La muerte trae vida
Carmen Espaillat: Muchas esposas descubren que Dios ha usado los retos en sus matrimonios para moldearlas a la imágen de Jesús.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Cuando estudias los personajes bíblicos debes buscar evidencias de su semejanza con Cristo, porque todo lo bueno, todo lo sabio que cualquiera de nosotras haga, es una expresión de que Cristo está viviendo su vida en y a través de nosotras. Creo que la humildad, la disposición de tomar el lugar del ofensor, esa disposición de ser sustitutos y recibir lo que el ofensor merece, todas esas cosas son ejemplos cristocéntricos y eso es lo que nos lleva hacia una mujer como Abigail. Somos atraídas por ella porque somos atraídas por aquellas cualidades que vemos que son cristocéntricas.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Durante los últimos programas hemos estado viendo la historia …
Carmen Espaillat: Muchas esposas descubren que Dios ha usado los retos en sus matrimonios para moldearlas a la imágen de Jesús.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Cuando estudias los personajes bíblicos debes buscar evidencias de su semejanza con Cristo, porque todo lo bueno, todo lo sabio que cualquiera de nosotras haga, es una expresión de que Cristo está viviendo su vida en y a través de nosotras. Creo que la humildad, la disposición de tomar el lugar del ofensor, esa disposición de ser sustitutos y recibir lo que el ofensor merece, todas esas cosas son ejemplos cristocéntricos y eso es lo que nos lleva hacia una mujer como Abigail. Somos atraídas por ella porque somos atraídas por aquellas cualidades que vemos que son cristocéntricas.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Durante los últimos programas hemos estado viendo la historia de Abigail. Ella estuvo casada con un hombre necio, Nabal. Nabal ofendió a David, quien en el momento era jefe de un grupo de cuatrocientos hombres. Vimos como Abigail usó su influencia para ser una pacificadora en esta situación volátil.
Esta serie de programas se titula, «Abigail: Cómo vivir con personas difíciles en tu vida». Si te has perdido cualquiera de los programas anteriores, puedes escucharlos, leerlos o descargarlos en AvivaNuestrosCorazones.com. La porción de la Escritura que estamos viendo es 1 Samuel capítulo 25.
Hoy escucharemos de algunas mujeres que oyeron estas enseñanzas y participaron con algunas preguntas prácticas. Iniciaremos escuchando de una de ellas.
Mujer: Durante toda mi vida siempre me ha tocado estar cerca de una persona airada, es como si se contristara mi espíritu y solo quiero alejarme de esa persona, y no dirigirles la palabra, a menos que me lleven al extremo, me saquen de mis casillas y entonces, exploto. Solo pienso en Abigail y en como ella actuó, ella hizo algo, pero aún así ella fue donde David con humildad señalándole el futuro que Dios tenía para él. No he tenido muchas oportunidades para aplicarlo, pero pensar en esto me ha ayudado a prepararme para hacerlo.
Nancy: Creo que en ocasiones vamos a uno de dos extremos. Nos sentamos a escuchar y nos cargamos cuando alguien está airado, y está siendo volátil. Estos son comportamientos necios y pecaminosos y nosotras no queremos decir algo equivocado. No queremos airarnos. Queremos ser controladas por el Espíritu, así que solo lo interiorizamos.
Pero algo en nuestro interior está hirviendo y agitándose, y no estamos tratando con eso, así que luego viene la explosión final: La gota que derramó la copa. De repente, explotamos. Esto nos indica que algo pasaba en nuestro interior con lo cual no estábamos lidiando.
Eso es lo que me gusta de Abigail. Ella habló en el momento adecuado, a la persona adecuada, y en el tono de voz adecuado. En ocasiones, el decir lo correcto cuando Dios quiere que lo digas, te protegerá de esas explosiones y de decir todo tipo de cosas de las cuales después te arrepentirás, que desearías no haber dicho y que no debiste decir. Tendrás que regresar y pedir perdón por haber explotado.
