Libre de pecados pasados
Annamarie Sauter: Una de las cosas que Kay Arthur ha aprendido al mirar hacia atrás en su vida, es a lidiar con la culpa de pecados pasados. Ella te anima a hacer lo mismo.
Kay Arthur: Creo que la culpa con la que estamos lidiando, las fallas como madre, como esposa, o cualquier cosa por la cual tu hijo está lastimado, herido, de lo cual te acusa –tienes que volver a Jesús. Tienes que volver a Él, a quien es Él.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Qué quisieras poder ver en tu vida al mirar hacia atrás? ¿Estás atesorando lo verdaderamente importante? Hoy escucharás sobre esto en una conversación entre Nancy y Kay Arthur.
Kay participó como charlista en la conferencia True Woman del 2010, tiene una trayectoria de décadas de estudio de las Escrituras y ha animado …
Annamarie Sauter: Una de las cosas que Kay Arthur ha aprendido al mirar hacia atrás en su vida, es a lidiar con la culpa de pecados pasados. Ella te anima a hacer lo mismo.
Kay Arthur: Creo que la culpa con la que estamos lidiando, las fallas como madre, como esposa, o cualquier cosa por la cual tu hijo está lastimado, herido, de lo cual te acusa –tienes que volver a Jesús. Tienes que volver a Él, a quien es Él.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Qué quisieras poder ver en tu vida al mirar hacia atrás? ¿Estás atesorando lo verdaderamente importante? Hoy escucharás sobre esto en una conversación entre Nancy y Kay Arthur.
Kay participó como charlista en la conferencia True Woman del 2010, tiene una trayectoria de décadas de estudio de las Escrituras y ha animado a miles de personas a utilizar el método inductivo de estudio de la Biblia. Su pasión es ver a más personas arraigarse en las Escrituras y crecer en el conocimiento de la verdad. Ella es cofundadora del ministerio Precept (Precepto, en español) y autora de más de 100 libros y estudios bíblicos; y escucharás más de su historia hoy.
Aquí está Nancy para dar inicio a la conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estoy muy agradecida por la oportunidad de tener esta conversación con mi amiga de tantos años, Kay Arthur. Kay, gracias por sacar este tiempo para conversar con nosotros mientras nos acercamos a tu cumpleaños ochenta y tantos. ¡Sé que va a ser una bendición para nuestras oyentes! Gracias por acompañarnos.
Kay: Nancy, querida, sabes lo mucho que te quiero y cuánto te aprecio. Estoy tan agradecida por tu conocimiento de la Palabra de Dios, por tu integridad, por tu vulnerabilidad, por el privilegio de llamarte mi hermana y trabajar contigo. Agradezco a Dios que hemos estado más de doce años juntas. Estoy agradecida por lo que el Señor ha hecho.
Nancy: Recuerdo esas primeras conversaciones que tuvimos cuando me estaba preparando para lanzar este ministerio. Tú fuiste una del pequeño número de líderes de ministerios de mujeres que ha sido una amiga y una animadora, y así ha sido a través de los años.
Fue tan dulce ver que no había espíritu de competencia ante este nuevo programa de radio que iniciaba, sino que hiciste todo lo que pudiste Kay. Y has continuado afirmándome y animándome –a mí y al ministerio. Te agradezco mucho por eso. También te agradezco por el papel que has tenido, durante muchos años, estudiando y enseñando la Palabra de Dios a tantos –posiblemente millones– de oyentes, lectores, personas alrededor de todo el mundo.
Durante los próximos días queremos hablar acerca de tu vida, de tu ministerio y también acerca de Ministerios Precepto, y lo que el Señor ha hecho. Gracias por derramar tu vida en nombre de Cristo y Su pueblo. Hoy queremos honrarte, bendecirte y agradecerte por eso.
Kay: Gracias Nancy. ¡Es difícil creer que he pasado de los ochenta años! Creo que eso suena tan vieja. Guardo un calendario de papel, así como uno en mis dispositivos electrónicos, pero estoy orientada al papel. Así que, sentada en mi escritorio puedo ver todo el mes de una sola mirada. Tengo marcado «¡noviembre 11 como un nuevo cumpleaños…si el Señor lo permite!»
