Leyes para andar
Débora: ¿Qué tan intenso es tu amor por el Señor en este momento? Erin Davis nos enseña una forma de saber si tu amor se ha enfriado.
Erin Davis: Una mujer que conoce y ama toda la Biblia, ¡es una mujer que ha sido transformada! ¿Cómo sé esto? Porque soy una mujer que conoce y ama toda la Biblia, ¡y soy una mujer que ha sido transformada!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, coautora de En busca de Dios, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 11 de enero de 2024.
¿Dirías que eres alguien que ama y conoce toda la Biblia? Mi amiga Erin Davis es una mujer apasionada por la Palabra de Dios. Ella nos ayudará a profundizar en las Escrituras. El libro de Levítico da instrucciones sobre una serie de fiestas que los israelitas debían guardar. Erin explora esas fiestas en …
Débora: ¿Qué tan intenso es tu amor por el Señor en este momento? Erin Davis nos enseña una forma de saber si tu amor se ha enfriado.
Erin Davis: Una mujer que conoce y ama toda la Biblia, ¡es una mujer que ha sido transformada! ¿Cómo sé esto? Porque soy una mujer que conoce y ama toda la Biblia, ¡y soy una mujer que ha sido transformada!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, coautora de En busca de Dios, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 11 de enero de 2024.
¿Dirías que eres alguien que ama y conoce toda la Biblia? Mi amiga Erin Davis es una mujer apasionada por la Palabra de Dios. Ella nos ayudará a profundizar en las Escrituras. El libro de Levítico da instrucciones sobre una serie de fiestas que los israelitas debían guardar. Erin explora esas fiestas en esta serie basada en su nuevo estudio «7 Feasts» (7 fiestas, disponible solo en inglés). Aquí está Nancy para darle la bienvenida a Erin.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Erin Davis, qué alegría es darte la bienvenida aquí en Aviva Nuestros Corazones. ¡Gracias por unirte a nosotras esta semana! Sé que será una serie realmente alentadora y desafiante para todas.
Erin: Estoy muy contenta de estar aquí.
Nancy: Eres bien conocida en Aviva Nuestros Corazones. Tú y tu esposo, Jason, sirven en nuestro equipo. Explícanos un poco de lo que ustedes hacen.
Erin: Así es. Mi esposo, Jason, es el que lleva más tiempo en el equipo. Él sirve en el área de mercadeo de Revive Our Hearts, y a mí me gusta seguirlo dondequiera que va… Así que lo seguí unos años después. Sirvo como directora de contenido enRevive Our Hearts.
Nancy: ¡Y ese es un gran trabajo! Sacamos mucho contenido, publicaciones, recursos impresos, recursos digitales, y tú nos has ayudado a producir las guías nuevas de estudio, como por ejemplo en la serie Mujeres de la Biblia.
Muchas de nuestras oyentes usan estos estudios y muchas han escuchado el pódcast de Mujeres de la Biblia. Y hace un tiempo hiciste otro estudio nuevo; hablaremos de eso más adelante.
Y entonces también está Grounded, ¿cierto? Esto es algo que no planeamos que fuera parte de tu trabajo, pero sí estaba en la voluntad del Señor. Cuando comenzó el COVID, el Señor dio la idea de comenzar a ministrar a las mujeres donde se encontraban en ese momento. Y para ese tiempo ellas estaban en sus hogares sin poder salir debido a la pandemia.
Erin: Así es.
Nancy: Ha sido un ministerio realmente fructífero. Te he visto crecer en tu amor por la Palabra de Dios desde hace más de quince años, cuando te escuché por primera vez hablar a un grupo de adolescentes de secundaria.
El Señor te ha usado en el ministerio de mujeres en tu iglesia local. Tú «entiendes» a las mujeres; entiendes el ministerio. Siempre nos llevas a la Palabra, y no tienes miedo de ir a algunos pasajes difíciles. De hecho, las dos amamos el Antiguo Testamento.
Erin: ¡Me encantan los pasajes difíciles!
Nancy: También nos ayudas a ver cómo el Antiguo Testamento se conecta con el Nuevo Testamento. Creo que muchas personas pasan por alto esas conexiones. Y en esta serie que compartirás con nosotras durante los próximos días, abriremos nuestras biblias, nuestros corazones, nuestras mentes, y profundizaremos y dejaremos que el Espíritu Santo haga en nuestros corazones un trabajo práctico, a través de un pasaje al que la mayoría de nosotras no le dedicamos mucho tiempo.
