La fe para perdonar
Annamarie Sauter: Cuando Jimmie Ruth Matthews estaba viviendo sus días más oscuros, ella necesitó el apoyo de su iglesia local.
Jimmie Ruth Matthews: Ellos oraron conmigo y por mí hasta cierto punto. Luego después, sentí como si ellos estuvieran más cómodos si yo hubiese cruzado la calle y me hubiera integrado a otra iglesia, de esa manera ellos no tendrían que lidiar con mi caso por más tiempo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
«El matrimonio como fue creado por Dios, es un pacto sagrado, vinculante y para toda la vida, entre un hombre y una mujer». Esta es la afirmación que hemos estado estudiando, a lo largo de la serie titulada, «El Manifiesto de la Mujer Verdadera: Afirmaciones, parte 2».
Esta declaración proviene del Manifiesto de la Mujer Verdadera. Nancy estará enseñando sobre este documento en varias …
Annamarie Sauter: Cuando Jimmie Ruth Matthews estaba viviendo sus días más oscuros, ella necesitó el apoyo de su iglesia local.
Jimmie Ruth Matthews: Ellos oraron conmigo y por mí hasta cierto punto. Luego después, sentí como si ellos estuvieran más cómodos si yo hubiese cruzado la calle y me hubiera integrado a otra iglesia, de esa manera ellos no tendrían que lidiar con mi caso por más tiempo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
«El matrimonio como fue creado por Dios, es un pacto sagrado, vinculante y para toda la vida, entre un hombre y una mujer». Esta es la afirmación que hemos estado estudiando, a lo largo de la serie titulada, «El Manifiesto de la Mujer Verdadera: Afirmaciones, parte 2».
Esta declaración proviene del Manifiesto de la Mujer Verdadera. Nancy estará enseñando sobre este documento en varias series este año, en preparación para nuestra próxima conferencia Mujer Verdadera. Si no lo has hecho, lee el manifiesto a través de nuestro sitio web, AvivaNuestroscorazones.com.
Bien, hoy estamos concluyendo una historia de dolor, traición, arrepentimiento y perdón. Pero primero escucha un breve resumen de lo que hemos venido escuchando sobre Lorne y Jimmie Ruth Matthews.
Lorne Matthews: Dije, «estoy cometiendo adulterio, así que tienes el derecho de divorciarte de mí, adelante, pon el divorcio».
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Así que querías que ella se divorciara de ti.
Lorne: Le dije por favor divórciate de mí. Puedes quedarte con la casa, el auto.
Jimmie Ruth Matthews: Yo simplemente no podía ver que eso era lo que Dios me estaba diciendo en Su Palabra.
Lorne: Mi problema no es mi esposa o aquella mujer ni siquiera esta mujer. Mi problema soy yo.
Jimmie Ruth: Yo solo tenía que lidiar conmigo misma. No podía resolver los problemas de Lorne. Yo tenía que lidiar con mis propios problemas.
Lorne: Yo solo clamé a Dios. Él me dijo: «si tú te arrepientes y regresas con tu esposa, utilizaré tu quebrantamiento».
Jimmie Ruth: El arrepentimiento se trata de volvernos e ir en una dirección contraria. Le dije: «Cuando estés listo para arrepentirte y abandonar tu pecado, serás bienvenido a casa».
Lorne: Yo no vi a la misma persona. Esa mujer acaparadora, controladora, ya no estaba allí.
Annamarie: Ayer nos quedamos donde Jimmie Ruth había recibido a Lorne de regreso en casa después de él haber cometido adulterio. Ninguno de los dos tenía grandes sentimientos hacía el otro pero querían obedecer la voluntad de Dios.
¿Es posible recuperar la cercanía luego de algo como lo que les sucedió? ¿Podrías tú perdonar después de haber sido tan gravemente herida? Jimmie Ruth nos habla acerca de lo que ella aprendió sobre el poder del perdón.