Mientras que la protección para esto se encuentra en si dices: «¿Dios, qué quieres que diga en esta situación, a quién?», mientras tu espíritu está bajo control, bajo el control del Espíritu de Dios. Entonces te das cuenta que cuando esta persona estalla eso no tiene que controlarte. Es decir, como ella ha dicho, es una oportunidad para que veas una necesidad en la vida de esa persona y para impulsarte a hacer lo que Dios quiere que hagas en esa situación.
Lo que te impulsa no es la persona airada. Lo que te impulsa es el Espíritu de Dios dentro de ti diciendo: «Bien ahora es el momento de actuar. Esto es lo que tienes que decir. Esta es la persona a la que debes dirigirte. Esto es lo que debes hacer en esta situación». Si haces esto controlada por el Espíritu, muchas veces se puede apaciguar la situación de ira.
Ahora, con respecto a la historia de Abigail, creo que una de las cosas más útiles es que es realista. No te da esa imagen de que si eres una mujer piadosa como Abigail, todos los necios que están en tu vida se desviarán de tus caminos y se arrepentirán. Nabal no se desvió ni se arrepintió. Él rehusó la gracia y la misericordia de Dios que estaban disponibles para él.
Por lo menos Abigail podía dormir tranquila sabiendo que: «No fui yo quien lo provocó. No fui yo que tomé las cosas en mis propias manos. No fui yo la que hice su vida miserable. Él tomó sus decisiones. Él hizo sus arreglos con Dios y Dios trató con él». Entonces ella, al menos, fue libre de continuar con su vida al darse cuenta de que no se enredó con este hombre en una danza de ira y de resentimiento, gritándose mutuamente.
Pienso que es ahí donde tantos matrimonios y relaciones tienen problemas, porque respondemos como un Nabal a otro Nabal. Cuando alguien actúa como un Nabal, le decimos: «Dos pueden jugar este juego» y terminamos diciendo cosas que luego justificamos por aquello que nos provocó, pero estamos equivocadas. Estamos muy equivocadas.
En primer lugar, terminamos sin paz. Terminamos en el caos debido a que terminamos como Nabal, y Dios tiene que tratar con nosotras. Y si había alguna esperanza de que Dios nos usara para cambiar el corazón de esa persona, eso se esfumó. Observa que Abigail jugó un papel decisivo en cambiar el corazón de David. En ese caso, porque él era un hombre conforme al corazón de Dios, la sabiduría de Abigail y su manejo fueron efectivos. Así que pierdes la oportunidad que Dios podría tener para ti, de influenciar o ser un instrumento de arrepentimiento en la vida de otra persona, si vas a tomar la espada y a responder como lo hizo Nabal.
Mujer: ¿Piensas que en ocasiones nuestras personalidades son tan dóciles que la gente se aprovecha de eso? ¿Lo consideras posible?
Nancy: Yo no creo que eso sea cierto en mi caso, pero tal vez si sea tu caso.
Mujer: Bueno, no sé. Recuerdo que mi esposo me dijo: «Toma el carro y consigue cualquier cosa que necesitemos para un largo viaje a casa». Y una persona me dijo que necesitábamos esto, aquello y esto otro. Así que le dije: «Oh sí, lo necesitamos». Mi esposo llegó al lugar y le dijo: «Hey, no necesitamos todo esto. Te aprovechaste de mi esposa».
Así que permití que él hiciera eso. Pensé: «Hmmm… ¿porqué dejé que él hiciera eso?» Entonces a la mañana siguiente leímos que la lengua es la peor arma, y que está bien callar aunque quisieras decir algo. Pero a veces pienso que soy demasiado fácil.
Nancy: Bueno, déjame decirte esto. Nunca te vas a equivocar si andas por el camino de la humildad. Yo creo que la mayoría de nosotras somos demasiado rápidas para hablar en vez de lentas para hablar, (quizás es por mi personalidad que tengo este punto de vista). De lo contrario, ¿por qué las Escrituras nos hablan continuamente sobre hablar mucho, decir muchas cosas, ser prontas para hablar, ser rápidas para airarnos?
Ahora, sé que hay situaciones y hay algunas mujeres, particularmente en algunas situaciones de abuso, y piensan en esa situación una y otra vez, y entienden que el ser sumisas o piadosas significa quedarse de brazos cruzados. Eso no es lo que estamos diciendo. El problema está cuando no podemos distinguir: No distinguimos entre lo que realmente importa y lo que no.
