La recompensa de la fidelidad
Débora: Incluso si sientes que todos a tu alrededor están comprando las filosofías mundanas, Nancy DeMoss Wolgemuth te invita a mantenerte firme.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tú puedes decirle que no a las cosas que el mundo te ofrece si sabes que más adelante tienes algo que el mundo no puede darte de ninguna manera, y son las riquezas que solo se encuentran en Jesucristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 1 de junio de 2023.
Esta semana, la claridad de Nancy ha sido refrescante, no siempre es fácil de escuchar, pero es refrescante. Cuando las ideas no bíblicas surgen a tu alrededor, la verdad es atractiva. En nuestra serie actual, Comprometiendo la verdad, Nancy ha hablado acerca de cómo manejar el error doctrinal y el pecado impenitente. Ella va a terminar esta serie trayéndonos mucha esperanza.
Nancy: …
Débora: Incluso si sientes que todos a tu alrededor están comprando las filosofías mundanas, Nancy DeMoss Wolgemuth te invita a mantenerte firme.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tú puedes decirle que no a las cosas que el mundo te ofrece si sabes que más adelante tienes algo que el mundo no puede darte de ninguna manera, y son las riquezas que solo se encuentran en Jesucristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 1 de junio de 2023.
Esta semana, la claridad de Nancy ha sido refrescante, no siempre es fácil de escuchar, pero es refrescante. Cuando las ideas no bíblicas surgen a tu alrededor, la verdad es atractiva. En nuestra serie actual, Comprometiendo la verdad, Nancy ha hablado acerca de cómo manejar el error doctrinal y el pecado impenitente. Ella va a terminar esta serie trayéndonos mucha esperanza.
Nancy: Si no has estado con nosotras durante las últimas sesiones, quiero animarte a que vayas a avivanuestroscorazones.com y busques las transcripciones de las últimas sesiones, porque en el día de hoy estamos saltando justo en el medio de un pasaje difícil y no quiero tener que repetir todo lo que ya hemos dicho porque no avanzaríamos en la serie. Pero si has estado con nosotros durante estas últimas sesiones, puede que te estés preguntando cuándo podrás respirar. ¿Qué va a pasar aquí? Toda esta enseñanza se ha sentido negativa y pesada porque es un pasaje pesado.
Estamos estudiando la carta que Jesús envió a la iglesia en Pérgamo, la tercera de las siete iglesias en el libro de Apocalipsis, y es un mensaje fuerte. Es un mensaje duro, y sé que toda nuestra audiencia debe estar muy callada, mientras hemos estado hablando de la entrada de la mundanalidad y el adulterio espiritual, de dónde vienen y los celos de Dios y esta ira justa de Dios. Pero hoy vamos no solo a respirar, sino que vamos a tener un gran gozo, una gran alegría al ver cómo esta carta a la iglesia termina, y termina con una promesa, con una recompensa para aquellos que son fieles.
Así que solo a modo de recapitulación, Apocalipsis capítulo 2 –recuerda que el mensaje a la iglesia en Pérgamo viene de Aquel que tiene la espada aguda de dos filos. Y Él dice:
«Yo sé dónde moras, donde está el trono de Satanás. Aún retienes mi nombre, y no has negado mi fe, aun en los días en que Antipas, mi testigo fiel, fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: (les dijo Jesús) “que tienes unos pocos allá (no todos, tal vez no la mayoría, pero algunos, por lo menos en una minoría en esta iglesia, que en lugar de mantener el nombre de Cristo) mantienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, para que puedan comer lo sacrificado a los ídolos y practicar la inmoralidad sexual. Así también, tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas”» (vv. 13-15).
Al parecer, había algunos en la iglesia de Pérgamo que enseñaban que mientras tuvieran una declaración doctrinal correcta, tu conducta y tu estilo de vida no importaban. Tú podías estar involucrada con el mundo y con las cosas del mundo, podías hacer las cosas del mundo. Podías verte como el mundo, actuar como el mundo, y todavía llamarte a ti misma cristiana. Podías ser miembro de la comunidad del pacto de Dios, y aun vivir como si fueras parte del mundo.
