La bendición
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos exhorta a nunca dar por sentados los dones dados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: La magnitud de la bendición que recibimos individual y colectivamente del Dios trino es más profunda y amplia que cualquier cosa que podamos imaginar.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Bueno, aquí estamos en la víspera de Año Nuevo, el penúltimo día de este año y un nuevo año que está por delante. Al encontrarnos entre estos dos años, mi corazón rebosa, está lleno y agradecido por muchas razones.
A nivel personal, una de las razones es mi dulce esposo Robert. Me está acompañando hoy en el estudio de grabación, y hace un tiempo no sabíamos si esto iba a ser posible. Estamos agradecidos de que el Señor nos haya concedido un …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos exhorta a nunca dar por sentados los dones dados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: La magnitud de la bendición que recibimos individual y colectivamente del Dios trino es más profunda y amplia que cualquier cosa que podamos imaginar.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Bueno, aquí estamos en la víspera de Año Nuevo, el penúltimo día de este año y un nuevo año que está por delante. Al encontrarnos entre estos dos años, mi corazón rebosa, está lleno y agradecido por muchas razones.
A nivel personal, una de las razones es mi dulce esposo Robert. Me está acompañando hoy en el estudio de grabación, y hace un tiempo no sabíamos si esto iba a ser posible. Estamos agradecidos de que el Señor nos haya concedido un año más juntos. Estamos emocionados. Dios es precioso. Gracias por orar por nosotros, por infundirnos ánimo. No sabemos lo que nos depara el futuro, pero no vivimos en el futuro, vivimos en el presente, y tenemos la gracia de Dios para lo pasado, lo presente y lo venidero.
Otra de las razones por las que estoy tan agradecida, es por Aviva Nuestros Corazones, este ha sido un año de mucha bendición, de crecimiento e impacto. Nuestro equipo ha desarrollado varios podcasts nuevos, incluido el más reciente, Que amen a sus hijos, un podcast para mamás. En este momento estamos preparándonos para nuestro evento Mujer Verdadera '23 en Guadalajara, México…lo puedes ver en nuestra página web o en la aplicación móvil.
El contenido de Revive Our Hearts o Aviva Nuestros Corazones en español,ahora está disponible en catorce idiomas, con otros más en las primeras etapas de desarrollo. Hay mujeres que no podrían entenderme si hablo en mi idioma, y a la vez, yo tampoco las podría entender en su idioma materno… Pero ahora ellas tienen la oportunidad de entender esta verdad y de recibirla, porque está siendo traducida para ellas en su propio idioma.
Estoy muy agradecida por las miles de oyentes que siguen Aviva Nuestros Corazones, y también por amigas como tú, que oraron por las necesidades del ministerio, oraron por los alcances del ministerio y además enviaron apoyo financiero, algunos solo unos pocos dólares; otros un poco más, pero todos de un corazón que busca la gloria de Dios y la expansión del mensaje.
Dios guía a las personas de formas inusuales y diferentes: grandes cantidades, pequeñas cantidades. Estamos agradecidos por todo. No podríamos estar más felices con lo que Dios ha estado haciendo en estos días a través de los diferentes alcances de Aviva Nuestros Corazones. Y esa entrega ha ayudado a hacer de este año uno de los años más fructíferos de los últimos diez años de este ministerio.
Si Aviva Nuestros Corazones te ha bendecido y ha sido de aliento en tu caminar con el Señor…si te ha animado y fortalecido, ¿considerarías unirte al grupo de personas que donan para el ministerio, de modo que podamos continuar avanzando en lo que Dios está haciendo, a la vez que continuamos alcanzando mujeres en necesidad alrededor del mundo? Tus oraciones y apoyo financiero hacen la diferencia en la vida de muchas mujeres.
Puedes hacer tu donación a través de nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. Allí, por una donación de cualquier monto, recibirás una copia digital del libro en español«El cielo gobierna». ¡Sé parte de lo que Dios está haciendo en medio nuestro, ayudando a que muchas mujeres conozcan la verdad de Su Palabra!
Si ya has hecho una donación, por favor, ten en cuenta que estamos profundamente agradecidas por tu apoyo y por estar a nuestro lado mientras seguimos llamando a las mujeres a libertad, plenitud y abundancia en Cristo.