Jimmie Ruth: En el lenguaje de señas la palabra perdón se comunica juntando las palmas y deslizándolas. Hasta el momento yo había mantenido un cuaderno imaginario de anotaciones donde registraba todas las cosas negativas de la gente que me había herido. Cada día me levantaba a agregar más detalles. Luego, en la noche encendía mi computadora mental para repasar esas cosas una y otra vez. Todo se hacía cada vez más pesado.
Llegué a un momento en el que dije: «Dios, esta carga es demasiado pesada. No quiero cargarla más. Creo que la experiencia más gozosa es recibir a Cristo como tu Salvador. Pero creo que la siguiente experiencia más gozosa es llegar al punto en el que puedes decir con tu voluntad: «Elijo perdonarte».
El perdón no es una elección emocional. No es natural. Va completamente en contra de mi naturaleza. Es una experiencia sobrenatural. Pero recuerdo decir, «Dios, quiero perdonar a la gente que me ha lastimado». Tuve que perdonar al cuerpo de Cristo porque sentí que no habían estado ahí para mí. Ellos oraban conmigo y por mí hasta cierto punto. Luego sentí como si ellos estuvieran más cómodos si yo hubiese cruzado la calle y me hubiera integrado a otra iglesia, y así no tener que lidiar con mi problema por más tiempo.
Ellos no podían manejar mi posición a través de ese dolor, no podían entender que no me daba por vencida. Así que tuve que perdonar al cuerpo de Cristo. Cuando elegí, en un acto de voluntad, decidí, «yo elijo perdonar», no hubo fuegos artificiales ni nada. Simplemente fue un acto de mi voluntad.
Nancy: ¿Esto ocurrió después de que Lorne regresara a casa?
Jimmie Ruth: Sí. Y lo que quise decir es que cuando uno mis palmas y las deslizo, en el lenguaje de señas, lo que estoy haciendo es limpiando el registro; haciendo borrón y cuenta nueva.
Nancy: Eso es lo que estás haciendo con tus manos en este momento. Nuestras oyentes no pueden verlo, pero es simplemente como eliminar el registro.
Jimmie Ruth: Estoy borrando. Estoy dándoles a esas personas que me lastimaron una nueva oportunidad de vivir sus vidas. Las estoy liberando. Esa es una de las cosas más generosas que una persona puede darle a otra persona.
Nancy: Y había mucha gente en esa lista.
Jimmie Ruth: Oh sí.
Nancy: Y muchas ofensas. Y Lorne también estaba en esa lista.
Jimmie Ruth: Oh sí, él era el primero en la lista.
Nancy: ¿Y también la otra mujer?
Jimmie Ruth: Sí. Recuerdo a la otra mujer; realmente me costó trabajo perdonarla. Ella había sido mi amiga. Al estudiar la Palabra me di cuenta que no solo se trata del proceso de perdonar, sino que debes ir aun más allá si realmente vas a ser liberada. Tienes que tomar la decisión de bendecir a esa persona.
Recuerdo que mientras anotaba esos versos en mi diario, los que me decían que debía amar a esa persona, hacerle bien y bendecirla, le dije al Señor, «no sé cómo bendecir. ¿Qué hago si bendigo a esa persona?»
Y Él dijo: «¿Qué disfrutas tú como mujer?»
Y yo ahí hablando en una forma carnal pensaba, «yo disfruto tener un vestido nuevo de vez en cuando».
El Señor dijo: «Bueno, tú acabas de pedirme que le conceda a ella esas cosas que tú disfrutas». Yo vi eso muy difícil porque yo no pensaba que ella se lo merecía.
Nancy: Y ella no se lo merecía.
Jimmie Ruth: No. Pero el Señor quería liberarme. Yo estaba liberándome a mí misma al hacer eso. Recuerdo rechinar mis dientes al decir, «Señor dale un vestido nuevo hoy, pero Tú sabes que yo no lo deseo». Ese fue uno de esos momentos dolorosos de elegir obedecer cuando no se siente bien. Seguía orando una y otra vez: «Señor, dale un vestido nuevo hoy». Aprendí a orar cosas más espirituales que un vestido nuevo. Ese fue el punto de partida. Un día estaba tan espiritual que le pedí a Dios que le diera los accesorios que fueran con el vestido.
