La recompensa del sacrificio de un padre
Nancy DeMoss Wolgemuth: En una ocasión, una amiga de Candice Watters le dijo algo que la impactó.
Candice Watters: «Mira hacia abajo, ese es tu propósito». Claro, ella estaba viendo mi panza de embarazo que crecía y crecía. ¿Cómo puedo yo, una creyente de toda la vida, pasar por alto una señal física tan evidente de la voluntad de Dios?
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Hemos estado teniendo una conversación fascinante en estos últimos días, con Steve y Candice Watters, sobre un libro que leí recientemente y que animo a nuestras oyentes a leer. Es un libro fabuloso. Es realmente uno de los mejores libros que he leído en mucho tiempo –y esta conversación se basa en su contenido.
No soy madre. Pero me pareció que trata un tema muy desafiante y que invita a la …
Nancy DeMoss Wolgemuth: En una ocasión, una amiga de Candice Watters le dijo algo que la impactó.
Candice Watters: «Mira hacia abajo, ese es tu propósito». Claro, ella estaba viendo mi panza de embarazo que crecía y crecía. ¿Cómo puedo yo, una creyente de toda la vida, pasar por alto una señal física tan evidente de la voluntad de Dios?
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Hemos estado teniendo una conversación fascinante en estos últimos días, con Steve y Candice Watters, sobre un libro que leí recientemente y que animo a nuestras oyentes a leer. Es un libro fabuloso. Es realmente uno de los mejores libros que he leído en mucho tiempo –y esta conversación se basa en su contenido.
No soy madre. Pero me pareció que trata un tema muy desafiante y que invita a la reflexión –incluso en mi propio caminar con el Señor. Así que, Steve y Candice, gracias por escribirlo, gracias por su disposición de corazón, y gracias por estar con nosotros en Aviva Nuestros Corazones para hablar sobre este tema.
Steve Watters: Gracias a ti. Esto ha sido maravilloso.
Candice Watters: Sí. Ha sido maravilloso estar aquí, Nancy.
Nancy: Para aquellas que no han escuchado los últimos dos episodios, olvidé decir hace un momento, que el libro se llama, «Comienza tu familia», Start Your Family, disponible solo en inglés. Ahora, brevemente, ¿por qué escribieron este libro y qué esperan lograr? ¿Cuál es el mensaje que quieren transmitir?
Steve: Nos dimos cuenta de que éramos una pareja promedio. Nos casamos a una edad promedio, teníamos deudas promedio y necesitábamos un empujón para ser intencionales respecto a comenzar nuestra familia. Es una experiencia que moldea el alma y altera el mundo, pero mucha gente se la está perdiendo porque nuestra cultura no lo abraza-–incluso entre cristianos.
Cuando le preguntan a su pastor o a familias cristianas, «¿por qué deberíamos tener hijos?» Muchas veces no saben. Nos dimos cuenta de que necesitamos más inspiración cristiana para tener bebés, especialmente en un mundo difícil y lleno de retos; y también darnos cuenta de que esta no es una decisión fría, calculada y meramente económica. No se trata de obtener cosas maravillosas y de lo que traerá felicidad a nuestro matrimonio. Se trata de qué quiere Dios que hagas a través de una nueva vida.
Nancy: Pensar de esta manera realmente requiere intencionalidad. Porque a veces simplemente actuamos en base a lo que nos es natural, o con el promedio, y la tendencia de hoy para las parejas jóvenes es retrasar o evitar tener hijos.
Steve: Aun dentro del contexto del matrimonio, un tercio de los embarazos no son planeados. Y tenemos muchas personas que retrasan la paternidad. Entonces es casi como ser arrojado a una piscina para aprender a nadar. Puedes aprender a nadar de esa manera, pero no es algo que vayas a disfrutar realmente. Nosotros pensamos que las parejas –los matrimonios– que llegan a la paternidad con algo de visión y preparación, estarán mucho más listos para los retos y las alegrías que tienen por delante.
Nancy: Retos y alegrías. Ambas cosas llegan en su justa medida, ¿no es así?
Steve: Así es, en un mismo paquete.
Nancy: De hecho, mientras leía el libro, escribí cinco palabras que, para mí, resumen todo el tema. Las palabras son valentía, fe –porque se necesita fe para salir de tu zona de confort, fuera de lo explicable y tradicional– fe; amor por Dios y por otros, para derramar tu vida en otros; luego sacrificio, rendir tu vida. Y después, la quinta palabra que escribí fue ganancia, las bendiciones y la recompensa de decir «sí, Señor». Y la recompensa no viene a corto plazo, ¿cierto?, sino a largo plazo.
