La inagotable fuente de Dios
Dannah Gresh: Judy Douglass luchó por amar a su hijo adolescente. Él fue un chico agresivo con constantes problemas en la escuela. Más tarde se unió a una pandilla y tomó malas decisiones, una tras otra.
Judy Douglass: Habíamos hecho todo lo que cualquier buen padre haría para tratar de proporcionarle una vida en comunidad, buenos amigos, aportes espirituales a su vida y amor incondicional, pero no había sido suficiente. No sabíamos qué más hacer.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Rendición, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 24 de julio de 2023.
Antes de presentar a nuestra invitada de hoy, quiero preparar el escenario. ¿Conoces la parábola que Jesús relató en Lucas capítulo 15? A veces nos referimos a ella como la historia del hijo pródigo. Bob Lepine nos cuenta esta parábola:
Bob Lepine: Jesús cuenta sobre un hombre que …
Dannah Gresh: Judy Douglass luchó por amar a su hijo adolescente. Él fue un chico agresivo con constantes problemas en la escuela. Más tarde se unió a una pandilla y tomó malas decisiones, una tras otra.
Judy Douglass: Habíamos hecho todo lo que cualquier buen padre haría para tratar de proporcionarle una vida en comunidad, buenos amigos, aportes espirituales a su vida y amor incondicional, pero no había sido suficiente. No sabíamos qué más hacer.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Rendición, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 24 de julio de 2023.
Antes de presentar a nuestra invitada de hoy, quiero preparar el escenario. ¿Conoces la parábola que Jesús relató en Lucas capítulo 15? A veces nos referimos a ella como la historia del hijo pródigo. Bob Lepine nos cuenta esta parábola:
Bob Lepine: Jesús cuenta sobre un hombre que tuvo dos hijos. El menor le dijo a su padre:
Joven: Padre, dame mi parte de la herencia.
Bob: Así que poco después, el padre dividió sus bienes entre ellos. El hijo menor reunió todo lo que tenía y se marchó a un país lejano. Allí desperdició sus riquezas viviendo una vida desenfrenada.
Después de haberlo gastado todo, vino una gran hambre en todo el país, y comenzó a pasar necesidad. Así, él fue y se acercó a un ciudadano de ese país, quien lo mandó a sus campos para alimentar cerdos. Deseaba llenar su estómago con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le dio nada de comer.
Cuando volvió en sí, dijo:
Joven: ¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen comida de sobra, y aquí me muero de hambre! Me levantaré para volver con mi padre y le diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Hazme como uno de tus trabajadores».
Bob: Entonces se levantó y fue con su padre. Pero cuando todavía estaba muy lejos, su padre lo vio y se llenó de compasión por él y corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó. El hijo le dijo:
Joven: (Llorando) Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Bob: El padre dijo a sus siervos: «¡Pronto! Traigan la mejor ropa y vístanlo; pónganle un anillo en su mano y sandalias en los pies. Traigan el becerro engordado y mátenlo y ¡comamos y regocijémonos; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida! ¡Estaba perdido y ha sido hallado! Y comenzaron a regocijarse (véase Lucas 15:11-32).
Dannah: Esta historia continúa y Jesús empieza a hablar del hermano mayor. La palabra «pródigo» en realidad significa «derrochador, malgastador». Así que, el joven en la historia de Jesús era pródigo en el sentido de que desperdició su herencia viviendo una vida desenfrenada.
Pero la palabra también se ha utilizado para describir a cualquier hijo que elige seguir caminos imprudentes. En ese sentido, los pródigos son jóvenes que rechazan los deseos de sus padres y se alejan de todo lo que les han enseñado que es correcto.
Y tal vez sabes muy bien de qué estoy hablando. Tal vez tienes un hijo o una hija que está lejos de casa, metafóricamente hablando…o incluso literalmente. Si es así, apreciarás a nuestra invitada de hoy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No recuerdo un momento de mi vida en el que no conociera a Judy Douglass. Nos conocemos desde hace bastante tiempo, y su familia y la mía también. Judy y su esposo Steve han sido siempre amigos de mi familia, de mis padres. Su esposo es el presidente de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, (CRU).
Entonces, Dannah, hoy estoy muy agradecida por la oportunidad de tener una conversación con Judy, una conversación que estaba esperando hace tiempo, sobre lo que significa amar a un hijo pródigo y experimentar la gracia y la paz de Dios al caminar a través de este tipo de historia.
