La visita increíble
Annamarie Sauter: Nancy DeMoss de Wolgemuth nos recuerda un evento increíble.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Dios se hizo hombre. Se vistió de carne humana. Es un milagro. Ciertamente es una maravilla. No podemos entenderlo, pero creemos que así fue. Y es la base de nuestra fe, que Dios se hizo carne y vino a esta tierra. Él nos ha visitado.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¡Qué honor es ser visitado por Jesús! La Palestina del siglo primero se perdió la oportunidad de darle la bienvenida a este invitado especial, y Él tuvo que dormir en un establo. Pensaríamos que nunca haríamos algo así, ¿verdad? Bueno, antes de responder con rapidez, considera la enseñanza de Nancy del día de hoy.
Nancy: En nombre de todo el equipo de Aviva Nuestros Corazones, quiero desearte a ti, a tu …
Annamarie Sauter: Nancy DeMoss de Wolgemuth nos recuerda un evento increíble.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Dios se hizo hombre. Se vistió de carne humana. Es un milagro. Ciertamente es una maravilla. No podemos entenderlo, pero creemos que así fue. Y es la base de nuestra fe, que Dios se hizo carne y vino a esta tierra. Él nos ha visitado.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¡Qué honor es ser visitado por Jesús! La Palestina del siglo primero se perdió la oportunidad de darle la bienvenida a este invitado especial, y Él tuvo que dormir en un establo. Pensaríamos que nunca haríamos algo así, ¿verdad? Bueno, antes de responder con rapidez, considera la enseñanza de Nancy del día de hoy.
Nancy: En nombre de todo el equipo de Aviva Nuestros Corazones, quiero desearte a ti, a tu familia y a tus seres queridos una celebración de Navidad muy bendecida.
En las últimas dos semanas, hemos estado viendo un pasaje maravilloso. Es uno de mis pasajes favoritos en la Palabra de Dios, se encuentra en Lucas capítulo 1, el himno o la bendición de Zacarías profetizando la venida de Cristo a este mundo y lo que significó, lo que quiso decir en esos días, pero más aún, lo que significa hoy para todos nosotros.
Hemos estado viendo grandes temas de la redención, la salvación y la liberación. Hemos visto en esta serie que hay un tiempo pasado, presente y futuro en el que experimentamos la salvación de Dios y Su redención. Y esto también es cierto en lo que hemos hablado en los últimos días acerca de la visita de Dios, de la visitación de Dios.
En el programa anterior leímos la última parte de este pasaje, y hablamos de la salida de sol que «nos visitará desde lo alto para iluminar a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte» (vv. 78-79). Hay un tiempo pasado en el que Dios nos ha visitado. Lo hizo cuando envió a Cristo a la tierra, la encarnación de Cristo, simplemente significa que Dios se hizo carne. Se vistió de carne humana. Es un milagro. Es una maravilla. No podemos entenderlo, pero creemos que así fue. Y es la base de nuestra fe, que Dios se hizo carne y vino a esta tierra. Él nos ha visitado.
Por eso Zacarías dice en el comienzo de este himno: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado. . . su pueblo» (v. 68). Cristo ha venido a la tierra. Esto no es solo un hecho histórico, sino que es una gran verdad teológica y la razón por la que vino, lo que vino a hacer y lo que hizo mientras estuvo aquí en la tierra.
Pero hay también un tiempo futuro en el que Dios algún día nos visitará nuevamente en el regreso de Cristo. Estamos a la espera todavía de una visita futura de Dios a este planeta.
Y a medida que pienso en esa visita futura, me viene a la mente un pasaje de Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero. ¿Recuerdas? Donde dice:
«Cuando Aslan venga, el mal será enderezado, al sonido de su rugido no habrá más penas, cuando él descubra sus dientes, el invierno se reúne con la muerte, y cuando se sacude la melena, tendremos primavera de nuevo». 1
Pensé en ese pasaje al pensar en el día cuando el gran León de la tribu de Judá venga a visitarnos en poder y en gloria. No en un pesebre en esta ocasión, no en humildad, sino en gloria y triunfo, nos visitará en medio de la luz brillante del día.
