Muestra empatía hacia la esposa de tu pastor, con Jani Ortlund
Nancy DeMoss Wolgemuth: El episodio de hoy de Aviva Nuestros Corazones ha sido posible en parte por miembros de nuestro equipo de Colaboradoras Mensuales. ¡Solo queremos que sepas cuánto significa tu apoyo para nosotras! ¡Muchas gracias!
Débora: Con nosotras, Jani Ortlund, autora y esposa de pastor desde hace mucho tiempo.
Jani Ortlund: Lo que estás haciendo puede no parecer efectivo o fructífero en el gran plan de Dios, pero Dios siempre está obrando, ¡y Él usa incluso nuestros escasos esfuerzos!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Adornadas», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de octubre de 2024.
Nancy: Como hemos estado mencionando, este es el Mes del pastor. Aquí en Aviva Nuestros Corazones queremos hacer todo lo posible para ayudarte a poner en práctica lo que leemos en Hebreos 13:7, que dice: «Acuérdense de sus guías que …
Nancy DeMoss Wolgemuth: El episodio de hoy de Aviva Nuestros Corazones ha sido posible en parte por miembros de nuestro equipo de Colaboradoras Mensuales. ¡Solo queremos que sepas cuánto significa tu apoyo para nosotras! ¡Muchas gracias!
Débora: Con nosotras, Jani Ortlund, autora y esposa de pastor desde hace mucho tiempo.
Jani Ortlund: Lo que estás haciendo puede no parecer efectivo o fructífero en el gran plan de Dios, pero Dios siempre está obrando, ¡y Él usa incluso nuestros escasos esfuerzos!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Adornadas», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de octubre de 2024.
Nancy: Como hemos estado mencionando, este es el Mes del pastor. Aquí en Aviva Nuestros Corazones queremos hacer todo lo posible para ayudarte a poner en práctica lo que leemos en Hebreos 13:7, que dice: «Acuérdense de sus guías que les hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imiten su fe».
Uno de los líderes de tu iglesia que fácilmente puede ser olvidada es la esposa de tu pastor. Tal vez tengas varios pastores en tu iglesia. Así que, permítanme recordarles que estas mujeres también necesitan aliento.
Y una de las formas en que podemos alentarlas es mostrándoles la empatía. Tratar de ponerte en su lugar, pensar en algunas de las presiones únicas que ellas pueden experimentar simplemente por el hecho de ser esposas de pastores.
En la conferencia True Woman ‘22 en Indianápolis, uno de los talleres fue dirigido por una querida amiga mía desde hace mucho tiempo, Jani Ortlund. Jani es la esposa de Ray Ortlund (cuyo padre, por cierto, fue mi pastor cuando yo estaba en la universidad).
Ray Ortlund Jr. sirvió como pastor durante casi cincuenta años. Jani y Ray juntos lideran un ministerio llamado Renewal Ministries. Jani presenta un pódcast llamado «Él restaura mi alma». Y ella también es la autora de un libro que se llama: ¡Ayuda! ¡Estoy casada con Mi Pastor!
Este libro está lleno de estímulo práctico para las esposas de los pastores y para aquellas personas que las aman. No tenemos tiempo hoy para compartir todo lo que Jani compartió en la sesión en ese taller, pero hoy queremos tocar algunos de los aspectos más destacados.
Mientras escuchas, pídele a Dios que te dé un mayor grado de aprecio por las presiones que enfrentan las esposas de los pastores. Escuchemos juntas. Aquí está Jani Ortlund hablando con un grupo de mujeres, muchas de las cuales son esposas de pastores.
Jani: Estoy segura de que te puedes identificar con esta señora que me llamó hace un tiempo. Aunque su voz era nueva para mí, su historia no lo era. «Necesito ayuda», su voz tembló, luego recuperó el aliento y continuó.
«Amo a mi marido. Amo a mis hijos. Estoy totalmente comprometida con el Señor Jesucristo. Pero, ¿cómo elimino las raíces de amargura y resentimiento que están comenzando a crecer en mi feo corazón? ¿Cómo lucho por la esperanza en medio de la oscuridad que me rodea? ¡Parece que siempre hay alguien infeliz!