¿Sabes? Mi hijo, David, y el staff del ministerio estaban hablando de hacerme una fiesta. Pero realmente no quiero una. Solo quiero salir a comer o cenar con algunas personas significativas en mi vida, pero no tengo planes de grandes fiestas de cumpleaños. No se trata de mí. Ahora, me apasiona tanto lo que está por delante. Siento una gran pasión por preparar a las personas para los días por venir.
El 11 de septiembre del año 2001, cuando ocurrió el ataque a las torres gemelas, yo había estado enseñando sobre el libro de Josúe en un curso del Ministerio Precepto. Mi hijo Marcos estaba en el staff en esa ocasión.
Yo me estaba vistiendo para salir, cuando él me dijo, «mamá, enciende la televisión rápido». La encendí justo a tiempo para ver el segundo avión estrellarse contra la torre. Enseñaría Josué capítulo 3 ese día, y Josué 3:4 dice (hablando de las personas que iban a cruzar el río llevando el Arca del Pacto): «No os acerquéis a ella para saber el camino por donde debéis ir…» Y luego, esta declaración me atrapó: «porque no habéis pasado antes por este camino. Entonces Josué dijo al pueblo: Consagraos, porque mañana el Señor hará maravillas entre vosotros». Y aquí está…años más tarde. No hemos «pasado antes por este camino».
Creo que las cosas en los Estados Unidos mejoraron por un tiempo, pero al igual que tú, estoy muy preocupada por nuestra cultura. Estoy muy preocupada por nuestro país porque ni siquiera nos acercamos como una nación a temer a Dios, respetar a Dios, conocer a Dios, entender a Dios.
Y de eso es de lo que se tratan nuestros ministerios. No se trata de celebrar a un individuo. Se trata de prepararnos para la venida del Rey de reyes.
Nancy: Kay tú has sido una sierva fiel en pregonar ese corazón y ese mensaje. Te he escuchado hablar sobre avivamiento y tener una carga por la iglesia y por este país en numerosas ocasiones a través de los años.
En los próximos días quiero que compartas más sobre la carga por nuestro país, y mientras vas avanzando en edad, lo que ves y cuál es tu sentir y lo que puede hacerse acerca de los tiempos en que estamos viviendo. Simplemente ha sido dulce, Kay, ver cómo el Señor ha levantado mujeres –y hombres– pero mujeres como tú, que han tenido un mensaje para «un tiempo como este».
Si nos remontamos a los primeros años de tu vida, tu vida habría podido ir en una dirección completamente diferente si no hubiera sido por la sublime gracia de Dios. ¿Estoy en lo cierto?
Kay: Exactamente. El Señor me ha mostrado que si quiero ir a trabajar sin estrés tengo que dormir lo suficiente, necesito ocho a nueve horas de sueño. Y esta mañana, Nancy, mi esposo no se estaba sintiendo bien, así que me levanté.
Entré a nuestro garaje convertido en lo que yo llamo mi salita. Entré allí para poder encender la luz y tener un tiempo con el Señor. Estaba pensando precisamente en lo que me has preguntado, a dónde me dirigía, quién era yo…y sencillamente estuve pensando acerca de la increíble gracia de Dios.
Así que empecé a agradecerle al Señor por esa sublime, sorprendente, maravillosa gracia, que había alcanzado a esta mujer que se había casado, divorciado, era inmoral; que sabía que necesitaba dejar de vivir en la forma en que lo estaba haciendo. Yo había agitado mi puño en Su rostro y había dicho, «Dios, nos vemos. Voy a buscar a alguien que me ame. Ya no quiero nada que ver contigo…» Me alejé buscando amor en todos los lugares equivocados. Venía de una familia religiosa pero no conocía la Palabra, no oía la Palabra –no en una atmósfera evangélica como a la que estamos acostumbradas ahora.
Pero, ¡Dios me rescató! Tengo una hermana con la que tengo que hacer mucho esfuerzo para hablar. Y un hermano que no me habla, y por supuesto, mis padres fallecieron. Pero solo pensar en que Dios, en Su misericordia, alcanzaría a una mujer como yo –y para fines prácticos me describiría como una ramera con dos hijos...
Es horrible. Una cosa es ser una ramera sin hijos. Otra cosa es ser una ramera con hijos por el impacto que esto tiene en los niños. Que Dios transformara mi vida y me permitiera levantarme, enseñar y proclamar Sus mismas palabras que salieron de Su boca y que han sido conservadas para nosotros por todas las generaciones –¡y no pasarán! ¡Es maravilloso poder proclamar Sus palabras que son verdad para nosotras hoy!
