Las buenas obras de una iglesia muerta
Débora: Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tantas, tantas personas hoy en día que se llaman a sí mismas cristianas, y que de hecho son miembros en plena comunión en muchas de las iglesias locales, simplemente no tienen un testimonio verdadero de un encuentro transformador con Jesucristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 14 de junio de 2023.
Jesús le dictó siete cartas a Juan al principio del libro de Apocalipsis. Y este año hemos estado abordando estas cartas a lo largo de varias series. Como parte de nuestra serie actual titulada ¡Despierta!, estamos revisando cuáles son las marcas de una iglesia muerta. Aquí está Nancy.
Nancy: Jeremy Bentham fue un filósofo y reformador social británico que murió en el año 1832. Y él estipuló en su testamento que su cuerpo fuese preservado perpetuamente …
Débora: Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tantas, tantas personas hoy en día que se llaman a sí mismas cristianas, y que de hecho son miembros en plena comunión en muchas de las iglesias locales, simplemente no tienen un testimonio verdadero de un encuentro transformador con Jesucristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 14 de junio de 2023.
Jesús le dictó siete cartas a Juan al principio del libro de Apocalipsis. Y este año hemos estado abordando estas cartas a lo largo de varias series. Como parte de nuestra serie actual titulada ¡Despierta!, estamos revisando cuáles son las marcas de una iglesia muerta. Aquí está Nancy.
Nancy: Jeremy Bentham fue un filósofo y reformador social británico que murió en el año 1832. Y él estipuló en su testamento que su cuerpo fuese preservado perpetuamente y exhibido en una especie de vitrina. Así que fue construida una caja grande de caoba con una lámina de vidrio de cristal, en el frente de la caja.
El cuerpo de Jeremy fue…bueno, le hicieron muchas cosas primero, y no voy a entrar en todos los detalles. Pero ellos finalmente armaron todo su cuerpo de nuevo y lo sentaron en una silla, donde él en realidad acostumbraba a sentarse cuando estaba vivo, le vistieron su propia ropa del siglo diecinueve, con su bastón en la mano, y pusieron su cuerpo en esa posición en la caja con el frente de vidrio.
Y un amigo en aquel entonces escribió en una carta, «la semejanza es tan perfecta que parece que él estuviera vivo».
Eventualmente el cadáver terminó en el Colegio Universitario de Londres donde ha estado en exhibición pública desde el año 1850. Según la tradición, Bentham expresó el deseo de estar presente en ese estado en las reuniones del consejo universitario. Y una leyenda que ha sido comúnmente repetida (y he investigado bastante sobre esto, y en realidad no sé si es verdad, pero comúnmente se dice que es así) y es que la caja con el frente de vidrio, con el cuerpo preservado adentro, es llevada sobre ruedas cada año a las reuniones del consejo, y que la presencia de Bentham es registrada siempre en las actas con las siguientes palabras: «Jeremy Bentham, presente pero sin voto».
Ahora bien, mientras pienso en Bentham «presente pero sin voto», no puedo evitar pensar que ese es un retrato de mucha gente en nuestras iglesias hoy: «presentes pero sin voto». Ellos no pueden votar porque están muertos, y cuando digo votar, no me refiero solo a votar en una reunión de negocios. Me refiero a votar con sus vidas, con sus corazones, con su participación.
Nuestras iglesias hoy están llenas de gente que está presente físicamente, pero está en exhibición. Lucen vivos y bien preservados, pero sus cabezas y sus corazones no están involucrados en las cosas de Dios. No tienen capacidad de respuesta a la verdad espiritual porque no están vivos. Están espiritualmente muertos.
No siempre es fácil mirar a estas personas y obviamente saber que algo está mal porque, como dijimos del cuerpo de Bentham, «la semejanza es tan perfecta que parece que estuviera vivo». No siempre es obvio quién está muerto y quién está vivo en la iglesia porque esto es un asunto del corazón. Y es algo que solo Dios sabe al mirar a estas personas en la iglesia.
En la sesión anterior comenzamos a estudiar la carta a la iglesia en Sardis, en Apocalipsis capítulo 3. Y hoy vamos a continuar, retomando otra vez el versículo 1 de esta carta:
«Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: “El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: ‘Yo conozco tus obras; tienes reputación de estar vivo, pero en realidad estás muerto’”».
