La tiranía de lo urgente
Annamarie Sauter: Si te preguntara, ¿qué se interpone entre tú y tus prioridades?, ¿qué dirías?
Mujer 1: Creo que algo que se interpone entre mis prioridades y yo, es el hecho de que olvido que todo lo que hago debe ser para gloria de Dios.
Mujer 2: Se interpone la rutina diaria, los afanes del día a día.
Mujer 3: Definitivamente, en mi caso, entiendo que lo urgente muchas veces se antepone a lo prioritario que es mi tiempo con el Señor; y al vivir en otro continente diferente al de mi familia, tiendo a abrir mi teléfono desde que me levanto para ver si ha sucedido algo durante las horas de diferencia, de las cuales yo no me entere por estar en un horario diferente, y a veces eso me distrae de empezar ese tiempo que es más importante que cualquier otra cosa.
Mujer 4: En el día a …
Annamarie Sauter: Si te preguntara, ¿qué se interpone entre tú y tus prioridades?, ¿qué dirías?
Mujer 1: Creo que algo que se interpone entre mis prioridades y yo, es el hecho de que olvido que todo lo que hago debe ser para gloria de Dios.
Mujer 2: Se interpone la rutina diaria, los afanes del día a día.
Mujer 3: Definitivamente, en mi caso, entiendo que lo urgente muchas veces se antepone a lo prioritario que es mi tiempo con el Señor; y al vivir en otro continente diferente al de mi familia, tiendo a abrir mi teléfono desde que me levanto para ver si ha sucedido algo durante las horas de diferencia, de las cuales yo no me entere por estar en un horario diferente, y a veces eso me distrae de empezar ese tiempo que es más importante que cualquier otra cosa.
Mujer 4: En el día a día siempre hay un sinfín de cosas que hacer y metas que terminar, y me parece que si no empiezo con ellas no las voy a poder terminar nunca. Así que lo más importante se va rezagando y a veces termino no dedicando tiempo a eso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy Nancy continúa en la serie titulada, Primero lo primero.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Durante esta semana hemos estado hablando en esta serie, sobre cómo ordenar nuestras prioridades de modo que podamos obtener el mayor beneficio de nuestro tiempo y poder cumplir con la agenda que Dios tiene para nuestras vidas.Hemos estado echando un vistazo a la palabra P-R-I-O-R-I-D-A-D-E-S que en inglés es priorities, y a cada letra de esta palabra le hemos puesto una frase o una palabra, que son elementos que nos ayudan a comprender y a recordar cuales deben ser nuestras prioridades.
Hace un par de días iniciamos con la letra P,persevera en oración. Pídele a Dios sabiduría. Debemos cada mañana iniciar nuestro día, y continuar a través de este y finalizarlo diciéndole, «Señor, necesitamos que nos ayudes a ordenar nuestras prioridades».
Luego seguimos con la letra R, revisa las prioridades de Diospara tu vida basada en la Palabra de Dios. Ve a las Escrituras y descubre lo que la Palabra de Dios tiene que decirte como mujer al presente en tu vida. ¿Cuáles son las cosas importantes, las primeras cosas que debes mantener en primer lugar en tu vida?
Seguimos con la letra I, yhablamos de hacer uninventario, evaluar, calcular, ¿cómo estoy utilizando mi tiempo? ¿Qué hay en mi lista de cosas para hacer? ¿Qué hay en tu lista de responsabilidades? ¿Son estas las cosas que caen dentro del renglón de prioridades de lo que he descubierto para mi vida en la Palabra de Dios? Si no, tendremos que eliminar cosas; deshacernos de algunas cosas hasta que sepamos que las cosas que estamos haciendo son las que realmente son importantes en nuestras vidas.
Y ayer hablamos de la letra O,ordena tu horario, tus actividades, tu involucramiento diario de acuerdo con las prioridades de Dios para tu vida. Tú determinas cuáles son las prioridades para el presente estado de tu vida. Entonces, mientras abordas tus responsabilidades diarias, ordena tus pasos, ordena tus decisiones, tu horario de acuerdo a esas prioridades.