El mensaje que Jesús envía a esta iglesia es, no podemos, no debemos tolerar en la iglesia a los que bajan el estándar de la verdad y su aplicación. Dios se preocupa acerca de la enseñanza correcta y también del estilo de vida correcto. Si tenemos mala enseñanza, vamos a vivir mal. Así que necesitamos ambas cosas, ser santas y vivir de acuerdo con la verdad de la Palabra de Dios. Si no nos ocupamos de estos temas en la iglesia, si simplemente nos mantenemos y dejamos que las cosas sucedan y miramos para el otro lado, entonces Cristo dice que Él mismo vendrá y enfrentará estos asuntos.
Versículo 16:
«Por tanto, arrepiéntete; si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos (es decir, contra aquellos que están promoviendo estas enseñanzas) con la espada de mi boca».
Lo que Jesús está diciendo es: mejor trata con esto y trata con esto en amor y trata con esto a través de los pasos de la disciplina eclesiástica: primero vas a esa persona, y si no te escucha entonces toma a otra persona contigo y pasa por toda la progresión de Mateo capítulo 18. Pero si como resultado de seguir todo este proceso, esta persona aún se niega a arrepentirse, a continuación y en última instancia, debes sacar el mal de en medio de ti.
Es necesario excomulgar a tal persona. No puede seguir siendo miembro de la iglesia en plena comunión, si persiste en un estilo de vida o en una forma de enseñanza contraria a la Palabra de Dios.
Ahora, en el versículo 17 Jesús dice: «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias». Solo quiero reiterar que lo que Jesús dijo a las iglesias en el primer siglo, Él sigue diciéndoselo a las iglesias en el siglo 21. He estudiado estos pasajes desde hace meses, y estoy realmente impresionada con lo relevantes y contemporáneos que son, y cuán desesperadamente necesitamos estos mensajes en nuestras iglesias hoy en día.
«Oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. (Luego Él dice, y aquí está la palabra de esperanza). Al que venciere (es decir, el que no cede al mundo, el que no se adapta al mundo, los que no se rinden ante la enseñanza mundana en la iglesia) al que venciere (que permanece fiel a mi pacto), le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual nadie conoce sino el que lo recibe».
Ahora, como hemos dicho, estas cartas en Apocalipsis se escriben a la iglesia de forma corporativa, pero me encanta el hecho de que hay una dimensión individual, personal en estas cartas. Veo esto de diferentes maneras. En primer lugar, vemos que se instó a cada uno, a cada creyente a esperar y a escuchar el mensaje y a tomarlo como algo personal, para actuar de acuerdo al mensaje, independientemente de que alguien más lo haga o no. Creo que eso es lo que significa cuando dice: «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».
Incluso aun si toda la iglesia no oye, tú oye. Escuchar las Escrituras significa no solo escuchar con tus oídos físicos, sino significa escuchar y prestar atención para hacer algo al respecto. La implicación no es, si cada cristiano profesante en tu iglesia o en tu ciudad o en todo el mundo es seducido por las normas del mundo y cae preso de la mundanalidad y del compromiso con el mundo; el asunto es si tú y yo debemos todavía tener el propósito de ser fieles a la verdad y a la santidad de la Palabra de Dios. Incluso si todo el mundo se desvía, y por cierto, no es así, no todos se desvían. Todavía hay muchos que no han doblado sus rodillas ante Baal, pero debemos tener el propósito de ser fieles aun cuando todos los que nos rodean estén dando la espalda y sean presos de la mundanalidad y estén comprometidos con el mundo.
Pero también veo otro aspecto de esta dimensión personal e individual en estas cartas, y es que cada creyente individual que vence, o como algunas de sus traducciones dicen que es «vencedor», cada uno recibirá su propia recompensa. «Al que venciere», él dice, «le daré a comer del maná escondido».
Cada una de estas cartas promete una recompensa específica a los que son fieles a Cristo, los que son fieles todo el camino hasta la meta final. Estas recompensas –en cada una de las siete cartas– simbolizan las bendiciones que Dios tiene reservadas para los que le aman y se aferran firmes a Él, tiene estas bendiciones para nosotras.