Tus oraciones y apoyo significan mucho más para mí y para este ministerio de lo que puedes imaginar.
Así que, de antemano, estamos agradeciendo al Señor por lo que Él ya ha provisto, lo que proveerá a través del resto de este día y el día de mañana, confiando en que Él sabe exactamente lo que se necesita.
En los últimos días, hemos estado viendo el último párrafo del capítulo 13 de 2 Corintios. Permíteme animarte a que vayas allí si puedes tomar tu Biblia o ir allí en tu teléfono hasta el final de 2 Corintios, capítulo 13.
Vimos hace un par de días las exhortaciones en el versículo 11:
«Por lo demás, hermanos, regocíjense, sean perfectos, confórtense, sean de un mismo sentir, vivan en paz, y el Dios de amor y paz estará con ustedes».
Y luego vimos la bendición: «Y el Dios de amor y paz estará con ustedes». Esa es una bendición prometida a aquellos que viven de esa manera: individuos e iglesias. Queremos que el Dios de amor y paz esté con nosotras y que el mundo que nos rodea sepa que está con nosotras, que lo vean en nosotras.
Y luego vimos ayer los saludos. El versículo 12 y 13 dicen:
«Salúdense unos a otros con un beso santo. Todos los santos los saludan».
Recuerda que probablemente Pablo estaba escribiendo a los corintios desde Filipos, que estaba más o menos a 700 millas de distancia. Estos creyentes probablemente no se conocían personalmente, sin embargo, estaban conscientes de que sus vidas estaban interconectadas porque estaban en Cristo. Eran parte de la familia de Dios que se extendía mucho más allá de su propia ubicación geográfica. Iba más allá de las diferencias socioeconómicas.
Así que quiero animarte a recordar esta exhortación y a tener en cuenta, no solo a los pocos creyentes que son como tú, que están cerca de ti, que ves regularmente, sino que también tengas en cuenta que tenemos una gran familia de Dios que está en todo el mundo. Necesitamos estar conscientes de cuán vitales e importantes son para la misión redentora de Dios en el mundo.
Ahora llegamos al último versículo de la carta de Pablo a los Corintios, versículo 14. Esta es la bendición.
La palabra «bendición» literalmente significa «hablar bien de alguien». Viene de una palabra latina que significa «bendito». Es una bendición. En muchos de los servicios de nuestras iglesias tenemos una bendición. Pronunciamos una bendición al final del servicio.
Así que hemos estado adorando, cantando, orando, escuchando la predicación de la Palabra, respondiendo al Señor y teniendo comunión con Su pueblo. Ahora es el momento de partir y volver al mundo del que venimos. No sabemos a qué nos vamos a enfrentar allí. Se acerca la mañana del lunes, una nueva semana, nuevos retos, gente difícil, noticias desalentadoras. Cualquiera que sea la semana, eso es probable. Cada semana habrá más noticias desalentadoras.
Entonces, somos enviados, al final de nuestras adoración colectiva, con una bendición al mundo y a enfrentar lo desconocido –desconocido para nosotras. La bendición a menudo son las palabras de las Escrituras porque hay algunas bendiciones maravillosas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Pero estas son palabras que nos recuerdan lo que es verdad. Estas palabras en la bendición son un pronunciamiento de las promesas de Dios, Su presencia, Su gracia, Su bendición que nos acompañará en este mundo sin importar lo que enfrentemos.
Esta bendición no se basa en quiénes somos o en lo que podemos hacer o qué tan bien podemos manejar las adversidades que vamos a enfrentar. Esta bendición no es decir: «Tú puedes con esto, hermana. Puedes manejar esto». La bendición dice: «¡Dios tiene el control! ¡Él te cuida!»
Es un recordatorio de que Su gracia te dará todos los recursos que necesites: esta noche, mañana, la próxima semana, el próximo mes, el próximo año. Mientras nos preparamos para entrar en un nuevo año, Él te dará todos los recursos que necesitas para soportar la presión, para amar correctamente a los demás, para invertir tu vida, para representar a Cristo en tu hogar, en tu matrimonio, en tu escuela, en tu lugar de trabajo.