Y dijimos que es muy importante poner las primeras cosas primero en el día. Si no lo hacemos, veremos cómo nuestro día es devorado por todo tipo de cosas que pueden ser buenas. Entonces cuando llegamos al final del día decimos, «no hice las cosas que realmente tenía que hacer, las cosas que debieron ser mis prioridades». Mientras que si iniciamos nuestro día poniendo las cosas más grandes, las más difíciles, las más importantes, entonces nos damos cuenta de que aquellas otras cosas pueden encajar alrededor de las cosas mayores en nuestras vidas.
Ahora hemos llegado a la letra R, y aquí queremos aprender a resistir lo que alguien ha llamado la tiranía de lo urgente. Resistir la tiranía de lo urgente. Reconocerás esa frase del pequeño libro escrito por un hombre llamado Charles Hummel. Ha sido de mucha ayuda para mí y es algo que encuentro que tengo que volver y volver a leer otra vez periódicamente.
En ese libro, que es un clásico, Hummel dice que el problema no es tanto la falta de tiempo; aunque a veces desearíamos que nuestro día tuviese treinta horas. Él alega que si tu día tuviera treinta horas, de todas formas tendrías los mismos problemas. Él dice que el problema no está en que no tenemos suficiente tiempo; el problema realmente es un problema de prioridades.
En su libro él habla de la tensión existente entre las cosas que son urgentes y las cosas que son importantes. Él dice, «las tareas importantes rara vez deben ser hechas hoy, o aún esta semana, pero las tareas urgentes requieren atención instantánea». De modo que desde el momento en que me levanto en la mañana hay cosas urgentes que me presionan y llaman mi atención. Sin embargo, lo que sucede es que frecuentemente, en el proceso de atender esas tareas urgentes voy ignorando las tareas que realmente son importantes –cosas que no son para esta semana pero si no comienzo a trabajar en ellas no las realizaré a tiempo.
Ahora, debo decir que la tecnología ha sido de gran bendición en muchos aspectos, pero en otros no nos ha ayudado en esto de las prioridades. La tecnología ha incrementado el sentido de que todo es urgente. Los correos electrónicos tienen que ser respondidos de inmediato; las llamadas telefónicas, los correos de voz tienen que ser respondidos inmediatamente; así también las computadoras –todo tiene que ser atendido rápida e inmediatamente.
Pero, ¿qué hacíamos antes de que existiera FedEx? ¿Qué hacíamos antes de los faxes? ¿Qué hacíamos antes de los correos electrónicos? O qué hacíamos antes de la mensajería instantánea. Los jóvenes de ahora no recuerdan cuando no existían los correos electrónicos. Bueno, yo pienso que muchas personas que vivieron antes de que existieran los correos electrónicos hacían muchas cosas importantes. Recibí cerca de 1200 correos el mes pasado. Para muchas personas esto no es mucho, pero es sorprendente cómo puedo pasarme el día solo respondiendo correos que vienen y van. Y he descubierto que he hecho muchas cosas urgentes pero no he hecho las verdaderamente importantes.
Así que debemos aprender a diferenciar lo urgente de lo importante. Hay un pasaje en Mateo capítulo 23 donde Jesús habló a los fariseos, y pienso que a manera de aplicación práctica, este es el punto que él está trayendo: Los fariseos eran culpables de enfocarse en lo inmediato, en las responsabilidades obvias, pero en el proceso olvidaban las responsabilidades importantes y de mayor peso.
Escuchen lo que Jesús dijo en Mateo capítulo 23 versículo 23: «¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino». Están diezmando las cosas pequeñas de sus vidas (eso es lo urgente). «Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad». Ahora Jesús les dice: «Debían haber practicado esto sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito» –un pequeño mosquito; le ponen atención y se aseguran de quitarlo del camino (eso es lo urgente)– «pero se tragan el camello» (eso es lo importante). Y lo que Él está diciendo es que debes hacer lo importante. Pon lo importante primero.
