Maternidad sagrada
Annamarie Sauter: Con nosotras, Janet Lynn.
Janet Lynn Salomon: Una madre que tiene una gran fe en Dios tiene una posición muy poderosa en la sociedad porque está impactando a las generaciones futuras. Ella está impactando el futuro de lo que será nuestro mundo.
No creo que la maternidad sea una pérdida de tiempo en absoluto. Creo que es uno de los trabajos más importantes en el mundo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Imagínate a una madre viendo a otras personas prosperar profesionalmente mientras ella se ocupa de algunas tareas domésticas cotidianas…sintiendo que su vida no es tan importante como la de esas personas en la cima de sus carreras. Pero su trabajo es extremadamente importante.
Y esto es de lo que nuestra invitada para esta serie, Janet Lynn, ha estado hablando con nosotras. …
Annamarie Sauter: Con nosotras, Janet Lynn.
Janet Lynn Salomon: Una madre que tiene una gran fe en Dios tiene una posición muy poderosa en la sociedad porque está impactando a las generaciones futuras. Ella está impactando el futuro de lo que será nuestro mundo.
No creo que la maternidad sea una pérdida de tiempo en absoluto. Creo que es uno de los trabajos más importantes en el mundo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Imagínate a una madre viendo a otras personas prosperar profesionalmente mientras ella se ocupa de algunas tareas domésticas cotidianas…sintiendo que su vida no es tan importante como la de esas personas en la cima de sus carreras. Pero su trabajo es extremadamente importante.
Y esto es de lo que nuestra invitada para esta serie, Janet Lynn, ha estado hablando con nosotras. Janet fue cinco veces campeona de patinaje en Estados Unidos y tuvo una carrera extraordinaria, aunque tuvo dos interrupciones en su carrera como patinadora.
Luego de una de estas, cuando regresó al patinaje, ya tenía un esposo y tres niños pequeños, y atravesó un proceso que ella describe como una metamorfosis, una especie de lucha. Dios la guió al punto en el cual ella dejó su lucrativa carrera, todo el prestigio y todo el reconocimiento y ovaciones que obtenía y tomó la difícil decisión de volver a casa. Y cuando lo hizo, Dios comenzó a darle un corazón por su hogar.
Janet, muchas gracias por compartir tu historia con nosotras esta semana en Aviva Nuestros Corazones. Gracias por la inspiración que has sido, no solamente para millones de niñas que te vieron años atrás y querían crecer y llegar a ser patinadoras artísticas, sino también la inspiración que estás siendo para que las mujeres sean esposas, madres y cuidadoras de su hogar. Gracias por tu vida que nos da una visión para hacer todo esto.
Janet: Muchas gracias. Aunque aún no he llegado a la meta. Tengo muchas cosas que aprender. Pero si puedo ayudar a las mujeres a aprender algunas de las cosas que he aprendido, sería compartirles que hay más profundidad en las tareas domésticas de lo que hubiera imaginado cuando estaba patinando.
He aprendido que muchas de las cosas que aprendí como patinadora artística se pueden aplicar a mi hogar y a las tareas domésticas. Jamás creí que esto pudiera pasar.
Nancy: Me lo puedo imaginar. De hecho, quisiera que hoy habláramos de algunas de las cosas que las mujeres se plantean al entrar en la carrera de amas de casa, dudas que puedan sentir o plantearse. Una de ellas podría ser: ¿No es un desperdicio de mi educación, de mi formación, de mi experiencia, de mis capacidades, dejar una carrera para venir a mi hogar y ser ama de casa?
Estás diciendo que muchas de las cosas que experimentaste en tu carrera de patinaje antes de comenzar tu familia, son cosas que realmente te han ayudado a ser una mejor ama de casa.
Janet: Sí, bastante. Hay mucho que decir acerca de tener una educación y luego renunciar a la carrera para la que has entrenado. Pasé veintiún años de mi vida entrenando para patinar. Cuando lo dejé por primera vez fue porque estaba enferma. La segunda vez fue para estar en casa con mis hijos y apoyar a mi esposo en la carrera que estaba desempeñando. Esto fue muy difícil para mí porque pensé, ¿qué hago con todas mis habilidades y talentos?
