La verdad que nos hace libres, día 4
Annamarie: Imagina un guerrero en un campo de batalla. Él no lleva casco, ni escudo para protegerse, ni armadura… ¿Qué tan vulnerable está ante el enemigo? Bueno, así es como lucimos cuando vivimos en este mundo sin estar equipadas con la verdad de la Palabra de Dios.
Paulina Torres: Tenemos que equiparnos, tenemos que estar preparadas, tenemos que aprender a luchar con estas mentiras de nuestra mente que nos bombardean todos los días –todos los días, y a todas– lo que este mundo quiere que creamos. Y por eso hay tanta confusión, tanta tristeza, tanto dolor, porque hay chicas que no saben ni que hacer, ¡pero no han leído su Biblia en un mes!
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Esta semana nos encontramos en la serie, «La verdad que nos hace libres». Has estado …
Annamarie: Imagina un guerrero en un campo de batalla. Él no lleva casco, ni escudo para protegerse, ni armadura… ¿Qué tan vulnerable está ante el enemigo? Bueno, así es como lucimos cuando vivimos en este mundo sin estar equipadas con la verdad de la Palabra de Dios.
Paulina Torres: Tenemos que equiparnos, tenemos que estar preparadas, tenemos que aprender a luchar con estas mentiras de nuestra mente que nos bombardean todos los días –todos los días, y a todas– lo que este mundo quiere que creamos. Y por eso hay tanta confusión, tanta tristeza, tanto dolor, porque hay chicas que no saben ni que hacer, ¡pero no han leído su Biblia en un mes!
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Esta semana nos encontramos en la serie, «La verdad que nos hace libres». Has estado escuchando algunas de las enseñanzas impartidas en la conferencia para hispanas que se llevó a cabo en la conferencia True Woman '18.
En el programa de hoy escucharás el testimonio de Paulina Torres. Ella comparte contigo cómo las dificultades de su infancia, los problemas en su adolescencia y aún las mentiras de este mundo que ella creyó, finalmente la llevaron a postrarse ante Dios y a buscar la verdad en Su Palabra.
Paulina inicia dándonos un breve resumen de lo que hemos escuchado hasta ahora en esta serie.
Paulina: ¿Qué hemos aprendido? Hasta ahorita hemos aprendido con Laura, cómo las mentiras nos esclavizan. También vimos cómo la verdad que es Cristo, nos hace libres, y hasta mentiras con las que batallamos las hispanas. Entonces, es mi oración que si tú ahorita estás pasando por una prueba, por un momento difícil en tu vida, que tú salgas de aquí con esperanza y sabiendo qué hacer. Pero si tú no estás teniendo una tormenta en estos momentos de tu vida, mi anhelo es que tú y yo podamos equiparnos para poder ayudar y consolar a otras. Ese es mi anhelo.
Entonces acompáñame a orar por favor.
Padre mío venimos ante Ti, mi Señor, sabiendo que sin Ti nada podemos hacer, y que todo lo que Tú has permitido en nuestras vidas tiene un propósito y Tú nos has traído aquí para poder escuchar Tu voz y te agradecemos porque Tú estás presente, Tú cumples lo que dices y es a Ti, nuestro Dios, al que clamamos y en el que confiamos. Padre, llénanos de Tu Palabra, de Tu Espíritu Santo, que podamos vivirla y amarla cada día más. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Es impactante y no sé si se puedan relacionar conmigo algunas más que otras, pero es impactante, las tonterías y estupideces que podemos hacer o pensar por no conocer la verdad. Es impactante el dolor, las consecuencias, las heridas que podemos pasar, por no conocer la verdad. Y yo fui víctima de estas tonterías por no conocer la verdad, y quiero hablarles un poquito de mi testimonio, pero yo estaba muerta totalmente en mis delitos y pecados.
Yo hacía y quería y anhelaba hacer lo que yo deseaba, lo que mis pensamientos me decían. Eso era lo que yo estaba buscando hacer en todo momento. Yo era esclava del pecado, creyendo las mentiras que Satanás me aventaba y yo las recibía, me las creía, y creo y más bien no dudo que Satanás se deleitaba en verme sufrir.