Te diré algo más: Creo que hay cosas en las relaciones en general que aceleran la tensión si estamos criticando y trayendo a colación cada cosa, cosas insignificantes. Es de esto que nos habla Proverbios. La palabra áspera hace subir el furor. Si te encuentras en el hábito de responder ásperamente, precipitadamente o a la defensiva, ante las pequeñas cosas de la vida, las cuales pudieran ser pasadas por alto, entonces no te sorprendas si en el futuro terminas en situaciones de gran tensión que pudieron evitarse.
Una vez más, estoy caminando en una línea muy fina aquí, porque sé que tenemos algunas oyentes que escucharán esto y dirán: «Eso es lo que pensaba que me dirían. Yo soy la responsable de que mi esposo me golpeara. Yo no estoy diciendo eso. Solo digo que te asegures que en todas tus relaciones respondas de una manera que está bajo el control del Espíritu Santo, dirigida por el Espíritu.
Eso es lo que me gusta de Abigail. Ella sabía cuándo debía quedarse callada, y sabía cuándo debía hablar. La única manera de saber no es confiando en tu propio entendimiento, sino clamando al Señor continuamente para que dirija tu vida. No hacerlo confiada en tus emociones. Eso fue lo que hizo David. Eso fue lo que hizo Nabal. Debes hacerlo en la confianza que proviene de tu interior, la luz y el testimonio en tu interior que viene de la Palabra de Dios, y del Espíritu de Dios dirigiendo tus pasos y mostrándote qué hacer, cómo y cuándo.
Así fue como una Abigail en un matrimonio muy, muy negativo, limitante, asfixiante, hostil, todavía puede ser descrita como una mujer que es hermosa y una mujer sabia. Es una cosa asombrosa para mí que muchas veces vemos a mujeres que han estado en circunstancias en las que han sido maltratadas, han sido tratadas ásperamente, y en ocasiones esas mujeres salen simplemente encogidas, deprimidas, desanimadas.
Humanamente hablando, eso es muy comprensible, pero como una mujer de Dios, como una mujer piadosa, esto no tiene por qué ser así para ti si tomas acción, busca el consejo piadoso de pastores y de ancianos piadosos. Yo sé que sigo volviendo a este mismo tema, pero no puedo decirte qué es lo correcto en tu situación. Porque no estoy viviendo contigo. Pero están aquellos que deben estar conectados a tu vida como guías espirituales.
Esto es lo que los pastores y los ancianos deben ser. Deben guiarnos, deben dirigirnos espiritualmente. Ellos deben conocerte lo suficiente y deben estar lo suficientemente involucrados en tu vida para poder ayudarte y decir: «Mira, ahora es el momento. Este es el momento en que debes salir de tu casa. Debes salir de esta situación por tu protección y la de tus hijos».
Pero, mientras tanto, asegúrate de que tu respuesta no sea como la de Nabal, o Dios tendrá que tratar contigo, así como con tu Nabal.
Mujer: Hoy me gustaría contarles acerca de una mujer especial en mi vida, una Abigail, ella es mi madre. Hace unos seis meses perdí a mi padre, su esposo. Desde entonces ha habido un Nabal en su vida, pero ella actuó como una Abigail. Solo ver y ser testigo en un momento muy débil y tierno en su vida cuando sería muy fácil responder de una manera pecaminosa, ella ha elegido permitir que Dios la guíe en cuanto a cómo responderle a este hombre.
La única manera en que ella es capaz de hacer esto es permaneciendo diariamente en la Palabra y permitiendo solamente al Espíritu Santo que la dirija y la ayude a hablar cuando necesite hablar y a callar cuando necesite callar. Mi mamá es una persona con una gran personalidad y con mucha energía, por lo que permanecer callada es un reto para ella en algunas ocasiones. Así que es alentador ver a Dios ayudándola a tener dominio propio y a Su Espíritu viviendo en ella.