Ahora, no hay nada malo con diezmar las especias. Jesús, en realidad, dice que debieron haber hecho aquello, pero debieron haber hecho primero lo primero. Debes asegurarte que en el proceso de hacer lo inmediato y lo obvio no estás pasando por alto las cosas que realmente son importantes.
Solo por el hecho de estar ocupadas no necesariamente significa que estamos siendo productivas o que estamos ocupadas con las cosas correctas. Leí una cita de un escritor del siglo XVII la semana pasada. Él decía, «hay algunos hombres que están ocupados, pero atrapando moscas». Están ocupados y todas nosotras aparentamos estar ocupadas. Rara vez te encuentras con alguien que no aparente estar ocupada. La pregunta no es ¿estamos ocupadas? Estar ocupadas en sí mismo no es una virtud. La pregunta es: ¿estamos ocupadas haciendo las cosas importantes?
A propósito, permítanme decirles, existen algunas madres que se quedan en sus casas quienes han dicho: «Quiero que el estar en casa sea mi prioridad, quiero que mi hogar sea mi prioridad», pero ellas no están en casa. Están ocupadas haciendo cualquier otra cosa. Han reemplazado su carrera, su trabajo fuera de casa, por muchas otras actividades y cosas que aún las mantienen, en muchos casos, lejos de esa prioridad importante que son sus esposos y sus hijos.
Y una de las cosas prácticas que me ayuda a resistir la tiranía de lo urgente es frecuentemente, en el proceso de atender esas tareas urgentes voy ignorando las tareas que realmente son importantes.
Si no es obvio, cuando alguien me pide, «¿harías esto o aquello? ¿Cuidarías esto? ¿Te importaría pasar esto?», estoy aprendiendo a no decir que sí en el instante, a menos que sea obvio que encaja en mis responsabilidades. Es mejor decir, «¿puedo decirte mañana? Necesito consultar al Señor. Necesito hacer primero lo primero».
Letra P, perseverar en oración, esa es mi primera prioridad.
En el libro de Nehemías, tenemos la historia de Nehemías guiando al pueblo en un esfuerzo por reconstruir las murallas de Jerusalén. Habían llegado a un punto en donde algunos de los enemigos de la obra venían a Nehemías y trataban de distraerlo. Trataban de que la obra se detuviera.
Y permítanme asegurarles que Satanás está siempre obrando para que dejes de hacer las cosas importantes. Si él logra mantenerte ocupada con cosas buenas y al mismo tiempo alejarte de hacer las cosas importantes, habrá tenido éxito; y más aún si logra que cometas algún pecado mayor.
De modo que estos enemigos vinieron a Nehemías y le dijeron: «Baja de la muralla, tenemos que reunirnos contigo». Esto es una distracción, una interrupción. Ahora, debemos saber discernir cuáles interrupciones vienen del Señor y cuáles no. Pero Nehemías les contestó en el capítulo 6 versículo 3: «Estoy ocupado en una gran obra, y no puedo ir».
Esto es lo que debemos hacer con aquellas distracciones e interrupciones que discernimos que no son del Señor. Realmente no necesito que otras personas a mi alrededor creen distracciones. Yo puedo crear mis propias distracciones. Puedo distraerme con la tiranía de lo urgente sin siquiera salir de mi casa, sin siquiera salir de mi habitación o de mi estudio en la mañana. Yo puedo hallar un sinnúmero de cosas que hacer, que son buenas, pero a costa de descuidar las realmente importantes.
Necesito aprender a decir: «Lo que estoy haciendo es importante. No puedo detenerme; no puedo ir». Ahora, debemos ser sensibles cuando hay cosas provenientes del Señor que son oportunidades a las que necesitamos responder.
