La Pascua
Débora: Aquí está Erin Davis con una importante verdad.
Erin Davis: El pecado lleva a la muerte. ¡Así debe ser! Por causa del pecado todo nuestro mundo vive bajo la larga y oscura sombra de la muerte.
Débora: Pero esa mala noticia no es el final de la historia. Hoy escucharemos cómo la luz penetró esa oscuridad.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 12 de enero de 2024.
¿Te llenas de gratitud al escuchar el mensaje del evangelio? ¿O te has vuelto un poco conformista? Creo que cuanto más comprendemos el sacrificio que Jesús hizo por nosotras, más maravillosa será nuestra celebración.
Hoy, Erin Davis nos llevará a través de la primera fiesta solemne en el capítulo 23 de Levítico, la Pascua. Aquí está Nancy para introducir la enseñanza de hoy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Aquí, en Aviva Nuestros Corazones …
Débora: Aquí está Erin Davis con una importante verdad.
Erin Davis: El pecado lleva a la muerte. ¡Así debe ser! Por causa del pecado todo nuestro mundo vive bajo la larga y oscura sombra de la muerte.
Débora: Pero esa mala noticia no es el final de la historia. Hoy escucharemos cómo la luz penetró esa oscuridad.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 12 de enero de 2024.
¿Te llenas de gratitud al escuchar el mensaje del evangelio? ¿O te has vuelto un poco conformista? Creo que cuanto más comprendemos el sacrificio que Jesús hizo por nosotras, más maravillosa será nuestra celebración.
Hoy, Erin Davis nos llevará a través de la primera fiesta solemne en el capítulo 23 de Levítico, la Pascua. Aquí está Nancy para introducir la enseñanza de hoy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Aquí, en Aviva Nuestros Corazones, hacemos todo lo que podemos para llevarte a la Palabra de Dios y llevar la Palabra de Dios hacia ti. Esta semana tenemos el gozo de escuchar una nueva serie con mi amiga Erin Davis. Erin, bienvenida de nuevo a Aviva Nuestros Corazones.
Erin: ¡Estoy muy feliz de estar aquí!
Nancy: En realidad, no debería darte la bienvenida porque eres parte de este ministerio.
Erin: Lo soy.
Nancy: Eres la encargada de manejar nuestro contenido y eres la anfitriona de nuestro pódcast/videocast Grounded. Me encanta cómo nos llevas a las Escrituras, cómo conectas los puntos entre este tipo de pasajes no tan claros del Antiguo Testamento y la gran historia de la redención. Puedo decir que te encanta, y sé que deseas que nosotras lo amemos también.
Para aquellas que se unen a nosotras hoy, las animo a regresar y escuchar el episodio anterior, para que puedan tener el contexto de esta serie sobre las siete fiestas solemnes narradas en el libro de Levítico, capítulo 23.
Si tienes tu Biblia, y espero que la tengas, quiero que la abras para que veas esto por ti misma. Queremos animarte a leer este capítulo todos los días mientras Erin enseña esta serie, para que no solo escuches lo que ella ha aprendido, sino que tú misma vayas aprendiendo mientras lees.
Estas eran fiestas que fueron dadas a los hijos de Israel a través del profeta Moisés. Eran parte de su calendario, parte de su rutina todos los años durante el tiempo que vagaron por el desierto en su trayecto hacia la tierra prometida.
Luego, incluso más allá, Dios estableció estas rutinas para Su pueblo, para ayudarlos a alabarle, a conocerle; para ayudarlos a recordarlo a Él y Sus caminos. Estas fiestas tienen cosas que enseñarnos, fueron escritas para nuestro beneficio, aunque vivimos de este lado de la cruz.
Es un estudio bíblico de ocho semanas llamado «Las 7 fiestas: Encontrando a Cristo en las celebraciones sagradas del Antiguo Testamento» (disponible solo en inglés).
