Mas yo y mi casa
Annamarie Sauter: Aquí está Nancy DeMoss de Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: No puedes tener un pie en el mundo y un pie en el reino de Dios. No puedes ser una seguidora de Cristo y una seguidora de la lujuria de tu carne. Tienes que hacer una elección.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladin.
Muchas personas han cantado las letras de un himno que dice, «He decidido seguir a Cristo. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás». Me pregunto cuántas de nosotras nos damos cuenta del compromiso radical acerca del que estamos cantando.
Veamos un ejemplo de este compromiso que no vuelve atrás, al continuar con la serie, «Lecciones de la vida de Josué (Parte 12): Dejando un legado». Aquí está Nancy.
Nancy: Mis amigas saben que Josué y yo hemos sido amigos desde hace algún tiempo. …
Annamarie Sauter: Aquí está Nancy DeMoss de Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: No puedes tener un pie en el mundo y un pie en el reino de Dios. No puedes ser una seguidora de Cristo y una seguidora de la lujuria de tu carne. Tienes que hacer una elección.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladin.
Muchas personas han cantado las letras de un himno que dice, «He decidido seguir a Cristo. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás». Me pregunto cuántas de nosotras nos damos cuenta del compromiso radical acerca del que estamos cantando.
Veamos un ejemplo de este compromiso que no vuelve atrás, al continuar con la serie, «Lecciones de la vida de Josué (Parte 12): Dejando un legado». Aquí está Nancy.
Nancy: Mis amigas saben que Josué y yo hemos sido amigos desde hace algún tiempo. Alguien me preguntó recientemente, «¿Cómo está Josué?» Y yo le dije: «Se está poniendo viejo». Y así es, estamos en los capítulos 23 y 24 durante estas últimas sesiones, escuchando la despedida de Josué, y llegamos hoy al capítulo 24, donde Josué está teniendo una reunión final con los líderes del pueblo de Dios. Esta vez la reunión es en Siquem. Vimos que tuvo una reunión. No sabemos dónde fue la reunión en el capítulo 23, con los líderes del pueblo de Dios, y aquí hay otra en el capítulo 24, en Siquem.
Siquem es un lugar importante en la historia de Israel. Ese fue el lugar donde Abraham se encontró con Dios en Génesis capítulo 12, y Dios le dio algunas promesas maravillosas a Abraham en ese entonces que se estaban cumpliendo ahora, para los hijos de Israel, 500 años después. Siquem es el lugar donde Jacob se encontró con Dios en Génesis capítulo 35. Así que Dios se había manifestado a Su pueblo de manera significativa en este lugar.
Siquem es también el lugar donde los hijos de Israel construyeron un altar, al principio de la conquista. Recuerda que Siquem fue una ciudad construida entre dos montañas -el monte Gerizim y el monte Ebal-, el monte de la bendición y el monte de la maldición. Si no sabes de lo que estoy hablando, puedes regresar y encontrar ese programa en los archivos. Pero en esa reunión, esto es años atrás, Josué inscribió la Ley de Dios sobre algunas columnas de piedra que erigieron allí entre Estas dos montañas cerca de Siquem.
Así que este era un lugar apropiado para convocar a esta reunión final con Josué—este venerado y amado líder del pueblo de Dios—en este valle entre las dos montañas. Sin duda, aquellas piedras con la ley de Dios escrita sobre ellas estaban todavía en pie y eran un recordatorio vivo para los líderes, de cuál debía ser su ancla.
No sé cuál diría yo que es la principal lección de la vida de Josué, pero ciertamente una de las principales tendría que ser el amor por la Palabra de Dios, el respeto a la Palabra de Dios, el temor a la Palabra de Dios; me refiero al temor, a la admiración reverencial y a la centralidad de la Palabra de Dios en nuestras vidas como creyentes. Realmente ves eso muy claro y evidente en la vida de Josué.
Así que ahora Josué está en este importante lugar de nuevo; un lugar donde había tantos recuerdos para los hijos de Israel. Ahora él está creando, o se está creando, otro recuerdo muy especial y muy importante, ya que este es realmente el discurso de despedida que Josué le da al pueblo.
Pienso en ese pasaje del Salmo 71. Es un pasaje que siempre he amado porque tuve el privilegio de crecer en un hogar cristiano. Llegué a conocer al Señor siendo una niña pequeña y desde entonces he estado caminando con Él, desde mi niñez, no de manera impecable en lo absoluto sino, durante un período de muchos años. Me encanta este pasaje porque el salmista dice en el Salmo 71:17-18,
«Oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud. (Josué podía decir eso. Él comenzó en esta obra siendo el asistente de Moisés cuando era un joven) Tú me has enseñado desde mi juventud, y hasta ahora he anunciado tus maravillas.Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a esta generación, tu poderío a todos los que han de venir».
