La valentía para ayudar a tu esposo
Annamarie Sauter: ¿De qué manera estás usando la influencia que tienes sobre tu esposo?
Dra. Juli Slattery: El enemigo quisiera que te plantaras y dijeras: «Oh, ya traté eso, y no funcionó», o que digas: «No voy a cambiar hasta que él cambie primero». Pero quisiera animarte a que le des a Dios la oportunidad de empezar a mostrarte el secreto de usar tu influencia y tu poder, de manera que rinda honor al Señor, y luego solo observa cómo Él comienza a derretir el corazón de tu esposo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura de hoy de la Biblia es Isaías capítulos 50 al 52.
Es fácil respetar a alguien cuando creemos que se merece ese respeto, pero ¿qué pasa cuando debemos respetarle y creemos que no se lo merece? Hoy escucharás el primer programa en …
Annamarie Sauter: ¿De qué manera estás usando la influencia que tienes sobre tu esposo?
Dra. Juli Slattery: El enemigo quisiera que te plantaras y dijeras: «Oh, ya traté eso, y no funcionó», o que digas: «No voy a cambiar hasta que él cambie primero». Pero quisiera animarte a que le des a Dios la oportunidad de empezar a mostrarte el secreto de usar tu influencia y tu poder, de manera que rinda honor al Señor, y luego solo observa cómo Él comienza a derretir el corazón de tu esposo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura de hoy de la Biblia es Isaías capítulos 50 al 52.
Es fácil respetar a alguien cuando creemos que se merece ese respeto, pero ¿qué pasa cuando debemos respetarle y creemos que no se lo merece? Hoy escucharás el primer programa en una serie en la que veremos por qué el respeto es importante, en la medida en que buscamos honrar a Dios y edificar nuestros matrimonios.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tengo hoy la oportunidad de sentarme con dos muy buenas amigas, y hablar de un tema que sé que les va a interesar mucho a nuestras oyentes. Primero permítanme presentar a mis amigas y luego el tema. Juli Slattery y Linda Dillow están hoy con nosotras.
Linda Dillow: Es una alegría estar con ustedes, Nancy.
Nancy: Linda es autora y conferencista. Puede que hayas leído alguno de sus numerosos libros. Creo, Linda, que de tus libros el que más me gusta es «Calma mi ansioso corazón». Me encanta ese libro; es una oración que está muchas veces en mi corazón, «Señor, calma mi ansioso corazón». Así que gracias por escribir ese libro, así como muchos otros sobre el matrimonio, la intimidad con el Señor, la intimidad con tu pareja… todo parece estar unido, ¿verdad?
Linda: Todo está maravillosamente unido.
Nancy: De eso es que vamos a hablar en esta serie, y también se une a nosotras nuestra amiga en común, la Dra. Juli Slattery. Juli es psicóloga, autora y conferencista. Juli, no nos hemos conectado desde hace unos años, pero quiero que sepas que has sido de gran aliento y un reto en mi propio caminar con el Señor. Estoy tan feliz de que hoy te tengamos con nosotras en Aviva Nuestros Corazones.
Juli: Esto es tan divertido. Recuerdo cuando nos conocimos hace unos cinco o seis años. Yo te entrevisté sobre el libro «Mentiras que las jóvenes creen», y después hiciste una entrevista sobre la humildad y el quebrantamiento, así que Dios nos ha reunido otra vez y estoy feliz de estar aquí.
Nancy: Gracias, Juli, y gracias por estar presente en mi vida de manera continua. Estoy tan agradecida por tu amistad y por la de Linda. Y ustedes dos tienen una estrecha amistad. A decir verdad, las personas que escuchan nuestro programa no pueden decir que hay una diferencia de edad entre ustedes dos…
Linda: … Bueno apenas un año o dos, Nancy…
Nancy: …Bueno, o aún más que eso, hasta hay un poco de una relación de mentoría que Dios les ha dado a ambas. Juli, tú eres la más joven, Linda tiene más años.
Linda: Juli tiene la edad de mis hijas, y es un gran privilegio el ministrar con ella, y ahora estar conectadas a través del ministerio Intimidad Auténtica.