Así que, Señor, abre nuestros oídos, abre nuestros ojos, abre nuestros corazones y muéstranos a Jesús, mientras aprendemos sobre esta fiesta central en el capítulo 12 del libro de Éxodo en el Antiguo Testamento, uno de los capítulos más importantes de toda la Escritura. Danos oídos para escuchar y recibir hoy lo que tienes para nosotras. Oro en el nombre de Jesús, amén.
Erin: Celebré mi vigésimo cumpleaños espiritual con ampollas y sudor en la espalda. Tenía quince años cuando entregué mi vida a Cristo. Era una calurosa noche de verano en el campamento de la iglesia. A medida que se acercaba el vigésimo aniversario de ese día tan importante en mi vida, sabía que quería celebrarlo a lo grande.
Así que decidí caminar veinte millas en un solo día, en un intento de recaudar veinte mil dólares, para luego dar ese dinero a los ministerios que más habían impactado mi caminar con Cristo. Ahora, no quiero romantizar mucho sobre esto.
Era el mes de julio, lo que significa que hacía mucho calor. Vivo en Missouri, y para esa época había alrededor de un 200 % de humedad. Así que caminar treinta y dos kilómetros deja de ser divertido cerca del kilómetro 17, una clara evidencia de que, además, no tenía buena condición física. Entonces, ¿por qué renuncié a un sábado en mi casa con aire acondicionado para caminar sobre el pavimento caliente?
Porque quería recordar. Necesitaba recordar que antes de Cristo yo estaba esclavizada por los terribles poderes del pecado y de la muerte. Mi amnesia espiritual hace que sea muy fácil olvidar todo aquello de lo que Jesús me ha liberado.
Hace cinco años que hice esa larga caminata y aún recuerdo las moras que comí a lo largo del sendero mientras caminaba. Recuerdo el hermoso grupo de amigos que me recibió a las 4 a. m. con las linternas encendidas al iniciar el recorrido y caminar algunos kilómetros conmigo y con mi hermosa madre, quien caminó cada paso de ese trayecto a mi lado. Esa caminata fue un evento significativo que marcó un suceso aún más significativo en mi vida. Y ahora que he tenido algo de tiempo para reflexionar sobre ello, me alegro de que haya hecho calor y de haberme sentido incómoda.
Necesito recordatorios frecuentes y estruendosos de que hay personas a mi alrededor que aún están esclavizadas. Estas personas son mis amigos, vecinos, incluso algunos de ellos son miembros de mi propia familia. Son madres que están en la misma fila del auto conmigo. Son los compradores en la fila del supermercado, y no tienen un momento de libertad para celebrar porque aún no han entregado sus vidas a Jesús. No saben que Él es su Libertador.
Estamos caminando a través de estas siete fiestas solemnes en Levítico 23, y estas fiestas fueron dadas a los hijos de Israel a través del profeta Moisés. Ahora, no dejes que la palabra «fiestas» te confunda en absoluto. En esencia, estas fiestas eran su calendario.
Dios estaba marcando en sus calendarios fechas significativas que debían observar mientras se dirigían hacia la tierra prometida y mucho más allá. Me gusta pensar en ellas como ritmos o ciclos. Ritmos que Dios estableció para Su pueblo, para que se acordaran de alabarle.
La primera fiesta mencionada en Levítico capítulo 23 es la Pascua. Permítanme leer Levítico 23:4-5:
«Estas son las fiestas señaladas por el Señor, santas convocaciones que ustedes proclamarán en las fechas señaladas para ellas:En el mes primero, el día catorce del mes, al anochecer, es la Pascua del Señor».
Para entender el significado de esta fiesta, tenemos que ir al libro de Éxodo. En el libro de Éxodo, vemos que Israel es una nación esclavizada. Están esclavizados y obligados a trabajar para Faraón, quien se sentía amenazado a causa de lo numeroso del pueblo y le preocupaba la posibilidad de un golpe de estado en su contra.