Eso le da esperanza al más oscuro de los días, a ese color oscuro de la madrugada entre ahora y entonces. Mantenemos esa esperanza en lo profundo de nuestros corazones, y sabemos que va a suceder. No sabemos cuándo, pero sabemos que Él algún día nos visitará de nuevo.
Pero yo quiero hablar hoy sobre el período intermedio entre la primera visita en la encarnación de la primera Navidad, y la visita futura, cuando Cristo venga como nuestro glorioso Rey para reinar por siempre jamás. En ese periodo intermedio, hay una forma en la que Dios (tiempo presente) visita a su pueblo, y podemos experimentar esas visitaciones divinas de la presencia de Dios, en lo que los historiadores llaman a menudo, avivamiento.
El avivamiento puede suceder en un solo corazón, o puede ocurrir en muchos corazones al mismo tiempo. Cuando ocurre en muchos corazones al mismo tiempo, es un sentimiento corporativo de avivamiento, y los historiadores lo han llamado a menudo, «Gran Despertar».
Puedes leer sobre esto lo que ocurrió en los días de Wesley y Whitefield en los 1800, de cómo Dios se movió de una manera extraordinaria visitando pueblos enteros con un impresionante sentido de Su presencia, que cambió todo a su alrededor.
Quiero hablar en esta última sesión, al concluir esta serie sobre Zacarías y las visitaciones de Dios, sobre algunos principios que se aplican en general a Sus visitas pasadas, presentes y futuras. Pero quiero hacer una aplicación específica de las visitaciones de Dios durante el avivamiento que podemos experimentar en estos días.
En primer lugar, como dijimos ayer, la visitación de Dios es sobrenatural. No es algo que podemos fabricar. No se puede poner una fecha en el calendario y decir: «Vamos a tener un avivamiento la próxima semana». Podemos tener reuniones de avivamiento, pero Dios es el que determina cuándo enviará avivamiento, cuándo nos visitará desde lo alto. El avivamiento viene de lo alto.
Luego, la visita de Dios en avivamiento no es una experiencia. No es en última instancia algo que ocurre emocionalmente. No es enseñanza o principios o programas en última instancia. La visita de Dios en el avivamiento es Cristo. Es una persona.
Es una nueva conciencia de Su presencia, de Su reinado en nuestras vidas... «El cuerno de salvación», Él es el «Amanecer desde lo alto». Así que cuando oramos a Dios para que nos visite en avivamiento, estamos orando por una nueva conciencia de Cristo en medio de nosotras: «Cristo en (nosotros), la esperanza de gloria», Colosenses 1:27. Avivamiento, la visitación de Dios, es una persona.
Cuando Dios nos visita en la persona de Cristo en temporadas de avivamiento se exponen ciertas cosas. Una de las características invariables del avivamiento es que Dios envía una profunda convicción de pecado. Cosas que nunca nos molestaban hasta ahora, se convierten ahora en asuntos con los que no podemos vivir.
Leí recientemente un extracto de la biografía de Jonathan Goforth, un misionero en China, y el renacer que experimentaron en una de las provincias de China donde él ministró. Permítanme leerles lo que se escribió acerca de esta experiencia. Dice así:
Se dio una oportunidad para orar y seguido se produjo una escena como nunca antes se había visto, ni tampoco espero volver a verla. Un hombre comenzó a orar, pero no había dicho más de media docena de palabras cuando se le unió otro hombre, y luego otros más se unieron, y en un momento todos estaban llorando y clamaban en voz alta a Dios por misericordia.
Nada en mi mente puede describir mejor la escena que la comparación con la violencia y lo repentino de una tormenta de truenos. Inicia con el golpeteo de unas gotas pesadas, luego viene el aguacero que duró una media hora más o menos. Pero mientras dura es terrible. Por lo tanto, es como una tormenta de oración. Comenzó con uno o dos. Luego vino la explosión de muchos corazones, todas las emociones reprimidas desde hacía mucho tiempo. No había ninguna restricción, y no trataban de hacerlo.