Ese era el deseo de Josué. Ese es mi deseo. Cuando te das cuenta de que durante muchos años, y para algunas de nosotras desde nuestra juventud, Dios se ha vertido en nuestras vidas, entonces nuestro corazón necesita decir: «Oh Señor, ahora que soy mayor y con canas, no me dejes hasta que tenga la oportunidad de decirle a la próxima generación cuán grande eres, cuán fiel eres, cuán bueno eres. Quiero que los que han de venir te conozcan. Quiero dejar un legado. Quiero pasar la batuta de la fe a la siguiente generación».
Así que con ese corazón en mente, en los versículos 2 al 13 del capítulo 24, Josué repasa (ojalá tuviéramos tiempo para leer todo este pasaje, quiero animarte a que lo hagas) la historia de los tratos de Dios con Su pueblo. Es una lección de historia. Necesitamos lecciones de historia.
Cuando estaba estudiando en la secundaria y aún en la universidad yo no estaba interesada en la historia, pero ahora, cuánto me gustaría haber prestado más atención porque he llegado a darme cuenta de lo importante que es ver cómo Dios se ha movido y obrado en el pasado.
Así que es la historia de:
- El poder de Dios
- La bondad de Dios
- La generosidad de Dios
- La gracia de Dios
- La guia de Dios
- La fidelidad de Dios al tratar con Su pueblo
Luego, a medida que pasamos a la segunda parte de este mensaje, empezando en el versículo 14, el tono que percibo aquí, (y de nuevo, necesitas leer todo el pasaje tú misma, y más de una vez, para realmente obtener esta sensación) es que hay una seriedad y un deseo ferviente. Hay un sentido de urgencia. Aquí hay un hombre que sabe que pronto morirá, y por eso está implorando fervientemente al pueblo de Dios que escuchen lo que tiene que decir y que pongan atención.
Me recuerda a Richard Baxter quien fue un pastor puritano siglos atrás. Estuvo muy enfermo a lo largo de su vida y en muchas ocasiones a punto de morir, por lo que siempre pensó que se estaba muriendo. Incluso desde el tiempo en que era un joven pastor, escribió que predicaba como si nunca fuera predicar de nuevo y como un hombre moribundo a hombres moribundos. Tenía ese sentido en su ministerio: «Quizás nunca tenga la oportunidad de hablar con estas personas de nuevo, y creo que soy un hombre moribundo».
En cierto sentido todos somos hombres o mujeres moribundos, pero Josué sabía que él era un hombre moribundo. Baxter dijo: «Yo predico como un hombre moribundo a hombres moribundos», dándose cuenta de que, «me estoy preparando para entrar en la eternidad, pero las personas con las que hablo también tendrán que enfrentar la eternidad y quiero que estén preparadas».
Josué 24, versículo 14, dice Josué:
«Ahora pues, (a la luz de todo lo que Dios ha hecho, y a la luz de lo que acaba de decir en los últimos párrafos de cómo Dios ha demostrado Su poder, Su gracia, Su amor hacia ustedes) temed al SEÑOR y servidle con integridad y con fidelidad; quitad los dioses que vuestros padres sirvieron al otro lado del Río y en Egipto, y servid al SEÑOR».
Basado en todo lo que ha sucedido, la única respuesta razonable es temer al Señor y servirle con sinceridad y fidelidad.
Me recuerda Romanos 12, versículo 1, donde el apóstol Pablo dice: «Por lo tanto, hermanos tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego». Mis hermanos y hermanas, en vista de todas las cosas que acabo de enseñarles sobre el camino de la salvación, la pecaminosidad del hombre y la gracia de Dios y la muerte sustitutiva de Cristo, a la luz de todo lo que Dios ha hecho al mostrarles Su misericordia les ruego que cada uno de ustedes, «en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, y santo y aceptable a Dios» (NVI).
Es la única cosa lógica que hay que hacer. Tiene sentido que a la luz de quien Dios es, a la luz de lo que Dios ha hecho, debemos servirle con todos nuestros corazones. Josué está llamando al pueblo a adherirse al Señor, a aferrarse a Él, a servirle, a amarlo, y a quitar todos los dioses falsos.
