Modela la oración a tus hijos
Débora: ¿Te aterra pensar en orar en voz alta junto a otras personas?
Marlae: Yo por muchos años tuve miedo de orar en voz alta. Y lo he hecho tanto tiempo y ya se siente tan bien. No queremos que nadie se vaya por temor a orar en voz alta.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 10 de noviembre de 2023.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ha sido una bendición tener entre nosotras a Fern Nichols y a Marlae Gritter en el programa de esta semana en Aviva Nuestros Corazones, de Madres en contacto internacional.
Marlae, sé que hay muchas personas a quienes la idea de orar en voz alta o en público les aterroriza. Y luego piensan, ¿tengo que hacer esa oración tan larga? ¿Tengo que ser tan elocuente? ¡No puedo orar!
Para muchas personas esto es …
Débora: ¿Te aterra pensar en orar en voz alta junto a otras personas?
Marlae: Yo por muchos años tuve miedo de orar en voz alta. Y lo he hecho tanto tiempo y ya se siente tan bien. No queremos que nadie se vaya por temor a orar en voz alta.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 10 de noviembre de 2023.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ha sido una bendición tener entre nosotras a Fern Nichols y a Marlae Gritter en el programa de esta semana en Aviva Nuestros Corazones, de Madres en contacto internacional.
Marlae, sé que hay muchas personas a quienes la idea de orar en voz alta o en público les aterroriza. Y luego piensan, ¿tengo que hacer esa oración tan larga? ¿Tengo que ser tan elocuente? ¡No puedo orar!
Para muchas personas esto es realmente un pensamiento aterrador. ¿Qué hacen en esos grupos para que todas las madres puedan participar?
Marlae: Esa es una buena pregunta.
Antes que nada, les decimos a las mujeres que asisten, «no te alejes si tienes miedo de orar». Yo tuve miedo de orar en voz alta por muchos años. Pero lo he hecho durante muchos años ahora y se siente tan bien. Pero no queremos que nadie se vaya por temor a orar en voz alta.
En el momento que fui obediente para orar con esas mujeres, comencé a tener valor y a darme cuenta de que estaba bien si daba el primer paso. A veces tienes miedo de escuchar tu propia voz.
Pero no forzamos a nadie a orar. Le decimos: «Si te sientes incómoda, me encantaría simplemente orar por tu hijo». Lo que también ayuda es que a medida que aprendemos el método de «estar de acuerdo», cuando oramos en Madres en contacto, hacemos oraciones más cortas.
Oro por mi nieta con el pensamiento que está en mi corazón, y luego vendrá otra hermana y dirá que está de acuerdo con mi oración. Ella terminará mis oraciones, en cierto sentido, y es como si estuviéramos todas orando de común acuerdo por ese hijo.
Entonces no sientes que tienes que hacer esa oración maravillosa. Simplemente es decir pequeñas cosas que están en tu corazón.
Es una forma maravillosa de orar, porque realmente estamos de acuerdo. Dejamos a las Madres en contacto con la sensación de: «Hemos bendecido a mi hijo, hemos derramado sobre él bendición, porque no era solamente yo sino también la otra madre que estuvo de acuerdo conmigo».
Nancy: Fern y Marlae, me encantaría que nuestras oyentes pudieran sentirse durante unos minutos como en una reunión de oración de Madres en contacto.
Me pregunto si ustedes dos podrían tomar los siguientes momentos y orar como lo harían en un momento de oración en Madres en contacto. Y todas nosotras aquí reunidas y las que están escuchando nos uniremos en oración.
Quizás mientras oran por tu nieta, por Makayla y por Joshua, las que están escuchando pueden poner el nombre de su hijo o el de su nieto en estas oraciones, en estas Escrituras, y personalizar estas oraciones para su propia familia.
No quiero que solo «observemos» mientras ellas oran, sino que realmente unamos nuestros corazones en la oración mientras las escuchamos.
Entonces, ¿podrían orar como lo harían en una reunión de Madres en contacto? Quiero darles a nuestras oyentes una probadita de esto, y una oportunidad también de orar por los hijos que están en sus corazones.
