Manso y humilde, día 1
Dannah Gresh: Hoy, Dane Ortlund nos recuerda que cuando pecamos, ¡es importante recordar que Dios no es mezquino con Su gracia y misericordia!
Dane Ortlund: Él no escatima en cuanto a la misericordia. Sin embargo, Él tiene cuidado en cómo repartirla. ¡Él es abundantemente rico en misericordia!
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Se han escrito una gran cantidad de libros sobre el tema de la santidad y la justicia de Dios; de hecho, yo misma escribí un libro acerca de la santidad de Dios. Y es muy importante que nosotras tengamos, dentro de lo posible, una comprensión de ese concepto. ¡Es muy cierto que Dios es santo, santo, santo! Pero pienso que algunas veces olvidamos que Dios tiene también un corazón tierno, compasivo y bondadoso hacia nosotras.
A medida que pensábamos en la bondad …
Dannah Gresh: Hoy, Dane Ortlund nos recuerda que cuando pecamos, ¡es importante recordar que Dios no es mezquino con Su gracia y misericordia!
Dane Ortlund: Él no escatima en cuanto a la misericordia. Sin embargo, Él tiene cuidado en cómo repartirla. ¡Él es abundantemente rico en misericordia!
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Se han escrito una gran cantidad de libros sobre el tema de la santidad y la justicia de Dios; de hecho, yo misma escribí un libro acerca de la santidad de Dios. Y es muy importante que nosotras tengamos, dentro de lo posible, una comprensión de ese concepto. ¡Es muy cierto que Dios es santo, santo, santo! Pero pienso que algunas veces olvidamos que Dios tiene también un corazón tierno, compasivo y bondadoso hacia nosotras.
A medida que pensábamos en la bondad de Dios, supe que íbamos a querer conversar con el autor de un libro que leí en el 2020 y que me impactó profundamente, a mí y a cientos de miles de personas también.
Lo tengo en mis manos, su autor es Dane Ortlund. Se titula: Manso y Humilde:El corazón de Cristo para los pecadoresy heridos. Ahora, eso somos todos nosotros, ¿no es cierto? Todos somos pecadores, y todos sufrimos. Pecamos y sufrimos los efectos del pecado en este mundo.
Dane Ortlund ha escrito este poderoso libro que explora el corazón de Jesús, tal y como se revela en las Escrituras, hacia los que sufren y los que pecan. Y mientras leía este libro a principios de 2020, me encontré subrayando oración tras oración, frase tras frase, escribiendo en los márgenes diciendo: «¡Sí! ¡Amén!»
El libro escrito por Dane es una hermosa expresión del corazón de Jesús hacia los que pecan y los que sufren. ¡Todas necesitamos y tenemos ese corazón! Así que, tanto si eres una de las muchas que ya ha leído el libro, o eres de aquellas que acaba de oír hablar de él por primera vez, quiero animarte a que abras tu corazón hoy mientras escuchamos a su autor hablar acerca del corazón de Jesús.
Dane es pastor en los suburbios de Chicago. Está casado con Stacey, y son padres de cinco hijos. Recientemente, Dannah Gresh, se sentó con Dane para hablar sobre lo que significa que Jesús es manso y humilde, y por qué esto es tan importante para cada una de nosotras.
Señor, te pido que abras nuestros oídos, que abras nuestros corazones. Pienso en aquella oyente que está conduciendo en una autopista en este momento, o alguien que ha tenido una conversación difícil con un hijo pródigo, o alguien que tal vez acaba de recibir la noticia de que ha perdido su trabajo o que ha caído de nuevo en la misma tentación…¡y simplemente están agotadas! Están tristes; tienen el corazón cargado y pesado ¡están cansadas de luchar!
Oh Señor, te pido que en estos próximos momentos infundas gracia fresca, vida y esperanza en cada uno de los corazones de nuestras oyentes, así como solo Tú puedes hacerlo. Oro en el nombre de Jesús, ¡el Amigo de los pecadores! Amén.
Ahora, escuchemos a Dannah Gresh mientras habla con Dane Ortlund.
Dannah: ¡Estoy encantada de poder conversar contigo Dane! Sabes, tengo una amiga muy cercana que realmente ha pasado los últimos cinco años luchando con una terrible adicción al pecado. Y en el transcurso de eso también han pecado contra ella.
No estoy segura de por qué sucede esto, pero tengo que decir que me rompe el corazón. ¡Algunas personas en el cuerpo de Cristo realmente son bastante «alérgicas» a los pecadores! Cuando tenemos a alguien en nuestro redil que es complicado, este puede experimentar lo mismo que mi amiga: el rechazo de la iglesia.
