La rendición absoluta de una madre
Dannah Gresh: Durante nueve años, Laura, la hija de Francine Perry, vivió como un hombre. Pero mientras el Señor llevaba a Laura al final de sí misma, Francine dice que Dios también estaba trabajando en su propio corazón.
Francine Perry: Dios me quebrantó. Él me quebrantó totalmente, hasta el punto que al único lugar al que podía acudir era a Él.
Dannah: Después de someterse a la voluntad de Dios, ella permitió que el Señor la moldeara.
Francine: Cada mañana, imaginaba que estaba sobre la rueda del Alfarero. Entraba en Su fábrica. Me ponía sobre la rueda del Alfarero, y le pedía que cortara de mí todo lo que no era como Jesús.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 18 de abril de 2023.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El programa de hoy es para aquellos que aman a …
Dannah Gresh: Durante nueve años, Laura, la hija de Francine Perry, vivió como un hombre. Pero mientras el Señor llevaba a Laura al final de sí misma, Francine dice que Dios también estaba trabajando en su propio corazón.
Francine Perry: Dios me quebrantó. Él me quebrantó totalmente, hasta el punto que al único lugar al que podía acudir era a Él.
Dannah: Después de someterse a la voluntad de Dios, ella permitió que el Señor la moldeara.
Francine: Cada mañana, imaginaba que estaba sobre la rueda del Alfarero. Entraba en Su fábrica. Me ponía sobre la rueda del Alfarero, y le pedía que cortara de mí todo lo que no era como Jesús.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 18 de abril de 2023.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El programa de hoy es para aquellos que aman a sus hijos pródigos. Podría ser una madre o una abuela, un hermano o una hermana, una tía, una amiga. A veces usamos el término «pródigo» para referirnos a alguien que está perdido, un rebelde. Han dejado atrás todo lo que saben que es bueno y verdadero. Han seguido su propio camino, y ahora viven lejos de los valores que les fueron enseñados.
El día de ayer en Aviva Nuestros Corazones, escuchamos la sorprendente historia de Laura Perry, una mujer que se podría describir como una hija pródiga. Pero por la gracia de Dios, Laura reconoció cuán vacío era todo lo que había estado persiguiendo. Poco a poco, Dios la atrajo hacia Él.
Si no pudiste escuchar el episodio de ayer en Aviva Nuestros Corazones, te animo a que lo escuches en avivanuestroscorazones.com.
Bueno, durante esos nueve años, el Señor también estuvo obrando en el corazón de Francine Perry, la madre de Laura. Dannah Gresh y nuestra amiga Mary Kassian tuvieron una conversación con Francine. Querían escuchar el otro lado de la historia.
Y Señor, oramos como lo hicimos ayer, para que las madres y otras personas cuyos corazones están quebrantados, o tienen hijos pródigos a quienes aman, que cuando escuchen la historia de Francine, sus corazones reciban una nueva dosis de esperanza, ánimo, perspectiva y fe en ese largo período de espera. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Ahora, escuchemos.
Dannah: Hola Francine. Qué gusto tenerte con nosotras. Me gustaría preguntarte, ¿cuándo supiste que tu hija Laura estaba luchando con su género?
Francine: La noche que nos anunció esto, fue en nuestro aniversario número 40 de bodas, en el 2008. Estábamos cenando juntos cuando ella entró al restaurante, y noté que se había recortado demasiado el cabello. No dije nada en ese momento; pero después de que Paul se excusara para ir al baño, la miré y le dije: «¿Laura, intentas lucir como un hombre?»
Las lágrimas empezaron a caer de sus ojos, y dijo: «Sí, mamá. Así es».
Mary Kassian: ¿Y no tenías idea de que ella estaba luchando con eso?
Francine: No lo sabía. Después me enteré de que había estado tomando testosterona por más de un año.
Dannah: ¿Qué pasó el resto de esa noche?
Francine: Bueno, inmediatamente sentí como una gran opresión en el pecho. Pensé que iba a vomitar allí en el restaurante. No le dije nada a ella, y tampoco le dijimos nada a su papá; porque estábamos en un lugar público.
Después de cenar, cuando fuimos a su apartamento, le dije: «Tienes que decirle a tu papá lo que me has dicho».
Ella empezó a llorar, y dijo: «No quiero decirle a papá».
Le dije: «No nos vamos de aquí hasta que lo hagas».
Así que tuvo que decírselo a su papá esa noche. Él realmente no tuvo ninguna reacción. Pero ninguno de los dos le respondimos. No nos enojamos con ella esa noche.