Candice: Te lo dejaremos saber. Nuestros hijos aún están pequeños.
Steve: Definitivamente es como una empresa con beneficios a largo plazo.
Nancy: Contrario a lo que nuestra cultura quiere y lo que nuestra carne quiere, que es «dámelo ahora».
Candice: Bueno, las ironías de las recompensas llegan en el punto cuando el sacrificio es más intenso. Es cuando crees que no puedes dar un paso más; es en nuestros días más difíciles, cuando estamos más exhaustos y estamos en cama pensando: «no creo que pueda moverme». Entonces Steve me mira y me dice, «creo que están dormidos, pero vayamos, despertémoslos y juguemos con ellos otra vez». Simplemente tienes un amor ardiente por estos niños y piensas, «bien, hagámoslo de nuevo mañana».
Nancy: Esa es la gracia que Dios nos da cuando reconocemos que no podemos hacer en nuestras propias fuerzas aquello que Él nos llama a hacer. Cualquier cosa que nos haga necesitar a Dios es una bendición. Y no se me ocurre otra cosa que haga que las mujeres necesiten más a Dios que ser madres.
Bien, ya hemos hablado en los últimos dos episodios sobre el porqué y sobre cuándo tener hijos –asumiendo que la opción está ahí, considerar tener hijos durante los años que Dios ha diseñado para que el cuerpo de la mujer sea más fértil; considerar entregar la primavera de tu vida para tener hijos.
Pero ahora quiero que hablemos sobre algunas de las cosas que tratan en su libro que son «el cómo práctico», el meollo del asunto. No el cómo tener hijos, sino cómo lidiar con algunas de las preguntas que sé que algunas de nuestras oyentes se han estado haciendo al escucharnos en los últimos días.
Ellas piensan que esto que hemos estado hablando es una teoría fabulosa. Es grandioso sentarnos en el estudio y conversar sobre tener hijos. Y yo no tengo hijos; pero ustedes están sentados aquí, casados y en este momento alguien más está cuidando a sus hijos. Pero cuando ustedes salgan de aquí y recojan a sus cuatro pequeños, y cuando nuestras oyentes terminen de escuchar esta conversación, regresarán a la vida real, y hay algunos temas que salen a la superficie que hacen que esto realmente sea un reto. Y queremos hablar sobre algunos de ellos.
Candice: Nancy, acabas de decir algo sumamente importante. Es probablemente el «elefante blanco en la habitación». A la par con el tema de la planificación familiar, lo más controversial sería el cuidado de los hijos. ¿Se quedará mamá en la casa con los hijos? Esta es una pregunta que creo que atormenta a nuestra generación porque se nos ha enseñado tanto a abrazar las carreras profesionales, a ir tras tanta educación como nos sea posible, a obtener tanto dinero como podamos, a obtener todos los logros laborales. Es realmente difícil pensar en renunciar a todo eso. Se nos ha enseñado a pensar que esa es la norma.
Así que, como matrimonio, comiencen a sacar cuentas y pregúntense si pueden costear el hecho de que uno de los dos se quede en casa. Aún si deciden que esa es la ruta que quieren tomar, es una conversación muy difícil de tener.
Steve: Eso involucra muchas cosas. Hay un sentido en el que las personas leerán nuestro libro, lo pondrán a un lado y pensarán, «estoy inspirado». Pero luego pensarán, «¿qué haremos? Tenemos una hipoteca, tenemos otras cosas más sencillas como las vacaciones dentro de seis meses… Si tuviéramos un embarazo en este punto –no funcionará junto con lo de la playa…»
O quizá es algo como, «hay cosas que no están funcionando bien entre nosotros, venimos arrastrando algunos problemas. ¿Cómo vamos a lidiar con esto? En nuestro matrimonio ya tenemos ciertas luchas, ¿cómo vamos a incluir un bebé en todo esto?» Y creo que todo esto encaja en esa categoría de personas pensando que lo que hemos hablado es grandioso, pero que es tan solo algo ideal, ya que cuando lo mezclas con la vida real entonces hay cosas con las que hay que lidiar…
Algo en lo que siempre pensábamos era: ¿No habló Dios en serio cuando dijo que Él haría mucho más de lo que podíamos pedir o imaginar? ¿No es esta una oportunidad de ver a Dios ser Dios, haciendo cosas en nuestras vidas que nosotros no pensábamos que eran posibles?