Marlae: Sí, claro. Nos encantaría.
Fern: Marlae, estoy tan entusiasmada por este momento de oración, porque lo que Dios ha puesto en mi corazón es que Él es fiel. Vamos a alabar a Dios porque Él es un Dios fiel.
Cuando pensamos en la palabra «fiel», ¿cuáles son algunas de las palabras que te vienen a la mente?
Marlae: Pienso en algo constante, alguien que sé que va a estar allí.
Fern: Leal
Marlae: Confiable. El Señor siempre escuchará nuestras oraciones. Él no duerme. Él siempre está ahí.
Fern: Correcto. He elegido tres versículos de las Escrituras sobre Dios siendo fiel. ¿Puedes leer Lamentaciones capítulo 3 versículos 22 al 23?
Marlae: Me encantaría. Lamentaciones dice: «Las misericordias de Dios jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!»
Fern: ¿Puedes también leer el Salmo 100 versículo 5?
Marlae: El Salmo 100: 5 dice: «Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones».
Fern: Con estos pensamientos, vamos ahora a alabar al Señor. Oh, Padre celestial, te agradecemos por la verdad de Tu Palabra de que Tú eres nuestro Dios fiel.
Marlae: Eres tan fiel que nunca tengo que sentir que no vas a estar allí.
Fern: Eres constante y eres fiel. Tú nos dices que Tus misericordias son nuevas cada mañana.
Marlae: Oh, Señor, me encantaría tener este pensamiento cada vez que me levanto: que Tu fidelidad comienza cada mañana y que estás ahí para lo que necesito cada día.
Fern: Padre, eres fiel para perdonar el pecado. Oro para que nos muestres ahora si hay algo en nuestros corazones que no te agrada, para que podamos confesarlo delante de Ti. Tú prometes, Padre, que si confesamos nuestro pecado, Tú eres fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda injusticia.
Señor, en este momento de acción de gracias, cuando Marlae y yo oramos la semana pasada para que Joshua pudiera hacer buenos amigos en su clase de jardín de infantes, te agradezco a Ti por cómo ese día, él regresó a su casa con su madre y le dijo: «¡Todos son amigos míos!» Todos en su clase son sus amigos.
Marlae: Oh, Señor, te agradezco tanto por los amigos de Joshua, y porque Tú has respondido a esta oración. Tú sabes que este tierno niño necesita de sus amigos. Gracias por preocuparte por él.
Y Señor, te agradezco mucho que mi nieta haya podido adaptarse y tener un buen tiempo en el jardín de infantes ayer.
Fern: Señor, oramos para que la nieta de Marlae no se distraiga. Señor, Tú respondiste concretamente. También te agradezco que ahora pueda estar atenta a lo que dice la maestra y que pueda hacer las cosas que necesita hacer en la clase.
Marlae: Y te agradezco que la maestra estuviera tan dispuesta a dar un paso más para elaborar un pequeño programa que tuviera éxito para la niña.
Fern: Bien, Marlae, ahora que vamos a interceder, el versículo que he elegido hoy para nuestros hijos es Isaías capítulo 38 versículo 3.
Oh, Padre celestial, que Joshua camine delante de Ti en verdad y con corazón íntegro, y que haga lo que es bueno ante Tus ojos.
Marlae: Oh, Señor, solo quiero estar de acuerdo con las palabras de esta Escritura, que Joshua, con Tu ayuda, caminará delante de Ti fielmente y que tendrá un corazón íntegro y hará lo que es bueno ante Tus ojos.
Fern: Señor, que cuando piense en caminar, sea paso a paso. Oro para que en su pequeño corazón y en su vida, sus pasos espirituales sean sólidos.
Marlae: Señor, y que a medida que crezca en su caminar contigo, aprenda pronto en su pequeña vida, lo que significa estar totalmente rendido a Ti, que no solo sea parte de su corazón, sino que sea toda su vida.