Así que los hizo esclavos. Para tratar de controlar aún más a los israelitas, Faraón ordenó que todos los bebés varones israelitas fueran asesinados al nacer. Hagamos un pequeño resumen: los amados hijos de Dios fueron oprimidos por un gobernante malvado; estaban subyugados por personas de las que no podían escapar y se vieron obligados a vivir bajo la larga y oscura sombra de la muerte.
Ahora, cada una de las siete fiestas en Levítico 23 apuntan hermosamente hacia el evangelio. Cuando pienso en los israelitas esclavizados, no puedo evitar reflejarnos en su historia. Porque sin Cristo, todos estamos esclavizados. Satanás es un poderoso enemigo empeñado en oprimirnos y el pecado es nuestro terrible capataz.
Romanos 6:23 es una promesa, aunque es probable que no la publiques en las redes sociales con un hermoso diseño en acuarela. Romanos 6:23 dice esto: «Porque la paga del pecado es muerte…» Es una promesa: el pecado conducirá a la muerte. Estoy tan agradecida por la segunda parte de este versículo: «…pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro».
Esa es la promesa en la que queremos enfocarnos. La primera promesa se encuentra justo ahí, en blanco y negro: el pecado lleva a la muerte, ¡así debe ser! Por causa del pecado, todo nuestro mundo vive bajo la larga y oscura sombra de la muerte.
Y ya sea que hayamos caminado con Cristo veinte años o veinte minutos, necesitamos recordatorios frecuentes de que también vivimos bajo un edicto de destrucción. Es solo por Jesús que nuestra esperanza cambia de una vida de esclavitud que lleva a la muerte, a una vida de esperanza que lleva a la libertad.
Al considerar tanto la primera Pascua, sobre la que leemos en Éxodo 12, como la fiesta de la Pascua ordenada en Levítico 23, es apropiado que el peso de nuestro propio pecado se asiente un poco en nuestros corazones.
Queremos pasar esta primera fiesta incómoda y llegar a las que son un poco más festivas. Pero la realidad es que esas celebraciones no son tan alegres si no nos enfocamos primero en las realidades oscuras y dolorosas de esta primera Pascua.
Las fiestas solemnes son parte de la historia que Dios está contando. A medida que estudies las fiestas verás que son una progresión. Comienza con el pecado y la muerte y termina con una fiesta de siete días. Pero primero debemos sentir el peso de estas primeras fiestas.
Tal vez por eso esta Pascua me recuerda a esa larga y calurosa caminata que mencioné. Algo en mí necesitaba cada uno de esos 32 kilómetros para recordar el peso del pecado del que vivo libre gracias a Jesús.
Entonces, si tienes tu Biblia a mano, ve conmigo al capítulo 12 de Éxodo. Es probable que esta sea una historia conocida si estás familiarizada con tu Biblia o si has estado en la escuela dominical o en la iglesia por mucho tiempo. A medida que la revisemos, te quedará claro por qué me encanta contar esta historia.
Tiene intriga y drama; un héroe, un villano y diez plagas. A mis hijos les encanta esa parte –las ranas, las langostas. Es divertido contar esas historias. Esas diez plagas son como dolores de parto.
Comienzan y terminan, aumentan en intensidad y conducen a la liberación del pueblo de Dios. Cuando colocamos la primera fiesta sobre la primera Pascua y agregamos el evangelio, vemos cuánto importan los detalles de esta historia.
Así que permíteme leer Éxodo 12:1-13, y espero que me estés siguiendo en tu Biblia:
«En la tierra de Egipto el Señor habló a Moisés y a Aarón y les dijo: “Este mes será para ustedes el principio de los meses. Será el primer mes del año para ustedes. Hablen a toda la congregación de Israel y digan: ‘El día diez de este mes cada uno tomará para sí un cordero, según sus casas paternas; un cordero para cadacasa.Pero si la casa es muy pequeña para un cordero, entonces él y el vecino más cercano a su casa tomarán uno según el númerode personas. Conforme a lo que cada persona coma, dividirán ustedes el cordero. El cordero será un macho sin defecto, de un año. Lo apartarán de entre las ovejas o de entre las cabras’”» (vv. 1-5).