Yo creí la mentira de que podía encontrar felicidad en otras personas. No sé si ustedes han intentado eso, es imposible. Entonces yo creía la mentira de que esa persona me puede saciar y que esa persona me va a llenar, y solo me dejaba más vacía. Me creí la mentira de que quizás solo el afecto de otro hombre me iba a hacer sentir verdaderamente amada, y eso nunca pasó.
Me creí la mentira de que estaba bien entregar tu cuerpo a una persona que decías, «es que lo amo», «es que con él me voy a casar y seguro es el amor de mi vida», entonces te doy… Y me acuerdo, lo poco que conocía era, que tenía un anillo que decía: «El amor verdadero espera». Entonces yo se lo entregué a esta persona cuando ocho años después terminamos la relación.
Para mí fue como ver mi futuro desvanecerse en mis manos. Mi anhelo, mi esperanza de formar esta familia, de tener hijos, y esas ideas y mentiras que nos vamos creando aquí, se desvanecen tan fácilmente como terminas con esa relación; y todo lo que habías entregado y esperado en una persona, se acabó.
Me creí la mentira de poder jugar con hombres sin que nadie se lastimara, pero la lastimada fui yo. Yo me creí la mentira que el sexo iba a satisfacer mi cuerpo cuando sentía que ardía, porque Satanás es muy astuto y sabe exactamente con lo que va a tentarte para que tú caigas. Y yo sentía que mi cuerpo ardía como jamás lo he sentido, que me quemaba, y dije, «claro el sexo va a solucionar este problema», y ¿qué pasó?, empeoró.
Chicas, el pecado es un monstruo haciéndote creer que te va a satisfacer, pero lo único que hace es que te deja deseando más y lentamente te lleva a la muerte. Y ¿sabes qué? Yo podría estar aquí tratando de justificarme o diciéndote, «es que este anhelo, esta búsqueda en hombres es porque crecí sin un papá». O quizás podría justificarme y decir, «¿sabes qué? Fui promiscua porque cuando yo era chica el esposo de mi mamá me molestó sexualmente por muchos años», lo cual sí pasó. Pero yo no puedo decir aquí, o tratar de justificar mi promiscuidad o todas las cosas que yo decidí porque es una vida que yo escogí.
Sí, muchas cosas pueden ser consecuencias, pero la única persona que peca fui yo, y nadie me obligó a pecar. El pecado te atrapa y nunca es suficiente. Es peligrosísimo, y ¿saben qué chicas? Mi pecado merecía ser castigado ante un Dios santo. Yo le di la espalda a Dios, yo no quería Sus caminos. Había oído de este Dios que estaba interesado en mí y que me amaba, pero yo no estaba segura si ya con mi pasado realmente Dios quería una relación conmigo, o si yo merecía… ¡Claro que no merecía una relación con Él! No conocía la verdad que es lo que con Laura y Patricia te estamos diciendo, no la conocíamos.
Y son tonterías porque aquí está un Dios sorprendente diciéndote, «te amo y quiero que vengas a Mí», y nosotras decimos, «no, no, es que creo que esto no». Y aquí está la mentira y parece como más seducible, este lado de la mentira lo hacen lucir tan increíble que parece que te va a llenar, y este otro como, «no, qué aburrido». Entonces te cuesta tanto trabajo el poder tú decir, «ok, voy a creer en lo que me están diciendo, que eso es cierto. Pero cuántas tonterías podemos creer cuando no conocemos la verdad, y nos conformamos con migajitas, y cualquier mentira que nos tira Satanás la creemos porque no conocemos la Palabra.
Me acuerdo perfectamente cómo Dios –porque sé que fue Dios porque ninguna de nosotras buscaría a Dios si fuera por nuestra propia cuenta. Dios permitió que toda mi vida fuera un desastre, cuando ya mi pecado empezó a ser demasiado doloroso y vergonzoso, Dios me estaba haciendo ver la necesidad que yo tenía de Él. Entonces empecé a ir a la iglesia y me acuerdo que me sentaba en estas filas, estas bancas larguísimas en esta iglesia que se llamaba Maranata, y yo lloraba y lloraba y lloraba, y yo quería que algo ya cambiara.