Fern: Señor, estoy muy feliz con lo que estás haciendo en el pequeño corazón de Makayla. Te agradezco porque serás fiel para revelarte a ella, y debido a ese amor, ella solo querrá caminar y servirte fielmente.
Marlae: Oh, sí, Señor, que aprenda pronto en la vida que eres todo para ella, que eres todo lo que ella necesita.
Fern:Señor, que realmente ella solo desee complacerte, que ame Tu Palabra.
Padre celestial, sabemos que has escuchado nuestras oraciones. Tú nos dices que si te llamamos, responderás, y que si oramos de acuerdo con Tu voluntad, Tú lo harás. Nuestra esperanza está en Ti, Jesús. En el nombre de Cristo, amén.
Nancy: Y Señor, me uno a la oración de Fern y Marlae. Gracias por estas mujeres que has levantado para un tiempo como este, y por la carga que has puesto en sus corazones desde hace muchos años, por los miles de grupos que oraron en este año escolar que recién termina. Y por los que se formarán y estarán orando durante el próximo año escolar por todos nuestros niños y nuestras escuelas alrededor del mundo.
Señor, oro por Tu bendición sobre este ministerio. Oro para que les concedas el deseo de sus corazones de que haya un grupo de madres orando por cada una de las escuelas alrededor del mundo. Que esos niños sean cubiertos en oración.
Estas mujeres apoyan nuestro ministerio, son mujeres que son compañeras nuestras en la misión de llamar a las mujeres a libertad, plenitud y abundancia en Cristo. Oro por una bendición especial sobre ellas, sobre su personal, sobre sus matrimonios, sobre sus hijos y sobre sus nietos.
Señor, ¿podrías responder estas oraciones que hemos invocado y concedernos que esta próxima generación tenga un avivamiento de buscar y de seguir a Cristo? En el nombre de Jesús y por el avance de Su reino, amén.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado orando junto a Fern Nichols, Marlae Gritter, y junto a ti. Ella regresará con algunos pensamientos sobre el Salmo 90, pero antes, queremos compartir contigo cómo las voces que has estado escuchando en esta serie de episodios son parte del ministerio Madres en contacto internacional, ahora llamado Madres unidas para orar.
Aquí está Patricia de Saladín con nosotras.
Patricia de Saladín: Hace diez años, en la primera conferencia True Woman en el 2008 en Chicago, Illinois, una de las charlas –una parte importante del contenido de la conferencia– fue un ministerio nuevo para muchas de las que estuvimos ahí, que se llamaba en ese tiempo, Madres unidas para orar. Allí la directora Fern Nichols junto con Marlae Gritter, tuvieron la oportunidad de compartir meditaciones de la Palabra de Dios y de presentar el evangelio.
En esa conferencia estuvieron miles de mujeres. Hoy tenemos aquí en el estudio a dos hermanas que estuvieron allí, y que hoy están grabando las voces de Fern Nichols y de Marlae Gritter, porque esa conferencia y el ministerio de hoy, Madres en contacto (en aquel tiempo Madres unidas para orar), marcó una diferencia en sus vidas, en las vidas de su familia y de sus hijos.
Tenemos aquí con nosotros a Sandra de Matos y a Mercedes de Caravallo, que hacían las voces de estas mujeres y ahora nos van a compartir de sus propias experiencias. Porque es algo sobrenatural, providencial y hermoso, cómo todo este material que hemos estado grabando ha sido algo que ha tocado sus corazones, la fibra más íntima de ellas como madres de varios hijos, que ha sido realidad durante estos diez años.
Es importante decir que aquí faltarían dos de este grupo de Madres unidas para orar. En esa conferencia, en Su providencia, Dios unió cuatro mujeres. Aquí tenemos solo dos, pero ellas van a poder dar testimonio de lo que creo que ha sido parte de testimonio del grupo en general, pero también de cada una de ellas en particular.
Quiero comenzar preguntándole a Sandra:
¿Qué significó y qué ha significado Madres en contacto para ti, desde el 2008 hasta la fecha –porque ellas han sido fieles durante todo este tiempo en orar por sus propios hijos y por los hijos de las otras.