Nos fuimos a casa, era una hora en carro, y no dijimos ni una palabra. Pienso que los dos estábamos atónitos. Tuvimos diferentes crisis con Laura desde sus dieciséis años. En ese momento tenía veinticinco, y cada vez pensábamos que estaba mejorando y que le iba mejor.
Incluso estuvo durante un año y medio en un hogar en Montana, en las Montañas Rocosas, en un programa para adolescentes que han sufrido traumas. Ella sufrió un incidente cuando tenía dieciséis años que realmente la afectó muchísimo. Pensábamos que estaba mejor, así que nos quedamos atónitos. Fue como, «ahora tenemos otro problema con el que lidiar».
Mary: Entonces ustedes ya tenían problemas en su relación con ella desde hacía varios años. Aparentemente se había convertido en un patrón persistente con Laura, el tener problemas de una manera u otra. ¿Y dijiste que esto empezó cuando ella tenía dieciséis años, o empezó antes?
Francine: Sé que en su testimonio habla sobre una relación difícil conmigo desde que era una niña. Y verás, nunca vi ninguna evidencia de eso en la casa y ella nunca lo mencionó.
Sé que en su libro y en su testimonio, ella cuenta que la molestaba un muchacho del vecindario cuando ella tenía ocho o nueve años, y yo no supe de eso hasta que escuché su testimonio. Ella nunca nos contó eso.
Y cuando tenía dieciséis años, fue víctima de un crimen sexual. Un joven de nuestra pequeña ciudad había violado y abusado a muchas niñas; pero su padre era policía, detective. Una profesora amiga mía me lo contó cuando su hija llegó a casa. Uno de los muchachos del colegio le estaba contando eso a todo el mundo.
Mary: ¿Cómo te sentiste cuando te diste cuenta de que las cosas no estaban yendo bien con tu hija, y que eso había sucedido? ¿Cómo reaccionaste tú como madre en ese momento?
Francine: Me sentía culpable. Luché con ese sentimiento de culpabilidad. Me preguntaba:
- «Si hubiera sido una mejor madre…»
- «¿Qué hice mal?»
- «¿Qué hubiera podido hacer diferente?»
… Y todas esas cosas. Hace muchos años hasta cuestioné a Dios. Nuestra familia estaba en la iglesia cada vez que la puerta estaba abierta. Soy la pianista de la iglesia, y formamos parte del coro de la iglesia. Éramos los encargados y mentores en el grupo de jóvenes. Fuimos a muchas misiones con los jóvenes. «¿Por qué le está pasando esto a nuestra familia?» Estamos dando todo para servir a Dios. Así que realmente estaba luchando con eso.
Me sentía inadecuada como madre. Realmente me sentí así por un tiempo. Cargué con toda la culpa y la responsabilidad.
Mary: ¿Cómo reaccionó Laura cuando trataste de ayudarla, cuando trataste de hablar con ella? ¿Cuál fue su reacción hacia ti?
Francine: A la edad de dieciséis años, la llevamos a un lugar para que recibiera consejería, y no estaba interesada. Luego fuimos a la corte para obtener una orden de alejamiento en contra de este joven. Ella estaba muy enojada con nosotros.
Dannah: Entonces lo que tenemos aquí es una hija pródiga. Hay muchas madres, abuelas…si nos están escuchando en este momento, que conocen ese dolor. Cuéntanos sobre aquel día o aquel momento, cuando realmente sentiste todo ese peso sobre ti.
Francine: Probablemente, fue justo después de que nos dijera que era transgénero. Tuvimos buenos momentos antes de eso. Como dije, pensábamos que ella estaba mucho mejor. Pero cuando nos dijo eso, quedé muy atónita por varios días. Ni siquiera sabía lo que era una persona transgénero. Esto fue en el 2008, y de esto no se hablaba mucho. Estoy segura de que eso era un tabú en ese momento.
Así que no estaba muy clara…no quería que ella fuera a la iglesia porque no quería que la gente de la iglesia supiera lo que estaba pasando.
Dannah: ¿Qué habrías hecho diferente? Mi intención al hacerte esta pregunta es que tu respuesta pueda ayudar a la madre o la abuela que está escuchando en este momento, aquellas que tristemente puedan tener una cena similar en un restaurante.