No tengo idea de cómo mis oraciones hayan podido impactar a esa mujer.
Nancy: Y por supuesto, lo que en última instancia quieres que Dios haga es que la bendiga con un espíritu de arrepentimiento y de restauración en su relación con el Señor.
Jimmie Ruth: Exactamente. He aprendido a orar que Dios tenga misericordia de ella. Realmente fui sorprendida un día cuando escuché a alguien tocar a nuestra puerta. Al abrir, allí estaba una señora parada con todos estos vestidos sobre su hombro. Yo no la había visto por años. Ella dijo: «Estaba limpiando mi armario hoy». Y luego dijo: «Dios me habló y me dijo que te trajera todos estos vestidos».
Nancy: Fue como si Dios te estuviera devolviendo la bendición.
Jimmie Ruth: Bueno, me dijo Lorne: «Sigue orando».
Nancy: ¿Sentiste en ese momento que debiste haber orado todavía más?
Jimmie Ruth: Lorne dijo: «Sigue orando esa oración porque realmente ha ayudado a nuestro presupuesto».
Eso me ayudó a ser liberada. Pero había muchas personas. El consejero… ese hombre que había sido nuestro amigo por años, y cada vez que nos veía daba una vuelta y caminaba en otra dirección. Un día decidí que iba a enfrentar a ese hombre. Así que cuando volteó y empezó a caminar en otra dirección, yo me volví y caminé detrás de él.
Ambos terminamos en una esquina juntos. Yo caminé hacía él y lo llamé por su nombre. Puse mi brazo alrededor de él y le dije: «Quiero perdonarte por el consejo que le diste a mi esposo de dejar nuestro matrimonio».
Pasó su mano por su frente y dijo: «Realmente necesitaba oír eso». Pero él no era el que lo necesitaba. La que lo necesitaba era yo. Mientras siguiera atada a ese recuerdo, no podía ser libre.
Así que el Señor me ha enseñado muchísimo sobre todo esto del perdón. Y como sabes, el acto de perdonar no es una acción de una sola vez. No puedo creer cómo el perdón ha fluido a tantos miembros de nuestra familia.
Un día estaba yo en la cocina cocinando, y mi nieto mayor se me acercó por detrás—creo que era Navidad o un día festivo. Él se acercó por detrás y me abrazó. Se acercó a mi oído y dijo,
«Abuela, quiero agradecerte por perdonar al abuelo y mantener nuestra familia unida. Mis amigos vienen de hogares desintegrados. En los días festivos nos divertimos tanto jugando y estando juntos y riendo juntos. Mis amigos tienen que pasarse el día viajando de casa en casa para compartir con la familia que está dividida».
Creo que cuando perdonamos a alguien, no nos damos cuenta de los beneficios que van más allá de esa relación; impacta a cada miembro de nuestra familia. De manera que la sanidad que se dio entre Lorne y mi madre fue absolutamente milagrosa.
Lorne: Su madre me odiaba totalmente hasta las entrañas. Ella no me perdonaba. Nunca olvidaré cuando su preciosa madre entró en la cocina y dijo: «Vamos a la sala a platicar». Ella me mostró su corazón y me dijo: «¿Podrías algún día perdonarme por amargarme de tal modo en contra tuya?» Y eso rompió mi corazón.
Yo dije: «Madre, yo soy el pecador, por favor perdóname».
Ella dijo: «No, yo he estado albergando amargura en mi corazón todos estos años. Por favor perdóname por tener tanto odio. Por favor perdóname».