Estamos viviendo, como la gente en Pérgamo lo hizo, en un lugar donde mora Satanás, en el lugar donde se encuentran las fuerzas anti Dios. Es difícil vivir una vida santa en este mundo. Sé que es así, y puede ser muy, muy difícil que puedas vivir una vida santa en tu casa, en tu matrimonio, en tu lugar de trabajo, en tu escuela. Es difícil. Es un reto. Tienes que estar nadando constantemente contra la corriente.
Pero Jesús sabe eso, y Él continúa dándonos estas promesas increíbles para animarnos a ser fieles incluso cuando es difícil. Él nos dice: «Mantén tus ojos en la meta». Si tú mantienes tus ojos en la recompensa, en las promesas de Dios, esto te ayudará a lidiar con el encanto y con la seducción del mundo. Es así como se puede decir que no a las cosas que el mundo ofrece, si sabes que justo por delante hay algo para ti que el mundo no puede darte, y es la riqueza que se encuentra en Cristo.
Ahora, dos cosas se les promete a los fieles creyentes en Pérgamo, y eso es lo que quiero ver en el día de hoy. Él promete algo llamado maná escondido, y luego promete una piedrecita blanca grabada con un nombre que nadie conoce sino el que lo recibe. El maná aparece en la historia del Antiguo Testamento, como veremos en un momento, y la piedra blanca es un símbolo que se extrae de su situación actual en la época romana.
Veamos estos dos en orden. En primer lugar vamos a ver, el maná escondido. Recuerden que Dios alimentó a Su pueblo con el maná en el desierto. El Salmo 78 dice: « Él hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio comida del cielo. Pan de ángeles comió el hombre; les mandó comida hasta saciarlos» (vv. 24-25).
Este maná en el Antiguo Testamento era sobrenatural. Fue un regalo de Dios. Bajó del cielo. No era algo que el hombre puede hacer o suministrar, y que era satisfactorio. Era el pan de los ángeles y era suficiente. Era abundante.
Hubo un suministro diario de este maná, la oferta siempre fue suficiente para satisfacer las necesidades de todos. Dios alimentó a los israelitas con maná físico y Él ha prometido alimentar a Su pueblo con el maná espiritual. En el Nuevo Testamento, leemos que el maná en el Antiguo Testamento es un cuadro del maná del cielo y un símbolo de Cristo, el pan de vida que fue enviado por Dios desde el cielo y que satisface nuestra hambre.
Permítanme leerles algunos versículos de Juan capítulo 6, un maravilloso pasaje donde Jesús habla sobre este punto. Él dice (en realidad, el pueblo dijo):
«Nuestros padres comieron el maná en el desierto; como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo”. Entonces Jesús les dijo: “En verdad, en verdad os digo, que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel (es una persona) que baja del cielo y da vida al mundo» (vv. 31-33).
«Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed» (v. 35).
«Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron» (vv. 48-49).
Era solo el alimento físico. Solo los sustentaba temporalmente, pero:
«Este es el pan que baja del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan (que) yo también daré por la vida del mundo es mi carne» (vv. 50-51).
«Como el Padre que vive me envió, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo, no como el pan que los padres comieron y murieron. El que come este pan vivirá por siempre» (vv. 57-58).
Ahora, este pasaje, y acabo de leer partes del mismo, es bastante repetitivo. Jesús sigue diciendo una y otra vez porque quiere que nosotras lo entendamos: «Yo soy el pan que bajó del cielo. Yo soy el pan de vida. Yo soy el don de Dios. Yo no soy como el maná que tenían en el Antiguo Testamento que satisfacía físicamente por un día y luego tenían que conseguir más y finalmente, morían». Sino que Él dice: «Yo soy el pan del cielo, si tú comes de mí tendrás vida eterna. Nunca vas a morir».