Mi querido esposo tiene su maestría y, sin embargo, nuestras finanzas son un gran factor de estrés que ejerce presión sobre nuestro matrimonio. ¡Y el día que debería ser el más alegre de toda la semana se ha convertido en el más difícil!
Me pregunto, Jani, ¿es esto sostenible a largo plazo? ¿Lo lograré? Lo que realmente quiero saber es, dime, ¿vale la pena?».
Ahora, si te has hecho alguna de esas preguntas, quiero que sepas que no estás sola. Quiero que te vayas hoy animada, renovada y creyendo junto conmigo que: «¡Sí! ¡Vale la pena!».
En nuestro tiempo juntas quiero hacer tres cosas: quiero reconocerte, quiero reconocer las dificultades, quiero que te sientas vista. Quiero reconocerte. En segundo lugar, quiero ayudarnos a aceptar Sus promesas. Quiero que te sientas renovada, que de hecho serás recompensada algún día. Y luego, en tercer lugar, quiero pedirte que des un nuevo paso adelante y convencerte de que realmente vale la pena.
Entonces, comencemos con esa primera área de reconocer las dificultades a las que nuestro bondadoso Padre celestial nos ha llamado. Estoy segura de que algunas de ustedes hancrecido pensando: amo al Señor. Tal vez Él me permita casarme con un pastor o ministro cristiano.
Otras de ustedes se casaron y luego su esposo dio media vuelta y dijo: «Quiero ir al seminario». Hay toda una mezcla aquí. No hay una fórmula para saber cómo llegamos aquí. Pero quiero que sepas que eres vista y no solo por esta pequeña dama de setenta y dos años que está parada aquí mirándote, sino por nuestro Padre celestial, quien te llamó a tu lugar exacto de servicio.
Ahora, reconozcamos algunas de las tensiones con las que he tenido que lidiar y me imagino que tú también. Ray y yo llevamos juntos en el ministerio casi cincuenta y un años. Uno de los primeros factores estresantes que sentí en el ministerio fue la soledad. No me di cuenta de lo solitario que sería el ministerio, porque parecía que todos querían conocer a la esposa del pastor.
Pero especialmente si no hay otras esposas ministeriales cerca de ti con las que puedas relacionarte, tal vez están plantando una iglesia, tal vez tu esposo sea pastor en la obra misionera, o si él es simplemente el único pastor y no hay otras esposas de pastores en tu congregación. . . Puede ser difícil entablar relaciones con otras mujeres. A menudo, cuando eres esposa de pastor, descubrí que ellas sabían quién era yo, pero yo no sabía quiénes eran ellas. ¡Se presentaban, pero no podía mantenerlas en orden!
A menudo, las mujeres de nuestra congregación tenían relaciones existentes que se habían prolongado durante décadas. Quiero decir, eran muy buenas amigas. O en otras ocasiones, sentí que tal vez había un motivo mixto en su deseo de conocerme. Me preguntaba si ella quería acercarse al centro de liderazgo de la iglesia.
¿O qué tal si eres una plantadora de iglesias? ¿Hay alguna plantadora de iglesias en esta sala? Bueno, probablemente hayas formado algunas amistades muy profundas con aquellas que comenzaron la iglesia contigo, que plantaron contigo. Luego, tu esposo toma una decisión con la que alguien no está de acuerdo y tu amiga se va, ¡sin decir una palabra!
¿Cómo lidias con el shock y la decepción? Es muy, muy difícil. Te sientes sola porque no hay nadie en la congregación con quien puedas abrir tu corazón totalmente. ¡No puedes contarles sobre la reunión de ancianos! No puedes contarles sobre los problemas matrimoniales por los que tu esposo y tú estaban consultando a otra pareja, ¡no puedes! No puedes compartir.
Y no quieres agobiar a tu ya abrumado esposo. A menudo no me siento libre de. . . Quiero decir, Ray se sentiría mal por mí si dijera esto, pero no quiero agregarle más cargas. Quiero quitárselas, ayudarlo y apoyarlo.
