La Fiesta de las Primicias
Débora: En ocasiones, creo que todas tenemos la tentación de darle a Dios las sobras de nuestras vidas en lugar de darle lo mejor de nosotras. ¿Sabías que Dios nos ha dado lo mejor de Sí mismo? Con nosotras Erin Davis.
Erin Davis: En la Fiesta de las Primicias, Dios reveló Su corazón para dar a Sus hijos lo mejor de Él. Él nos ha dado a Jesús y luego Jesús nos dio Sus primicias, lo mejor que tenía para ofrecer. En Su muerte a favor de nosotras Jesús no escatimó nada, ni siquiera Su propia vida.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 16 de enero de 2024.
Quisiera que pensaras en tu tiempo, tus finanzas, tus talentos…en cada parte de tu vida. ¿Le das a Dios lo mejor de todo lo que tienes? Sigamos escuchando a Erin …
Débora: En ocasiones, creo que todas tenemos la tentación de darle a Dios las sobras de nuestras vidas en lugar de darle lo mejor de nosotras. ¿Sabías que Dios nos ha dado lo mejor de Sí mismo? Con nosotras Erin Davis.
Erin Davis: En la Fiesta de las Primicias, Dios reveló Su corazón para dar a Sus hijos lo mejor de Él. Él nos ha dado a Jesús y luego Jesús nos dio Sus primicias, lo mejor que tenía para ofrecer. En Su muerte a favor de nosotras Jesús no escatimó nada, ni siquiera Su propia vida.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 16 de enero de 2024.
Quisiera que pensaras en tu tiempo, tus finanzas, tus talentos…en cada parte de tu vida. ¿Le das a Dios lo mejor de todo lo que tienes? Sigamos escuchando a Erin Davis mientras estudiamos Las 7 fiestas.
Levítico 23 da instrucciones a los israelitas sobre cómo guardar estas fiestas. Hoy Erin explicará la Fiesta de las Primicias y cómo esta fiesta revela el corazón de Dios por nosotras. Veremos el significado detrás del porqué debemos dar lo mejor de nosotras al Señor.
Si te has perdido los episodios anteriores de esta serie, visita la página de avivanuestroscorazones.com, donde podrás encontrar todos los episodios. Con nosotras Nancy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿No te encantan las festividades? A mí sí, a veces solo tenemos un fin de semana largo, un día festivo, tiempo para viajar o reconectarnos con amigos y familiares.
Pero lo que realmente me encanta de las festividades es cómo nos recuerdan algún evento importante, puede ser la historia de nuestra nación o la historia del evangelio: la Navidad y la Pascua; son fiestas preciosas por lo que conmemoran, por lo que nos recuerdan.
Estas festividades son una parte importante de nuestras costumbres. Las celebramos todos los años. Sabemos que en ciertas épocas del año vamos a celebrar alguna fiesta en particular.
Muchos de los días festivos que celebramos fueron originalmente días santos, recordatorios de ciertos días importantes en nuestra fe. Y así, esta semana en Aviva Nuestros Corazones, Erin Davis, quien es una de mis queridas amigas y amiga de Aviva Nuestros Corazones desde hace mucho tiempo…de hecho, forma parte del personal de Revive Our Hearts como directora de contenido. Ella es responsable de los estudios y pódcasts de mujeres de la Biblia que ya conoces (si no los conoces, ¡deberías hacerlo!)
Erin nos estará enseñando toda la semana sobre un pasaje de las Escrituras, que muchas veces creo que simplemente pasamos por alto: Levítico capítulo 23. Bueno, para empezar, ¿cuándo fue la última vez que leíste Levítico? Este es uno de los libros más importantes del Antiguo Testamento. Y es muy importante porque nos apunta a Cristo y al evangelio en el Nuevo Testamento.
En Levítico 23 encontramos siete días santos, siete días feriados, siete fiestas, que formaban parte de las costumbres de cada año de los judíos. Ahora, no celebramos esos mismos días festivos hoy, pero continuamos celebrando lo que representan.