El maná en el desierto mantuvo a los hijos de Israel vivos. Les proporcionó sustento físico, pero es una imagen de Cristo, que nos da la vida y nos provee sustento espiritual. Así que cuando Jesús dice: «Yo daré a los que vencen a comer del maná escondido», lo que Él está hablando es de la comunión con Él mismo, de una íntima comunión con Él mismo. Si dejas la comunión con el mundo, vas a tener comunión con Cristo eternamente.
Y lo que Jesús está diciendo en efecto es, que los que creen en Él, quienes celebran en Él y practican Su Palabra, ellos vivirán. Pero los que creen y celebran y practican la doctrina de Balaam y ceden ante el mundo, en última instancia van a perecer. Recuerda lo que vimos en la última sesión. Si ellos no se arrepienten, vendré con la espada de mi boca, y los destruiré.
¿Quieres vivir? Jesús dice: «apégate el maná celestial. No te comprometas, no cedas ante el mundo. Espera una mejor comunión».
Ahora, ¿por qué se le llama maná escondido? Me hace pensar en ese pasaje de Juan capítulo 4, donde Jesús les dijo a sus discípulos –cuando ellos trataron de hacerlo comer porque era la hora del almuerzo y todo el mundo tenía hambre– Jesús les dijo: «Yo tengo para comer una comida que vosotros no sabéis» (v. 32).
Él les estaba diciendo que Él tenía una fuente de sustento dentro de Él mismo, que no era físico. Que no era material. Que era la dependencia de Su Padre celestial lo que le daba las fuerzas. Creo que Jesús está diciendo: «Hay un maná, hay una oferta, hay una fuerza y un sustento que te puede llenar y puedo dárselo a ustedes. Soy Yo en ti, y es algo que los demás no entienden».
Es algo que no pueden saber porque no se puede ver. Es invisible, pero es real. Este alimento espiritual está oculto a los ojos del mundo incrédulo. No tienen ojos para ver a Cristo. Ellos no pueden entender cómo nos puede satisfacer tan profundamente, que no tenemos que beber de los agujeros de lodo de este mundo.
Porque, verás, el mundo hace agujeros de lodo que creen que son hermosos. Eso es todo lo que tienen. ¿Por qué tenemos que ir detrás de estas cosas cuando tenemos a Cristo?
Bueno, el mundo nos ve buscando a Cristo, y piensa: «¡Estás loca! El ir tras las cosas del mundo, tras las baratijas del mundo, las tentaciones sexuales del mundo, esas cosas son divertidas, esas cosas son placeres».
Y te dicen que tú necesitas esas cosas. Que tú quieres esas cosas, pero podemos decir: «No, yo tengo una comida de la que tú no sabes nada. Yo tengo a Cristo».
Ellos no entienden cómo podemos estar tan profunda y plenamente satisfechas con Cristo que no necesitamos llenar nuestros estómagos con las algarrobas de este mundo. Así que en esta carta, Jesús desafía a Sus creyentes, les anima a ser fieles y a mirar hacia adelante, hacia esa celebración a esa fiesta celestial, el maná escondido, a practicar la autonegación. Para aquellos que practican la autonegación aquí en este mundo, que se abstienen de comer carne ofrecida a los ídolos en esta tierra, en el cielo van a comer el pan de Dios. Van a tener esta fiesta esta celebración.
Los que dicen que no a las concupiscencias de la carne y se niegan a dejarse seducir por las cosas mundanas, ilícitas, los placeres sensuales, los que están dispuestos a renunciar a los placeres temporales, a esos Él les dice: «Obtendrás placeres eternos en la presencia de Dios». Así que permítanme decirles también que en la medida en que llamamos a los creyentes a apartarse de lo mundano, creo que es un error ponerles por delante una lista de todas las cosas que no pueden hacer.
«No deberías estar haciendo esto. Tú no debes hacer aquello. Tú no debes vestirte de esta manera. Tú no debes ver ese tipo de cosas». Hay algunas de esas cosas que estoy de acuerdo en que hay que decirlas, pero en última instancia, tenemos que llegar al punto de señalarles a Cristo, Cristo que se ofreció a Sí mismo, y sería tonto conformarse con nada ni nadie menos que con Él.