Me acuerdo estando en mi departamento, de rodillas, ya desesperada –de esas veces en que ya no puedes más de tu pecado, ya no puedes más de esta vida– y me ponía de rodillas, ponía alabanza a todo volumen y le decía a Dios, «ya ayúdame, ya no puedo más. Dios haz algo en mi vida porque siento que me muero», y Dios escuchó mi clamor y vino a rescatarme. En Su gran misericordia y por Su gran amor, sacó del hoyo mi vida y me salvó, entregando a Su Hijo para que Él muriera en mi lugar y para que yo pudiera ser libre. Y no hay condenación, ya no hay condenación, que es lo que estamos viendo y Romanos 8 nos lo dice. Ya no hay vergüenza por mi pasado, soy justificada, llamada inocente por la sangre de Cristo; no por algo que yo hice, no por algo que yo me merecí, no por mis obras, es por gracia que tú y yo podemos ser salvas, es un regalo.
Déjame animarte, si tú no has rendido tu vida a Cristo, te ruego por favor que no te vayas a tu casa sin que eso suceda. No regreses, quédate aquí en Indianápolis hasta que tú lo hagas. Solo en Él hay libertad, y por favor en ningún momento, creo que... Laura lo dijo, en ningún momento pienses que tu pecado es demasiado grande para ser perdonado. Ningún pecado hay que no sea cubierto por la sangre de Cristo.
Por favor, no minimices lo que pasó en la cruz, Su muerte fue suficiente. Y déjame decirte estos versículos que fueron muy… –me encantan y la verdad tengo muchos– pero el Salmo 147:3 que dice: «Él sana a los de corazón quebrantado y les venda las heridas» (NTV). Salmo 34:18 dice: «El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón, y Él rescata a los de espíritu destrozado» (NTV).
Amigas, no tienen idea de cuántas heridas Dios tuvo que sanar, infinidad. Y sé que si hay chicas aquí o chicas escuchando en línea que tienen un corazón quebrantado, quizás sientan que ya no pueden más, como yo en ese momento en el departamento, que Dios está cerca y que Dios quiere sanar y vendar sus heridas; es un Dios bueno, es un Dios que se compadece de nuestro dolor y es un Dios que está con los brazos abiertos esperándolas a que ustedes vengan a Sus pies, está listo para ayudarnos.
Y hoy le agradezco tanto a Dios por todo lo que me permitió vivir porque yo era muy necia, y no sé si hay necias aquí como yo, o solo soy yo, pero era muy necia. Y Dios tuvo tanta misericordia y fue paciente, y fue paciente y fueron años. Dios permitió todo eso en mi vida para llevarme a ese quebranto, y Él sabe lo que tiene que permitir en tu vida para llevarte a ese punto donde le permitas ser tu Señor y tu Padre. ¿Ya ha hecho Dios eso en tu vida o hay algunas rebeldillas y necias por aquí todavía que se siguen resistiendo a este amor inagotable? Espero que no. Por Su gracia Él nos ha dado una nueva vida, una nueva identidad ahora como hijas, y si has crecido sin un papá, como yo, eso es a veces difícil; pero Dios a través de Su Palabra puede suplir esa necesidad de padre y Él ser tu Padre celestial.
Él te da ahora un nuevo propósito para vivir para Su gloria. Ya no para los deseos de nuestra carne que nos destruían pero nos siguen destruyendo. Él ahora nos da la libertad para caminar en Su verdad, para caminar de acuerdo a Su Palabra. Pero hay un problema y creo que tú lo sabes porque aquí podemos cerrar el capítulo y decir, «¡sí, Dios nos salvó! Y excelente ya no hay problemas, ¿verdad?
Hay un problema que lo estamos diciendo y diciendo. Aunque ya no somos esclavas del pecado y ese pecado ya no tiene poder sobre nosotras, ¿qué quiere decir esto? Ok, ya no somos esclavas pero seguimos batallando con el pecado porque seguimos con estos cuerpos pecaminosos y caídos.
¿Ustedes sienten esa lucha en su mente, en su cuerpo? Es una constante lucha que tu espíritu, ahora ya tienes este Espíritu que antes no tenías, y está luchando constantemente con la carne. Me identifico tanto con Pablo que me encanta en Romanos 7 que dice: «¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro». Tenemos la gloriosa esperanza, chicas, de que Cristo viene pronto y que pronto ya no vamos a batallar más con el pecado.