Nancy: Parece que tu madre está tomando la visión a largo plazo, la visión más grande, el panorama en general. En lugar de decir: «Tengo que lidiar con esta situación aquí y ahora», ella dice: «Mi vida está envuelta en la vida del Señor mi Dios y dejaré que Dios cumpla Sus propósitos en mi vida, en la vida de esta persona, en la vida de aquellos que están viendo. Yo no voy a tomar el lugar de Dios. Yo sé que a la larga, si hago el bien, Dios reivindicará la justicia».
Estoy tan agradecida por amigos que me ayudan con esto cuando lo necesito. Yo estaba en una llamada telefónica, una llamada en conferencia, no hace mucho tiempo. Una vez más, en un panorama general, era algo sin mucha importancia. Había una situación en la que sentí que estaba siendo tratada injustamente. En esta conversación con dos personas que estuvieron involucradas en esa situación conmigo, me encontré yendo hacia atrás y volviendo sobre otros detalles del relato de esa historia.
Y en ese momento estaba tan agradecida por estas dos personas en la llamada que estaban familiarizadas con la situación. Ellos entendieron lo que había sucedido. Estoy segura de que ellos estaban de acuerdo en que todo esto no debió haber ocurrido. Ellos volvían a decirme: «Nancy, tienes que hacer lo correcto. No vuelvas allí. No puedes revivir eso. No es edificante, no construye, no es necesario. Simplemente olvídalo y déjalo ir».
Ahora, no estamos hablando de alguien que haya quebrantado la ley o roto algún hueso. Por eso quiero ser clara en cuanto a lo que esto implicaba. Sin embargo, cuando tus propias emociones están involucradas, te sientes vulnerable. Sientes este instinto de hacer lo que tengas que hacer para asegurarte de que estas personas se den cuenta que están haciendo algo incorrecto. El punto es que puedes ganar la batalla pero perder la guerra y perder la paz en tu propia alma.
Estoy tan agradecida a Dios por contar con amigos que me aman lo suficiente y que están familiarizados con la situación pero que dijeron: «No puedes ir allí. Simplemente no puedes ir allí». Eso era justo lo que yo necesitaba para detenerme. Me gustaría decir que yo podría haber sido Abigail por mi cuenta, pero ustedes saben que nos necesitamos las unas a otras para ayudarnos en estos casos, para ayudarnos mutuamente a ver la verdad y animarnos unas a otras a responder de manera piadosa.
Mujer: Tengo una pregunta acerca de Abigail cuando dice: «Es mi culpa», en el verso 24 y luego en el verso 28 dice: «Por favor perdona la transgresión de tu sierva», está diciendo: «Yo no sabía que mi esposo había hecho esto. La culpa es mía. Lo siento». No entiendo por qué ella carga con la culpa.
Nancy: Esa es una buena pregunta. No estoy segura de saber la respuesta, pero creo que está claro en el contexto que ella reconoce la responsabilidad de Nabal. Está claro que él ha actuado neciamente, y ella no va a encubrir lo que él hizo. Creo que ella está haciendo todo lo posible para suavizar la situación, para decirle a David: «Él y yo no somos del mismo parecer». Sin decir: «Si mi esposo hubiera estado pensando correctamente, no hubiera actuado de esa manera, perdóneme. Perdónenos. Solo otorgue el perdón». Creo que es eso lo que le dice a David. No creo que ella esté diciendo: «yo soy responsable por el mal que hizo Nabal».
Creo que es importante porque como esposa no eres responsable por lo que tu esposo hace mal, o tu jefe, o tu pastor, o cualquier otra autoridad en tu vida. Solo eres responsable por como tú respondes. Pero creo que tú puedes ir a las personas implicadas, cuando estás involucrada en una situación como esta, y decirles: «¿Podrían extender misericordia? Perdónennos. Perdónenme. Esta ofensa no fue intencional. La afrenta no fue intencional».
En ese sentido, estás tratando de llegar a otros y ser una pacificadora, y construir un puente. Creo que ese es el sentir detrás de lo que ella está diciendo aquí. «Estoy tratando de construir un puente», en vez de defender lo que su esposo hizo o de decirle a David: «Mi esposo es fuerte, si vienes contra él, él va a atraparte». Ella simplemente no hizo nada para echarle leña al fuego. Ella está tratando de echarle agua al fuego para que se apague.