Hoy estamos en la tercera de estas fiestas. Así que busca tu Biblia y ábrela porque quiero que me sigas con tu vista en ese pasaje. Y nuevamente quiero animarte a que leas el capítulo 23 de Levítico todos los días a lo largo de esta serie, para que puedas familiarizarte con estos días santos y puedas celebrar lo que representan para nosotras y para nuestra fe. Con nosotras Erin Davis.
Erin: Recuerdo una Pascua, no hace mucho tiempo, cuando me derrumbé en el sofá después de hornear pierna de cerdo, hacer puré de papas, esconder y encontrar huevos de Pascua todo el día…¡y el nivel de esfuerzo que se requirió para vestir a cuatro niños a tiempo para ir a la iglesia!
Me acosté y examiné el estado posvacaciones de mi casa. ¡Dondequiera que volteaba veía esos pequeños huevos de Pascua de plástico, abiertos y vacíos por todas partes! Por supuesto, todos los dulces habían desaparecido, mis hijos ya se habían adelantado, pero no pude evitar sonreír porque esos huevos de Pascua contaban una historia.
Estaban contando la historia de la tumba vacía de Cristo, incluso más que cuando estaban llenos de dulces. Bueno, abramos nuestras biblias en Levítico capítulo 23. Hemos estado viendo las siete fiestas dadas a Israel y estamos estudiando cómo esas fiestas, registradas aquí en el Antiguo Testamento, apuntan hacia el evangelio.
Hoy vamos a estudiar la Fiesta de las Primicias. ¡Mi esperanza es que, después de estudiar esta fiesta juntas, veamos la tumba vacía con una nueva sensación de asombro y respondamos en adoración a Aquel que es digno de lo mejor de nosotras!
Permíteme leer Levítico 23:9–14:
«Entonces el Señor habló a Moisés: “Di a los israelitas: ‘Cuando ustedes entren en la tierra que Yo les daré, y sieguen su cosecha, entonces traerán al sacerdote una gavilla de las primicias de su cosecha’”».
Sé que solo hemos avanzado un poco, pero quiero detenerme aquí porque es posible que ya estés un poco perdida.
Una gavilla es un costal de granos. Así que quiero que te imagines al pueblo de Israel, a muchos, muchos miles de ellos llevando estos costales de grano que acababan de cosechar trayéndolos como ofrenda al Señor.
Retomando en el versículo 11:
«Y él mecerá la gavilla delante del Señor, a fin de que ustedes sean aceptados; el día siguiente al día de reposo el sacerdote la mecerá».
Así que imagínate al pueblo trayendo estos bultos de grano, y luego el sacerdote va a agitar ese bulto de grano como una ofrenda ante el Señor.
Versículo 12:
«El mismo día en que sea mecida la gavilla, ofrecerán un cordero de un año sin defecto como holocausto al Señor.La ofrenda de cereal será de dos décimas de un efa (4.4 litros) de flor de harina mezclada con aceite, ofrenda encendida para el Señor, como aroma agradable, con su libación, un cuarto de hin (un litro) de vino. Hasta ese mismo día, hasta que ustedes hayan traído la ofrenda de su Dios, no comerán pan, ni grano tostado, ni espiga tierna. Estatuto perpetuo será para todas sus generaciones dondequiera que habiten».
Así que es tiempo de cosecha y el pueblo debe traer el grano al Señor como ofrenda. Hay algunas otras ofrendas mencionadas allí en esta descripción.
La Fiesta de las Primicias es la tercera de las siete fiestas registradas en Levítico 23. Si no estamos familiarizadas con el calendario judío es posible que nos perdamos algunas cosas de esta fiesta, que son muy importantes al momento de conectar los puntos entre las siete fiestas registradas en Levítico –la muerte, sepultura y resurrección de Jesús que vemos en los evangelios. El tiempo importa.
Ahora, yo nunca afirmaría saber todo lo que Dios estaba haciendo a través de las siete fiestas, pero una de las cosas que parece que Dios estaba haciendo era dar a Sus hijos, la nación de Israel, costumbres para sus vidas para ayudarlos a luchar contra su amnesia espiritual crónica.