Nancy: Así es y creo, Kay, que eso tiene que ser de gran ánimo para algunas de nuestras oyentes que tienen hijas e hijos que son adultos jóvenes y que no están caminando con el Señor, que tal vez están donde tú estuviste en tus veinte. Saber que Dios realmente puede alcanzarlos…
Él es el Sabueso del cielo. Él puede buscarlos y traerlos al arrepentimiento y a la fe y cambiar sus vidas y usarlos en gran manera para Su reino. Estoy pensando mientras estás compartiendo esto, que el mensaje para algunas madres de hijos adultos hoy puede ser, «¡no te rindas! ¡No dejes de orar! No dejes de creer que Dios realmente puede capturar el corazón de ese ser querido o el corazón de ese amigo que está tan lejos del Señor».
Kay: Hay un versículo en Isaías que dice que el oído del Señor no está sordo para que no pueda escuchar y su brazo no es corto para que no pueda rescatar. Nada es imposible para Él (ver Isa. 59:1).
Ahora mismo estoy escribiendo un curso de estudio inductivo sobre el libro de Hechos, y por supuesto que en Hechos tú ves la conversión de Saulo, quien después es llamado Pablo. Su nombre judío, su nombre hebreo es Saulo. Pablo es su nombre gentil. Tú lees en 1 Timoteo que se llama a sí mismo «el más grande de los pecadores», que no es digno de ser llamado apóstol.
Luego, cuando lees Hechos y lo ves parado al lado de Esteban siendo apedreado y Saulo simplemente oyendo el mensaje. La Escritura dice que Saulo respiraba amenazas y capturaba a las personas para matarlas o apresarlas. Estaba tan ciego a Cristo, tan celoso de la religión judía, y así en tan mal estado, por así decirlo, en su teología.
¡Entonces conoce a Jesús! Y Dios le da la vuelta. Pero lo interesante aquí, para nuestros escuchas, es que el Espíritu le dice, Jesús le dice, «dura cosa te es dar coces contra el aguijón», ¿no es así? En otras palabras, tienes esos pinchazos, esas convicciones, esas dudas, y están creciendo y es difícil para ti ¿no es así? Pero «Yo soy realmente quien ellos creen que YO SOY».
Creo que hemos sembrado en los corazones de nuestros hijos lo que Dios puede tomar y lo que Dios puede usar. Dios no siempre traerá reconciliación entre tú y tu hijo. Tengo un hijo con el que no estoy reconciliada, ¿y sabes la razón por la que puedo vivir con ello, Nancy? Es lo mismo que esas mujeres que están escuchando necesitan saber.
Dios es soberano. Él gobierna sobre todo. El corazón del rey está en Su mano. Mi consolación siempre es esta. A Él no se le pierde ni uno. Jesús dice en Juan 17, «Padre, todos lo que Tú me has dado han venido a Mí». (Ver vv.11 y 12). Así que sí Judas hubiera vivido mil años, nunca habría sido salvo.
Creo que al orar nos damos cuenta de que la mano de Dios no se ha acortado, Su oído no está sordo y oramos y suplicamos a Dios. Le preguntamos, «¿cómo oro por este hijo pródigo? ¿Cómo oro por mi hijo y por mis amigos que están en rebelión, que están cegados por el pecado?»
Oramos, pero recordemos –y creo que los padres necesitan especialmente recordar esto– tú no eres el Salvador. Tú eres el mensajero, pero tú no eres el Salvador. Si tu hijo no llega a conocer al Señor, no es tu culpa, cada uno tiene que tomar su propia decisión.
Nancy: Así es, mencionaste al apóstol Pablo. Sin duda, él tuvo que haber batallado con el remordimiento o la culpa cuando pensaba en su pasado. Tú mencionaste tu pasado antes de venir a Cristo a la edad de treinta años.
Sé que tenemos oyentes que tienen un pasado del cual se avergüenzan. Algunas de ellas continúan viviendo con vergüenza, con remordimiento, con culpa. ¿Cómo has lidiado con esos temas cuando has pensado en tus pecados y tus faltas del pasado? ¿Cómo lo has manejado? ¿Fue un proceso para ti? ¿Hubo un momento en que, en Cristo, dejaste todo eso atrás, o fue todo un proceso el poder lidiar con todo eso?