Mientras la veía aferrarse a su fe, un día le pregunté, «¿qué fue lo que te ayudó?» (Porque sucede que también tengo otra amiga en una situación muy similar). ¿Sabes lo que me dijo? «Lo que me ayudó fue meditar en la bondad de Cristo».
Y entonces me dijo «¡este libro realmente me ayudó!» Y me dijo, «lee Manso y Humilde. El autor es Dane Ortlund». Así que, ¡lo hice! Y quiero que sepas que aunque no estoy en esa misma posición de pecado contínuo y adictivo –no estoy en un lugar de esclavitud y no estoy experimentando ningún rechazo de la iglesia– ¡pero no me imaginaba cuánto necesitaba este mensaje!
No me había dado cuenta de que había perdido el contacto con la bondad y la mansedumbre de Cristo. Así que tu libro, Dane, ha sido un bálsamo sanador para mí que ni siquiera sabía que necesitaba. Estoy muy emocionada de invitar a nuestras hermanas de Aviva Nuestros Corazones a compartir mi experiencia en las páginas de Manso y Humilde. ¡Así que vamos a sumergirnos en ello!
Dane: ¡Suena bien! Gracias, Dannah.
Dannah: Basas todo tu libro en Mateo 11:29; y tengo que preguntar, ¿qué te llevó a ese pasaje de la Escritura?
Dane: Bueno, es el único pasaje donde Jesús nos dice cómo es Su corazón, lo cual es sorprendente en sí mismo. Es el único lugar donde Jesús nos muestra Su corazón a través de dos adjetivos que Él introduce allí. Yo no me había imaginado que los adjetivos que describen Su corazón serían los que, de hecho, encontramos allí.
Mientras leía a antiguos teólogos ya fallecidos, llamaban mi atención hacia este pasaje. Y pensé, «¡huh! ¡Ese único versículo es digno de un libro! ¡Vale una vida completa de libros y reflexiones!» Así que quería sumergirme profundamente en esto.
Dannah: Bueno, leamos Mateo 11:28-30. De hecho, vamos a leerlo completo, y profundizaremos en esos dos adjetivos que acabas de decir que Jesús usó para describirse a Sí mismo.
¿Estás sentada en el borde de tu asiento? ¡Porque vas a querer saber lo que Jesús usó para describirse a Sí mismo! Dane, ¿podrías leer el pasaje para nosotras?
Dane:«Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón y hallarán descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera».
Dannah: Es un pasaje con el que muchas estamos familiarizadas, y hoy profundizaremos en él. Así como has dicho, Dane, Jesús usa dos palabras para describirse a Sí mismo. ¿Cuáles son esas dos palabras?
Dane: Bueno, «manso» y «humilde», y esto es ¡verdaderamente asombroso! Esperaríamos que Él dijera algo como «Yo soy exaltado y digno», o «Yo soy poderoso» «Yo soy amoroso y lleno de gracia». Quiero decir, en realidad podríamos elegir muchas otras cosas que son también ciertas sobre Él. Pero cuando Él está hablando de Su propio corazón, aparentemente Él quiere que sintamos el peso de que… Él se pone a nuestro nivel, con nosotros, en total accesibilidad.
Y eso es tan profundo, ¿no es así Dannah? ¡Porque no lo creo! ¡Me levanto de mi cama cada mañana resistiendo profundamente eso! Así es que nosotros debemos poner nuestros corazones… Uno de mis ancianos diría, «¡necesitamos poner nuestros corazones en la olla de cocción lenta, no en el microondas, para meditar en un texto como ese toda nuestra vida!»
Dannah: Me encanta eso, es hermoso. Bien, vamos a «entrar en la olla de cocción lenta». Vamos a tomar estas dos palabras y desempacarlas. He leído versículos anteriormente donde creo que entiendo su significado y no es así.
Así que, «Soy manso». ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo eso?
Dane: Significa que Él es tierno. Significa que Él no nos trata como lo hicieron muchos de nuestros padres. Significa que no es un instructor, un entrenador de vida por encima de la media o un orador inspiracional. No está dando charlas de motivación. Él no nos trata bruscamente. Él no nos manipula, Él es manso con nosotros.
