Mantén la calma en tiempos de violencia
Annamarie Sauter: En días de mucho conflicto, una mujer sabia ejercerá una influencia importante.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Escucha, la sabiduría no es simplemente sentarte en tu estudio en casa y tener ese momento devocional de quietud. ¡Eso es genial! ¡Hazlo! ¡Lee tu Biblia, ora! Pero la sabiduría se usa en la vida cotidiana y cuando todo se incendia a tu alrededor.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy continuamos con la segunda mitad de la enseñanza de Nancy titulada, La sabia mujer de Abel.
Nancy: Si no estuviste con nosotras ayer en Aviva Nuestros Corazones, antes de escuchar el episodio de hoy, es posible que desees volver y escuchar el de ayer, porque prepara el escenario para todo lo que vamos a hablar hoy. Es una historia compleja, complicada, escondida en el capítulo 20 de 2 Samuel. …
Annamarie Sauter: En días de mucho conflicto, una mujer sabia ejercerá una influencia importante.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Escucha, la sabiduría no es simplemente sentarte en tu estudio en casa y tener ese momento devocional de quietud. ¡Eso es genial! ¡Hazlo! ¡Lee tu Biblia, ora! Pero la sabiduría se usa en la vida cotidiana y cuando todo se incendia a tu alrededor.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy continuamos con la segunda mitad de la enseñanza de Nancy titulada, La sabia mujer de Abel.
Nancy: Si no estuviste con nosotras ayer en Aviva Nuestros Corazones, antes de escuchar el episodio de hoy, es posible que desees volver y escuchar el de ayer, porque prepara el escenario para todo lo que vamos a hablar hoy. Es una historia compleja, complicada, escondida en el capítulo 20 de 2 Samuel. Ese es el pasaje que estamos viendo. Te daré un poco del contexto ahora, pero para obtener el contexto completo, querrás ir atrás, leer ese pasaje y escuchar el programa de ayer en AvivaNuestrosCorazones.com.
Lo que estamos viendo en una situación muy tensa, es el impacto de una mujer sabia que, de hecho, se enfrenta a toda una multitud de hombres que están empeñados en destruir. Es un conflicto que parecía irreconciliable y Dios usa a una mujer sabia. Ni siquiera se nos dice cuál era su nombre. Pero debido a la forma en que actúa, a su comportamiento, su espíritu, su iniciativa, su calma, su sensatez con todos estos tipos impetuosos que estaban en guerra entre ellos, Dios la usa para rescatar esa situación.
Déjame darte un poco de contexto aquí. Recuerda que David es el rey. Su hijo Absalón se había rebelado y David había sido desterrado. Pero luego Absalón fue asesinado por Joab y la rebelión de Absalón se detuvo y David fue llevado de regreso a Jerusalén. Así que David se había ido, ahora ha vuelto y está siendo restaurado a su posición como rey.
Pero el conflicto no ha terminado. Hay semillas de lo que se convertirá en el reino dividido, el norte y el sur. Y los hombres de Israel (las diez tribus del norte de Israel) y los hombres de Judá (que es la tribu del sur de donde viene David) están compitiendo por influencia con David y por tener el control.
Donde hay orgullo, hay lucha y contienda. Y eso es lo que vemos en el capítulo 19. Luego llegamos al capítulo 20 de 2 Samuel. Voy a leer el comienzo aquí: «Y se encontraba allí un hombre indigno (malvado), que se llamaba Seba, hijo de Bicri, el benjamita» (v.1).
Benjamín era la tribu de Saúl, quien fue el predecesor de David. Todavía había personas que eran leales a Saúl (aunque él ya no estaba) y no querían tener a David como rey. Entonces tenemos disensión y deslealtad aquí.
Este hombre malvado e inútil llamado Seba, «…tocó la trompeta y dijo: "No tenemos parte con David, ni tenemos heredad con el hijo de Isaí» (v. 1). Ese fue probablemente un término despectivo: «¡El hijo de Isaí! El padre de David. Él era solo un pastor común y corriente; ¡él no es de la realeza!» Así que era un término degradante, «el hijo de Isaí».
Este hombre, Seba, continúa diciendo, «…cada uno a sus tiendas, oh Israel! (¡se avecina una guerra civil!) Todos los hombres de Israel abandonaron a David (desertaron) y siguieron a Seba, hijo de Bicri. Pero los hombres de Judá siguieron a su rey (David) firmemente desde el Jordán hasta Jerusalén» (v. 2). Entonces ahora tenemos un conflicto, una guerra civil.