Viene ese día en que viene nuestro Padre, nuestro Rey en los cielos y lo recibiremos en las nubes y nuestros cuerpos serán totalmente transformados y nunca más vamos a volver a batallar con el pecado, ¡gloria a Dios por eso! Pero mientras tanto tenemos que equiparnos, tenemos que estar preparadas, tenemos que aprender a luchar con estas mentiras de nuestra mente que nos bombardean todos los días –todos los días, y a todas– lo que este mundo quiere que creamos. Por eso hay tanta confusión, tanto dolor, tanta tristeza y tantas chicas que no saben ni qué hacer, pero ¡no han leído la Biblia en un mes! «Es que no sé» Están desorientadas. ¿Qué te ha dicho Dios? «A, pues es que creo que...no he leído mi Biblia». Entonces, ¿de dónde vas a sacar armas? Chicas, es la Palabra de Dios con la que lucharemos, ¡es nuestra espada! Y eso es lo increíble, es lo que Dios usa para guiarnos, para transformarnos y para revelarse a Sí mismo a nosotras. Escucharon bien, Dios se revela a nosotras a través de la Palabra. Tú puedes conocer al Dios invisible, al Dios todopoderoso, omnisciente, omnipotente, y Él se revela a personitas pecadoras como tú y como yo a través de Su Palabra.
No te preocupes si tú estás aquí y dices, «Pau es que yo apenas me sé Juan 3:16». No te preocupes, todas empezamos desde cero, ni sabíamos dónde estaba Génesis. El chiste es que sigamos creciendo y madurando siempre, constantemente estar madurando. Esa es la clave, que sigamos creciendo. Pero tranquila, si estás empezando, estás en un muy buen lugar. Hay excelentes recursos para que tú puedas seguir creciendo y es por eso que te debes involucrar en tu iglesia, discipularte y buscar a una chica mayor que tú, madura en la fe, que pueda caminar este proceso contigo. Pero déjame decirte una de las mentiras más peligrosas que afecta nuestro caminar en la verdad. ¿Estás lista? Y como el Espíritu nos guía, creo que ya la dijeron pero estamos conectadas...el creer que depende de nuestro rendimiento, de nuestras fuerzas o de nuestra capacidad para lograr vivir esta vida cristiana ya como creyentes. Como decía Elba, seguimos queriendo tener el control. En Cristo, queremos ahora guiar nuestra vida cristiana. ¿Cómo vamos nosotras a guiar nuestra vida cristiana? Es imposible.
Esa es una de las mentiras más terribles porque es muy sutil y me entristece ver a tantas mujeres, incluyéndome a mí, muchas veces, tratando de...«¿y sí voy a poder, y mis fuerzas, y sí voy a ser esa mamá que lee la Biblia con sus hijos y esa mamá que educa super bien a sus hijos o esa esposa sujeta? Eso es lo que quiero». Y luego viene mi esposo y decimos, «sí, mi amor, lo que tú digas mi amor». ¡Tonterías! En mis propias fuerzas.
Quiero darte lo que es vital para caminar en libertad ahora en Cristo. Esta libertad –y esto es vital, si tú no haces esto… está muy mal, es muy peligroso. Permíteme darte tres verdades claves para ser libre para caminar en Su verdad. Si no hacemos esto va a ser imposible poder caminar en Su verdad. Me imagino que ya tienen su pluma lista porque les voy a dar las claves. ¿Están listas?
Verdad número 1: Descansa, Dios lo hará en ti. Descansa, Dios lo hará en ti. Y te voy a dar de mis versículos favoritos, a los que yo constantemente estoy recurriendo cuando yo creo que se trata de mí y de mis fuerzas.
Hebreos 13:20-21, Dios te dice: «El Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno...» (RVG). Primero te dice qué es lo que acaba de pasar. Tú y yo tenemos una relación por este pacto de sangre que Dios hizo conmigo, te dice, «este es el poder que Yo hice, te dice lo que hizo y dice qué es lo que va a hacer, «os haga perfectos para toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea gloria para siempre jamás. Amén».