Ya que pasaba mucho tiempo en casa, comencé a darme cuenta de que muchas de las cosas que aprendí del patinaje podían aplicarse a mi hogar y a la crianza de mis hijos. De hecho, ¿quién sería mejor persona para criar a mis hijos que yo, que he tenido toda esta experiencia y conocimientos, y que puedo transmitirlos a ellos?
Creo que esto ha enriquecido sus vidas por las experiencias que he tenido, he podido usar esos conocimientos para enseñarles y capacitarlos. Lo mío no fue en términos académicos, fue en un sentido diferente.
Tomé el tipo de entrenamiento que tenía como patinadora artística y me di cuenta de que también se podía transferir al área académica –la disciplina y el trabajo duro, la capacidad de estar alerta que tenía que tener, encontrar amor en lo que estaba haciendo incluso si no me gustaba. No me gustaban todos mis entrenamientos. Algunos no eran divertidos y otros eran dolorosos.
Nancy: Mucho trabajo duro.
Janet: Sí. Así que pude encontrar las maneras de tomar lo que había aprendido y aplicarlo para criar a mis hijos y ayudarlos a encontrar los propósitos de Dios para ellos y cómo formarlos como niños. Para algunos podría parecer una pérdida de tiempo, pero en realidad lo estoy aplicando en el mejor lugar en que podría aplicarlo, construyendo una nueva generación.
Nancy: Creo que muchas mujeres –y estoy pensando particularmente en mujeres jóvenes cristianas de hoy en día, que deciden no tener familia, sino que eligen el camino de una carrera y no quieren tener hijos. O hay quienes tienen hijos y no están ansiosas por estar en casa con ellos y sienten que una carrera de maternidad y trabajo doméstico no es tan satisfactoria, creativa o gratificante como una carrera fuera del hogar.
Janet: Tuve una charla con un grupo de secundaria sobre las carreras. Era el día de las profesiones o carreras y hablé sobre las tareas domésticas. Si piensas en todas las actividades que una madre debe realizar para ser un ama de casa efectiva y administrar su hogar adecuadamente, se necesita toda la variedad de profesiones que hay fuera del hogar, y se necesitan partes de cada una de ellas para administrar bien un hogar.
Si eres creativa puedes hacer muchas cosas en tu hogar. Ser chófer es obvio. Pero para crear un hogar también se necesitan ideas creativas en otras áreas. Sin embargo algunas mujeres piensan, «oh, mi personalidad…» Esto es probablemente lo que pensé porque nunca estaba en casa. No tenía una vida que me permitiera aprender las habilidades del hogar o cómo estar cerca de niños. Oh, tal vez mi personalidad no encaje con estar en casa. Tal vez no es algo que yo pueda hacer.
Pero lo que aprendí al volver a casa es que puedo adaptarme a amar a mis hijos. Es el corazón en mí. Es lo que Dios ha puesto en mí, amar a mis hijos, cuidarlos y crear para ellos y para mi esposo un hogar, un lugar de refugio.
Es una tarea muy importante y les daré una ilustración. En un momento dado, nuestros hijos mayores habían aprendido ajedrez en la escuela. Nuestros hijos más pequeños también estaban interesados en el ajedrez, así que yo también estaba tratando de aprender un poco, aunque no soy para nada buena, solo soy capaz de jugar con niños pequeños.
Leí un libro que trataba de cómo, en el tablero de ajedrez, la reina y el alfil –que representan (para mí) a la madre en el hogar y a la iglesia, que representa su fe. Y el libro decía que la reina y el alfil juntos, son las piezas más poderosas en el tablero de ajedrez.
Pensé que esta es una buena ilustración de una madre que tiene fe en Dios. Ella tiene una posición muy poderosa porque está impactando a las generaciones futuras. Ella está impactando el futuro de lo que será nuestro mundo. No creo que esto sea para nada una pérdida de tiempo. Me parece uno de los trabajos más importantes del mundo.
Nancy: Incluso las mujeres que no tienen hijos propios, hijos biológicos, que tal vez nunca se han casado, o tal vez Dios no las ha bendecido con hijos, de cierta forma también pueden cumplir con este llamado y misión.
Janet: Creo que donde quiera que estés, incluso si no puedes estar en casa a tiempo completo en este momento, Dios puede darte un corazón por tu hogar y tus hijos lo notarán.
