La Fiesta de los Panes sin Levadura
Débora: ¿Tienes algún pecado sin confesar, algún pecado que has estado escondiendo? Erin Davis nos dice que esto es muy peligroso.
Erin Davis: ¡Corre! ¡Huye! ¡No hay tiempo para prepararse ni para limpiarse! ¡La necesidad de correr del pecado es urgente!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 15 de enero de 2024.
¿Sabías que el pan nos puede enseñar una lección sobre el pecado?
Erin Davis está de regreso con nosotras con un poderoso mensaje. Hoy nos introducirá a la segunda de las antiguas celebraciones israelitas que estamos estudiando, la Fiesta de los Panes sin Levadura. Este es el episodio tres de la serie titulada Las 7 fiestas, y si no has escuchado los episodios anteriores puedes ir a la página web de avivanuestroscorazones.com para escuchar el audio o leer la transcripción.
Nancy nos dará una pequeña …
Débora: ¿Tienes algún pecado sin confesar, algún pecado que has estado escondiendo? Erin Davis nos dice que esto es muy peligroso.
Erin Davis: ¡Corre! ¡Huye! ¡No hay tiempo para prepararse ni para limpiarse! ¡La necesidad de correr del pecado es urgente!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 15 de enero de 2024.
¿Sabías que el pan nos puede enseñar una lección sobre el pecado?
Erin Davis está de regreso con nosotras con un poderoso mensaje. Hoy nos introducirá a la segunda de las antiguas celebraciones israelitas que estamos estudiando, la Fiesta de los Panes sin Levadura. Este es el episodio tres de la serie titulada Las 7 fiestas, y si no has escuchado los episodios anteriores puedes ir a la página web de avivanuestroscorazones.com para escuchar el audio o leer la transcripción.
Nancy nos dará una pequeña introducción para el episodio de hoy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: En la iglesia a la cual Robert y yo asistimos, una vez cada cuatro meses celebramos la santa cena o comunión. Algunas iglesias lo hacen más a menudo y eso me encanta.
Pero déjame decirte que cuando entro a una iglesia y veo la mesa puesta al frente con todos los elementos de la comunión, el pan y el jugo de la vid, mi corazón se emociona de manera especial. ¡Me encantan los domingos de santa cena! ¡Me encanta celebrar La cena del Señor con el pueblo de Dios!
Y la razón por la cual esto me encanta es porque nos recuerda el evangelio. Nos recuerda a Cristo y lo que Él ha hecho por nosotras. ¡Nos apunta hacia la venida de Cristo y el hecho de que esta fiesta la celebraremos con Él en el cielo!
Muchas de nuestras costumbres en nuestra vida cristiana y de adoración están fundamentadas en las Escrituras, específicamente en el Antiguo Testamento; partes del Antiguo Testamento que muchas de nosotras no leemos tanto. Y por eso estoy agradecida de que Erin Davis nos esté llevando a uno de esos pasajes en el libro de Levítico esta semana, donde quizás tu Biblia no esté tan desgastada.
Ojalá que mientras avanzamos en esta serie sea todo lo contrario, porque espero que llegues a conocer Levítico 23, y que leas este capítulo cada día durante esta serie sobre las siete fiestas solemnes que Dios les ordenó celebrar a Sus hijos en el Antiguo Testamento. Estas fiestas son importantes para nosotras porque están ligadas al evangelio y a Cristo, y a nuestra experiencia al celebrar el evangelio.
Hoy veremos la segunda de estas fiestas. Y me parece que luego de escuchar esta enseñanza, tu celebración de la cena del Señor será diferente y mucho más dulce por el resto de tu vida. Permíteme recordarte que esta semana tenemos disponible un estudio de la Biblia de ocho semanas escrito por Erin Davis, y estamos escuchando un poco de este estudio durante esta serie aquí, en Aviva Nuestros Corazones. Aquí está Erin.
Erin: Justo en este momento, dentro de un refrigerador en el estado de Wyoming, en Estados Unidos, existe la masa madre más antigua. Fue de las primeras masas madres, así que es más vieja que los primeros aviones de los hermanos Wright. Y actualmente se encuentra en la casa de una mujer llamada Lucille. La masa madre iniciadora de la fermentación del pan de Lucille data del año 1889.