Nos abrazamos y el Señor trajo sanidad. Mi suegra se convirtió en mi madre por amor. Por los siguientes seis años ella y yo fuimos muy unidos. Cuando ella murió, lo hizo en nuestros brazos mientras iba al cielo. Yo le di un beso de despedida. La miré a los ojos y le dije: «Mamá gracias por aceptarme de nuevo en la familia y por perdonarme». Y nunca lo olvidaré. Ella sonrió. Ella se incorporó, tomó su último respiro y se fue con el Señor. Simplemente fue algo precioso.
Compartimos un pensamiento en nuestros conciertos, y es el de que podemos elegir la amargura y cargar las piedras o podemos elegir soltarlas. Y mi preciosa suegra dejó caer las piedras concernientes a mí.
¿Cómo logras eso? Cuando ella se acercó a mí, me tomó de sorpresa. Ella se acercó a mí y me pidió que la perdonara. Es tan poderoso que ella me haya pedido que yo la perdonara. Yo no esperaba eso. En ese momento se hizo vulnerable. Compartió las cosas que tenía en mi contra en el pasado, todo. Ella se hizo totalmente vulnerable y se abrió conmigo. Y yo dije: «Oh madre, claro que te perdono. Por favor perdóname tú a mí».
Nunca lo olvidaré, Nancy, cuando ella se me acercó y me abrazó. Recuerdas que el consejero me dijo que yo nunca sentiría amor de padres porque mi padre fue un alcohólico y mi madre una religiosa fanática. Eso fue cierto. Esa era la realidad pasada. Pero en ese momento, cuando mi preciosa suegra puso sus brazos alrededor de mí, yo sentí un amor de madre. Hace tantos años ya, y no puedo hablar de esto sin que surjan sentimientos dentro de mí.
Me siento en deuda con ella porque estuvo dispuesta a rendir su vida y decir: «Por favor perdóname», porque eso destapó todo. Todo el amor que estaba encerrado en esa preciosa mujer se vertió hacia mí. Yo lo sentí, lo palpé. Simplemente creo que ese amor de Dios es posible para cada matrimonio. Si esto pudo ocurrir con nosotros, entonces puede pasarle a cualquiera. Así lo creo.
Jimmie Ruth: En el patio detrás de nuestra casa teníamos algunos maderos, y Lorne a través de los años limpiaba, cavaba y se deshacía del desorden que había allí.
Lorne: Ya no es nuestra casa. Es la casa de nuestra hija.
Jimmie Ruth: Un día él llegó con este grifo viejo, feo y corroído. Vi ese grifo y pensé: «Bueno, este grifo se ve como el grifo en mi sótano en donde tengo los lavaderos. Era una casa realmente vieja. Estaba corroído, estaba viejo. Mientras meditaba sobre eso, el pensamiento llegó a mí de que no importaba cómo lucía el grifo, ese no era el problema. Lo importante era lo que fluía por el grifo.
Si la más pequeña piedrecita se atascara en la tubería, entonces el flujo de agua no podría subir por esa tubería. Si mantenemos la más pequeña piedrecita de amargura en nosotros, hay una ballena dentro de nosotros. No nos hacemos a nosotros mismos espirituales. La fuente proviene de cultivar nuestra relación con Dios. De nuestro interior corren entonces ríos de agua viva.
Nancy: Porque es Cristo.
Jimmie Ruth: Exacto. Y nosotros, si guardamos la piedrecita más pequeñita de amargura, bloqueamos la tubería del flujo de esa Agua viva que brota de nosotros.
Annamarie: Has estado escuchando de Jimmie Ruth Matthews, junto a su esposo Lorne. Ellos han estado conversando con Nancy DeMoss de Wolgemuth acerca de la libertad que trajo el perdón a sus vidas.
En un momento Nancy regresará para orar con nosotras, pero antes, queremos que escuches de una mujer que conocimos en la conferencia Mujer Verdadera '17 en Querétaro. Angélica nos cuenta lo que ha aprendido acerca de la sumisión bíblica y cómo pasa la verdad a jóvenes en su iglesia.
Angélica: Yo me consideraba una mujer sumisa, pero cuando escuché tres o cuatro sesiones del programa del Hermoso diseño de Dios para la mujer, hablando de la sumisión, de la sumisión voluntaria de los tres programas que incluyen acerca de la sumisión, me di cuenta que no me estaba sometiendo como Dios me indicaba.