¿Quién te conoce realmente? ¿Quién te entiende realmente? ¿Con quién puedes ser abierta y vulnerable? ¿Con quién puedes llorar? ¡Ser la esposa de un pastor puede ser muy solitario! ¿O qué hay de tus hijos? Ser la esposa de un pastor puede agregar cierto estrés a la forma en que cuidas a tus hijos. Parece que alguien siempre está mirando.
Ya sea el cuidador de la guardería que sonríe débilmente mientras sacas a la fuerza los brazos de tu hijo de dos años de tu cuello y le entregas a tu hijo de dos años que grita una vez más en sus brazos. O si es el director musical, tratando de salvar su invaluable guitarra Gibson de las manos curiosas de tu niño en edad preescolar.
O los visitantes que intentan hablar contigo y tu esposo después del servicio, mientras tu hijo de diez años trepa hábilmente al árbol de bellotas en el estacionamiento y dispara bellotas a esos otros niños obedientes que caminan hacia su automóvil familiar. ¡Pregúntame cómo lo sé! No quieres criar a tus hijos a la vista del público, pero no hay manera de no hacerlo.
Así que te sientes atrapada y quieres, más que nada, que esos preciosos niños amen al Señor Jesucristo con todo su corazón y comprendan, e incluso acepten, el privilegio sagrado del ministerio.
No quieres que crezcan odiando el ministerio, quieres que lo amen. Quieres que ellos vean algunas de las alegrías y recompensas de servir a Jesús al cuidar de Su iglesia. Pero también luchas con la carga de atender tantas necesidades. ¿Cómo vives ante aquellos que te conocen mejor en formas en que son a la vez reales y radiantes?
¿Qué hay de tu esposo, ese pastor con el que duermes todas las noches? Ese hombre con el que te casaste, ¡y realmente lo amas! ¡Lo ves detrás de escena y sabes cuánto le importa y lo duro que está trabajando! Eres su caja de resonancia. Te preguntas cuál es la mejor manera de manejar la decepción o el desánimo, o incluso la depresión, con la que él está lidiando. Pensaste que tu matrimonio se vería y se sentiría diferente de lo que estás experimentando en este momento.
¿Y qué hay de tu presupuesto? Si estás plantando una iglesia, es posible que su salario no sea tan seguro como esperaban cuando pidieron préstamos para la preparación de tu esposo en el seminario.
¿Qué pasa con su horario? No te diste cuenta de lo difíciles que pueden ser las tardes y los sábados mientras él trabaja tan duro para cumplir el llamado de Dios en su vida. ¿Cómo mantienes vivo el romance bajo este tipo de presiones?
Bueno, ¿y los domingos? ¡Dame un respiro! ¡Oh, Dios mío! ¿Un día de descanso? ¿Mi sábado? ¡Ese no es nuestro sábado! Los domingos tienen una tensión muy singular para las esposas de pastores. A menudo despedimos a nuestro esposo temprano en la mañana con la esperanza de que obtenga un buen desayuno y un cálido abrazo de nuestra parte con la promesa de que estaremos orando.
Luego, comenzamos a vestir y alimentar a los niños, a subirlos al automóvil y a sus diversas clases, o tal vez a sentarlos junto a nosotros en la iglesia. . . pero a menudo nos sentamos solos. Luego, necesitamos reunir a los niños y llevarlos a casa mientras el pastor saluda a la gente y, a menudo, cierra el edificio. . . ¡y tal vez incluso traiga a casa algunos invitados sorpresa para el almuerzo!
Los domingos pueden ser un día muy difícil para las esposas de ministros, porque el lunes, especialmente si tienes hijos, no puedes tomarte el lunes libre. Incluso si tu esposo quiere tener un día libre contigo, es difícil cuando tienes hijos en casa porque tienen que levantarse y asistir a la educación en el hogar o a la escuela a la que asisten fuera del hogar. De cualquier manera, tu trabajo siempre continúa.
Te veo, entiendo, aún más importante, tu Padre celestial te ve. Podríamos enumerar otras dificultades, pero no nos detengamos ahí. (¿Ves?, he estado en algunos de los lugares en los que has estado). ¡Pasemos a las maravillosas promesas de Dios, y aprendamos a ser refrescadas por ellas y a abrazarlas como propias!