¿Qué quiere decir esto? Que Dios va a hacer esta obra en ti, Él lo va a hacer. Dice, «haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él», Él promete que va a cumplir, que va a hacer esto en ti, que te va a hacer apta, capaz. Eso nos debe traer un super descanso. Todas podemos respirar (suspira).
Verdad número 2: ¡Vital verdad número dos! Descansa, Dios te da el corazón para amarlo. Qué impresionante que Deuteronomio 30:6 nos dice que «Dios circuncidará nuestro corazón para poder amarlo». ¿Qué quiere decir? Que Dios quita lo muerto, Dios cambia nuestro corazón para que ahora tú seas apta para poder amarlo y escogerlo sobre todas las cosas. Antes tú y yo no teníamos la capacidad de amar a Dios ni de escogerlo. Dios nos da un nuevo corazón, un corazón que ya es capaz de amarlo y de amarlo sobre todas las cosas.
Al tú y yo meditar más en Su amor, más en Su gracia, más en Su perdón, esto va a encender un corazón y un amor y una pasión por Él, que querrás vivir para agradarlo. Cuando ese amor está así, obviamente todos los demás amores se ven mucho más cautivadores. El galán que te está echando el ojo, la comida… Tú puedes poner las mentiras con las que batallas pero obviamente se va a ver mejor. Mientras tú y yo meditamos y descansamos más en Su amor, más amor vamos a tener para escogerlo y para vivir para Él.
Qué increíble es esta verdad. Descansa, Dios te dará el corazón para amarlo. Ya tenemos tú y yo lo necesario para escogerlo sobre todas las cosas, y esta es la verdad número 3. ¿Estás lista?
Descansa, Dios te da el Espíritu Santo y el poder para caminar en Su verdad. «A ver, espérame. Primero, ¿Dios va a hacer la obra en mí. Dos, Dios me va a dar el corazón para poder amarlo y ahora me va a dar el Espíritu Santo y el poder para poder hacer y caminar y vivir conforme a Su Palabra?» ¡Exactamente. Esta es una gloriosa noticia!
Su Palabra dice que nos da Su Espíritu Santo para ayudarnos en nuestra debilidad. (Rom. 8:26). Y nos da de Su poder y es el mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos, ese es el mismo poder que opera en ti y en mí cuando hemos puesto nuestra confianza en Cristo. Entonces, si ya Dios te dice que va a hacer esto, ahora ya sabes, «Tú me has equipado para hacer Tu voluntad».
Ahora, teniendo estas verdades, ¿cómo lo aplico a mi vida? ¿Cómo lo aplico en mi diario vivir? Vamos a suponer que Dios permite una enfermedad en tu vida. Acuérdense, ya no vamos a batallar como esclavas. Ahora ya no soy esclava pero sigo batallando con mentiras. Dios permite una enfermedad en mi vida, ¿qué vamos a hacer? ¿Cuáles son mis opciones? Mi opción es, ¿qué es mi naturaleza?
Primero, ¿qué? Quejarme, «¡ay Dios! ¿Por qué permites esto en mi vida? ¿Qué hice para merecerlo? Mentiras, mentiras, mentiras. Ahora, ¿qué es lo que Dios te ha dicho? Por eso te lo estamos diciendo, y si te lo estamos diciendo es porque lo necesitas, ¿Por qué crees que está la Palabra de Dios? ¿Qué promesas, qué verdad te ha dado para que tú puedas luchar con esta enfermedad? Por ejemplo, hace unas semanas vieron que yo tenía un tumor en el ovario derecho y dije, ¿cómo? Pero si el año pasado ya me quitaron la matriz y esta sería mi séptima operación.
Entonces es como, «ok, ¿mi cuerpo se está matando solo o qué sucede? ¿Me van a tener que ir quitando de órgano en órgano? ¡No entiendo!, y luego el corazón… Perdón, yo soy de las dramáticas que tienen que ser cuidadosas con las emociones. Pero tengo la opción y he visto en hermanas que yo amo, que empiezan a deprimirse de una forma tremenda porque tienen una enfermedad. ¿Qué dice Dios? ¿Qué verdad te ha dado Dios para que puedas estar sustentada en esa verdad y meditar en esta verdad durante una enfermedad? ¿Qué verdad te ha dado Él?