Me encantaría que subrayaras esa frase en tu Biblia, «sin defecto». Tal vez incluso poner una flecha, ya que esa es una pista de por qué esta fiesta se conecta con el evangelio. Regresaremos a ella en un minuto.
Permíteme continuar con los versículos 6-7:
«Y lo guardarán hasta el día catorce del mismo mes. Entonces toda la asamblea de la congregación de Israel lo matará al anochecer. Ellos tomarán parte de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas donde lo coman».
Ahora encierra en un círculo esa palabra, «dintel».
«Comerán la carne esa misma noche, asada al fuego, y la comerán con pan sin levadura y con hierbas amargas…lo comerán apresuradamente. Es la Pascua del Señor. Porque esa noche pasaré por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto de hombre como de animal. Ejecutaré juicios contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre les será a ustedes por señal en las casas donde estén. Cuando Yo vea la sangre pasaré de largo, y ninguna plaga vendrá sobre ustedes para destruirlos cuando Yo hiera la tierra de Egipto» (vv. 8, 11-13).
Los eruditos se han esforzado en descubrir el significado y el simbolismo de la Pascua. Me gustaría que nos concentráramos en dos cosas: el cordero y el dintel. No se desperdicia ninguna palabra en la Palabra de Dios, y se dedican tres versículos completos a describir el tipo de cordero que se ordenó a los israelitas sacrificar.
Tal vez has leído sobre esta fiesta antes y quizás lo leíste rápidamente, pero es importante cuando conectamos esta fiesta con el evangelio. Quiero que vuelvas a escuchar los versículos 3-6:
«Hablen a toda la congregación de Israel y digan: “El día diez de este mes cada uno tomará para sí un cordero, según sus casas paternas; un cordero para cada casa. Pero si la casa es muy pequeña para un cordero, entonces él y el vecino más cercano a su casa tomarán uno según el número de personas. Conforme a lo que cada persona coma, dividirán ustedes el cordero.
El cordero será un macho sin defecto, de un año. Lo apartarán de entre las ovejas o de entre las cabras. Y lo guardarán hasta el día catorce del mismo mes. Entonces toda la asamblea de la congregación de Israel lo matará al anochecer».
Yo soy granjera y sé que, para fines prácticos, cualquier cordero habría estado bien. Los israelitas sacrificarían al cordero de todos modos. Entonces, ¿por qué Dios no les permitió sacrificar a la oveja más vieja?
¿Por qué no les permitió elegir las que no eran aptas para la reproducción? ¿Por qué tenía que ser joven y sin defecto? Eso parece increíblemente costoso. Bueno, la razón es porque Dios le estaba enseñando una parábola a Su pueblo…y no solo a aquellos que observaban esa primera Pascua, sino a todos Sus hijos, a ti y a mí.
Si avanzamos en nuestras biblias a 1 Pedro 1:18-19, comenzaremos a ver algunos puntos de conexión. Daremos muchas vueltas en nuestra Biblia porque estas fiestas se conectan muy hermosamente con el resto de ella.
Las Escrituras, en 1 Pedro 1:18-19, dicen esto:
«Ustedes saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha…»
Vivo en una pequeña granja y tenemos diferentes tipos de ganado. Criamos ovejas por algunos años. Era temporada de nacimientos en la granja, y a mí me gusta esa temporada.
No hay nada más tierno que un corderito. Tal vez pienses que las mamás ovejas son blancas al dar a luz esos corderitos, y cuando los comparas con sus madres, estas lucen sucias. Los corderos son de color blanco puro, tienen estas adorables naricitas rosadas y casi siempre nacen gemelos.