En primer lugar, déjame decirte esto: ¡serás recompensada! Puede que no sea de la forma que esperas en este momento, con un ama de llaves cada dos semanas o un gran aumento de sueldo o un niño obediente, pero serás recompensada. Vamos a ver algunos versículos sobre eso.
Permítanme decir esto: no hay sorpresas en tu ministerio, no hay sorpresas para Dios. Él tiene un plan y lo está trabajando. ¡Tú eres parte de ese plan tanto como tu esposo! Efesios 2:10 dice: «Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas».
Dios no está sorprendido por lo que estás pasando, incluso esa experiencia dolorosa. Cuando miras a Cristo y confías en Él, ese mismo dolor puede ser una de las buenas obras que Dios preparó de antemano para que camines en ellas. Verás, esto te demuestra y muestra a tu familia que tu fe no son meras palabras. Es la realidad siendo elaborada a través de tu corazón, tu mente y tu boca.
No solo no hay sorpresas para Dios, no hay escasez. Filipenses 4:19 (tú sabes esto): «Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria», ¡y Él es bastante rico! Cada necesidad, física, emocional, espiritual, financiera.
Dios no promete cómo o cuándo lo hará, pero el verbo en este versículo sigue siendo «voluntad»: Es Dios proveerá, no solo que Dios puede. Él no te está pidiendo solo que confíes en Él por alguna verdad teórica y teológica. Él te está pidiendo que confíes en Él para lo que Él hará. . . simplemente no sabemos cuándo.
No es que Dios solo puede, ¡Él está dispuesto! ¡No te rindas! ¡Espera en el Señor! Puedo decirles que ninguna de Sus promesas le ha fallado a la familia Ortlund a través de los siglos, a pesar de las dificultades, las penurias, la pérdida de un bebé, problemas financieros, todo tipo de problemas.
¡No solo no hay sorpresas ni escasez, sino que hay dulces recompensas! Colosenses 3:23-24 (RV60):
«Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís».
Como esposa de un pastor, el siguiente versículo de ese capítulo me ha resultado útil. Colosenses 3:25 dice esto:
«Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido [o está cometiendo], y eso, sin acepción de personas».
Hay dulces recompensas para ti si trabajas de todo corazón para el Señor.
¡Tomemos a Dios en Su Palabra! Él te guardará hasta el final. Como dice 1 Tesalonicenses 5:23–24: «. . . que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo. . .». ¿No te gusta eso? ¡Todos ustedes! Pablo está diciendo que todos ustedes, todo tu espíritu, alma y cuerpo, «sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. [Ahora escucha esto:] Fiel es el que os llama, el cual también lo hará».
Si Él te llamó, Él lo hará. No estás sola. Ahora, quiero animarte a dar un nuevo paso adelante, valdrá la pena. ¿Cómo puedes ir a casa más lista para servir al Señor Jesús, más lista para amar bien a tu esposo? ¿Más lista para cuidar a tus hijos y servir a tu iglesia?
Bueno, aquí está la primera en la que podrías pensar: ¡reconoce que el ministerio es una vocación de crisis! ¡Nos reímos porque es verdad! Es una vocación de crisis.
Piensa en lo que te agota, lo que te quita la vida. Lo mejor que puedas, elige qué situaciones permitirás que se conviertan en emergencias: en tu corazón, en tu matrimonio, en tu hogar. Entrénate a ti misma como lo harías con una de esas personas que acuden a ti en busca de consejo.
Prepárate para practicar un descanso sabático. Es difícil, pero es un mandamiento. Creo que Dios nos dio Sus mandamientos por amor. Los llamó Su ley amorosa. Él nos ama a través de ellos. ¿Cómo puedes tomar un descanso sabático? ¿Cómo se ve eso? ¿Cómo se pueden planificar períodos de puesta al día y renovación?
Reconoce que descansar no es un pecado, es un mandamiento. Reconoce que encontrar la manera de ordenar, de repensar, es una manera de seguir avanzando. No te estás estancando. Háblalo con tu esposo.