En un momento sabremos de cuál pasaje trata. Pero primero, quiero animar a nuestras oyentes a que, si tienen una Biblia cerca de ustedes o en su teléfono, sigan a Erin Davis que nos llevará al Antiguo Testamento. Ella nos dirá dónde en unos momentos.
Erin, antes de que comiences a enseñar me encantaría orar pidiéndole al Señor que te bendiga a ti y a cada mujer que escuche esta serie.
Oremos:
Señor, te amamos y amamos Tu Palabra. Somos tan bendecidas al estudiarla juntas. Es más relevante que los titulares de las noticias de hoy. Necesitamos desesperadamente lo que Tu Palabra tiene que decir para este mundo en el que vivimos, y para nuestros propios corazones y para nuestra transformación a la semejanza de Jesús. Así que gracias por esta preciosa mujer. Gracias por su amor a Ti y a Tu Palabra.
Oro para que le des aceite fresco, que la unjas con el poder de Tu Espíritu Santo. Úngenos a medida que escuchamos y recibimos la palabra que tienes para nosotras hoy. No permitas que seamos solo espectadoras, no permitas que seamos solo oidoras de Tu Palabra. Que Tu Espíritu Santo nos muestre dónde necesitamos prestar atención, lo que necesitamos ver y hacer. Háblame, Señor, háblanos y cámbianos por el poder de Tu Espíritu. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Erin: Aprendí a amar los rompecabezas de mi abuela. La llamaba «mi abuelita pelirroja». Tenía una abuela pelirroja y otra de cabello blanco. Cada vez que visitaba a mi abuela pelirroja, ella tenía un rompecabezas a medio terminar en su sala de estar.
A veces era una imagen de la Torre Eiffel pintada con acuarela o una imagen de un arrecife en el océano. Pero primero, siempre eran piezas desordenadas en una caja. Y poco a poco, a medida que mi abuela iba uniendo cada pieza, se transformaba en algo hermoso.
Yo estoy aquí reunida con un pequeño grupo de amigas; tal vez tú estés reunida con un pequeño grupo de amigas mientras escuchas hoy. Espero que consideres nuestro tiempo juntas como una invitación a poner boca abajo una nueva pieza del rompecabezas.
Bueno, por un momento me gustaría que imagináramos nuestras biblias como un rompecabezas dentro de su caja. El rompecabezas tiene sesenta y seis piezas, varían en forma y en tamaño. ¿Por qué sesenta y seis? Bueno, espero que conozcas tu Biblia lo suficiente como para saber de dónde viene ese número.
Pero en caso de que no lo sepas, puedes ir al índice. Si pones tu dedo aquí en Génesis, el primer libro de la Biblia, y si cuentas rápidamente hasta Apocalipsis, el último libro de la Biblia, encontrarás que hay sesenta y seis libros. Y estos constituyen las sesenta y seis piezas del rompecabezas del que hablaremos durante esta serie.
Ya que tienes tu Biblia a la mano, quisiera que la hojearas y busques señales de desgaste. Donde se abre tu Biblia casi automáticamente, esos son los lugares que más te gustan de tu Biblia.
¿Y cuáles son los lugares en tu Biblia donde tienes más apuntes? Tal vez te guste la poesía esperanzadora de los salmos. Tal vez te encanta la sabiduría de los Proverbios y tengas el provechoso hábito de leer un proverbio al día. O quizás te identificas con la convicción de Pablo en el libro de los Romanos. O tal vez amas los recordatorios santos que se encuentran en esos pequeños libros de 1 y 2 Pedro.
Cuando se trata de nuestras biblias, la familiaridad es buena. Quiero que estés familiarizada con toda tu Biblia, y especialmente cuando hablamos de familiaridad con la Palabra de Dios, puedo prometerte esto: cuanto más la conozcas, ¡más la amarás!
Así que, tener pasajes conocidos o lugares conocidos a los que vas una y otra vez en las Escrituras es un hábito realmente bueno. Pero mi intención en esta serie es que salgamos de ese camino. Iremos a un lugar de las Escrituras que tal vez nunca has estudiado mucho.
¿Por qué? Bueno, porque el propósito de las Escrituras es…revelar quién es Dios. Ahora, Dios es misterioso. Nunca me atrevería a decir que lo entiendo perfectamente. Sin embargo, Él ha escogido revelar Su carácter en las páginas de Su Palabra. Él no permite que lo adivinemos.