Entonces, a medida que llegamos al final de este año y nos preparamos para entrar en un nuevo año, no tenemos idea de lo que traerá. No tenemos idea de a qué nos enfrentaremos. Pero confiamos en que Dios lo sabe, que nos acompañará en este nuevo año, y nos dará todo lo que necesitemos para lo que sea que enfrentemos.
Esta bendición, la que vamos a ver en 2 Corintios, así como otras en la Escritura, nos aseguran que podemos prosperar en medio de un mundo que parece estar girando fuera de control y que trata de aplastarnos y nos impide sentir y expresar gozo. Sí, esas circunstancias, esas presiones están ahí fuera, pero esta bendición, eleva nuestros corazones, eleva nuestra alma, eleva nuestros ojos hacia Cristo y nos dice que podemos afrontar el futuro –mañana, el próximo día, la próxima semana, el próximo mes, el próximo año– con gozo y con esperanza.
Así que aquí está la bendición. Versículo 14, el último versículo de 2 Corintios 13:
«La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes».
Ahora, esta es una hermosa bendición trinitaria. Es la única bendición en las epístolas de Pablo que hace referencia explícita a cada miembro de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un Dios, tres personas, actuando en común acuerdo, relacionándose entre sí y relacionándose con aquellos que han sido adoptados en la familia de Dios.
Eso es todo lo que voy a decir sobre la Trinidad porque es un gran misterio, y no hay forma de que podamos captarlo o comprenderlo, pero es una verdad majestuosa. Pablo nos da esta bendición de la Trinidad, de ese Dios trino de quien procede toda bendición.
A Dios el Padre Celestial, al Hijo nuestro Redentor, al Eternal Consolador, unidos todos alabad…
Cantamos esa doxología, esa adoración trinitaria, amén. Por cierto, fue escrita en 1674, y todavía la cantamos y la amamos hoy. Nos lleva a nuestra unión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que son uno entre sí y con nosotras.
Pablo dice: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes». Nos deja claro que habla en plural, no solo contigo, y no solo conmigo, y no solo con todas nosotras, sino «con todos ustedes», todos los creyentes allí en Corinto, y todos los creyentes allí en Filipos, desde donde Pablo probablemente estaba escribiendo, y todos los creyentes en todas partes del mundo.
Esta bendición, por supuesto, es nuestra, individualmente como hijas de Dios. Pero también es –y quizás más importante– nuestra colectivamente, corporativamente. Nos recuerda que estamos inseparablemente unidas a la Divinidad, los tres en uno, y entre nosotras. Padre, Hijo y Espíritu están con nosotras y en nosotras. Por lo tanto, la gracia (de Cristo), el amor (de Dios) y la comunión (del Espíritu Santo) son nuestras. Y no están solo con nosotras como creyentes individuales y aisladas, sino con «todas» nosotras.
Dices: «Suenas como si eso fuera algo importante».
De hecho, es algo importante porque no solo me relaciono con Dios como Nancy DeMoss Wolgemuth. Sí, lo hago, y sí, soy suya, y sí, estoy en Cristo, y todas esas bendiciones son mías. Pero si estás en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están en ti, entonces somos uno con los demás.
Estas bendiciones que descienden de nuestro Dios trinitario, el Dios trino, hacia nosotras son las que disfrutamos como un solo cuerpo en Cristo. Juntas como uno caminamos con Él y caminamos unas con otras, ricamente dotadas con Sus promesas y Sus dones que nos son dados en esta bendición.
Así como Dios ha extendido la gracia, el amor y la comunión –las tres cosas que nos promete en esta bendición– a todas nosotras como Su pueblo, así dejamos nuestro tiempo de comunión, nuestro tiempo de adoración, nuestro tiempo juntas como creyentes, y salimos al mundo para extender la gracia y el amor y la comunión de Dios unas a otras. Pero también lo extendemos al resto del mundo que necesita desesperadamente la gracia, el amor y la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y extendemos esa comunión no solo a las personas de nuestra iglesia local particular, nuestra denominación o nuestra área geográfica particular, sino que extendemos esa gracia, ese amor, esa comunión que hemos recibido del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo a todos los santos de todos los tiempos y por toda la eternidad.
