La mayordomía de tu fertilidad
Nancy DeMoss Wolgemuth: Steve Watters nos habla del impacto que una pareja mayor de mentores tuvo en su matrimonio.
Steve Watters: …esta pareja nos dijo, «presupuesten para todas las cosas menos los hijos, porque los bebés son riqueza y transforman toda la dinámica de las posesiones». No es como alquilar un carro o comprar una mascota o algo por el estilo. Es la eternidad de lo que estamos hablando. Tú no puedes usar la misma clase de análisis costo-beneficio que usarías para cualquier otra adquisición importante.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El domingo pasado conocí a una nueva pareja en la iglesia. Comenzamos a conversar y el esposo me dijo que tenía 30 años de edad, y su esposa parecía tener la misma edad. Estábamos empezando a conocernos y comentaron que llevaban casados ya …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Steve Watters nos habla del impacto que una pareja mayor de mentores tuvo en su matrimonio.
Steve Watters: …esta pareja nos dijo, «presupuesten para todas las cosas menos los hijos, porque los bebés son riqueza y transforman toda la dinámica de las posesiones». No es como alquilar un carro o comprar una mascota o algo por el estilo. Es la eternidad de lo que estamos hablando. Tú no puedes usar la misma clase de análisis costo-beneficio que usarías para cualquier otra adquisición importante.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El domingo pasado conocí a una nueva pareja en la iglesia. Comenzamos a conversar y el esposo me dijo que tenía 30 años de edad, y su esposa parecía tener la misma edad. Estábamos empezando a conocernos y comentaron que llevaban casados ya tres años y que ambos trabajaban. Y les pregunté, «¿tienen hijos?» Y ellos me respondieron, «no». Luego me miraron dando a entender que habían estado hablando del tema recientemente.
Sonreí y les dije: «Estoy leyendo justamente un libro que ustedes necesitan leer». Se llama Start Your Family (Comienza tu familia: Inspiración para tener bebés –Disponible solo en inglés),escrito por Steve y Candice Watters. Me he sumergido tanto en este libro que no he podido parar de leerlo.
Y hoy estoy encantada de tener aquí con nosotras en Aviva Nuestros Corazones a Steve y Candice para hablarnos sobre este tema. Gracias por haber escrito este libro y gracias por estar aquí con nosotras. Steve y Candice, ¿qué quisieran decirle a una pareja como esta, que ha estado pensando y orando respecto al plan de Dios para su familia?
Steve Watters: Muchas gracias, Nancy. Es un privilegio estar aquí.
Candice Watters: Es genial estar aquí, Nancy.
Creo que muy probablemente nosotros éramos esa pareja. Quizás no teníamos la misma edad que a quienes conociste, pero cuando nos casamos, creíamos que queríamos hijos. Era algo que sabíamos que siempre habíamos querido.
Al comienzo de nuestro matrimonio, mi hermana anunció que estaba embarazada. Ella y su esposo habían estado casados un poco más que nosotros. Y me sorprendió que, de repente, yo supe que eso era lo que yo quería. Nosotros llevábamos casados 4 meses, y creo que eso asustó un poco a Steve.
Nancy: Quisiera escuchar más de cómo en esos 4 meses se desarrolló este deseo en su matrimonio y el camino por el cual Dios los llevó hasta tener, al día de hoy, cuatro hijos. Pero, permítanme introducirlos primeramente a nuestras oyentes. Steve fue el director de jóvenes adultos en el ministerio «Enfoque a la familia». Es un ministerio que amamos, respetamos y admiramos mucho. Ahora en este momento está trabajando en el Seminario del Sur en Louisville, Kentucky. Y Candice, tú has estado involucrada en diferentes tipos de ministerios. También en «Enfoque a la familia» por un tiempo, y ahora escribiendo y editando. Pero, como me decías hace un momento, lo que más haces ahora es cambiar pañales.
Candice: Así es.
Nancy: Eso es lo primero en tu descripción de puesto, ¿cierto?