Sandra: Sí, Patricia. Lo primero es conocer que solo por la gracia de Dios podemos haber mantenido este ministerio durante diez años siendo fieles en oración. Y nos dimos cuenta, cuando iniciamos el ministerio y cuando comenzamos a orar con los cuatro pasos que el ministerio de oración nos inclina a orar, qué cortas nos quedábamos cuando teníamos que pasar un tiempo solamente alabando a Dios, sin tener que pedir cosas, sin tener que dar gracias por nada, solamente concentrándonos en Dios, en uno de Sus atributos, en Su carácter, solamente alabándolo por lo que Él es y por quien Él es, no por lo que Él hace por nosotros.
Y realmente para mi vida, de manera particular, fue una disciplina espiritual muy hermosa que transformó mi forma de orar porque podía concentrarme en Dios por quien Él era, no por lo que Él hacía por mí.
Patricia: Porque tendemos, Sandra, a querer pedirle a Dios de una vez, y sobre todo cuando una mamá tiene una carga por un hijo, por que queremos es ir, soltar y derramar ese hijo, esa carga en la presencia de Dios.
Sandra: Así es, y realmente, lo maravilloso de esto es que Dios nos unió. Como dijiste anteriormente, somos cuatro hermanas, somos cuatro personas completamente diferentes, pero Dios nos ha dado una misma mente y un mismo espíritu a la hora de orar por nuestros hijos.
Recientemente celebramos diez años de nuestras reuniones y quisimos compartirlo con nuestros hijos. Los reunimos a todos los que estaban aquí en el país, aún con sus esposos y esposas en este tiempo. Fue un tiempo de gran bendición para ellos y es algo con lo que ellos realmente cuentan. Aún aquellos que son inconversos, que no han venido al conocimiento de Cristo, cuentan con esas oraciones y piden que realmente las madres, no solamente yo en el caso de mis hijos, sino las que ellos saben que me acompañan a orar por ellos, hacen sus peticiones y piden que se las transmita al grupo.
Nancy: Y en el caso tuyo Mercedes, porque ustedes han estado en estos diez años –miren, en diez años son muchas las experiencias que Dios les permite a los padres y a las madres pasar con sus hijos. Vamos caminando a través de la vida y Dios va poniendo diferentes cargas por nuestros hijos, muchas veces muchas alegrías, pero también como dice una meditación de Charles Spurgeon, nuestros hijos son fuente de gran bendición pero también son fuente de muchas ansiedades y Dios nos lleva a derramar nuestros corazones por ellos.
Sandra: Hemos llorado muchas veces juntas.
Nancy: Y me imagino que se han alegrado muchas veces…
Sandra: Nos hemos alegrado y hemos llorado muchas veces.
Mercedes: Sí, de hecho, fue una manera sorprendente cómo Dios obró en nosotras. Todas venimos con el brochure de Madres unidas para orar, cada una en su lugar, en el avión que veníamos, sin saber que todas traíamos en el corazón el mismo deseo y el mismo anhelo.
En mi caso particular yo nunca pensé que iba a poder ser parte de este ministerio, porque en ese momento yo era empleada a tiempo completo. Pero mis hermanas, a quienes Dios unió…
Sandra: Hicimos provisión para ti.
Patricia: Ellas estuvieron dispuestas a sacrificarse para unirte al grupo. ¿Cómo fue eso?
Mercedes: Ellas estuvieron dispuestas a ajustar sus horarios para que yo pudiera participar en el grupo. Y yo sacrificaba mi hora de almuerzo ese día a la semana, y venía con algo de almuerzo que me comía en el camino, de mi trabajo al lugar donde nos reuníamos, y pasábamos esa hora en oración.
Para mí eso era algo impresionante porque hasta ese momento eso nunca había ocurrido. Dios estaba obrando desde ese momento en nuestras vidas. Es como Sandra dice, fue algo transformador, increíble y transformó nuestra vida de oración. Pero también nosotras adoptamos hijos, teníamos cada una tres hijos y los hijos de las demás. En estos diez años hemos casado hijos, hemos tenido nietos por los que hemos orado.