Hay una grandeza, una dulzura, una majestuosidad en esta bendición que nos une al Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nos hace recipientes de Su gracia, amor y comunión. Y juntas somos enviadas al mundo para impartir Su gracia, Su amor y Su comunión al mundo que desesperadamente lo necesita.
Así que quiero dedicar unos momentos aquí para desarrollar los tres regalos que se prometen en esta bendición.
Primero, «la gracia del Señor Jesucristo». Esa palabra charis es una palabra que significa «favor, don, gracia, abundancia, liberalidad –la generosidad de Cristo para con nosotros»– la gracia del Señor Jesucristo. Estos son los beneficios que Él nos ha concedido. Él es el benefactor y nosotras las beneficiarias de Su asombrosa gracia.
En 2 Corintios capítulo 8 versículo 9, vemos este versículo maravilloso:
«Porque conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo (la misma frase), que siendo rico, sin embargo por amor a ustedes se hizo pobre, para que por medio de Su pobreza ustedes llegaran a ser ricos».
Esa es la gracia de Cristo. Él estuvo dispuesto a despojarse, a derramarse, a gastarse, a darlo todo, incluida Su vida, para que nosotras pudiéramos tener vida.
Hemos sido salvadas por la gracia del Señor Jesucristo. Hoy estamos en esa gracia, aceptadas por el Padre, por la gracia del Señor Jesucristo.
Somos santificadas por Su gracia. Él nos da gracia para sufrir penalidades. Esta es una promesa que querrás llevar contigo el próximo año.
Él nos da gracia para servirle a Él y a los demás. La necesitas si tienes una familia. Necesitas gracia para servir cuando no tienes ganas de servir, cuando no quieres servir.
Su gracia, la gracia del Señor Jesús, es Su bendición inmerecida que derrama sobre nosotras, que nos enriquece. Es la gracia suficiente. ¿Dónde estaríamos sin la gracia del Señor Jesucristo?
Así que al iniciar el nuevo año: Que la gracia del Señor Jesucristo esté con todas ustedes.
Luego vemos «el amor de Dios», ágape, ese amorgeneroso, rico, abundante y pródigo de Dios expresado hacia nosotras a través del don de Su Hijo para morir por nuestros pecados. Y el amor de Dios no depende de que seamos fáciles de amar, que es como tendemos a amar a los demás. Él nos ama aunque no seamos fáciles de amar.
El amor de Dios es el derramamiento de Su naturaleza hacia nosotras.
- Él es relacional
- Él es un Dios que da
- Él siempre está buscando nuestros mejores intereses
- Él siempre está trabajando para nuestro bien
- Él, como alguien ha dicho, «nos ama tal como somos, pero nos ama demasiado para dejar que sigamos así» –el amor de Dios.
Entonces, al comenzar el próximo año mi oración es: «Que el amor de Dios esté con todas ustedes».
Y luego, en tercer lugar, «la comunión» del Espíritu Santo. Esa es la palabra griega koinōnía. Es una palabra que significa «asociación, participación».
Podemos disfrutar de compañerismo con Dios, comunión con Dios, de una relación con Dios, de participación con Dios a través de Su Espíritu Santo que nos lleva a esa relación con Él.
Así que, al iniciar el próximo año: «Que la comunión del Espíritu Santo esté con todas ustedes».
Permíteme decirlo de nuevo: hemos sido hechas uno con Cristo y por lo tanto somos uno con los demás. Ese es el «todos ustedes».
La magnitud de la bendición que recibimos, individual y colectivamente del Dios trino, es más profunda y más amplia que cualquier cosa que podamos imaginar.
Los dones de Dios que fluyen hacia una de nosotras, fluyen hacia todas las que están en Cristo. Ninguna recibe más, ninguna recibe menos. No puedes decir: «Realmente no soy una buena cristiana y es por eso que no recibo tantas bendiciones de Dios».
No. Si estás en Cristo, recibes tanta bendición de Él como yo. Ninguna recibe más. Ninguna recibe menos. No recibo menos que alguien a quien pueda admirar o pensar, vaya, realmente están en un gran nivel espiritualmente. No. Recibo lo mismo. No se lo merecen. No me lo merezco. No te lo mereces. Pero recibimos las bendiciones que Él derrama sobre nosotras.