Mujer: Supongo que en el pasaje que acabas de mencionar, en lo relativo a ofrecerse a cargar con la culpa, casi me parece como una cualidad cristocéntrica, que ella se ofreciera a sustituir a su esposo o a tomar la responsabilidad de la familia, como Cristo lo hizo por nosotros. Luego, donde ella lavó los pies de los sirvientes inmediatamente me hizo pensar en Jesús postrándose a lavar los pies y siendo un siervo. Así que solo vi cualidades cristocéntricas en Abigail.
Nancy: Ese es un buen punto. Cuando estudias los personajes bíblicos debes buscar evidencias de su semejanza con Cristo porque todo lo bueno, todo lo sabio que cualquiera de nosotras haga es una expresión de que Cristo está viviendo Su vida en y a través de nosotras.
Creo que la humildad, la disposición de tomar el lugar del ofensor, esa disposición de ser sustitutos y recibir lo que el ofensor merece, todas esas cosas son ejemplos cristocéntricos. Eso es lo que nos lleva hacia una mujer como Abigail. Somos atraídas por ella porque somos atraídas por aquellas cualidades que vemos que son cristocéntricas.
Diana: Creo que una de las cosas que ha tocado mi corazón es que mientras Nabal no cambió, Dios cambió el corazón de Abigail porque ella fue a Su trono. Solo pienso en mi vida, y quizás es porque me estoy acercando a la vejez, pero sigo pensando que el Nabal en mi vida realmente no ha cambiado mucho en los últimos 30 años, pero Dios me ha cambiado a través de él.
Así que puedo gozarme y saber que Dios usa todas las cosas para bien y que Dios habita en las alabanzas de Su pueblo. Así que este es uno de mis mayores argumentos de defensa en la oración. Ahora tengo un amor hacia mi Nabal que no tenía hace 30 años. Yo solía orar por justicia y ahora oro por misericordia, que su corazón se vuelva al Señor.
Nancy: ¿Podemos dejar claro que tu Nabal no es tu esposo?
Diana: Quiero aclarar que mi Nabal no es mi esposo.
Nancy: Esto es en caso de que conozcan a Diana y a su esposo que no es un Nabal. Diana, trajiste un punto importante aquí. Necesitamos tomar esto en cuenta, que Dios usa incluso a los ofensores y a los que maltratan a otros como parte del proceso de santificación en nuestras vidas.
Considera esto. Es simplemente increíble para mí cuando nos presentan a Nabal y a Abigail. Al principio del capítulo 25, en el versículo 3, dice: «La mujer (Abigail) era sabia y hermosa, pero el hombre (Nabal) era áspero y de malas obras». Qué disparejos. Me refiero a que no parece que encajan.
Tú dirías que es simplemente increíble que ella sobreviviera tantos años de matrimonio con este hombre de espíritu malvado y de temperamento necio. ¿Y qué si ella hubiera sido hermosa y sabia; no a pesar de haber estado casada todos estos años con este hombre que era áspero y de malas obras, sino que ella fuera hermosa y sabia por los años de haber estado casada con este hombre, tratando de conocer a Dios y de convertirse en una mujer de Dios en esta situación?
Ahora, no quiero leer más allá de lo que está en el texto. En realidad no lo sabemos. Pero sí sé esto: He visto a algunas mujeres, he conocido a algunas mujeres que viven con o viven cerca de un Nabal, que tienen un Nabal en sus vidas, y como resultado de buscar al Señor, se convirtieron en mujeres de oración, buscando traer la voluntad de Dios a esa situación. Esas mujeres se han convertido en mujeres hermosas, en mujeres piadosas, que tú y yo quisiéramos imitar.
Uno se pregunta: ¿Hubiera pasado todo eso si no hubiera estado ese Nabal en su vida? No lo sé, pero sí sé esto: Yo sé que no podemos ser como Cristo apartadas del sufrimiento. Dios perfeccionó a Cristo a través de las cosas que padeció. Decimos que queremos ser como Cristo. Queremos la gloria y el resultado final sin pasar por el proceso. El proceso es la cruz. Tu Nabal es tu cruz.