Comenzando en el versículo 4, permítanme resumir la siguiente sección. Absalón ya no está y David ha ascendido a Amasa, (que ahora estaba en el lugar de Joab) y quien había sido el general de Absalón. Todos estos hombres están furiosos y exaltados. Entonces David envía a Amasa para reunir a los hombres de Judá.
En tres días, Amasa debe reunir las tropas y los enviará para detener esta rebelión de Seba. Pero Amasa tarda más de los tres días. David está impaciente y dice: «¡No podemos esperar más! ¡Hay que detener a Seba!» Y decide enviar a Abisai y a su hermano Joab, que había sido el general –depuesto– de David, y les dice: «¡Vayan por Seba! ¡Detengan esta rebelión y deténganla ahora!»
Entonces, mientras están en marcha, Amasa regresa e intenta unirse a ellos. Joab le dice: «Hola amigo. Es bueno tenerte con nosotros en el viaje». Pero él saca una espada y mata a Amasa allí en medio del camino, y tienen que arrojar su cuerpo al otro lado del camino.
Entonces tenemos este asesinato y luego estos dos hermanos, Joab y Abisai, junto con los hombres de David, que siguen persiguiendo a Seba, el objetivo. Así que todo el asunto de la muerte de Amasa, queda de lado. Y llegamos al versículo 14 del capítulo 20.
«Y pasó Seba (que es a quien estaban buscando y está provocando esta rebelión, esta insurrección, y se dirige hacia el norte) por todas las tribus de Israel hasta Abel Bet Maaca (una ciudad)… y todo Barim, quienes se reunieron y fueron también tras él».
Entonces estos que lo siguieron son sus parientes. Y se le añade la gente que está a su favor, la gente que lo quiere, la gente que quiere seguirlo, y van a esta ciudad que tiene un muro alrededor. Se refugian en esa ciudad pensando que estarán a salvo y tendrán un refugio allí.
Versículo 15: «Llegaron los de Joab y lo sitiaron en Abel Bet Maaca, y levantaron un terraplén contra la ciudad, y este estaba junto al baluarte. Todo el pueblo que iba con Joab se puso a socavar el muro para derribarlo».
Dijeron: «¡Vamos a derribar los muros de esta ciudad para poder matar a Seba!» ¿Y qué pasaría cuando derribaran los muros de esa ciudad? No era solo Seba quien iba a morir. Eran muchas otras personas que simplemente estaban allí ocupándose de sus propios asuntos cuando este rebelde llegó a la ciudad, ¡y ahora todos van a morir también! ¡Es una situación realmente tensa e intensa!
Y llegamos al versículo 16, y contrasta con todo el alboroto, todo el caos, todos los gritos de unos a otros. Y, por cierto, cuando pienso en esa escena, ¿no te recuerda el intercambio de opiniones que vemos por internet hoy en día? ¿No te recuerda nuestro entorno político dividido? ¿Y a veces nuestro ambiente eclesiástico dividido, en cualquier tema: sexismo, racismo?
Solo ves gente lanzándose púas y «granadas» entre sí. Si sigues algunas de estas cosas en Twitter o Facebook, puede ser tan agresivo, tan hostil. Y empiezas a pensar: «No sé qué creer; ¡No sé a quién creer! ¿Debería estar del lado de él? ¿Debería estar del lado de ellos?» Bueno, aquí vemos, en el versículo 16, en contraste, una mujer sabia en esta ciudad, que básicamente dice: «¡No voy a tomar partido! Pero quiero que se evite esta crisis, esta desgracia».
Con esto no quiero decir que no haya cosas buenas que defender o malas a las cuales oponerse, pero ahora todo está fuera de proporción. ¡El conflicto se ha intensificado y muchas personas podrían morir! Y esta mujer sabia dice: «No tiene por qué ser así. Es necesario hacer algo para evitar este desastre».
Dice el versículo 16: «Entonces una mujer sabia gritó desde la ciudad: “Oigan, oigan; ruego que digan a Joab: Venga acá para que hable con usted”» (v.16). Quiere hablar con Joab. Ella sabe que él es el líder. A él es que la gente está siguiendo, y ella sabe que todo lo que él diga, la gente lo hará.
«(Entonces) él se acercó a ella» (v. 17). ¿Por qué la escuchó? No lo sé, excepto que tenía que haber algo en su comportamiento, algo en su espíritu, algo en la forma en que hablaba que era diferente a la forma en que todos los demás se estaban gritando unos a otros.