Lo que quiero que sepas es que la razón por la que abrimos nuestras biblias es para conocer a Dios. Volvamos a pensar en ese rompecabezas por un momento. Si la Palabra de Dios es un rompecabezas de sesenta y seis piezas, y hay lugares en nuestras biblias que no conocemos, tenemos una visión incompleta de Dios.
Pensemos en mi abuelita pelirroja. Imagina que tiene un rompecabezas casi terminado, solo le falta una pequeña pieza. A esa Torre Eiffel podría faltarle la punta o al arrecife de coral podría faltarle un pez.
Cuando no conocemos nuestra Biblia completa, el resultado no necesariamente es una imagen equivocada de Dios, porque las cosas que conoces de Él por medio de las Escrituras son verdaderas. Pero puede ser que tengas una imagen incompleta de Dios.
Incluso si conoces algunos libros de la Biblia de principio a fin, solo has volteado algunas de las piezas de lo que Dios decide revelar sobre Sí mismo en Su Palabra.
Si nos hemos comprometido a ser estudiantes de Su Palabra durante toda la vida, no es algo que comprenderemos en semanas, días o incluso años. Debemos revisar pacientemente cada una de las piezas del rompecabezas y buscar cómo esas piezas se entrelazan con el resto de las Escrituras.
Es divertido armar un rompecabezas. No se trata solo de voltear todas las piezas, sino de darnos cuenta de que esta pieza va con esta y aquella pieza con esta otra. Así es como estudiamos la Palabra de Dios, y así es como aprendemos a ver la imágen completa.
Esta es la pieza del rompecabezas que quiero que revisemos en los próximos siete días: Las siete fiestas. Me atrevo a decir que quizás no has pasado mucho tiempo estudiando las siete fiestas de Israel registradas en el Antiguo Testamento…y eso es porque yo tampoco lo había hecho hasta hace algunos años.
Creo que había escuchado hablar de las fiestas. Ciertamente había escuchado del libro de Levítico, pero no había dedicado mucho tiempo a descubrir esa sección de las Escrituras. Hace algunos años formaba parte del equipo ministerial de mi propia iglesia y me enamoré del único capítulo de la Biblia donde se registran las siete fiestas.
Siempre perseguía a las mujeres de mi iglesia para que amaran el Antiguo Testamento. Porque lo que escuchaba con mucha frecuencia era: «¡Oh, sí!, amo la Biblia, pero no entiendo el Antiguo Testamento» o «amo al Dios del Nuevo Testamento. Amo a Jesús, pero no entiendo cómo se relaciona con el Dios del Antiguo Testamento. Parece un Dios totalmente diferente».
Así que siempre buscaba la manera de conectar esos puntos, porque sé que una mujer que conoce y ama toda su Biblia, ¡es una mujer que ha sido transformada! ¿Y por qué sé esto? Porque soy una mujer que conoce y ama toda la Biblia, ¡y soy una mujer que ha sido transformada!
Y no solo sé que una mujer que conoce y ama su Biblia es una mujer que ha sido transformada, ¡sé que una mujer que conoce y ama su Biblia es una mujer que está transformando a otros!
Eso es lo que quería ver en mi iglesia. Quería ver a las mujeres ir más allá de esos pasajes que les daban una perspectiva de Dios, para que pudieran tener un impacto con sus hijos, en sus vecindarios, y en sus lugares de trabajo.
Siempre tuve este plan secreto de hablar del Antiguo Testamento en mi iglesia. Un otoño, mientras planeábamos nuestro evento de otoño, elegimos las siete fiestas solemnes. Hicimos todo un recorrido a través de estas fiestas que, a simple vista, parecen un poco alejadas de nuestra vida moderna.
Durante las semanas y meses que pasé preparando este evento quedé cautivada. Creo que cuando me escuches hablar te darás cuenta de cuánto me emociona, porque me fascinan mucho.
Hicimos un pequeño folleto para ese evento como una guía para las mujeres a través de las fiestas. No era muy elegante. Eran unas cuantas fotocopias hechas en computadora.
Y dos años después, ¡dos años después!, me encontré con una mujer en la recepción de la iglesia con mis hijos amontonados a mi alrededor. Las dos estábamos tratando de terminar nuestro café antes de entrar al servicio. Y ella me dijo: «Erin, sigo usando ese librito todos los días en mi tiempo devocional. ¡No me canso de las fiestas!» Y yo sé cómo se siente ella.