Jesús entendió la diferencia entre lo urgente y lo importante. Pienso que una ilustración excelente es aquella que se encuentra en Juan capítulo 11, cuando Jesús recibió la noticia de que Lázaro estaba enfermo de muerte. Las Escrituras dicen que él era el que Jesús amaba. Lázaro era uno de sus amigos. Jesús amaba a la familia de Lázaro. Estoy segura que como hombre Él quería ir inmediatamente y hacer algo, lo que pudiera hacer, para ayudar en esa situación.
Pero las Escrituras dicen que cuando Él escuchó que Lázaro estaba enfermo dijo: «No iré ahora mismo». Él esperó cuatro días y pasado el tiempo fue a Betania donde Lázaro vivía. ¿Qué sucedió? Lázaro había muerto.
Ahora, parecería como si Jesús hubiese cometido un error de planificación. No quiero ser irrespetuosa, pero si observas las cosas a un nivel superficial, como usualmente vemos las cosas, parecería como si Jesús hubiera cometido un error. Pero desde luego que no. El hecho es que lo urgente era ir inmediatamente a Lázaro e impedir que muriera. ¿Podía Jesús haber hecho esto? Claro que sí; pudo haber impedido que Lázaro muriera. Eso habría sido lo urgente.
Pero Jesús sabía que Dios tenía algo en mente que era más importante que lo urgente. Lo urgente era impedir que Lázaro muriera; lo importante era levantar a Lázaro de los muertos.
¿Puedes ver la diferencia? Si Jesús hubiera hecho lo urgente, no habría hecho lo importante. De modo que Él fue sensible a la voluntad del Padre. Él escogió esperar, y no hacer lo urgente.
Puedo imaginar que las personas habrían estado criticándole. «Tu mejor amigo, o uno de tus mejores amigos ¿no vas a cuidar de él? ¿Qué pensará su familia?» Jesús no era guiado por lo que otros pensaban. Él era guiado por la voluntad de Su Padre. Como resultado, Él podía escuchar a Dios, podía esperar en Él y arriesgarse a lo que otros pudieran pensar cuando decidió no ceder ante la tiranía de lo urgente. Como resultado, Él fue capaz de hacer lo que era realmente importante.
Ahora tenemoslaletra I, información aportada. Diles a otras personas que colaboren contigo, que te ayuden. Pídeles a otras personas a tu alrededor que te conocen y te aman –preferiblemente personas que conozcan y amen al Señor también– que te ayuden a determinar cómo ordenar tu horario.
A la primera persona que debes ir, después del Señor, si eres una mujer casada, es a tu marido. ¿Alguna vez le has pedido que te ayude con tu lista de responsabilidades? ¿Que te ayude a priorizar esa lista? Dios te dio a tu marido para ser fuente de protección, para protegerte de comprometerte más allá de lo debido. Generalmente Dios le da al marido entendimiento, claridad de pensamiento.
Pídele a tu marido: «Ayúdame a ordenar mi día. Ayúdame a pensar en mi lista de prioridades, a través de esta lista de cosas –porque todas parecen importantes ahora mismo. ¿Cuáles son las realmente importantes?»
Ahora, claro, le has pedido al Señor primero, y le estás pidiendo al Señor que te dé buen consejo a través de tu marido. ¿Sabías que Dios puede dar buen consejo a través de esposos que no son creyentes? Dios puede dar a tu esposo entendimiento que será útil para ti. Pregúntale cuáles son sus prioridades para tu familia.
Puedes decirle a tu esposo: «No veo cómo puedo hacer todas las cosas que hay que hacer en este lugar. ¿Qué cosas son importantes para ti?» Es por esto que debes convertirte en una estudiante de tu marido y de tus hijos y descubrir las cosas que le importan más a él.
Puede ser importante para tu esposo que cuando él llegue a casa después del trabajo haya por lo menos un pasillo libre de obstáculos desde la puerta de entrada a la sala, por el cual él pueda caminar sin tropezarse con algo. Quizás no sea eso lo importante para tu marido. Pero descubre lo que realmente le importa y haz de esas cosas tu prioridad.
