La oración humilde
Annamarie Sauter: ¿Cuándo fue la última vez que oraste por avivamiento?
Dick Eastman: Padre, somos indiferentes. Somos apáticos. Hablamos de avivamiento. Deseamos avivamiento. Oramos por avivamiento. Estudiamos sobre avivamiento. Pero a pesar de esto, Señor, no lo experimentamos dentro de nuestros corazones por el coma espiritual en el que estamos; por esa deuda que está ahí a causa del pecado y del orgullo de nuestro corazón que no ha sido quebrantado.
Por esta causa, Señor, es que intercedemos por la iglesia. Oro por la iglesia donde me congrego. Oro por mi vida. Oro por mis hermanos y hermanas. Señor, clamo por esto.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La lectura de hoy de la Biblia es 1 Samuel capítulos 21 al 23.
Gozo que proviene de un avivamiento en la relación personal con Dios. Esto es lo que muchas …
Annamarie Sauter: ¿Cuándo fue la última vez que oraste por avivamiento?
Dick Eastman: Padre, somos indiferentes. Somos apáticos. Hablamos de avivamiento. Deseamos avivamiento. Oramos por avivamiento. Estudiamos sobre avivamiento. Pero a pesar de esto, Señor, no lo experimentamos dentro de nuestros corazones por el coma espiritual en el que estamos; por esa deuda que está ahí a causa del pecado y del orgullo de nuestro corazón que no ha sido quebrantado.
Por esta causa, Señor, es que intercedemos por la iglesia. Oro por la iglesia donde me congrego. Oro por mi vida. Oro por mis hermanos y hermanas. Señor, clamo por esto.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La lectura de hoy de la Biblia es 1 Samuel capítulos 21 al 23.
Gozo que proviene de un avivamiento en la relación personal con Dios. Esto es lo que muchas oyentes a lo largo de los años han experimentado a través del estudio titulado, «En busca de Dios». Nos encontramos en la semana dos de este estudio.
En los últimos cuatro programas hemos estado estudiando el tema de la humildad, y para concluir con este tema, hoy escucharemos algunas de las oraciones que se elevaron hace unos años durante la reunión nacional de oración por avivamiento.
Escucharás de Dick Eastman, Steven Canfield, Byron Paulus y Nancy DeMoss Wolgemuth. El pastor Bill Elliff da inicio al tiempo de oración.
Bill Elliff: Señor, antes de que todo fuera, Tú eras. Todo lo que tenemos y todo lo que vemos y toda dádiva buena y perfecta viene de ti. Señor, ¿cómo podríamos alguna vez sentir como si todo esto fuera por nosotros? Señor, ¿cómo podríamos alguna vez tomar tu gloria y robarte lo que mereces? Mientras miramos cuán grande eres y cuán majestuosa y perfecta es toda Tu creación y todo Tu poder, Padre, reconocemos el pecado del orgullo en nuestras vidas, así como todas sus manifestaciones. Al ver el mundo y esta tierra, solo pensamos que nuestros corazones se han exaltado y levantado en formas simples e inapropiadas.
Señor, nos unimos corporativamente, para confesarlo frente a ti, para pedir Tu perdón y que nos limpies de todo vestigio de orgullo, de todo lo que exalte mi propia mano o como hizo Satanás en los cielos y dijo: «Yo», en vez de «Señor», retrasando Tu perfecta voluntad para nosotros.
Steve Canfield: Padre, viene a mi memoria que dijiste que el que se humillare será exaltado y el que se exaltare será humillado. Te doy gracias, Señor Jesús, porque estuviste dispuesto a «humillarte y tomar forma de siervo y ser obediente hasta la muerte» (Fil. 2:8).
A través de Tu disposición a ser humilde y ceder Tus derechos y Tu reputación, pudimos disfrutar de las riquezas espirituales que vienen por Tu disposición a hacerlo. Por eso te alabo hoy, por Tu ejemplo de humildad.