He pasado años estudiando las fiestas, y siento que apenas he rasgado la superficie de lo que revelan sobre el carácter de Dios. Cada vez que leo sobre las fiestas en las Escrituras me asombra que el plan redentor de Dios esté trazado tan claramente en una pequeña pieza del rompecabezas que dejé en la caja durante tanto tiempo.
Entonces, las siete fiestas de Israel se encuentran en Levítico 23. Sí, en Levítico. Y juntas vamos a explorar cada fiesta. Al hacerlo vamos a descubrir que son mucho más que una lista anticuada de reglas y rituales de una cultura de la que no formamos parte.
Las fiestas solemnes fueron, y pueden ser para nosotras, constantes lecciones objetivas sobre la fidelidad de Dios. Al observar de cerca solo esta pieza del rompecabezas, ni siquiera es una de las sesenta y seis, sino una pieza más pequeña, obtenemos nuevos destellos del carácter de Dios y preciosos recordatorios de lo fiel que es con nosotros.
Así que mientras estudiaba las fiestas decidí llamar a todas las sinagogas cerca de donde vivo; ¡eso es algo muy Erin Davis! Me sorprendió que hubiera muchas sinagogas. A todas las que hablé les dije: «¿Hay algún rabino con el que pueda hablar sobre las siete fiestas?» Bueno, un rabino me llamó.
Así es como me encontré en un café con un rabino judío. Es un hombre brillante, tiene múltiples títulos en hebreo. Trajo su Torá y yo mi Biblia. Me invitó a un café y pasamos horas hablando de las siete fiestas.
En un momento dado me incliné hacia él y le dije: «Rabino Lane, los cristianos no leen mucho el libro de Levítico». Él pensó por un minuto y dijo: «Bueno, eso es bastante extraño». Y yo le dije: «Yo también lo creo, pero dígame por qué le parece extraño». Me entregó su Torá y me dijo: «Ábrela por la mitad».
Bueno, la Torá está formada por los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, es decir, Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Son cinco libros, y el libro del medio sería Levítico. Levítico está justo en el centro de la Torá.
Cuando lo encontré el rabino Lane me miró, sonrió y dijo: «Creemos que el libro de Levítico es central. Está situado en medio de la Torá, pero también lo consideramos central en nuestras vidas». También me dijo que la mayoría de los niños judíos devotos de cinco años memorizan el libro de Levítico.
He tenido muchos niños de cinco años. Ahora son un poco mayores. Batallo para que memoricen, por ejemplo, escribir sus propios nombres, ¡y él me estaba diciendo que los niños judíos devotos memorizan todo el libro de Levítico!
Le decía que estaba buscando la manera de lograr que los cristianos lo leyeran. ¿Sabes lo que dijo? Dijo: «Todo el sistema de creencias de los cristianos se basa en los sacrificios. ¿De dónde crees que viene eso? Viene del libro de Levítico».
Como seguidoras de Cristo vemos a Mateo, Marcos, Lucas y Juan como centrales. Es cierto que no están situados en el centro de nuestras biblias. Están situados entre los libros treinta y nueve y cuarenta y cuatro, pero son centrales para nuestras vidas porque en esos cuatro libros se nos presenta la persona de Jesús y la revelación de Su evangelio.
Es por eso que a esos cuatro libros se les suele llamar, los evangelios. Le dije al rabino Lane que nosotras creemos que los evangelios son centrales. Tuvimos esta hermosa conversación sobre cómo no se pueden separar los evangelios del Antiguo Testamento. El rabino Lane no es un judío mesiánico; es un judío devoto que entiende que ambas piezas del rompecabezas son importantes.
Lo que descubriremos en Levítico 23 es que las fiestas, aunque fueron establecidas miles de años antes de que Cristo viniera a la tierra, ¡apuntan hacia el evangelio con una claridad sorprendente!
Quizáz nunca has leído las siete fiestas solemnes o tal vez las pasas de largo cuando lees la Biblia en un año, porque te parece una lista anticuada de celebraciones de una cultura extranjera.
Es difícil leer un libro que pareciera no aplicarse a ti. Pero las fiestas solemnes son ricas en contenido y significado. Cada pieza del rompecabezas importa porque toda la Palabra de Dios nos muestra quién es Él. Y la imagen de este rompecabezas es más extraordinaria de lo que podríamos esperar.
Bueno, después de toda esa introducción, por fin ha llegado el momento de abrir nuestras biblias en Levítico capítulo 23. Levítico es uno de los primeros libros en el Antiguo Testamento, está justo después del Éxodo. Así que acompáñame a Levítico 23.