Terminando el tiempo de escuela de nuestros hijos pasamos por las universidades, los graduamos. Todo bajo oración y ellos están conscientes de eso y ha sido tan hermoso.
Dios ha trabajado mucho en nosotras, de manera personal. Nos ha unido como amigas, pero no amigas solamente para divertirnos juntas, sino con un lazo particular.
De hecho tenemos un grupo (un chat) y se llama, Unidas por Cristo, porque nosotras no decidimos que fuera así, Dios decidió que fuera así y es hermoso. Es como dice Sandra, esa disciplina de orar los cuatro pasos era retadora pero hermosísima, y lo sigue siendo.
Aún hoy tratamos de mantener ese mismo estilo y esa oración de común acuerdo donde una de nosotras termina una oración y la otra toma la oración de esa hermana y la continúa, es realmente toda una experiencia… En realidad quiero animar a las madres a que no dejen de orar por sus hijos, que oren que Dios les provea otras hermanas.
A veces no es tan fácil, pero ellas están ahí y Dios lo sabe. Él se va a encargar de unir porque Él une de una manera sorprendente, como nosotras no lo imaginamos. Y eso es lo hermoso del evangelio, y para nosotras ha sido un regalo haber ido en el 2008 y por eso durante estos diez años nosotras acudimos a cada conferencia. Era una forma de gratitud, porque lo que Dios nos dio en esa ocasión no tiene precio para ninguna de nosotras.
Patricia: Así es, y a mí me maravilla ver cómo la Palabra de Dios nunca envejece. Si este ministerio no hubiera estado centrado en los pilares de la Palabra de Dios, en el carácter de Dios, como dice Sandra, en la oración que es algo vital, en esa relación de las unas con las otras que Dios también bendice. Dios dice que cuando los hermanos habitan juntos en armonía, allí el Señor envía bendición.
La base del ministerio Madres en contacto es Dios y Su Palabra, la intercesión por aquellos que amamos y eso trasciende el tiempo y las culturas, trasciende los lenguajes. Por eso aún al día de hoy estos programas salen al aire y salen con la misma fuerza, o quizás con más fuerza que los que salieron, que fueron reconocidos por nosotras en el 2008 en el mundo de habla hispana, podríamos decir.
Pero hoy en día los recomendamos, y animamos a las madres, porque nuestros hijos pueden escapar de nuestra presencia, pero nunca, nunca, nunca, escaparán de nuestras oraciones. Los perseguirán por siempre y para siempre mientras ellos tengan vida, y Dios es fiel, es un Dios que escucha y que se complace en responder oraciones.
Sandra: Patricia, y algo que también marcó mucho mi vida en el momento que lo comprendí, es que nosotros partimos, pero nuestras oraciones quedan. O sea que todo lo que nosotros oramos por nuestros hijos, aquellas cosas que le pedimos a Dios mientras estamos aquí en vida, aún el día que partamos, esas oraciones permanecen delante de la presencia de Dios.
Y aunque muchas de ellas todavía no las hemos visto contestadas, siguen delante de Él, y seguirán aún cuando nosotras no estemos en la tierra.
Patricia: Amén. Y recuerdo dos ilustraciones que Fern Nichols usó en esa conferencia. Una fue Apocalipsis, esa copa llena de las oraciones de los santos que son incienso que son las oraciones de los santos, y recuerdo también la camilla del paralítico que fue llevada por cuatro. Él no podía ir por sí mismo, pero cuatro amigos lo llevaron.
Así mismo muchas veces nosotras no podemos, pero hay otras que van con nosotras llevando nuestra carga. Es hermoso, gracias hermanas por estar abiertas a compartir este testimonio personal en medio de esta serie de Cómo orar por tus hijos, con Fern Nichols y Marlae Gritter.
Y aquí tenemos a Mercedes de Caravallo y a Sandra de Matos con nosotras.
