La ocupación terrenal de Cristo
Leslie Basham: ¿Tienes hoy por delante alguna tarea de poca importancia? Nancy Leigh DeMoss te anima a hacerles frente para la gloria de Dios.
Nancy Leigh DeMoss: El trabajo es algo bueno cuando es hecho para la gloria de Dios. Antecede a la caída. ¿Lo sabías? El trabajo no es solo una consecuencia de la caída. En Génesis capítulo 2 versículo 15 dice, " Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara "-
El trabajo es una gran cosa; es algo hermoso para la gloria de Dios. Es una asignación de Dios para glorificarlo aquí en esta tierra.
Leslie: Has sintonizado Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Qué hizo Jesús en los años previos a su ministerio público, que comenzó a la edad de 30 años previos? Nancy Leigh DeMoss …
Leslie Basham: ¿Tienes hoy por delante alguna tarea de poca importancia? Nancy Leigh DeMoss te anima a hacerles frente para la gloria de Dios.
Nancy Leigh DeMoss: El trabajo es algo bueno cuando es hecho para la gloria de Dios. Antecede a la caída. ¿Lo sabías? El trabajo no es solo una consecuencia de la caída. En Génesis capítulo 2 versículo 15 dice, " Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara "-
El trabajo es una gran cosa; es algo hermoso para la gloria de Dios. Es una asignación de Dios para glorificarlo aquí en esta tierra.
Leslie: Has sintonizado Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Qué hizo Jesús en los años previos a su ministerio público, que comenzó a la edad de 30 años previos? Nancy Leigh DeMoss está a punto de abordar este tema.
Nancy: Estamos viendo al Cristo incomparable. No hay nadie como Jesús —ni siquiera cerca—y estamos siguiendo Su trayectoria durante estas semanas previas a la Semana de la Pasión de Cristo y la Pascua, siguiendo el bosquejo de un libro titulado “El Cristo incomparable” de Oswald Sanders, [The Incomparable Christ - disponible en Inglés].
Estamos reflexionando y meditando sobre diferentes aspectos de la vida y del ministerio de Cristo. Espero que hasta ahora haya sido un estímulo para ti. Tenemos un largo camino por recorrer de Su vida, pero nos estamos tomando nuestro tiempo y solo meditaremos en Él y dejaremos que Él llene nuestras mentes con grandes pensamientos acerca de Sí mismo.
Ayer dejamos a Jesús a los 12 años, en el templo. Y no hay nada más descrito en las Escrituras acerca de Su vida hasta que Él tiene alrededor de 30 años. Así que la pregunta es: ¿qué estuvo haciendo durante todos esos años?
Cuando Él estaba en el templo a los 12 años, dijo que debía dedicarse a los asuntos de Su Padre. Así que una pregunta que podríamos hacernos es: ¿Estuvo dedicado a los negocios de Su padre durante los 18 años "de silencio", o solo fueron estos "años desperdiciados" carentes de sentido? ¿Estuvo Él en una especie de limbo desde los 12 hasta los 30 años, esperando que llegara la hora de darse a conocer públicamente y comenzar a dedicarse a los negocios de Su Padre?
¿Estaba trabajando en los negocios de Su padre a los 12? ¿Lo estaba haciendo a los 15? ¿Estaba ocupado en ellos a los 17? ¿Lo estaba a los 22? ¿O simplemente empezó a trabajar a los 30, cuando dio a conocer Su ministerio público?
Bueno, déjame decirte, en primer lugar, que Dios no desperdicia nada. Él no pierde el tiempo. Él no desperdicia la vida de Sus hijos. Y me permito sugerir que Jesús no estuvo menos comprometido con los negocios de Su Padre, haciendo la voluntad de Su Padre, durante esos 18 años comprendidos entre los 12 y los 30, de lo que estuvo durante Sus tres años de ministerio público. Se ocupó de los negocios de Su padre durante todos esos años.