Nancy: Eso realmente requiere algunos cambios de paradigmas. Por ejemplo, acabas de hablar sobre las vacaciones planeadas. Eso nos lleva a preguntarnos: ¿Vamos a hacer que este niño se ajuste a nuestra vida, o estamos dispuestos a que nuestra vida se ajuste a este niño –a alguien que no sea yo, alguien aparte de mí?
Candice: De hecho, escribí un artículo titulado Ajustando los hijos a la vida. Escribí esto cuando teníamos dos hijos. Y tuve que reescribirlo después de que nació el cuarto, porque con cada niño he descubierto que esto es menos y menos posible de lograr. Hay un detalle en tener hijos que cambia completamente tus planes. Los hijos solo se ajustan hasta cierto punto. Tenerlos requiere que los mires y digas, «si vamos a ser bíblicos respecto a esto, habrá al menos una etapa de la vida en la que tendrán que ser una prioridad».
Steve: Cuando nos dimos cuenta de esto leímos un ensayo escrito por Bárbara Dafoe Whitehead, titulado, La vida sin hijos. Ella dijo que hay todo un mundo de la cultura de la crianza que requiere sacrificio y la redefinición de tus prioridades. Pero ese no es el mundo en el que están viviendo la mayoría de las personas. Están viviendo en un mundo libre de niños, muy enfocado en sus aspiraciones profesionales, en las cosas que disfrutan y las relaciones profundas e intensamente emocionales.
Creo que las personas que querrían ser padres tienen este deseo de hacer encajar un niño con la vida que tienen en el momento, con la menor cantidad de cambios posible. Y esa es una de las mayores tensiones, pensar: «Sí, tengo un deseo genuino de tener hijos», quizá me vino el deseo, quizá leí este libro y ahora estoy inspirado. Pero están pensando, «¿qué tendrá que cambiar? ¿Tengo que hacer cambios?»
Nancy: Tuvieron que hacer algunos cambios en la medida en que llegaban los hijos. Lo mencionaron hace un momento.
Candice: Bueno, estoy agradecida de haber tenido la oportunidad de trabajar desde casa durante un tiempo; pero aún eso dejó de funcionar. Puedes poner en piloto automático a dos niños solo por un tiempo. Así que, eventualmente tuve que dejar de trabajar a tiempo completo y solo dedicarme a escribir aquí y allá –mayormente durante el tiempo en que dormían la siesta. Estoy segura de que la mayoría de las oyentes se estarán preguntando, «¿esto quiere decir que tengo que renunciar a la posibilidad de poder comprar un carro compacto y bonito y comprar un carro familiar en que quepa la silla de bebe?» –ya que en algunos vehículos pequeños la silla de bebé ni siquiera cabe.
Nancy: El otro día fui al cumpleaños de un amigo que estaba cumpliendo 30 años. Allí había parejas jóvenes y sus hijos, junto con todos los hijos de sus amigos jóvenes. Y el estacionamiento estaba lleno de minivans. Cuando llegué pensé, «estoy en el lugar correcto».
Candice: Ya ni siquiera puedes encontrar tu minivan en el estacionamiento del supermercado. Debes saberte tu número de placa, porque se hace difícil distinguir tu minivan entre tantas.
Steve: Hace un tiempo un amigo de la universidad me envió un correo electrónico –y creo que yo había estado casado por varios años ya. Él escribió: «Un momento de silencio por favor; acabo de comprar mi primera minivan». Ese es un cambio brusco para algunas personas, porque es como decir, «ya no soy un joven aventurero. Estoy asumiendo nuevas responsabilidades».
Y retomando la idea de ajustar los hijos a la vida, Candice y yo tuvimos algunas oportunidades creativas. Candice pudo trabajar desde casa haciendo ediciones en línea. Esto realmente nos hizo pensar que a lo mejor no teníamos que cambiar tantas cosas. Y realmente tratamos de ser creativos en cómo nos repartiríamos la carga del trabajo en el hogar, cómo dividiríamos las cosas –pensando que quizá la tecnología nos haría más fáciles las cosas. Pensamos, «quizás no tengamos que hacer los sacrificios que nuestros padres y nuestros abuelos hicieron» –sea sacrificar una carrera o una aspiración, cosas que ellos realmente anhelaban.
«Quizás podemos tenerlo todo». Pero, fuimos rápidamente recordados de que realmente no puedes tenerlo todo al mismo tiempo. Siempre habrá maneras de invertir en una vida joven. Aún un papá que trabaja dentro de una estructura tradicional tendrá muchos sacrificios que hacer.
