que claro, pero van construyendo esta visión gloriosa del diamante del evangelio que con una carta no sería posible. Solo la eternidad revelará las glorias de esa cruz y de Jesús.
Patricia: Amén. Y sabes, Annita, me gustaría –como hemos dicho– todas las cartas, en realidad toda la Biblia, pero de una manera muy especial el Nuevo Testamento, estas cartas nos apuntan hacia Cristo. Y en esa carta a los Colosenses, que es como tú decías, esa exaltación de la persona de Cristo…voy a decir varias cosas a las que Cristo es llamado en esa carta, para que meditemos en esto y sepamos que todo lo que somos, todo lo que tenemos es por Cristo. En Él existimos, nos movemos y somos y Él es todo en todos. Dice la Palabra de Dios ahí en Colosenses, que Cristo es el Hijo amado de Dios, que en Él tenemos redención, el perdón de pecados; que Él es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, todas las cosas fueron creadas por Él, a través de Él, y para Él; y Él es antes que todas las cosas. Todas las cosas en Él permanecen unidas, todas las cosas en Él subsisten, dice otra versión, y Él es la cabeza de la iglesia, el principio, el Primogénito de entre los muertos para que en todo –como dice la Escritura– Él tenga en todo la primacía. Y Dios quiso reconciliar en Él todas las cosas haciendo la paz mediante Su sangre derramada en la cruz.
Cristo es nuestra esperanza de gloria. En Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento; y en Él habita corporalmente toda la plenitud de Dios. Él es la cabeza de todo gobernante, de toda autoridad, y todo lo que habíamos visto en el Antiguo Testamento eran solo sombras de la sustancia que habría de venir que apuntaba a Cristo. Cristo es nuestra vida, Él es todo y en todos.
Annamarie: Y yo creo que por eso el apóstol nos llama a estar firmemente arraigados en ese fundamento porque podemos estar en desacuerdo en muchas cosas y tenemos que sobrellevarnos, soportarnos. El mandamiento que cubre la ley es: «Ama a tu prójimo».
Patricia: Así es. «Ama a Dios y ama a tu prójimo».
Annamarie: En lo que no podemos estar en desacuerdo es en esas verdades reveladas acerca de la persona de Jesucristo, de Su obra en la cruz, de Su resurrección. En eso tenemos que estar de acuerdo Patricia. Y todo lo demás, que por personalidad, problemas, nuestros hogares, problemas en el trabajo, problemas en nuestras iglesias, todas esas cosas con las que lidiamos producto de la caída, de nuestro pecado, en esas cosas es que estamos llamados a aplicar este amor al prójimo. Cubrir la falta como la nuestra ha sido cubierta. En Filipenses dice: «haya pues en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo, el cual se humilló…» (Fil 2:5). ¡Impresionante! El punto es que hay cosas en las que todas debemos estar fundamentadas, y hay otras cosas de la vida diaria donde vamos a tener roces, dónde vamos a tener diferencias, y en esas es el amor de Cristo el que debe cubrir todas esas faltas para ayudarnos a continuar llevando a cabo la misión que se nos ha encomendado.
Y sobre todo, también continuar anunciando las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable, porque antes andábamos, antes éramos, antes vivíamos conforme a las pasiones de la carne, pero ahora, por la cruz de Cristo podemos tener vidas diferentes. Diferentes por la gracia de Dios, por el poder del Espíritu Santo que nada más y nada menos, fue el que resucitó a Cristo de entre los muertos. Y todavía no hemos sido glorificados, no hemos llegado, pero aquí estamos en este momento de la historia y el Espíritu Santo está obrando con poder en cada uno de Sus hijos, para continuar edificando la iglesia de Cristo, continuar llamando un pueblo a salvación, continuar llamando a muchos hijos que un día van a abrazar a su Padre.
Para siempre vamos a estar con Él. Y ¿cómo será ese día? Ni idea, pero llegará y lo anhelamos.
Patricia: Lo anhelamos, como dice la Escritura, «ven pronto Senor Jesús». Gracias Annita, gracias por este tiempo. Espero que nuestras oyentes lo disfruten tanto como nosotras hemos disfrutado aquí hablando de estas cosas que amamos, que atesoramos y queremos que en todo lo que hemos dicho nuestro Dios reciba la gloria y Cristo sea exaltado.
Annamarie: Amén. Las épocas donde celebramos festividades no tienen que ser una montaña rusa de ocupaciones. En nuestra próxima serie Bárbara Rainey te mostrará cómo hacer de la Acción de Gracias, la Navidad, y otros días festivos algo significativo. Acompáñanos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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