Débora: Gracias Patricia, Mercedes y Sandra. ¡Qué bendición es ver el reino de Dios expandirse y ver a madres que oran unidas por sus hijos!
Este programa es parte de la serie, Cómo orar por tus hijos. En nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com, encuentra tanto los audios de estos programas, como las transcripciones y el acceso a recursos relacionados.
Bien, ahora Nancy regresa con nosotras para compartir una reflexión final, basada en el Salmo 90.
Nancy: En el Salmo 90 versículo 16, tenemos una oración de Moisés, el hombre de Dios. Piensas en Moisés como el legislador y el que sacó a los hijos de Israel de Egipto y los llevó a través del mar Rojo hasta la tierra prometida. Tantas hazañas que Dios le permitió hacer.
Pero en su oración, la que encontramos en el Salmo 90, él ora por algo que creo que debe estar hoy en el corazón de cada mujer piadosa. Él dice: «Manifiéstese tu obra a tus siervos, y tu majestad a sus hijos». Deja que Tu obra se muestre a tus siervas, esas somos nosotras.
Señor, queremos ver Tu obra. Queremos ver Tu mano. Queremos ver lo que solo Tú puedes hacer. Queremos ver lo sobrenatural.
«Permite que Tu obra se muestre a tus siervas, y Tu glorioso poder, Tu majestad a tus hijas». Creo que es una oración que debemos hacer nuestra como oyentes de Aviva Nuestros Corazones, las mujeres que participamos en este ministerio.
Señor, queremos ver Tu obra. Queremos ver Tu mano obrando. Queremos verte avivar los corazones de las mujeres en todo el mundo. No solo porque oyen a Nancy DeMoss Wolgemuth hablar o por las maravillosas invitadas que tenemos en Aviva Nuestros Corazones.
Señor, queremos verte a Ti. Queremos ver lo que solo Tú puedes hacer. Así que muéstranos Tus obras. Muéstranos Tus caminos. Muéstranos Tu mano poderosa. Pero Señor, muestra también Tu glorioso poder a nuestros hijos.
No tengo mis propios hijos físicos, pero a veces siento una carga tan pesada en mi corazón por los hijos de otras. Y luego hay momentos en los que me pregunto: ¿por qué debería llevar una carga tan pesada por los hijos de otras personas que deberían tener los padres?
Sé que ellos llevan una carga por sus hijos. Pero quiero decirles a todas, ya sea que tengas hijos biológicos o no; tal vez tus hijos ya sean adultos y tal vez ya se han casado. Tal vez eres la madre esforzada de niños pequeños, de muchos niños.
¿No te gustaría que otras mujeres oraran por tus hijos y dijeran: «Señor, ¿mostrarías Tu glorioso poder a nuestros hijos?» Ellos no necesitan solo escuchar nuestras palabras.
Voy a decirles algo: sus hijos no están conectados a la radio cristiana; y si lo están, entonces no están escuchando programas de enseñanza. Están escuchando las estaciones de música. Están conectados a Youtube, Instagram, Facebook, Spotify.
Entonces debemos encontrar formas de llevarles la Palabra de Dios a sus corazones. Pero ustedes que están escuchando la radio cristiana, la generación mayor conmigo, tenemos que estar orando, «Señor, que nuestros hijos vean Tu glorioso poder».
Y el reino de Dios va a prevalecer. Pero, ¿por qué nuestros hijos se alejan?
Es porque han escuchado hablar mucho sobre el cristianismo, pero no han visto el poder de Dios. El apóstol Pablo dice en 1 Corintios capítulo 14, que cuando las personas entran a nuestras iglesias, incluyendo nuestros hijos y nuestros adolescentes, se supone que deben ver una evidencia asombrosa del poder de Dios que los debería llevar a caer sobre sus rostros y rendirle adoración, y decir: «En verdad, Dios está en este lugar».
¿Por qué nuestros hijos no dicen eso? Porque no lo están viendo.
Entonces tenemos que estar orando. «Señor, muéstranos Tus obras maravillosas. Necesitamos verte en nuevas formas. Señor, ¿mostrarías Tu glorioso poder a nuestros hijos?