Esta masa fermentada ha sobrevivido a la Gran Depresión, dos guerras mundiales y la guerra contra el terrorismo. Ha vivido bajo el liderazgo de veinticinco presidentes de los Estados Unidos.
Ahora, según la historia que escuché, Lucille obtuvo esa masa fermentada de su madre, quien a su vez la obtuvo de una estudiante de la Universidad de Wyoming, y esa estudiante de Wyoming la rastreó hasta el año 1889. Se cree que esta masa pertenecía a un pastor de ovejas y fue encontrada en la parte trasera de su carruaje. ¿Pero qué hace Lucille con su masa antigua? Generalmente, ¡ella hace pastelillos!
El día de hoy continuaremos nuestro recorrido por las siete fiestas solemnes que Levítico 23 nos narra. Veremos la segunda fiesta: la Fiesta de los Panes sin Levadura. Por favor mantén tu Biblia a la mano y retomemos ahí mismo en Levítico 23. Leamos juntas Levítico 23, versículos 6-8:
«El día quince del mismo mes es la Fiesta de los Panes sin Levadura para el Señor; por siete días comerán pan sin levadura. En el primer día tendrán una santa convocación; no harán ningún trabajo servil. Y durante siete días presentarán al Señor una ofrenda encendida. El séptimo día es santa convocación; no harán ningún trabajo servil».
Si desconectamos esta fiesta de las Escrituras sería como el cielo para los amantes de la comida. Sin trabajar, solo comiendo pan por siete días seguidos. Pero cuando conectamos los puntos entre estas fiestas y los evangelios, vemos que esta fiesta y todas las demás, son mucho más que eso.
El proceso de la cocción del pan es una parábola, y es utilizada en todas las Escrituras para enseñarnos acerca del poder del pecado en nuestras vidas.
Entonces, a medida en que ponemos nuestra atención en la Fiesta de los Panes sin Levadura como un medio de examinar el pecado que tan fácilmente va invadiendo nuestros corazones y nuestros hogares, consideremos las palabras de Pablo en 1 Corintios 5:6-8. Pablo escribe:
«La jactancia de ustedes no es buena. ¿No saben, que un poco de levadura fermenta toda la masa? Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad».
Hemos visto dos de las siete fiestas, y podemos ver cómo se conectan entre ellas. En 1 Corintios se hace referencia a la Pascua y a la Fiesta de los Panes sin Levadura, pero también vemos que estas fiestas apuntan al evangelio.
Si leemos el contexto de 1 Corintios, vemos que Pablo escribió estas palabras sobre la levadura y de la masa nueva, respondiendo a un pecado sexual específico en la iglesia de Corinto.
Es el tipo de pecado que retuerce el estómago. Y dentro del contexto de este pecado en una iglesia, Pablo nos da esta analogía que se aplica a todos los creyentes en todas las iglesias.
Voy a leer el pasaje de 1 Corintios nuevamente. Puedes hacer una nota mental o puedes escribir en tu Biblia cada vez que leas la palabra «levadura» o «sin levadura».
«La jactancia de ustedes no es buena. ¿No saben, que un poco de levadura fermenta toda la masa? Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad».
Ahora, la mayoría de nosotras compramos nuestro pan en el supermercado, ¿cierto? Las pequeñas diferencias de lo que el apóstol Pablo nos está enseñando sobre el pan con y sin levadura puede hacer que nos perdamos un poco.
La levadura es la sustancia que causa que el pan aumente su tamaño. Y esa es la diferencia entre un baguette caliente de buena textura y una tortilla. La levadura hace burbujas de aire en el interior de la masa y así la masa aumenta su tamaño.
Normalmente usamos levadura preempacada para lograr esos resultados. Pero los Corintios, muy probablemente, usaban la masa madre fermentada que se guardaba semana tras semana y año tras año, así como la masa de Lucille.