Entonces aquí hay un conflicto intenso, pero me imagino a esta mujer… Me la imagino como una mujer pequeña, tranquila y sabia. Tal vez gritó desde el muro, no lo sé. Pero había algo en su manera que era diferente. Tal vez era el hecho de que se atrevió a subirse a la muralla de la ciudad mientras todos estos hombres tratan de derribar la muralla. Quizás Joab vio su coraje.
Vio algo que le hizo estar dispuesto a hablar con ella. Cuando las personas dejan de gritarse y gritarse, y se reúnen y se miran cara a cara y comienzan a hablar, ya sea en el matrimonio o en la iglesia o entre partidos políticos, o lo que sea, ¡se puede hacer algún progreso!
Sin duda, no se logrará ningún progreso mientras la gente se limite a gritar y gritar entre sí y derribar sus muros.
«Y la mujer (sabia) dijo: “¿Es usted Joab?”. “Yo soy”, respondió él. Entonces ella le dijo: “Escuche las palabras de su sierva”. “Escucho”, respondió Joab».
Quiero recalcar, ¡esto es extraordinario! ¡Este hombre escucha a esta mujer cuando no escucha a nadie más! Luego ella dijo en el versículo 18: «Antes acostumbraban decir: “Ellos ciertamente pedirán consejo en Abel”, y así terminaban la querella”». Lo que quería decir: «Este lugar ha sido escenario de algunos otros conflictos que se han resuelto. Ha sucedido antes. Tal vez podría volver a suceder».
Versículo 19: «Yo soy de las pacíficas y fieles en Israel...» Como diciendo, «no te odio. No soy tu enemiga». A veces es posible que tengas que decirle eso a un hijo o una hija, a un compañero: «¡No te odio! Yo no soy tu enemiga y tú no eres el enemigo. Hablemos. Déjame llamarte por tu nombre. Déjame decirte que soy una persona pacífica y fiel».
«Usted procura destruir una ciudad madreen Israel. (Hay familias que viven aquí, hay personas inocentes que van a ser destruidas en esta carnicería). ¿Por qué ha de destruir la heredad del Señor?» (v. 19).
Ella le habla de frente con valentía, y dice la verdad. Y ella le está diciendo: «¿Está tratando de destruir toda esta ciudad? ¡¿Por qué estás haciendo esto?!» Bueno, por supuesto que Joab no estaba tratando de destruir toda la ciudad. Simplemente no se había puesto a pensar en eso. «¡Si no detengo la forma en que estoy haciendo esto, terminaré destruyendo toda la ciudad!»
Vemos que ella le hizo preguntas y comentarios penetrantes para que él se detuviera y pensara en lo que estaba haciendo. Y propone una solución para preservar la paz. Ella hace un llamado que en realidad se basa en la Palabra de Dios, la ley de Dios.
Si vas al capítulo 20 de Deuteronomio (con el que ella y Joab habrían estado familiarizados), encontramos leyes para la guerra. Las leyes de Dios se dan para el bien y el florecimiento de Su pueblo. ¡Dios no quiere que las personas salgan y se golpeen la cabeza unos a otros!
Así que Deuteronomio 20:10, dice: «Cuando te acerques a una ciudad para pelear contra ella, primero le ofrecerás la paz». ¡Ésa era una de las leyes de Dios! Y entonces, de manera indirecta, hace referencia a: «Dios tiene formas de hacer esto. Hagámoslo a la manera de Dios y veamos si puede haber una solución que sea pacífica. ¡Veamos si podemos hacer esto sin que maten a todos!»
Así que la ley era que cuando se sitiara una ciudad (que es lo que Joab acababa de hacer con la ciudad de Abel), primero se ofrecía la paz. Ahora, ¿por qué era así? Porque Dios estaba preocupado por los habitantes de la ciudad, y quería que Su pueblo se preocupara. Dios es compasivo y misericordioso y quería que Su pueblo fuera compasivo. El objetivo es preservar la vida, no quitar vidas.
Y aquí tenemos una mujer sabia que ayuda a Joab a ver esto y a hacerlo… No es que él no lo supiera. Es solo que en el calor del momento había olvidado lo que realmente importaba. Ella razona con Joab desde una perspectiva piadosa y sabia, y lo ayuda a ver las cosas desde un punto de vista diferente. Ella le muestra que su estrategia tendrá consecuencias no deseadas.
Y asume: «Esto no es lo que usted realmente quiere hacer. Realmente no quiere matar a toda la gente en esta ciudad, ¿verdad?» Por supuesto, eso no era lo que se proponía hacer. Pero eso era exactamente lo que sucedería si atacaba a Seba de la forma en que lo estaba haciendo. Simplemente iba demasiado rápido, estaba demasiado enojado y estaba siendo impetuoso y extremista.
Ella le dice: «Vamos a tranquilizarnos un momento», y ejerce la diplomacia; ella usa miel en lugar de vinagre. Actualmente hay algo de diplomacia entre diferentes países de nuestro mundo. A veces funciona mejor en algunos casos que en otros. Esto no es como que siempre hay que ser dulce y cariñoso. La diplomacia a veces es directa y atrevida. El punto es que ¡se necesitó mucho coraje para que esta mujer hiciera esto! ¡Y funcionó!
Versículo 20: «Y Joab respondió: Lejos, lejos esté de mí que yo destruya o extermine». Se detuvo e hizo una pausa. A veces, en el fragor de una discusión, ¡si todo el mundo se detuviera y bajara el tono! Si bajaran el volumen, el tono de la descortesía, el tono de la retórica y simplemente hablaran con un poco más de calma, las personas se darían cuenta, «oh, ¡no quise decir eso! ¡No estaba tratando de matar a toda esta ciudad!»
«Lejos de mí que yo destruya o extermine! Este no es el caso». (Eso no es lo que quiero hacer). «Pero un hombre de la región montañosa de Efraín, llamado Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David. Solamente entréguenlo y yo me iré de la ciudad» (vv. 20-21). Ahora bien, ¿por qué Joab no dijo eso en primer lugar? ¿Por qué empezó a derribar las murallas de la ciudad?
No lo sabemos, pero eso es lo que a veces la gente hace cuando está molesta, cuando está enojada. Así que aquí tenemos una mujer sabia que dice: «Busquemos otra manera de lograr el objetivo y salvemos la ciudad».
«Y la mujer (ahora, aquí es donde esto se pone un poco loco) dijo a Joab: “Enseguida, su cabeza le será arrojada por encima del muro”. Entonces la mujer, con su sabiduría, fue a hablar a todo el pueblo» (v. 22).
¡Me encanta esto! Ella es una mujer sabia. Está tratando de evitar un desastre para su pueblo. Quizás tenía una familia que vivía allí y amigos. Ella tiene sabiduría. Incluso antes de esta crisis, aparentemente la gente que vivía con ella la conocía y sabía que ella era sabia. Sabían que era una mujer sensata, una mujer que no se exaltaba fácilmente, sino que era una mujer lúcida y ecuánime.
Debe haber sido respetada en esa ciudad. De lo contrario, ¿por qué la habrían escuchado? Recuerda, las cosas están realmente tensas ahora. Hay muchos gritos, disputas y peleas. Y en ese momento esta mujer va tal vez al ayuntamiento, tal vez a los ancianos del pueblo, habla con ellos y les habla con sabiduría.
La sabiduría es una actitud del corazón y una forma de ser que afecta la forma en que hablamos y la forma en que tomamos decisiones. Entonces su sabiduría venía desde adentro. Se expresa y se dirige a la gente de la ciudad. En su sabiduría les dice: «¡Miren! Si le entregamos a Seba, la ciudad se salvará y toda esta hostilidad se detendrá y Joab se retirará con sus tropas».
Y entonces (¡estas son las partes de la Escritura que no sabes cómo, a veces, enseñarle a tu hijo de cinco años!), «y ellos le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bicri, y se la arrojaron a Joab» ( v.22). Tengo que decir: «¡No intentes esto en casa!» ¡Esto es extremo, sin duda!
Pero recuerda el panorama general aquí. Nuevamente, esto no se recomienda en la era de la gracia en la que vivimos. Seba era un hombre malvado e indigno (ya nos han dicho eso). Se había propuesto oponerse al hombre designado por Dios para ser rey, y así al final recibió la justicia que merecía. Pero también al final, se salvaron vidas inocentes debido a la sabiduría de esta mujer.
«Él, pues, tocó la trompeta y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Joab también regresó al rey en Jerusalén» (v. 22). Ahora este es el final de este relato, como lo tenemos en las Escrituras, pero quiero tomar los últimos momentos aquí para reflexionar sobre esta mujer y su sabiduría y cómo podemos usar ese mismo tipo de sabiduría.
Frente a su sabiduría, Joab se detuvo, el enfrentamiento terminó, se evitó la guerra y se salvaron vidas inocentes en ambos lados. Esta es una mujer que supo aplicar su sabiduría a problemas de la vida real, a crisis de la vida real. Escucha, la sabiduría no es simplemente sentarte en tu estudio en casa y tener tu tiempo devocional. ¡Eso es genial! ¡Hazlo! ¡Lee tu Biblia, ora!
Pero la sabiduría se usa cuando te sumerges en la vida cotidiana y todo se va a incendiar a tu alrededor. La gente lanza granadas y púas, se crean divisiones y hay tensiones. Es como cuando entras en tu oficina o en el lugar donde trabajas o en tu escuela o en tu salón de clases o en tu matrimonio o en una conversación con tu hijo.
Es cuando la gente se grita y se grita. Ese es el tono de hoy. Es ruidoso, es descortés. No importa si eres conservadora o liberal o en cualquier tema, la gente se grita y se grita entre sí. ¡Solo creo que algunas mujeres sabias realmente podrían marcar la diferencia! Creo que las mujeres sabias podrían marcar la diferencia en el internet, que está en llamas la mayor parte del tiempo.
Pero tienes que estar dispuesta a salir a las circunstancias y situaciones de la vida real en el fragor del momento y ejercitar la sabiduría. Di lo que es sabio, toma el camino sabio: en tu familia, en tu lugar de trabajo, en los problemas que enfrentas. Aquí vemos a una mujer valiente. Ella arriesgó su vida para intervenir, para interceder a favor de su pueblo.
Hay vidas a tu alrededor que van a ser destruidas. Hay matrimonios que se van a desmoronar. Hay iglesias que se van a dividir. Hay lugares de trabajo, y lugares en el mundo donde se están gestando quizás guerras civiles. No estoy diciendo que los problemas no importan o que no necesitan ser abordados, ¡sino que deben ser abordados por hombres y mujeres inteligentes y sabios!
Solemos pensar que quien grite más fuerte, quien tenga más fuerza, ganará. No necesariamente. Tal vez a corto plazo, pero a veces es la voz quieta y sabia de alguien que no tiene ninguna fuerza, que es débil, no tiene ningún poder extraordinario pero tiene sabiduría, quien realmente gana el día.
Indudablemente había hombres capaces en Abel, pero aquí tenemos a una mujer que, por la razón que fuera, estuvo a la altura del desafío. Ella usó ingenio, usó habilidades relacionales interpersonales. Necesitamos todo eso en medio de los conflictos, ¿no es así?
Algunas de ustedes necesitan esto ahora mismo en su matrimonio. Necesitas que Dios te haga una mujer sabia que te ayude a calmar una situación que está a punto de estallar. ¿Cómo puedes ser sabia?
Pero aquí tenemos también una mujer que no tuvo miedo de tomar medidas drásticas cuando fue necesario. Ella es una mujer de sabiduría, acción y coraje. Y, por cierto, esas no son solo cualidades masculinas, son cualidades piadosas.
Al mismo tiempo, ella alentó a los hombres a ser hombres, a ser verdaderos hombres, no solo hombres que se vuelan la cabeza unos a otros. Ella quería que ellos también fueran sabios. Y entonces, ves el contraste entre Joab y Seba y estos hombres impetuosos… y esta mujer sabia. Esto también nos da una idea de las crisis que enfrentamos.
He estado pensando en algunos versículos del Antiguo Testamento que ilustran la diferencia entre estos dos tipos de personas. Proverbios 16:32 dice: «Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad». Esto se aplica aquí, ¿no? Aquí hay una mujer que demostró ser más poderosa que Joab o Seba.
Ellos podían utilizar su poderío militar para derribar los muros de la ciudad o derrocar al gobierno. Pero aquí, a través de su sabiduría, esta mujer mantuvo a raya a un ejército. ¡Se evitó la guerra y se salvó la ciudad!
Proverbios 15: 1: «La suave respuesta aparta el furor, pero la palabra hiriente hace subir la ira».
Versículo 18 de Proverbios 15: «El hombre irascible provoca riñas (¡lo hemos visto mucho en este capítulo!), pero el lento para la ira apacigua pleitos». Puede ser un hombre o una mujer; ¡eso es sabiduría!
Proverbios 14, versículo 29: «El lento para la ira tiene gran prudencia, pero el que es irascible ensalza la necedad».