Los hombres se aglomeraban enfrente para hacer una confesión… Llorando en presencia de otras personas, pues habían estado en la presencia de Dios y Su luz les había mostrado a ellos mismos quienes eran.
«El amanecer nos visitará desde lo alto», encender la luz, disipando la oscuridad.
Pero déjenme decirles que las visitaciones de Dios a su pueblo se pueden dejar pasar por alto y por lo general se pierden para la mayoría. Este es un pensamiento trágico. Es un pensamiento increíble que la salida del sol llegue y la mayoría de las personas no se den cuenta.
Pero sabes, cuando el amanecer viene por la mañana (el sol literalmente), la mayoría de las personas no lo notan. La mayoría de la gente está todavía dormida. Están en sus casas. No están viendo la salida del sol.
Así mismo cuando Cristo nos visita en temporadas de avivamiento. No todos ven, y no todo el que lo ve, lo recibe. Para algunas de nosotras, eso es porque tenemos pequeñas cajas teológicas en las que Dios tiene que encajar, y si Él no lo hace de la manera en que estamos acostumbradas, nos ponemos nerviosas y decimos: «Esto no puede ser de Dios».
Ahora bien, tenemos que tener discernimiento porque todo lo que dicen que es de Dios, no es necesariamente de Dios. Pero eso sería toda una serie sobre ese tema. Pero es posible perder o descartar la visitación de Dios.
Me temo que en nuestros días, si Dios viniera en un verdadero avivamiento una vez más, muchas de nuestras famosas iglesias evangélicas que predican bíblicamente, lo descartarían o se lo perderían. ¿Sabes por qué? Porque no lo estamos buscando. No estamos a la expectativa. No lo estamos anhelando. No lo estamos esperando.
Lucas 19:41, dice que Jesús lloró sobre la ciudad de Jerusalén. Esa palabra lloró no es como que Él estaba llorando suavemente. Es un llanto profundo que brota del interior. Estaba sollozando. Él lloró sobre la salida del sol que había venido a visitarnos de lo alto, Él miró desde arriba la ciudad de su pueblo, y lloró.
Él (Jesús) sollozó y dijo: «Tú no supiste reconocer el tiempo de tu visitación», en el versículo 44. Te perdiste el amanecer. No te pierdas el tiempo de Su visitación. Di: «Oh, Señor, abre mis ojos, abre mis oídos, abre mi corazón. Ayúdame a reconocer. Ayúdame a discernir. Ayúdame a recibir cuando estás en movimiento, cuando estás aumentando en mi corazón como la salida del sol, cuando quieras avivar mi corazón de una manera fresca.
«Señor, ayúdame a no dejarlo pasar. Ayúdame a reconocer cuando vienes a lidiar con mi vida de una manera nueva, o cuando vienes a lidiar con mi familia o con la familia de la iglesia o con la nación, de una manera fresca. Señor, ayúdame a reconocer el tiempo de tu visitación».
La visitación de Dios en el avivamiento es diferente a todo lo que cualquiera de nosotras nunca ha experimentado antes. Y siempre vale la pena la espera. ¡Vale la pena la espera!
Quiero terminar esta serie sobre las visitaciones divinas dándoles algunas pinceladas de las cosas que suceden cuando Dios visita a su pueblo. Las dos primeras son tomadas de uno de esos momentos cuando Dios visitó a su pueblo en 1904 y 1905, en lo que ha llegado a ser conocido como el Avivamiento de Gales.
Realmente vale la pena escuchar algunas historias grandiosas de lo que sucede cuando Dios se mueve.
Permítanme leerles un breve recuento de una parte de ese renacer, de un hombre llamado RB Jones, quien fue testigo ocular del avivamiento de 1904 en Gales. Él dijo:
Si a cualquiera le pidiesen describir en una palabra las características más destacadas de la época, podría contestar sin vacilar que era el inexcusable sentido universal de la presencia de Dios… El Señor había descendido… En las reuniones de avivamiento… en los hogares, en las calles, en las minas y las fábricas, en las escuelas… Dondequiera que las personas se reunían se convertía en un lugar de temor de Dios, y los lugares de diversión y juerga estaban prácticamente vacíos.