Kay: Fue un peregrinaje, Nancy. El salmista nos dice en el Salmo 107: «Él envió su palabra y los sanó y los libró de la muerte» (Sal. 107:20). Creo que cuanto más estamos en la Palabra de Dios y creemos la Palabra de Dios, cuanto más estudiamos la Palabra y nos saturamos de ella –la Palabra que Él nos trae– más sanación y liberación experimentamos.
Mi mente se dirigió a varios textos cuando mencionaste la conciencia culpable. Pienso en el libro de Hebreos –me encanta el libro de Hebreos– y me gusta el hecho de que tenemos un Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades, un Sumo Sacerdote que fue tentado en todo según nuestra semejanza pero sin pecado (ver 4:15).
Nosotros vamos a Israel cada año, y en la casa de Caifás comparto todo el arresto, el juicio y la crucifixión de Jesucristo. La última vez les estaba contando lo que me pasó en el huerto de Getsemaní. Cuando estás afuera en ese patio, puedes ver que el huerto de Getsemaní está en dirección a dónde está el aposento alto. Estás justo en los pasos por los que Jesús hubiera llegado a la casa de Caifás.
Les conté sobre el tiempo cuando fui tentada. Un árabe apuesto era el agente que nos estaba guiando. Él nos llevó al hotel (esto fue hace varios años). Tenía una infección en el oído. Estábamos caminando fuera del hotel y dos hombres árabes entraron. Dijeron algo en árabe. Yo no sé árabe, excepto «gracias».
Entramos al carro y él me puso en el asiento delantero. Era un hermoso día. Abre la puerta donde él va a sentarse como conductor, cierra la puerta, pone su brazo detrás de mí en la silla, me mira y de repente –ahora, debes recordar que tuve un pasado inmoral– de repente, dentro de mí, se levantó este deseo de coquetear con este hombre.
Ahora, aquí estoy, soy la profesora de Biblia, enseñando en Israel. Aquí estoy lidiando con este deseo, esta lujuria de la carne. Tenía una oportunidad, ya fuera de testificar a ese hombre –porque aunque profesaba ser cristiano, sabía que no creía en Él– o tener un romance momentáneo. Le testifiqué y compartí con él. Y dijo, «sabes, he estado aquí con muchos grandes hombres. Ninguno me había explicado como tú lo has hecho».
Imagínate, estoy enseñando en el huerto de Getsemaní de la Escritura donde habla de Jesús diciendo, «Padre, si es posible, pasa de mí esta copa». Y Él les había dicho, «velad y orad, porque el espíritu está dispuesto pero la carne es débil».
Yo dije eso y empecé a llorar mientras lo estaba enseñando. Pensé, Señor, Tú sabes que la carne es débil. Tú lo entiendes porque oraste por eso tres veces, «No se haga mi voluntad sino la tuya. Si es posible, pasa de mí esta copa». Así que Tú entiendes. Tú entiendes que la carne es débil.
Por eso, cuando siento culpa, primero que todo, tengo un Salvador que puede entender las tentaciones con las que lucho. Hebreos enseña esto. Cuando llego a Hebreos capítulo 10, habla de ese increíble sacrificio que Jesús hizo por nuestros pecados, de una vez por todas, pagando completamente, «ya no hay más sacrificio por el pecado…»
Luego llego hasta el final del capítulo 10, que dice esto: «acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia (eso significa de culpa) y nuestro cuerpo lavado con agua pura» (v.22). Lo que tenemos que hacer es constantemente recordar lo que tenemos en Cristo Jesús.
Me encanta ese himno que dice: Hay un precioso manantial de sangre de Emmanuel, que purifica a cada cual que se sumerge en él.
Creo que la culpa con la que estamos lidiando, las fallas como madre, las fallas como padre, como esposa, o cualquier cosa por la cual tu hijo está lastimado, herido, de lo cual te acusa –tienes que volver a Jesús. Tienes que volver a Él, a quien Él es.
Tienes que volver al hecho de que Él es el único que estaba allí cuando Dios habló y trajo el mundo a la existencia. Juan 1 nos dice que todas las cosas vinieron a existencia por Él. Él te creó, Él te escogió en Cristo Jesús –en Sí mismo–antes de la fundación del mundo (ver v.3).