Ahora, las Escrituras colocan una cortina sobre esos años 18 años, no dicen nada, a excepción del hecho de que Jesús trabajaba en el negocio de carpintería de José. En el Evangelio de Marcos, capítulo 6, vemos cómo se conocía a Jesús. Esto fue escrito durante Su ministerio público, por los que estaban viendo Sus milagros, ellos dijeron: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de Él (Marcos 6:3). “¿No es éste el carpintero?” o el hijo del carpintero.
En el libro “El Cristo incomparable” de Oswald Sanders que estamos usando como referencia durante esta serie, Sanders señala que de todas las ocupaciones posibles que Dios pudo haber escogido para Su Hijo, Él dispuso que Jesús fuera un comerciante, un trabajador común, que trabajara con Sus manos.
Sanders dice que esto debió haber hecho que los ángeles se maravillaran—los ángeles que habían vivido con Jesús, con el glorioso Hijo de Dios, que es Dios mismo, que siempre estuvo con Dios, con el Creador del mundo—y ver que ahora Él viniera a la tierra, y no solo naciera en un pesebre, no solo haber sido un bebé, un niño 2 y 3 años de edad, un niño de 6 años de edad, un niño de 7 años de edad, un niño que tuvo que haber aprendido el alfabeto y hacer todas las cosas que tenía que hacer en Su camino hacia un desarrollo normal; sino que también tuvo que crecer y convertirse en un comerciante, en un obrero, que trabajara con Sus manos. Esto debió de haber hecho que los ángeles se asombraran.
Pero el ver que Jesús era carpintero—que trabajaba con Sus manos; que era un comerciante; un obrero—nos recuerda la nobleza y el carácter sagrado del trabajo realizado para la gloria de Dios. . . cualquier tipo de trabajo realizado para la gloria de Dios. Él santificó el trabajo, por así decirlo, incluyendo el trabajo manual o lo que algunos llamarían tal vez "trabajo doméstico”-
Eso tiene que ser alentador para aquellas de nosotras que tenemos, en algún aspecto de nuestra vida, un trabajo que pareciera insignificante. ¿Hay alguien aquí que tenga la responsabilidad de realizar labores domésticas? Hablamos de lo maravilloso que es ser madre, por ejemplo, pero hay muchas cosas de ser madre que no tienen nada de glamorosas. ¿No es cierto?
Tengo una pareja joven con un bebé recién nacido viviendo en mi casa. Están muy entusiasmados con este bebé. Ellos aman su bebé, pero hay una gran cantidad de trabajo duro implicado en ser madre. ¿O no es así? Cambiar pañales y otras tareas de nuestra vida. Y dirás: "Sí, Nancy Leigh DeMoss, ella sí que tiene un trabajo increíble".
Hay personas que se acercan y me dicen: "Yo quiero hacer lo que tú haces". Bueno, lo que quieren decir es que ellas quieren hacer parte de lo que pueden ver que yo hago; que ellas piensan que sería divertido. Pero lo que ellas no saben es las largas horas de investigación que están envueltas. No saben lo que es tener una pantalla de computadora en blanco mientras estoy tratando de escribir un libro y al mismo estoy pensando, "no tengo ni idea de lo que voy a decir”... Pero estoy ahí trabajando y haciendo esfuerzos laboriosos para lograrlo.
Seguro sientes esto también en tu propio trabajo, en tu llamado, sea cual sea, y en tu vocación espiritual. Jesús santificó el trabajo—el trabajo duro, el trabajo manual, el trabajo difícil, el trabajo tedioso, y el trabajo rutinario— hecho para la gloria de Dios.
Él glorificó a Su Padre del cielo, trabajando con Sus manos todos esos años. Muchos piensan que es probable que tal vez Él haya tenido que mantener a Su madre y a los otros miembros de la familia después de la muerte de José.