En menos de tres años, tuvimos a nuestros primeros tres hijos. Al principio, simplemente no podía tener un momento de tranquilidad en la mañana con mucha regularidad. Siempre había uno que se levantaba temprano o estaba enfermo con una infección de oído o… Tú sabes como es.
Y entonces Ray me ayudaría lo mejor que pudiera. Una noche recuerdo que lo desperté: Dane tenía nueve meses, Christa un año y medio, y Eric dos años y medio.
A los nueve meses, Dane (este niño que escribió Manso y Humilde) no había aprendido a dormir toda la noche, a los nueve meses, ¿puedes creerlo? ¡Yo no era una madre gentil y humilde en ese momento!
Pero recuerdo esa noche que había estado despierta por mucho tiempo (¡se sentía como desde que nació!). De alguna manera, nuestros esposos pueden dormir a pesar del llanto de los bebés. ¿Es eso cierto en tu casa? Recuerdo esta noche en particular; ¡estaba realmente exhausta y frustrada!
Dane estaba llorando y yo iba a levantarme y buscarlo. Y dije: «¡No, no lo haré!». Empecé a llorar. Bueno, Ray no se despertó, ¡y está justo aquí! Entonces comencé a temblar, temblar. Y él dice: «¿Qué pasa, Jan? ¡¿Qué pasa, la casa está en llamas?!».
«¡No! Dane está llorando de nuevo. Lo ha estado durante los últimos nueve meses, ¡y estoy cansada! Waaa. (Seguí llorando)».
Él dijo: «Está bien, está bien, no te preocupes. ¡Lo entiendo!».
Llamó a una amiga mía y me hizo dormir allí. Me dio un mini retiro de veinticuatro horas. Fui y dormí allí.
Llegué a casa al día siguiente y pregunté: «¿Dane lloró?».
Él dijo: «No lo sé. ¡Él nunca me despierta durante la noche!».
Pero me ayudó. Pude dormir toda la noche y me di cuenta de que Dane podía dormir toda la noche sin que yo le diera un poco de leche. . . por lo tanto, ¡allí, él aprendió!
Tenemos que aprender a tomar pequeños descansos. Tal vez sea con otra mujer en tu iglesia, donde intercambias niños. Hice esto más tarde cuando los niños eran un poco mayores, intercambiábamos los martes por la mañana. Nos prometimos la una a la otra que mientras estuviéramos fuera, solo haríamos cosas para descansar.
Tomábamos nuestra Biblia, leíamos un salmo, leíamos un libro, tomábamos una buena taza de té en algún lugar, algo que nos llenaba el alma. Así que dos veces al mes tenía tres horas para irme. El ministerio es una vocación de crisis. Aprende a descansar, planifícalo. El descanso no es pecado; es un mandamiento.
Ahora, en esta vocación de crisis en la que estás involucrada, trata de no ser una solitaria, por difícil que sea. Ora y trabaja para desarrollar una relación bíblica genuina con la esposa de otro pastor, o incluso una pareja si tu esposo también lo desea.
Si ella vive en otra ciudad y no pueden reunirse, programa una videollamada una vez a la semana o al menos una conexión de correo electrónico donde digas: «Ora por mí de esta manera y déjame orar por ti». Toma en serio Isaías 42:16. Tal vez podrías meditarlo con la amiga de la esposa de tu pastor.
Dice esto:
«Conduciré a los ciegos
por un camino que no conocen,
por sendas que no conocen
los guiaré.
[Él puede guiarte por caminos de descanso, incluso si nunca los has conocido.]
Cambiaré delante de ellos las tinieblas en luz,
y lo escabroso en llanura. [¿No te encanta eso?]
Estas cosas haré,
y no las dejaré sin hacer».
Pídele a Dios que haga eso por ti.
Otro paso, además de reconocer que el ministerio es una vocación de crisis, es tener cuidado con la fiebre de arreglarlo con la que luchamos muchas de nosotras, las esposas de pastores. Sí. Al principio del ministerio sentí que Dios me pidió que me casara con Ray para poder arreglarlo a él. ¡Sí, claro! ¿Por qué otra razón traería a esta maravillosa mujer a este pastor? ¡Así podría arreglarlo a ver dónde podría mejorar!