Y como parte de esas costumbres que Dios estableció, instituyó guardar el Sabbath o el día de reposo. Veamos Levítico 23:3:
«Seis días se trabajará, pero el séptimo día será día de completo reposo, santa convocación en que no harán trabajo alguno; es día de reposo al Señor dondequiera que ustedes habiten».
El Sabbath es en esencia una invitación a cambiar el patrón. Consideremos la creación por un momento. Lo vemos en Génesis 1. Día uno: Dios creó. Día dos: Dios creó. Día tres: Dios creó. Día cuatro: Dios creó. Día cinco: Dios creó. Día seis: Dios creó. Día siete: Dios cambió el patrón.
Génesis 1 nos dice que el día siete Dios descansó, y Él lleva ese patrón a Levítico 23 invitando a Su pueblo a tener esa misma costumbre. Ahora, el Sabbath ocupa un lugar destacado en las siete fiestas. Más de la mitad de las fiestas incluyen un Sabbath adicional al Sabbath semanal.
Esto probablemente debería hacer que nuestro radar espiritual se agite un poco, porque obviamente es algo importante para el Señor. Tanto las siete fiestas como el Sabbath, son ejemplos de las formas en que Dios invita a Su pueblo a cambiar el patrón.
Puedo pensar en tantas ocasiones en mi vida cuando, a través de Su Palabra o Su Espíritu, Dios me invitó a cambiar el patrón de mi vida: a levantar la vista de mi trabajo y a centrarme en Su obra; dejar de contemplar al vacío crónicamente y mirarlo a Él; abrir mis puños. Tiendo a caminar en la vida en ese estado perpetuo, espiritualmente hablando, en vez de abrir mis manos para los dones que Él quiere darme.
Mientras consideramos la idea de que Dios nos invita a cambiar el patrón, volvamos a las siete fiestas. La semana judía comienza el domingo, lo que significa que su Sabbath semanal era sábado. Quiero que nos detengamos ahí por un momento, mientras avanzamos en nuestras biblias a los evangelios y consideramos los eventos de la Semana Santa.
Si has estado escuchando desde el primer episodio o si estás leyendo el estudio de Las 7 fiestas, es posible que ya hayas hecho algunas conexiones entre las dos primeras fiestas y los eventos de la Semana Santa.
- Jesús fue crucificado en la Pascua.
- Jesús fue sepultado en la Fiesta de los Panes sin Levadura.
Fue crucificado un viernes, y fue puesto en el sepulcro envuelto por la oscuridad el sábado, el día de reposo.
Cuando consideramos la resurrección, ¿alguna vez te has preguntado: «¿Por qué esperar?» Yo no lo hice hasta que comencé a estudiar las siete fiestas.
¿Por qué Dios no le pidió a Jesús que resucitara el día después que murió? ¿O el momento después de que fue asesinado? ¿O el segundo en que la tumba fue sellada? Si todo hubiera explotado y Jesús hubiera salido caminando mientras todavía estaba rodeado de guardias, eso habría sido como una película de Hollywood. Pero no fue así como sucedió.
En 1 Corintios 15:4, Pablo nos recuerda que Jesús resucitó al tercer día, según las Escrituras. Por supuesto que tiene razón, pero como Dios es el Autor de todas las Escrituras, ¿por qué eligió escribir la historia de esa manera?
Jesús tenía el derecho de resucitar en el día de reposo: Él es Rey de reyes y Señor de señores. Quizás recuerdes una interacción con los fariseos cuando lo cuestionaron por hacer el bien en Sabbath, y Jesús les informó que tenía derecho a hacer el bien en Sabbath y ellos también. Ciertamente, la resurrección es una buena obra.
Pero durante la Semana Santa –la secuencia de eventos más importante desde la creación– el cuerpo de Jesús descansó en la tumba el sábado. Eso nos lleva de regreso a Levítico 23. Permíteme leer Levítico 23:11, y esta vez te voy a dar una pequeña tarea. Hay una parte de este versículo que quiero que subrayes. Levítico 23:11: «Y él…», «él» es el sacerdote; recuerda. Imagina todo el grano llegando y él tiene que agitar ese grano frente a la nación de Israel.