Comenzando en los versículos 1 y 2:
«El Señor habló a Moisés: “Habla a los israelitas y diles: ‘Las fiestas señaladas del Señor, que ustedes habrán de proclamar como santas convocaciones, son estas…’”»
Cuando Dios instituyó las siete fiestas solemnes a la nación de Israel a través de Moisés, esencialmente estaba trazando para ellos su calendario anual. Las siete fiestas se convertirían en lo más destacado del año; muy parecido a nuestras celebraciones como Navidad, Pascua o el Día de la Independencia nacional.
¿Por qué los israelitas necesitaban instrucciones tan específicas? Bueno, porque ¡sufrían de amnesia espiritual crónica! Las Escrituras registran muchos momentos en los que el pueblo de Dios simplemente olvidó todo lo que Dios había hecho por ellos.
Esos son los hijos que Dios prometió a Abraham. Aquellos que vieron las tablas de piedra en las que Dios escribió los Diez Mandamientos con Su propio dedo. Son los que clamaron por un libertador y gozaron de que Dios los sacara de forma sobrenatural de la tierra de la esclavitud a través de esas diez terribles plagas; aunque para los israelitas fueron plagas maravillosas. También sus pies cruzaron el mar Rojo sobre tierra seca.
¡Sus estómagos se habían llenado de maná que caía del cielo y del agua que el Señor hacía brotar de una roca! Probablemente, estos recuerdos estaban grabados en sus corazones. Seguramente esas historias se contaban alrededor de cada fogata. Seguramente el pueblo de Israel tenía una fe inquebrantable. Excepto, por supuesto…que no la tenían.
Leemos que son un pueblo olvidadizo que deja un espacio en blanco en cuanto al carácter de Dios. Así que las fiestas no son solo fechas en el calendario, son una invitación de un Dios amoroso a un pueblo olvidadizo para alabar y recordar, alabar y recordar, alabar y recordar durante todo el año.
A través de estas siete fiestas Dios estaba estableciendo un ritmo para sus vidas, recordatorios frecuentes de que Él los amaba, de que había cuidado de ellos y que continuaría haciéndolo. Siglos después yo también necesito esos recordatorios porque sufro de amnesia espiritual crónica.
La manera en la que el Señor me liberó hace diez años no impide que hoy en día mis rodillas se tambaleen. Su bandera de amor sobre mi vida en el pasado no siempre evita que me pregunte si Dios me ama o no en este momento. Así que necesito recordatorios.
Uno de los mayores regalos que me han dado las siete fiestas es la atención a los ritmos que hay en mi vida. Aquí Dios está escribiendo los itinerarios de Su pueblo para ayudarles a recordar quién es Él. Les da estos ritmos de trabajo y descanso, trabajo y descanso y adoración. ¿Por qué? Para que estuvieran anclados en Él, aun cuando anduvieran errantes.
Desde la creación en el Génesis, hasta Levítico, los evangelios y más allá, Dios siempre ha establecido ritmos para ayudarnos a buscarle. Estableció el calendario en el cielo, modeló el patrón de trabajo y descanso para nosotros, y nos dio rituales para recordar quién es Él. Lo hizo porque nosotras también tenemos amnesia espiritual.
A pesar de que Dios tiene un historial perfecto de fidelidad, las preocupaciones y afanes de este mundo nos golpean en la cabeza, provocando contusiones que nos hacen olvidar quién es Dios. Y, al igual que los israelitas, todos andamos errantes. Le pregunté al rabino Lane: «¿Qué es el libro de Levítico?» Me dijo: «Son reglas para andar o como se diría, para deambular».
Todas estamos deambulando, nuestro mundo roto es un lugar desértico. Aún no hemos llegado a la tierra que Dios ha prometido para nosotras. Y como forasteras en el desierto todas somos propensas a olvidar la bondad de Dios.
Sin embargo, aquí mismo, en nuestras Biblias, en cada una de las piezas del rompecabezas encontramos recordatorios destinados a darnos esperanza en el Dios que nos ama lo suficiente como para establecer ritmos divinos, para recordarnos quién es Él.
Así que juntas iremos volteando las piezas de este exquisito rompecabezas, una pieza a la vez.
Nancy: Erin, has abierto el apetito para lo que vendrá los próximos días. Sé que estamos emocionadas esperando saber más sobre estas fiestas. De hecho, mientras hablabas estaba pensando en una amiga nuestra que ha leído la Biblia en voz alta a sus hijos, un capítulo al día durante años.