Dannah: Sabes, tengo muchas amigas que están pasando por algo similar en este momento. Les envié mensajes de texto justo antes de entrar al estudio y les dije: «Necesitas escuchar el corazón de esta mujer. Te dará mucho ánimo».
Y yo no tengo un hijo pródigo, pero descubrí que me resultaba muy útil oír conversaciones como esta, para así amar a mis hijos en esas temporadas en las que empiezan a descubrir cosas sobre su fe y su familia. Así que es muy, muy aplicable para todas nosotras.
Nancy: Bueno, Judy, gracias por vivir esta historia. Y gracias por escribir sobre la obra de Dios en tu vida a través de esta trayectoria. Vamos a hablar sobre esto y bienvenida a Aviva Nuestros Corazones.
Judy: Nancy, muchas gracias. ¡Qué alegría estar aquí contigo! Y sí, nos conocemos desde hace mucho, al igual que a tus padres. Qué bendición.
Nancy: Y los he visto a ti y a Steve como padres. Y Judy, no solo los llamados hijos pródigos pueden ser desafiantes. La paternidad es un desafío en sus mejores circunstancias.
Judy: Sí, lo es.
Nancy: Pero tu vida y la de Steve –ya tenías dos hijas biológicas– cambió drásticamente cuando recibieron una llamada de alguien que preguntaba: «¿Estarían interesados en tener un niño de ocho años en su casa?» Cuéntanos cómo fue ese momento.
Judy: Bueno, en realidad era una nueva amiga, porque nos acabábamos de mudar a Orlando. Y ya cuando nos estábamos despidiendo, me dijo, «Por cierto, ¿conoces a alguien que pueda acoger a un niño de ocho años?»
Me quedé congelada, porque Dios me había estado diciendo que nos iba a regalar un hijo. Pero en ese momento no esperábamos tener más hijos, yo tenía cuarenta y tantos años. Empecé a llorar. Y ella me preguntó: «¿Por qué lloras?»
Y le dije: «Porque creo que esto es de Dios».
Pasó aproximadamente un año antes de que este niño, Josh, a quien el estado le había quitado a su madre biológica, que era drogadicta, alcohólica, viviendo en un lugar no apropiado, además de su hijo vivían con ella muchas otras personas allí, y había mucho abandono y abuso en su vida.
Y mi amiga nos dijo y pensamos, este es un regalo increíble.
Nuestras hijas estaban emocionadas. Yo lo estaba. Steve estaba un poco nervioso tal vez, pero realmente creía que yo había escuchado de Dios que Él nos estaba enviando este regalo. Así que lo esperamos con anticipación.
Nancy: Así que conocías el trasfondo.
Judy: Sí.
Nancy: Y en cierto modo sabías en lo que te estabas metiendo.
Judy: Solo hasta cierto punto. No entendíamos del todo las implicaciones del hecho de que su madre había estado consumiendo drogas y alcohol mientras estaba en su vientre. El Síndrome de Alcoholismo Fetal tiene terribles consecuencias. Una de las peores es que inhibe en el cerebro del feto la formación de la capacidad de hacer razonamiento de causa y efecto. Y entonces esta persona viene con una incapacidad de discernir si haces esto, entonces esto otro sucede.
Así que tomó repetir una y otra vez para que él pudiera aprender que hay consecuencias para las acciones y para las palabras. Tomó años para que esos patrones, esas vías se construyeran en su cerebro. Y eso fue solo un punto, porque también puede causar problemas de aprendizaje. Y hace que la parte ejecutiva del cerebro no maneje muy bien la vida.
Y no sabíamos esas cosas. Sabíamos que probablemente habría un trastorno de desapego o abandono, que proviene de que su padre nunca apareció. Su madre eligió sus adicciones. Y los abuelos, que eran personas maravillosas, ya estaban criando a su media hermana, mayor que él, y dijeron: «No podemos hacerlo. No podemos cogerlo». Incluso las personas que conocía y que lo amaban no pudieron estar allí para él. Así que termina en esta familia de personas que no conoce. Quiero decir, estábamos conociéndolo, pero él no tenía idea de que iba a venir a vivir con nosotros.