Francine: Esa noche llegué a la casa, y me postré delante del Señor. Realmente llegué al punto al que llamo rendición absoluta. Porque muchas veces traté de solucionar todo. Era una reparadora. Si algo andaba mal, yo tenía un plan. Aquí están los pasos 1, 2 y 3 y vamos a solucionar este problema.
Pero esa noche supe que Dios había permitido que sucediera algo en mi vida que yo no podía solucionar. Dios realmente me sobrecogió: «Francine, necesitas trabajar en tu relación con el Señor». Y tuve que entregarla de inmediato en las manos del Señor. «Dios, no puedo solucionar esto. Dejo esto en Tus manos».
He aprendido, como dice en 2 Crónicas 20:12: «Y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia Ti».
Mary: ¿Podrías decir que este fue un momento decisivo para ti?¿Dirías que antes de ese momento te aferrabas a lo que era Laura y hacías lo posible para que estuviese mejor?
Francine: ¡Absolutamente, así fue!
Mary: ¿Alguna vez estuviste a punto de rendirte con Laura?
Francine: Solo por unos cinco o diez segundos.
Dannah: ¿Cuándo fue eso?
Francine: La noche cuando supimos que ella era transgénero. Y luego, al día siguiente le dije a mi esposo: «Esto ya es demasiado. Ya no puedo más con ella. Estoy cansada de todo esto».
Laura se volvió muy rebelde. No le importaba perder a su familia. Tratamos de hablar con ella. Ella tiene un hermano, una hermana y dos sobrinas pequeñas, y eso no le importó. Estaba haciendo lo que quería, sin importarle nada, y muchas veces me dijo que me odiaba.
Mary: ¿Qué les dirías a los padres que están en medio de una situación así? Están recorriendo un camino muy difícil porque hay un comportamiento destructivo en ese hijo, y debe haber consecuencias, pero el hijo es rebelde. Estás en el punto donde ya no sabes qué hacer. ¿Dejarías que el hijo sufra las consecuencias y lo dejas ir? ¿Cómo lucharías tú en ese tipo de situación?
Francine: Después de la noche que ella nos confesó esto, al día siguiente, empecé a saturarme con la Palabra de Dios, por seis o siete horas al día. Él me llevó a través de un proceso en el que desenterró raíces del pasado; Dios trajo muchas cosas a mi mente que Él quería tratar en mi vida también.
Durante varios meses solamente oré y le pedí al Espíritu Santo que me revelara cosas que necesitaba confesar. Él trajo cosas de mi pasado. Empezó a limpiar y a obrar en mí. La Palabra de Dios me estaba limpiando.
Recuerdo que en ese tiempo de total entrega a Él, me dio una paz que no puedo describir. En medio del trauma, en medio de ese pozo oscuro, donde no sabía lo que iba a pasar, Dios me llevó y me sostuvo.
Mary: Nos estás compartiendo una gran verdad, Francine, es una gran verdad. Porque esto no sucede solo con las mujeres con hijos pródigos, también sucede en los matrimonios difíciles o en otras dificultades. Tendemos a decir: «¡Dios arregla esto! ¡Arréglalo! ¡Arréglalo!» Nos enfocamos en arreglar a la otra persona, en vez de permitir que el Señor haga una profunda obra en nuestro corazón y en nuestras vidas.
Así que, para mí, este es un tesoro de sabiduría, que en vez de tratar de enfocarnos en: «Dios arréglala», es mejor decir: «Dios, te necesito. Necesito que obres en mi corazón…»
Francine: ¡Absolutamente!
Mary: Cuando Laura empezó a tener problemas, si fueras la «Señorita Cristiana Perfecta» de tu iglesia, de repente ese título se iría por la borda.
Francine: ¡Sí! ¡Se va por la borda! Y eso fue algo de lo que Dios realmente me convenció una noche. Yo tocaba el piano en la iglesia, y estábamos en la plataforma. Durante el sermón estaba sentada en una silla, y miraba hacia el piso inferior y el balcón. Laura me había llamado, y me dijo: «Quiero ir a la iglesia, e ir a comer contigo y con papá». Esto fue después de que ella nos confesara a su papá y a mí. Su aspecto…no puedo describir cómo se veía.
Dannah: No parecía Laura.
Francine: No parecía Laura. Sabía que si ella venía a la iglesia, todos mis amigos empezarían a decir: «¿Quién vino contigo?» Yo no quería decirle a nadie, ni que nadie lo supiera. Todavía trataba de pretender que nuestra familia no tenía problemas.