Eso fue de mucha bendición para mi vida, el haber escuchado el origen de la palabra, que es voluntario, todo eso fue lo que me impactó y me cautivó. No quiero decir que yo era una mujer rebelde, pero sí ha cambiado mi perspectiva completamente; lo hago convencida, lo hago con gusto, y como yo escuché en el programa cómo lo maneja Nancy, de una manera tan hermosa que quise obedecer a Dios y fue de mucha bendición escuchar el programa.
Empecé a aconsejar a cuatro jóvenes que se iban a casar y quise tomar el libro del Hermoso diseño de Dios para la mujer, de Tito. Empecé, lo imprimí y empecé a trabajar con ellas, a platicar, a aconsejarles, y ya después se fueron casando. Fue de mucha bendición tanto para mi vida como para la vida de ellas.
Annamarie: Gracias Angélica por compartir esto con nosotras.
En nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com, tienes acceso a todas las series de programas que hemos transmitido. Las puedes buscar por tema o por fecha, en la pestaña «Recursos», haciendo click en «Programas».
Como hijas de Dios estamos llamadas, no simplemente a sobrevivir, sino a disfrutar de libertad, plenitud y abundancia en Cristo. Para lograrlo necesitamos un fundamento estable. Un ancla y esperanza segura para nuestras almas. Así podremos resistir los embates de las diversas y cambiantes filosofías de este mundo, y los engaños de nuestro propio corazón.
Ancladas en Cristo, sostenidas en todo tiempo por Su Palabra, unidas busquemos al Señor.
Únete a Nancy DeMoss de Wolgemuth, Mary Kassian, Dannah Gresh, Dámaris Carbaugh y Sugel Michelén en la Conferencia Mujer Verdadera 2020, junto a Jonathan y Sarah Jerez en las alabanzas. Mujer Verdadera 2020 se llevará a cabo en la ciudad de Monterrey, México, del 13 y 14 de marzo.
¡No te la pierdas! ¡Aparta tu cupo hoy!
Entérate de los detalles en AvivaNuestrosCorazones.com.
Bueno, hoy hemos concluido la historia de Jimmie Ruth y Lorne Matthews. Quizás estás dispuesta a practicar la sumisión bíblica en tu hogar y en la iglesia, pero te preguntas, «¿significa esto que nunca puedo dar mi opinión? ¿Es sumisión igual a obediencia a ciegas?». Mañana hablaremos acerca de esto.
Ahora, aquí está Nancy para concluir este programa en oración.
Nancy: Señor, cómo te agradecemos por esta preciosa pareja y por el trofeo que ellos son de Tu gracia y por Tu intervención milagrosa en sus vidas. Si no hubiera sido por Ti, Señor, esta pareja sería un montón de cenizas y se hubieran destruido muchas vidas, matrimonios, y quién sabe por cuántas generaciones venideras.
Pero Tú eres un gran Dios redentor. Tú has hecho lo que para el hombre era imposible. Tú has vencido las fortalezas de Satanás y el engaño, la ceguera, la amargura, el odio y el control… Tú lo has vencido todo, Señor.
Solo pienso en cuántos matrimonios estarán en este punto, en el que estaban Jimmie Ruth y Lorne a sus 18 años de casados, cuando la infidelidad llegó a su matrimonio. Para muchas parejas eso hubiese sido el final del matrimonio. Sin embargo Señor, Tú tenías planes y un propósito. Tú pusiste en el corazón de Jimmie Ruth el mantenerse firme por su matrimonio en contra de todas las probabilidades y en contra de mucho consejo humano, aun bien intencionado. Pero Tú la arraigaste en Tu Palabra y obraste en su vida y permitiste que esa Palabra obrara en su vida, permitiste que ella quitara sus ojos de su marido y te dejara a Ti ser Dios.