Al leer ese pasaje, pensé en los votos matrimoniales. Ya no los escuchas muy a menudo. ¿Recuerdas esos votos antiguos donde el ministro le decía a la novia, «Tomas a este hombre como tu legítimo esposo? ¿Le obedecerás y le servirás? ¿Le amarás, honrarás y cuidarás en la enfermedad y en la salud, y dejarás a todos los demás manteniéndote a su lado mientras los dos vivan?»
El matrimonio tiene la intención de ser una representación de nuestra relación con el Señor Jesucristo, y nuestra relación con Cristo es el mismo voto, es el mismo pacto que hace una novia cuando se le pregunta: «¿Dejarás a todos los demás y te aferrarás y te guardarás sólo para tu esposo?» Y ella le dice: «Sí, acepto, lo haré». Cuando te conviertes en una cristiana, estás diciendo, «sí, acepto, lo haré», a tu Esposo celestial». Me aferraré a Ti; dejaré a todos los demás mientras los dos vivamos».
Luego en el versículo 15, Josué le dice al pueblo:
«Y si no os parece bien servir al SEÑOR (si piensas: esto es demasiado duro; esto no es razonable. No sé si quiero hacerlo. Esto no es cómodo. Pero, si a ustedes les parece mal servir al Señor—si ésta no es la elección que quieren hacer) escoged hoy a quién habéis de servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis (vas a servir a algunos dioses, así que si no quieres servir a Jehová, dime a quién vas a servir). Pero yo y mi casa, serviremos al SEÑOR.»
Mientras me estaba preparando para venir esta mañana y estaba pensando en este pasaje, una canción de Bob Dylan me vino a la mente. ¿Recuerdas esa canción que está originalmente en inglés y se titula, «You've Got to Serve Somebody»? «Todo el mundo tiene que servir a alguien» (o a algo).
Puedes ser embajador de Inglaterra o de Francia
Quizás te gusta apostar, o te gusta bailar
Puedes ser el campeón de peso pesado del mundo
Puedes ser un alto miembro de la sociedad con un largo collar de perlas.
Pero vas a tener que servir a alguien, sí, es verdad, vas a tener que servir a alguien
Puede ser al diablo o puede ser al Señor
Pero vas a tener que servir a alguien.
Podrías ser una adicta al rock 'n' roll bailando en el escenario
Podrías tener drogas a tu deseo, o mujeres en una jaula
Puedes ser un hombre de negocios o una ladrón de alto nivel.
Pueden llamarte doctor o pueden llamarte jefe.
Pero vas a tener que servir a alguien.
Puedes ser un predicador con tu orgullo espiritual
Puedes ser concejal de la ciudad tomando sobornos por detrás
Puedes estar trabajando en una peluquería, puedes saber cortar pelo
Puedes ser la amante de alguien, puedes ser la heredera de alguien.
Pero vas a tener que servir a alguien, sí, es verdad, vas a tener que servir a alguien,
Bueno, puede ser al diablo o puede ser al Señor.
Pero vas a tener que servir a alguien.
Es verdad. Josué dijo que si no quieres servir al Señor, si eso no te parece razonable; si eso parece ser más de lo que quieres comprometer, entonces sólo dime a quién servirás, porque servirás a alguien. Vas a tener que servir a alguien.
Pero Josué dice: «Pero yo y mi casa serviremos al SEÑOR.»
Josué es el tipo de predicador que me gusta porque predica por una respuesta. Hoy no se escucha mucho esa clase de predicación. Escuchas mucha información buena, pero Josué dijo: «No quiero simplemente exponer los hechos ante ustedes. Voy a hacerles una invitación. Tienen que responder. Tienen que hacer una elección.» Su predicación requería una respuesta. Él está diciendo: «No es suficiente escuchar lo que estoy diciendo. Tienes que hacer algo con lo que estás escuchando. Tú necesitas saber cuáles son tus opciones. Elígelas este día».
El verbo allí, por cierto, es un verbo que sugiere no sólo una acción pasada, sino una acción continua: pasado, presente, futuro. Siempre eligiendo. Siempre escogiendo. Tienes que seguir siempre eligiendo a quién vas a servir. Cada generación tiene que elegir. Cada individuo tiene que elegir. No puedes vivir bajo la sombra y el compromiso de piedad de generaciones anteriores o de otros creyentes.