Pero para las mujeres que tal vez su oportunidad de tener un hogar ya pasó, aún pueden mantener y alentar el hogar como un llamado alto y sagrado para otras personas, y tal vez ayudarles en algunas de las cargas que tienen, o tener un ministerio enfocado en las personas que a veces necesitan un pequeño descanso.
La maternidad es un trabajo muy exigente. Se necesita el máximo de tus capacidades físicas, emocionales, espirituales y mentales para hacerlo. Conocer a alguien que diga: «Toma unas horas libres y cuidaré bien a tus hijos porque Dios nos ha llamado a hacerlo» es una gran bendición.
O simplemente expresar palabras de aliento para alguna madre. Me he aferrado a las palabras de aliento que alguien me ha dicho y las he retenido durante semanas, porque no se anima mucho a las madres en casa. Así que, expresa palabras de aliento.
Si ves a una madre que está haciendo un buen trabajo con sus hijos, díselo. Si ves a un padre mostrando amor a sus hijos de una manera notable o ves la cercanía, diles que están haciendo un buen trabajo.
Creo que estuvimos hablando antes, Nancy, sobre las palabras que salen de nuestras bocas, que son para vida o para muerte (ver Proverbios 18:21) Puedes dar vida al alma y al espíritu de alguien solo con dar palabras de aliento.
Nancy: Cuando dejaste tu carrera pública dijiste: «Esta es la única profesión que sorprendentemente ya no se estima públicamente ni se fomenta. Sin embargo, es la clave de los constantes clamores por una sociedad más civil y moral».
Aprecio mucho la forma en que hiciste esa conexión. Estamos preocupados por la violencia y la falta de respeto en nuestra cultura, el crimen y la falta de valores morales. Sabemos que la familia es el fundamento y el medio que Dios ha dado para desarrollar a los jóvenes en damas y caballeros (como mi padre solía decir que quería que fuéramos) y para desarrollar los valores, la moral y el carácter para nuestra cultura.
Ser madre es algo que se construye en el hogar, y la carrera para lograrlo –la carrera de ser madre– ya no tiene el reconocimiento que una vez tuvo. Probablemente no has recibido tantos aplausos y aclamaciones por ser madre como cuando patinabas sobre el hielo.
Janet: Probablemente no. Pero creo que Dios me ha enseñado y he aprendido a lo largo de los años. Básicamente, he investigado mucho y muy intensamente mientras estaba en casa. Tengo la visión de que la maternidad es muy, muy sagrada. Es lo más íntimo para el alma de un niño. Es llevar a un niño de la mano, una madre y un padre, lo llevan de la mano.
Está tocando mente a mente, emoción a emoción. Está tocando de alma a alma. Está tocando esos lugares en el corazón del niño y en el nuestro. Dios no ha terminado con nosotros como padres, sigue obrando para convertirnos en personas que puedan mejorar la sociedad y mostrar bondad en el mundo y construir algo. Una de las citas que amo es: «El corazón de una madre es el corazón de una nación; por tanto, el corazón de una madre dirá hacia donde irá la nación». Y nuestros hijos son el futuro de las naciones. Nuestros hijos son muy importantes.
Como mujeres, a veces pensamos, «sé que me sentí así porque no tengo ninguna experiencia doméstica o con niños, o que mi personalidad no encaja en casa». Pero he aprendido que puedes construir una casa que refleje tu propia personalidad. Puedes ser la reina de tu hogar –si quieres usar esa palabra– y reflejar tu personalidad en tu hogar mientras construyes algo maravilloso.
¿Quién más enseñará a los niños esas lecciones profundas de los problemas de la vida y sobre los valores? Actualmente en la esfera pública es muy difícil enseñar moralidad y en el aspecto público es muy difícil encontrar la ternura de un espíritu de enseñanza para poder hacerlo.
Una madre y un padre tienen el espacio para hacer esto de las maneras más significativas. Es una lucha. Yo le llamo una lucha santa, porque estamos tratando, desde una perspectiva cristiana, con seres humanos pecaminosos y a veces tenemos que lidiar con nuestro propio pecado antes de poder lidiar con el de nuestros hijos. A veces tenemos que aprender que en el proceso Dios quiere que crezcamos de alguna manera específica. Pero ¿quién más haría este tipo de trabajo?