Dick Eastman: Padre, así como Bill nos ha recordado la meditación de Filipenses 2, entendemos cómo dejaste el reino de gloria y te humillaste para venir a la tierra. Es con un sorprendente sentido de humildad en nuestros propios corazones que podemos llegar a comprender todo aquello a lo que renunciaste y el ejemplo que nos dejaste.
Padre, te adoramos en esta mañana. Te damos gracias por Tu maravillosa gracia, por la bondad de Tu vida y el ejemplo que nos diste, así como el ejemplo por el cual podemos modelar nuestras vidas. El Señor de gloria que era dueño de todo y tenía todo lo que quería, quiso venir y servirnos y amarnos y humillarse a Sí mismo. Te alabamos por eso.
Líder de Oración: Señor, cuando podemos alcanzar a ver un poco de Tu trono, nos queremos caer de nuestro propio trono. ¡Gracias!. Pensamos en el profeta Isaías cuando te vio y dijo: «Ay de mí!» Oramos en esta hora para que Tú deshagas el «yo» en cada uno de nosotros, y que ya no sea «yo» sino Cristo. Gracias, Señor Jesús, porque eres fiel y verdadero y cada promesa de Dios en ti es sí y es amén.
Señor, te alabamos por permitirnos verte y conocerte y postrarnos sobre nuestros rostros en este momento en que hemos acordado hacerlo. Digno es el Cordero de toda adoración y de toda alabanza.
Byron Paulus: Señor, quiero exaltarte también en esta mañana porque como dijo Isaías: «Tú eres el alto y sublime que habita la eternidad y Tu nombre es santo». De forma, Dios, que te exaltamos allí en el cielo, donde Tú resides. Y tú quieres que sea aquí en la tierra como lo es allá en el cielo donde Tú estás».
Dios, porque eres plenamente santo y perfecto y puro, me maravilla que escojas morar no solo en ese alto y majestuoso lugar, sino que nos dices a través de Isaías, que también escoges morar con aquellos que tienen un corazón quebrantado y humilde, para avivar el espíritu del humilde y avivar los corazones de los quebrantados.
Mientras te exaltamos, Señor, en esta mañana, sabemos que esta es una de las formas en que tú nos humillas y nos ayudas a ver lo que nosotros somos a la luz de quién Tú eres. Y Señor nos muestras que es en ese lugar donde Tú vienes a morar. Anhelamos que vengas a morar y residir aquí en nuestros corazones en una forma especial y que manifiestes Tu gloria, Señor; en nosotros, en nuestros hogares y en nuestras iglesias y en esta nación, te pedimos que te muevas en los corazones de los humildes mientras te exaltamos.
Dick: Señor, clamamos a ti para que en este día traigas humildad a nuestro corazón de modo que podamos libre y abiertamente reconocer que hemos pecado. Señor, confesamos que a veces no sabemos ni cómo orar sobre esto, excepto solo pedirte que Tu gran misericordia venga a nosotros y nos ayude a reconocer cómo a diario descuidamos tanto el obedecer Tu Palabra, y que de hecho confesemos nuestros pecados, sabiendo que tenemos una promesa extraordinaria de que si confesamos nuestros pecados, Tú, Señor, eres fiel y justo para seguir limpiándonos (ver 1 Juan 1:9).
Así, Señor, confesamos que no hemos vivido en obediencia a los principios de Tu Palabra y que aún en estos días nos encontramos viviendo demasiado como el mundo. Límpianos, perdónanos, y perdóname a mí, Señor, en este sentido, en el nombre de Jesús.
Hoy confesamos cada uno de nuestros pecados. Han llegado a nuestros pensamientos, ya sea canalizados por el mundo o por el diablo o por nuestra propia carnalidad, son pensamientos que deberían desterrarnos de Tu presencia. En el nombre de Jesús decimos con Job: «Señor, eso que no podemos ver, enséñanos. Y si hemos hecho iniquidad, Señor, danos la gracia para no hacerla más».