Así que estos dos corderitos, después de nacer, muy pronto comienzan a correr y a jugar en la hierba. Me encanta verlos. Una tarde, cerca de la Pascua, estaba parada en la cerca viendo jugar a mi ovejita y me pasó este pensamiento: ¿Qué pasaría si alguien viniera a la granja y asesinara a todas mis ovejitas?
¡Sería horrible! Y eso fue lo que le pasó a Jesús. Es una imagen de Jesús, nuestro Cristo. Era tan puro como el pelaje de un cordero recién nacido. Su vida fue impecable, totalmente libre de pecado, y aun así fue asesinado por pecados que no cometió. Peor aún, fue asesinado por los pecados que yo cometí. Crucificado por nosotras.
Entonces, al sacrificar ese primer cordero para la Pascua el pueblo de Dios contaba una historia, una historia que apuntaba hacia Jesús, el Cordero sin mancha y sin defecto que sería un sacrificio por nuestros pecados; eso me lleva al dintel…
De todos los descubrimientos que hice de las siete fiestas, creo que el dintel es mi favorito. Repasemos Éxodo 12:7: «Ellos tomarán parte de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas donde lo coman».
Si eres del tipo de mujer que escribe en su Biblia, espero que ya hayas encerrado esa palabra, «dintel». Puedes adelantarte y dibujar una flecha. Porque además de los postes, que representaban los lados de la abertura de sus puertas, la sangre del cordero debía de ser untada en el dintel de cada casa.
Bueno, ¿qué es exactamente un dintel? Es el poste horizontal que atraviesa una abertura en una estructura; en este caso, es una puerta. Una vez más, ninguna palabra en la Palabra de Dios se desperdicia jamás. Esto es más que un dato de arquitectura antigua, porque un dintel no es solo una imagen bonita que podrías colocar en uno de tus tableros de Pinterest.
Dios estaba instruyendo a Su pueblo a poner la sangre del cordero sobre la estructura que soportaba el peso de las casas. Y esa perfecta sangre de cordero untada en ese marco sería la señal que el ángel de la muerte buscaría para saber si pasar de largo por las casas de los hijos de Dios.
En esa primera noche de Pascua los hijos de Dios obedecieron, aunque debió parecer una locura. Imagínate, matar un cordero y untar su sangre en los marcos de tus puertas. ¡Imagínate todas las casas de tu vecindario chorreando sangre de cordero! Sin embargo, el ángel de la muerte no pasó por allí, porque obedecieron.
Permanecieron a salvo mientras dormían, y las Escrituras dicen que incluso el ganado estaba a salvo en sus establos. Los egipcios, por otro lado, no conocían el mandato de Dios, y aunque lo supieran, no creían que el Dios de los israelitas era el único Dios verdadero.
Las Escrituras nos dicen que el corazón de Faraón estaba endurecido, y no escuchó cuando Dios habló por medio de los profetas Moisés y Aarón; y su gente hizo lo mismo. Así que no había sangre en los marcos de sus puertas, lo cual fue una señal de su rebelión contra Dios. Como resultado, sufrieron la muerte de todos los hijos primogénitos y de todo el ganado primogénito de su nación.
Ya sea que estés escuchando esta historia por primera vez o por centésima vez, quiero que te detengas en las consecuencias de su rebelión por un momento. En mi casa eso significaría la muerte de mi esposo, Jason, la muerte de mi hijo Elijah, la muerte de mi suegro, Mark, la muerte de mi propio padre, Tom, la muerte de mi pastor, Tim, la muerte de muchos de mis amigos, y la muerte de parte del ganado que en este mismo momento está pastando en los campos detrás de mi casa. La rebelión contra Dios es tan costosa y eso es lo que hace que la Pascua sea tan hermosa.