Nancy: Ir al trabajo, llegar a casa al final de su jornada laboral y tener otro trabajo esperándole en casa.
Steve: Exactamente. Y su esposa no está única y completamente comprometida con sus necesidades y con animarlo.
Candice: No le entregas el periódico y le dices, «cariño, ¿por qué no te sientas en la silla y descansas un poco mientras te preparo la cena?» Le dices, «aquí está el bebé, tómalo, necesito un descanso». Así que es una reentrada muy demandante para el padre. Pero cuando una pareja empieza esta aventura de la crianza juntos, se requerirá de ellos un mayor nivel de compromiso a la unidad. En esto hay una oportunidad para el crecimiento espiritual que no había visto antes de que tuviéramos hijos.
Steve: Candice y yo tuvimos este tipo de relación intensa como de almas gemelas que la mayoría de las personas quieren y buscan. Y lo que hemos notado es que en los matrimonios de hoy en día esto involucra mucho mantenimiento y seguimiento. Sus padres y abuelos no tenían ese mismo nivel de expectativa de lo gratificante y enriquecedor que el matrimonio sería.
De hecho, Jean M. Twenge, en su libro Generation Me (Generación yo) dice: «La Generación X y los Millennials están teniendo más descensos en la satisfacción marital cuando llegan los hijos que los que tuvieron sus padres y abuelos» –y es por eso mismo.
Nancy: Porque tienen expectativas de un ideal romántico de lo creen que será el matrimonio.
Steve: Exactamente. No se puede nutrir una relación a ese nivel de profundidad y al mismo tiempo nutrir a un nuevo bebé. Algo tiene que ceder. Y creo que Candice y yo nos dimos cuenta de que estábamos intentando de manera creativa tener la vida que teníamos antes de que llegaran los hijos. Tratamos de evadir el sacrificio tanto como fuera posible con la forma en que dividíamos la carga de trabajo en el hogar, trabajando más y otras cosas. Finalmente nos dimos cuenta de que Dios quiere que abracemos este sacrificio. Esto es algo que Él ha diseñado, y que de hecho nos llama a hacer.
Esto nos llevó a ir de nuevo a Efesios 5; a darnos cuenta de que el pasaje que le sigue a Efesios 5 sobre el matrimonio es Efesios 6, que habla sobre los hijos –precedido por Efesios 5:1 donde dice: «Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y anden en amor, así como también Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma» (vv. 1-2).
Nuestra relación matrimonial amorosa y nuestra relación con nuestros hijos serán construidas en base a sacrificio, porque así es como Dios lo diseñó. Y creo que lo que fue de más ayuda al lidiar con Efesios 5:1 fue recordar que lo haríamos «como hijos muy amados».
Dios se derramó a sí mismo en nosotros y nos ha amado tan abundantemente, que no tenemos que buscar nuestra identidad en nuestro cónyuge. No tenemos que obtener nuestra identidad allí. No tenemos que obtener todo el amor de nuestros hijos. Somos llenos del gran amor de Dios y entonces podemos imitarlo dando nuestras vidas –entregando nuestras vidas por nuestros hijos y por nuestros cónyuges. Eso fue lo que descubrimos que debíamos hacer. No estamos adaptando a los hijos a nuestras vidas, sino sacrificando nuestras vidas para que nuestros hijos puedan encajar en lo que Dios diseñó.
Nancy: Todo eso de las prioridades en la misión, el propósito, el llamado –eso es lo que creo que está faltando en muchas de nuestras conversaciones sobre este tema. Eso me recuerda una historia que relatas en el libro cuando Candice estaba embarazada de Harrison. Candice, tenía que ver con una conversación que tuviste con una amiga sobre tu llamado y propósito. Ella dijo algo que realmente te impactó.
Candice: Sí, tenía probablemente seis meses y medio de embarazo y ella me dijo, «mira hacia abajo, ese es tu propósito». Claro, ella estaba viendo mi panza de embarazo, que crecía y crecía. ¿Cómo puedo yo, una creyente de toda la vida, pasar por alto una señal física tan evidente de la voluntad de Dios?
Ya sabes, los bebés y todo este proceso de traer una nueva vida a este mundo es algo complicado, o terrenal, un proceso tipo Antiguo Testamento. Y creo que a veces queremos tomar este proceso y limpiarlo y esterilizarlo, y entonces, en medio del caos, podemos perdernos de lo que Dios quiere que hagamos. Su gracia es suficiente para este proceso.
