
Más allá de la última frontera
Débora: Melissa Jarvis nos recuerda que seguir a Cristo es una decisión diaria.
Melissa Jarvis: La rendición no es una elección de un solo día. Es un estilo de vida. Aprendí a vivir y a pensar de esta manera. No es decir «sí» en un momento dado, sino que es un constantemente decir: «voy a decir que “sí” hoy». Y voy a continuar diciendo que «sí» a las cosas que Dios trae a mi corazón para que yo las haga.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: el corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 24 de febrero de 2025.
¿Qué harías por el reino de Dios si no tuvieras temor? Toda esta semana seremos retadas a avanzar hacia las fronteras de la fe, lugares a los que Dios nos guía, que pueden ser …
Débora: Melissa Jarvis nos recuerda que seguir a Cristo es una decisión diaria.
Melissa Jarvis: La rendición no es una elección de un solo día. Es un estilo de vida. Aprendí a vivir y a pensar de esta manera. No es decir «sí» en un momento dado, sino que es un constantemente decir: «voy a decir que “sí” hoy». Y voy a continuar diciendo que «sí» a las cosas que Dios trae a mi corazón para que yo las haga.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: el corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 24 de febrero de 2025.
¿Qué harías por el reino de Dios si no tuvieras temor? Toda esta semana seremos retadas a avanzar hacia las fronteras de la fe, lugares a los que Dios nos guía, que pueden ser desafiantes o incómodos, pero que están llenos de gozo y de grandes recompensas.
Hace un tiempo, Nancy DeMoss Wolgemuth, estuvo en un servicio de adoración y escuchó a Dan Jarvis dar un mensaje acerca de las fronteras de la fe. Nancy estará con nosotras en unos minutos para hablar con Dan y su esposa Melissa sobre las maneras en las que Dios los ha llamado a reproducir este mensaje en sus vidas.
Primero, escuchemos el mensaje de Dan Jarvis que Nancy quiere compartir con nosotras hoy.
Pastor Dan Jarvis: Una frontera es el área justo más allá del territorio habitado. Ahora bien, una de mis cosas favoritas es estudiar es el espacio. Me fascinan los programas espaciales y todo lo relacionado con ello, como los programas de la NASA, por ejemplo.
Me encanta también el programa espacial del futuro, no sé si han visto Star Trek y estas series de ciencia ficción, y todo lo que podamos esperar que ocurra en el futuro. Ahora, en esta ciencia ficción encontraremos una federación de planetas y seres extraterrestres, que son ficción. Pero sabemos que todo esto es pura imaginación.
Me encanta cualquier documental que pueda ver o leer sobre la NASA. Me gustan esas cosas, porque en mi mente creo que es la frontera máxima. Cuando esas primeras personas tomaron grandes riesgos, esas personas que subieron al cohete Mercurio, o las primeras personas que estuvieron en el programa Apolo, ellos fueron a lugares donde nadie habría soñado que un ser humano podría ir.
Así que, los veo a ellos como un ejemplo del tipo de fe que Dios quiere que yo tenga. Quiero decir que si las personas pueden tener ese tipo de fe en la tecnología o en el equipo de la NASA, ¿no podría yo tener más fe en Dios cuando se trata de mi vida y hacia dónde se dirige mi destino? Yo espero que sí.
Ahora bien, hay un par de misiones en el programa Apolo que me encantan. Una de ellas es la misión Apolo 8. Si estás familiarizado con estos temas, sabes que cada misión de Apolo se basaba en la anterior y adquiría una nueva experiencia en preparación para el aterrizaje en la luna con Apolo 11. Apolo 8 viajó alrededor de la luna. Entraron en órbita lunar, observaron la luna, tomaron algunas fotos, pero regresaron a la tierra.
Aquí tenemos a estos tres astronautas aferrados a una cápsula. Ellos fueron lanzados al espacio y tuvieron que hacer todo el trabajo para poder llegar hasta la luna, a miles y miles de kilómetros de distancia. Y cuando llegan, están cerca de la superficie lunar, pero no ponen un pie en ella, sino que la ven desde arriba.
Ya conoces la historia de Apolo 11, me imagino. Unas cuantas misiones más adelante, Neil Armstrong pisó por primera vez la luna y dejó su huella en el polvo lunar. Él vivió lo que esos astronautas de Apolo 8 soñaron. A lo que me refiero es a que aunque estoy seguro de que aquellos que estaban en Apolo 8 disfrutaron todo viaje, esto o se compara con lo que Neil Armstrong pudo hacer cuando puso sus pies en la superficie de la Luna. ¿No crees lo mismo?