Tú vives a la luz de eso, y te mueves más allá de tu pasado, te mueves más allá de tus emociones, te mueves más allá de tus fallas y te mueves más allá de tu pasado. Pablo dijo, «…olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Fil 3:14).
En el mismo texto dice, «…estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo» (v. 8).
Nancy: Kay, muchas gracias por esta conversación. Vamos a continuarla cuando regreses a Aviva Nuestros Corazones mañana.
Kay Arthur ha estado ilustrando para nosotras de una forma bellísima el valor, la belleza y la maravilla de adentrarnos en la Palabra de Dios y recibirla en nuestros corazones. Espero que, como has estado escuchando de ella, sus palabras hayan abierto tu apetito para entrar en la Palabra de Dios y permitir que esta transforme tu vida como ha transformado la de ella.
Es realmente maravilloso cuando Cristo se revela a nosotras y nos permite entonces servirle para atraer a otras hacia Él, y unirse a Sus propósitos. Y eso es precisamente lo que este ministerio persigue.
En las últimas décadas, las mujeres han sido motivadas a «hacer las cosas a su manera», y muchas se han dejado engañar por las promesas vacías del feminismo, y se han dedicado a vivir para ellas mismas.
El Movimiento Mujer Verdadera busca recapturar el diseño original de la mujer tal y como fue ideado por Su Creador.
Estamos agradecidos a Dios porque recientemente estamos siendo testigos de un gran anhelo por parte de muchas mujeres alrededor del mundo de ser parte de este movimiento, de volver a las sendas antiguas y abrazar este hermoso diseño.
Muchas mujeres han comenzado a invertir sus vidas en otras, han vuelto a sus hogares con la convicción y el deseo de hacer las cosas «a la manera de Dios», para buscar la definición de lo que significa ser una «mujer verdadera» en la Palabra de Dios. Estas mujeres, por la gracia de Dios, anhelan vivir vidas centradas en Dios, anhelan confiar en Él y decirle, «sí, Señor».
¿Quieres ser parte de este movimiento? Deja que tu mente y tu corazón se empapen de la Palabra de Dios y descubre Su voluntad para tu vida.
Annamarie: ¿Participarás de nuestra próxima Conferencia Mujer Verdadera? Se titula Libertad, plenitud y abundancia y tendrá lugar en Guadalajara, México, del 31 de marzo al 1 de abril del próximo año 2023. Creemos que Dios usará este tiempo para unirnos en un mismo corazón con enseñanzas de:
Nancy DeMoss Wolgemuth: …y esa es la meta de todas las pruebas, que nuestras vidas puedan decir, «Él es digno de toda alabanza».
El pastor Sugel Michelen: Todo lo que necesitamos para nuestra comprensión del mundo y del lugar que nosotros tenemos en él está en Cristo…
Dámaris Carbaugh: ¿Tu corazón es un corazón sincero? ¿Te has dado cuenta que necesitas hacer lo que Cristo dice? Arrepiéntete, vuelve a Dios y confía en Él.
Mary Kassian: Este es un problema espiritual, no hay otra solución al problema del pecado sino voltearnos a Dios y volver a Su verdad y a Sus caminos.
El pastor Joselo Mercado: Si no conocemos a Dios, lo que estamos adorando es algo que nos hemos inventado en nuestra mente, que no es Dios. Y en lugar de estar adorando a Dios estamos adorando un ídolo.
La autora Wendy Bello: Lo que más me gusta es que cuando cada lectora que toma uno de mis libros, lo termina y lo cierra, lo que hay en su corazón es un deseo de ir a la Biblia, de conocer más al Dios del que hemos estado hablando en ese libro, sea cual sea el tema.
y Betsy Gómez: …y no solamente Dios nos está buscando, sino que nos está enseñando cuál es la intención con la que busca. Él es intencional, Él hace todo lo que sea necesario para encontrar a aquel que se ha perdido.
Annamarie: ¡No te pierdas la próxima Conferencia Mujer Verdadera! Entérate de los detalles en MujerVerdadera23.com.
En el episodio de hoy hemos estado escuchando una edificante conversación entre Nancy DeMoss Wolgemuth y Kay Arthur. Esta se titula, Mirando hacia atrás después de 80 años. El lunes ellas regresarán con la continuación.
Invitándote, no solo a sobrevivir en la vida cristiana, sino a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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