Nancy: Es un proceso que moldea y transforma la vida de los padres, pero también es una gran contribución a los propósitos del reino de Dios en este mundo.
Pienso en una conversación que tuve hace más o menos una semana con una madre joven que conozco que tiene dos niños. Ella se casó y empezó a tener hijos. Ella y su esposo eran intencionales al respecto, pero tuvieron dos niños muy cerca el uno del otro. Ahora tienen estos dos pequeños y ella se siente abrumada. Su casa no luce para nada como las fotos o lo que ella había soñado. Su matrimonio tampoco –les va muy bien, pero no es lo que solía ser.
Ella recuerda con nostalgia sus días como soltera cuando trabajaba en un ministerio y sentía que aún podía hacer más cosas al final del día. Ella sentía que realmente estaba contribuyendo. Ahora, ella ama a su esposo, ama a sus hijos, pero está en una lucha. La miré y le dije: «¿Cómo puedes comparar lo que estás haciendo con estos dos pequeñitos que estás criando para la gloria de Dios? Los enviarás como saetas para lograr los propósitos de Dios. Eso no se compara con lo que has hecho anteriormente en una oficina en el ministerio… Ahora, mientras estabas soltera y antes de tener hijos, esa era la voluntad de Dios para ti, ese era tu lugar fructífero».
Pero lo que están haciendo ahora, y se lo digo a las madres, «lo que estás haciendo al criar a tus hijos para la gloria de Dios, en la voluntad de Dios, tiene tanto o más significado que cualquier cosa que yo pueda hacer al tener estos podcasts o al escribir libros». Y creo que estoy siendo fructífera en lo que Dios tiene para mí; pero las miro a ustedes, madres, y les doy las gracias por lo que hacen y cómo están cumpliendo lo que dice el Salmo 102:18: «Esto se escribirá para las generaciones futuras, para que un pueblo aún por crear alabe al Señor».
Steve: Las madres siempre necesitan escuchar eso. Creo que es lamentable que nosotros no valoremos ese sacrificio. No valoramos la vocación de la maternidad como deberíamos hacerlo. Estoy muy agradecido de escuchar ese ánimo viniendo de ti.
Candice: Nancy, ¿no es esa, en última instancia, la mentira del movimiento feminista? Todo ese concepto del que Betty Friedan habló sobre mujeres mirando nostálgicas a través de las ventanas de sus cocinas al mundo corporativo y deseando estar allí. Y para poder llegar allí, entonces abandonar su rol como portadora y dadora de vida. Ahora tenemos una generación de mujeres mirando hacia afuera desde sus oficinas, anhelando estar de vuelta en sus cocinas con bebés que no quieren nada más que a su madre.
Steve: Eso es algo de lo que nos hemos dado cuenta. Hay personas que con gran sacrificio tienen casas hermosas. Pero la única manera en que pueden obtener esas hermosas casas es saliendo ambos a trabajar, ejerciendo carreras muy demandantes, y haciendo todo tras la excusa de darle una buena vida a ese nuevo hijo. Y lo que el niño quiere es a su papá y a su mamá.
Los padres son los juguetes favoritos de sus hijos. Quieren más a sus padres que a cualquier otra cosa. Puede que vivan en una choza, pero la llenan de amor. Y esto es algo importante de entender para parejas que se preguntan cómo encajar en esta vida. Se preguntan, ¿tenemos la casa que necesitamos, los accesorios y todo lo demás? Y el problema es que hay toda una industria que –respecto a los bebés– nos dice, «tienes que tener esto y aquello por comodidad y seguridad». Tienes que tener una ventaja educativa y estar un paso delante de los demás niños. La mayoría de nosotros salimos adelante sin eso en otra generación. Puedes tener un hogar sencillo y llenarlo de amor, y eso es lo que hace la diferencia.
Candice: De hecho, una amiga me contactó y me dijo: «Mi esposo y yo realmente queremos tener un bebé, pero no sabemos cómo pagaremos la universidad». Yo hice una pausa, y le dije: «Nosotros tampoco sabemos eso. Estamos confiando en Dios, el creador del universo, nuestro proveedor –Él es dueño de todo, todo es de Él– Él nos mostrará cómo resolver eso». Esta es una gran oportunidad para que los creyentes vean a Dios como su proveedor y digan, «Señor, si nosotros te obedecemos y hacemos lo que nos estás llamando a hacer, entonces podemos confiar en que harás posible la alimentación de estos niños, su vestimenta y su educación».