Así que su mensaje es: «¿A quién vas a servir? Todo el mundo tiene que servir a alguien. ¿Va a ser Jehová, o va a ser a otros dioses?» Él está diciendo: «Esto requiere una decisión consciente y deliberada. No hay término medio. Quitas los dioses extranjeros y sirves solo al Señor, o abandonas al Señor y sirves a los dioses extranjeros. No hay término medio. No te puedes aferrar a ambos».
Esto que estoy diciendo va en contra del pensamiento postmoderno, que esencialmente dice: «Puedes creerlo todo, o nada, o un poco, o lo que elijas». Lo que más te convenga, lo que quieras creer. «No», dice Josué, «Dios es un Dios celoso y exclusivo. Vas a servir a alguien. Va a ser al único Dios verdadero, Jehová, o a los falsos dioses».
Trece veces en este pasaje se hace referencia a servir a Jehová o servir a los dioses falsos que adoramos. La implicación clara es, o servimos al único Dios verdadero o servimos a otros dioses. ¿Cuáles son esos otros dioses?
Hay muchos de ellos. Puede ser:
- el dios del éxito
- el dios del dinero
- el dios del trabajo
- el dios de ti misma
- el dios de la comida
- el dios de la aprobación de los compañeros
- el dios de las relaciones
- el dios de la lujuria
- el dios de los pasatiempos
- el dios de la recreación
- el dios de las adicciones
- el dios del placer
- el dios del entretenimiento, las novelas, las películas, los juegos de computadora
Cualquiera de esas cosas pueden ser dioses, y Josué dice: «Si no quieres servir al Señor, entonces dime a quién vas a servir, pero haz una elección. No quieras vivir en el borde, date cuenta de que estás sirviendo a algún dios. No eres sólo el agente libre que crees que eres. Estás sirviendo a algún dios. Estás jurando lealtad a alguien o a algo».
Jesús dice,
«Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará mucho a uno y despreciará al otro. (No hay un punto medio) No podéis servir a Dios y a las riquezas» (Mat. 6:24).
Es interesante que el dinero es lo que Jesús dice en esa situación que es lo opuesto a Dios, porque creo que el dinero es uno de los dioses principales—los dioses falsos—de todas las edades, incluyendo la nuestra. Todas somos servidoras de algún amo, de algún señor.
El apóstol Pablo dice en Romanos 6:16,
«¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavo para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea de pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?»
Así que, Josué les dice: «Hagan una elección. ¿No quieren servir al Señor? ¿No quieren ir tras Él con todo tu corazón?» Yo le diría esto a la gente jóven. Yo le diría esto a la gente de edad madura. Se lo diría a la gente mayor. «Si no quieres dar tu vida para servir a Cristo con todo tu corazón, entonces solo dime a quién estás sirviendo. Porque estás sirviendo a alguien. Sólo sé honesta acerca de ello; no andes con eso de creer que estás en el medio porque no hay un terreno neutro».
«Oh, es que yo sólo quiero seguir yendo a la iglesia y seguir siendo un miembro de buena reputación, y simplemente tener a Dios como un compartimiento en mi vida».
Josué dice: «No. No puede ser así. A medida que miramos hacia el futuro, debemos elegir a quién serviremos».
En el versículo 16, el pueblo responde, ellos responden:
«Y el pueblo respondió, y dijo: Lejos esté de nosotros abandonar al SEÑOR para servir a otros dioses; porque el SEÑOR nuestro Dios es el que nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, el que hizo estas grandes señales delante de nosotros y nos guardó por todo el camino en que anduvimos y entre todos los pueblos por entre los cuales pasamos. Y el SEÑOR echó de delante de nosotros a todos los pueblos, incluso a los amorreos, que moraban en la tierra.(Están repitiendo lo que Josué les acaba de decir en la lección de historia. Ellos dijeron, «entendemos, hemos visto lo que Dios ha hecho»). Nosotros, pues, también serviremos al SEÑOR, porque Él es nuestro Dios» (Jos. 24:16-18).
Entonces Josué dice a la gente en los versículos 19 y 20, y creo que esto es interesante, porque hoy, si la gente dice: «Quiero seguir a Cristo», rápidamente decimos: «Bien, regístrate aquí. Eres un cristiano. Eres un creyente. Ya eres un cristiano comprometido».
Pero la Escritura dice en Josué:
«Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir al SEÑOR, porque Él es Dios santo, Él es Dios celoso; Él no perdonará vuestra transgresión ni vuestros pecados. (Él está diciendo, «Él no juega con el pecado») Si abandonáis al SEÑOR y servís a dioses extranjeros, Él se volverá y os hará daño, y os consumirá después de haberos hecho bien» (vv.19-20).