Busca al Señor junto a tu esposo. Oren juntos respecto a tus prioridades y busca la ayuda de Dios a través de él.
Ahora, hay otros que pueden darte consejos piadosos. Querrás quizás preguntarle a una mujer mayor, piadosa, que sea tu mentora en esta área, que te ofrezca ayuda práctica y sugerencias acerca de cómo ordenar tu horario.
Hace unos días estuve en una cena con otras seis mujeres que estaban en diferentes etapas de sus vidas, nos sentamos a la mesa por largo rato y hablamos acerca de las prioridades. Fue de mucha ayuda para mí escuchar algunas de estas mujeres –algunas de ellas mayores que yo– hablar de lo que Dios les ha enseñado acerca de cómo ordenar sus prioridades. Estaba yo allí sentada pensando no solo en esta sesión, sino acerca de mi propia vida y sobre algunas cosas prácticas, atesorando toda esta sabiduría que podía obtener de estas mujeres.
A propósito, algunas de ustedes que son mayores, tomen seriamente su responsabilidad de animar a las más jóvenes que están realmente luchando con ordenar sus prioridades. Estén dispuestas y disponibles para ofrecer ayuda, ánimo y también oración.
Puede ser solo asunto de acercarse a aquellas que están agotadas, mujeres más jóvenes y decirles: «Solo quiero que sepas que estoy orando por ti, y quiero que sepas que lo vas a lograr; no siempre tendrás tres niños pequeños, ellos crecerán». Pero el punto aquí es, busca al Señor para ver cómo puedes ser un medio de motivación.
En los primeros días en que estábamos lanzando Aviva Nuestros Corazones, descubrí que mis días estaban repletos de plazos que me presionaban, y en algunos períodos resultaban ser implacables. Llegué al punto en que me di cuenta que debía buscar ayuda. Necesitaba consejo y rendir cuentas a personas piadosas a mí alrededor para ayudarme a entender –porque estas cosas no encajaban en aquellos días.
Me acerqué a dos hombres piadosos que estaban al frente de nuestro ministerio y nos sentamos con mi lista de cosas por hacer, mi lista de responsabilidades y les dije: «Necesito que oren por mí. Necesito que me ayuden a pensar en las cosas de esta lista y me den consejo de lo que es realmente importante».
Y ellos lo hicieron y Dios les dio a estos hombres mucha sabiduría. Me ayudaron a sortear la lista que parecía abrumadora para mí. Ellos dijeron: «Estas son las cosas en que necesitas enfocarte ahora, estas cosas son las que debes delegar para que alguien más se enfoque en ellas por algún tiempo».
Somos parte de una familia; somos parte de un cuerpo, así que disponte a escuchar consejo y a rendir cuentas a otros en tanto te aportan información.
Ahora la letra T, toma ventaja del tiempo que Dios te da. Aprende a redimir el tiempo o como dicen las Escrituras: «Aprovechando bien el tiempo». Hay un excelente pasaje en Efesios capítulo 5 que relata este punto muy bien.
El apóstol Pablo dice: «Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios,aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor… Sean llenos del Espíritu» (vv. 16-18, NVI).
Existe en este pasaje un contraste entre los necios y los sabios. Los necios viven para el momento sin pensar en el futuro, mientras que los sabios siempre toman decisiones a la luz de la eternidad, o de su efecto a largo plazo. ¿Importará esto en cinco años? ¿Importará esto en la eternidad?
Los necios viven para sí mismos, pero los sabios viven para la gloria de Dios y para otras personas. Los necios son descuidados con su tiempo –simplemente reaccionan ante las cosas de la vida, pero los sabios son intencionales con propósitos en cómo usar su tiempo.
El Señor me está ayudando a encontrar algunas formas prácticas para derivar ventaja de mi tiempo a cada oportunidad. A propósito, cuando hagas tu inventario de tiempo, encontrarás que probablemente hay segmentos de tu tiempo que se desperdician, estos pueden ser utilizados más efectivamente. Es por esto que es importante que veamos ese inventario y observemos lo que realmente estamos haciendo con nuestro tiempo.