En otras palabras, sin comprometer ni un poco Su santidad, Su divinidad, Él es sumamente amable con nosotros. Es como cuando hablo con un niño de cuatro años en nuestra iglesia, quien muchas veces viene hacia mí. Muchas veces me pongo de rodillas o al menos me inclino y me pongo a su altura, y eso no compromete de ninguna manera mi adultez. Es colocarme a su nivel para poder relacionarnos y hacerle sentir que es escuchado, amado y tomado en cuenta.
Así que cuando Jesús dice que Él es manso, Él nos está diciendo, «nunca te trataré con rudeza». Ese es Su corazón.
Dannah: ¡Qué hermoso pensamiento! Sabes, tuve escalofríos cuando te escuché decir que «Jesús no nos va a tratar como nuestros padres lo hicieron». Hay personas que realmente necesitaban escuchar esto hoy, porque ciertamente podemos quedarnos atascados tratando de entender a Dios –especialmente como Padre– cuando no hemos sido tratadas con amor o gentileza por nuestra madre o nuestro padre.
Así que, manso, Él es manso. Él nos va a tratar de una manera que tal vez otros no fueron capaces de hacerlo porque no fueron tratados gentilmente. ¿Cierto?
Dane: Así es.
Dannah: ¿Qué significa cuando Él dice: «Yo soy humilde»?
Dane: Significa que Él no es un político y que no tenemos que atravesar anillos de seguridad para llegar a Él. Él está a nuestro alcance, por así decirlo. Él está muy arriba y muy abajo. Es natural e intuitivo para nosotros pensar: «¡Cristo, el gran, glorioso y divino del capítulo 1 de Apocalipsis; Cristo, quien está reinando en los cielos, quien va a regresar un día con una espada de dos filos saliendo de Su boca!»
De acuerdo, creemos eso, es algo que nos resulta bastante lógico. ¡Por supuesto, Él es así! Pero, ¿Él también es humilde? En realidad, esa es la palabra usada en el Nuevo Testamento, «humilde». ¿De qué tiene Cristo que ser humilde?
Bueno, el punto es simplemente que Él no tiene problema con esto, Él no está renuente a bajar a nuestro nivel. No es como si estuviéramos llamando a Jesucristo, y nos pusiera en lista de espera. No es como si tuviéramos que tomar un ticket, como en la sección de carnes en el supermercado, y esperar a que cinco o diez personas pasen primero.
Él siempre está presente, accesible, disponible y receptivo a nosotros. Eso es lo que significa que «Él es humilde». Y nuevamente, esto desafía nuestras ideas. Este es un Cristo que todos nos resistimos profundamente a creer que existe.
Dannah: ¿Por qué? ¿Por qué nos resistimos a esto? Es decir, eso es lo que realmente queremos, ¿no es así? Pero tienes razón cuando dices que lo resistimos.
Dane: Es así, y no lo sé. Es decir, ¡somos pecadores, somos raros! Me incluyo en eso. Aquí tengo mi Biblia delante de mí mientras hablamos. Una forma de entender la vida cristiana como yo la entiendo –sé que ustedes también, en Aviva Nuestros Corazones– es como un viaje de por vida, dejando que este Libro, de tapa a tapa, me repare, me corrija, me cambie y arregle mi mala teología.
Mi mala teología puede que no solo no tenga una buena comprensión, digamos, de la soberanía de Dios por ejemplo. También puede ser mala teología el hecho de que no crea realmente que Jesús es humilde y manso de corazón. ¡Así que necesito que este Libro me repare!
Y no sé, quizás es algo muy arraigado en nosotros, como mencionaste anteriormente Dannah, ya sea por la forma en que un padre o una madre nos trataron. Tal vez sea por la forma en que un jefe, un empleador, un amigo nos ha tratado. No lo sé. Pero es como si estuviéramos endurecidos y reacios a pensar en un Cristo accesible, manso y humilde.
Algo que con certeza hizo la caída, en Génesis 3, es que arraigó en nuestras mentes pensamientos oscuros de Dios y de Cristo que solo se desentierran a lo largo de toda una vida en las Escrituras.
Dannah: Sí, puedo identificarme con eso. En mis días buenos…me gustaría pensar que tengo una dulce relación con Jesús y que experimento esa mansedumbre, esa humildad, en algún grado.
Pero los días en que soy más pecadora, que son muchos –y debo añadir, no es que tenga días libres de pecado– muchos de ellos, al menos de los que soy consciente; pero en esos días entro en esa mentalidad de piloto automático. Es muy fácil para mí ver a un Jesús castigador, un Jesús enojado, un Jesús decepcionado. Tal vez decepcionado sería la palabra que más vería en ese día.