Ahora bien, algunas de sus traducciones dicen, «tienes nombre de que vives». Esa traducción nos ayuda porque la palabra reputación ahí es en realidad la palabra nombre que aparece en otros sitios a lo largo de esta carta. Y veremos la conexión más adelante en esta serie. Tienes nombre de que vives –tienes reputación de estar vivo– pero en realidad estás muerto.
Ahora, permítanme decirles que mientras comenzaba a estudiar esta serie, y al haber acabado de estudiar las iglesias en Pérgamo y en Tiatira, me dije a mi misma, «la iglesia en Sardis va a ser mucho más fácil que las de Pérgamo y Tiatira, porque no hay tantos asuntos que tratar en esta iglesia». Pues bien, mientras me adentraba en este estudio, encontré que hay muchos retos interpretativos, y mientras más comentarios leía, más confundida me encontraba muchas veces. Así que no voy a resolver todos estos asuntos o todos estos problemas, pero voy a tratar de darles una visión general de lo que me parece que esta Escritura está diciendo.
Una de las cosas con las que he tratado es: ¿Quiénes son estas personas que tienen reputación de estar vivos, pero que en realidad están muertos? Los comentaristas sobre esto caen en dos categorías básicas. Algunos comentaristas creen que estos son «creyentes carnales». Son cristianos, pero están como en estado de coma. No están muertos del todo pero están casi muertos.
Un comentarista dijo, por ejemplo: «El decir que estaban muertos, es usar una exageración del lenguaje figurado. Tiene la intención de enfatizar el hecho del estado espiritual precario de la iglesia y el daño inminente de su verdadera muerte». Y creo que esta es una interpretación posible de esa frase.
Otros dirían –y tiendo a estar de acuerdo con ellos– que estas son personas que están muertas espiritualmente. No son verdaderos creyentes en lo absoluto. Son lo que hoy llamamos cristianos nominales, nominales, de nombre solamente. Tienen nombre de que están vivos, pero no están vivos. Son «cristianos culturales», pero en realidad no son cristianos para nada.
Y la verdad es que tenemos muchos de los dos tipos de personas en nuestras iglesias hoy, y es difícil saber la diferencia entre comatoso y muerto. Quiero decir, todo luce igual cuando miras a estas personas dentro de la iglesia, y muchas veces es difícil saber quién realmente tiene vida espiritual. En muchos casos no lo sabemos. Es imposible saber la diferencia entre el trigo y la cizaña muchas veces. En la parábola que Jesús dijo en los evangelios, ambos tipos de personas –ya sean carnales, comatosos, o ya sean nominales, espiritualmente muertos– ambos tipos de personas son motivo de preocupación para Cristo y deben preocuparnos a nosotras también.
Según la apariencia externa de las cosas, estas personas y esta iglesia en Sardis tenían obras. Jesús le dijo, «conozco tus obras». Esta era una iglesia que parecía estar floreciendo. Parecía estar yéndole bastante bien, «tienes una reputación de estar vivo», pero el hecho es que no estaban vivos. No eran más que un cadáver. Ellos estaban muertos. Les faltaba vida.
Y otro comentarista dijo, «puede haber oraciones, vigilias, ayunos, templos, altares, sacerdotes, ritos, ceremonias, adoración, y aun así no haber verdadera piedad. El paganismo tiene todo eso también».
Los perdidos pueden hacer la mayoría de estas cosas que hacemos en nuestras iglesias, pero eso no los hace salvos.
Y las Escrituras hablan en Hebreos sobre las «obras muertas». Puedes estar haciendo obras, pero no son obras que provienen del fruto del Espíritu Santo viviendo dentro de tí. Es como pegar una fruta a un árbol, solo sujetarla ahí y luego entonces llamarlo un árbol de frutas. Es solo una fruta pegada, no ha nacido de ese árbol.
Los verdaderos cristianos llevan el fruto del Espíritu, y esto es hecho por el Espíritu de Dios que vive dentro de ellos. Ellos están vivos. Hay vida que fluye dentro de ellos, y esa vida produce fruto. Pero para aquellos que están muertos, pueden pegarle obras a ese árbol, pueden pegarles buenas cosas, pero todavía no haber vida.