«Y él mecerá la gavilla delante del Señor, a fin de que ustedes sean aceptados; el día siguiente al día de reposo el sacerdote la mecerá».
Subraya esa frase, «el día siguiente al día de reposo el sacerdote la mecerá».
Puedes tomar un momento y dibujar una flecha que apunte hacia adelante, porque esta parte de las Escrituras, como todas las Escrituras, apuntan hacia Jesús. Si no tuviéramos el contexto de los evangelios, perderíamos la cronología.
La Palabra de Dios está magistralmente ordenada. En Levítico 23, Dios detalló Su calendario de redención para la nación de Israel. Pero está detallando algo más grande y maravilloso, más significativo para todas nosotras. Voy a leer Juan 20:1. Me emociona leer este pasaje, especialmente por esta fiesta.
«El primer día de la semana María Magdalena fue temprano al sepulcro, cuando aún estaba oscuro, y vio que la piedra ya había sido quitada del sepulcro».
Espero que conozcas esta historia sobre la resurrección. Llega María Magdalena, y Jesús ya ha resucitado de entre los muertos. Tal vez eres como yo que al leer esto lo único que quieres es llegar a Jesús. Pero prestemos atención a los detalles. ¿Cuándo llega María? Ella va el primer día de la semana, domingo, al día siguiente del Sabbath.
- Jesús fue crucificado el viernes, en la Pascua.
- Fue sepultado en la Fiesta de los Panes sin Levadura.
- Fue puesto en la tumba el sábado, el día de reposo.
- Resucitó de entre los muertos el domingo, la Fiesta de las Primicias.
Jesús observó las tres primeras fiestas en perfecto orden cuando fue crucificado, sepultado y resucitado. Al considerar esta fiesta en el contexto de las otras siete fiestas, me queda claro que representa un punto de inflexión en un par de formas.
Tanto la Pascua como la Fiesta de los Panes sin Levadura, fueron instituidas en Egipto, en la tierra de la esclavitud. La Fiesta de las Primicias fue la primera de las fiestas adicionales que se celebraron en la tierra prometida.
El tono de esta fiesta es diferente. Las dos primeras fiestas son sombrías, y esta fiesta apunta hacia un momento gozoso. Entonces, sí, las fiestas apuntan hacia la línea de tiempo redentora de Dios, pero también tienen lecciones prácticas para todos los hijos de Dios.
¿No te encanta eso de las Escrituras? Me refiero a que nos da estas verdades cósmicas enormes, y también principios prácticos que podemos aplicar en este momento.
En Egipto las cosechas del pueblo de Dios, humanamente hablando, pertenecían al Faraón. Los israelitas no podían decidir qué harían con sus cultivos. Pero ahora eran personas libres, ya no estaban bajo el dominio del Faraón. Dios estaba usando la Fiesta de las Primicias para enseñarles a devolverle sus vidas a Él: «Señor, te la devuelvo; te la devuelvo; te la devuelvo».
Si alguna vez has dejado un trabajo en el que has estado por mucho tiempo o tu casa estaba llena y ahora es un nido vacío o tu calendario estaba lleno y por alguna razón eso cambió, sabes que necesitas nuevas rutinas. Eso es lo que Dios estaba haciendo por Sus hijos en ese momento. Les estaba enseñando una rutina para que le devolvieran la vida.
La calidad de la ofrenda de las Primicias importaba, porque apuntaba nuevamente hacia una ofrenda mayor. Leamos Levítico 23:10 nuevamente: «Di a los israelitas: “Cuando ustedes entren en la tierra que Yo les daré, y sieguen su cosecha, entonces traerán al sacerdote una gavilla de las primicias de su cosecha». Es por eso que se llama las Primicias.