Es como si cuando peco, se quemara ese fusible en mi espíritu. Acabas de usar la palabra «oscuridad», las luces se apagan. No puedo ver cuando peco, y tengo que intencionalmente encender el interruptor para recordar a Jesus, que es bueno, manso y humilde.
Yo tengo que decirme a mí misma que Él me ama, incluso allí, incluso hoy, aún en medio de este pecado. ¿Crees que soy la única que se siente de esa manera en los días que he caído más en mi pecado? Entro en modo de piloto automático, imaginando al Jesús más crítico, que juzga, señalando con su dedo, que a veces ni siquiera creo que existe, pero ahí es donde voy en esos momentos.
Dane: Por supuesto, todos lo hacemos. Lo que dices se dirige a mi propio corazón, a mi vida Dannah, y a la de todos nosotros. Estamos ahí contigo. Podemos ser creyentes y haber estado caminando con el Señor por décadas; permanece natural en nosotros creer que Dios nos ama, que Cristo nos ama, que Él nos perdonó, que somos suyos, ¡pero a veces sentimos como si nos estuviera tolerando!
Es una sonrisa benigna, pero sabes que cuando estamos pecando, pensamos que Su abrazo se enfría un poco, que Él nos suelta un poco. Y los puritanos me convencieron desde las páginas de la Escritura, que realmente –¡maravilla de maravillas!– ¡es en mis lugares más oscuros de vergüenza, remordimiento y angustia donde el corazón de Cristo se acerca con más fuerza!
Al mirar las páginas de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, en los evangelios, vemos por sus acciones que eso es lo que Él es. Eso lo llevaba a hacerlo una y otra vez, todo el tiempo. Pero entonces, de alguna manera, lo alejamos de nuestras propias vidas.
Este es un Cristo a quien puedo disfrutar al seguirlo, siendo Su discípulo, aunque sea cuando más tropiezos tenga. ¡Él está más cerca y con Él Su corazón!
Dannah: Bueno, si acabas de conocer por primera vez a Dane Ortlund, debes saber que él ¡ama a los puritanos!! No sé cómo enfatizarlo. Eres como un fanático de los puritanos, Dane. Si lees su libro, lo entenderás.
Pero tengo que decirte, que cuando lo estaba leyendo, ¡estaba impactada! Porque tengo la imagen de que los puritanos eran una especie de jueces. Me sorprendió que al leer sus obras a fondo, ellos tenían una comprensión de la mansedumbre y la humildad de Jesús de una manera que nosotros realmente hemos pasado por alto.
Dane: Oh sí, ellos ciertamente la tenían. Ellos miraban con mucha seriedad el pecado y no es de gratis ese estereotipo o caricatura de ellos. Pero los mejores de los puritanos entendieron cómo tener en una mano las Escrituras y en la otra nuestros caídos y temerosos corazones humanos, y poder conectar ambos.
Sus libros y sermones están construyendo puentes entre los dos para dar oxígeno y vida y calmar nuestros frenéticos y pecaminosos corazones. Sabían cómo hacerlo de esa manera, y esto se debía a su teología ortodoxa. No comprometían nada. No es que estuvieran enfatizando el amor y la misericordia de Dios a expensas de Su santidad y justicia. No, eran ambas cosas.
Pero ellos sencillamente presionaron muy fuerte en ambas direcciones. Creo que hemos descuidado un lado de eso –el lado del amor, la misericordia y la gracia que nos dan los puritanos, y especialmente el corazón de Dios y de Cristo que se manifiesta en muchos de ellos.
Dannah: Bueno, hablemos de ese lado amor-misericordia. Me encanta cómo casi hiciste de eso una sola palabra. Probablemente hay un mensaje allí para mi corazón. Hablemos de la misericordia ya que en esos días, creo, cuando somos más pecadores, nos cuesta relacionarnos con ese Jesús manso y humilde. Así que háblame de la misericordia de Cristo.
Dane: Pues bien, la misericordia es lo que brota naturalmente de Dios y de Cristo cuando hemos pecado, cuando nosotros, Su pueblo, hemos pecado. ¡Dios es amor todo el tiempo para con Su pueblo! La misericordia es algo más ocasional, que viene a nosotros cuando la necesitamos.
Por eso la Escritura habla de que Dios es «rico en misericordia» en Efesios 2 (v. 4). Eso merece toda una vida de reflexión. Él no escatima en cuanto a la misericordia. Sin embargo, Él tiene cuidado en cómo repartirla. ¡Él es abundantemente rico en misericordia! ¡Es como si fuera un multimillonario en la moneda de la misericordia! Y le encanta que hagamos retiros de esa gran fortuna suya.