Nancy: Ese es el nombre del ministerio en que están trabajando juntas, y queremos hablar sobre Intimidad Auténtica, lo que significa, lo que es, lo que pretende. Cada una de ustedes es esposa y ambas tienen hijos. Linda, tú has estado casada cuarenta y ocho años. Juli, tú has estado casada… ¿cuántos años?
Juli: … Dieciocho años. Estoy empezando a sentirme un poco vieja.
Nancy: Dieciocho años, con tres hijos adolescentes o casi adolescentes. Mientras las he escuchado a ustedes, me he dado cuenta lo importante que es para los matrimonios el seguir creciendo, que las parejas continúen trabajando en la relación. Sé que tenemos algunas oyentes que han estado casadas por cuarenta y ocho años, como Linda, pero Linda, tú siempre estás aprendiendo cosas nuevas de ti misma y de tu pareja, y del tipo de matrimonio que Dios quiere que ustedes tengan. ¿Estoy en lo correcto?
Linda: Absolutamente correcto.
Nancy: Pues quiero que hablemos de algo que sé que les interesa a ambas, y es sobre el poder de una esposa y cómo entender la influencia que tiene. Muchas de nuestras oyentes nos escriben, muchas esposas, que se sienten abrumadas y débiles en sus matrimonios. Ellas sienten que sus esposos tienen problemas que realmente les impiden, como esposas, experimentar la plenitud y el gozo.
Pero tú hablas de cómo una esposa tiene en sus manos realmente la posibilidad de ser una gran influencia sobre su esposo y sobre otros, a través de su matrimonio. Así que hablemos por un momento sobre el hecho de que Dios le ha dado a la mujer el poder de influenciar en su matrimonio. ¿Qué significa eso para tí?
Linda: Nancy, yo veo que bíblicamente hay tres áreas donde Dios le ha dado poder a la esposa. Un poder enorme es el respeto. Efesios 5:33, dice: «Que la mujer respete a su marido». Y luego el compañerismo —Dios dice: «No es bueno que el hombre esté solo», así que Él creó una compañera para el hombre. Y después la intimidad sexual. De manera que el respeto, el compañerismo, la intimidad sexual —estas son tres áreas de poder.
Estas tres áreas, Nancy, realmente corresponden a tres necesidades que hay en el hombre, que Dios quiere que la esposa llene.
Juli: Yo pienso que necesitamos entender que el poder viene de la necesidad. Cuando alguien necesita algo de ti, eso te coloca en una posición de poder. Por ejemplo, si estoy muy cansada —y a mí me encanta el café, como ambas saben— y tú tienes una taza de café para mí, y yo necesito ese café, de repente estoy más atenta a lo que tú quieres de mí. Estoy más atenta a quien eres.
Ese es solo un ejemplo sencillo, pero en el matrimonio, Dios lo ha hecho de manera que seamos dependientes el uno del otro. Estas son las tres áreas donde tu esposo te necesita. Eso significa que Dios te ha dado poder en esas áreas. Nancy, yo creo que muchas personas que nos escuchan casi harán un gesto de duda con sus cabezas y dirán: «Mi entendimiento de una esposa cristiana es que ella es casi una subordinada, que Dios quiere que ella sea débil».
Esa realmente es una mala comprensión de las Escrituras. Sí, Dios llama a una mujer a la sumisión, pero eso no significa debilidad. Sumisión quiere decir conocer tu poder y usarlo de una forma que edifique el liderazgo de tu esposo.
Nancy: Esa es una gran declaración.
Eso me lleva a pensar en Proverbios 14:1, que dice que una mujer puede usar su poder para edificar o para derribar. «La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba». Así que de una forma u otra, la esposa está ejerciendo poder en su matrimonio.
Juli: Sí. Cada esposa lo está haciendo. Cada esposa está edificando o derribando, te des cuenta o no de esto.
Linda: Esto es algo que casi da miedo, y por eso es que necesitamos entender que tenemos poder y que podemos usarlo o abusar de él. Y Nancy, yo escucho a muchas mujeres. Ellas están mal usando su poder al derribar a sus esposos con sus palabras, criticando, fastidiándolo, nunca estando contenta con quien él es o con lo que está haciendo.