Danos la mente de Cristo y que podamos darnos cuenta de los pensamientos que son religiosos y no realmente de Tu Espíritu.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Señor, me declaro culpable de mi disposición de vivir mi vida y mi ministerio conformándome con solo seguir adelante sin Tu presencia, sin Tu poder y Tu unción, de llevar a cabo el ministerio y las responsabilidades del día a día sin buscarte a ti, sin la marca de lo sobrenatural.
Señor, cuando pienso en nuestras iglesias, pienso en cuántos programas y oportunidades tenemos, pero qué poco sentido, en tantos casos, de la presencia de Dios; y de lo conformes que estamos con vivir sin avivamiento; de lo conformes que nos sentimos con solo existir y luchar y esforzarnos, sin ver el derramamiento de Tu Santo Espíritu y la perspectiva fresca de tu Espíritu en nuestros propios corazones y en nuestras iglesias y en este mundo.
Señor, te pido perdón y te pido que pongas en mi corazón y en nuestros corazones un sentido santo de insatisfacción; no nos permitas estar satisfechos con hacer las cosas igual que siempre, con continuar con los mismos rituales, los mismos asuntos, sin detenernos y buscarte.
Señor, mi falta de oración es evidencia de esto en mi vida. ¿Cuántas horas y días paso haciendo la obra del ministerio sin realmente detenerme a clamar a ti e interceder y pedirte que hagas eso que solo Tú puedes hacer?
Por tanto, Padre, oro por el lavamiento y la transformación de mi propio corazón y por un nuevo sentido de dependencia de ti, un anhelo de que hagas aquello que solo Tú puedes hacer.
Bill: Padre, pensamos en cómo el pecado del orgullo es la madre de todo lo que te desagrada. De él salen tantas manifestaciones. Te pedimos que nos laves de los pecados de los celos, la ira y el resentimiento; Señor, del chisme, de la contención, de un espíritu que le gusta discutir, de la grosería, de alardear y de la autosuficiencia.
Te pedimos, Señor, que nos limpies de nuestra falta de rendición, y de nuestra indisposición a dejar que tomes el control porque sentimos que podemos vivir la vida mejor por nosotros mismos o que podemos manejar algún asunto de mejor manera por nosotros mismos.
Padre, te pedimos que abras nuestros ojos para que veamos la necedad de tratar de vivir nuestras vidas sin ti. Y Señor, te suplicamos que en todo nuestro país haya un espíritu de humildad y quebrantamiento. Señor, te entronizamos en el lugar que te pertenece, y nos bajamos del trono y dejamos que Tú tengas la gloria y el dominio y el control y el honor y el lugar que mereces, la autoridad entre nosotros; lugar que tan justamente mereces.
Quisiera que entráramos en un momento de intercesión por avivamiento en nuestra tierra. Clamemos al Señor durante los próximos minutos por avivamiento en nuestros hogares e iglesias, y por avivamiento en nuestras universidades.
Steve: Padre, en el Salmo 80 el salmista te pidió que volvieras Tu rostro (v. 14). Tal vez una de las cosas más difíciles de avivar es el avivamiento mismo. Te hemos visto hacerlo en el pasado en la historia de nuestra nación, y te clamamos que lo hagas de nuevo, Señor. No porque lo merezcamos, no porque este país sea especial en ese sentido, sino, Señor, porque deseamos ver Tu gloria y deseamos que hagas una obra que impacte no solo a una nación, sino a todo el mundo.
Dios, queremos lo que sea mejor para Tu reino y para Tu gloria, por eso deseamos que te derrames sobre este país y detengas la marea de pecado y pongas Tu nombre nuevamente en alto en las vidas de las personas.
Pienso en lo lejos que hemos llegado en nuestra nación. Queremos verte exaltado y levantado y ser glorificado y agradado. ¿Lo harías, Señor?
Dick: Padre, somos indiferentes. Somos apáticos. Hablamos sobre avivamiento, deseamos avivamiento, predicamos avivamiento, estudiamos sobre avivamiento. Pero Señor, no lo experimentamos en nuestro corazón a causa del coma espiritual en que vivimos; esa deuda que está ahí por el pecado y el orgullo y un corazón no quebrantado.