Pienso que a veces, en la vida cristiana, nos contentamos con ser cristianos tipo Apolo 8. Sabemos que hay cosas maravillosas que se pueden hacer para Dios, y sabemos que hay fronteras por delante, pero nos conformamos con ver lo que otros hacen, o con leer en aquellas historias de otras personas en un libro, o ver cómo fue posible que lograran todas estas cosas.
Pero yo no soy ese tipo de persona. No soy de los que observa a la distancia. No. Yo prefiero vivir el cristianismo tipo Apolo 11.
Y puede que algunas de ustedes estén pensando: Mi cristianismo es tipo Apolo 13. Y eso puede ser cierto para ti.
Pero yo prefiero tener la fe en Dios, no solo para ver la frontera que debe ser cruzada, sino para ir y hacerlo. Por esa razón es que me gustaría retarlas hoy a no solo ver cuáles fronteras están disponibles o qué grandes cosas hay que hacer para Cristo en este mundo, sino a que activamente den los pasos y recorran esa distancia, no basados en cuán fuerte, poderosa o cuántos recursos puedas tener, sino basándote en el poder de Dios obrando en ti. Eso es fe.
Dile al Señor: «No tengo nada que ofrecer, pero estoy confiando en Ti para que seas mi guía y me capacites para hacerlo».
Para mí, esto es algo emocionante. Hay riesgos asociados con esto. Y de eso es de lo que me gustaría hablarte por un momento. Esta vida de fe a la que estamos llamados a vivir, implica al menos cinco desafíos que yo mismo he experimentado.
La mayor área es la de riesgo; esta sería la primera. Muchos de nosotros somos reacios al riesgo. Preferimos ir a lo seguro. Queremos hacer lo mismo que otros ya han hecho. No queremos ser los primeros en tomar la delantera ni adelantarnos a los demás. Preferimos hacer lo que la mayoría hace o ya hizo.
Leamos en 2 Corintios, capítulo 11, acompáñame allí, sobre la vida del apóstol Pablo. Si alguien que conocieras estuviera en las circunstancias de Pablo, ¿qué consejos le darías? Entonces, vayamos a 2 Corintios 11, comenzando en el versículo 23.
Básicamente, Pablo está hablando sobre sus credenciales, como si alguien lo estuviera cuestionando: «¿Eres realmente un hombre de fe? ¿Estás realmente comprometido con Cristo?». Y aquí hay algunas cosas que él dijo:
«En muchos más trabajos, en muchas cárceles, en azotes un sinnúmero de veces y a veces en peligro de muerte. Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes. Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, pasando una noche y un día en la oscuridad.
Con frecuencia en viajes. En peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y en sed, con frecuencia sin comida, en frío y desnudez.
Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias» (2 Cor. 11:23-28).
Ahora bien, déjame preguntarte esto: ¿Vivió Pablo una vida cristiana de grandes riesgos? Pienso que sí, y probablemente un poco más que tú y que yo definitivamente.
Si fueras a aconsejar a Pablo, es decir, si él viniera a ti evidentemente golpeado, después de haber naufragado, azotado, tras haber pasado todo el día en el mar, después de todos estos sufrimientos y se presenta a ti tambaleándose, creo que cualquiera le diría: «Pablo debes de tomártelo con calma. Debes tomarte un respiro. Debes hacer una pausa. Debes tomarte un año sabático o algo así. Necesitas presionar el botón de pausa en tu vida».
Sin embargo, Pablo estaba comprometido a una causa mucho mayor y más importante que su propia comodidad, e incluso que su propia vida. Él estuvo dispuesto a arriesgarse. Incluso él llegó a decir: «Para mí el vivir es Cristo y el morir ganancia. Mi vida no es mía. Todo es de Dios».
Esa es la actitud a la que creo que nos lleva la fe. Es una actitud que dice: «No es que corra riesgos tontos. No es que me ponga en peligro sin motivo. Pero, Señor, si Tú me diriges a una circunstancia peligrosa, yo iré. No estoy aquí para estar a salvo».