Si eres madre con niños pequeños, quizás nunca tengas una hora completa sin interrupciones. Pero tendrás cinco minutos en que estás sentada en el carro esperando a que tu hija salga de la escuela.
Puedes pasar un largo rato mientras estás sentada esperando en la oficina del doctor. En realidad, he adoptado el hábito de siempre llevar conmigo cosas que necesitan ser hechas y a las que puedo dedicar tiempo en esos pequeños momentos. Usualmente tengo tarjetas de gratitud en blanco que puedo utilizar cuando tengo tiempos aquí y allá para llenarlas.
Generalmente, cuando voy a la oficina del doctor, llevo conmigo algún proyecto que tenga que editar, porque sé que tendré que esperar. Puedo recordar unas cuantas ocasiones, sentada, esperando largos períodos de tiempo en que realicé proyectos que necesitaban ser hechos. El doctor vino y se disculpó por haberme hecho esperar tanto y le he contestado: «Por favor no se disculpe. Ha sido maravilloso. Este es el único lugar en que no recibo llamadas telefónicas. Este es el único lugar en donde no me interrumpen. Pude hacer muchas cosas mientras estuve aquí sentada esperando».
Así que en vez de sentarte en la oficina del doctor y leer las revistas que ellos seleccionan para ti, ¿por qué no llevar contigo material de lectura que realmente necesitas terminar, las cosas que son verdaderamente importantes?
Si nos vamos a beneficiar del tiempo que Dios nos da, si vamos a redimir el tiempo y vamos a aprovechar cada oportunidad, ¿significa esto que no podemos descansar; ni divertirnos; nos aseguramos de siempre estar haciendo siempre algo importante en cada tiempo libre? Para mí esto es algo importante, porque crecí en un hogar donde mi padre enfatizaba el peligro de perder el tiempo.
En realidad, en nuestra casa no teníamos televisor y no recibíamos el periódico. Su razón más poderosa era que las personas desperdiciaban mucho tiempo con los periódicos. Encontramos otras formas de recibir las noticias importantes, pero él enfatizaba la importancia de no desperdiciar el tiempo.
Bueno, ¿significa eso que no debemos hacer nada que sea divertido o descansar? No, no significa eso. Pero sí significa que cuando descansemos, cuando nos recreemos, debe ser intencional. Debe ser con un propósito con la prioridad más elevada. Puede ser que te des cuenta que necesitas un tiempo de descanso con tus hijos. Para ti sentarte en el piso y colorear con tus niños por una hora no es un desperdicio de tiempo si estás cuidando y cultivando esa pequeña vida.
Es por eso que debes saber cuál es la etapa de la vida en que estás y cómo puedes tomar ventaja de los momentos que Dios te ha dado en la vida.
Annamarie: Hoy Nancy DeMoss Wolgemuth te ha dado tres pasos que puedes dar para poner Primero lo primero:
- Rechazar la tiranía de lo urgente
- Hacer inventario
- Tomar ventaja del tiempo que Dios te da
Espero que aproveches esta serie de enseñanzas para tomar decisiones para caminar conforme a la voluntad de Dios para tu etapa de la vida. Y sobre todo, que siempre recuerdes la importancia de permanecer en la Palabra de Dios.
Si te perdiste alguno de los episodios anteriores, encuéntralo en nuestro sitio web, avivanuestrosvorazones.com. Allí puedes escucharlo, descargarlo o leerlo. También podrás encontrar recursos para acompañarte a lo largo de tu lectura anual de las Escrituras.
¿Qué cosas te roban el tiempo? Muchas veces creemos que estamos en control de nuestro uso del tiempo, pero creo que si reflexionamos lo suficiente, nos daremos cuenta de que hay cosas que no estamos manejando con sabiduría y nos roban el tiempo.
Descubre más acerca de esto, en el próximo episodio.
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