Ves, Jesús, siendo un trabajador, siendo un carpintero. . . Él simplemente no fue de los 12 años a ser un rabí, a hacer milagros y a enseñar, de un momento a otro. Pasó años trabajando en el negocio de construcción de Su padre. Lo vemos afirmando lo que el resto de las Escrituras dicen acerca del trabajo.
El trabajo es algo bueno cuando es hecho para la gloria de Dios. Antecede a la caída. ¿Lo sabías? El trabajo no es solo una consecuencia de la caída. En Génesis capítulo 2en el versículo 15 dice, " Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. "
El trabajo es una gran cosa: es algo hermoso hecho para la gloria de Dios. Es una asignación de parte de Dios para que lo glorifiquemos aquí en esta tierra. Y Jesús estaba haciendo eso con la carpintería o con la construcción. Tú lo haces, yo lo hago, de otra manera, pero se trata de algo que ha sido santificado.
En Primera a los Tesalonicenses capítulo 4 dice:
Os instamos, hermanos. . . que tengáis por vuestra ambición el llevar una vida tranquila, y que os ocupéis de vuestros propios asuntos y trabajéis con vuestras manos… a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada. (V. 10-12).
En Segunda a los Tesalonicenses capítulo 3, Pablo dice:
Porque no obramos de manera indisciplinada entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que con trabajo y fatiga [este es el apóstol Pablo hablando] trabajamos día y noche a fin de no ser carga a ninguno de vosotros. . Porque aun cuando estábamos con vosotros os ordenábamos [les dimos este mandato] Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque oímos que algunos entre vosotros andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando tranquilamente, coman su propio pan (vv. 7-12).
Lo haces sin mucho alboroto. Lo haces porque es tu llamado. No lo haces de mala gana. No lo haces con la esperanza de que todo el mundo se dé cuenta de que eres una gran trabajadora y te den palmaditas en la espalda o aplausos. Lo haces para la gloria de Dios y por amor a Cristo. Y eso fue lo que Jesús modeló.
En Hechos capítulo 20 Pablo dice: "Vosotros sabéis que estas manos me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo" (v.34). ¿Cuál era el trabajo de Pablo? Fabricar tiendas. Él viajaba; plantaba iglesias, escribía epístolas, pero se estaba ganando la vida mientras hacía eso. Él dice:
En todo os mostré que así, trabajando [trabajo duro —el trabajo no se supone que sea fácil —es duro], debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir. (Hechos 20:34-35)
Estamos trabajando no para recibir, en última instancia, sino para tener que compartir con los demás.
Primera a Timoteo capítulo 5, versículo 8:
“Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”.
Jesús siempre estuvo trabajando. Él no empezó a trabajar cuando llegó al taller de carpintería de Su padre. Siempre había estado trabajando con Su Padre Celestial. Lo vimos antes en esta serie, en Proverbios capítulo 8: "cuando señaló los cimientos de la tierra, yo estaba entonces junto a Él, como arquitecto." (vv. 29-30).
Jesús dijo en Juan capítulo 5: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo también trabajo" (v. 17). Siempre estaba trabajando—trabajaba con Su padre, trabajaba con Sus manos, trabajaba para cumplir la voluntad de Su Padre.
El punto es que durante estos años, de los 12 a los 30 años, en los que las Escrituras no dicen realmente nada, excepto que fue conocido como el carpintero, Él no estuvo ocioso. Él no era perezoso. No estuvo simplemente pasando el rato hasta que le llegó el momento de entrar en el ministerio público. Demostró el honor de hacer un trabajo productivo para la gloria de Dios.
Como Oswald Sanders dice en este libro, "si para el Hijo de Dios no fue algo indigno el trabajar como un artesano, por tanto no es algo indigno para ninguno de Sus hijos " (p. 70).
Jesús nació en una familia de clase trabajadora y pobre. El trabajo no era una opción para esta familia. Pero, al trabajar duro, Jesús participó de nuestra humanidad. Se identificó con los trabajadores comunes. Al experimentar el tedio, los desafíos, la laboriosidad del trabajo duro, Él llevó la maldición puesta sobre Adán, de que iba a comer el pan con el sudor de su frente. Esa fue parte de cómo Él soportó la maldición de la caída.