Una mujer me escribió recientemente y dijo: «¿Qué me pasa? Yo fastidié a mi esposo anoche por la forma en que él llenó el lavaplatos. ¿Eso es importante en mi vida?»
Nancy: Uno pensaría que poner los platos en el lavaplatos es algo bueno.
Linda: ¡Eso fue lo primero que pensé! Pero podemos caer en este patrón que vemos en Proverbios, de ser una mujer contenciosa (o argumentativa) y fastidiosa, y eso es mal usar nuestro poder. Pero también podemos usarlo de forma positiva.
Juli: Un pequeño secreto de la Palabra de Dios que realmente me ha ayudado con este problema está en 1 Pedro capítulo 3. Hay una parte donde Pedro está enseñando a las esposas a ser sumisas con sus esposos. Pedro dice: «Sean como Sara, quien verdaderamente respetó a su esposo. Ustedes serán sus hijas, si no se rinden, si no ceden ante el miedo» (v.6, parafraseado). Y cuando me enfoco en esa palabra miedo, cuando me rindo ante el miedo, yo derribo a mi esposo.
Creo que muchas esposas pueden entender esto. No te propones ser contenciosa, tú no quieres quejarte y el problema no es sobre el lavaplatos. Es sobre este miedo que está por debajo y que dice: «Si realmente yo apoyara a mi esposo, ¿a dónde nos llevaría esto? Yo conozco sus debilidades, yo sé en qué áreas él toma mala decisiones. Tengo miedo de realmente confiarle mi esposo al Señor. Yo tengo que arreglar esto».
Cuando este miedo empieza a dominar la vida de una mujer, aun cuando ella quiere rendirle honor al Señor, ella termina haciendo cosas destructivas con su poder.
Nancy: Juli, ¿te viene a la mente algún ejemplo quizás de tu propio matrimonio?
Juli: Oh, por supuesto, no puedo decir que «nunca he cedido al miedo». No. Nancy, yo he tenido la oportunidad de compartir contigo un poco de esto antes, y el Señor me ha enseñado tanto a través de los años. Cuando Mike y yo nos casamos, ¡éramos tan diferentes! Yo era de personalidad compulsiva, muy motivada, tenía que sacar «A» en todo. Por eso es que saqué mi doctorado —me encanta trazarme metas y perseguirlas. Soy muy orientada al rendimiento.
Mi esposo era bien tranquilo. Él era un chico de la Florida que hacía (deporte acuático) surfing, muy sociable, muy divertido… y nos enamoramos.
Nancy: Y probablemente fueron esas diferencias las que los atrajeron el uno al otro...
Juli: Así fue, pero yo seguía diciendo, «no puedo casarme con él, él no es lo suficientemente determinado». Yo rompí con él varias veces porque yo decía, «necesito a alguien más motivado que yo». Pero el Señor nos unió y dejó claro que estábamos supuestos a casarnos. Nancy, esos primeros años de matrimonio fueron tan frustrantes para mí, y yo estaba siendo controlada por el miedo.
Conocía la Palabra de Dios, y como mujer que quería seguir al Señor, quería que mi esposo fuera el líder. Pero cuando miraba su forma de liderazgo, me parecía débil comparada con mis metas y mi motivación. Yo no entendía lo que Dios quería, no sabía cómo podía usar mi poder para impulsar el liderazgo de Mike.
De manera que tengo muchos ejemplos de mis luchas. Yo quería controlar cómo se gastaba cada centavo y como Mike pasaba su tiempo, y lo que estaba pasando con su trabajo. El Señor tuvo que atrapar mi corazón y mostrarme —primero que todo, mi miedo— pero también mi orgullo al creer que mi manera era la correcta.
Nancy: Y cuando reaccionabas con miedo o le ponías presión, ¿qué clase de consecuencias recibías en la relación?
Juli: (Risas) No eran muy buenas. Recuerdo una vez —estando yo muy enfocada en lo que tenía que hacer…Teníamos este apartamento de dos pisos y yo le había dicho: «Bien, Mike, qué tal si limpiamos el apartamento el sábado. ¿Qué te parece si yo limpio el piso de arriba y tú limpias abajo?» Y él dijo, «claro, no hay problema».