Y una de las cosas que me encantan de la Biblia es el hecho de que utiliza lo que humanamente conocemos, para ayudarnos a comprender lo que espiritualmente nos cuesta entender. Nosotras entendemos cómo se hizo la masa de Lucille: la levadura transformó la harina en masa, y ya no hay vuelta atrás. No hay manera de extraer la levadura de la masa y comenzar de nuevo con harina pura.
Así es como funciona la levadura. Se introduce en cada espacio y lugar que encuentre hasta que toda la masa se levante. Creo que me está dando hambre con toda esta conversación.
Aquí, en 1 Corintios, Pablo utiliza esta imagen de la levadura que se abre camino en todos los rincones de la masa, para recordarnos que el pecado tiene el mismo efecto.
Tolerar solo «un poco», porque realmente no existe «un poco de pecado», lo descubriremos al estudiar esta fiesta. Tolerar aunque sea un poco de pecado cambiará la estructura de nuestros corazones, cambiará la estructura de nuestros hogares, iglesias y cultura. Este es uno de los mensajes que Dios estaba construyendo en el calendario judío durante esta segunda celebración.
Todo pecado importa, porque todo pecado ofende a nuestro Dios santo. Todas hemos experimentado el efecto permanente del pecado. Y estoy segura de que no tenemos que pensar demasiado en un ejemplo en nuestras propias vidas o en las vidas de los que amamos, donde un riesgo aparentemente insignificante nos pone en caída lenta o en algunos casos en caída rápida, lejos de la santidad y directo hacia la gratificación de nuestra naturaleza pecaminosa.
Recuerdo una historia muy similar a lo que Pablo hace referencia en 1 Corintios, sobre una iglesia a la que asistí hace años. Había un grupo pequeño de familias de esa iglesia que comenzaron a acampar juntos los fines de semana.
Esos viajes de campamento los alejaron de la asistencia regular a la iglesia, solo un poco de levadura, no era nada grave. Y en poco tiempo esos viajes de campamento involucraron un poco de bebidas alcohólicas. Después más alcohol, lo que llevaba a usar palabras groseras, chistes sucios; en esos momentos parecían pequeños riesgos.
Y en pocos meses muchos matrimonios de ese grupo se habían separado por infidelidades dentro del grupo. La consecuencia del pecado aún se puede ver en esas familias, a pesar de que el Señor ha hecho un trabajo de redención maravilloso.
Pero años más tarde, el efecto del pecado aún está ahí. Empezó con algo tan pequeño; muy raramente podría decirse que el pecado se contiene. Muchas veces, así como la levadura, penetra cada espacio de nuestras vidas.
Y cuando la levadura es mencionada en las Escrituras siempre está relacionada con el pecado. Es un símbolo del pecado. Esto es algo que me encanta de la Biblia: puedes encontrar casi todo y empezar a buscar el patrón. La Biblia es muy consistente en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Lo vemos aquí en Levítico y en 1 Corintios. La levadura es una imagen de cómo el pecado trabaja en nuestras vidas y el pan sin levadura es símbolo de la vida sin pecado.
Jesús vivió una vida en la carne pero nunca pecó. Él es puro. Él es absoluta y completamente libre de la contaminación del pecado. Él no tuvo pecado en Su vida, y eso es lo que lo hace diferente.
Así como el cordero sin mancha en la Pascua es una imagen de la pureza de Cristo, el pan sin levadura que Dios pidió a Su pueblo que comiera durante esta segunda fiesta, la Fiesta de los Panes sin Levadura, es una imagen de la pureza de Jesús. Jesús, el Pan de Vida, está libre de la levadura del pecado.
Considera nuevamente las instrucciones que Dios les dio a los israelitas a medida que Él los preparaba para su liberación de la esclavitud en Egipto. Antes de la plaga final, Dios les dio instrucciones para ambas fiestas, la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura.