Así que estaba sentada en mi pequeña silla, mirando a la audiencia, y pensé: Menos mal que no la veo. Pero entonces mis ojos se posaron en quien pensé que era Laura. Dios realmente me dio convicción, porque estaba más preocupada por lo que la gente pensaría de mí que porque mi hija estuviera allí, y el sermón era sobre el hijo pródigo. Él realmente me sacudió con fuerza.
Dannah: Bueno, Laura dijo dos cosas.Una es el hecho de que permitiste que el Señor te sacudiera y que hiciera el trabajo de arrancar las raíces de perfeccionismo y orgullo. Esa fue una de las cosas que eventualmente atrajo a Laura de nuevo al Señor.
Mary: Ella expresó que verte cambiar fue lo que le permitió tener fe en un Dios que tenía el poder para cambiarte. Eso fue lo que hizo a Dios atractivo para ella, ver a Jesús en ti.
Francine: Eso es lo que ella dice. Pero es todo lo que Él quiere. Cada mañana, imaginaba que estaba sobre la rueda del Alfarero y yo entraba en Su taller. Me ponía sobre la rueda del Alfarero, y le pedía que cortara de mí todo lo que no era como Jesús. Porque quiero que los demás puedan ver en mí a alguien que puede tener victoria sobre las circunstancias, victoria sobre las obras de la carne en un templo que se ha sometido a Él, que permite que el Espíritu Santo obre.
Conocía a Jesús por años, pero no dejé que el poder del Espíritu Santo obrara en mi vida. Eso fue lo que Él realmente me enseñó.
Mary: Francine, sin dudas fue un largo período de tiempo.
Francine: Sí, muy largo.
Mary: Nueve largos años. Danos una perspectiva general de lo que estaba sucediendo en tu corazón de madre, cuando esos días se convirtieron en semanas, en meses, y veías que tu hija se estaba envolviendo cada vez más y más en el estilo de vida transgénero.
Francine: Dios me quebrantó. Él me quebrantó totalmente, a tal punto que lo único que podía hacer era rendirme ante Él.
Una amiga me regaló dos libros de Andrew Murray: Humildad y Entrega Absoluta. Y estos dos libros, además de la Biblia, los estudié por seis meses. Comencé a orar mucho para que esos principios acerca de la entrega absoluta y la humildad fueran parte de mi vida.
Cuando comencé a trabajar en mi relación con Él, inmediatamente le pedí a Dios que me diera un apetito insaciable por Su Palabra y Él lo hizo. Él puso en mí al instante pasión y fervor para estudiar Su Palabra. Luego me dio el privilegio de empezar a enseñarla.
Así que comencé a enseñar en casa. El grupo creció mucho, y tuvimos que usar un salón en la iglesia. Luego ya no hubo más espacio en ese salón, y tuvimos que usar el santuario. Yo llamé a este estudio: «Ven a crecer conmigo» porque quería crecer en Cristo y ser guiada por el Espíritu Santo, porque esa era la única forma de mantenerme a flote.
Dannah: Si estás escuchando, y estás pensando: Yo no tendría todo ese tiempo para estudiar la Palabra de Dios. Bueno, cuando tocas fondo, encuentras todo ese tiempo muy rápido. Encuentras ese tiempo cuando estás realmente desesperada.
Y aquí hay algo interesante: Nos estás llevando a un punto en la historia que encuentro muy intrigante; porque Dios hace esta obra de sanidad en tu corazón. Ahora eres profesora de la Palabra, a tal punto que necesitas crear un sitio web para tus estudiantes.
¿Y a quién acudiste? ¿A quién le pediste ayuda? A tu hija transgénero.
Francine: Sí.
Dannah: Me sorprendí cuando escuché eso.
Francine: Bueno, ella estudió comunicaciones multimedia. Me pidieron que creara un sitio web para las personas que no podían asistir personalmente a los estudios. Así que llamé a Laura y le dije: «Me gustaría tener un sitio web, y no tengo ni idea de cómo hacerlo; pero sé que tú sabes. Por favor hazlo y te pagaré por tu trabajo».
Dannah: ¿Qué impacto tuvo esto sobre ella?
Francine: Ella no lo pensó demasiado. Y yo no tenía ninguna motivación; realmente no la tenía. Pero mientras ella creaba el sitio web, pensó: «Estoy segura de que esto ayudará a la gente a sentirse atraída por su estudio bíblico si tuviera un pequeño resumen de la lección en la página web antes de ver el vídeo y las notas en PDF».