Así que el sábado llega. Desayunamos, y yo estoy limpiando la parte de arriba. Tengo todo listo, y termino mi parte a las 9:00 am, y me voy sintiendo bien. Estoy observando a mi esposo, y él está mirando la televisión, y luego se va a correr, y luego toma una siesta, y el reloj está caminando. Es la 1:00 pm, luego las 3:00 pm, y me estoy enojando por dentro. «¿Por qué él no limpia su parte?»
Yo no quería molestarlo con lo de la limpieza pero me sentía frustrada. Eso no era solo acerca de limpiar el apartamento, era una representación de que él no era quien yo quería que fuera, que él no era como yo. Así que él sabía que lo estaba observando y podía ver como mi resentimiento aumentaba. Ya eran las 9:00 pm., y finalmente, no dije ni una palabra, solo tomé los materiales de limpieza y limpié la parte de abajo, golpeando las cosas y con muy mala actitud.
Nosotros no hablamos de eso esa noche. Él se fue a la cama y yo pensé: «¡No voy a dormir en la misma cama con él!» Así que dormí en el sofá porque estaba muy enojada. Recuerdo que él se levantó la mañana siguiente y me vio en el sofá y solo se rió, lo cual me puso más enojada.
Esa era la clase de resultado que yo obtenía cuando dejaba que el resentimiento creciera en mí, cuando no me comunicaba, cuando dejaba que mi miedo y mis problemas con el control realmente tomaran la dirección. Recuerdo que esa noche el Señor me estaba mostrando, «si tratas a tu esposo de esta manera, este es el resultado que tendrás. Vas a sentir soledad. No lo verás crecer —tú no crecerás».
Ahí fue cuando el Señor empezó a enseñarme cómo cambiar esa dinámica.
Nancy: Queremos examinar el recorrido que hiciste y cómo Dios hizo esos cambios en tu vida y en tu matrimonio, pero antes permíteme dirigirme a Linda —cuarenta y ocho años de matrimonio— han llegado lejos, así que a lo largo del camino debe haber algunas edificaciones, pero probablemente también algunas destrucciones. ¿No es así?
Linda: Claro que hubo algunas destrucciones, Nancy, y aún así yo no me daba cuenta que eso era lo que estaba haciendo porque yo lo hacía a través de preguntas. «¿Cariño, te acordaste de traer el mapa?» «¿Cuándo vamos a hacer esto, cuándo vamos a hacer lo otro?» Y yo estaba tratando de controlarlo a través de mis preguntas.
Él me miró un día y me dijo, «eres muy buena, cariño. Lo voy a llamar “fastidio sofisticado”». Lo que Dios me enseñó fue, «okey, Linda, voy a llamar a eso “orgullo” en tu vida, porque realmente piensas que tu manera estructurada de vivir es mejor que la manera de tu esposo de dejar que las cosas fluyan. No es que uno esté correcto y el otro no; ustedes son solo diferentes.
Dios señaló el orgullo en mí, pero Él también me señaló el egoísmo, porque la razón por la que quería que Jody fuera como yo, era para que mi vida fuera más fácil. Yo sabía cómo funcionar como una persona estructurada porque siempre había sido estructurada. Él no podía funcionar de esa forma.
Era egoísmo. Yo no estaba pensando en él; yo estaba pensando en mí. Así que tuve que arrodillarme ante el Señor y decirle, «okey, Dios, Tú has señalado mi orgullo y mi egoísmo. Yo quiero ser una esposa que edifica a su esposo, así que por favor cámbiame Tú a mí».
Nancy: Mientras las he escuchado a ambas describir sus matrimonios, matrimonios similares donde la esposa es muy estructurada y enfocada en las tareas y en las metas, y el esposo es más relajado —primero que todo, suena como si ustedes realmente se necesitaran unos a otros en sus matrimonios— pero también puedo ver cómo en ese tipo de matrimonio una esposa puede volver loco al esposo, y el esposo puede volver loca a la esposa, y pueden terminar todos en un manicomio.