Candice: Así es. El poco tiempo que tengo para escribir lo hago para la página Boundless.org. Boundless es un ministerio de alcance de Enfoque a la familia para jóvenes adultos cristianos que quieren vivir la fe, las relaciones y la vida adulta con confianza y alegría. Pero sí, cambio bastantes pañales.
Nancy: Entonces ustedes han estado en un trayecto que ha pasado por educación universitaria, maestría, matrimonio, una carrera y ahora escribieron sobre este llamado grande y santo que es el decidir tener hijos. Así que, recapitulando, ustedes habían estado casados por cuatro meses cuando Candice vio a su hermana quedar embarazada.
Candice: Estábamos recién casados. Queríamos hijos. Y lo habíamos hablado cuando éramos novios. Ambos sabíamos que valorábamos los hijos. Y yo soy una de cinco, así que para mí tener muchos hijos era algo normal. También, apenas había comenzado a ejercer mi carrera. Justo me habían entregado mi título de la maestría, y había comenzado a trabajar en el ministerio. Steve tenía un muy buen trabajo en el ministerio (Enfoque a la familia), y estábamos trabajando juntos para lanzar la página web.
Y aún así, cuando escuché que Kathy estaba embarazada, algo dentro de mí hizo clic. Fue como si hubiera algo sobre la manera en la que Dios me hizo que realmente nunca antes había notado. Y creo que fue un poquito abrumador para Steve.
Nancy: ¿Cuándo fue que tocaste el tema?
Candice: Al minuto que colgué el teléfono. Creo que comencé a hablar como una loca y él dijo, «mi amor, ¿pasa algo malo?»
Le dije, «ella tendrá un bebé».
Él se quedó pensativo…
Nancy: Se supone que debe ser algo para alegrarse.
Candice: Exactamente. Él dijo, «¿pasa algo malo?» Yo dije, «yo quiero tener uno también». Nunca pensé sentir eso así, de esa manera, tan fuerte y tan pronto.
Nancy: Mientras ella decía estas palabras, Steve, ¿qué fue lo que pasó por tu mente?
Steve: Bueno, me puse a pensar, «esto debe ser a futuro, porque hemos conversado mucho sobre lo que queremos». Yo pienso que la mayoría de las parejas tenemos una idea del tiempo que podría ser el indicado. Podría ser un par de años.
Nancy: ¿Era el tiempo que tenías en mente, más o menos?
Steve: Bueno, más o menos eso; y además escuchas que algunas personas piensan que cinco años es un buen tiempo para que la pareja llegue a conocerse y pueda disfrutar. Nos habíamos mudado a Colorado y queríamos conocer un poco el lugar y también teníamos muchas deudas. Bromeábamos diciendo, «cuando nos casamos fue como, ¿quieres un préstamo para graduarte? Toma esta tarjeta de crédito…» Porque teníamos muchas deudas y estábamos tratando de ver cómo pagarlas.
Así que, era fácil pensar, «bueno, hay algunas cosas que necesitamos hacer primero». Disfrutar nuestro matrimonio, disfrutar Colorado y pagar algunas deudas; y luego, quizá más adelante en el camino, sería bueno tener hijos. Así que creo que mi primer pensamiento fue tratar de entender el tiempo, porque nosotros sabíamos que queríamos tener hijos en algún momento. Pero este no parecía ser el momento correcto. Por eso fue que me abrumó pensar en todo esto mientras ella decía, «no, yo quiero tener un bebé ahora».
Nancy: Así que ese deseo no se fue.
Candice: Bueno, él me ayudó a poner en pausa mi reloj biológico y me tranquilizó de ese pico emocional donde yo estaba, y me hizo entrar en razón. En el momento parecía que era sensato esperar, y pagar algunas deudas. Deseábamos comprar una casa, y quería ejercer mi carrera por un tiempo.
Sentíamos que esa era la manera de administrar bien las cosas. Y fue en ese punto en que la pareja que nos mentoreó y aconsejó antes de casarnos, vino a visitarnos. Nos dijeron, «¿por qué no están intentando tener hijos?»