Y una cosa que creo, no es un versículo de la Biblia, pero es algo que he llegado a pensar, es que, en realidad, una vida segura es una vida desperdiciada la mayoría de las veces. Es decir, si estás jugando a lo seguro en cada paso del camino, probablemente no estás llegando a ninguna parte. Probablemente no estés avanzando. Una iglesia que juega a lo seguro probablemente no irá a ninguna parte.
Es cuando te arriesgas que las cosas empiezan a suceder.
Aquí hay algo que he notado sobre la forma en que funciona el mundo: nunca ocurre nada importante sin que alguien tome riesgos.
Así que, piensa: esto funciona en el ámbito de los negocios o de la inversión o de la familia, en cualquier área de la vida. Si nos fijamos en cualquier cosa grande que se ha logrado, es porque alguien tomó un riesgo.
Cada iglesia que se ha iniciado, existe porque alguien se arriesgó a plantar esa iglesia. Cada campo que ha sido abierto para las misiones, es porque alguien fue el primero en llegar ahí. Cada oportunidad, cada negocio que se ha iniciado, cada restaurante al que entras, en todas partes; las cosas significativas siempre requieren que alguien haya tomado un riesgo para que se pusieran en marcha.
Si todos fuéramos por el camino seguro, si todos fuéramos por el camino fácil, bueno, nunca experimentaríamos realmente la plenitud de la vida. Y creo que eso también es cierto como cristianos.
El cristianismo solo es cómodo para la gente que no entiende lo que Cristo enseñó. Pensemos en esto por un momento. Jesús dijo: «Niégate a ti mismo. Toma tu cruz cada día. Sígueme» (ver Lucas 9:23).
Jesús nos dice que debemos dar lo mejor, todo lo que somos, todo lo que tenemos. Debemos de darle a Dios el 100%. No deberíamos retenerle a Él nada. Nosotros ponemos absolutamente toda nuestra fe en Él, no un porcentaje de nuestra fe. Ponemos todos nuestros huevos en esa canasta. Y eso fue lo que Jesús nos dijo que debíamos hacer.
Esto no es nada fácil. Pero si buscas lo fácil, el cristianismo no es tu tribu de fe, porque Cristo nos ha llamado a dar un paso adelante e ir en una dirección totalmente distinta a la de la multitud, muy distinta a la que podría seguir el mundo que nos rodea.
Pablo dijo esto: «Vivimos por fe, no por vista. Porque lo que vemos es temporal. Lo que no vemos es eterno» (ver 2 Cor. 5:7).
Algo que he notado acerca de estar en el ministerio, para mí, como un obrero del ministerio, del evangelio, muchas de las cosas que hago, prácticamente todo lo que hago, está envuelto en una especie de envoltura de fe. He sido retado por esto últimamente porque en realidad es muy posible estar haciendo cosas llenas de fe, pero no estar viviendo ese versículo realmente.
Es decir, podría sentirme muy cómodo con lo que estoy haciendo y simplemente hacer lo que siempre he hecho y nunca avanzar. Y tal vez la gente a mi alrededor, solo porque estoy predicando la Biblia y haciendo cosas que parecen tener fe, la gente pensaría que, ¡wow, tengo mucha fe! Pero en realidad solo estoy viviendo basado en el tipo de camino seguro, el camino conocido, el camino transitado.
El reto es que siempre, sin importar dónde estés empezando, siempre estés avanzando hacia la siguiente frontera, y que puedas decir: «Señor, ¿adónde quieres que vaya ahora? ¿Qué paso debo dar mañana?». Y no siempre es fácil, pero siempre valdrá la pena.
Ese es el primer reto: El riesgo. Si quieres vivir una vida de fe, correrás riesgos. Y si algo es posible, tienes que aceptar ese riesgo. Piénsalo de esta manera: Podrías estar en el Apolo 13 y no en el Apolo 11. Podría sucederte que las cosas no salgan como tú quieres, o como tú esperabas, pero aun así estás siguiendo a Dios a través de eso. Y entonces terminarás reconociendo: «Señor, te sigo aunque las cosas no salgan como espero».
Esa es una vida de fe.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, acabas de escuchar a Dan Jarvis hablando sobre el primero de cinco puntos sobre la vida de fe que estaremos escuchando durante los próximos días. Dan forma parte de Life Action Ministries, donde servimos juntos durante algunos años.
Él también es pastor en una iglesia local en nuestra comunidad. Y tuve la bendición de sentarme en la congregación el día que Dan predicó este mensaje hace un tiempo. Y mientras lo escuchaba, pensé en Dan y en su esposa Melissa. Conozco a Melissa desde antes que ella y Dan se casaran.