Nancy: Tener hijos es una imágen terrenal de una realidad celestial; que es lo que se pretende que sean nuestras vidas cristianas, imágenes –reflejos– de realidades celestiales. Recuerdo esa porción de la Escritura que dice que la razón por la que Jesús fue a la cruz fue para llevar muchos hijos a la gloria.
Cuando nosotros –la iglesia– abrazamos este concepto de tener hijos, portándolos y dando vida, dejando un legado y pasando el testigo de la fe a la próxima generación, estamos reflejando al mundo un Dios que dice, «quiero hijos e hijas. Quiero que tú seas parte de mi familia». Dios está expandiendo Su familia por medio de la adopción al haber enviado a Su Hijo a esta tierra para que hiciera posible que nosotros naciéramos en Su familia.
Así que esto no solo se trata de tener bebés, o de ser fábricas de bebés reproduciéndonos como conejos. Ese no es el punto. El punto es –y creo que lo dijeron de una manera muy hermosa en el cierre de su libro– que la misión de la paternidad es criar hijos que sirvan a Dios y trabajen para la gloria de Su reino en la tierra. De eso se trata realmente.
Steve: Y me encanta como Andreas Köstenberger, en su libro Dios, matrimonio y familia, dice que existe esta increíble intersección de tener familias como parte de la Gran Comisión. Muchas veces, cuando damos testimonio del evangelio y les hablamos a las personas de Dios, no tenemos la misma oportunidad que tenemos en el hogar de derramar nuestras vidas por otras personas y formar su carácter espiritual. Esta se convierte en una de nuestras mejores oportunidades para llevar las buenas nuevas de Jesús al mundo y pasar una simiente de piedad.
Gary Thomas habla de que, de toda inversión espiritual que podemos hacer en la vida, en algunas ocasiones, lo mejor que podemos hacer es engendrar; traspasar lo que Dios nos dio. Candice y yo pensamos en la herencia espiritual que se nos ha dado. Pero aquellos que no tienen una herencia espiritual fuerte a lo mejor fueron los primeros en ser salvos en sus familias –Dios puede usar eso también.
Tenemos unos amigos que nos mostraron su árbol genealógico, y había muchas rupturas –mucho quebranto– ramas rotas y frutos malos. Pero Dios utilizó su nueva vida, no para pasar una herencia espiritual, sino para traer nueva vida espiritual que afectó las ramas y trajo sanidad en las rupturas e hizo del fruto malo uno bueno. Y te das cuenta de que Dios tiene un trabajo redentor en mente, superior a nuestra idea de, «entonces, ¿elegimos tener hijos como estilo de vida si es que encaja en nuestras vidas?» Llegas al punto en que entiendes que Dios tiene algo mucho más grande en mente.
Candice: Bueno, es Su diseño que sea en el matrimonio que las parejas tengan hijos. Es una imagen –para un mundo caído y lleno de quebranto, un mundo que observa– una imagen de Su amor por la iglesia, de cómo Él funciona en lo que se refiere a la Trinidad. Así que Él nos dio la institución del matrimonio y la paternidad como modelos. Tenemos una oportunidad increíble de ministrar al mundo caído que nos rodea a través de nuestras familias.
Nancy: Y no estamos diciendo que hacer eso será fácil. No queremos pintar un ideal color rosa, porque cualquiera que tiene hijos sabe que ese no es el caso. Estamos diciendo que a través del trabajo duro, el esfuerzo, la valentía y la fe que se requieren, la dependencia en el Señor, la humildad, el clamar a Él por gracia; con todo eso que se requiere, Dios va a moldearlos y a formarlos como padres. Por la gracia de Dios podrán disparar esas saetas en este mundo para cumplir los propósitos eternos del reino de Dios.
Steve: Amén
Nancy: A lo largo de esta serie de episodios que concluye hoy hemos estado escuchando a Candice y Steve Watters. Esta conversación se basa en un libro escrito por ellos, y si ha sido de bendición para tu vida te animo a compartirla con más mujeres. Hazlo fácilmente a través de avivanuestroscorazones.com y de nuestra aplicación Aviva Nuestros Corazones. Y asegúrate de regresar mañana, para una serie a través de la cual estaremos preparando nuestros corazones para recordar la venida de nuestro Salvador a este mundo. ¡Acompáñanos!
Annamarie: Ayudándote a descubrir y abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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