Ella empezó a leer las lecciones. Comenzó a ver que la Biblia tenía vida. Cobró vida para ella, y Dios realmente empezó a obrar en su corazón.
Mary: Francine, ¿qué consejo nos puedes dar? Durante nueve años estuviste en una situación, en la que Laura tenía una pareja que también era transgénero, y tuviste que lidiar con eso en las festividades. Tuviste que lidiar con: «¿Qué puedo hacer cuando ella venga a visitarnos a casa? ¿Cómo interactuamos con ella?» ¿Qué consejo les puedes dar a los padres que están en una situación similar y están lidiando con estas cosas a diario?
Francine: Nuestra situación no fue tan difícil como la de algunos. Ella nunca nos permitió ver a su pareja porque ella no quería que nosotros lo supiéramos. Si hay una pareja involucrada, la invitaría a casa y esperaría que vieran a Jesús en mí. Y conozco casos en los que que han visto a la pareja ganada para Cristo gracias a los padres de la persona transgénero.
Dannah: ¡Me encanta eso! Así que estabas manteniendo esta tensión de tus convicciones y la verdad de las Escrituras, y una de esas verdades creó tensión porque era el amor de Cristo, la bondad de Cristo. Amarlos y tener compasión por ella y por su pareja era algo importante para ti.
Francine: Así es. Me encanta una cosa que Laura dijo. Cuando ellos llegan al límite de sí mismos –y la mayoría de hijos pródigos llegan al límite de sí mismos– tal vez toma su tiempo, pero dijo que siempre regresan a las personas que les hablaron la verdad.
Mary: Laura también mencionó que tú la llamabas Laura.
Francine: ¡Por supuesto! Ese era su nombre.
Mary: Y al mismo tiempo, eso la ancló a ella. No solo hizo que se enojara; la ancló y la confrontó con la verdad acerca de su identidad.
Francine: Sí.
Mary: Eso debió ser muy difícil. Hubiera sido mucho más fácil, tal vez, decir: «Le voy a decir como ella quiere». Entonces, ¿cómo luchaste con eso?
Francine: Realmente no luché porque sabía que tenía que permanecer firme en la verdad de la Palabra de Dios. Él me tenía en un lugar realmente bueno. Me estaba sosteniendo. Él me estaba dando una paz que sobrepasa todo entendimiento. Yo no iba a comprometer la verdad de la Palabra de Dios, para satisfacer el pecado de otra persona.
No fui dura con ella por eso. Le dije: «No puedes esperar que te llame con un nombre diferente, cuando te conozco de esta manera por veinticinco años. No puedo cambiar de la noche a la mañana».
Pero luego se convirtió en: «No voy a cambiar; porque estoy firme en la verdad de la Palabra de Dios». Así que nunca fue con ira o con malicia, ni nada por el estilo. Simplemente opté por llamarla «cariño».
Dannah: Bueno, hay sabiduría en eso, ¿no es así? Porque no necesitas antagonizar, agravar y tratar de probar tu punto de vista una y otra vez. Sino que necesitas amar y mantener tus convicciones. Me encanta eso. Qué buena solución.
Francine: Voy a tener que rendir cuentas por lo que digo, por lo que creo, y si hago algo incorrecto. No voy a rendirle cuentas a Dios por lo que otro haga, sino que seré responsable por lo que yo haga.
Dannah: Creo que una de las cosas más impactantes que escuché de Laura, es que el día que ella se declaró transgénero, dijo: «Fue el día que más amada me sentí».
Francine: Le escuché decir eso, porque ella vio el dolor en nuestros rostros. Vio las lágrimas que salían de nuestros ojos.
Dannah: Y también salieron lágrimas de sus ojos.
Francine: Sí. Todos estábamos llorando. Pero ella estaba decidida. No había nada que nosotros pudiéramos decir o hacer. Nada que pudiéramos hacer para lograr que cambiara de mentalidad.
Dannah: Todo lo que podías hacer era amarla.
Francine: Siempre sentí que el Señor la rescataría. No sabía cuándo. Pensé que esto, tal vez no sucedería en el transcurso de mi vida. Tal vez no sucedería.
Una de las mujeres de mi estudio bíblico murió hace unos años, era de mi edad. Su hijo estaba en nuestra lista de oración por hijos pródigos, y él tiene alrededor de cuarenta años. Ella oró y oró para que él volviera de nuevo al Señor; pero nunca vio la respuesta. Pero él volvió un año después. Sus oraciones fueron contestadas, no de la manera como a ella le hubiera gustado, pero ella lo verá en el cielo.