Donald Grey Barnhouse, que ahora está con el Señor, fue pastor por muchos años en Philadelphia, en la ciudad donde yo crecí. Y en su comentario de ese pasaje, él dice:
No es maldad escandalosa, sino muerte decente; las formas guardadas, pero el corazón lejos; Cristo poseído en palabras, ignorado en los hechos; el credo correcto, la conducta respetable, sin vida pero una doctrina sólida y decoro exterior…y los afectos no solo disminuyendo sino que ya desaparecidos. Su nombre aún retenido, Su Palabra leída, Su verdad poseída, pero Él mismo olvidado.
Y esta es una descripción de esta iglesia en Sardis. Ellos tenían reputación de estar vivos, pero la realidad era que estaban muertos. La reputación es lo que el hombre ve y piensa, pero la realidad es lo que Dios ve y sabe; y puede haber una gran diferencia entre la reputación y la realidad.
Puedes engañar a los demás con una reputación. Tengo en casa, sobre la tapa de mi piano, un arreglo bello de flores en un florero de vidrio con agua. Bueno, luce como si tuviera agua en el fondo (y ya sabes a dónde voy con esto), estas flores son artificiales, pero no te puedo decir cuántas personas han pensado que son reales, que son verdaderas. Recuerdo una vez que alguien me dijo lo maravillosas que se veían mis flores, y que él estaba seguro de que eran reales. Y me dijo, «yo hasta puedo olerlas».
Bueno, esas flores no son reales, pero parecen reales. Son engañosas. La realidad es diferente a la percepción. Y puedes engañar a los demás, pero no puedes engañar a Dios. Él conoce la realidad. Las personas evalúan basadas en las apariencias y en las impresiones externas. Pero Dios evalúa basado en la realidad interna delcorazón.
Durante mi tiempo devocional hace unos días, llegué a ese pasaje en 1 Samuel, capítulo 16 donde Samuel, el profeta, iba a ungir un rey de acuerdo a las instrucciones de Dios. Y dice así:
«(Él) miró a Eliab, el primogénito de Isaí, y pensó: “De cierto delante de Jehová está Su ungido”. (Sin duda es este). Pero Jehová respondió a Samuel: “No mires a su parecer, ni a lo grande de sus estatura, porque yo lo he rechazado; porque Jehová no mira lo que mira el hombre: el hombre mira lo que está delante de sus ojos (la reputación, la apariencia), pero Jehová mira el corazón (la realidad)”» (vv. 6-7).
Cuando la realidad no es la misma que la reputación, lo que tenemos es hipocresía –hipocresía. Recientemente leí un reporte que salió en la prensa bautista, y no digo esto para hablar específicamente sobre los bautistas en lo absoluto, porque algo similar pudiera haberse dicho de la mayoría de nuestras iglesias y de la mayoría de las denominaciones de hoy. Pero esto fue público, está impreso. Y en el reporte fue sugerido que una de las razones por la que los bautistas del sur están enfrentando problemas en sus esfuerzos de evangelización, es porque muchos de sus miembros en las iglesias, puede que no sean salvos.
Y luego de hablar sobre un estudio hecho por Tom Rainer, quien es actualmente el presidente y el director ejecutivo de Lifeway Christian Resources, de la Convención de Bautista del Sur. En ese estudio, él encontró, que la eficacia evangelista de esa denominación, ha permanecido bastante estancada desde el 1950.
Y un comentario de Todd Brady, de la prensa bautista, quien es al presente un pastor en Paducah, Kentucky, dice que «una de las razones más preocupantes que Rainer le atribuye al estancamiento son los miembros ‘no regenerados’ de la iglesia». Brady señala que en su mayor parte no se requiere mucho para unirse a la Iglesia Bautista del Sur. Y de nuevo, pudieras decir esto de muchas de nuestras iglesias hoy. «No se requiere mucho: simplemente caminas por el pasillo, y asientes afirmativamente a las preguntas principales del pastor, y esperas que la congregación diga, amén».
Ahora, estas no son personas que están criticando a los bautistas. Ellos son bautistas diciendo esto de su propia denominación. De hecho, la evaluación del estudio, es que la mitad de todos los miembros de la iglesia puede que no sean cristianos.
Y Brady dice, «no es difícil llegar a esa conclusión: una iglesia incrédula no puede ser una iglesia evangelista, y algunos se preguntarían si una iglesia llena con la mitad de incrédulos sea siquiera una iglesia en primer lugar».
Y es una buena pregunta. Es una pregunta que todos debemos hacernos.
Esta iglesia en Sardis –quizás debemos poner iglesia dentro de comillas– esta llamada «iglesia», tenía reputación de estar viva, pero estaba muerta» (v. 1). Tienes un nombre de que estás vivo, pero estás muerto –presente pero sin voto; un cadáver apuntalado.
Y lo que se dijo de la iglesia en Sardis puede ser cierto de iglesias enteras en nuestros días. Puede ser cierto de las personas dentro de las iglesias. Puede ser verdad de las familias. Puede ser verdad de las denominaciones. Y creo, tristemente, que es cierto de los evangélicos, como un todo, en el presente. «Tienes reputación de estar vivo, pero estás muerto». Tienes actividad. Te llevan de aquí para allá en una bella vitrina, pero no tienes vida.
La reputación de estar viva –muchas iglesias hoy son tan impresionantes, impresionantes para otros. Tienen edificios, personal, grandes presupuestos, grupos musicales de alabanza, equipos de adoración, tecnología, sitios web, creatividad, organización, campañas de mercadeo, múltiples servicios, servicios los sábados, los domingos.
Y puede haber otras características –grandes números, gran asistencia en muchos casos, actividades y ministerios de alcance, y gente a montones escribiendo reportes sobre cuán maravillosas son estas iglesias. Y de nuevo, no estoy criticando las iglesias grandes. Solo estoy diciendo que en nuestras iglesias hoy, muchos dentro de ellas dirían, «nos está yendo muy bien». Ellos están haciendo muchas cosas que son impresionantes para el que está afuera. «Pero tienes un nombre, una reputación, de que estás vivo».
Y esto no es cierto solamente de las iglesias. Esto es cierto de muchas personas, millones de cristianos que tienen un nombre de estar vivos. Profesan ser cristianos. Van a la iglesia. Ponen a sus hijos en escuelas cristianas, o ellos mismos les enseñan en sus casas, o están involucrados en los ministerios en las escuelas públicas. Participan en los programas de la iglesia. Van a estudios bíblicos. Y la lista puede seguir y seguir –ellos tienen un nombre de estar vivos; tienen una reputación de estar vivos.
Puede ser cierto de las familias. La gente puede pensar que tienes una familia cristiana maravillosa donde todos se aman; que están comprometidos los unos con los otros, que de alguna manera son diferentes. ¿Pero cuántos de nosotros podemos decir que lo que pasa dentro de las cuatro paredes de nuestros hogares –si decimos la verdad– no es lo mismo que nuestra reputación. Que la realidad es que nuestras familias se están muriendo, están fragmentadas, están quebrantadas, están profundamente heridas y con una gran necesidad del poder de la resurrección de Cristo. «Tienes reputación de estar vivo, pero estás muerto».
El diccionario dice que un «cadáver» es un «cuerpo muerto o algo que ya no es útil, no es viable». Y qué descripción de tantas de nuestras iglesias y de tantos que se llaman a sí mismos cristianos hoy en día. Me recuerda la parte en el Nuevo Testamento donde Jesús enseñó sobre los sepulcros blanqueados que lucían magníficos por fuera.
¿Estás familiarizada con la palabra mausoleo? He oído esa palabra, pero no sabía exactamente lo que significaba hasta que ayer la busqué en el diccionario. Un mausoleo –la palabra en realidad significa tumba magnífica– por ejemplo, el Taj Mahal es un mausoleo.
Son tumbas magníficas, muchas de ellas están adornadas, están ricamente decoradas. Tienen una apariencia impresionante, pero están llenas de huesos de hombres muertos.
Y Jesús les dijo a los fariseos de su día, «ustedes son tumbas magníficas. Ustedes son mausoleos. Son sepulcros blanqueados». Y eso habla de tener forma, pero sin sustancia; de estar ocupada, de estar activa, pero ser estériles y sin vida por dentro –de tener la apariencia de piedad, pero negar su poder.
Y tantas, y tantas personas en el presente que se llaman a sí mismos cristianos, y son de hecho miembros en plena comunión en nuestras iglesias locales, pero simplemente no tienen un testimonio verdadero de un encuentro transformador con Jesucristo. No tienen vida. Hacen las cosas mecánicamente, y tantas de nuestras iglesias están viviendo en la gloria pasada como lo estaba la iglesia en Sardis.
Ese pasaje es una advertencia de «grandes iglesias» y «grandes creyentes», que están viviendo algo que pudo haber sido verdad en el pasado pero que ya no es verdad al día de hoy.
Hay una apariencia externa de vida, de entusiasmo, pero que en realidad no representa el corazón verdadero –gente que profesa algo que no posee– hay una diferencia muy, muy grande.
- Ellos están activos en la iglesia y en las actividades cristianas, pero no tienen pasión y son fríos e indiferentes a las cosas de Dios.
- No tienen pasión por los perdidos.
- Son serios, rígidos, formales, o quizás pueden ser exuberantes y mostrar muchas emociones, pero el caso es que sus corazones no tienen vida.
- No hay fervor, no hay pasión, no hay sangre corriendo por sus venas.
- No hay aliento del Espíritu dentro de ellos dándoles vida.
- No hay un verdadero crecimiento espiritual, ni verdadera abundancia espiritual.
- Son cascarones huecos, no hay vida, sin vida, cadáveres sin vida –presentes pero sin voto– en exhibición pero sin vida.
Hay una ausencia del Espíritu Santo de Dios en la vida o en la iglesia. Y cuando la iglesia se llena de personas que no tienen vida espiritual, entonces la iglesia ya no tiene el derecho de ser llamada una iglesia. Es una institución, es un mausoleo. Puede ser una tumba espectacular, magnífica.
La palabra para eso en el Antiguo Testamento es la palabra «ichabod», y ese término pudiera ser escrito sobre muchas de nuestras vidas y sobre muchos de nuestros hogares y sobre muchas de nuestras iglesias. La gloria de Dios se ha ido; ya no está aquí, pero seguimos adelante, seguimos viviendo como si la vieja gloria todavía estuviera todavía ahí, como si el Espíritu de Dios todavía estuviera todavía ahí.
Y permítanme decir, a propósito, que en el análisis final, esos miembros de la iglesia muertos, perdidos, no están realmente en mejor posición que alguien que anda en la calle y que irá al infierno, inyectándose drogas en sus venas o prostituyéndose para ganarse la vida. Porque a Satanás no le importa de qué manera él te lleva al infierno. Él puede llevarte al infierno desde el lugar más miserable de este mundo, o puede llevarte al infierno mientras juegas a la iglesia. A él no le importa, y eso es exactamente lo que él hace con millones y millones de personas que están sentadas en nuestras iglesias semana tras semana, cadáveres –presentes pero sin voto.
Déjame hacerte una pregunta: ¿Es tu imagen espiritual, tu reputación espiritual, diferente de la realidad? ¿Ha estado el Espíritu Santo acelerando tu corazón, quizás, mientras he estado hablando en los últimos momentos, mostrándote tu verdadera condición? ¿Te ha estado mostrando Él que tienes reputación de estar viva pero que quizás estás espiritualmente muerta? Creo que algunas de nosotras hemos estado pensando, «sí, mi iglesia es así, o aquella iglesia al final de la calle, ellos son así; están muertos».
Las Escrituras dicen, «el que tiene oídos, oiga –deja que la persona oiga– lo que el Espíritu dice a las iglesias». Es una invitación al individuo a escuchar lo que Cristo está diciendo a las iglesias (v. 6). Así que te pregunto, ¿tienes tú reputación de estar viva, pero estás espiritualmente muerta –cadáveres embalsamados, tumbas magníficas– presentes pero sin voto? Déjame suplicarte que no dejes escapar la convicción del Espíritu Santo. Enfréntala. Sé honesta. Di, «tengo reputación, un nombre de estar viva, pero Dios me está enseñando que estoy espiritualmente muerta. No tengo vida».
Y permíteme decirte que si estás muerta, como se dijo de esta iglesia en Sardis, ningún esfuerzo humano ni programas hechos por el hombre en el mundo pueden cambiar eso. Tú no puedes cambiar eso. ¿Por qué? Porque los muertos no pueden hacer nada, tienes que nacer de nuevo del Espíritu de Dios. Él es nuestra única esperanza. Nuestra única esperanza es Cristo, Cristo que resucita a los muertos, la resurrección y la vida. Su Espíritu puede darte vida.
Así que quiero volver a suplicarte: Si Dios está poniendo convicción en tu corazón, si Él te está hablando de tu condición perdida o tu estado espiritual muerto o comatoso, vuélvete a Dios. Clama a Él. Clámale a Él que te conceda el regalo del arrepentimiento y el regalo del Espíritu Santo. Clama a Él para que te dé vida.
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