En realidad, la lógica del Nuevo Testamento es, por ejemplo al final de Romanos 5, final de Romanos 6, cuando hacemos retiros de Su fortuna, ¡crece! No se reduce: «…donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia» (ver Rom. 5:20) ¡Así que eso es profundamente consolador para mi vida diaria que está necesitada de misericordia!
Dannah: De acuerdo, eso es profundamente consolador para mí, pero déjame hacer una pregunta contraria. Estás diciendo que Él ama cuando hacemos un retiro de las riquezas de Su misericordia, pero ¿no significa eso que tenemos que pecar para hacer un retiro de las riquezas de Su misericordia?
A Dios no le gusta que pequemos, así que ayúdame. Puede que haya gente escuchando que diga: «¡Cuidado, Dane! Estás caminando sobre un terreno frágil». ¿Qué les dirías?
Dane: Yo diría que no me gusta que mis hijos pequen y que se equivoquen. No quiero eso para ellos, ese no es mi corazón. Pero cuando lo hacen, de alguna manera mi corazón se compadece por ellos, de una manera que no lo haría si no estuvieran en alguna dificultad. Es así de simple.
Entendemos esto como padres. Entendemos la forma en que podemos mirar a un ser querido. Cuando se están ensuciando, hay una manera en la que nuestro corazón se compadece de ellos de una forma diferente. Así que es así de simple.
No quiero decir –no quiero nunca comunicar o que me escuchen decir– que Dios se complace cuando pecamos o que se regocija de alguna manera. ¡No! Definitivamente debemos honrar y obedecer al Señor, y hacerlo con todas nuestras fuerzas, por Su gracia, para Su gloria.
Pero Su corazón es atraído hacia…yo quiero decir, Dannah, que nosotros no tenemos que preocuparnos por, «oh, bueno, ¿necesito ir y pecar más para poder ver Su corazón?» No. Vamos a pecar, ¡ese no es el problema! Lo haremos. Vamos a tratar de no hacerlo, vamos a tratar de no pecar. Pero lo haremos, y cuando lo hagamos ¡podemos ser alentados! Su corazón se acerca a nosotros.
Dannah: Sí. Tuve muchos años en los que no creía que esas riquezas –esa misericordia– fueran para mí. Ahora, vine a conocer al Señor cuando era una niña, una niña muy pequeña, pero en mis años de adolescencia…no diría que me aparté mucho de Cristo, pero tomé algunas decisiones realmente malas y rompí mi corazón con algunas elecciones pecaminosas.
Fueron realmente unos diez años en los que tuve esta mentira en mi interior de que la misericordia de Cristo era adecuada para ti y para ella y para él y para todos los demás, pero no era suficiente para el pecado y los secretos de mi corazón.
Fue entender esta misericordia, este concepto de las riquezas de Su misericordia, y estudiar las cartas a la iglesia de Corinto… De hecho, en 2 Corintios 1:3 se llama a Dios «Padre de misericordias y Dios de toda consolación».
Ese versículo y los que lo rodean se convirtieron en el bálsamo sanador para mi corazón, para atreverme a creer: «¡Oh, sí, esa rica fuente de misericordia, es para mí!» ¡Él es el Padre de misericordias!
Dane: ¡Amén! Hay una determinada audacia santa y correcta que tienen los cristianos sanos, para poder sentirse perdonados. No estoy sugiriendo ni por un momento un compromiso moral, sino simplemente permitir que nuestros corazones se sientan lavados, limpios.
El problema para nosotros los creyentes, el problema para la iglesia, el problema para cualquier ser humano no es, ¿tienen demasiado pecado? ¿Tienen demasiada necesidad de misericordia? El problema es, ¿verán su necesidad de misericordia? Nuestro problema es cuando no abrimos los conductos de ventilación de nuestro corazón para dejarlo entrar, cuando creemos que podemos llegar al diez por ciento del camino o a la mitad por nosotros mismos.
Pero cuando nos abrimos a ello, eso no es un problema para Él. ¡Eso es todo lo que Él necesita para trabajar!
Dannah: Dos cosas vienen a mi mente cuando dices eso de «abrir tu corazón». Una de las razones por las que no lo hacemos es porque realmente no somos conscientes de nuestra naturaleza pecaminosa. Estamos creyendo mentiras de que «tal y tal cosa no es un pecado», o que, «Dios no tiene control de esa parte de mi vida». Esa es una de las razones por las que no abrimos nuestros corazones al torrente de Su misericordia.