Ella servía en Revive Our Hearts como parte de nuestro personal, y luego conoció a Dan allí. Y pensé en la trayectoria de ambos y en todo lo que he visto y he escuchado a lo largo de los años.
Mientras Dan predicaba cada uno de estos puntos, yo pensaba: Ellos han vivido este mensaje. Podía pensar en historias de sus vidas y en incidentes y partes de su trayectoria que ilustran maravillosamente este mensaje de fe.
Así que en esta semana, en lugar de darles el mensaje completo en un solo episodio, lo dividiremos punto por punto. Y hemos invitado a Dan y a Melissa al estudio para conversar con ellos sobre el primer punto que hemos estado escuchando.
Así que Melissa y Dan, bienvenidos y gracias por compartir con los oyentes de Aviva Nuestros Corazones
Dan: Gracias a ti Nancy por invitarnos. Nos hemos sentido muy halagados de estar compartiendo con ustedes.
Melissa: Sí, muy halagados.
Nancy: Melissa, hemos estado escuchando a Dan exponer un hermoso mensaje. Me encanta esa enseñanza. Y tú has sido una verdadera compañera en vivir este mensaje de fe junto a él. Han crecido juntos y para ti esta trayectoria empezó aun antes de tu matrimonio.
Melissa: Así es.
Nancy: De hecho, me dijiste que empezó antes de que comenzaras aservir en Revive Our Hearts.
Melissa: Correcto.
Nancy: Y leíste el libro que escribí titulado, Rendición: el corazón en paz con Dios.
Melissa: Sí.
Nancy: Estabas soltera en ese momento. Así que, cuéntanos, mientras leías el libro, ¿de qué manera Dios empezó a atrapar tu corazón para abrazar este llamado de fe?
Melissa: Yo diría que mi vida de soltera fue dominada por la necesidad de controlar. Como muchas cosas en mi vida. Yo lo quería controlar todo. Así que, en realidad, fui confrontada por este libro. Yo sentí que Dios lo usó para mostrarme algunas áreas que yo no había rendido a Él en lo absoluto.
He sido creyente por muchos años. Sin embargo, sentí que Dios tomó ese libro y el mensaje que escribiste para mostrarme específicamente que no estaba viviendo una vida dedicada a Él, sino que estaba viviendo para mí misma.
Leí el libro en la primavera del 2003, justo antes de firmar mi contrato para ser profesora el próximo año. Pero realmente sentí que no debía firmarlo. Me dije a mí misma: «Si no estoy supuesta a enseñar el próximo año, ¿entonces qué voy a hacer?».
Nancy: Y para una persona controladora, ese es un lugar muy incómodo donde estar: no saber cuál es tu próximo paso.
Melissa: Exactamente, fue muy difícil. Así que pensé: Bueno tendré que comenzar a decir «sí» a las nuevas oportunidades que Dios ponga en mi camino.
Entonces,un par de semanas más tarde, recibí una llamada de alguien del equipo de Revive Our Hearts preguntándome si podía ir a una entrevista para una posición allí. Y pensé: ¿Por qué me están llamando?
Así que pensé: Bueno, he leído este libro. Voy a dar un paso de fe y arriesgarme a decir «sí» para ir a la entrevista.
Así que fui y dije «sí», y luego dije «sí» de nuevo a que estaba dispuesta a formar parte del personal. Entonces, en lugar de firmar mi contrato como profesora, que era lo más seguro, me arriesgué y dije «sí» a trabajar en Revive Our Hearts.
Nancy: Y, por supuesto, en aquel momento no tenías idea de que uno de los beneficios de dar ese paso sería que conocerías aquí a tu futuro esposo.
Melissa: Oh, no, no, no. Nunca lo pensé. Solo estaba dando un paso de fe para extenderme hacia algún ministerio cristiano y no necesariamente hacia una carrera en sí. Y solo pensé: ¡Qué gran oportunidad de enfocarse en servir a Dios de una manera diferente!.
Nancy: Y permítanme hacer un paréntesis aquí, hoy todavía necesitamos personas con el corazón de Melissa, que amen a Cristo y que estén rendidas a Él.
Queremos personas cuyos corazones Dios realmente haya cautivado, y eso era lo que Dios estaba haciendo con tu corazón en ese momento.