Ese avivamiento cruzó el océano, y Dios se movió en gran manera en algunas partes de los Estados Unidos. Hemos citado esto antes aquí en Aviva Nuestros Corazones, pero simplemente me llamó la atención de nuevo. Es uno de mis ejemplos favoritos de la visitación de lo alto.
La portada principal del Denver Post del 20 de enero 1905, tenía el siguiente titular: «Toda la ciudad se detiene para la oración a la hora cúspide del comercio mientras el alma asciende sobre los pensamientos sórdidos». Ese era el titular.
Así es como comenzaba este artículo:
Durante dos horas, al mediodía, todo Denver está atrapado en un hechizo. Las plazas de comercio están desiertas entre el mediodía y las dos de la tarde.
Por cierto, en esos días las diferentes tiendas hicieron un pacto entre sí, que cerrarían entre el mediodía y las 2:00 de la tarde, para que la gente pudiera ir a las reuniones de oración. Este fue un gran avivamiento de oración.
Y continúa diciendo este artículo,
Todos los asuntos mundanos fueron olvidados y la ciudad entera se dedicó a la meditación sobre cosas más elevadas. El Espíritu del Todopoderoso impregnaba cada rincón. Yendo y viniendo de las grandes reuniones, los hombres y las mujeres irradiaban Su Espíritu del cual estaban llenos. Y la luz del sol de Colorado se hizo más brillante por el resplandor reflejado de la luz de Dios brillando en esos rostros felices.
¿No les suena un poco como lo que leemos en Lucas capítulo 1? «El amanecer nos visitará de lo alto para iluminar a los que habitan en tinieblas». Dios ha visitado a su pueblo. El amanecer nos visita desde lo alto.
Ahora, puedes escuchar algunas de estas historias y preguntarte: «Sí, pero ¿Dios hace ese tipo de cosas hoy en día? ¿Visita Dios hoy en día a su pueblo con tiempos de avivamiento? ¿O es solo algo que ocurrió en los viejos tiempos?» Bueno, hay partes del mundo en la actualidad y dentro de los últimos cien años que han experimentado estas visitaciones divinas.
He tenido el privilegio de ver destellos de la gloria de Dios, atisbos de esas visitas de lo alto, ya que he tenido el privilegio de servir con Life Action Ministries, el ministerio matriz de Aviva Nuestros Corazones. He visto a Dios visitar corazones de manera individual y hogares e iglesias en todo el país, mientras los cuatro equipos que forman parte de este ministerio han ido y a llevar el mensaje de la visitación de Cristo a las iglesias en todo el país.
Quiero leerles solo algunos informes que han llegado en los últimos meses, de las iglesias que han tenido un encuentro con Dios y han experimentado un toque de la visitación de Dios. No historias como las que los historiadores han llamado, «Gran Despertar». No sé si llamarlas avivamiento, pero es una visión de la gloria y la visitación de Dios.
Uno de nuestros equipos ha escrito acerca de una iglesia en la que estuvieron durante un par de semanas. La iglesia había estado orando fervientemente durante las semanas previas a las reuniones. Los corazones de las personas estaban preparados y suavizados. Comentan que daban testimonios uno tras otro, compartiendo lo que Dios estaba haciendo en sus corazones. Aquí tenemos un reporte acerca de un testimonio particular durante un servicio, estos son solo algunos detalles que fueron compartidos:
Dos mujeres, una que trabajaba con jóvenes y otra cuyo marido era un administrador, confesaron que habían pensado recientemente en dejar a sus maridos. Estas son mujeres que estaban en el liderazgo de la iglesia, y estaban siendo honestas acerca de la verdadera condición de sus vidas y sus matrimonios. Los hombres se pararon y confesaron su falta de liderazgo en el hogar, pidiendo perdón a sus esposas e hijos.