Llegó tímido, pero con muchas reglas. Y la mayor era que nosotros nos acostábamos a cierta hora de la noche, o íbamos a la escuela todos los días, o no comíamos ciertas cosas, todas las cosas para las que no había tenido estructura o límites en su vida. Lo llevamos a nuestra casa y le pusimos límites, estructura y expectativas.
Una de las cosas más tristes fue que varias veces encontré en su habitación que acumulaba paquetes de salsa de tomate. Dicen que para los niños en la pobreza o que les falta un hogar, su principal fuente de verduras en su vida son los paquetes de salsa de tomate. Y así, cada vez que estaba en un lugar de comida rápida, cogía algunos y los guardaba para asegurarse de que tenía algo para comer.
Ahora, en nuestra casa él tenía mucho para comer, pero esas fueron cosas tristes y grandes descubrimientos para nosotros.
Otro problema era su gran necesidad de ser el centro de atención. Ni siquiera entiendo de dónde viene todo eso. Era retador, pero aún no estábamos en un punto realmente terrible.
Dannah: Me consuela lo que dices…y probablemente suene extraño, Judy, pero soy madre adoptiva. Mi esposo y yo adoptamos a una hermosa niña china cuando tenía catorce años. Y lo que hemos descubierto es que, como en tu historia, la mayoría de nosotras que acogemos a un niño que no ha sido amado, realmente no estamos preparadas para lo difícil que será, y no hay nadie con quien hablar de eso porque esa no es la visión idealista de adopción y crianza que a todos les gusta contar.
Judy: Cierto.
Dannah: Esa no es la historia que les gusta contar. Creo que el que seas sincera hoy trae sanidad a mi corazón. Pero quiero traer a colación algo: lo que acabas de decir me abrió los ojos. Acabas de decir, esencialmente, que tu hijo vino a ti con daño cerebral.
Judy: Sí.
Dannah: No es que él no quisiera actuar de cierta manera. Es que no podía.
Judy: Correcto.
Dannah: Hubo un momento en que esperábamos unirnos a nuestra hija más rápido, y nuestro consejero simplemente me dijo: «Si su hija estuviera en una silla de ruedas y no pudiera caminar, no serías tan cruel como para levantarte cada día y decirle: “¡Levántate y camina!”»
Estas situaciones son realmente difíciles para estos tiernos niños.
Judy: Es muy difícil. La gente asume que estos niños son rebeldes, y que solo quieren hacer su voluntad. Y lo asumimos porque hay algo de eso en todos nosotros. Pero muchos de ellos no pueden dejar de hacer las cosas que hacen y las cosas que Josh hizo, que contaré más tarde, y son bastante horribles. Pero no todas esas cosas salen de un espíritu rebelde. Vienen del daño que se les ha hecho.
Así que eso tiene que cambiar nuestra perspectiva, justo lo que dijiste Dannah, para ver que no es todo porque son malos, es que están dañados. Se necesita tiempo para sanar y en algunos casos no van a sanar mucho.
Así que eso cambia mucho nuestra forma de proceder con estos niños u otras personas. Me llevó bastante tiempo aprender todo esto.
Nancy: Ahora, déjame retroceder un poco para seguir la cronología. Cuando ustedes llevaron a Josh a su casa, lo hicieron como padres de acogida.
Judy: Correcto.
Nancy: ¿Y qué pensaban? ¿Cuánto tiempo pensaron que podrían tenerlo en su casa?
Judy: Bueno, pensé que Dios había dicho que nos estaba enviando un hijo y que no sería por tres años. Cuando pasaron los tres años, le quitaron los derechos a su madre. Dijeron: «Ahora está disponible para adopción, y ustedes tienen la primera opción».
Y yo pensé, Dios no dijo que era solo por tres años.
Y mientras Steve estaba pensando, vaya, es una gran distracción. Él requiere mucha atención. Está quitando nuestra atención de nuestras hijas. ¿Es esto realmente lo que Dios quiere para nosotros?
Así que tuvimos una conversación con nuestras dos hijas. La más pequeña tenía doce años. Josh tenía también doce años. Ella es ocho meses mayor que él. Era una niña muy compasiva y amorosa. Y ahora es consejera. Ella comenzó su ministerio de consejería a la edad de doce años. Todos sus amigos venían a pedirle consejo.
Y ella nos dijo: «No sé si quiero que nos quedemos con él, pero no quiero arruinar el resto de su vida rechazándolo». Entonces, para ella estaba claro que un rechazo más podría ser la gota que derramara el vaso para este niño.