Leamos Romanos 5:9:
«Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por Su (¿qué?) sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él».
¿Qué es lo que cubre nuestro pecado? ¿Qué nos permite ser librados de la muerte que el pecado causó? ¡La sangre de Jesús!
¡Eso me hace saltar y gritar de alegría! Porque cuando se trata de nuestro pecado, la sangre de Jesús carga todo el peso. Y esa sangre no fue untada en el marco de nuestra puerta, ¡fue untada en la cruz por nuestro bien!
Tanto la primera Pascua como la primera fiesta, declaran que Jesús es el Cordero perfecto y sin mancha, y que por Su sangre, la muerte pasó sobre nosotros y en su lugar la vida eterna es nuestra. Por eso el cordero tenía que ser perfecto, porque esos corderitos que sacrificaron en la primera Pascua eran imagen del Cordero que sería sacrificado en la cruz.
Considera las palabras del maestro bíblico judío mesiánico, Zola Levitt. Él dice esto:
«Volviendo al significado de la Pascua, esta es, sin lugar a dudas, la fiesta de la salvación. En este día, a causa de la sangre del cordero, la nación hebrea fue liberada de la servidumbre. Claramente en ambos Testamentos la sangre del cordero libra de la esclavitud: al judío de Egipto, al cristiano del pecado».
En aquel tiempo, cada año nuevo traía olas de oscuridad para el pueblo de Dios, y es igual para nosotras hoy en día. Sin embargo, Dios estableció el calendario judío para que iniciando el año al atardecer, cuando caía la oscuridad, el pueblo de Dios recordara: «Somos esclavos liberados. Somos un pueblo renacido. Fuimos librados de la muerte por la sangre del Cordero».
Podemos leer la Pascua desde Éxodo 12, pasando por Levítico 23 hasta llegar a los evangelios. A las pocas horas de celebrar la fiesta de la Pascua con Sus discípulos, Jesús fue arrestado, juzgado y crucificado. En Su divino tiempo, nuestro Cordero fue inmolado durante la Pascua, siguiendo el patrón establecido en Levítico 23.
Entonces, ¿cómo estamos viendo la fiesta de la Pascua en estos días? Proclamamos la muerte del Señor, nuestro Cordero, hasta que Él venga. Y ahora mismo, en este momento, estés donde estés puedes elevar una oración de gratitud. Puedes agradecer a Jesús que por Él la muerte ha pasado sobre nosotras, y que, en la vida de los hijos de Dios, todos los hijos de Dios, la sangre de Cristo cargó nuestro pecado. Oremos.
Jesús, gracias por ser nuestro sacrificio perfecto. Gracias porque Tu sangre lleva la carga de nuestros pecados. Y por Ti, la muerte ha pasado sobre nosotras. Estamos muy agradecidas contigo. ¡Gracias Señor Jesús! Amén.
Nancy: ¡Amén! Mientras Erin hablaba, pensaba en ese himno que solía cantar cuando era niña: «Cuéntame la historia de Jesús y de Su amor». Eso es lo que vemos en la Pascua. La Pascua es una historia que se ve una y otra vez a lo largo de las Escrituras: la historia de la redención.
Prefigura y anticipa el gran plan de Dios para redimir a Su pueblo de la esclavitud del pecado y de la esclavitud de Satanás, y es una imagen de lo que Dios ha hecho por nosotras y por cada creyente en Cristo. Pero también es una imagen del juicio de Dios.
Porque los que no ejercieron fe y obediencia al mandato de Dios, los que no mataron al cordero y no pusieron la sangre sobre el dintel, ¿qué les pasó a ellos? Sus primogénitos murieron cuando el ángel de la muerte pasó por la tierra de Egipto. Entonces, alguien o algo tenía que morir –o el cordero tenía que morir o el primogénito tenía que morir.