Pero la razón por la que no abrí mi corazón al torrente de Su misericordia fue la vergüenza. Me sentía muy avergonzada por mis elecciones y mis decisiones. Lo que sucedía durante ese tiempo es que, en lugar de creer que Dios es el Padre de toda misericordia, estaba experimentando lo que otro libro de la Biblia nos dice, que Satanás es el padre de la mentira (ver Juan 8:44).
Y yo estaba creyendo: «¡Dios nunca podría usarte, porque mira lo que has hecho!» Estaba creyendo: «La misericordia de Dios es lo suficientemente grande para otra persona, ¡pero nunca podrá serlo para ti y para limpiar tu desastre!» «Sí, estoy perdonada, pero probablemente nunca me sentiré íntegra». Estaba creyendo este tipo de mentiras. Por esa razón, no me estaba abriendo a ese torrente de gracia para recibir las riquezas.
¿Qué le dirías a una mujer que dice: «¡Oh, me identifico con eso! ¡Estoy ahí ahora mismo! Sé en mi cabeza que estoy perdonada; ¡pero no puedo sentirlo!» ¿Qué consejo le darías a una mujer que está experimentando eso?
Dane: Bueno, las angustias gemelas del corazón humano son la culpa y la vergüenza. La culpa se refiere a lo que hemos hecho. La vergüenza es más profunda, tiene que ver con lo que somos. Cada uno de nosotros tiene su propio recorrido y hemos hecho diferentes tonterías. Pero, en cierto modo, puede ser más difícil darle un baño del evangelio a la vergüenza que a la culpa.
La culpa es más objetiva. La vergüenza es más subjetiva. La culpa es más blanco y negro; la vergüenza es como una niebla gris, un pantano por el que caminamos. La doble gloria del evangelio cristiano es que somos: sí, por un lado, justificados, y toda nuestra culpa es erradicada de una vez por todas, pero también, somos redignificados.
Esta es en realidad la doctrina de la glorificación en el Nuevo Testamento: se nos devuelve nuestra dignidad. Se me devuelve a «¡Dane!», se me devuelve, en Cristo, el Dane que estaba destinado a ser, aún no perfectamente, pero sí verdaderamente. Y no hay vuelta atrás.
Eso es cierto para cada mujer que escucha y siente cuando se despierta a las 3 de la mañana en la oscuridad y vuelve a escuchar en su cabeza la cinta de algo que sucedió hace veinticinco años y está tan afligida por la vergüenza, que es como una manta sobre ella.
Ella puede aferrarse a la verdad del evangelio en las Escrituras de que en Jesucristo, al estar unidos a Él, se nos devuelve nuestra plena dignidad. Esta hermana puede mantener la frente en alto y caminar a través de este mundo caído, no se basa en que compense lo que hizo en el pasado o lo que le hicieron en el pasado, sino por lo que Jesús dice de ella. Ella es hija de Dios, y es la hermana menor de Jesús. Su destino y Su gloria ahora la definen. Se le ha dado esa túnica blanca que no se puede ensuciar. Así que ¡esta es una verdad profundamente reconfortante del evangelio!
Dannah: ¡Es tan reconfortante! Sabes, estás derramando un bálsamo en nuestros corazones, en mi corazón, en el corazón de las hermanas que escuchan hoy. ¡Es una gracia!
Muchas veces en la iglesia vemos personas que han estado sirviendo. Han sido maestros de escuela dominical, han estado en comités. Y de repente descubrimos, «¡oh, hay un secreto!» Son pecadores, y están quebrantados.
Y en lugar de responder con amabilidad, mansedumbre y humildad… Porque si se conocieran nuestros pecados…a veces tendemos a responder con distanciamiento. ¡El pecado es complicado! La misericordia es complicada. ¡La gracia es difícil de entender!
Y a veces nosotros mismos cuando pasamos por situaciones similares, necesitamos eso. Creo que es una gran bondad ir más allá y ser manso y humilde y tener el corazón de Cristo.
De hecho, Mateo 11:28 y 30, hace referencia a la misericordia de Cristo. Háblanos de eso, porque es realmente revelador cuando recibimos esta misericordia de Cristo y nos damos cuenta de que Él nos invita no solo a ser completamente sanados, sino a la labor de pasar esa sanidad a otros.