Nunca podremos conocer las profundidades de esta bendición. Es lo suficientemente vasta para satisfacer todas las necesidades que tengas, no solo para el año que viene, sino también para todo el tiempo y la eternidad.
«La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo». ¿Qué más podrías desear? ¿Qué más se puede pedir? ¿Qué más puedes necesitar?
Ayer tuve una larga llamada con una amiga querida con la que no había hablado en mucho tiempo. No vivimos cerca, así que no tenemos mucho contacto. Simplemente nos pusimos al día sobre nuestras vidas y compartimos algunos de los desafíos que ella y su familia enfrentaron durante el último año. Compartimos las cargas que están en nuestros corazones.
Cuando estábamos terminando la conversación –no queríamos que terminara porque era deleitosa– solo dije: «¿Podría bendecir esta conversación?» Y bien, ten en cuenta que he estado sumergida en este último párrafo de 2 Corintios 13 durante semanas, así que era algo importante en mi mente en este momento. Y cuando cerramos en oración, oré sobre esta preciosa amiga la oración de 2 Corintios 13 que hemos estado estudiando.
Así que quiero darte una bendición en las últimas horas de este año, orando este pasaje sobre ti, y que al amanecer del nuevo año te lleves este pasaje contigo. Entonces, donde sea que estés escuchando, cualquiera que sea la circunstancia que puedas estar enfrentando en tu vida personal, en tu hogar, en tu matrimonio, con tus hijos, en tu iglesia, en tu trabajo, en tu vecindario, esta palabra es para ti.
«Por lo demás, hermanos (y hermanas), regocíjense, sean perfectos, confórtense, sean de un mismo sentir, vivan en paz, y el Dios de amor y paz estará con ustedes.Salúdense los unos a los otros con beso santo. Todos los santos los saludan. (Y finalmente) La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes (hoy y durante todo el año)».
¿Amén? Amén.
Débora: Amén. Nancy ha cerrado nuestro tiempo juntas con una bendición de 2 Corintios, capítulo 13.
Algunas mujeres de la audiencia tomaron tiempo para compartir sus reflexiones luego de las enseñanzas de Nancy de esta serie de tres días; y creo que te identificarás con muchos de sus pensamientos en la medida en que reflexionas en lo que el Señor te ha estado enseñando a ti. Así que, escuchemos sus interacciones con Nancy.
Patty: Aprecio que seas vulnerable con nosotras, porque cada vez que escucho a un orador, y especialmente a alguien que no conozco muy bien, lo tengo en alta estima… Pienso, bueno, ellos no son como yo, no tienen las mismas dificultades, las mismas luchas o los problemas que yo tengo. Así que realmente me edifica cuando te veo tal cual eres… Es entonces cuando puedo decir: «¡Vaya! Nancy también lucha con eso, ella también se siente así, y tiene problemas como yo». Nancy, realmente lo aprecio mucho.
Nancy: Gracias, Patty.
Elizabeth: Totalmente de acuerdo contigo, Patty. Quisiera compartir un ejemplo de una visita a la iglesia hace un año o tal vez dos años. Entré y me senté sola. Y Nancy, tú estabas allí, y en ese momento miraste hacia atrás y dijiste: «Ven, siéntate con Robert y conmigo». Realmente practicas el alcanzar a otras. Me sentía muy sola, pero cuando me senté contigo, fui incluida en el cuerpo de Cristo y eso marcó una gran diferencia.
Así que quiero que nos animemos todas a hacer esas pequeñas cosas, a hacer aquellas cosas que el Espíritu nos dirija a hacer, porque Dios las va a utilizar. A veces no tenemos idea de cómo.
Nancy: Y tu hija también se ha sentado con nosotros varias veces, cuando ha estado allí sin su familia.
Y yo he estado ahí, sola, especialmente antes de casarme. No lo he estado tanto desde que me casé, pero como mujer soltera durante años, diría que ir a la iglesia sola era una de las cosas más difíciles para mí de ser soltera. Y algunas vuelven a ser solteras cuando enviudan y se sienten incómodas. Se siente duro.