Eso realmente funciona en un matrimonio, ¿no? ¡Mmm, pobre Ray! ¡Él fue tan paciente conmigo! Pensé que eso haría felices a todos. Pero aprendí a través de mis muchos errores que simplemente no puedo complacer a todas las personas que acuden a mí con sus quejas.
Algunas de ustedes me han escuchado contar la historia de mi propia lucha con el deseo de arreglarlo todo. Era un domingo por la noche, estábamos pastoreando una iglesia grande bastante formal que tenía dos servicios matutinos y luego un servicio vespertino separado, y había dos sermones diferentes.
Ray predicaba el mismo sermón dos veces el domingo por la mañana y un sermón diferente el domingo por la noche. Es una iglesia maravillosa. ¡Oh, nos encantaba esa iglesia! Pero puedes imaginar lo cansado que estaba Ray al final de un domingo por la noche.
Siempre lo hablábamos. ¿Sus esposos dicen: «Bueno, ¿cómo crees que estuvo, cariño?». Y quieren escuchar: «Realmente salió bien. ¡El Señor realmente te usó!». Quieres decirles la verdad y hay verdades en eso, pero de alguna manera siempre puedo encontrar algo que arreglar.
Recuerdo que esa noche, después de decirle a Ray un par de cosas que algunas mujeres mayores muy dulces me habían pasado para que mi pastor las supiera, en lugar de que yo dijera: «¿Por qué no haces una cita con él?». Me estaban usando como intermediaria, pero aún no había aprendido.
Le estaba diciendo a Ray (y estaba hablando tan rápido que no pudo pronunciar una palabra), así que simplemente puso su dedo sobre mis labios. Tuve la idea de que tal vez quería que mis labios dejaran de moverse por un minuto.
Me tomó en sus grandes y hermosos brazos, me miró a los ojos con sus grandes ojos azules y dijo: «Jan, ¿puedo decirte algo?».
Y yo dije: «Oh, sí, cariño, dime».
Él dijo: «Todo hombre sobre la faz de la tierra necesita una persona, ¡solo una!, que no esté tratando de arreglarlo, que piense que está bien. Una que está confiando en el Señor para arreglarlo. ¿Estarías dispuesta a ser esa persona para mí?».
Oh, vaya, ¡no quería que nadie más se inscribiera para ese trabajo!
«¡Sí! ¡A mí! ¡Yo, tu esposa!».
Sé que hay cosas (porque te casaste con un humano) que ves que tal vez se podrían hacer de otra manera. ¡Olvídalo! ¡Déjalo!
Si es tan importante, Dios le mostrará, o tal vez un anciano hará una cita con él y hablará con él, ¡pero no nosotras! Mientras salimos por esta puerta, ¡dejemos la necesidad de arreglarlo todo! No creo que sea del Señor. Sé la única persona en el mundo que no está tratando de arreglar a tu esposo y cambiarlo. ¡Disfrútalo, acéptalo tal como es!
Entonces, déjame decirte esto. ¡Jesús lo vale! Todo ministerio, ya sea alimentar a los niños en casa mientras tu esposo se va solo a la iglesia, y tú los llevas allí por tu cuenta, eso es ministerio. Es un sacrificio a mano abierta a nuestro Rey de reyes, donde decimos: «¡Lo entrego todo!». Y tenemos que seguir entregándolo todo.
«Tu trabajo [en el Señor] no es en vano» (1 Co. 15:58). Lo que estás haciendo puede no parecer efectivo o fructífero en el gran plan de Dios, pero Dios siempre está obrando y usa incluso nuestros escasos esfuerzos: cocinando una comida saludable para tu esposo para mantenerlo fuerte para servir, ir a otro baby shower de una miembro de la iglesia cuando ella no tiene idea de tu propio anhelo por un bebé, dar a la campaña de construcción de la iglesia sacrificialmente cuando tu propia casa todavía es una carga financiera para ti…
Tu trabajo es pesado, nunca es en vano. ¡Es provechoso en la economía de Dios, que es la única economía que es eterna!
Jesús es un líder bueno, amable y sabio. El Salmo 84:11 dice:
«Porque sol y escudo es el Señor Dios;
[Él da luz y protección.]
gracia y gloria da el Señor;
nada bueno niega
a los que andan en integridad».