Permíteme leer Éxodo 12:15-20:
«Siete días comerán panes sin levadura. Además, desde el primer día quitarán toda levadura de sus casas. Porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será cortada de Israel. Y en el primer día tendrán una santa convocación, y otra santa convocación en el séptimo día. Ningún trabajo se hará en ellos, excepto lo que cada uno deba comer. Solo esto podrán hacer. Guardarán también la Fiesta de los Panes sin Levadura, porque en ese mismo día saqué Yo sus ejércitos de la tierra de Egipto. Por tanto guardarán este día por todas sus generaciones como ordenanza perpetua. En el mes primero comerán los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde, hasta el día veintiuno del mes por la tarde. Por siete días no habrá levadura en sus casas. Porque cualquiera que coma algo leudado, esa persona será cortada de la congregación de Israel, ya sea extranjero o nativo del país. No comerán nada leudado. En todo lugar donde habiten comerán panes sin levadura».
Muchas veces necesitamos escuchar toda la porción de las Escrituras para poder ver las repeticiones. Una y otra vez, Dios les dice a Sus hijos: sin levadura, sin levadura, sin levadura.
Como madre creo saber por qué. Si yo quiero que mis hijos obedezcan tengo que repetir las cosas una y otra vez, ¿entendiste, entendiste, entendiste? Y este es el enfoque que Dios les está dando aquí a Sus hijos a medida en que Él les instruye por primera vez acerca de la Fiesta de los Panes sin Levadura.
Mucho de eso puede parecer una exageración. Pero, ¿por qué razón Dios lo dice tanto? ¿Por qué razón deben sacar la levadura de sus hogares? Y el castigo por desobedecer las instrucciones de Dios nos parece severo, ¿cierto?
Si alguno comía pan leudado durante estos días de la fiesta, eran cortados de la nación de Israel. Lo menciona dos veces en los versículos 15 y 19. Esto trata claramente sobre algo más que el pan que los israelitas comían.
Quitar la levadura de sus hogares era un símbolo de su compromiso de huir del pecado y vivir bajo los mandamientos de Dios. Si se rehusaban a seguir este simple y relativamente indoloro mandamiento de remover la levadura de sus vidas por siete días, entonces era evidente que existía una renuencia para obedecer a Dios en asuntos de mayor relevancia.
Por lo tanto, aquellos que se rehusaban a obedecer los detalles de la celebración de la Fiesta de los Panes sin Levadura, serían cortados del pueblo de Dios por su propia desobediencia; y nuevamente vemos la imagen de cómo el pecado trabaja en nuestras vidas.
Hornear pan es un proceso largo. Si alguna vez quisiste hornear un pan para acompañar la pasta que cocinaste para la cena, sabes de lo que hablo. No sucederá. La pasta estará lista muchísimo antes de que tu pan muestre los primeros efectos de la levadura. Se requiere tiempo para que la levadura tenga el efecto deseado.
Si continuamos leyendo la historia de Éxodo, vemos que el pueblo sí logró salir de Egipto, y esa es la razón por la que el libro se le llama Éxodo. Todo sucedió rápidamente. El Señor les advirtió que debían estar preparados. Yo no sé si nosotras estaríamos preparadas para el tipo de cambio de vida que ellos estaban experimentando.
Ellos tenían que levantarse e irse solo con lo que tenían y podían cargar consigo. Las Escrituras nos dicen que su pan no iba a tener tiempo de elevarse. Lo tenían que poner en bolsas, colocarlo en sus espaldas y salir apresuradamente. Todo esto nos apunta a una «urgencia».
A pesar de que este era un lugar de esclavitud para ellos, estaban dejando atrás todo lo que conocían. Pienso que tuvo que ser muy difícil tener que dejar todos los instrumentos que utilizaban para elaborar el pan y solo irse. Pero había una razón. El Señor pudo haber esperado a que el pan saliera del horno, ¿no es cierto? Sin embargo, tuvieron que salir y llevarlo sin leudar al desierto.
La intención era comunicar la urgencia, la necesidad de irse, de alejarse del pecado; separarse de la levadura que representa el pecado, con gran rapidez.
Por otra parte, el pan sin levadura es rápido y simboliza la rapidez para alejarnos del pecado. ¡Huye, corre, no hay tiempo para prepararnos y lavarnos, necesitamos correr lejos del pecado con urgencia! No queremos esperar y permitir que el pecado se levante y tenga un efecto completo en nuestras vidas.