Si Dios no interviene y trabaja con el egoísmo y con el orgullo, y si ambos en la pareja no están dispuestos a admitir el egoísmo, a reconocer el orgullo, y a continuar más allá de esto, pueden terminar en disputas y con un matrimonio destruido. Pero ustedes ambas estuvieron dispuestas a dejar que Dios les hablara a sus vidas, a dejar que Dios les hablara en sus matrimonios, a dejar que Dios las cambiara… no solo ustedes tratando de cambiar a su pareja.
Juli, está claro que Dios ha hecho algo en ustedes dos, porque estuviste dispuesta a que Dios te cambiara a ti primero.
Juli: Sí, pienso que parte de eso, Nancy, es que Dios puede usar el dolor para llamar nuestra atención. Hay mujeres escuchando, que están atravesando por un gran dolor en su matrimonio. Yo empecé mi matrimonio en dolor y soledad y preguntándome, «Señor, ¿me habré casado con la persona correcta?» Somos tan diferentes, esto no es lo que yo imaginé. Dios empezó a usar ese dolor, esa sensación de distancia de mi esposo, y un anhelo por la intimidad, que yo no tenía, para decir, «okey, hay algo que no está funcionando aquí».
Creo que muchas mujeres dirán, «se necesitan dos para cambiar un matrimonio», y es verdad que Dios necesita dos corazones, pero Él empieza con uno. Él tan solo necesita a uno, el esposo o la esposa, que diga, «Señor, soy tuya(o). Te voy a entregar esto».
El Señor atrapó mi corazón temprano en mi matrimonio, para que empezara a notar mi orgullo, algunos de esos anhelos insatisfechos, y en vez de estar siempre manipulando a mi esposo para recibir lo que yo quería, empezar a entregarme al Señor. Ha sido un largo recorrido. Todavía no he terminado.
Me regocijo en lo que el Señor ha hecho en mi corazón y en la forma en que mi esposo ha respondido, y lo que el Señor ha hecho en el corazón de Mike, pero pienso que probablemente ha habido más cambios en el último año de nuestro matrimonio que en los diecisiete años anteriores. Así que Dios aún está haciendo cosas maravillosas, derribando fortalezas en nuestros corazones y brindándonos una intimidad que no sabíamos que era posible —con Él y entre los dos. Este es un mensaje de esperanza.
El enemigo quisiera que te plantaras y dijeras: «Oh, ya traté eso, y no funcionó», o que digas: «No voy a cambiar hasta que él cambie primero». Pero quisiera animarte a que le des a Dios la oportunidad de empezar a mostrarte el secreto de usar tu influencia y tu poder de manera que rinda honor al Señor, y luego solo observa cómo Él comienza a derretir el corazón de tu esposo.
Tu esposo quiere esa intimidad y esa cercanía tanto como tú. Ustedes no saben bien cómo llegar a ese punto, pero el Señor sabe cómo llevarlos a ambos hasta allí.
Linda: Creo que la oración favorita de la mayoría de las esposas es, «Señor, cámbialo», y Dios quiere cambiar eso a, «Señor, cámbiame». Como dijo Juli, por algún sitio tiene que empezar. Eso fue lo que el Señor me llevó a decir. «Okey, Dios, examíname y conoce mi corazón. Cámbiame. En vez de hacer preguntas que hacen que él sepa que no estoy contenta con lo que está haciendo, cambia la situación en mi corazón para que cada día yo diga: Señor, ¿cómo consigo amar a este hombre hoy? ¿Cómo puedo respetarlo?»
Pienso en la novia del Cantar de Salomón. Ella le dijo a su esposo: «Cual manzano entre los árboles del bosque, así eres tú mi amado entre los hombres». Era como si ella estuviera mirando un gran bosque de pinos y dijera: «Tú eres como un manzano con manzanas rojas. Tú sobresales entre todos los hombres». Una pregunta que debo hacerme cada día es, «Señor, ¿cómo respeto a mi esposo y lo edifico con mis palabras?»
Nancy: ¿Y cómo afecta a tu esposo cuando decides tomar ese camino?
Linda: Él está abierto a escuchar a Dios, y él puede convertirse en quien Dios quiere que él sea y no en quien yo pienso que él debe ser. Eso le hace un hombre feliz.