Por eso oramos, Señor, no permitas que estos hijos simplemente adopten la fe y las prácticas religiosas de sus padres. Eso no los llevará al cielo. Pero, ¿harías que tengan un encuentro personal e íntimo contigo? Revélate, date a conocer a ellos. Déjales ver Tu poder. Déjalos que vean Tu poder en nuestras vidas».
Si tus hijos no están viendo respuestas a la oración en tu hogar y en tu iglesia, ¿por qué deberían creer en Dios? Pero si estás orando, ejercitando la fe, buscando al Señor, si te arrepientes cuando pecas, esa es una obra gloriosa de Dios. Cuando los hijos ven a sus padres pidiendo perdón cuando pecan y arreglando cuentas con Dios, cuando ven que sus padres buscan el perdón, esa es una manifestación del glorioso poder de Dios.
Así que el deseo de mi corazón para Aviva Nuestros Corazones es que estos hijos, estos niños vean el glorioso poder de Dios. Entonces, es por eso que estamos orando, por amor a Dios, por amor a Cristo, a Su reino y a Su gloria.
Él merece ser adorado. Él merece ser adorado, magnificado y exaltado.
Esta próxima generación necesita desesperadamente de hombres y mujeres que iluminen con la luz de la verdad de Cristo por años, ya cuando nosotras no estemos sobre esta tierra. ¿Quiénes serán los que lleven la luz y la verdad? Oro que sean tus hijos y tus nietos.
Quiero decirte algo, no va a suceder si no tenemos una generación de madres orando, de abuelas orando, de mujeres orando que digan: «Señor, atrae los corazones de esta generación para Jesucristo».
Mi oración es que Aviva Nuestros Corazones, junto a Madres en contacto y a otros ministerios, reúnan un ejército de mujeres de Dios, de mujeres piadosas, que intencionalmente, con fe, valentía y súplicas sacudan los cielos y digan: «Señor, no te vamos a dar descanso, y no vamos a descansar un momento hasta que visites esta generación con Tu poder».
Y creo que lo hará. «Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos están atentos a su clamor», a sus oraciones» (Sal. 34:15).
Entonces la pregunta es, ¿vivimos conforme a la Palabra y clamamos? ¿Estamos clamando no solo por nuestras propias vidas sino por la próxima generación?
Oh, Señor, que Tus obras sean conocidas, «manifiéstese Tu obra a tus siervos, y Tu majestad a sus hijos» (ese poder glorioso para con tus hijos). Oramos por amor a Jesús y por amor a Su gran nombre. Amén.
Débora: Amén.
Antes de terminar, queremos darle las gracias a cada una de las mujeres que voluntariamente nos ayudan con las voces que grabamos. Y, ¿por qué no?, escucha un poco de lo que sucedió durante la grabación de estos episodios...
Mercedes: Y yo soy una resolvedora...
Patricia: Eh… Yo soy una persona que me encanta…
Mercedes: …pero tampoco solucionadora…
Patricia: Yo busco soluciones…
Patricia: El inicio de la temporada de clases, ok...ah, acaban de terminar. Vamos a decirlo así: el año escolar…lo voy a poner así…no...ajá, sí.
Haz de cuenta que tú estás contenta porque a tu nieta le fue bien en la escuelita y que se adaptó y que la maestra te dijo que tuvo un buen día, dilo, que tuvo un buen día.
Mercedes: Un programa que pudiera ser ejecutado…
Sandra: Ahora Marlae…
Patricia: Lo que pasa es que la maestra le hizo un programita a ella…
Sandra: Fue como un programa especial para el niño…
Para la niña…¡ay! Ya no estamos ni leyendo…
Débora: Llamándote a orar por un derramamiento del Espíritu de Dios en tu familia, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia Las Américas a menos que se indique lo contrario.
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Recursos del Episodio
Serie: «Confiados con el corazón de un hijo»
Libro: «Todo niño necesita una mamá que ora», de Fern Nichols.
Link: «Madres en Contacto Internacional»
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