Tenemos un jardín y estamos plantando semillas en ese jardín. Es el jardín de los niños. Es el jardín del futuro. Es el jardín de nuestros hogares. Y en primer lugar, ¿qué tipo de semillas estamos plantando? ¿Cómo estamos cuidando ese jardín? Del tipo de semillas que plantemos y la manera en que lo cuidemos, dependerá el tipo de jardín que tengamos. Entonces, ¿qué tipo de jardín queremos?
Nancy: Janet, tienes cinco hijos. He visto que quieres que tengan esposas que amen y agraden al Señor y que tengan un corazón para el hogar, así como tú. Así que piensa en las mujeres más jóvenes de hoy en día que se están preparando para comenzar sus familias o que acaban de empezar sus familias.
¿Cómo animarías a esas mujeres a contemplar el poder, la influencia y el potencial de ser esposa y madre? ¿Qué les dirías? Ahora, podemos llamarnos mujeres mayores –y lo somos– tenemos el privilegio de capacitar e influenciar a una generación más joven de mujeres. Tú no tienes hijas, pero ¿qué te gustaría decirles a las mujeres más jóvenes de hoy que nos escuchan?
Janet: Realmente me gustaría que ellas pudieran contemplar lo que es la maternidad, que no es algo a lo que se le debe tener temor. Tampoco es algo insignificante. Es el trabajo más importante del mundo en el cual puedes influenciar a otro ser humano.
Hay un hombre llamado G.K. Chesterton, quién ha escrito sobre la familia. Él dice: «¿Cómo es posible que para mí sea más importante ser algo para muchas personas, pero menos importante serlo todo para una persona, un niño?»
¿Cómo puede ser más fácil enseñarle una disciplina a mucha gente –como yo enseñaba el patinaje– y tan difícil enseñarle a un niño sobre el universo? Hay algo increíblemente poderoso en formar un hogar y en criar a nuestros hijos y aprender a amarlos de verdad.
La Biblia habla en Tito 2, de que las mujeres mayores enseñen a las más jóvenes cómo amar a sus esposos y a sus hijos. Es porque ese amor no es el amor que el mundo nos está demostrando. Este es un amor diferente. Es un amor sacrificial. Esa palabra, sacrificio, prácticamente ni se acepta. Pero este amor sacrificial trae más bendiciones a una mujer que se sacrifica, que cualquier otra cosa.
Nancy, hoy conocí a tu madre, y las bendiciones que Dios le ha dado a través de todo lo que ella ha dado son extraordinarias. La historia de tu familia es sorprendente y la plenitud y la abundancia en sus vidas también lo es. Hay todo un mundo dentro del hogar.
Estaba pensando que el patinaje era un mundo muy amplio. Yo patinaba por todo el mundo. Incluso cuando mis tres hijos menores eran pequeños, yo estaba por todo el mundo y pensaba, ¡qué gran impacto estoy teniendo en la sociedad!
Pero cuando llegue a casa, empecé a reflexionar en el impacto que podía tener públicamente comparado con el impacto que tenía en privado. Mientras lo hacía, comencé a darme cuenta de que lo que estoy construyendo en estos niños que estoy criando se verá reflejado en el futuro para bien o para mal.
Estoy sembrando semillas. ¿Qué estoy plantando? ¿Cómo estoy tratando de hacer esto? No va a ser perfecto. No soy perfecta.
Pero esos niños van a salir al mundo. Como dije, hay un versículo que habla de mandar a nuestros hijos como flechas a hacer la misión que Dios tiene para ellos. ¿Qué enviamos al mundo cuando salen nuestros hijos? ¿Acaso no hay algo importante en intentar que esa flecha sea recta y verdadera? ¿Un fabricante de flechas hace flechas torcidas? ¿O invierte su tiempo para que sean firmes y verdaderas?
Puedo ver que esto es una misión. Es una misión santa, y deseo que las mujeres, en cualquier etapa en la que se encuentren, se den cuenta de que Dios estima en gran manera a las mujeres, sin importar lo que están haciendo. Pero Dios también estima a las mujeres que están en sus hogares, ya que están cumpliendo con un llamado muy alto y santo, la maternidad sagrada.