Pensemos por un momento cómo sería la vida en la tierra prometida, cómo ellos soñaban con tener sus propios jardines y que nadie pudiera quitárselos. Pero había una parte de su corazón que quería todo aquello para ellos mismos.
Pienso en mi propio jardín, al que le dedico mucho tiempo. Cuando aparece ese primer tomate en la planta no quiero dárselo a mis hijos, lo quiero para mí. Dios les estaba enseñando: «Tráiganme las primicias, denme las primicias de lo que les doy en la tierra».
Y luego los versículos 12 y 13:
«El mismo día en que sea mecida la gavilla, ofrecerán un cordero de un año sin defecto como holocausto al Señor.La ofrenda de cereal será de dos décimas de un efa (4.4 litros) de flor de harina mezclada con aceite, ofrenda encendida para el Señor, como aroma agradable, con su libación, un cuarto de hin (un litro) de vino».
¿Cómo celebraban los hijos de Israel la Fiesta de las Primicias? Al dar a Dios lo primero y lo mejor de ellos, lo primero de su cosecha y lo mejor de su harina y ganado. Toda la Escritura se expande cuando la abordamos con esta pregunta: «¿Qué me dice esto acerca de Dios?»
Y estoy segura de que no soy la única que se acerca a las Escrituras por defecto con una pregunta diferente: «¿Qué me dice esto a mí?» Si estás leyendo sobre la Fiesta de las Primicias y te preguntas: «¿Qué me dice esto a mí?», te confundirás, porque no se trata de ti.
Pero, ¿qué revela sobre el corazón de Dios? Hay un pasaje en el libro de los Hechos que me encanta y cuando lo aplico en la Fiesta de Las Primicias, me ayuda a entenderlo mejor. Permíteme leer Hechos 17:24-25:
«El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que Él da a todos vida y aliento y todas las cosas».
Hay un poco de sarcasmo en esos versículos. Siempre me gusta cuando hay algo de eso en las Escrituras. Como Él mismo le da a toda la humanidad vida, aliento y todo, las Escrituras nos dicen que Dios no necesita nada. Él hizo todo, así que examinemos esta fiesta a la luz de esta verdad. Dios les está pidiendo a Sus hijos que le traigan grano, ganado y vino, y Hechos nos dice que Dios no necesita nada.
Dios no ordenó a los israelitas que le trajeran eso porque tenía hambre. Las fiestas son para recordarle al pueblo de Dios quién es Él. Aquí, en Levítico 23, preservado para nosotros, Dios estaba revelando Su corazón, no llenando Su estómago.
En la Fiesta de las Primicias, Dios reveló Su corazón para dar a Sus hijos lo mejor de Él. Él nos ha dado a Jesús, y luego Jesús nos dio Sus primicias, lo mejor que tenía para ofrecer. En su muerte a favor de nosotras, Jesús no escatimó nada, ni siquiera Su propia vida.
Jesús nos dio lo mejor de Sí mismo en Su resurrección. Él nos dio Su poder de resurrección y Su triunfo sobre el pecado. Jesús nos dio lo mejor de Sí mismo en la hermosa promesa de que algún día resucitaremos con Él.
Este es el evangelio y se remonta a Levítico 23. Cuando la nación de Israel comenzó este nuevo ritual, ellos se sintieron extraños, así como nosotras nos sentimos cuando lo leemos por primera vez. Comenzaron esta costumbre anual dando a Dios lo mejor de sí mismos.
«Te daremos lo mejor, Señor. Te daremos lo mejor de nosotros. Daremos lo primero y lo mejor». Al hacer eso estaban contando la historia de que Dios nos da lo mejor de Sí mismo.
Ahora, estoy segura de que el pueblo no podía imaginar lo que eso significaba. Mientras consideraban que Dios les había dado lo mejor, estaban pensando en la tierra prometida. Él les daría esa tierra donde manaba leche y miel. Pensaron que lo mejor de Dios eran buenas cosechas y buenas vacas. Pero Dios nos dio mucho más. Él nos dio a Su propio Hijo, Jesús.