Steve: …ahora mismo.
Candice: «¿Cuándo tendrán hijos?» Ellos eran de la mentalidad de apresurarse, y como que nos regresó ese sentido de urgencia. Era como si el Espíritu Santo nos estuviera impulsando a algo. Y estábamos ahí, con esa pareja mayor con la misma idea que yo, y escuchamos a esa maravillosa y madura mujer cristiana decir, «sí, ahora sería un buen tiempo. ¿Qué cosas les preocupan?»
Así que comencé a hablarles sobre los asuntos concernientes a las finanzas, a la carrera y ese tipo de cosas. Ella inmediatamente me miró y dijo: «Candice, ¿cómo sabes si cuando decidas que estás lista aún serás fértil?» Eso fue como un balde de agua fría. Nunca nadie me había preguntado eso. Ni mis padres cristianos, ni mis pastores, ni mi doctor cristiano. Nunca había pensado en eso. Yo nunca pensé que pudieran existir límites para mi fertilidad.
Tienes que recordar, Nancy, que esto fue antes de aquella historia en la portada de una revista, y de todos esos titulares que hemos estado viendo en estos últimos cinco años sobre la fertilidad. Esto fue antes de que todo eso comenzara a ventilarse. Así que yo estaba muy sorprendida y me di cuenta, «wow, soy responsable, no solo de mis estudios, sino también de mi fertilidad». Este era un concepto totalmente extraño para mí.
Nancy: ¿Cuántos años tenías en ese momento?
Candice: Tenía 28 años.
Nancy: Así que tú no habías pensado que si esperabas cinco años, seis años, 10 años, podía haber implicaciones en términos de tu fertilidad.
Candice: No, ¿por qué debía pensarlo? La mayoría de las portadas de las revistas anuncian estas historias de mujeres que tienen su primer bebé a los 40. Yo pienso que la mayoría de nosotras como mujeres no nos detenemos a pensar, «oh, son noticias por una razón. Son noticias porque son la excepción».
Ciertamente las clínicas de fertilidad no quieren que tú te des cuenta –o no quieren que sepas– que entre más edad tienes, más difícil es embarazarte, porque es un negocio muy lucrativo. Una ronda de fertlización in vitro puede llegar a costar hasta $12,000 USD. Así que, ¡qué engañoso es que una mujer joven piense, «voy a esperar porque necesito ejercer mi carrera, pagar mis deudas y estar bien económicamente, para entonces…!»
¿Para entonces qué? Para pagarle $20,000 o $40,000 USD a un doctor para tratar de concebir un bebé ahora que mi cuerpo está cansado y mis óvulos están envejeciendo. Yo no había pensado intencionalmente en eso.
Steve: No habíamos pensado en eso porque nos casamos a una edad promedio. No es que nos hubiéramos casado tarde, estábamos a punto de cumplir los 27 años. Después nos dimos cuenta de que era la edad promedio tanto para el hombre como para la mujer casarse.
Nancy: La edad promedio solía ser más joven.
Steve: Así es. Lo que quiero decir es que aunque nuestros padres se hubieran casado al inicio de sus 20, Candice y yo sentíamos que aún estábamos dentro del rango promedio; así que no teníamos un sentido de urgencia.
Nancy: Entonces, ¿cómo llegaron a este punto? Tu mentora te había dicho, «necesitas pensar en términos de tu fertilidad».
Candice: Correcto.
Nancy: ¿Cómo recorriste ese trayecto? ¿Qué decidiste?
Candice: Bueno, a esa maravillosa y sólida pareja le encanta ir a escalar. Y mientras más extremo, mejor. Fuimos con ellos a escalar y ahí fue cuando Mary y yo hablamos. Detrás de nosotras Steve y Hugh también estaban hablando. Creo que Steve podía escuchar algo de nuestra conversación, y quizás se puso un poco nervioso.