Juli: Estoy de acuerdo. Tu esposo quiere estar contigo, lo cual es lo más maravilloso. En su cumpleaños le preguntas, «¿qué quieres hacer?»
«Quiero estar contigo. Quiero pasar tiempo contigo. Prefiero estar contigo que con mis amigos o en algún pasatiempo».
Eso es lo que nosotras como esposas anhelamos, esa conexión.
Linda, me encanta la historia que cuentas del hombre que te escribió sobre una mujer que él siguió en una gran tienda por departamentos. ¿Podrías contar esa historia?
Linda: Bueno… esta historia realmente me hizo pensar, porque yo había estado hablando en la radio sobre respetar a tu esposo y ser agradecida con él y dejar que tu agradecimiento sea visible y lo alcance. Este hombre me escribió y me dijo:
«Mi esposa es tan negativa que la semana pasada yo estaba en la tienda y me encontré siguiendo a esta mujer que se reía y miraba con felicidad a su esposo.
Después que me separé de ellos en la tienda, pensé: ¿Qué estás haciendo? ¡Estás siguiendo a una mujer extraña por toda la tienda! Pero se sintió tan bien estar alrededor de una mujer positiva y que disfrutaba de estar con su esposo».
Nancy, no creo que la mayoría de nuestros esposos pretendan demasiado. Ellos solo quieren ser amados y respetados, y quieren que ese respeto sea demostrado, y así, entonces querrán estar con sus esposas.
Nancy: Juli y Linda, muchas gracias por compartir con honestidad sobre sus vidas y sus propios matrimonios. Sé que hay muchas mujeres hoy escuchando sus historias y sus palabras y ellas están diciendo, «ese es mi caso, soy una persona crítica y no sé cómo salir de este círculo. Miro a mi esposo a través de lentes negativos, de ojos negativos».
Quizás Dios ha estado hablando hoy a tu corazón y estás diciendo, «quiero que Dios me cambie». Has estado queriendo cambiar a tu pareja, y has estado trabajando en eso por años, y no ha funcionado. Dios puede cambiarte, y estamos viendo ese ejemplo aquí con Juli y con Linda, y lo has escuchado con otras invitadas en Aviva Nuestros Corazones.
Dios puede transformarte; Dios puede cambiar tu corazón; Dios puede renovar tu matrimonio. Y me encanta la esperanza que oigo en mujeres como ustedes y que veo en sus matrimonios. De manera hoy que quiero animarte para que no tengas miedo de orar, órale hoy al Señor desde tu propio corazón.
«Señor, Tú ves la situación difícil en que nos encontramos aquí. Tú sabes lo decepcionante y frustrante que es mi relación con mi pareja. Quiero dejar que Tú me hables. Muéstrame mi orgullo; muéstrame el egoísmo, y estoy dispuesta a que me transformes con Tu gracia. Quiero ser una mujer que edifique a su esposo, que edifique su matrimonio».
Si oras así, creo que Dios comenzará un proceso en tu matrimonio que te llevará a lograr cosas que quizás nunca antes soñaste hacer.
Esta ha sido una maravillosa conversación con Juli Slattery y Linda Dillow, y la vamos a continuar en nuestro próximo programa cuando regresemos a Aviva Nuestros Corazones, así que no te la pierdas.
Annamarie: Has estado escuchando acerca de «La poderosa influencia de una esposa». Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado hablando sobre esto con Linda Dillow y con Juli Slattery.
Ahora, puede que no estés casada, pero eso no quiere decir que no debas respetar a los hombres que te rodean o crecer en diferentes áreas de tu vida —sea que Dios tenga o no un esposo para ti. Este mes de julio en Aviva Nuestros Corazones lanzaremos un nuevo reto para solteras tanto jóvenes como adultas. Si estás interesada en unirte visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com para obtener más información.
No se si te pasó pero al pensar en la historia que nos contó Juli sobre la limpieza del apartamento me pregunté: «¿No debió el esposo de Juli haber cumplido su parte del trato? ¿Cómo puede una esposa abordar esta situación de manera apropiada?» Bueno, en la continuación de la conversación de hoy nuestras invitadas responderán estas preguntas, así que asegúrate de acompañarnos.
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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Recursos del Episodio
PDF | «Reto para esposas»
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