Esto no solo cambia el «cómo» vivimos nuestras vidas, el cómo es este: darle a Dios lo mejor de nosotras. Le damos lo mejor de nuestro tiempo. Eso significa que Él obtiene lo mejor de tu día. Si la forma en que ordenas tu día es que le darás tiempo a Dios cuando tengas tiempo, entonces nunca le darías a Dios ni siquiera un segundo.
Debemos ordenar nuestro día para que Dios saque lo mejor de nosotras. Damos a Dios lo mejor de nuestro talento. Es para Él, es para Su gloria. Es por el bien de Su reino, no porque nos sobra después de invertir en alguna otra cosa de menos importancia.
Le damos a Dios lo mejor de nuestras finanzas. No sé ustedes, pero si mi enfoque es darle a Dios lo que sobra a fin de mes, no habrá nada para darle. Sin embargo, ofrendamos lo mejor porque Él obtiene lo mejor de mí.
Y todo esto cambia el «qué»: lo que hacemos con nuestro tiempo, lo que hacemos con nuestro dinero, lo que hacemos con nuestra energía. Y así mismo ese «qué» cambia el «por qué».
En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios dio lo mejor de sí para ganar Su aceptación. No lo estoy inventando, está justo ahí en el versículo 11, «y él mecerá la gavilla delante del Señor, a fin de que ustedes sean aceptados…»
Hoy vivimos en la realidad del Nuevo Testamento. Por Jesús y por el evangelio le damos lo mejor a Jesús porque ya somos aceptadas. Jesús abrió el camino para que experimentemos la aceptación de Dios que no requiere ofrendas de cereal, ofrendas de comida, ofrendas de vino. Cambiamos las obras por adoración.
Existe un canto que va más o menos así: «Trayendo las gavillas, trayendo las gavillas; venimos con gozo trayendo las gavillas».
Tal vez no sabes lo que es una gavilla o no tienes una referencia bíblica de lo que dice este canto, pero ahora lo sabes. Viene directamente de Levítico 23. El pueblo de Dios iba con gozo, trayendo las gavillas.
Se les ordenó traer lo mejor de sus cosechas como ofrenda de primicias. Pero esa canción también describe cómo podemos vivir todos los días como hijos amados de Dios. Trayendo las gavillas de nuestro tiempo, las gavillas de tu energía, las gavillas de nuestras familias, de nuestro dinero, de nuestro todo.
Si has escuchado los programas anteriores de esta serie, sabes que primero enseñé esto en mi iglesia. A cada mujer se le dio un solo tallo de grano y profundizamos en este pasaje. Estábamos en el templo de la iglesia y les hice la invitación con la pregunta de si querían dar a Dios lo mejor de sus vidas y venir con cánticos y presentarse en el altar.
Así que se acercaron alrededor de 200 mujeres (no lo hicieron todas a la vez), y durante un período de unos treinta minutos escuché, «trayendo mis gavillas», y luego en otro lugar, «trayendo mis gavillas». Doscientas mujeres diciendo: «Sí, queremos darte lo mejor de nosotras». No estaban caminando con dificultad durante la canción, cantaban con alegría.
Se dieron cuenta de que Dios nos ha dado lo mejor de Sí mismo. Y sabemos que habrá días cuando le demos a Dios las migajas de nuestro tiempo, energía y nuestras finanzas. Cuando tengo días así me meto en mi cama por el dolor de haber perdido la oportunidad de darle a Dios lo mejor de mí.
Pero cuando tenemos esos días no flaqueamos. Nos arrepentimos. Creemos en el evangelio y le pedimos a Dios que nos dé poder por Su Espíritu para darle mañana nuestras primicias.
Quiero que pienses en la Fiesta de las Primicias como un telón de fondo de algunas de las palabras más famosas de Jesús. Están recogidas en Mateo 6:31-33. Jesús dice: «Por tanto, no se preocupen, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Qué nos pondremos?”»
Así que atesora eso en tu mente, porque la segunda parte de este pasaje puede que la hayas escuchado, pero lo que Jesús dice a continuación lo estaba diciendo en respuesta a la ansiedad de la multitud:
«Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; el Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas».