Steve: Sí. En el libro contamos que a lo largo del camino por el que escalamos hay una señal que dice: «Cuidado con las serpientes de cascabel». Pienso que yo estaba más asustado por la conversación que ellas estaban teniendo –todo lo relacionado a la fertilidad, los hijos y el tiempo.
Pero cuando regresamos al apartamento y pasamos un tiempo intencional profundizando en el tema, pude traer a la luz todo lo que me preocupaba. Sentí que al traer mis preocupaciones financieras yo realmente estaba mostrando una buena mayordomía –yo estaba diciendo que tenía sentido estar en una mejor posición financiera. Me estaba justificando.
Y esta pareja nos dijo: «Presupuesten para todas las cosas menos para los hijos, porque los bebés son riqueza y transforman toda la dinámica de las posesiones». No es como alquilar un carro o comprar una mascota o algo por el estilo. Es la eternidad de la que estamos hablando. Tú no puedes usar la misma clase de análisis costo-beneficio que usarías para cualquier otra adquisición mayor.
Desde entonces hemos escuchado a muchas parejas decir, «nunca podrás costear un hijo así que decídete y comienza. No esperes a estar en verdes pastizales financieros porque alejará esto más y más de tu futuro».
Nancy: ¿Tenían otras preocupaciones con relación a tener hijos en ese momento, a parte de las financieras?
Steve: Bueno, realmente me era fácil enfocarme en las cosas financieras porque yo no iba a decir, «sabes que, lo que realmente me gustaría es poder salir en cualquier momento y sin previo aviso –poder tener a Candice solo para mí y no tener que compartirla con bebés y no tener que madurar». Realmente, para mí, casarme no fue tan impactante como lo fue ser papá –en cuanto a nuevas responsabilidades y lo que significa ser realmente un proveedor.
Nancy: Fue un sacrificio.
Steve: Sí.
Candice: Bueno, para nosotros hizo una gran diferencia tener esta conversación con una pareja mentora en quienes nosotros verdaderamente confiábamos, porque yo podía escuchar las preocupaciones de Steve y sus ansiedades con relación a dar un paso más en su rol como proveedor y como protector. Yo no sabía cuánta responsabilidad él percibía en cuanto a la paternidad.
Creo que las mujeres anticipan a los hijos con miedos y ansiedades diferentes, y quizá muchas veces no entienden lo que significa para el hombre enfrentar el pensamiento de ser papá. De repente la carga de los ingresos recae sobre él, porque yo estaba ganando la mitad del dinero y lo compartíamos de manera equitativa. En nuestro matrimonio había compañerismo. Éramos compañeros de habitación glorificados, si pudiera decirlo de esta manera, y los hijos cambiarían todo eso.
Y bueno, creo que después de esa conversación Steve tenía una nueva apertura al Espíritu, a lo que Dios quería hacer, y creo que ambos la teníamos. No sé si tomó más de una semana luego de la conversación para que Steve dijera, «creo que estoy listo para comenzar a intentar tener un bebé».
Steve: Ellos también eran una pareja contracultural. Tenían la edad de nuestros padres. Pero otras personas cuyos padres tenían su edad les decían, «yo creo que nosotros nos casamos y tuvimos hijos muy rápido. Ahora les decimos a nuestros hijos que esperen, que paguen todas sus deudas, que pasen tiempo juntos conociéndose mejor, y después comiencen una familia».
Nancy: Así que muchos padres les están dando ese consejo a sus hijos casados.
Steve: Así es. Pero esta pareja reconocía la importancia de esto desde una perspectiva centrada en el reino de Dios. Esto es algo en lo que quieres ser intencional y no dejarlo para más tarde, no solo desde el punto de vista de la fertilidad, sino también en el sentido de que estamos hablando de un trabajo para el reino, y que esto es algo que te hará crecer.
Hay aspectos de la formación espiritual que están en juego aquí, en términos de cómo ves el mundo a tu alrededor de manera diferente, de lo que Dios quiere hacer a través de ti, dándote esta nueva responsabilidad y bendición. Nosotros apreciamos que ellos estuvieran dispuestos a decirnos algo diferente a lo que otros les dicen a la mayoría de parejas de nuestra edad.