Luego fuimos con Debbie, que es dos años mayor, tenía catorce años en ese momento. Ella estaba bastante centrada en sí misma y no en su caminar con Dios en ese momento, y realmente no había conectado bien con Josh.
Y Steve pensó que ella no iba a querer que hiciéramos esto.
Sin embargo, para nuestra sorpresa, ella dijo: «Sabes, solo necesitamos sufrir alegremente. Dios lo envió a nosotros. Debe tener cosas que enseñarnos».
Y todos la miramos y dijimos al mismo tiempo, «¿quién es esta? ¿A dónde se fue Debbie?»
Pero eso fue, especialmente para Steve, una confirmación de que esto era de Dios. Así que dijimos que «sí».
Josh también tuvo que decir sí o no. Como tenía doce años, podía dar su opinión. Y su respuesta fue: «Bueno, no veo otras opciones. Claro».
Así que lo adoptamos. Pensé que se sentiría seguro de nuestro amor, porque no lo había estado. Estaba seguro de que lo abandonaríamos como todos los demás. Y le dijimos: «No, no te estamos abandonando. Nos quedamos contigo». Pensé que eso cambiaría las cosas.
Entró en la secundaria. En ese momento, debido a que tenía dos años de retraso en la escuela y es grande de todos modos, ingresa al sexto grado. Y sabes lo altos que son los niños de sexto grado, y él parecía un estudiante de octavo grado o más. Entonces descubrió que ser alto tenía todo tipo de ventajas. Se convirtió en un niño que acosaba a los demás. Robaba a los niños. Los molestaba para conseguir el dinero del almuerzo. Se peleaba con la gente en el autobús y finalmente lo echaron del autobús y no lo dejaron subir más.
Tenía trastorno de déficit de atención, así que no podía quedarse quieto o callado en la escuela. Pasó la mayor parte de sus días en un aula alternativa, lo cual no le parecía raro. Pensaba que era normal.
Se metía en un incidente tras otro. Se unió a una pandilla porque buscaba amigos con los que pudiera identificarse. El director me llamó y dijo: «Un incidente más y se va de aquí. Le pediremos que abandone la escuela».
Ya habíamos intentado muchas cosas. Habíamos hecho todo lo que cualquier buen padre haría para tratar de proporcionarle una vida en comunidad, buenos amigos, aportes espirituales a su vida y amor incondicional, pero no había sido suficiente. No sabíamos qué más hacer.
Así que Dios nos guió a un programa cristiano con internado, y él fue allí. Fue residente allí durante más de un año, y luego de vuelta al hogar durante los siguientes cinco meses después de eso, casi un año y medio en ese programa. Tuvimos que pasar por esto con él. Sucedieron varias cosas realmente buenas. No fue algo fácil, pero ocurrieron cosas maravillosas.
En primer lugar, tenían mil reglas. Por lo tanto, rompió muchas de ellas, y hubo consecuencias inmediatas y fuertes. Así que le ayudaron a compensar el déficit de razonamiento causa-efecto que tenía en el cerebro, porque pudo construir esas vías con mucha frecuencia. Así que eso fue algo bueno.
Dannah: ¡Vaya! Nunca lo había pensado en esos términos… Tengo amigos que han atravesado por ese mismo viaje del hijo pródigo y han enviado a sus hijos a programas de internado, programas cristianos. Nunca pensé que fuera una forma de volver a reprogramar sus cerebros para que comprendan mejor.
Judy: Sí. Lo es.
Dannah: Tienen muchas reglas.
Judy: Oh, sí.
Dannah: Cuando escucho hablar sobre las reglas, pienso: ¡Guau! ¡Son muchas reglas! Este niño sería afortunado si obedeciera diez reglas, ¡y tú le estás dando bastantes reglas! Eso tiene mucho sentido.
Judy: Ellos no esperan que sean capaces de obedecerlas. Eran amables, al menos en este lugar lo eran. En realidad eran bastante amorosos, pero estaban muy comprometidos con las reglas y las consecuencias.