Y luego, en Levítico 23, vemos que de la misma manera que se les dio instrucciones de no tener levadura en sus casas, sus familias no podían comer levadura por siete días. Como madre, puedo pensar en lo difícil que es eso. Todas las madres tenemos un miembro quisquilloso para comer. No sabemos si hubo madres que lamentaron esos siete días porque uno de sus pequeños no quería comer ese pan sin levadura. Es algo parecido al pan árabe o pan pita. Quizás no era el pan que ellos estaban acostumbrados a comer y tenían que dejar todos los ingredientes atrás. No dice que se dañaron, solo que tenían que dejarlos.
Ahora, pensemos en Lucille, de quien que te hablé al inicio que tuvo la masa madre de fermentación durante muchos, muchos años, la cual ha pasado por su familia por muchas generaciones. Esta fiesta interrumpiría esa tradición. Ella habría tenido que deshacerse de esa masa fermentada y comenzar de nuevo luego que la fiesta terminara.
Todas las familias tenían que hacer lo mismo. Si en algún momento has tratado de iniciar la fermentación de una masa, sabes que no es un proceso fácil. Esta es una representación del costo, y tiene el propósito de señalarnos el hecho de que debemos hacer lo que sea necesario, pagar el precio para separarnos del pecado.
Consideremos estos tres pasajes:
«No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla» (1 Cor. 10:13).
«Por tanto, sométanse a Dios. Resistan, pues, al diablo y huirá de ustedes» (Sant. 4:7).
«Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse para que sus pecados sean borrados…» (Hech. 3:19).
Escapa, resiste, aléjate rápido, devuélvete, arrepiéntete, esto es lo que dicen las Escrituras respecto al pecado. Hay una urgencia comunicada en esos versículos. En lugar de permitir que la deuda del pecado se acumule en nuestras vidas, nosotras con rapidez y avidez debemos responder al llamado de Dios por medio de Su Espíritu y arrepentirnos.
Cuando entendemos que el pecado tiene un poder corrosivo y penetrante, no debemos dejarlo reposar en la masa pensando que no se va a esparcir. Dios nos convence de pecado, nosotras nos arrepentimos. Dios nos convence de pecado, nosotras nos arrepentimos.
Cuando vine a Jesús lo hice pateando y gritando, y todavía en ocasiones obedezco pateando y gritando. Casi siempre digo que Dios honra la obediencia, aun cuando me resisto. Yo obedezco, pero en ocasiones reconozco que es difícil para mí. Y debo decir que después de veinte años caminando con el Señor, me he vuelto más rápida.
Mientrasmás camino con Él, más rápido lo hago. No permito que el pecado se asiente en mi vida. No lo justifico.No invento un millón de excusas por las cuales no tengo que lidiar con mi pecado solo porque aquella persona no está lidiando con su pecado. Yo quiero abandonarlo. Quiero huir de él. Dios me convence de pecado y yo me arrepiento.
Y de la misma manera en que Dios estaba estableciendo un patrón para los israelitas al escribir estas siete fiestas en su calendario, Él nos ha dado un patrón para nuestras vidas: Yo doy convicción de pecado, tú te arrepientes. Yo doy convicción de pecado, tú te arrepientes. Yo doy convicción de pecado, tú te arrepientes. Y este es un patrón hermoso: nos arrepentimos, Cristo perdona. Nos arrepentimos, Cristo perdona. Nos arrepentimos, Cristo perdona. No tienes que esperar a lidiar con el pecado porque te preocupa que la gracia no estará ahí cuando te arrepientas; la gracia seguirá ahí.
La Fiesta de los Panes sin Levadura es un hermoso recordatorio de que Dios en Su gracia nos hainvitado a una nueva vida en la cual elpecado no tiene la última palabra. Nosotras somos libres de vivir como una masa nueva así como Pablo lo describe, porque hemos sido limpiados por la resurrección y el poder de Jesús en nuestras vidas.