Nancy: Tú usaste el término contracultural. No creo que haya otro mensaje del que nosotras hablemos aquí en Aviva Nuestros Corazones que sea más contracultural que este. En el libro que escribieron hablan de esta moda cultural que tú llamas PAR. Descríbenos esto.
Steve: Bueno, nosotros leímos un libro escrito por David Brooks llamado On Paradise Drive (En la vía paraíso). En este él habla –especialmente para alguien que vive en los suburbios– de que la idea del PAR en el golf el número de golpes requeridos para completar un hoyo, es esta mentalidad de que tu vida debe estar en orden. Todo en un balance. Tienes un armario maravillosamente organizado. Tu garaje está organizado. Y vives esta vida donde todo parece estar perfecto.
Nancy: Tal como en los catálogos.
Steve: Exactamente.
Nancy: Como una fotografía.
Steve: Como el catálogo de una tienda de muebles.
Candice: No hay personas en esos catálogos.
Nancy: No hay niños, seguramente.
Steve: Él dijo que lo que amenaza el PAR (el orden, el balance) en los suburbios son los niños, porque ellos cambian todas las cosas, y entonces todo es un desorden. Y me viene a la mente la canción de Steven Curtis Chapman que dice: «Tengo balones y bates en mi jardín, y tengo un hombrecillo astronauta en mi silla, y hay desorden».
Hay desorden por todas partes. Pero esa es la tensión; la ilusión del PAR y tu vida totalmente en orden –esa clase de diseño que tú controlas; y por el otro lado, tienes algo fructífero, donde todo está desordenado y está fuera de tu control, pero es vida.
Nancy: Y ese concepto es probablemente verdad aun con relación a los aspectos físicos del cuerpo de una mujer –y decir que PAR es tener el cuerpo de una modelo.
Candice: Masa muscular, ropa y maquillaje.
Nancy: ¿Qué le hacen los hijos a eso, Candice?
Candice: Déjame decir que no compro muchas cosas que digan, «solo lavar en seco».
Steve: Nos encanta como Frank Lloyd Wright dice que tenemos forma y función. Él era arquitecto y estaba interesado en el diseño. Pensamos en nuestros cuerpos y en cómo nuestra cultura ama concentrarse en las formas, en la estética. Todo se trata de tener un cuerpo perfecto. Pero hay una función importante que se pasa por alto, especialmente en el cuerpo de la mujer. Frank Lloyd Wright dice que la forma y la función deben estar combinadas en una unión espiritual.
Nos dimos cuenta de que Dios diseñó nuestros cuerpos para esa unión espiritual de forma y función. Pero aun entre los cristianos hay una brecha por ahí entre querer lo que la cultura valora en términos de la forma de un cuerpo perfecto y luego pasar por alto los frutos de esas funciones que están disponibles para dar nueva vida.
Candice: Nancy, cuando tuve a nuestra segunda hija grabé un programa para «Enfoque a la familia» sobre la imagen corporal. Esto sucedió justamente en el tiempo en que tuve a Zoë, así que era unas tallas más grande de lo que yo me sentía cómoda usando y realmente nada me quedaba bien. Probablemente mi blusa tenía alguna pequeña mancha de vómito de bebé mientras entraba al estudio. Pero recuerdo haber estado en el estudio pensando que finalmente me sentía cómoda dentro de mí.
Yo había estado luchando por tanto tiempo, sintiéndome avergonzada de mí misma e incluso sintiendo repugnancia hacia mi cuerpo porque no llenaba los estándares culturales. Y de repente fue como, «Dios, Tú hiciste mi cuerpo para dar vida y eso es mucho más grande y mucho más valioso». Es un misterio que de repente me sintiera en paz con quien yo era, porque finalmente estaba permitiéndole a Dios hacer a través de mí lo que Él me diseñó para hacer.