Por esto, Señor, intercedemos por la iglesia. Pido por la iglesia donde estoy. Pido por mi vida. Pido por mis hermanos y hermanas. Señor, clamo por esto. Oro por ellos. Intercedo por ellos. Levanto hoy junto a estos hombres y mujeres que están orando con nosotros, la oración de que envíes Tu Espíritu como nunca antes. Hazlo por favor. En el nombre de Jesús, amén.
Señor, Tu Palabra dice que estás buscando hombres y mujeres en medio de tu iglesia que levanten un muro, que se coloquen en la brecha, entre la discrepancia que existe entre Tu voluntad y lo que realmente está sucediendo en la iglesia.
Oramos que encuentres en este pueblo hoy, en todos nosotros, un corazón que diga: «Sí, Señor, enséñanos a interceder, a orar», y no solo hacerlo juntos aquí. Señor, Tú has dicho que has puesto atalayas en tus muros y que ni de día ni de noche debemos guardar silencio.
Te recordamos Tu Palabra y Tus promesas y Tus victorias, para no darte descanso, para que sigas moviendo nuestros corazones a aferrarse a ti. Oro que seamos atalayas fieles, que Tú nos muestres lo que eso significa.
Señor, gracias por guiarnos a ponernos de rodillas. Sé que todos nosotros aquí escuchando, orando juntos hemos sido guiados a ponernos de rodillas. Gracias por eso, Señor Jesús. Enséñanos a orar. Levanta intercesores en este grupo que está aquí. Levántanos. Que podamos ser guiados a ponernos de rodillas y permanezcamos allí y tengamos el corazón de Dios y veamos con los ojos de Dios y sintamos con los sentimientos de Dios.
Enséñanos a orar.
Dick: Padre, danos una pasión como la de Isaías. Al escuchar estas oraciones, pienso en esa oración de avivamiento en Isaías 64 donde él clamó: «¡Oh, si rasgaras los cielos y descendieras, si los montes se estremecieran ante tu presencia (como el fuego enciende el matorral, como el fuego hace hervir el agua), para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, para que ante tu presencia tiemblen las naciones!» (vv. 1-2).
Señor, reitero la oración de que levantes intercesores radicales. Puede que algunos estén confinados a una silla de ruedas. Tal vez estén paralizados y no hayan seguido adelante hacia su verdadero llamado, y ese llamado es usar estos días y horas para clamar a Ti, Señor, para que los cielos se abran. Y Padre, otros también; como los ancianos…
Te doy gracias nuevamente por aquellos que en este momento se están poniendo de acuerdo con estas oraciones en diferentes horas y tal vez hasta diciendo verbalmente: «Sí, Señor, hazlo», o «estoy de acuerdo, Señor. Tú lo harás».
Abre los cielos sobre las naciones. Señor, permite que sea como lo que pasó durante los días de Finney cuando hablaron sobre zonas santas donde Tu poder se derramaba de tal forma que la gente apenas podía permanecer de pie. Caían sobre sus rodillas y se arrepentían al instante.
Señor, cuánto anhelamos ver que eso suceda en nuestro tiempo, en nuestra generación. Te lo pedimos hoy en Tu nombre.
Nancy: Señor, oramos por nuestras iglesias, por nuestros servicios, para que se conviertan en lugares santos. Dios, oramos por eso que Dick describió en Isaías 64 se haga verdad en nuestros servicios. Que no solo sigamos la rutina; que no solo sigamos un programa planificado, sino que haya ese sentido de asombro de temblar ante Tu presencia, de temblar mientras se lee Tu Palabra, mientras son cantados los himnos y las canciones, mientras escuchamos la predicación de Tu Palabra.
Señor, que haya un sentido de ser tomados y transformados, de ser derretidos y moldeados y cambiados en Tu presencia. Señor, somos tan simplistas sobre ti y sobre Tu Palabra. Estamos tan acostumbrados a «hacer» iglesia como siempre, y realmente es como si jugáramos a la iglesia de tantas formas.
Dios, te pedimos que rasgues los cielos, que vengas y unjas a los pastores, a los hombres en los púlpitos, y pongas un aliento fresco del Espíritu en nuestras iglesias y en nuestros servicios.