Así que tomemos y apropiémonos de un entendimiento más profundo del significado de la Fiesta de los Panes sin Levadura y su representación para nuestras vidas, y dejemos que nos lleve a los evangelios.
Consideremos Mateo 26:17:
«El primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, se acercaron los discípulos a Jesús diciendo: “¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?”».
Si seguimos de cerca el pasaje, notamos que la Fiesta de los Panes sin Levadura parece preceder a la Pascua, y esa no fue la manera en que se estableció en Levítico capítulo 23.
Ambas fiestas son mencionadas por separado en Levítico 23, pero se unen la una con la otra. En los días de Jesús, y para los judíos al día de hoy, la fiesta de la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura y la Fiesta de las Primicias, son celebradas juntas como parte de la celebración de la Pascua.
Así que los discípulos estaban preparándose para observar la primera de las siete fiestas cuando vinieron a Jesús y le pidieron instrucciones. Conforme a la tradición judía, Jesús y Sus discípulos comieron la Pascua al atardecer del jueves por la noche. Y Jesús fue crucificado la tarde del siguiente día.
Es importante destacar que en el calendario judío los días se cuentan de puesta de sol a puesta de sol. No de amanecer a amanecer como el nuestro. Esto quiere decir que Jesús murió el mismo día que Él celebró la Fiesta de la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura. El mismo día que Jesús celebró la Fiesta de los Panes sin Levadura con Sus discípulos, instituyó para nosotros la cena del Señor.
El momento de la santa cena es importante porque aun cuando Jesús estaba reunido con sus amigos, reclinado en la mesa, pasando la copa, Él sabía que ese día experimentaría una muerte terrible.
Mientras se reunía con Sus amigos en el aposento alto, Él sabía que al final del día Su cuerpo sería sepultado en total oscuridad. No era solo el pan que Jesús estaba partiendo con los discípulos, era el pan sin levadura, simbolizando la vida sin pecado que Él estaba a punto de entregar por ellos y por nosotras.
En Levítico 23, cuando las siete fiestas fueron escritas en el calendario judío, Dios estaba narrando una historia, la historia del evangelio del sacrificio de Jesús. Jesús fue crucificado el día de la Pascua y sepultado el día de la Fiesta de los Panes sin Levadura.
Ese pequeño pedazo de pan que comemos en la santa cena y esa pequeña copa nos narran la misma historia de esas fiestas:
- El cuerpo sin pecado de Cristo Jesús, nuestro pan sin levadura, fue partido por nosotras.
- Que Su sangre sin mancha fue derramada por nosotras, ¿para qué? Para que la levadura del pecado, que tanto impregna nuestros corazones, pudiera ser removida.
La cena del Señor es la parte más dulce de mi semana. La iglesia a la que asisto celebra la comunión cada domingo. Me siento con mi grupo pequeño, que se compone de ocho familias, que están en la misma etapa de la vida que yo estoy. Usamos el término grupo pequeño, pero realmente somos muchos.
En muchas ocasiones algunas de nosotras tenemos un bebé llorando que no quiso ir al cuarto de cunas, así que entre todas cuidamos a los bebés.
Cuando se reparten los elementos de la santa cena mi esposo tiene esta costumbre que realmente nunca hemos compartido con nuestro grupo, pero que todos hacemos: Jason toma la bandeja y me sirve la comunión, y luego la toma él. Y en algún momento me di cuenta de que los esposos alrededor reciben una señal de la esposa, como diciendo: «¿ves lo que hace Jason?». Entonces todos los esposos, toman la bandeja y sirven la comunión a su esposa, y luego la toman ellos. Cada semana me salen lágrimas. Cada semana.
Yo digo en el interior de mi corazón dos palabras: «Gracias» y «perdón». «Gracias por lo que Tú has hecho por mí, Jesús, y perdóname por otra semana que pasó en que la levadura del pecado penetró mi corazón, mi matrimonio y mi relación con mis hijos».