Annamarie: ¿Estás consciente de que la maternidad es sagrada? ¿La has estado menospreciando en tu corazón de alguna manera? Nancy y Janet Lynn te han animado a que si eso es lo que Dios ha puesto delante de ti en este momento de tu vida, lo hagas sabiendo el gran trabajo que es y el gran valor que tiene para la sociedad y delante de Dios.
Aquí en Aviva Nuestros Corazones constantemente recibimos testimonios de la obra de Dios en las vidas de tantas mujeres… Estos son evidencia del gozo que trae vivir conforme a la voluntad de Dios. Escucha lo que algunas mujeres nos han dicho y escrito sobre la maternidad y cómo han sido bendecidas con contenido como el de esta serie.
Mujer 1: Yo quería ser una mamá presente en la vida de mis hijos y, viendo en retrospectiva, quizá estuve demasiado presente.
Mi esposo y yo habíamos anhelado tanto ser padres, que éramos muy felices con nuestros hijos. Así que cumplíamos nuestras labores de padres con gusto, procurando entender la voluntad de Dios. Él nos fue enseñando que la responsabilidad de la educación cristiana de nuestros hijos era de nosotros, sus padres; no de la iglesia o de la escuela.
Para no hacerles el cuento largo, sin pensarlo, tuvimos una escuelita cristiana con unos 30 niños. Lo recuerdo y pienso en lo bendecidos que fuimos como familia. Mis hijos ayudaban en todo lo que podían. Aprendieron a enseñar a niños más pequeños que ellos. Tocaban la guitarra y cantaban alabanzas. Les enseñaban a dibujar.
Para mí fue un placer haber educado a mis hijos. No digo que fue fácil, pero sí que disfruté cada momento, cada una de sus habilidades y flaquezas. Su papá y yo los llegamos a conocer profundamente. Fue por Su gracia que ellos conocieron personalmente al Señor.
Un día, después de muchos años, cuando regresé a la iglesia de mi juventud, me encontré con mi amiga, doctora en Biología, recién llegada de Europa. Ella nunca tuvo hijos. Y me contaba de sus logros y sus títulos. Y me preguntaba qué había hecho de mi vida. No le pude contestar. A los ojos de ella seguramente no había logrado nada. Pero entonces, miré para atrás y vi cómo el Señor había llenado mi corazón y mi vida de Su gozo al estar dedicada a mis hijos y a mi hogar.
No lamento en absoluto no haberme dedicado a la carrera universitaria que estudié ni me arrepiento de no haber dedicado más tiempo a otras actividades. Creo que el tiempo que el Señor me permitió dedicarme a los hijos y al hogar ha dado frutos con creces. Ahora puedo decir que este es el versículo que refleja la posición en la que me encuentro actualmente, por la gracia de Dios:
No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad (3 Juan 4).
Mujer 2: «Muchas gracias hermanas de Aviva Nuestros Corazones por todo su tiempo y por el amor que ponen al servicio del Señor para que muchas mujeres puedan ser equipadas y bendecidas por medio de este hermoso recurso. Es mi tercer año donando y la verdad que no es nada comparado a toda la bendición que he podido recibir de parte de Dios a través de ustedes y no solo yo; tengo el privilegio de ser líder de mujeres en mi iglesia y ellas también han sido tremendamente bendecidas.
El poder del Espíritu Santo nos está transformando y restaurando nuestras vidas cada vez que nos juntamos y estudiamos la Palabra de Dios, cada estudio que hemos hecho ha hablado a nuestros corazones en diferentes áreas de nuestras vidas. Hemos llorado, hemos sido exhortadas y retadas al cambio, y a la vez nuestros corazones han recibido aliento, esperanza y gozo. Dios nos ha fortalecido con Su Palabra que es 100% confiable y hemos visto que es viva y eficaz sobre nuestras vidas y que ha penetrado a lo más profundo de nuestro ser. Tenemos testimonios preciosos, ¡gracias, gracias, gracias! ¡Que la paz y la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea sobre cada una de ustedes mis hermanas!»