Un niño con discapacidad mental que había sido abusado por su padre llegó a la libertad gloriosa que da el perdón, junto a su amargada madre.
Dos jóvenes adolescentes confesaron su rebeldía y su necesidad de ayuda.
Un hombre mayor se levantó y dijo que conocía a Dios, pero no había tenido convicción ni sentía el Espíritu Santo obrando en su vida. Los hombres impusieron las manos sobre él y oraron por él.
El mayor impacto fue probablemente un hombre que tenía una antigua posición de liderazgo en la iglesia, había salido de la iglesia hacía un año, cuando su familia se vino abajo. Él y su esposa se divorciaron (ella era la coordinadora de las comidas de nuestro equipo, mientras estuvimos en esa iglesia). El hombre dejó su trabajo y se convirtió en un vagabundo en las calles. Regresó a la iglesia la semana anterior al evento por primera vez en un año. En una noche, se levantó y confesó su pecado, su fracaso como marido y como padre, y buscó el perdón de la iglesia. Una vez más el pastor y otros líderes lo rodearon y oraron por sanidad. En ese momento la mayor parte de la iglesia estaba en lágrimas. Mucha vida y reconciliación en el cuerpo de Cristo durante esa gloriosa noche.
El pastor nos ha dicho que siente que el Señor quiere que se reúnan en la iglesia diariamente como lo han venido haciendo desde hace seis semanas. Quiere que la oración y la Palabra sean parte cotidiana de sus vidas. Él dijo ayer que por primera vez en su vida se encuentra perplejo y sin palabras en la luz de «Dios».
«El amanecer nos visitará desde lo alto».
Él dijo que no sabe cómo describir lo que está sucediendo con él y con la iglesia, solo puede decir, «es Dios, es Dios».
Un pastor nos escribió recientemente, su iglesia acababa de concluir una de las reuniones con nuestro equipo y nos dice:
Estas reuniones transcurrieron durante diez días… Servicios de dos horas y media en la noche… Y nuestra gente quería más. Dios estaba allí. Se reunió con nosotros. Vimos impíos salvos. Vimos «cristianos» obtener salvación (¡imagínate eso!). Vimos muchos, muchos creyentes abiertamente arrepentirse, confesar, arreglar las cosas con los demás, etc.
Uno de nuestros adolescentes confesó abiertamente fumar marihuana. Su arrepentimiento público confrontó a los demás adolescentes. Los hombres confesaron abiertamente su adicción a la pornografía. Las mujeres perdonaron a quienes abusaron de ellas cuando eran niñas. Los hombres confesaron su incapacidad para orar con sus esposas. Fue algo glorioso.
«El amanecer nos visitará de lo alto para iluminar a los que habitan en tinieblas». Este pastor continúa diciendo:
Nuestro último servicio anoche, duró tres horas. La gente no paraba de testificar. Desde hace dos noches se quedan ahí hablando después del servicio. No pudimos convencerlos de que volvieran a sus casas. Esto es lo más parecido que hemos visto a un verdadero avivamiento.
Nuestro equipo no llevó el avivamiento a estas iglesias. Dios trajo avivamiento a las iglesias. «La salida del sol desde lo alto nos visitará». Dios visitó a su pueblo, y nuestros equipos eran solo un canal, solo un instrumento que Dios utiliza para que estas personas conozcan el amanecer del sol desde lo alto.
Oh cuán desesperadamente necesitamos una visitación fresca en nuestros días del cuerno de la salvación, ¡una visita de la salida del sol desde lo alto! ¿Estás desesperada por eso?
Al pensar en tu vida, al pensar en tu familia, en tu entorno de trabajo, en tu iglesia, ¿estás desesperada por una nueva visita de la salida del sol desde lo alto, por una nueva visitación de la presencia de Cristo en tu iglesia?
¿Se está arrepintiendo la gente? ¿Están siendo reconciliados? ¿Están siendo transparentes? ¿Están siendo honestos? ¿O hacen lo que tanta gente e iglesias hacen, simplemente día tras día, año tras año, como de costumbre?