Eso es lo que significa tomar tu cruz, seguir a Cristo, ir a la cruz, olvidar tus derechos, olvidar las maneras en las que has sido maltratada, dejarlo ir. Yo no estoy diciendo que ciertas ofensas no deben ser penalizadas. Deben serlo. No hay nada que justifique que tu esposo u otro hombre violen sexualmente a tus hijos. Eso va en contra de la ley. Va en contra de la ley de Dios, y debe ser penalizado.
Pero aun en el proceso de lidiar con ofensas graves, Dios puede hacerte más como Jesús. Ahora, eso no quiere decir que las deseas. No las deseas. No se trata de decir que si no estás casada con un Nabal, no puedes convertirte en una mujer piadosa. Pero te diré que si vas a ser piadosa, si vas a ser como Cristo, habrá algunas circunstancias dolorosas o personas en tu vida que serán difíciles de soportar.
No podemos llegar a ser como Jesús sin algún tipo de sufrimiento. No se puede. No hay atajos hacia la madurez espiritual. El crecimiento requiere heridas y dolor.
Yo vivo en el norte donde tenemos cuatro estaciones. A nadie le gusta el invierno cuando, en cierta forma, todo está muerto. Pero nos encanta cuando vemos la primavera. Sabes que la muerte trae vida. Es como una semilla cuando cae en la tierra y muere, eso al final, brota con una nueva vida. Ahí es donde viene la cosecha.
Así que independientemente de las circunstancias en tu vida, si se trata de una persona o una situación que tenga una influencia como Nabal en tu vida, recuerda que Dios tiene un propósito con esto. Dios usa hasta a los malvados para cumplir Sus propósitos finales. Así que dejemos que Dios use esto para formarte, para moldearte.
Como he dicho muchas veces: no huyas de la cruz, no te resistas a la cruz, no te resientas de la cruz, ¿pero qué? Abraza la cruz. En el proceso de atravesar el sufrimiento, esa cruz, es la que dio forma a Abigail.
Te garantizo que Abigail pasó por un proceso de vivir en un mundo hostil y en un matrimonio hostil. Eso es parte de lo que sirvió para que ella fuera una mujer de Dios, de la que ahora hablamos, miles de años más tarde y decimos que queremos ser como ella. Queremos ser como ella, pero no queremos pasar por lo que ella pasó.
No estoy diciendo que deberías decir: «Señor, dame un matrimonio difícil, para que así yo pueda ser como Jesús». Ese no es el punto. El punto es que hay cosas difíciles en tu vida. Tal vez es tu matrimonio. Quizás es otra cosa. Sea lo que sea, puedes confiar en que Dios quiere usarlo para hacerte una mujer sabia y prudente, y que sabe hacer lo correcto.
Carmen: Dios puede ayudarte a ser una esposa sabia, la mujer con discernimiento que Nancy DeMoss de Wolgemuth ha estado describiendo. Aquí en Aviva Nuestros Corazones queremos ayudarte en ese proceso por medio de recursos, así que si no lo has hecho ya, te animamos a adquirir el recurso digital que acompaña esta serie, y a unirte al estudio bíblico en línea en el que lo estamos estudiando juntas. A través de estos estaremos profundizando en las enseñanzas de Nancy en esta serie titulada, «Abigail: Cómo vivir con personas difíciles en tu vida».
Puedes adquirir el folleto digital en AvivaNuestrosCorazones.com por una donación. Y allí mismo en AvivaNuestrosCorazones.com, estamos llevando a cabo el estudio bíblico en línea.
En nuestro próximo programa daremos inicio a una nueva serie que no te querrás perder. Un joven pastor con pasión por compartir el evangelio se sentía cargado por su relación distante con su esposa. Esta pareja se hundía cada vez más en un ciclo de crítica y rechazo. Aprende cómo salir de ciclos como este, en tu próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Trayéndote enseñanza práctica de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Disponible ahora por una donación
Recursos del Episodio
Adquiere el estudio bíblico de Abigail
Escucha la serie Proverbios 31: La mujer contra-cultura
Únete a la conversación