El problema es que lo que para nosotros tiene valor e importancia difiere de lo que Dios considera significativo, importante y valioso. Tendemos a medir el valor de lo que hacemos en términos de visibilidad, de alcance—lo enorme que es, cuán grandioso es, lo impresionante que es, del impacto que tiene sobre los demás. Dios no mide de esa manera.
Dios no está realmente impresionado con la cantidad de personas que escuchan este programa o con cuántas personas leen mis libros. Lo que quiere saber es: ¿Si soy fiel en mi trabajo? ¿Si soy obediente en hacer cualquier tarea que me hayan dado para hacer en este día?
Mira, en la voluntad de Dios, el trabajo común no Lo glorifica menos, no es menos significativo, no es menos necesario, que cualquier tipo de ministerio público, o que los actos o logros más impresionantes del ministerio. Ministrar de manera directa las vidas de las personas no es más impresionante, no tiene más valor para Dios que lavar los platos, si ese es tu llamado en un momento determinado del día, o lavar la ropa o hacer alguna otra labor doméstica, tediosa. Todo es para la gloria de Dios, y eso es lo que lo hace noble.
El hecho de que Jesús pasó muchos años haciendo un trabajo que muchos no considerarían noble o inspirador, debe animarnos a ser fieles en el cumplimiento de las tareas y rutinas normales de nuestras vidas, y hacerlas con fidelidad, con gozo—a pesar de que nadie más nos pueda ver y aplaudir el trabajo que estamos haciendo. No lo estamos haciendo para los hombres. ¿No es así? ¿Para quién lo estamos haciendo? Para el Señor. Lo hacemos como para Él.
Así que vemos que Jesús pasó la mayor parte de su vida adulta trabajando como un comerciante, y solo tres años en el ministerio público. Los años anteriores no fueron los que sacudieron el mundo, a nuestra manera de ver las cosas, pero fueron vitales para la preparación de Su ministerio público.
Así que yo solo te animo a dejar que Dios determine la naturaleza y el alcance de tu servicio en cada etapa de la vida. Deja que Él te de la descripción de tu puesto, y luego hazlo para la gloria de Dios. Y no tengas prisa por un ministerio más amplio y visible.
Hay mujeres que vienen a mí, madres jóvenes diciendo. . . “Quiero estar en el ministerio." Y yo me digo a mí misma, "¿En qué crees que estás? Tienes niños de 2 y 5 años de edad. ¿No es este un ministerio? Tienes un ministerio de tiempo completo. Estás en el ministerio a tiempo completo de formar y moldear esas jóvenes vidas”.
Dices: "Bueno, Dios no me ha bendecido con hijos. Estoy trabajando en esta oficina en un puesto administrativo. “Entonces hazlo para la gloria de Dios y date cuenta de que ese es tu ministerio. Ejercer tu vocación de acuerdo a la voluntad de Dios es lo que glorifica a Dios y refleja Su gloria en este mundo.
Si Dios ha puesto en tu corazón que le sirvas de otras formas, no tengas prisa. Date cuenta de que Dios te está preparando. Te está madurando. Espera Su tiempo. Serás más eficaz a largo plazo si dejas que Dios te dé el ministerio que Él quiere que tengas, en lugar de perseguir o aspirar a tener más ministerios. Dios nos ha dado a ti y a mí en este momento tantos ministerios como Él nos ha equipado para manejar. Así que llévalo a cabo con gozo.
Quiero tocar en los minutos que nos quedan otro aspecto de la vida adulta de Jesús que no escuchamos mencionar frecuentemente, y es el hecho de que Él permaneció soltero durante toda su vida terrenal. Vamos a meditar juntas en esto por unos minutos.