Así que apunta a las personas a Cristo, que es amor, que satisface plenamente. A los que vencen, a los que conquistan, Yo les daré a comer del maná escondido. Entonces Él dice, les daré también, «una piedra blanca, con un nuevo nombre escrito en la piedra que nadie conoce sino el que la recibe». Ahora, sería tentador saltarse esta frase porque el hecho es, como muchos comentaristas y sermones que he leído acerca de este pasaje, que nadie sabe lo que eso significa.
Se han ofrecido muchas sugerencias. Hay una gran cantidad de interpretaciones y de explicaciones. El hecho es que no sabemos lo que significa. Sin embargo, una piedra blanca tenía diferentes usos en el mundo antiguo.
Este concepto habría sido familiar para los creyentes del primer siglo en Pérgamo, que recibieron esta carta, así que voy simplemente a darles varias de las diferentes posibilidades de lo que podría significar una piedra blanca.
Por ejemplo, en aquellos días, los jurados votaban echando piedras en una urna. Si el jurado pensaba que tú no eras culpable, que eras inocente, tiraban una piedra blanca. Si pensaban que eras culpable, tiraban una piedra negra. Luego iban a buscar las piedras en la urna, y si había más piedras blancas que piedras negras, eras absuelta. Pero si había más piedras negras que blancas, entonces eras condenada.
Ahora, otra explicación que he leído de esto es que cuando eran absueltos en un juicio, se les daba una piedra blanca, era un símbolo de que habían sido liberados. En cualquier caso, el punto aquí puede ser que para aquellos que permanecieron fieles a Cristo y demostraron que pertenecían a Él, Dios les iba a absolver. En el juicio final, no serían condenados. Eso podría ser lo que significa.
Aquí hay otra posibilidad. En aquellos días, la gente comúnmente usaba amuletos que a veces estaban hechos de piedras blancas o de piedras preciosas. Estos eran como amuletos de buena suerte. A veces, estas piedras se marcaban con el nombre secreto de un dios pagano. En el mundo antiguo se creía que los nombres de los dioses tenían poderes místicos y que si se llegaba a saber el nombre, el nombre secreto de un dios, esto le daría acceso especial a esos poderes. Tú podrías reclamar la ayuda y la protección de ese dios.
Bueno, si eso es lo que se entiende aquí, entonces lo que Jesús está prometiendo es que a estos, los que le creen y que se mantienen fieles hasta el fin, Él les da la promesa de una piedra con un nombre grabado, el nombre, no de una deidad pagana, sino el nombre de Cristo, el nombre de Cristo que es más poderoso que cualquier dios pagano. Jesús está diciendo, en efecto, tú no necesitas un amuleto de buena suerte para mantenerte a salvo. Si tienes mi nombre escrito en tu corazón, estarás segura en esta vida y en la venidera.
Otra forma en que se utilizó la piedra blanca era que a veces dos amigos dividían una piedra blanca en medio, y cada uno llevaba la mitad de esa piedra con él y tendría el nombre del amigo inscrito en su mitad. Si eso es lo que Jesús tenía en mente aquí, entonces la piedra blanca es una imagen de la amistad de un creyente con Cristo, con mi nombre escrito en su porción y Su nombre escrito en la mía.
La explicación más común que he visto de esta piedra blanca es que en esos días, las piedras blancas fueron distribuidas por el gobierno romano como boletos para banquetes, para entretenimiento o juegos que los romanos hacían. Si tenías esa piedra blanca, podías entrar en el evento. El punto es que a los que son de Cristo y se evidencian por rechazar los placeres pecaminosos del mundo, se les concederá acceso a ese gran banquete en el cielo donde se dará un festín, una celebración y ellos encontrarán su gozo y su deleite por toda la eternidad en Él.
Hay quienes dicen que el nuevo nombre grabado es el nombre de Cristo que está grabado en nuestra piedra. Si ese es el caso, se sugiere que algún día lo conoceremos de una manera más clara, personal, íntima como nunca lo hemos conocido antes.