La Fiesta de las Primicias se trata de poner primero a Dios, y Dios no tiene la intención de causarnos ansiedad. Si poner a Dios primero te está causando ansiedad, te has perdido la lección más importante de la Fiesta de las Primicias: que Dios ya te ha dado lo mejor.
Vive primero para Dios, busca primero el reino. Es un estilo de vida de traer nuestras primicias como ofrenda ante el Señor, cada día, cada año, cada hora, le doy lo mejor de mí. Y lo hacemos no para ser aceptadas, sino porque estamos agradecidas de que Él nos haya dado lo mejor de Sí mismo.
Él nos trajo de muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, y por eso le ofrecemos lo mejor de nosotras. La esperanza del evangelio es nuestro centro que nos hace venir gozosas, trayendo las gavillas.
Oremos. Jesús, te amamos. Eres digno; ayúdanos a darte lo mejor de nosotras, amén.
Nancy: Gracias, Erin, por ayudarnos a pensar en este oscuro pasaje del Antiguo Testamento con los ojos del Nuevo Testamento.
Me encantaría que tomáramos un momento para responder, donde sea que estés, donde sea que estés escuchando este episodio, a inclinar nuestros corazones ante el Señor y respondamos de esta manera.
Señor, te damos gracias por lo que vemos en esta fiesta del Antiguo Testamento, cómo nos apunta a Cristo, a la Pascua, a la resurrección y a las primicias: que Cristo resucitó por nosotras y cómo en Cristo ¡nos diste lo mejor! No escatimaste nada. Nos diste lo primero, lo mejor, lo máximo que tenías, ¡y estamos muy, muy agradecidas!
Y Padre, lo que has hecho por nosotras nos mueve a adorarte y a ofrecernos como un regalo, no de mala gana, sino con alegría. Por eso, Señor, queremos que tengas lo mejor de nuestro tiempo, de nuestros recursos, de nuestro dinero, de nuestro esfuerzo; no porque estemos tratando de ganar Tu favor o ser aceptadas por Ti, sino porque Tú nos has aceptado.
Así que estamos agradecidas y nos ofrecemos a Ti nuevamente este día. Gracias por estos días santos que nos recuerdan que debemos arraigar nuestros corazones a Ti y vivir vidas de gratitud y adoración. Te damos gracias en el nombre de Jesús, amén.
Espero que lo que has escuchado de Erin Davis haya abierto tu apetito por saber más sobre este pasaje del Antiguo Testamento y estas siete fiestas que formaban parte de la rutina del calendario judío. Erin apenas ha tocado la superficie de algunas de estas cosas, pero ha escrito un estudio que te permitirá profundizar más.
Es un estudio bíblico de ocho semanas llamado Las 7 fiestas: Encontrando a Cristo en las celebraciones sagradas del Antiguo Testamento (disponible solo en inglés). En este estudio puedes profundizar y sumergirte más en Levítico 23, mientras le preguntas al Señor: «Señor, ¿qué más te gustaría decirme sobre Cristo, sobre el evangelio y sobre mi caminar contigo, a medida que aprendo a través de estas siete fiestas en Levítico 23?»
Eso es lo Aviva Nuestros Corazones hace todos los días, ayudar a las mujeres a celebrar el evangelio, la bondad de Cristo, el poder de Su resurrección y la belleza de vivir vidas consagradas y dedicadas a Él.
Estamos muy agradecidas por la generosidad de oyentes como tú, que ayudan a suplir para las necesidades de otras al impulsar y promover la misión de Aviva Nuestros Corazones.
¡Muchas gracias por tu apoyo a este ministerio, y recuerda hoy darle a Dios lo mejor de ti, porque Él ha dado lo mejor de Sí mismo por ti! Asegúrate de unirte a nosotras nuevamente mañana en Aviva Nuestros Corazones, mientras continuamos este estudio sobre las siete fiestas.
Débora: Animándote a dar lo mejor de ti a Dios, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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