Puedo quejarme y empezar a decir, «Dios, ¿por qué permitiste esto en mi vida?, y cuestionarlo. Saber que Dios, «Tú eres soberano, Tú tienes el control de cada célula de mi cuerpo, Tú puedes sanarme si así lo deseas, pero si no lo deseas, Tú tienes un propósito eterno con esto para mí. Y meditar, y meditar, porque no es nada más; «perfecto, ya caminas en verdad». No, es constantemente esa lucha.
En el matrimonio, las que de repente batallamos con un matrimonio difícil y no nos entendemos, y no sé si muchas aquí se sienten no amadas, no respetadas, no valoradas y eso es tan difícil. No sé si para ustedes, pero ¡el matrimonio es tan difícil! Entonces, todo lo que Dios permite en nuestras vidas, ¿qué es? ¿Qué te ha dicho la Palabra? Les platico rapidísimo antes de terminar. Cuando yo estaba en ese momento de queja de mi marido con Dios, «Dios es que él de repente me trata super así, que no es amoroso, no es tierno, de repente es áspero y Tú sabes cuánto me duele Dios», y Dios me lleva a primera de Juan y ¡pum!, me habla de Su increíble amor hacia mí. Y luego un versículo en 1 Juan 4:11 que dice: «Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros». Yo quejándome y quejándome de mi esposo y no me estaba dando cuenta que yo no estaba amando a mi esposo como Dios me ama a mí.
¿Cuál debe ser nuestra respuesta ante estas cosas que Dios nos da, Dios nos equipa? Lo siguiente: Humillarnos ante Dios, reconociendo nuestra necesidad de Él. En 1 Pedro 5:7, dice: «Dios resiste a los soberbios», los que creen que no necesitan a Dios, «y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo», y nos dice cómo humillarnos: «echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros». Él tiene cuidado de vosotros, ¿cuál es nuestra respuesta ante esto?
Señor, te necesitamos porque separadas de Ti nada podemos hacer. Yo no puedo ser la mamá, la esposa, la hija, la hermana que Tu Palabra me muestra. Ayúdame Señor, te necesito. Vamos a pasar un minuto orando las unas por las otras. Si tú puedes orar por la de al lado, y la de al lado puede orar por ti, en esta lucha de que no puedo _______ (llena el espacio en blanco).
Si tú te sientes con esa necesidad de clamar a Dios ahorita, que espero que todas la tengan, de decir, «yo no puedo esto, te necesito Dios y ahora veo que Tú me das las herramientas y me equipas para poder cumplir tu voluntad».
Patricia: Has estado escuchando a Paulina Torres. Ella compartió este testimonio de una manera transparente y sincera, en la preconferencia para hispanas que tuvo lugar en la conferencia True Woman '18.
Quizás al escuchar este mensaje te has dado cuenta de que estás viviendo según las mentiras de este mundo. Si como Paulina, ya no puedes más con tus problemas y frustraciones, te invitamos a postrarte delante de Dios y pedirle que sea el Señor de tu vida. Él te puede librar del lazo de las mentiras que te dominan.
Para obtener recursos que te ayuden en tu caminar de fe, visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com. Puedes buscarlos por Escritura, por fecha, o por tema, en AvivaNuestrosCorazones.com.
Ahora Paulina regresa con nosotras para cerrar en oración.
Paulina: Padre mío, gracias por tu Palabra, gracias por Tu perdón y Tu gracia, y mi Señor, Tú conoces exactamente la condición de todos estos corazones, estas hijas que Tú amas, estas hijas que Tú has creado desde el vientre de su madre, Padre, Tú las entretejiste y Tú sabes exáctamente todo lo que hay en su vida ahorita. Te ruego Padre que podamos clamar a ti sabiendo nuestra necesidad y dependencia que tenemos de ti porque no podemos solas y no podemos sin Ti, mi Señor. Gracias por amarnos y gracias por Tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Cuando intentamos hacer las cosas por nosotras mismas, es probable que terminemos sintiéndonos desanimadas o deficientes. Mañana, Susi Bixby te guiará a confiar en Dios y en su Verdad. Te esperamos para ese próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Permaneciendo en la verdad que nos hace libres juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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Recursos del Episodio
Videos de la conferencia True Woman '18
Video del testimonio de Paulina Torres
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