Mujer 3: «Crecí en un hogar cristiano donde me llevaron a la iglesia y mi madre me instruyó en los caminos del Señor. En ese tiempo y aun por muchos años más, no le conocía realmente, pero mi madre plantó fe en mi corazón. Al emigrar y buscar una iglesia donde congregarme pude conocer a Dios en verdad y agradecer el amor con que mi madre me llenó de la Palabra del Señor. Sé que no tuve una educación perfecta, creo que nadie la tiene, pero le doy gracias al Señor y prefiero haber tenido la que tuve al crecer en un hogar bajo Su temor, poder tener oportunidades de crecer en mi fe y ser guiada por mis padres en ello. Puedo ver el ejemplo de mi madre, ahora que lo soy también, y ver que ella me dio a mí y a mis hermanos lo mejor de ella –aun con sus faltas que no escondió. Yo también soy pecadora y sé que me quedo corta de la gloria de Dios. Doy gracias a Dios por mis padres».
Mujer 4: «Muchas gracias por la forma tan hermosa en la que Dios les usa para ministrar y ayudar nuestras vidas con el consejo vívido de la hermosa Palabra de nuestro Dios. Que Dios les continúe usando para llevar gloria a Su precioso nombre, llevando el mensaje de las buenas nuevas de salvación. Les amo mucho y espero en Dios aprender a dar de lo que recibo por gracia y por el poderoso amor de nuestro buen y fiel Dios. Como hija, hermana, esposa, madre, y aun como alguien que ha amado servir al Señor desde la niñez, ni un solo programa ha dejado de ser de bendición a mi vida. Les saludo y envío muchas bendiciones desde Honduras».
Mujer 5: «Quiero compartirles para la gloria de Dios mi testimonio. No crecí con mi madre desde niña, pero tuve la oportunidad de leer la Palabra de Dios con mi abuela paterna, ya que ella fue una madre para mí y me llevaba a la iglesia, me crió y enseñó el evangelio. Mi madre estaba ausente, pero mi abuela fue una verdadera madre para mí. Dios abrió mis ojos espirituales, alumbró mi entendimiento y me llevó a Él al ser enseñada en Su Palabra».
Annamarie: Nos asombramos al escuchar testimonios como estos y poder ver algo de la gracia de Dios obrando en los corazones de las mujeres y en sus hogares. No es fácil, pero sí es posible buscar a Dios y ser bendecidas por Él al abrazar la verdad de Su Palabra.
Y ahora, para concluir esta serie titulada, La metamorfosis de una madre, oremos con Nancy dándole gracias a Dios por Su obra y por la maternidad de mujeres que han elegido el camino de la fidelidad. Y asegúrate de acompañarnos el lunes, para una nueva serie de Aviva Nuestros Corazones.
Nancy: Padre, muchas gracias por las madres que nos has dado y por la forma en que ellas han invertido en nuestras vidas. Gracias por la manera en que ellas nos han enseñado, en diferentes maneras, gracias por aquellos de nosotros quienes hemos tenido madres piadosas que nos enseñaron Tus caminos y Tu Palabra y nos dieron un fundamento para nuestras vidas.
Señor, independientemente de que tipo de madres pudimos haber tenido, gracias, pues como mujeres nos has llamado a ser dadoras y cuidadoras de la vida. Aún como mujeres solteras y como mujeres que quizás no puedan tener hijos biológicos, nos llamas a amar a la siguiente generación e invertir en sus vidas.
Pero hoy especialmente quiero agradecerte por nuestras oyentes que están eligiendo ese llamado alto y santo de la maternidad y oro para que las bendigas en su trabajo, que fortalezcas sus manos, y que les permitas entender la visión, la recompensa y la esperanza que tienen por delante mientras invierten en el dia de hoy.
Dales perseverancia. Ayúdalas a ser fieles, aliéntalas, capacítalas, llénalas con Tu Espíritu Santo y Señor, por favor, levanta una generación de madres que te amen, que caminen contigo, que estén comprometidas con Tus propósitos para sus familias. Entonces nos bendecirás con hijos que crecerán para conocerte, amarte, caminar contigo y serán flechas que enviamos al mundo para cumplir Tus propósitos para que seas glorificado en el mundo. Oro en el nombre de Jesús, Amén.
Annamarie: Invitándote a pasar de manera intencional las verdades de la Palabra de Dios a la próxima generación, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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