Esta era una lección que todavía tenían que aprender: ellos no tenían el poder de servir a Dios. En ese momento pensaron que querían hacerlo, pero estaban atrapados en sus emociones. Es Josué, es el anciano. Él está hablando con ellos. Y esto es muy conmovedor. Ellos lo aman. Le siguieron. Ellos confiaron en Él y le dicen: «Oh, claro, vamos a seguir a Dios», y Josué les dice: «No saben lo que están diciendo. Ustedes pueden tener buenas intenciones, pero no tienen el poder para servir a Dios».
Y de nuevo quiero decir cuán agradecida estoy por el nuevo pacto que nos da, a través de la sangre derramada de Jesucristo en la cruz y a través del Espíritu Santo, el poder de hacer lo que nuestros corazones quieren hacer como creyentes en Jesucristo, pero nos damos cuenta de que es sólo a través de la muerte de Cristo y del poder de Su Espíritu Santo que somos capaces de permanecer fieles a Dios. No podemos mantenernos por nuestras propias fuerzas, sino por las de Él.
«Respondió el pueblo a Josué: No, sino que serviremos al SEÑOR. Y Josué dijo al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis escogido al SEÑOR para servirle. Y dijeron: Testigos somos. Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros» (Desháganse de los ídolos) (vv. 21-23).
Tú dices: «¿Tenían ídolos?» Sí, incluso en este momento cuando estaban tan frescos en su caminar con Dios, todavía había algunos ídolos del antiguo país que estaban siendo retenidos. He leído en comentarios que no estaban públicamente adorando ídolos, pero en sus casas, a escondidas, donde nadie podía ver y nadie sabía, tenían estos pequeños compartimientos de idolatría.
Josué les dice: «Quiero que sepan que sé de sus ídolos. Sé las cosas que tienen escondidas. Veo esta gran profesión pública que están haciendo, y sé que la realidad es que tienen algunos ídolos ocultos. Quítenlos. Si quieren servir al Señor, desháganse de ellos, y sirvan al Señor con todo su corazón».
«Inclinad vuestro corazón al SEÑOR, Dios de Israel». Y el pueblo dijo a Josué: «Al SEÑOR, nuestro Dios, serviremos, y su voz obedeceremos» (vv. 23-24).
Creo que Josué siente, «He dicho todo lo que puedo decir. No sé cómo decir esto de otra manera». Así que los toma por su palabra, pero creo que, como hombre sabio, él sabe que van a tener algunas lecciones difíciles que aprender, y va a haber algunos fracasos en el camino. Pero los llama a renovar su relación de pacto con Jehová.
Esta no fue la primera vez que los hijos de Israel hicieron esto. Lo habían hecho antes en Siquem, donde habían construido un altar y erigieron esas piedras con la Palabra de Dios escrita en las piedras, pero es importante que en múltiples veces en nuestras vidas y en cada nueva generación, renovemos nuestro pacto con el Señor para recordar que somos un pueblo de pacto y reconocer y verbalizar nuestro pacto, lo cual nos ayuda a ser más responsables en guardarlo. Él quería que fueran responsables.
«Entonces Josué hizo un pacto con el pueblo aquel día y les impuso estatutos y ordenanzas en Siquem. Y escribió Josué estas palabras (todo lo que acababan de decir, escribió estas palabras) en el Libro de la Ley de Dios» (v. 25).
Luego hizo un memorial final. Creo que hay nueve monumentos conmemorativos en el libro de Josué, memoriales, recordatorios: «Aquí es donde colocamos una estaca en el suelo; resolvimos este problema; nos ocupamos de esto; Dios se reunió con nosotros. Mira este montón de piedras y recuerda lo que pasó aquí».
«...Tomó una gran piedra y la colocó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario del SEÑOR. Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí, esta piedra servirá de testigo contra nosotros, porque ella ha oído todas las palabras que el SEÑOR ha hablado con nosotros» (v. 26).
Ahora, las piedras no pueden oír, pero él está diciendo: «Este es un monumento silencioso. Este es un memorial silencioso. Esta piedra ha sido testigo, por así decirlo, figurativamente hablando, simbólicamente hablando. Esta piedra ha sido testigo, y cada vez que veas esta piedra, te vas a recordar: Aquí es donde nos comprometimos a ser fieles a Dios, abandonando a todos los demás, aferrados sólo a Él mientras vivamos».
«Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí, esta piedra servirá de testigo contra nosotros, porque ella ha oído todas las palabras que el SEÑOR ha hablado con nosotros; será, pues, testigo contra vosotros para que no neguéis a vuestro Dios (si tratas falsamente con tu Dios, tendrás que lidiar con esta piedra. Vas a tener que ser recordado: Rompimos nuestro pacto). Entonces Josué despidió al pueblo, cada uno a su heredad» (Jos. 24: 27-28).
¿Qué aprendemos aquí? Creo que hay un par de cosas.
Primero, padres, líderes, maestros de escuela dominical, maestras, cualquier círculo de influencia que tengas… ruégale a aquellos que te escuchan que elijan este día a quién van a servir, a hacer una elección. Déjalo claro. No vayas de acuerdo con los disparates de nuestra era contemporánea y postmoderna que dice: «Oh, tú puedes desviarte; y de cualquier manera puedes estar bien».
Tienes que decirles y recordarles constantemente a aquellos que están bajo tu influencia, «tú necesitas hacer una elección. No puedes tener un pie en el mundo y un pie en el reino de Dios. No puedes ser seguidora de Cristo y seguidora de la lujuria de tu carne. Tienes que hacer una elección».
Ahora, podemos hacer una elección de seguir al Señor y aún a veces caer de nuevo en patrones antiguos. Déjame decirte algo: hice una elección hace años y años atrás, la cual he renovado muchas veces desde entonces, de seguir a Cristo, de ser discípula de Cristo, de amarlo, de aferrarme a Él, y Dios me tiene en a soga corta.
Hay momentos en que caigo. Hay momentos en que doy pasos hacia el mundo. Hay veces en que fallo miserablemente, cuando dejo que esos pequeños ídolos secretos de mi corazón salgan a la superficie, y los sirvo y los adoro. Pero porque hice ese pacto fundamental con el Señor, y, más importante, porque Él ha hecho un pacto conmigo, Él sigue atrayendo mi corazón de vuelta hacia Él. Decir que has hecho un pacto con el Señor no significa que nunca caerás o que nunca fallarás, sino que has establecido el curso de tu vida para seguir a Cristo.
Pienso que en el cuerpo de Cristo hoy necesitamos llamarnos unas a otras, llamar a los que están bajo nuestra influencia a elegir a quién van a servir. Todo el mundo va a servir a alguien. Queremos decir: «Elige este día a quien tú servirás».
Y no sólo a los que están bajo nuestra influencia, sino a nuestros propios corazones, el llamado para nosotras es: teme al Señor. Quita todos los dioses extranjeros. Demuestra la sinceridad de tu afirmación de seguir a Cristo.
En el último versículo de 1 Juan capítulo 5, versículo 21, ¿qué dice el apóstol? «Hijos, guardaos de los ídolos».
Creo que fue Juan Calvino quien dijo: «El corazón humano es una fábrica de ídolos». Seguimos haciendo nuevos. Seguimos pensando en nuevas maneras de servir a algo o a alguien que no es Dios. Es por eso que Juan dijo: «Guarda tu corazón de los ídolos». Mantén tu corazón sin malas hierbas. Mantén el jardín de tu corazón . Corta las hierbas malas. Mantén los ídolos fuera. Mantente en constante vigilancia y diligencia de guardar tu corazón de los ídolos.
Sirve al Señor. Aférrate a Él. Elige este día: serviremos al Señor, por la gracia de Dios y el poder de Su Espíritu Santo. Necesitamos decidir en nuestros corazones decir: «Señor, he decidido seguir a Cristo. No vuelvo atrás, no vuelvo atrás».
Annamarie: Rendirlo todo al Señor es un gran compromiso, pero realmente es la única manera. Nancy DeMoss de Wolgemuth nos ha mostrado dos caminos, y nos ha exhortado a escoger el camino de la vida y la integridad. Esta enseñanza es parte de la serie «Lecciones de la vida de Josué (Parte 12): Dejando un legado».
Esta serie sobre la vida de Josué ha sido extensa y de mucha bendición en términos prácticos con respecto a temas como el coraje, el liderazgo, terminar bien la carrera entre otros. Si te has perdido cualquiera de las partes anteriores, te invito a visitarnos en AvivaNuestrosCorazones.com. Allí puedes leer las transcripciones o escuchar los audios de programas anteriores.
¿Estás viviendo una vida con propósito y significado? El propósito de Dios puede ser más grande de lo que te das cuenta. Nancy te ayudará a descubrir lo que podría ser, mañana, en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
He Decidido Seguir a Cristo - Michael Stephen G. Usado con permiso.
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