Pero hay otros que dicen: «No, no es el nombre de Cristo que está en esa piedra. Es nuestro nombre que está sobre esa piedra». Y quizás tú dirás: «Bueno, eso no es un nombre nuevo que nadie conoce». Bueno, es el nuevo nombre de lo que somos como una nueva criatura en Cristo, totalmente transformadas a la semejanza de Cristo y esa piedra con el nuevo nombre escrito en ella simboliza quiénes nos ha hecho Él por Su gracia.
«Hay un nuevo nombre escrito en la piedra que nadie sabe», dice Jesús, «sino el que lo recibe». Creo que el nombre secreto, sea lo que sea, es un símbolo de intimidad con Cristo, algo que solo se le da a conocer al que recibe ese galardón. Es un retrato de una íntima revelación de Cristo que se ha prometido a los que se aferran a Él. Es una expresión privada, y personal, de Su amor. Aquellos que se aferran al nombre de Cristo y a la verdad de Su Palabra llegarán a conocerlo de una manera aún más íntima, personal y plena por toda la eternidad.
Si hemos conquistado en este mundo, si hemos dicho que no a las impurezas y a los placeres de este mundo que son pecaminosos, si hemos dicho que no a la idolatría y no al adulterio espiritual, hemos dicho que sí a Cristo, nos hemos mantenido fieles a Su pacto por Su gracia, entonces tenemos la promesa de Cristo de que Él se manifestará a nosotras. Él va a satisfacer por completo nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras almas con Él mismo, por los siglos de los siglos de los siglos de los siglos, y es por eso que no tenemos que ceder.
Nosotros no tenemos que acomodarnos al mundo porque tenemos una celebración, una fiesta que viene. Nos ha sido prometido gozo. Tenemos el maná escondido. Tenemos esa piedra blanca que nos va a dar entrada a esa fiesta. Todas estas promesas son nuestras por toda la eternidad si vencemos ahora.
Débora: Cuando nadas contra la corriente de la opinión popular, hay recompensa y descanso por delante. Nancy DeMoss Wolgemuth te ha estado animando a mantenerte firme por la verdad, sin importar lo que otras personas a tu alrededor estén haciendo.
El episodio de hoy concluye la serie titulada Comprometiendo la verdad. Está basada en la carta a la iglesia de Pérgamo que leemos en el libro de Apocalipsis. Existen siete iglesias en total, y Nancy ha dedicado una serie a cada iglesia durante estas semanas.
Las palabras de verdad y de esperanza son valiosas. Creemos tan firmemente en la necesidad de conectar a las mujeres con la Palabra de Dios, que llegamos a ustedes todos los días a través de este podcast y de nuestra página web. Estamos agradecidas con Dios por el privilegio de poder conectarnos con mujeres en diferentes etapas de la vida, tal y como esta madre de ocho hijos que nos escribió recientemente:
Ella nos dijo que en comparación con todas sus otras amigas cristianas, ella se vestía muy modestamente, y dijo, «me he dado cuenta de que no puedo ser el ejemplo adecuado para mi hija de nueve años de edad si no me visto de una manera bíblica». Ella escribió pidiendo consejos y algunos de los recursos que hemos desarrollado sobre la modestia.
Conexiones como estas son posibles gracias a oyentes que ofrendan. Ayúdanos a continuar alcanzando a mujeres alrededor del mundo llevándoles esperanza, y el mensaje de libertad, plenitud y abundancia en Cristo. Puedes hacer tu ofrenda visitando nuestra página web, avivanuestroscorazones.com y haciendo click en el botón de «Dona».
Mañana, Nancy DeMoss Wolgemuth continuará la serie sobre las iglesias del libro de Apocalipsis. Esta vez se va a concentrar en el mensaje a la iglesia de Tiatira, ella nos advertirá acerca del peligro de comprometer la sana doctrina y la vida de santidad; además, nos recordará que como creyentes, Dios nos llama a vivir apartadas del mundo. Nancy nos ayudará a entender el concepto de cómo involucrarnos con la cultura pero de forma que traiga gloria a Dios. ¡Acompáñanos!
Fijando nuestros ojos en Cristo juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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