¡Eso es lo que me sorprende cada día cuando despierto! Me digo: «¡Guau, Jesús! ¡No solo me has sanado a mí, sino que ahora me usas para sanar a otras mujeres! ¡Guau!» Así que llévanos de vuelta a la bondad de Cristo.
Dane: Sí, la bondad de Jesús no se encuentra en un callejón sin salida; nos encontramos en las intersecciones por donde esta pasa. Solo haremos eso en la medida en que disfrutemos de Su bondad en nuestras propias vidas.
Y como bien acabas de decir, Dannah: «Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí» ¿Por qué? «Yo soy manso y humilde de corazón», esa es la razón central, ese es el ancla…bien, «hallarán descanso para sus almas». ¿Y por qué es eso? «Porque mi yugo es fácil, y mi carga ligera» (Mat. 11:29).
«Fácil» está bien como traducción, pero es la palabra que en otras partes del Nuevo Testamento se traduce como «amable». «Mi yugo es amable». Puede que no sea fácil. No es fácil en el sentido de poner el control de velocidad y pasar por la vida robóticamente, mecánicamente. Oh, no.
Tomamos este manto sobre nosotros, pero el manto que está puesto sobre nosotros es en realidad una exaltación. Tomamos este mandato sobre nosotros, pero este mandato es en realidad de liberación para nosotros. Es un yugo de bondad. Un yugo es una cosa grande y pesada que se pone sobre ti y que tienes que arrastrar por el campo. ¿Y cómo se hace eso? Bueno, el yugo que Él pone sobre nosotros –a diferencia de cualquier otro yugo que estemos probando en este mundo– es un yugo de bondad.
Así que al venir a Él… Quiero decir, creemos en nuestros corazones que al venir a Cristo, Él va a ser agotador para nosotras, que nos dará tareas y una lista de «cosas por hacer», y Él va a estar mirando por encima de nuestros hombros y en realidad, si queremos vivir una vida plena, entonces debemos honrar y respetar a Jesús, pero realmente necesitamos dejar algo por nosotras mismos. No.
Cuando le entregamos todo a Él, cuando nos rendimos a Él, y nos dejamos caer (esa es una de mis palabras favoritas, «dejarnos caer») en Sus brazos…porque todos podemos dejarnos caer, no requiere esfuerzo, no tienes que escalar; ni siquiera das un paso, simplemente caes en Sus brazos. Cualquiera puede hacer eso si tenemos la humildad para hacerlo.
Si nos desplomamos en Sus brazos, lo encontramos colocando este yugo de bondad sobre nosotros; estamos en un océano de bondad. ¿Fácil? No, ¡pero siempre es amable!
Dannah: Dejarnos caer. Eso describe lo que finalmente hice cuando tenía veintiséis años. Dije: «está bien, he estado confesando este pecado por x número de años después de haberlo confesado. Está bien, he estado despertando cada día y tratando de servirte, Señor. ¡Está bien, he estado horneando galletas para el ministerio de niños porque ciertamente no soy digna de enseñar!»
«Está bien, Dios». Al final, colapsé, me dejé caer y dije: «¡No puedo continuar con esto! Así que mejor voy a aceptar Tu misericordia. ¿Tienes de esa misericordia para mí?» Espero que haya alguien escuchando ahora mismo que esté listo para derrumbarse, para dejarse caer en los mansos y humildes brazos de Jesús.
Mientras hablábamos de esto hoy, Dane, tengo que decir que este libro es excepcionalmente intuitivo. Sí, leí donde te inspiraste en este pasaje de Mateo 11 del que hemos estado hablando, leí cómo recibiste una nota de tu padre indicándote que este es el único lugar donde Cristo describe Su propio corazón. Leí donde te tropezaste con los escritos puritanos y te volviste loco por sus escritos.
Pero esto es demasiado familiar para simplemente eso. Creo que eres un hombre que ha conocido la dulce bondad de Cristo en contraposición con tu pecado. Así que me pregunto, ¿cómo has experimentado al Jesús manso y humilde en tu vida?
Dane: Tienes razón. Toda la premisa de tu pregunta es absolutamente precisa, Dannah. Nunca podría haber escrito este libro, no habría tenido el deseo de escribir el libro. ¡Escribí el libro para mí! Es decir, ¡soy yo quien lo necesita! Fue escrito no solo por mí, sino para mí. Este es el porqué.