¿Cuál eres tú en medio de los conflictos? ¿Tienes un temperamento irascible o eres lenta para la ira? Por cierto, ves mucho de ese temperamento irascible, de nuevo, lo he dicho, pero lo seguiré diciendo, en internet. La gente simplemente lanza comentarios llenos de ira y enojo, ¡provenientes de cristianos! Escucha: «(El que) tiene un temperamento irascible ensalza la necedad».
Proverbios 18: 6: «Los labios del necio provocan riña, y su boca llama a los golpes».
Proverbios 29:22: «El hombre lleno de ira provoca rencillas, y el hombre violento abunda en transgresiones».
Eclesiastés 10, versículo 4: «Si la ira del gobernante se levanta contra ti, no abandones tu puesto, porque la serenidad suaviza grandes ofensas». ¿No es eso lo que acabamos de ver en esta historia?
Quizás la mejor parte de la sabiduría en tu matrimonio, o en tu lugar de trabajo o en ese conflicto en tu iglesia, no es ponerte de pie y ser una de las personas que grita. Quizás sea ser una de las pocas personas quietas y serenas. Eso hace una diferencia.
Y luego Santiago 1:19: «Que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios».
¿No es ese el objetivo de todo conflicto, ver prevalecer la justicia de Dios? No es «mi manera versus la tuya». No es quién gana, o no; ¿o cómo nos deshacemos de este enemigo?» Es ¿cómo exaltamos a Cristo? ¿Cómo conseguimos que prevalezcan Su justicia y Su sabiduría?
Entonces… ¿cómo podemos convertirnos en mujeres sabias?
Bueno, las Escrituras nos dicen que la sabiduría viene de Dios. La salvación viene del Señor, no de ejércitos poderosos, no por la fuerza, no por la ira. La sabiduría y la salvación vienen del Señor. Y permíteme recordarte que la sabiduría no es necesariamente igual a educación avanzada o escolaridad. No es necesario tener un doctorado para ser sabia.
Si tienes un doctorado, puede que seas sabia, pero puede que no lo seas. No requiere genios. Podrías ser brillante pero no sabia. Ni siquiera requiere excelentes dones y habilidades naturales. La sabiduría es un don del Espíritu, es un regalo del Señor que a veces da a personas sencillas y débiles que no esperarías que fueran las que Dios usaría.
La sabiduría es ser humilde, es ser enseñable, es caminar y vivir en el temor del Señor. Y luego en Santiago 3:14 –Santiago tiene mucho que decir sobre la sabiduría– leemos que la sabiduría que no viene de arriba es aquella que tiene amargura y celos y tiene ambición egoísta. Esa no es la sabiduría que viene de arriba.
Ese tipo de sabiduría es «…terrenal, no espiritual, diabólica. Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala» (vv. 15-16). ¿No es eso lo que vemos con frecuencia a nuestro alrededor hoy?
«Pero la sabiduría de lo alto», la sabiduría de Dios, la sabiduría que queremos tener, «es primero pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía». ¡Ese es el tipo de sabiduría que queremos tener! «Y la semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz» (vv. 17-18). Paz, justicia y sabiduría: ¡van juntas!
Así que esta mujer sabia de Abel, sin nombre (para nosotras) demostró, en última instancia, ser parte del gran plan de la historia de la redención, que va desde David hasta Cristo, el Hijo mayor de David, ¡y más allá! Dios usa mujeres y hombres sabios de manera significativa en la historia de la redención.
Si te enfrentas a un conflicto tenso en tu entorno, en el trabajo, en tu hogar, en tu iglesia, no te unas a un lado o al otro. Pregúntale a Dios cómo puede usarte para traer sabiduría piadosa a esa situación.
Señor haznos mujeres sabias, te lo ruego, para Tu gloria. ¡Amén!
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado compartiendo sabiduría de la Palabra de Dios con nosotras, basada en el capítulo 20 de 2 Samuel. Esta breve serie se titula, La sabia mujer de Abel. Encuentra tanto los audios como las transcripciones de estos programas en AvivaNuestrosCorazones.com.
Puedes encontrar un montón de libros y mensajes que prometen ayudarte a ser una mejor persona y traer plenitud a tu vida, pero ningún intento hará una diferencia sin el poder del Espíritu de Dios. Nancy hablará más acerca de esto en nuestra próxima serie, así que asegúrate de acompañarnos.
Llamándote a descubrir y abrazar el diseño y la misión de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Ezequiel capítulos 18 al 20.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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