Melissa: Cierto. Creo que algo que dijiste en tu libro y que he tomado como mi lema de corazón para la rendición, es: La rendición no es una elección de una sola vez.Es un estilo de vida.
Así que, aprendí a vivir y a pensar de esta manera: esto no es para una sola vez, decir «sí». Es una constante, «voy a decir que “sí” hoy». Y voy a continuar diciendo que «sí» a las cosas que Dios trae a mi corazón para que yo las haga. Una de esas áreas fue con respecto a mi matrimonio en general.
Yo crecí en un hogar cristiano, vi un buen matrimonio en mis padres, pero no lo quería para mí porque quería tener el control. Y el control significaba para mí que no tenía someterme a los deseos de nadie más o a lo que ellos quisieran hacer. Así que cada vez que Dios o cualquier otra persona me presentaba a otro creyente o a alguien con quien pensaban que debía salir, yo decía inmediatamente «no».
Sin embargo, Dios comenzó a convencerme ese verano de que tal vez debía dejar eso de lado y comenzar a decir «sí». Entonces, empecé a considerar: tal vez debería estar abierta a pensar en el matrimonio.Así que comencé a orar sobre el matrimonio porque, en ese momento, ni siquiera estaba orando por mi cónyuge, ya que no estaba dispuesta a rendir esa área de mi vida.
Nancy: Sentías que era algo muy riesgoso.
Melissa: Oh sí, implicaba un gran riesgo para mí rendirme a eso. Entonces conocí a Dan.
Nancy: Y él también trabajaba en el mismo ministerio.
Melissa: Sí. Exactamente dos cubículos después del mío. Él dice que nos conocimos antes de que yo supiera quién era él en realidad. ¿Cierto?
Dan: Sí, yo sabía quién eras antes de que tú supieras quién era yo.
Melissa: Bueno, eres muy alto, así que es imposible que pases desapercibido.
Empezamos a tener conversaciones, y eran conversaciones que nunca había tenido con otra persona, con otro hombre. Y yo pensé: Wow. Realmente respeto a esta persona. Tiene un corazón tan apasionado por Dios.
En realidad no dije «sí» a la primera vez…
Dan: No. Pero permíteme hablar sobre esa parte de la historia.
Cuando por fin me armé de valor para invitar a Melissa a salir en nuestra primera cita, me acerqué al cubículo. Bueno, habíamos salido en grupos antes, habíamos compartido, pero nunca fui obvio de que ella me gustara o estuviera interesado en ella.
Así que le dije: «¿Te gustaría salir conmigo a cenar?».
Y su respuesta fue: «No sé». Una respuesta típica…
Nancy: ¿Quizás la tomaste por sorpresa?
Dan: Sí. Bueno la típica respuesta de una mujer que no está muy segura. Y yo quería un «¡sí!», quería una respuesta concreta.
Nancy: Tú querías que fuera «sí» o un «no».
Dan: Exacto.
Nancy: Pero tú querías un «¡sí!».
Dan: Sí. Correcto. Gracias a Dios, ese «No sé», aparentemente significó un «sí».
Melissa: Sí. Significó un «sí». Creo que incluso en ese momento no estaba totalmente rendida a la idea del matrimonio, pero la idea de salir con un hombre de Dios me llevaba a pensar: «Esto podría ir en esa dirección, así que me limité un poco y solo le dije: “Yo no sé, o puede ser, pero nada seguro”».
Nancy: Incluso eso fue un paso de fe.
Melissa: Así es. Luego seguimos saliendo y conociéndonos un poco más. Llegué al punto en que pensé: Esto va muy rápido. Y nuestra relación realmente iba rápido, pero pienso que Dios estaba en nuestra relación por la manera en que Él estaba orquestando todo. Así que yo sentí que ya no era un riesgo y tampoco estaba asustada.
Llegó a ser una aventura en lo que podíamos trabajar juntos. Podíamos hacer más cosas juntos para Dios diciendo «sí», que si nos quedábamos solteros. Entonces la visión para mí llegó a ser más clara. Podíamos honrar a Dios juntos mejor que separados. Finalmente, cuando Dan me pidió matrimonio, le dije «sí».
Y Nancy, también guardé tu libro en mi mesita de noche por muchos años, como un recordatorio de que cuando digo «sí», es un «sí» a Dios, y en última instancia estoy diciendo «sí» por el hecho de que podría ser mucho más. Dios puede traer mucha más bendición si estoy dispuesta a ceder el control.