Podrás pensar que esto es espantoso. Pero la paga del pecado es la muerte; así que sí, es espantoso. Sin embargo, podemos ver esta increíble unión a lo largo de las Escrituras (comenzando en los libros de Éxodo y Levítico), de juicio para aquellos que no se arrepienten ni creen en el evangelio, y el asombroso regalo de la salvación que tenemos a través de Jesucristo cuya sangre fue derramada para que fuéramos perdonadas.
Su sangre fue derramada en nuestro lugar. Eso fue lo que conmovió a Erin mientras enseñaba hoy. Eso es lo que debería conmovernos a ti y a mí al ver hacia atrás en Éxodo 13, donde tenemos este relato de la Pascua: «Moisés dijo al pueblo: “Acuérdense de este día en que salieron de Egipto, de la casa de esclavitud, pues el Señor los ha sacado de este lugar con mano poderosa”».
¿Recuerdas el día cuando Dios te sacó a ti? ¿Lo celebras? ¿Regresas a ese momento y lo meditas o simplemente has dejado atrás esa vieja historia? ¿Se ha vuelto una historia vieja y aburrida para ti o la mantienes fresca en tu mente?
Una de las cosas que me encanta hacer todos los años el 14 de mayo es celebrar, recordar ese día, el día que confié en Cristo por primera vez, cuando me arrepentí de mis pecados siendo solo una niña de cuatro años. No conocía aún todo este lenguaje, no sabía toda esta enseñanza, no sabía acerca de todas estas fiestas.
Pero ahora me encantan porque recuerdo ese día cuando Cristo me encontró siendo apenas una pequeña niña y me enseñó que yo era una pecadora que necesitaba un Salvador. Es posible que no puedas recordar el día exacto, pero recuerda dónde Dios te encontró, cómo te libró de Su ira y de Su juicio, y cómo te compró con la sangre derramada de Jesucristo, el Cordero de Dios.
Nunca dejes que se te olvide, recuerda ese día, y mientras lo haces da gracias, celebra la cena del Señor como un recordatorio de ese día (del cual hablaremos más adelante en esta serie) y luego recuerda a aquellos a tu alrededor que aún están bajo el juicio de Dios, los que están aún bajo Su ira.
Tengo vecinos que necesitan a Jesús desesperadamente. Quiero que experimenten esa sangre de Cristo en el dintel, el marco que sostiene sus corazones. Así que oremos por ellos y compartamos el evangelio con ellos cuando el Señor abra oportunidades. Recuerda ese día.
Débora: ¿Estás llena de asombro por el Señor y lo que ha hecho por ti? Nancy DeMoss Wolgemuth nos compartió algunos pensamientos conmovedores sobre el corazón de Dios para Su pueblo. Y antes de eso escuchamos a Erin Davis. Espero que esta enseñanza haya despertado una nueva sensación de asombro y gratitud en tu corazón como lo ha hecho en el mío.
Erin nos está enseñando una serie sobre las siete fiestas solemnes descritas en el capítulo 23 de Levítico. Ella ha estado haciendo la conexión de por qué esas fiestas son importantes para nuestras vidas hoy, y como Nancy mencionó anteriormente en el programa, puedes profundizar en el estudio de Erin llamado: «Las 7 fiestas: Encontrando a Cristo en las celebraciones sagradas del Antiguo Testamento»(disponible solo en inglés).
En el transcurso de ocho semanas recorrerás las fiestas del Antiguo Testamento y obtendrás una comprensión más profunda de la Biblia en su totalidad.
Espero que el programa de hoy haya despertado tu apetito por más enseñanza, porque recién comenzamos a estudiar las fiestas y su significado. Únete a nosotras la próxima semana mientras Erin Davis continúa en esta serie y estará hablando de pan…¿como un carbohidrato? Creo que sí. Lo veremos cuando explique la fiesta de los panes sin levadura. Por favor regresa a Aviva Nuestros Corazones.
Recordándote que Jesús fue el sacrificio perfecto, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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