Nancy: Estoy aquí sentada mirándote, Candice, y sé que este es un tiempo difícil, un tiempo duro, y nuestras oyentes no pueden ver lo que está reflejado en tu rostro. Pero lo que tú realmente estás reflejando es lo que las Escrituras dicen, y es que los hijos son una bendición del Señor. No se definen de esa manera en nuestra cultura. Nosotros hemos hablado sobre el costo, el sacrificio, el dolor, el cambio, la manera en la que alteran la norma. Y tú hablas acerca de lo que ustedes han experimentado en sus propias vidas, y es que los hijos traen bendición a la familia.
Candice: Así es. Pienso que es trágico que nuestra cultura haya distorsionado y torcido el diseño de Dios para la familia. Se ha distorsionado y menospreciado la idea de la autoridad y la idea de la disciplina y la idea del liderazgo espiritual. Y todos estos principios relacionados con construir un hogar piadoso en el que los hijos pueden ser una bendición.
Yo conozco familias en las que los niños no son de bendición porque son totalmente indisciplinados, y mi corazón se duele por ellos porque se están perdiendo de la belleza que puede haber en una familia. Así que, no es como que vamos a tener hijos e instantáneamente serán una bendición.
Esto es un proceso de toda la vida, y realmente requiere que como padres nos sometamos al diseño de Dios y crezcamos en unidad como pareja y trabajemos como un equipo, y veamos a los hijos, no solamente como un símbolo de estatus o como una nueva tendencia… Esto no se trata de tener bebés como un símbolo de estatus. Esto se trata de dar fruto para el reino y de almas que en realidad tienen el potencial de estar contigo por la eternidad –por el resto de la eternidad.
Nancy: Y pienso que esa es una de las cosas que realmente me impactó poderosamente de su libro, Steve y Candice, y es que ustedes dicen una y otra vez, «esto no se trata de nosotros». Esto se trata de Dios y de Su gloria, de Su reino; y esto es un llamado. Es un llamado santo dar a luz y criar hijos para la gloria de Dios, para el avance de Su reino.
Pero, algo más me impactó, y quizás es un punto secundario a esto…lo tomé del prólogo escrito por Kurt Bruner, donde él habla acerca de las personas que quieren ser conformadas a la imagen de Jesús. Él es experto en formación espiritual. Y aquí en Aviva Nuestros Corazones estamos muy interesados en ver nuestras vidas siendo moldeadas a la imagen de Cristo. Pero este hombre, que escribió el prólogo de tu libro, dice: «Yo no conozco ninguna otra cosa que pudiera promover más esta causa en tu propia vida que la paternidad».
Steve: Candice y yo pensábamos que éramos bastante altruistas, personas poco egoístas…
Nancy: ¿Hasta que tuvieron hijos?
Candice: Así es. Éramos tan maduros hasta que tuvimos hijos.
Steve: Y no es que las personas que no tienen hijos sean absolutamente egoístas; es solo que no han tenido una experiencia crucial de ser forzados regularmente a estar centrados en otros. Las personas que participan de viajes misioneros o que trabajan para servir a los pobres pueden estar en algunas situaciones donde están en una especie de olla de presión. Las personas que de verdad han decidido gastarse para Dios y estar disponibles para Él pueden estar en esos ambientes. Pero, para la persona promedio, no es hasta que son responsables de otra vida y esa vida está observándoles de manera regular, que empiezan a trabajar esos músculos de siervos.
Pensábamos, mientras escribíamos el libro, que nos encontramos haciendo más actos de servicio desinteresado de los que hubiéramos acumulado en un mes antes de tener hijos. Y no es que esperemos ser tratados de manera especial por esto. Es solo que esa es la descripción de puesto.
Comencé a darme cuenta de que es casi la misma diferencia que hay entre alguien que heroicamente sale y salva la vida de alguien y un paramédico que hace eso como parte de su trabajo. Esto es realmente de lo que se trata la paternidad. Tienes que poner –tienes que dar tu vida.