Él no es tacaño y Él determina lo que es bueno.
¡Podemos confiar en Él! Tu amoroso Padre nunca te negará nada que sea bueno. Eso puede ser difícil de ver para ti en este momento, pero confía en Él. ¡Cada palabra Suya resulta verdadera!
Padre, te agradezco por cada mujer aquí, y cada matrimonio representado, cada ministerio que has llamado a existir. Señor, estamos haciendo esto por Ti, lo estamos haciendo contigo, lo estamos haciendo a través de Ti.
¡Queremos que te lleves la gloria y necesitamos Tu ayuda! Entonces, Padre, acércate a cada corazón. Tú conoces las necesidades individuales y oro para que ministres a Tus ministros, en el nombre de Jesús, amén.
Nancy: Amén. Esa es Jani Ortlund, quien escribió un libro llamado ¡Ayuda! ¡Estoy casada con Mi Pastor! Ella compartió este material en uno de los talleres en la conferencia de True Woman ‘22. Pensé que ese taller sería útil incluso para aquellas de nosotras que no estamos casadas con un pastor, de manera que pudiéramos entender algunos de los desafíos que vienen con la encomienda de ser la esposa de un pastor.
Así que esto es lo que quiero que hagas hoy: toma papel y lápiz o consigue una bonita tarjeta y escribe una nota de aliento para la esposa de tu pastor. Y si no eres muy buena para escribir cartas, tal vez quieras enviarle un mensaje de texto que diga: «Te aprecio; estoy agradecida por ti. Gracias por la forma en que sirven al Señor aquí en nuestra iglesia».
De hecho, le envié un mensaje de texto a la esposa de mi pastor esta mañana porque esta es la semana de su cumpleaños y quería que supiera lo agradecida que estoy por las muchas formas en que bendice a nuestra familia de la iglesia. Como sea que lo hagas, tómate un momento para pensar en lo que quieres decir y luego encuentra una forma creativa de traer algo de alegría y aliento a su vida hoy.
Ahora solo una pequeña nota al margen aquí: cada vez que hablamos de las esposas de los pastores, alguien inevitablemente nos contacta y dice: «¿Qué pasa con los pastores que son mujeres?». Bueno, solo diré que ese es un tema para otro programa. De hecho, hemos hablado de eso en el pasado aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Por ahora, probablemente sea suficiente decir que creo que las Escrituras enseñan que el oficio de anciano o pastor está reservado para los hombres. Entiendo que no todo el mundo está de acuerdo con esa interpretación, tal vez tú no.
Pero esa es nuestra posición aquí en Aviva Nuestros Corazones. Independientemente de lo que tú creas, creo que todas podríamos estar de acuerdo en que debemos hacer un mejor trabajo para alentar y apoyar a quienes pastorean nuestras almas.
Débora: Así es, gracias Nancy. ¡Qué bendición escuchar a Jani Ortlund hoy! Ella pasó muchos años como esposa de un pastor, ¡y sus palabras el día de hoy fueron de gran aliento!
Hemos incluido un enlace para más información sobre su libro en la transcripción del programa de hoy en nuestro sitio web. Su libro se titula ¡Ayuda! ¡Estoy Casada con Mi Pastor!: Ánimo para las Esposas de Ministros y Quienes las Aman.
Además, puedes visitar AvivaNuestrosCorazones.com y obtener el folleto de Nancy titulado ¡Vamos a la Iglesia! Este es un recurso interactivo que te ayudará a pensar en tu participación en los servicios de tu iglesia, por ejemplo, aprenderás el cómo prepararte para esos servicios o cómo aprovechar al máximo un sermón, etc.
También, en nuestro sitio web, hay una sección para aquellas que están involucradas en enseñar la Palabra a otras.
No quiero terminar el programa de hoy sin antes invitarte a unirte a una nueva serie el día de mañana. Estaremos hablando sobre el secreto para ser fructífera. ¿Quieres saberlo? ¡Acompáñanos!
Llamándote a ser una bendición para tu pastor y la esposa de tu pastor como parte de la libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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