Yo conozco a esas amigas lo suficiente para saber que aunque nunca hemos hablado de esto, todas están orando algo parecido: «Gracias, y perdóname», a medida que pasamos lo que solamente pudiera parecer pan y jugo. Esos elementos de la santa cena son el símbolo de la victoria que Jesús nos ha dado sobre el pecado.
Estoy tan contristada por mi pecado y francamente por el pecado de otros a quienes amo. Me frustra ver cómo la levadura se adentra nuevamente en nuestras vidas, tan a menudo y tan fácilmente. Pero al mismo tiempo estoy muy agradecida por nuestro Salvador, quien proveyó un camino para que el pecado no tuviera un poder permanente en mi vida y en la vida de aquellos a quienes más amo.
Quiero que regresemos una vez más a las palabras de Pablo en 1 Corintios 5:7:
«Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado».
Yo amo esas palabras «como lo son en realidad»; traducción: «ustedes realmente son transformadas por el poder de Cristo». ¡Esto es cierto! Yo sé que no siempre parece ser verdad, pero lo es. El resultado es difícil de ver en ocasiones, pero Dios está obrando para purificarme, para hacerme más como Él. Realmente es cierto. Enfocarte en tu pecado, en tu impotencia sobre el pecado, nunca te hará una masa nueva. Pero puedes cambiar tu mirada a Jesús, nuestro Pan sin Levadura.
El pastor John Piper lo pone de esta manera: «Jesús no vino al mundoprincipalmente a darnos pan, sino a ser pan». Cambia tu mirada hacia Jesús, nuestro Salvador sin pecado, nuestro Pan sin levadura y cree que Él es suficiente para limpiarte completamente y transformarte en algo nuevo.
Nancy: Gracias, Erin, por ese dulce y tierno recordatorio. Para muchas de nosotras la cena del Señor podría parecer solo un ritual… Y quizás sea algo de lo que nos podemos aburrir. ¿Pero cómo podremos aburrirnos al considerar todo lo que esto significa para nosotras? El símbolo del cuerpo de Cristo y Su sangre derramada por nosotras.
Tú no tienes que esperar hasta la próxima vez que celebres la comunión en tu iglesia. Ahora mismo puedes tomar un momento y decir «Señor, perdóname; estoy arrepentida del pecado que he tolerado, pensando que era poca cosa en mis pensamientos, en mi conducta, en actitudes, en palabras. ¡Perdóname! ¡Eso fue lo que te llevó a morir!»
Y entonces entrégale tu corazón a Él y dile: «Gracias, gracias, gracias, gracias. ¡Gracias por pagar el precio de ese pecado! Tú que no tuviste mancha, el Hijo de Dios sin pecado, sin levadura, sin ningún pecado en Ti, Tú diste Tu vida para que la levadura de mi vida fuera removida para que yo pudiera entrar ante el trono de Dios sin pecado. ¿Qué puede ser más maravilloso que eso?»
¡Gracias, Señor! ¡Nunca permitas que me olvide de lo que has hecho por nosotras, no permitas que consideremos trivial o insignificante el pecado que te costó la vida! Anhelamos ser libres por completo del pecado. Ponemos nuestra mirada en una eternidad libre del pecado junto a Ti. Oramos en el nombre de Jesús, amén.
Débora: ¡Amén! ¡Qué regalo tan hermoso es la libertad del pecado! Yo he conocido esa liberación espiritual en mi propia vida, y mi anhelo es que tú lo puedas experimentar también si todavía no lo has hecho. Espero que tomes un momento para reflexionar en tu propio pecado y darle gracias al Señor por la sangre que Él derramó por ti.
Erin Davis ciertamente ha estado haciendo la conexión de las siete fiestas en Levítico con el mensaje del evangelio. Y a medida en que permitas que este conocimiento tenga efecto en tu vida, puedes estudiar este pasaje más profundamente en el estudio de Erin: Las 7 fiestas.
Bueno, hasta el momento hemos escuchado sobre dos de las siete fiestas en Levítico capítulo 23. Erin nos continuará apuntando hacia el evangelio a través de las fiestas del Antiguo Testamento. Regresa a Aviva Nuestros Corazones.
Recordándote que el pecado no tiene que tener la última palabra, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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