Nancy: Así es. Esa es la diferencia entre el Apolo 8 y el Apolo 11, dar vueltas en círculos en lugar de aterrizar en la luna y experimentar algo realmente asombroso.
Y uno se pregunta cuántas personas, cuántas de nosotras, en muchas ocasiones nos quedamos en las aguas poco profundas de lo que Dios tiene para nosotros, viendo a otras personas que tal vez experimentaron Su grandeza, pero tal vez, por miedo o por el deseo de controlar, no damos esos pasos de fe.
Melissa: Pienso que muchas personas le tienen miedo a la palabra «sumisión». En realidad creo que cuando están juntos como equipo, la sumisión a la persona correcta es una imagen hermosa de Dios y la manera en que Dios obra en nuestros corazones. Aprendemos a rendirnos. A veces pienso en lo que la Biblia dice sobre el matrimonio y para mí es una gran ilustración de cómo interactuamos juntos.
Por eso creo que estar casado con la persona adecuada puede ayudarte en tu camino de fe, de una manera diferente. Nunca supe que podía vivir así cuando era soltera, pero es un viaje fascinante.
Nancy: Y la aventura, la trayectoria para ustedes no se detuvo en el altar, sino que ha sido un viaje de fe todo el camino.
Y en los minutos que nos quedan, quiero que retrocedamos un poco y hablemos sobre algo que es parte de la historia de ustedes; aunque ampliaremos sobre el tema en otra sesión. Entonces Melissa, el Señor te trajo al matrimonio, y luego Él te guio a que acogieran estos niños con necesidades especiales. Y eso fue un paso de fe tras otro, un caminar.
Y Dan, haznos un breve resumen de cómo fue eso en la vida de ustedes, y luego en otro programa lo desarrollaremos.
Dan: Bueno, la ironía de toda la historia de Melissa es que me encanta correr riesgos, y no riesgos sin sentido, porque soy ese tipo de persona. Y es que en la vida siempre habrá tiempo para generar dinero. Siempre hay oportunidades en el próximo horizonte, así que podemos arriesgarlo todo. Y supongo que los polos opuestos se atraen.
Nancy: Y probablemente se necesitaban el uno al otro.
Dan: Sí, definitivamente. Yo necesitaba un balance en mi vida.
Así que, durante el trayecto, eso nos llevó hacia algo que estaba realmente en nuestros corazones antes de casarnos, y era tratar de convertir nuestra casa en un hogar para niños necesitados.
Cuando nos mudamos a la primera casa que pudimos comprar, nos apuntamos en unas clases de capacitación dirigidas a personas que estaban interesadas en ser padres de acogida, porque entendíamos que era la mejor forma de conocer niños necesitados. Pensamos que sería algo que podíamos hacer durante algunos años.
Sin embargo, eso terminó definiendo todo nuestro futuro y construyendo nuestra familia. Adoptamos seis niños de hogares de acogida hasta ahora. ¿Verdad, cariño?
Melissa: Correcto.
Nancy: Bueno y algunos de ellos con necesidades físicas realmente grandes y de otro tipo, y trasfondos horrendos.
Dan: Correcto, y es por esa razón que estuvieron en una casa de acogida.
Nancy: Exactamente.
Dan: Tristemente, muchos de esos trasfondos son hogares rotos, vidas muy oscuras, y hemos tenido que atravesar algunas situaciones en las que incluso aceptar a un niño era como otro nivel de rendición, es decir, significaba renunciar a algo de nuestra vida futura. Puede que estemos renunciando a algunas de nuestras propias expectativas sobre cómo podría ser nuestro hogar si recibimos este niño, porque él viene con un equipaje y con necesidades.
Vivimos con esos riesgos todos los días. No es que todos los riesgos tengan un final feliz. Es que vale la pena correrlo porque tiene que ver con tu entrega a Cristo. Estás diciendo: «Para empezar, mi vida no es mía. Y entonces, Señor, si Tú quieres usarme para hacer algo que el mundo dirá que es grandioso, pues muy bien, eso haré. Pero si quieres usarme para hacer cosas que nadie sabrá…».
Nancy: Y que son difíciles de hacer…
Dan: Correcto, «y que son bien difíciles, entonces yo estoy dispuesto a recorrer ese camino también».