Y mi estímulo para todas nosotras es extender la mano a aquellas para las que es difícil. Pero también quiero que nos animemos todas nosotras, que si es difícil para ti, seas tú quien extiendas la mano. Si todas pudiéramos hacer esto, llegaríamos a un punto medio y seríamos bendecidas. ¿Verdad?
Elizabeth: He estado escuchando el podcast durante todo este año, y lo que aprecio es cómo, incluso lo que acabas de decir, cómo traes las luchas de hoy y nos ayudas a lidiar con ellas. Escuchamos tantas cosas negativas en el mundo. No sabemos a quién creerle. Pero realmente valoro la verdad que compartiste con nosotras y cómo el cielo gobierna. Realmente lo agradezco.
Nancy: Esa es nuestra ancla. ¿Cierto? Cuando todo lo demás está a la deriva, está fuera de curso, está desafinado, o cualquier otra metáfora que pueda usar, el mundo no funciona. Ha sido así desde Génesis 3, y desde que nacimos. Pero Dios en su misericordia envió a Jesús, ganó nuestros corazones, no porque fuéramos buenas, no porque fuéramos religiosas, no porque lo quisiéramos, sino porque Él nos amó. Él nos atrajo hacia Él y estamos aquí para disfrutarlo, para disfrutarlo a Él y glorificarlo, honrarlo en nuestro mundo, para que otros puedan ser parte de esta historia redentora.
Y lo que estamos haciendo es mostrarles a las personas esa certeza inquebrantable de que el cielo realmente gobierna. Y eso no es algo a lo que temer. (Bueno, deberías tenerle miedo si te vas a rebelar contra Dios.) Pero si confías en Él, si te entregas a Él, si lo amas, entonces el hecho de que el cielo gobierna es una fuente de gran consuelo y gran valor. Puedes llevar eso contigo en el nuevo año.
Débora: Porque el cielo gobierna, nosotras nos rendimos a Dios. ¡Él ha sido bueno con cada una de nosotras!
Estamos sorprendidas de ver cómo Dios ha usado Aviva Nuestros Corazones este año. El podcast diario tuvo más de dos millones de reproducciones mensuales y nuestra página web alcanzó más de medio millón de visitas mensuales desde 194 países diferentes. ¿Te imaginas la cantidad de mujeres impactadas por recursos que las apuntan a la verdad y la libertad que se encuentran en Cristo?
El videocast de Arraigadas se transmite cada viernes a través de Youtube y tiene diez mil visitas promedio por cada episodio. A través de esta iniciativa ANC está animando a las mujeres cada semana a cimentarse y permanecer en la Palabra de Dios. Hay cerca de treinta y cinco mil mujeres inscritas para seguir el reto de lectura Mujer Verdadera 365, el cual consiste en leer la Biblia completa en un año. ¿Ya te uniste?
Además, en el mes de mayo de este año lanzamos un nuevo podcast para madres llamado, Que amen a sus hijos. Nuestro anhelo es enseñar y animar a las madres jóvenes a responder con gozo al llamado divino de la maternidad. Y ¿sabes? Ya hay más de setenta mil mujeres escuchando este nuevo alcance cada mes.
Salir adelante con cada uno de estos proyectos es posible gracias a la donación de mujeres que han sido bendecidas por el ministerio de Aviva Nuestros Corazones y desean llamar a otras mujeres al avivamiento. No pienses que tu ofrenda es demasiado pequeña y que no hará una diferencia. Puedes estar segura de que Dios usa cada donación para Sus propósitos en el reino.
Únete a lo que Dios está haciendo en todo el mundo. Aviva Nuestros Corazones se sostiene con aportes de oyentes como tú. Con tu donación puedes ayudarnos a continuar llamando a mujeres hispanas en todo el mundo a la libertad, la plenitud y la abundancia que se encuentran en Cristo.
Despedimos con gozo este año que pronto termina, agradecidas al Señor por Su gracia, por Su bendición. Comencemos el próximo año con fe en Sus promesas, creyendo Su Palabra y sabiendo que seguiremos siendo transformadas de gloria en gloria al fijar nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. ¡Qué tengas un feliz Año Nuevo! ¡Y asegúrate de regresar el lunes para nuestra próxima serie!
Annamarie: Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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