Bill: Padre, suplicamos para que levantes en todas las naciones, hombres y mujeres que tengan corazones listos para darte el control total de sus vidas. Señor, sabemos que históricamente lo has hecho con frecuencia entre los estudiantes cuyos corazones son tiernos y moldeables.
Señor, te pedimos que lo hagas de nuevo en los campus universitarios de toda la nación. Señor, esta generación está tan a la deriva y confundida. Y Señor, toda esta carencia de relaciones significativas es producto de hogares y vidas rotas…
Padre, te imploramos con todo nuestro corazón, que todo esto sirva para guiar a los estudiantes hacia ti en toda la tierra. Cuán glorioso sería si hubiera un tremendo clamor de esta generación por ti. Te pedimos que interrumpas sus vidas y sus campus con Tu santa presencia extendiéndose en las universidades. En el nombre y los méritos de Jesús.
Steve: Señor, te oramos por un mover profundo, amplio y extenso del Espíritu Santo en las escuelas privadas, en los campus seculares y universidades cristianas. Señor, te pedimos que vengas y cambies la atmósfera en los campus de modo que la gente ya no te pueda ignorar, que los estudiantes, profesores, la administración, ya no puedan mirar al otro lado, sino que se den cuenta de que estás presente en Tu gloria y en Tu poder.
Señor, te doy gracias por algunos colegios y universidades, donde hay estudiantes orando cada mañana durante los días de semana, clamándote por un derramamiento del Espíritu Santo. Te pido que vengas y contestes estas oraciones y las de estos estudiantes que buscan de ti con todo su corazón.
Y te pido que vaya creciendo un ejército de estudiantes hasta que se abran las puertas del cielo. Señor, te pedimos que rasgues los cielos. Te pedimos por una visitación. Señor, te pedimos que hagas lo que has hecho en el pasado. Estamos agradecidos por lo que hiciste hace 200 años en los Estados Unidos, en las universidades en Asbury en 1970 y en Wheaton en 1995.
Pero Señor, no queremos simplemente disfrutar de Tus bendiciones del pasado. Señor, te estamos pidiendo que vengas, y te estamos pidiendo que muevas a los estudiantes universitarios de estos tiempos, a esta próxima generación, para que sean diferentes. Y Señor, clamamos como Daniel cuando dijo: «¡Oh Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de ti mismo, Dios mío! Porque tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo!» (9:19).
Señor, lo creemos y te pedimos que vengas en nuestro tiempo.
Bill: Padre, oramos y te damos gracias por hombres y mujeres en todas partes. Cómo se motivan nuestros corazones por Tu obra cuando nos unimos con cientos de personas solo a orar. Te pido, Padre, que esta reunión de oración para avivamiento continúe, y que nos mantengas en una atmósfera de oración; que respiremos y clamemos por Tu gloriosa presencia en nuestras vidas, y por Tu poder para transformar vidas. Que hagamos un clamor de arrepentimiento, de santidad, y que prepares nuestros corazones para lo que deseas hacer, y podamos ser parte del movimiento soberano de Dios. En el nombre de Jesús. Amén.
Nancy: Pienso que tu corazón ha sido tocado igual que el mío para unirse con estos siervos del Señor mientras claman por avivamiento. Una vez más, estamos llamando al pueblo de Dios a unirse a nosotros en oración para un gran avivamiento.
Hace ya más de 150 años se llevó a cabo la primera reunión de oración de lo que llegó a conocerse como «El Gran Avivamiento de Oración».
Escuché este relato por primera vez cuando era una niña, y ha capturado mi atención y mi corazón desde entonces. Si no estás familiarizada con el recuento de este maravilloso avivamiento, escúchanos en nuestro próximo programa donde relataremos algunas de las historias de cómo Dios se movió en este extraordinario despertar hace 150 años.
Annamarie: Acompáñanos el lunes, ¡y que Dios obre de manera especial en tu iglesia local en Su día!
Siguiendo el ejemplo de Cristo juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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