Invierte en el futuro de tu familia
Débora: Con nosotras, Jeannie Elliff.
Jeannie Elliff: Si tienes un pacto con tu esposo y con Dios, puedes ir a Dios y decirle, «Dios, yo no entiendo por qué él actúa así. Ayúdame. Ayúdame a saber qué hacer». Si tienes a Cristo y él tiene a Cristo, Él les mostrará cómo resolverlo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de febrero de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tú puedes gastar muchos dólares, como tanta gente hace, y mucho tiempo y muchos años. Quizás puedes ir a un consejero matrimonial y tratar de arreglar un matrimonio que se está desmoronando. O puedes comenzar desde el principio a colocar algunas cosas en su lugar y practicar algunos principios bíblicos que te ayudarán a que tu matrimonio perdure, que te ayudarán a que tu matrimonio sea lo que Dios quiere que sea, …
Débora: Con nosotras, Jeannie Elliff.
Jeannie Elliff: Si tienes un pacto con tu esposo y con Dios, puedes ir a Dios y decirle, «Dios, yo no entiendo por qué él actúa así. Ayúdame. Ayúdame a saber qué hacer». Si tienes a Cristo y él tiene a Cristo, Él les mostrará cómo resolverlo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de febrero de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tú puedes gastar muchos dólares, como tanta gente hace, y mucho tiempo y muchos años. Quizás puedes ir a un consejero matrimonial y tratar de arreglar un matrimonio que se está desmoronando. O puedes comenzar desde el principio a colocar algunas cosas en su lugar y practicar algunos principios bíblicos que te ayudarán a que tu matrimonio perdure, que te ayudarán a que tu matrimonio sea lo que Dios quiere que sea, con todo y sus retos. La Escritura tiene tanto que ofrecer que hará una diferencia en tu matrimonio; puede hacer que tu matrimonio glorifique a Dios.
Y nosotros estamos hablando esta semana con una pareja que está comprometida con la suficiencia y la autoridad de las Escrituras en cuanto al tema del matrimonio. Ellos han ministrado a miles de matrimonios a través de los años en el ministerio pastoral, en consejería y enseñando la Palabra de Dios. Ellos están aquí esta semana en Aviva Nuestros Corazones para compartir sus vidas, sus experiencias y algunas de las cosas que Dios les ha enseñado acerca del matrimonio para la gloria de Dios, matrimonio y familia para la gloria de Dios; pero vamos a comenzar por el matrimonio. Tom y Jeannie Elliff, muchas gracias por acompañarnos.
Jeannie: ¡Gracias Nancy!
Tom Elliff: ¡Gracias! Hola Nancy.
Nancy: Ustedes son viejos y queridos amigos y ha sido divertido verles cultivar a través de los años este matrimonio, que ahora está en una época donde sus hijos han crecido y ya han despegado, aunque ustedes están muy comprometidos con ellos y con sus nietos… También ahora pueden servir al Señor juntos, viajar juntos.
Jeannie: Nancy, yo pensé que este día no llegaría jamás. Cuando mis hijos eran bebés pensaba, «¡oh, nunca podré viajar con Tom!» Pero ahora lo hago.
Nancy: Muchas parejas si pudieran conocerlos dirían, «este es el tipo de matrimonio que me gustaría tener». ¡Pero tú no puedes cambiar a tu pareja! No la puedes cambiar, pero les estamos hablando a muchas esposas que quieren tener un matrimonio que agrade a Dios. Quieren ser la clase de esposa que traiga gloria a Dios; quieren ser una bendición para sus esposos. Algunas están viviendo con parejas difíciles, situaciones difíciles, con cargas del pasado. Y Dios les ha dado a ustedes algunas cosas, algunos principios que pueden ayudar cuando son aplicados dentro del matrimonio, que pueden ayudar a que ese matrimonio glorifique a Dios.
Ahora, seguramente ellas están ahí sentadas pensando: «Bueno, he aquí dos personas perfectas que no tienen ningún reto, Jeannie está casada con un hombre de Dios. Y después de todo él es un pastor y los pastores son pagados para ser piadosos, ¿verdad?»
Pero ustedes no han estado casados por 40 años sin tener que haber trabajado sus diferencias.
Tom: Seguro que sí…y Nancy, ¿sabes qué? Ahora mismo, si tu audiencia de radio es como la mayoría de las audiencias radiales, en este momento un gran número de esas personas que están escuchándonos son madres solteras o son madres jóvenes con hijos pequeños tratando de sacar lo mejor de una mala situación. Cuando decimos que estamos hablando de cómo empezar tu matrimonio correctamente…
Nancy: Crees que quizás ellas piensan que es un poco tarde para ello…
Tom: …Seguro están pensando: «Estoy metida en esto y me pregunto si esto se arreglará en algún momento». Creo que esto es algo que tu programa puede poner sobre el tapete. Podemos movernos a través de situaciones difíciles cuando hacemos elecciones específicas. Lo podemos hacer por la gracia de Dios, las cosas pueden mejorar. Estoy hablando aun para aquella mujer que se está preguntando si acaso su esposo volverá hoy del trabajo para decirle que piensa dejarla, y se está preguntando qué haría ella.