A veces escuchas testimonios cristianos, y es algo así como: «¡Solía ser un desastre, pero luego me las arreglé, y ahora estoy volando alto por Jesús!» Bueno, mi historia es de fracaso pasado y presente. Así que la pregunta es: «¿Cómo es eso sostenible?» Solo si hay un Salvador que camine conmigo, y el reloj no está corriendo para que yo mejore a un ritmo determinado en un tiempo determinado.
Pero un Salvador está conmigo y es solidario conmigo, y está intercediendo por mí. Él es el Amigo –no el tolerante– de los pecadores y de los que sufren. Si eso es cierto, ¡puedo hacer vida con Él! Así que, sí, es mi propia mala paternidad, mi pobre desempeño como esposo y toda una letanía de fracasos e incapacidades y debilidades, insuficiencias, tonterías y locuras en mi vida pasada y presente lo que hace que tenga que volver. Esto no es como una cereza en el pastel. Esto es una cuestión de vida o muerte, tener que volver a quien es Él en lo más profundo de Su corazón para mí. Es un corazón que durante gran parte de mi vida –aunque soy creyente—no me había dado cuenta de lo maravilloso que es.
Dannah: Parece que te has convertido en un hombre que se siente cómodo con dejarse caer.
Dane: Bueno, es mejor que sea así, ¡porque voy a tener que seguir haciéndolo!
Nancy: ¡Me encanta esa imagen de derrumbarse en los brazos de Jesús! Acabas de escuchar al Pastor Dane Ortlund describiendo a nuestro Señor y la forma en que habló de Su propio corazón. Él es manso y humilde. Dane volverá para orar con nosotras en un momento.
Quiero decir lo agradecida que estoy de que Dane haya escrito este libro. Ha sido una bendición para mí y para muchas de mis amigas que lo han leído y han hablado juntas sobre él. Me gustaría volver a leerlo, porque nos da una perspectiva muy fresca de nuestro Salvador.
Me gustaría que cada una de nuestras oyentes tuviera este libro. Quiero que lo lean y que se empapen de lo que significa que Cristo es rico en misericordia hacia cada una de nosotras. Pueden encontrar el enlace para adquirirlo en la transcripción de este episodio, en avivanuestroscorazones.com.
Dannah: Sabes, ¡estoy emocionada por reavivar mi amistad con Jesús! Y hablando de eso, ¡me gustaría que hablaras sobre el hecho de que este Jesús manso y humilde era amigo de los pecadores! ¿Y cómo nos hacemos amigos de los pecadores en este mundo lleno de pecado en las redes sociales, en nuestras iglesias, en nuestros vecindarios, en nuestras familias?
¿Cómo se ve ser como Cristo cuando los encontramos sumidos en el pecado? Entonces, Dane, ¿volverás mañana para que podamos hablar un poco de eso?
Dane: ¡Me encantará hacerlo!
Dannah: Oremos por esa mujer que necesita dejarse caer en los brazos de Jesús hoy, y que ha creído las mentiras del enemigo de que las riquezas de la misericordia de Dios no son suficientes para ella. Tal vez ella ha estado creyendo que no es pecadora en forma activa, sino que su pecado –si puedo usar esa palabra– es tener una visión errada del corazón de Jesús. Porque ella tiene un Jesús que señala con el dedo en su corazón. Puede que no haya sido plantado allí por ella misma, sino tal vez por este mundo y por cómo la ha tratado. Pero ella necesita dejarse caer en los brazos bondadosos y seguros de Cristo.
¿Podrías orar por ella ahora mismo para que el Señor la ayude a hacer esto?
Dane: Por supuesto.
Padre nuestro que estás en los cielos, ahora estamos intercediendo, pensando, orando, trayendo ante Ti nuestros corazones. ¡Estoy orando junto con cualquier hermana que esté escuchando y que esté angustiada, que tal vez nadie más en el planeta tierra lo sepa, excepto ella!
¿Tomarías la horrible malignidad de su vergüenza, su culpa, su remordimiento, sus sentimientos de rechazo, de estar fuera del centro de Tu favor inagotable? Instrúyela con una mejor teología que es la bondad, es decir: «Mi yugo es suave y Mi carga es ligera». ¿Quieres ser el Padre de toda misericordia para ella?
Ahora mismo, hazle saber eso, doctrinalmente sobre el papel, pero que lo experimente. Derrama Tu Espíritu Santo para que ella realmente experimente de una manera más profunda, más que nunca, lo que es conocer a Jesucristo como su más profundo aliado ¡alguien que es solidario con ella, alguien que nunca la dejará ni la abandonará! ¡Así que confórtala y consuélala! En el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Viviendo juntas la belleza del evangelio, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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