Lo siguiente que sucedió fue que se nos requería estar allí regularmente, dos veces por semana. Y parte de eso era pasar tiempo a solas con Josh. Así que este chico que se había rodeado con un muro de ladrillos porque no confiaba en nadie, y no nos iba a dejar entrar en su vida, tuvo que hablar con nosotros y tuvimos que hablar con él. Y durante un año y medio, construimos una relación, y él comenzó a creer que realmente estábamos comprometidos con él. Al principio no lo creía, porque en cierto sentido nos habíamos desprendido de él al ponerlo allí, pero luego comenzó a verlo.
Lo tercero que sucedió fue que conoció a Jesús. Él recibió a Cristo. La persona que fungía como su padre, en la casa donde vivía en ese lugar, lo guió a Jesús. Y este hombre todavía es parte de su vida. De hecho, me he estado comunicando con los que fueron su papá y su mamá durante ese tiempo, que ya no están allí, pero viven cerca, justo ayer. Así que él ha sido una parte importante de la vida de Josh. Me llamó la noche siguiente de su conversión y me dijo: «Josh recibió a Cristo hoy. Lo bautizamos».
Y en los meses restantes, realmente creció mucho. Le inculcaron las Escrituras. Fue amado por estos padres temporales. Pero él realmente, cuando terminó allí, quería caminar con Dios.
Volvió a casa atrasado en la escuela, así que comencé a educarlo en casa para ponerlo al día, pero pensando que probablemente seguiríamos haciéndolo debido a las dificultades de aprendizaje que tenía. Él solo rogaba y rogaba que quería volver a la escuela. Y finalmente dijimos: «Lo intentaremos», con muchos requisitos, parámetros, restricciones, y él estuvo de acuerdo con todo eso.
Al principio los siguió, pero no le llevó ni un mes encontrar a sus viejos amigos, sus viejos amigos de pandillas y otros. Empezó a faltar a clases. Aprobó levantamiento de pesas y teclado ese semestre. Así que le dije: «Haremos la educación en casa».
Nancy: Bueno, voy a hacer una pausa aquí porque vamos a retomar la historia. Un par de cosas que dijiste, Judy, que creo que son importantes. Quiero pedirte que tal vez amplíes una parte de eso.
En primer lugar, el hecho de que recibiera toda esta ayuda durante años, después esta ayuda externa, y finalmente llegó a conocer Cristo, no hizo que todos los problemas desaparecieran. Lo que quiero decir es obvio, pero no dejó de ser un hijo pródigo. Este era solo un tramo de una trayectoria.
Y creo que la esperanza de que algo va a arreglar a este joven o alguna experiencia hará que todos los problemas desaparezcan, en muchos casos no es la realidad.
Cuando retomemos esta conversación mañana, nuestras oyentes querrán escuchar más sobre el desarrollo de esta historia, pero solo quiero retroceder un momento y decir: En el transcurso de estos años –tenerlo en tu casa, los años en el hogar de acogida, esos primeros años de adopción, el año en que se fue, y que estuvieron conociéndolo y desarrollando una relación– fue muy duro. Y tú y tu esposo tienen un papel activo y demandante en uno de los ministerios más grandes del mundo. Tienes dos hijas biológicas que tienen necesidades y eran adolescentes en ese momento.
Y fue duro, duro, duro. Hiciste todo lo que pudiste o sabias hacer, y los problemas seguían ahí. Todos los días estabas lidiando con esto.
Así que, me encantaría escuchar, ¿qué estaba pasando en tu corazón? Tenías un sentimiento muy fuerte de que Dios quería traer un hijo a tu hogar, que Dios les estaba regalando un hijo. Así que tenías que aferrarte a eso, pero seguía siendo muy, muy duro.
Judy: Duro, duro, duro.
Nancy: ¿Qué estaba haciendo Dios contigo durante esos años?
Judy: Bueno, mucho, aunque al principio no lo reconocí todo…y estoy segura de que aún no lo he reconocido todo.
Nancy: Y mientras piensas en eso, déjame hacerte otra pregunta, ¿estabas luchando durante ese período? Este chico que no te ama, que no te devuelve el amor que se le está dando… ¿Qué pasaba en tu corazón de madre? No he estado en esa situación. Sé que debe haber algunos días con sentimientos como, «no amo a este joven» o «no tengo idea de cómo amarlo». ¿Cuáles fueron algunas de tus reacciones en ese momento?
Judy: Bueno, hubo algo más que sucedió que no te dije, que fue muy importante.