Jesús nunca experimentó la compañía de una mujer. A través de todos los desafíos de la obra y del ministerio, a través de todas sus pruebas y juicios, Él nunca conoció el consuelo, el estímulo y el apoyo que tener una compañera le podría haber proporcionado. Además, Él nunca conoció la bendición de tener hijos propios. Los hijos que Él amo eran hijos de otros.
Dirás: "Bueno, Él era Dios, por lo que no necesitaba el matrimonio, Él no necesitaba niños. "Bueno, el hecho es que Él también era completamente humano. Él era un hombre. Él tenía, los deseos y anhelos humanos normales. Las Escrituras nos recuerdan que en todos los aspectos, Él "fue tentado como nosotros" (Hebreos 4:15). Pero, Él no peco.
Cuando miramos a Jesús, tenemos que asumir que tenía deseos humanos naturales, pero no hizo ídolos de sus anhelos. No permitió que sus deseos naturales se convirtieran en exigencias. Sabemos que asistió a bodas. Sabemos que Él iba a fiestas, a cenas, a banquetes. Sabemos que vio a Sus amigos y compañeros disfrutando, primero el regalo del matrimonio y luego el regalo de los hijos. Pero también sabemos que Él nunca cedió a la autocompasión. Nunca se resintió con Dios, Su Padre Celestial, por no haberle dado esos dones.
Sabemos que Él permaneció moralmente puro a través de Sus años de joven adulto, hasta sus 30 años, confiando en Su Padre para satisfacer sus necesidades, incluso (me atrevería a decir) las necesidades sexuales. Esto puede sonar un poco falta de respeto, hablar de un Jesús con deseos sexuales. Pero solo diré esto: no conozco todos los misterios de esto, pero sé que Él era un ser sexual.
Él era un hombre, y confió en Su Padre para satisfacer todas las necesidades —de compañerismo, de amistad, de satisfacción de los deseos humanos. No lo irritó Su estado de soltería, sino que lo aceptó totalmente, se deleitó en la voluntad y en el llamado de Dios para Su vida y en todo lo que ello conllevaba, y para Jesús, eso significó estar soltero.
El Jesús abrazar el llamado de Dios para Su vida —la soltería —era a la vez un acto de sumisión a la voluntad del Padre, así como un acto desinteresado de amor a aquellos a quienes vino a servir—eso somos nosotras . Él estaba dispuesto a renunciar a muchos de los placeres normales y buenos — placeres santos— que la mayoría de la gente disfruta, para redimirnos de nuestros pecados.
Él sabía que Su vida en esta tierra sería breve y que Él tendría toda la eternidad para disfrutar de la plenitud del gozo y de los placeres que se encuentran a la diestra de Su Padre. De manera que Él estuvo dispuesto a pagar el precio aquí. Él sabía que el gozo estaba puesto delante de Él, de manera que Él soportó. Él soportó no solamente la cruz física, el sufrimiento de la crucifixión y todo lo que esto conllevó, sino otros tipos de cruces a lo largo del camino, incluyendo tal vez todo este asunto de la soltería. ¿Podría haber sido eso una cruz para Él como lo es para algunas que nos escuchan hoy?
Pero seas soltera o no, hay momentos en los que te sentirás muy sola, necesitada de tener a alguien con quien compartir lo que hay en tu corazón, tus necesidades y tus anhelos más profundos. Me encontré en las últimas semanas enfrentando algunos retos bastante pesados de este ministerio. No son malos. Son solo difíciles. Y ha habido algunos momentos en los que me sentí muy, pero muy sola. Me hubiera gustado que alguien llevara la carga conmigo.
Ahora, déjame decirte esto: no estoy sola. No solo tengo al Señor, sino que tenemos un equipo increíble, y llevan la carga de muchas maneras. Pero hay noches en las que no están allí. Tú estás allí sola, una mujer soltera, quizás una mujer casada con un marido infiel, llevando sola alguna carga que nadie más puede llevar contigo. Ha habido momentos en que he pensado: " ¿Dónde va un líder cuando desea llorar? ¿Quién llevará la carga por mí, o conmigo? ¿Quién está conmigo en estos tiempos?"