Y Señor, Tú fuiste Dios en la vida de Lorne, y Tú fuiste ese sabueso de los cielos en su vida. Tú lo perseguiste a pesar de todas las probabilidades. Venciste las mentiras del enemigo. Gracias Señor, por haber restaurado los años que la langosta se comió. Tú les has dado ahora 45 años más de gracia y misericordia y ahora están siendo instrumentos de redención en las vidas de otros y de muchos otros matrimonios.
Oh Señor, oramos para que esta historia sea transmitida una y otra y otra vez en muchas, muchas vidas de las parejas que han perdido la esperanza. Oro que redimas nuestras iglesias del azote de la infidelidad, del adulterio, del divorcio, y de estas cosas que son tan dolorosas para Ti y tan destructivas para Tu testimonio y para el testimonio evangélico en el mundo.
Señor, al ver que la incidencia del divorcio y del nuevo matrimonio no difieren sustancialmente en número de los que ocurren en el mundo, eso Señor rompe nuestros corazones. Oramos por Tu perdón y Tu misericordia sobre nosotros, mientras como cristianos estamos permitiendo y aprobando una cultura de divorcio y buscando escapatorias, excepciones y razones para elegir el divorcio, para justificarlo, en lugar de buscar maneras para mantenernos firmes en defender nuestros matrimonios.
Así que Señor, aún entre aquellos que no están casados y aquellos cuyos matrimonios no están en problemas, oro para que nos ayudes a ser de los que afirmamos la permanencia de ese pacto matrimonial, de los que extendemos nuestros brazos y corazones alrededor de los que están en medio de la infidelidad y del divorcio. Interceder, ofrecer una mano de ayuda y de gracia y de misericordia y poder decir: «Queremos acompañarlos en este camino de redención y reconciliación en su matrimonio».
Oro Señor que des a los pastores el corazón y la convicción de permanecer firmes en la defensa de la permanencia del matrimonio. Señor, hemos ido tan lejos en este tema que es realmente contracultural hoy en día, incluso en el mundo cristiano, el levantarse a favor de la reconciliación de los matrimonios. Pero Tú eres un Dios que has dado la vida de Tu Hijo para redimir y restaurarnos a nosotros, que éramos tus enemigos. A través de la cruz de Cristo Tú derribaste las barreras que se habían levantado entre nosotros y Tú. Tú pasaste esas barreras y eliminaste la brecha entre el cielo y la tierra y diste Tu vida.
Ayúdanos Señor a revelar al mundo Tu corazón redentor conforme nos levantamos a favor del pacto matrimonial. Señor oramos por un avivamiento en nuestros matrimonios. ¡Hazlo Señor! Redime, restaura Señor, trae reconciliación.
Oro por aquellos que han sobrepasado tiempos como estos; quizás tuvieron una experiencia similar en el pasado. Oh Señor que ellos ellos no vivan en la culpa del pasado, el remordimiento y en la vergüenza o en el juicio. Oro que donde haya habido una violación de las Escrituras, que ahora haya arrepentimiento, para que entonces la gracia, la misericordia y el perdón de Dios inunden sus vidas y a través de ellos entonces las vidas de otros sean inundadas con Tu gracia
Señor, gracias por lo que has hecho en esta pareja. Oro que aún durante los años que les restan y que tienes para ellos, que les des mucho fruto para Tu gloria, fruto que fluya hacia otros matrimonios que puedan recibir de la abundancia de la bendición que Tú les has dado a ellos. Gracias, Señor, por permitirnos ver el poder del evangelio cuando Tú redimes, reconcilias y restauras. Oro en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Ayudándote a descubrir y a abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Me Rindo a Ti, Jonathan & Sarah Jerez ℗ 2016 Aviva Nuestros Corazones
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Disponible ahora por una donación
Recursos del Episodio
Serie: «Fundamentos del Manifiesto de la Mujer Verdadera»
Serie: «El manifiesto de la mujer verdadera: Afirmaciones parte 1»
Libro: «Escoja Perdonar»
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