La noche que recibió a Cristo, me fui a la cama, agradeciendo al Señor. Entonces, sentí como si el Señor me estuviera diciendo: «Judy, te estoy dando un regalo. Te estoy dando Mi amor por Josh». Y entonces, fue una experiencia de gozo en la que Dios me estaba llenando, estaba vertiendo su amor dentro de mí. Estaba mostrándome Su gracia y vertiendo Su amor por Josh desde una gran fuente. Él me dijo: «Vas a necesitar amar».
Y le dije: «Está bien».
Esa es solo una de las tres o cuatro cosas que realmente me sostuvieron. Pero amé a este chico de repente.De hecho, diría que esa noche él nació en mi corazón como mi hijo. Antes de eso, él era el niño que Dios nos envió, y yo estaba tratando de hacerlo lo mejor posible. Steve estaba tratando también de hacerlo lo mejor posible. Nuestras chicas intentaban, generalmente, ser buenas y amorosas con él.
Pero apenas existía amor porque era difícil. Entonces, desde el momento en que Dios me llenó de Su amor, lo bueno y lo malo de este nuevo sentimiento es que me sentía abrumada con este hijo recién nacido. Ahora tenía nuevas emociones que no habían estado allí antes, y estoy lidiando con eso. En ese momento estaba en el programa y solo me dejaban verlo dos veces a la semana. ¡Él es mi nuevo hijo! –ellos no lo entendían del todo.
Pero lo maravilloso es que cada vez que él hacía cosas para hacer la vida difícil –e hizo muchas cosas a lo largo de los años, como quince años– Dios seguía diciéndome: «Te he dado Mi amor por él y quiero que dejes que fluya a través de ti hacia él». Él comenzó a darme una imagen de lo que es un Dios que fluye a través de nosotros.
Él nos da gracia, nos da amor, misericordia, esperanza y fuerza, todo lo que necesitamos para nuestras vidas, no para aferrarnos a ello, sino para dejar que fluyan hacia los demás en nuestras vidas. Y eso estaba sucediendo.
Nancy: Y quiero detenerme aquí un minuto porque vamos a retomar esta conversación con las otras cosas que estaban sucediendo en tu vida en ese momento. Pero lo que acabas de decir, Judy, Dannah, ambas son madres, y ahora son abuelas, ¿no es esto lo que necesitan todas las madres?
Sin importar cómo se comporte tu hijo (obviamente, hay algunas situaciones en las que el amor no es natural, tú estás más consciente de tu necesidad de que fluya el amor de Dios), pero todas las madres son pecadoras que están amando a pecadores, no importa cuál sea el trasfondo del niño.
Dannah: Correcto.
Judy: Eso es correcto.
Nancy: Y pienso en cada madre, padre, abuelo que escucha esta conversación, y piensas no solo en tus propios hijos, sino en tus hermanos, en tus compañeros, en personas difíciles de amar, somos personas (pecadoras) caídas que aman a personas caídas (pecadoras). Y es imposible hacerlo bien.
Judy: Por nuestra cuenta.
Nancy: Por nuestra cuenta, separadas del amor de Dios que fluye a través de nosotras. Creo que es una gran lección del primer día de esta conversación.
Y Judy, estoy muy agradecida de que hayas escrito un libro titulado When You Love a Prodigal, disponible en inglés. En realidad es un libro de 90 días de lecturas devocionales, 90 días de gracia para el desierto. Este es el tipo de cosas que obtenemos en ese libro.
Dannah: Nancy, pienso, que no es solo si tienes un hijo pródigo. Por ejemplo, en este momento mi hijo y mi nuera tienen gemelos a los que no les gusta dejarlos dormir, descansar, comer o cualquier otra cosa.
Y llegar al límite es una parte muy importante de lo que Dios hace con nosotros cuando nos convertimos en padres, porque cuando llegamos al final de nosotros mismos, es cuando tenemos que darnos cuenta de que Él debe ser nuestra suficiencia.
¿Alguna vez te has preguntado cómo orar por aquel hijo pródigo que amas? Mañana Judy nos mostrará las formas en las que podemos poner nuestros corazones en oración por nuestros pródigos. Y nos hablará del día de la oración por el pródigo.
Así que no te puedes perder el próximo episodio. Por favor, vuelve mañana a Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth quiere ayudarte a dejar que el amor de Dios fluya a través de ti hacia los demás.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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