¿Estás desesperada por algo fresco? ¿Tienes ese anhelo? ¿Estás esperando? ¿Estás orando? Oh, que podamos llegar al punto de decir, «Señor, ¡no podemos seguir sin ti! Anhelamos, oramos, te suplicamos por una visitación, por la salida del sol desde lo alto».
Tenemos la promesa en la Palabra de Dios. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, «la salida del sol nos visitará desde lo alto para iluminar a los que habitan en tinieblas».
Annamarie: Esta enseñanza de hoy concluye la serie titulada, «El himno de Zacarías».
Durante las últimas semanas, Nancy nos ha dado una nueva apreciación de las asombrosas palabras de Zacarías sobre el nacimiento de Cristo. Una oyente que ha sido impactada con enseñanzas cristocéntricas como esta, compartió con nosotros lo siguiente, escuchemos.
Eréndira: Hola, buen día, mi nombre es Eréndira Barrera, yo vengo de Cuernavaca, Morelos. Tuve la gran bendición de que mi hermana me haya invitado a estas conferencias. He tenido un tiempo ya en Cristo, difícil pero maravilloso porque Él ha trabajado mucho en mí, en mi familia, en mi esposo, en mi matrimonio, en mis hijos. Me ha impactado mucho Jesucristo porque día a día, segundo a segundo, momento a momento, Él me habla y me muestra cosas, y esto era algo que Él me está mostrando que tiene para mí. A través de mi hermana yo empecé a ver diferentes actitudes, muchos cambios porque ella es una hija de Dios y me invitó y Dios me bendice por medio de ella. La usa para bendecirme a mí.
Estoy aquí porque quiero saber qué es lo que tiene Dios para mí en estas conferencias, en este momento, porque sé que cada vez que nos acercamos a Él, Él tiene algo nuevo para edificar nuestras vidas. Mi hermana en mi vida ha sido de edificación y bendición, y cada una de las hermanas en Cristo que me he encontrado aquí han sido de gran testimonio, dan muy buen testimonio de Cristo en amor, en amabilidad, en hospitalidad, y todas son unas verdaderas mujeres de Dios.
Estoy rodeada de mujeres virtuosas porque por primera vez me siento en familia, me siento en un lugar en que estamos hablando de los mismo, tenemos la misma visión, y me gustaría que las personas que no tienen conocimiento de esto, todas las mujeres del mundo, supieran que Cristo tiene algo para ellas, como lo sigue teniendo para mí.
Dios me ha levantado. Le doy gracias a Dios por la vida de mi hermana, y por cada una de mis hermanas que están aquí. Va a ser de mucha bendición compartir el alimento espiritual que es el que debe ser primordial en nuestra vida, y solamente les digo a todas las mujeres que le den la oportunidad a Cristo, porque Él es un caballero y siempre nos está esperando con los brazos abiertos, y todo tiene un tiempo.
A veces ya es nuestro tiempo y no hay que esperar más. Yo le doy gracias a Dios porque me da la oportunidad de estar aquí, y sé que me voy a ir muy bien alimentada espiritualmente. Doy gracias en el nombre de Cristo Jesús, Dios bendiga grandemente sus vidas, amén.
Annamarie: ¡Gloria a Dios por testimonios como este!
Mujeres como esta de la que escuchamos, han sido impactadas alrededor del mundo. Y podemos producir recursos como estos programas diarios, gracias a aquellos que abrazan la misión de Aviva Nuestros Corazones y apoyan el ministerio financieramente.
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Y si no te has registrado aún, asegúrate de registrarte para la próxima Conferencia Mujer Verdadera 2020. Visita MujerVerdadera20.com para más información. Reúne a un grupo de hermanas y amigas, y juntas busquemos al Señor y seamos animadas a permanecer firmes, sobre la Roca.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, un ministerio que tú haces posible con tu apoyo, es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
1 El león, la bruja y el armario, CS Lewis, capítulo 8 (p. 79).
Come, Thou Long-Expected Jesus, Nancy DeMoss Wolgemuth, Come Adore ℗ 2014 Revive Our Hearts
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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