Nancy: Hemos estado escuchando una conversación entre Dannah Gresh, Mary Kassian y Francine Perry, quien por muchos años fue la madre de una hija pródiga.
Ya sea que tengas o no un hijo pródigo en tu familia, y quizás estás pensando cómo puedes orar por aquellos hijos pródigos en tu iglesia. Mi consejo es: ¡Adelante! ¡Ora! ¡Haz una lista con sus nombres, y pídele al Señor que te muestre ideas prácticas para implementarlo en tu iglesia! Piensa en el gozo tan grande que será empezar a ver las respuestas a las oraciones, al ver que Dios toca los corazones de los hijos pródigos por quienes tú y tu iglesia han estado orando.
Qué alentador es escuchar cómo el Señor obró en el corazón de Francine durante esos años que Laura estuvo en rebelión.
Quiero que sepas que Laura nos comparte mucho más sobre su experiencia en su libro: «De transgénero a transformada», que está disponible en español. Leí este libro hace poco. No pude dejar de leerlo cuando Laura compartió que el Señor estaba persiguiendo su corazón, aunque ella no quería saber nada de Él. Ella no quería saber nada del Señor; pero Él nunca la dejó.
Laura Perry nos acompañará mañana en una conversación aquí en Aviva Nuestros Corazones. Nos ayudará a entender más sobre lo que estaba sucediendo en su mente cuando decidió ser transgénero. Esperamos que puedas escuchar el programa.
Tal vez tienes un familiar, una amiga, o alguien en tu trabajo que es un hijo pródigo, y en este momento está viviendo en tinieblas. Tal vez has estado intercediendo por esa persona con todo tu corazón, probablemente durante años, pidiéndole al Señor que rescate a esa persona que amas.
Bueno, unamos ahora nuestros corazones y levantemos a estos hijos pródigos delante del Señor, puedes levantar tus manos allí donde estás e imagina a ese hijo pródigo, esa hija, esa persona, ese adulto joven, ese adolescente, imagina sus nombres en tus manos. Levanta ese nombre, levanta a esa persona, a ese hijo pródigo al Señor mientras oramos juntas.
Francine: Padre, venimos delante de Ti. Señor, estamos muy agradecidas por enviar a Tu Hijo Jesucristo. Y Señor, te doy gracias por restaurar a Laura y por restaurar a muchos otros hijos pródigos. Te pido por las madres, los padres, las abuelas, tías, y tíos, quienquiera que tenga una pesada carga en su corazón porque un hijo o alguien que aman que se ha alejado de Ti y han dejado la fe que una vez confesaron.
Sabemos que muchos son como el hijo pródigo, y en algún momento, van a terminar en el establo de los cerdos. Esperamos que Tú obres en sus corazones. Tú eres el único que puedes hacer esta obra en ellos.
Señor, te pido para que estas madres y aquellos que están afectados dejen en Tus manos a sus hijos pródigos. Te confesamos a Ti que no hay nada que nosotras podamos decir o hacer, excepto trabajar en nuestra relación contigo; y así ellos vean a Jesús en nosotras y se sientan tan atraídos a Él que solo quieran estar con Él.
Te pido que alientes sus corazones. Dales la paz que solo se encuentra en Ti, porque si ellos no la tienen, vivirán con ansiedad. Vivirán con temor y depresión por estos hijos pródigos.
Padre, yo sé que no tenemos que vivir así. Te pido por cada uno de ellos, para que se vuelvan a Ti. Que ellos lleguen al momento en el que puedan decir: «Yo puedo tener la paz de Cristo Jesús y tener la victoria en esta situación aunque esté en el pozo profundo».
Tú eres el único que nos puede dar la victoria. Te pido que Tú les muestres esto especialmente a las madres, y que empieces a sanar sus corazones y a liberarlas de la ansiedad que están sintiendo. Te pido que ellas encuentren el descanso y la vida abundante en Ti, Señor, que Tú levantes esa carga que tienen por sus hijos pródigos. Yo sé que Tú vas a obrar en sus corazones; Tú harás la obra.
Nosotras no sabemos qué hacer. Confesamos esto delante de Ti. Así que nuestros hijos están en Ti. Te agradezco de antemano por todos los hijos pródigos cuyos nombres están en la canasta de oración. Te los encomendamos a Ti y los dejamos a Tus pies. En el nombre de Jesús, amén.
Dannah: Invitándote a vivir una vida de completa rendición a Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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