Nancy: Queremos desarrollar un poco más esa historia, pero mientras orábamos juntos antes de iniciar esta conversación, decíamos que no queríamos que las personas piensen que caminar por fe significa necesariamente que el viaje de ellos, de las personas, se parezca al de ustedes, que necesariamente se casen o que tengan hijos adoptivos o hijos biológicos. El plan de Dios para la fe en tu vida será diferente del que ha sido para mi vida o para la vida de Dan y de Melissa.
Pero nuestra oración es que el Señor hable a cada persona que escucha esta conversación sobre dónde quiere Él que des un paso de fe y dónde puede haber algo que parezca arriesgado que Él te está pidiendo que hagas.
Permítanme decir que la respuesta a eso se remonta a lo que el Señor le mostró a Melissa en el año 2003, y es la misma respuesta que ha continuado enseñándole lo siguiente: y es que una vida de rendición, diciéndole «Sí, Señor» es una vida de fe. Es decir: «Dios confío en Ti lo suficiente como para renunciar a lo que me parece cómodo, conveniente, definible y algo que creo que puedo manejar. Estoy dispuesta a salir de eso si es lo que creo que Tú me estás llamando a hacer».
Y obtenemos esto de la Palabra de Dios. Lo obtenemos a través del consejo de otras personas. No nos limitamos a hacer locuras, aunque a veces la voluntad de Dios pueda parecer una locura en ese momento para nuestra sabiduría finita.
Pero volveremos a retomar esta conversación. Escucharemos más del mensaje de Dan en el día de mañana. Pero permítanme preguntarles al terminar hoy: ¿Hay algún paso de fe que te parezca realmente arriesgado, pero crees que Dios te está pidiendo que des? ¿Hablarías con Dios al respecto?
Dile: «Señor, cualquiera que sea Tu voluntad para mi vida, ya sea que signifique dejar mi trabajo, unirme a un grupo, a un equipo ministerial, estar dispuesta a tener otro hijo, estar dispuesta a casarme, o lo que sea, Señor, confío lo suficiente en Ti. Estoy lo suficientemente segura de Tus promesas y Tu poder y Tu gracia que diré “sí” a donde sea que Tú estés guiando en mi vida». Dios honrará y recompensará esa fe como Él promete hacerlo.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado conversando con Dan y Melissa Jarvis.
Y te pregunto, ¿en qué área te involucrarías, en la obra de Dios, si el temor no fuera un factor determinante? Seguiremos hablando sobre esto durante esta semana.
Y Nancy, muchas de nuestras oyentes han dado enormes pasos de fe para que Aviva Nuestros Corazones sea posible por medio de sus oraciones y donaciones financieras.
Nancy: Así es. Nuestras oyentes están en este viaje de fe con nosotros y estoy muy agradecida por todo el apoyo que hemos recibido y que recibimos.
Sé que el Señor tiene nuevas fronteras en nuestro viaje de fe para Aviva Nuestros Corazones.
Así que si Aviva Nuestros Corazones ha sido de bendición a tu vida o la vida de otros que conoces, te animo a que puedas unirte a nuestro grupo de colaboradoras mensuales o hacer una donación de la cantidad que Dios ponga en tu corazón.
Gracias por caminar en fe con nosotros en aquello que Dios tiene para Aviva Nuestros Corazones como ministerio. Gracias de todo corazón.
Débora: Para hacer tu donación o convertirte en colaboradora mensual, visita AvivaNuestrosCorazones.com. De antemano te damos las gracias.
Y creo que todas estaríamos de acuerdo en que es valioso tomarse períodos de tiempo en los que limpiamos el desorden de nuestras vidas, en los que decimos «no» a cosas que pueden haber llegado a ser demasiado importantes para nosotros, y nos centramos en cultivar un corazón más grande para Cristo. ¿No es así?
Nancy quiere ayudarte a hacer justamente eso en tu vida. La próxima semana ella dará inicio a una nueva serie titulada «Incomparable: La persona de Cristo». Su deseo es que llegues a conocer, amar, confiar, seguir y reflejar a Cristo de una manera más profunda. Te invitamos a disponer tu corazón y unirte a nosotros mientras reflexionamos juntos en la obra de Cristo esta temporada previa a la Semana Santa.
¿Te está llamando Dios a tomar nuevos pasos de fe? Mañana Dan y Melissa Jarvis te ayudarán a saber cómo encontrar los recursos que necesitas cuando Dios te llama a nuevas fronteras de fe. Regresa con nosotros mañana aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Ayudándote a avanzar hacia las nuevas fronteras de la fe, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
Únete a la conversación