Han repasado la Biblia varias veces. Pero Carrie ha contado que cuando sus hijos eran pequeños y lo hicieron por primera vez, llegaron al libro del Levítico y ella pensó: «¡No hay manera de que pueda leerles este libro!» Tenían tres y cinco años, así que se lo saltó. Ella lo admitió más adelante.
Y luego, meses después, cuando llegaron a Hebreos en el Nuevo Testamento, ella estaba leyendo un comentario para orientarse un poco sobre Hebreos, y una de las cosas que decía era: «No puedes entender el libro de Hebreos si no has leído Levítico».
Erin: Eso cierto.
Nancy: Así que ella entendió lo que se habían perdido y regresaron a Levítico. Y nunca más se han saltado Levítico, porque es una pieza tan crucial, una pieza del rompecabezas, de toda la historia del evangelio. Así que, gracias Erin, por hacernos abrir nuestras biblias en este capítulo.
De hecho, quiero animar a nuestras oyentes mientras escuchan esta serie durante la próxima semana, a que abran su Biblia en el capítulo 23 de Levítico y lo lean todos los días hasta que terminemos la serie. Tendremos ocho programas sobre este capítulo, sobre estas siete fiestas. Así que quiero que lean el capítulo una y otra vez.
Quizás puedas leerlo más de una vez, pero puedes hacerlo al menos una vez al día. Y te diré que si profundizas por ti misma en este capítulo será aún más significativo, porque te sumergirás en él por ti misma y no estarás simplemente escuchando a Erin hablar.
Aquí hay algo más que puedes hacer: Erin ha escrito un magnífico estudio sobre las siete fiestas. Lo que nos va a dar en estos días es como un aperitivo de estas fiestas.
Ella ha subtitulado este estudio como Las 7 fiestas: Encontrando a Cristo en las celebraciones sagradas del Antiguo Testamento (disponible solo en inglés). Es un estudio de ocho semanas. Danos una pequeña idea de lo que podemos esperar en ese estudio.
Erin: Bueno, pueden esperar una inmersión profunda en un solo capítulo de la Biblia, ¡pero también puedes esperar que tu mente explote! No tuve que expandir nada. No tuve que hacer conexiones que no fueran obvias.
Las siete fiestas tienen que ver con el evangelio, así que es de esperar que se pase mucho tiempo yendo y viniendo entre Levítico y el Nuevo Testamento. Creo que cuando lleguemos al final te asombrarás de todo lo que Dios reveló a la humanidad a través de estas antiguas fiestas.
Nancy: Me encanta la forma en que conectas Levítico 23 y tantos otros pasajes relevantes de la Escritura. Nos das una imagen completa que muchas personas que leen las Escrituras nunca consiguen.
Es algo que puedes estudiar sola o con un grupo de mujeres de tu iglesia, y queremos que te animes a profundizar en este estudio.
Erin, como has estado hablando de las fiestas mi mente ha recordado dos pasajes donde se nos recuerda que las fiestas del Antiguo Testamento son un anticipo, una prefiguración, de algunas fiestas que aún están por venir. A medida que entendamos mejor estas fiestas del Antiguo Testamento, ¡tendremos mucha más emoción y anticipación sobre las fiestas que Dios está preparando para nosotras!
Isaías 25:6, dice: «El Señor de los ejércitos preparará en este monte para todos los pueblos (no solo para los judíos del Antiguo Testamento, sino para todos los pueblos) un banquete de manjares suculentos». Y el pasaje continúa diciéndonos cómo será ese banquete.
Y por supuesto, llegamos a Apocalipsis 19, donde se nos invita a venir a la cena de las bodas del Cordero, ¡la fiesta de todas las fiestas! Y estas fiestas que estamos viendo en Levítico van a preparar nuestros corazones hambrientos para esa fiesta que está por venir.
Así que gracias, Señor, por la belleza y la maravilla de Tu Palabra. Me emociona pensar en cómo todo esto se une para los que estamos en Cristo, y cómo todo apunta a Ti.
Abre nuestros corazones y nuestras mentes para recibir y emocionarnos con la maravilla de ese banquete que has preparado para nosotras, un banquete que no se parece a nada de lo que podamos experimentar en este mundo, y que nos espera en la vida venidera. Te damos gracias por ello en el nombre de Jesús, ¡amén!
Débora: Ayudándote a estudiar la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación