Las afirmaciones únicas de Jesús
Leslie Basham: ¿Valdría la pena aprovechar la tradición que llaman Cuaresma? Aquí está Nancy Leigh DeMoss.
Nancy Leigh DeMoss: Bueno, como muchas de ustedes saben, hoy venimos al primer día de lo que mucha gente alrededor del mundo celebra como Cuaresma, consiste un período de aproximadamente seis semanas que culmina con el Domingo de Resurrección.
La Cuaresma a menudo está asociada con algún tipo de ayuno. Escucharás a la gente decir, “Voy a dejar de hacer algo o dejar de comer algo durante la cuaresma”— chocolate o café o juegos de computadora o Facebook. “Voy a dejar esto o lo otro durante la Cuaresma”. Tal vez has escuchado a algunas personas decir eso.
Algunas personas ayunan durante la Cuaresma como un medio de disciplina o dominio propio sin atribuirle ningún significado espiritual—es como hacer resoluciones para el nuevo año.
Hay otros que creen que al ayunar en Cuaresma y …
Leslie Basham: ¿Valdría la pena aprovechar la tradición que llaman Cuaresma? Aquí está Nancy Leigh DeMoss.
Nancy Leigh DeMoss: Bueno, como muchas de ustedes saben, hoy venimos al primer día de lo que mucha gente alrededor del mundo celebra como Cuaresma, consiste un período de aproximadamente seis semanas que culmina con el Domingo de Resurrección.
La Cuaresma a menudo está asociada con algún tipo de ayuno. Escucharás a la gente decir, “Voy a dejar de hacer algo o dejar de comer algo durante la cuaresma”— chocolate o café o juegos de computadora o Facebook. “Voy a dejar esto o lo otro durante la Cuaresma”. Tal vez has escuchado a algunas personas decir eso.
Algunas personas ayunan durante la Cuaresma como un medio de disciplina o dominio propio sin atribuirle ningún significado espiritual—es como hacer resoluciones para el nuevo año.
Hay otros que creen que al ayunar en Cuaresma y negarse a sí mismos durante estas semanas, pueden de alguna manera merecer la gracia o el favor de Dios. Por supuesto, sabemos que las Escrituras dicen que “Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia” (Tito 3:5). Así que no es malo ayunar, pero sabemos por la Palabra de Dios que el ayunar no nos ganará el favor o la gracia de Dios.
Luego, también sé de otros que ayunan durante la Cuaresma como una manera de recordar los sufrimientos de Cristo a nuestro favor. Al llegar a la semana donde celebramos la Pasión de Cristo, cuando conmemoramos la muerte de Cristo por nosotros, algunas personas ayunan como recordatorio de lo que Cristo ha hecho por nosotros. Niegan su carne durante estas semanas como un recordatorio diario de que Cristo murió y resucitó para darnos libertad de nuestra esclavitud de nosotros mismo y de nuestra carne.
Pienso que hay cierto valor, independientemente de cómo observes estas semanas, en tomar períodos de tiempo donde limpiamos el desorden de nuestras vidas y donde decimos “no” a cosas que nos son lícitas pero que quizás se han convertido en muy importantes en nuestras vidas, al mismo tiempo que nos enfocamos en cultivar un mayor corazón por Cristo.
Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Las iglesias en la que crecí no observaban la Cuaresma, pero hace unos años comencé a apartar este período de 40 días para enfocarme en Cristo de una manera más intencional, y esto ha sido una gran bendición para mí.
Una de las cosas que hago cada año es seleccionar uno o más libros acerca de la vida y la pasión de Cristo y los leo en mi tiempo devocional durante esta temporada. Durante estas semanas yo le pido al Señor que suavice mi corazón y lo prepare para conmemorar la muerte, la pasión, y la resurrección de Cristo.
Desafortunadamente, algunos de estos días especiales en las tradiciones y en el calendario Cristiano que antes se observaban como días santos se han convertido simplemente en días festivos. Como resultado, le quitamos su significado y su poder y lo que pudieran significar en nuestras vidas.
Así que pienso que es bueno ser intencionales en aprovechar estas oportunidades y tornar nuestros corazones y nuestros pensamientos hacia la realidad y el significado de estos días en el calendario cristiano, y ciertamente no hay tiempo más especial dentro de todas esas fechas que el tiempo donde celebramos la Pasión de Cristo: el Viernes Santo y el domingo cuando celebramos Su resurrección.
Hace unos años, en mi tiempo devocional durante esta temporada leí un libro clásico por J. Oswald Sanders llamado “El Cristo incomparable” [The Incomparable Christ - disponible en Inglés]. Es un libro que tiene 36 capítulos cortos, y lo leí durante este periodo. Cada uno de esos capítulos es acerca de un aspecto diferente de la persona y de la obra de Cristo.
Este libro realmente me ministró. Fue una gran bendición para mí. Así que decidí que este año animaría a nuestras oyentes a leer ese libro conmigo—si puedes adquirirlo está en inglés— y acompañarme durante este período , durante estos 40 días que nos llevan a la Pascua, enfocándonos en Cristo de una manera más concentrada.
Así que durante esta temporada vamos a usar el libro de Sanders, [The Incomparable Christ [“El Cristo incomparable”] como una guía. No voy a leerte el libro — tú puedes hacer eso por ti misma — pero voy a usar el bosquejo que tiene el libro acerca de estos diferentes aspectos de la vida de Cristo, y lo vamos a ir siguiendo a través de estas semanas que nos llevan a la Pascua.
El nombre Oswald Sanders quizás no sea conocido para ti. Él fue un maestro bíblico y un estadista misionero de mediados del siglo 20.
Así que cada día, durante las próximas semanas, vamos a ir viendo diversos aspectos o períodos de la vida y del ministerio de Cristo aquí en esta tierra.
Veremos Su nacimiento, Su niñez, Su bautismo, Su tentación. Veremos la deidad de Cristo, lo que significa y por qué es importante, y veremos la humanidad de Cristo. Veremos Sus enseñanzas, Su humildad, Su vida de oración.
Luego, en la medida que nos vamos acercando a la Semana Mayor, estaremos viendo el juicio de Cristo, Su obra expiatoria en la cruz, y lo qué significa esto para nosotras. Pasaremos un día en cada una de las siete palabras de Cristo en la cruz. Luego vamos a continuar esta serie una semana después del Domingo de Resurrección para que podamos considerar Su resurrección, Su ascensión, Su supremo ministerio sacerdotal en el cielo hoy, y Su segunda venida— la gran esperanza de cada hijo de Dios.
Para poder sacar el máximo de esta serie, déjame recomendarte unas cuantas cosas: antes que todo, si puedes leer en ingles y si no tienes una todavía, puedes tratar de conseguir una copia del libro de Sanders, El Cristo incomparable, [The Incomparable Christ] y síguenos. Mañana comenzaremos con el capítulo uno: La perfección moral de Cristo. Pero de nuevo te digo que, no es necesario que obtengas el libro para sacarle provecho a las enseñanzas de esta serie.
Solo quiero animarte a enfocarte en Cristo, a poner toda tu atención, tu afecto en Él. Debemos de estar haciendo eso cada día del año, pero de una manera especial durante esta temporada; vamos a enfocándonos en Cristo.
Luego si quieres involucrarte más, ve a la sección de comentarios justo debajo de la transcripción de este programa en nuestra página de Avivanuestroscorazones.com, y allí podrás interactuar con otras mujeres que están siguiendo igual que tu esta serie.
Quizás quieras ir anotando la forma como cada aspecto de Cristo que vayamos viendo te va impactando:
¿Cómo te ministra?
¿Cómo te bendice?
¿Qué diferencia hace en tu vida?
¿Cómo quiere el Señor que respondas a lo que estás escuchando?
Y así puedes conectarte con tus comentarios y unirte a otras mujeres que están siguiendo la serie al igual que tú.
Ahora, humanamente hablando, hacer una serie como esta, hacer una serie de 40 días acerca de cualquier cosa en Aviva Nuestros Corazones es un poco riesgoso—porque es una serie larga, más larga de lo normal. Hacer una serie como esta es un poco atemorizante. Déjame decirte por qué.
Para poder estar en el aire, dependemos de que las personas respondan a nuestro programa, dejándonos saber que están escuchando, que están enviando donaciones para apoyar y respaldar el ministerio, entre otras cosas y cuando hacemos series acerca de temas de necesidad como son el matrimonio, los desórdenes alimenticios o la depresión, por ejemplo, recibimos mucha respuesta. La gente dice, “Yo necesito eso. Yo quiero obtener este recurso. Yo quiero apoyar este ministerio”.
Lo triste es que hoy muchas personas realmente no están emocionadas en enfocarse en Jesús ni por un día, y mucho menos por 40 días. Así que cuando decidimos embarcarnos en esta serie, nos dimos cuenta de que humanamente hablando era un poco riesgoso.
¿Pero sabes qué? No pienso que realmente sea riesgoso enfocarnos en Cristo porque yo sé que si la gente se concentra en Él, si lo consideran a Él, si cultivan una relación más íntima con Él, entonces cuando llegue a sus vidas cualquier problema o cualquier necesidad práctica, estarán conectadas con el Único que les puede ayudar a lidiar con esos problemas.
Siempre es provechoso conocer a Jesús más íntimamente, y desde el primer día de este ministerio—y hemos estado en el aire alrededor de 13 años ya, desde el primer día, hemos tratado día tras día tras día de dirigir la gente a Cristo; hemos tratado de hacer que la gente se conecte con Jesús.
Porque es a Cristo a quien necesitamos. Cristo es a quien tú necesitas. No importa qué crisis estés enfrentando hoy. Lo que más necesitas es encontrarte con Cristo. Eso es lo que yo más necesito, y en eso es en lo que nos vamos a enfocar en estos días.
El Señor ha estado usando este estudio en mi propia vida mientras me he venido preparando, y estoy tan emocionada acerca de la manera en que Él va a usarlo en la vida de nuestras oyentes mientras buscamos conocer a Cristo de una manera más íntima y más genuina.
Ahora, permíteme hablar solo unos momentos hoy acerca del título de esta serie, el título del libro es “El incomparable Cristo” (The Incomparable Christ). Incomparable…esa palabra sugiere que no hay nadie como Él. Y no hay nadie como Él, pero la verdad es que la mayor parte del mundo hoy no está de acuerdo con lo que acabo de decir.
La verdad es que la mayoría de las personas en el mundo no afirma que Cristo es incomparable, y en nuestro mundo multicultural del siglo 21, hay una serie de religiones que afirman tener una parte de la verdad. Muchas de las afirmaciones hechas por estas religiones son mutuamente excluyentes con el cristianismo. Las dos no pueden ser verídicas.
Entonces, ¿a quién y qué debemos creer?
Nosotras como cristianas, ¿Cómo vamos a responder a aquellos que insisten que su fe es igual o más válida que la nuestra?
¿Cómo vamos a presentar el Evangelio de Cristo a un mundo que lo ve a Él como algo diferente o algo menos de lo que nosotras creemos que Él es? Él es solo otro más en otro panteón de líderes religiosos. ¿Cómo vamos a presentar a Cristo en ese tipo de mundo?
Bueno, déjame sugerirte que la credibilidad y la validez del mensaje de Cristo se desprenden directamente del tema de Su identidad. ¿Quién es Jesucristo? ¿Es Él realmente incomparable? Porque si no lo es, entonces todas estas cosas que estamos enseñando acerca del Evangelio de Cristo, de la Palabra de Cristo, estarán en tela de juicio si Cristo no es quien Él afirmaba ser.
En un momento dado durante Su ministerio terrenal, Jesús le preguntó a sus discípulos, “¿Quién dicen los hombres que soy Yo?” (Marcos 8:27). Hubo una variedad de respuestas como seguramente sucedería si hiciéramos la misma pregunta hoy. Algunos dirían que Jesús fue un buen hombre; otros dirían que Él fue un filósofo; que es un ejemplo moral; que es un maestro.
Luego, del otro lado, hay aquellos que consideran a Cristo un fraude. Algunos dirían que Él es un peligro o una amenaza para la sociedad moderna de hoy.
Bueno la pregunta de seguimiento que Jesús hizo a sus discípulos es aun más intencional y más crucial que la primera, y esa pregunta es, “¿Quién decís que soy Yo?” (Marcos 8:20). ¿Quién dicen ustedes que soy yo? No solo quién dicen los demás que soy, pero, ¿quién dicen ustedes que soy Yo?
Yo sugeriría que esta es una pregunta que cada persona tiene que hacerse y contestar. ¿Es Jesús quien Él afirmaba ser? Y si, así es, ¿Cuáles son las implicaciones para nuestras vidas? Lo que creemos acerca de Jesús determina nuestro destino final.
En su libro, “El discípulo radical” (The Radical Disciple, disponible en inglés), John Stott habla acerca del mundo en el que vivimos. Él resalta la importancia de afirmar la singularidad de Jesús. Déjame leerte del libro de John Stott acerca de este tema. Él dice,
El pluralismo…afirma que todo “ismo” tiene su propia validez independiente y el mismo derecho de obtener nuestro respeto. Por lo tanto, rechaza el cristianismo en lo que respecta a su carácter definitivo y de singularidad, y condena como pura arrogancia el intento de convertir a cualquiera (mucho menos a todos) a lo que ellos consideran como meras opiniones.
¿Cómo debemos responder a este espíritu de pluralismo? Con gran humildad, espero, y sin indicio de superioridad personal. Pero debemos continuar afirmando la singularidad y el carácter definitivo de Jesucristo. Porque Él es único en Su encarnación (el único Dios hombre), es único en Su expiación (solamente Él ha muerto por los pecados del mundo), y Él es único en Su resurrección (solamente Él ha conquistado la muerte).
Y como en ninguna otra persona más que en Jesús de Nazaret Dios se convirtió en humano (en Su nacimiento), y llevó nuestros pecados (en Su muerte), y luego triunfó sobre la muerte (en Su resurrección), Él es únicamente competente para salvar a pecadores. Nadie más posee sus cualificaciones.
Así que podemos hablar acerca de Alejandro Magno (el grande), Carlos el Grande y Napoleón el Grande, pero no de Jesús el Grande. Él no es el Grande — Él es el Único. No hay nadie como Él. Él no tiene rival ni sucesor.
¿Alguien quiere decir amén a eso?
Verdaderamente no hay nadie como Jesús — ni cerca de lo que Él es. Pero quiero recordarnos que no es suficiente que intelectualmente afirmemos Su singularidad. Si Cristo es verdaderamente incomparable, Él merece ser el objeto supremo de nuestro afecto y de nuestra atención. No es suficiente solo saber que Jesús es incomparable. Tenemos que firmemente poner nuestros ojos y nuestra esperanza en Él.
Las Escrituras nos dicen que:
Solo Él puede salvarnos de nuestro pecado.
Solo Él puede santificarnos, hacernos santas.
Solo Él puede satisfacer nuestras almas sedientas.
Solo Él puede sostenernos y fortalecernos cuando nos cansamos de correr la carrera y somos tentadas a tirar la toalla.
Y —pienso que esto es asombroso— es al mirar a Cristo que somos transformadas a Su semejanza, cuando nos hacemos como Él.
Segunda de Corintios 3 nos dice que “pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria” (versículo 18). Y un día esa transformación será completada.
Primera de Juan capítulo 3 nos da una asombrosa promesa que dice, “pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es”. Ver a Cristo, contemplarlo, fijar nuestra mirada en Él es ser transformadas a Su semejanza.
A través de los próximos 40 días, queremos contemplarlo. Queremos considerarlo, fijar nuestro enfoque en Él. Y eso toma tiempo. Porque somos gente ocupada. Estamos muy ocupadas. Hay muchas cosas pasando a nuestro alrededor. Esto podría significar menos tiempo en Facebook durante los próximos 40 días. Esto podría significar menos juegos en la computadora. Esto podría significar menos televisión en la noche. Esto podría implicar decir, “No” a algunas otras cosas para que podamos fijar nuestra atención en Cristo.
Pero al hacerlo, llegaremos a conocerlo y luego el conocerlo será adorarlo, amarlo, confiar en Él, y seguido a esto vamos a ver que querremos obedecerlo, seguirlo. Nos asemejaremos más a Él. Y luego tendremos el deseo de ayudar a otros a conocerlo; el deseo de darlo a conocer a los demás — nuestra meta es que Él pueda propagarse a través de nosotras, lo que el apóstol Pablo llama “la fragancia de su conocimiento”; que esa fragancia se extienda por todas partes (2 Corintios 2:14).
Pero todo comienza al considerarlo a Él — considerándolo a Él. Me viene a la memoria el pasaje en Hebreos 12 donde el escritor dice,
Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, [¿Cómo hacemos eso?] puestos los ojos en Jesús, [mirando a Jesús], el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, [en eso nos vamos a enfocar en estas próximas semanas — en Cristo, quien soportó la cruz] menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios (versículos 1,2).
Considéralo a Él — considera a quien soportó de los pecadores tal hostilidad en contra de Él para que tú no te canses o seas de poco ánimo. Yo sé que estoy hablándoles a algunas oyentes que se han cansado y que tienen poco ánimo. Estás ahí batallando para poder quedarte en la carrera. Estás teniendo dificultad de soportar. Quieres tirar la toalla.
¿Qué puedes hacer? Considéralo a Él. Mira a Jesús. Míralo a Él — Él está en la línea final. Él nos está esperando. Él es el Autor y Consumador, el consumador de nuestra fe. Él es el que puede sostenernos y mantenernos en la carrera. Mira a Jesús. Considéralo a Él.
William Burns fue un evangelista escocés del siglo XIX. En 1840 el escribió una carta a los jóvenes en su iglesia. Quiero dejarte con un párrafo de esta carta. Él les dijo a esos jóvenes lo que es un buen consejo para toda edad. Él dijo:
“¡Miren a Jesús!” es el todo del Evangelio. Miren y asómbrense, miren y vivan, miren y amen, miren y adoren, miren y admiren, miren y sean bendecidos, miren y sean glorificados, miren eternamente — y sus corazones serán llenos de amor eterno, y sus bocas con un aleluya interminable”.
¿Amén? Amén.
Señor, te pedimos que a través de estas próximas semanas Tú nos ayudes a mirar a Jesús, a considerarlo, a fijar nuestros ojos firmemente en Él. Mientras fijamos nuestra mirada, mientras miramos, mientras te contemplamos, al Cristo incomparable, que seamos transformadas a Tu semejanza. Oro en el nombre de Jesús, amén.
Leslie: No hay nadie más como Jesús. Eso se oye como una declaración simple, pero en el mundo de hoy, suena muy radical. Nancy Leigh DeMoss nos ha estado enseñando acerca de la singularidad de Cristo, ella estará de regreso.
Ese mensaje da inicio a una nueva serie, titulada, El Cristo incomparable. Espero que escuches todos los días desde hoy hasta el Domingo de Resurrección, y si puedes obtén el libro “El Cristo Incomparable” en inglés para que sigas esta serie [The Incomparable Christ] de Oswald Sanders.
Si lees un capítulo del libro diariamente y escuchas los programas mientras Nancy enseña materiales relacionados, esta podría ser la temporada de Pascua más significativa que tú hayas experimentado. Por supuesto, si no puedes obtener el libro, serás igualmente edificada.
Cuando escuchas la palabra hermoso, ¿Qué viene a tu mente? Mañana nos enfocaremos en la Persona que más perfectamente representa la belleza. El Cristo incomparable continúa mañana en Aviva Nuestros Corazones.
Aquí está Nancy para concluir...
Nancy: S.M. Lockridge fue un predicador afroamericano del siglo XX quien fue mejor conocido por su descripción de seis minutos y medio de Jesús conocido como “¡Ese Es Mi Rey!” quiero que escuches mientras compartimos contigo solo un extracto de ese mensaje que espero despierte tu apetito para esta serie de El Cristo incomparable.
S. M. Lockridge: La Biblia dice que Él es el Rey de los Judíos. Él es el rey de Israel. Él es el rey de justicia. Él es el rey de los tiempos. Él es el rey del cielo. Él es el rey de Gloria. Él es el Rey de reyes, y es Señor de señores. ¡Ese es mi Rey!
David dijo que los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento demuestran las obras de Sus manos. Ninguna manera de medir puede definir Su amor ilimitado. Ningún periscopio de largo alcance puede traer a visibilidad la costa de Sus provisiones. Ninguna barrera puede impedirle a Él derramar Sus bendiciones. ¿Lo conoces?
Él es perdurablemente fuerte. Él es enteramente sincero. Él es eternamente inquebrantable. Él es inmortal y lleno de gracia. Él es imperialmente poderoso. Y Él es imparcialmente misericordioso. ¡Ese es mi Rey!
Él es el Hijo de Dios. Él es el Salvador de los pecadores. Él es la pieza central de la civilización. Él se apoya solo en sí mismo. Él es majestuoso. Él es único. Él no tiene paralelo. Él no tiene precedentes. Él es supremo. Él es preeminente. Él es la idea más elevada en la literatura. Él es el personaje más alto de la filosofía. Y Él es el problema supremo de alta crítica.
Él es la doctrina fundamental de la verdadera teología. Él es lo único necesario para la religión espiritual. ¡Ese es mi Rey!
Él es el milagro de los tiempos. Él es el superlativo de cualquier cosa buena que tu elijas llamarle. Él es el único capaz de suplir todas nuestras necesidades simultáneamente. Él suple la fuerza al débil. Él está disponible para el tentado y para los atribulados. Él simpatiza, Él salva. Él protege, Él guía. Él sana al enfermo. Él limpia al leproso. Él perdona a los pecadores. Él liberta a los cautivos. Él defiende al débil. Él bendice a los pequeños. Él sirve a los desafortunados. Él estima a los ancianos. Él recompensa al diligente, y Él embellece al humilde.
Me pregunto, ¿Lo conoces? Mi Rey es la clave del conocimiento. Él es el manantial de la sabiduría. Él es la puerta de la libertad. La gloria es toda Suya. Suyo es el reino y el poder y la gloria por siempre y siempre y siempre — y cuando termines con todos estos “siempres”, entonces amén y ¡amén!
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Voz adicional: S. M. Lockridge, en la voz de Carlos Mena.
Él Es, Isabelle (con Tercer Cielo & Marcos Yaroide), Él Regresará ℗ 2005 Isabelle Váldez.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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