Así que eso es lo que significa ser conformado a la imagen de Dios, como el ejemplo del que leemos en Filipenses 2, donde vemos el sacrificio de Cristo en la cruz. Entregamos nuestras vidas y la paternidad se convierte en una oportunidad diaria para entregar nuestras vidas.
Nancy: Expone y trae a la superficie nuestra carnalidad y pecado. Recuerdo a una mujer que tenía mellizos y un año o año y medio después tuvo un tercer hijo; los tres eran realmente pequeños cuando ella me dijo, «nunca fui una mujer irritable o impaciente hasta que tuve tres hijos».
Y yo le dije a esta mujer –probablemente no le dije exactamente estas palabras, pero lo que le quise decir fue, «tú eras una mujer irritable e impaciente antes, solo que no lo supiste sino hasta que tuviste a estos pequeños que presionaron todos tus botones».
Steve: Bueno, a nosotros nos gusta decir que la familia es casi como un reality show que ninguno de nosotros habría tenido el estómago para ver.
Nancy: Una familia real.
Steve: Exactamente.
Nancy: El Señor los ha bendecido con cuatro hijos aquí en esta tierra, y uno en el cielo. ¿Cómo han visto ustedes a Dios usar a sus hijos para lidiar con esas asperezas, para santificarlos, para purificarlos y ver cosas buenas surgir para la gloria de Dios?
Candice: Bueno, yo estoy agradecida de que Dios tenga sentido del humor porque Él nos ha dado niños que cada vez que memorizan un nuevo versículo de las Escrituras, parecería que –inmediatamente– el próximo día hay una oportunidad para decir, «mami, yo pensaba que este versículo decía que…»
Nancy: Una pequeña lija.
Candice: Ellos nos observan. Observan y ponen mucha atención a cómo caminamos en la fe. Y saber que la manera en que caminamos en la fe tiene mucho que ver con cómo ellos seguirán esas pisadas es para examinarnos constantemente, me lleva a ponerme sobre mis rodillas.
Nunca he estado tan desesperada por estar en la Palabra, y nunca he tenido menos tiempo para hacerlo. Es la ironía de la maternidad. Quizá solo tienes 30 segundos, y lees rápidamente, o solo le ruegas a Dios por un poquito más de tiempo, porque estás desesperada por la verdad, por poder transmitirla y testificar de ella a tus hijos de modo que puedan mirar a Jesús. Realmente este es el clamor de mi corazón y ahora la misión de mi vida.
Sin embargo, también hay mucha diversión porque ya son más grandes y creo que no hay otras personas con las que preferiría estar. Nos encanta estar juntos y poder jugar, y últimamente nos gusta escuchar música y decir, «compremos esta canción» –y la puedes comprar por $0.99 en ese mismo momento y de repente bailar o pretender montar caballo alrededor de la casa o cualquier otra cosa. Ellos son divertidos, son chistosos y nos hacen reír.
Así que, tenemos el lado espiritual, el lado del entrenamiento, el de la disciplina y el del corazón. Y sí, es agotador, es un trabajo que te drena, pero es maravilloso cuando ellos comienzan a comprender lo relacionado con Dios, y al hacerlo comienzan a someterse a la disciplina de ser niños con buenos modales, agradables; y entre más agradables, más queremos estar con ellos.
Nancy: Es por esto que recomiendo su libro, no solamente a parejas jóvenes que están considerando comenzar una familia sino también a las parejas mayores, que tienen hijos mayores, y a los solteros; porque pueden llegar a conformarse a la imagen de Cristo. En cualquier etapa de la vida en la cual Dios te haya puesto, Él quiere usar las cosas difíciles, la sumisión, el abrazar Su voluntad, el abandonar y renunciar a tus derechos, para ser perfeccionada a la semejanza de Jesús y realmente avivar tu corazón.
Y bien, regresaremos a esta conversación con Steve y Candice Watters, y sé que nuestras oyentes querrán estar con nosotros mañana, pues hablaremos más acerca de esta idea contracultural y, tal vez radical…la idea de tener hijos para la gloria de Dios.
Annamarie: Ayudándote a descubrir y abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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