Y pienso que otras líderes cristianas. Se van a casa con sus compañeros, y hablan de las cosas por las que están pasando y cargando. Y ha habido momentos en los que he pensado, "¿A dónde voy yo? ¿Quién llevará esta carga conmigo?” Por momentos, he deseado tener a alguien que realmente me entienda.
Ahora, no te digo esto para que sientas pena de mí. Te digo esto porque quiero que sepas que en esos momentos de soledad en que siento necesidad, me acuerdo, y como hemos venido diciendo en esta serie, me acuerdo, que tengo un Salvador que entiende, que ha recorrido el camino delante de mí y camina conmigo. Él ha estado allí. Él es incomparable. No hay nadie como Él.
Así que, amiga solitaria, hermana soltera, mamá luchadora, déjame animarte a recibir el amor de tu Padre Celestial, a abrazar Su voluntad y Su llamado para esta para toda época de tu vida, deja que Él te sostenga con Su gracia. Confíale a Él esos anhelos insatisfechos. Derrama tu vida por los demás.
Y recuerda que esta vida es tan corta. Así que fija tu mirada en el día en que se secarán todas las lágrimas, cada esperanza y anhelo se cumplirán ya que estaremos unidas a Cristo, nuestro amado esposo, por toda la eternidad. Vale la pena la espera.
Leslie: Hemos escuchado las palabras de Nancy Leigh DeMoss y quizás estamos enfrentando diversas cargas hoy. Las verdades que acabamos de escuchar acerca de Jesús nos pueden dar a cada una de nosotras una perspectiva eterna. Esta enseñanza es parte de una serie llamada, El Cristo incomparable. Para escuchar todos los programas que te pudiste haber perdido de la serie hasta el momento, solo visita AvivaNuestrosCorazones.com
Nancy concibió esta serie hace un año, cuando leyó un libro clásico también llamado “El Cristo incomparable”. Esto la condujo a este valioso estudio bíblico de la vida de Jesús.
Nancy: El haber leído ese libro clásico de Oswald Sanders el haber preparado esta serie, me ha ayudado a ver a Jesús con nuevos ojos. Ha sido un gozo reflexionar sobre diferentes aspectos de Su vida en los que nunca antes me había centrado por mucho tiempo. Hay mucho valor en el estudio de la Palabra de Dios, y estoy muy agradecida por la oportunidad de enseñar Su Palabra cada día en Aviva Nuestros Corazones.
Una mujer llamada Tracy escribió para decirnos lo mucho que aprecia la forma en que la hemos animado a escudriñar la Palabra de Dios. Ella escucha Aviva Nuestros Corazones de camino al trabajo, y ella lo llama "una vitamina espiritual que necesito para ser una luz para los socios con los que trabajo y con los clientes que visito”. Me gusta eso — "una vitamina espiritual”.
Bueno, Tracy sigue diciendo, "Gracias por permitir que Dios te use para ministrar, para que podamos tener una relación más cercana con Dios y compartir Su amor con los demás. "
Estoy muy agradecida por las oyentes que Dios está utilizando para ayudar a que este programa sea posible. Podemos estar en el aire en tu comunidad, ofreciéndote esta ‘vitamina espiritual’ diaria, gracias a las oyentes que generosamente ofrendan para este ministerio.
Si deseas apoyar este ministerio y ser parte de lo que Dios está haciendo, llama para hacer tu donación de cualquier cantidad. Llámanos al 1-800-569-5959, o haz tu donación en AvivaNuestrosCorazones.com
Leslie: Jesús era perfecto y no tenía necesidad de mostrar ningún arrepentimiento. Entonces, ¿por qué necesitó ser bautizado? Nancy explorará en nuestro próximo programa, el lunes el bautismo de Jesús. Por favor, te esperamos de vuelta en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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