En todo momento hay decisiones correctas que se pueden tomar, y si no creciste en un hogar piadoso, y si no tienes un hogar piadoso, todo comienza con una elección. Por ejemplo, al confiar nuestra vida al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, esa es una decisión que tomamos, lo cual, desde luego, es supremo; así también, hay otras decisiones que debemos tomar. Me emociona ver que tomas el tiempo en este programa para decirles a tus oyentes: «hay esperanza para ti».
Nancy: Sí.
Tom: Hay esperanza para ti.
Nancy: Nosotros vemos cada día el poder de Cristo, el poder de Su Palabra, el poder que tiene el evangelio de transformar situaciones sin esperanza, día tras día, y desde luego tú has visto esto a través de los años estando en el ministerio.
Jeannie: Claro, claro.
Nancy: La gracia de Dios es realmente una cosa increíble. Cuando la consideras en medio de una situación donde no hay esperanza…
Jeannie: Nancy, es realmente interesante. Cuando Tom y yo iniciamos nuestro matrimonio, yo era una de esas cristianas «buenas». Yo había hecho todo bien, gané todos los premios e hice todo lo que mis padres me dijeron y me casé con un predicador, pero…
Tom:…Hasta te rendiste a las misiones.
Jeannie: Sí, ¡hasta me rendí a las misiones! Pero yo no conocía a Cristo realmente en mi corazón hasta después de haber estado casada por cinco años. Y yo tuve que humillarme Nancy y decir, «he confiado en mis obras para salvación». Todo este bien que he hecho… Desde luego, Dios me trajo a la mente Efesios 2:8 y 9 porque los había memorizado, y estaba confiando en mis propias obras para tener una relación con el Señor. Desde este punto en nuestro matrimonio creo que las cosas verdaderamente comenzaron a revelarse a mí porque ahora tenía a Cristo en mi corazón y Él era real para mí.
Tom: Era asombroso para mí. Quiero decir, fueron muchas las veces que le decía a Jeannie que ella estaba destinada a ser cristiana, pero no lo era aún.
Este mantel aquí en esta mesa de este estudio, Nancy, está hecho de un material sintético pero parece real, y nos gusta lo sintético porque tiene parecido con lo real. Nos gusta porque necesita de menos cuidado que lo verdadero.
Yo estoy seguro de que les estamos hablando a algunas personas que pudieran decir que su caminar personal con el Señor es más sintético que auténtico. Mi primer reto, de hecho, lo primero que tratamos en la consejería prematrimonial es que cada uno debe estar seguro de que tiene una relación genuina, una experiencia vital que está realmente transformando su vida hoy; es decir, una experiencia con Cristo. Tú necesitas saber que has sido limpiado, que has sido perdonado y que te has arrepentido y has confiado en Cristo, no solo que vas a la iglesia, no que simplemente estás confiando en tus obras para ser salvo.
Recuerdo una señora que me dijo una vez: «La única cosa que puede pasar para cambiar a mi marido», (su matrimonio estaba a la deriva, claro) «es que él pueda caminar a la puerta y encontrar a Jesús allí».
Y yo le dije: «Bueno, él podría».
Y ella me contestó dudosa: «Sí, seguro».
Yo dije: «Bueno, ¿vive Él en tu corazón?» Y le dije: «¿Por qué no podría él entrar a la casa y encontrar a Jesús en y a través de ti? ¿No es eso de lo que se trata la vida cristiana?» En la medida en que comenzamos a hablar, ella finalmente admitió haber tenido la misma clase de experiencia que Jeannie tuvo y que ella nunca se había arrepentido ni había confiado en Cristo.
El título de este programa es Aviva Nuestros Corazones, y una de las razones por las que muchas iglesias están luchando para poder lograr un avivamiento es porque están tratando con una congregación que es predominantemente no regenerada, de manera que no es avivamiento lo que necesitan. Lo que se necesita es conversión. Esto es cierto también en el matrimonio.
Nancy: Los cambios que estamos tratando de ver que se produzcan en el matrimonio son imposibles fuera de la base de la presencia de Cristo en tu vida.
Tom, tú dijiste algo durante la conferencia reciente, acerca de la diferencia que la salvación puede y debe hacer en nuestras vidas. Yo pienso que muchas veces nosotros decimos: «Yo llegué a este matrimonio con este equipaje, con este trasfondo, con este pasado, con esta historia que define quién soy». Tú puntualizabas la diferencia que puede hacer una conversión genuina.
Tom: Nancy, yo sé que muchos de la audiencia están familiarizados con el término codependencia. Yo pienso que hay algunas personas que son codependientes de su pasado porque siempre están usando el pasado para explicar o para justificar dónde están ellos hoy en día. Bueno, esto termina cuando llegas a conocer a Jesucristo como tu Salvador. Ahora, el entender ciertas cosas te puede ayudar, pero cuando llegas a conocer a Cristo genuinamente como Salvador y Señor, las cosas viejas pasan, todo se hace nuevo.
Jeannie: He aquí, todas las cosas. He aquí, todas las cosas son hechas nuevas.
Tom: Tú eres una nueva criatura en Cristo Jesús, así que no minimices esa obra de conversión…quiero decir, esa conversión es capaz de hacer maravillas. Y si obra maravillas en ti, imagínate lo que hará en tu pareja y en tus hijos. Muchas veces «actuamos» la vida cristiana y nos preguntamos por qué no está haciendo su trabajo, cuando realmente no se trata de una vida cristiana genuina, sino de una simple pretensión o fingimiento.
Así que quiero retar a nuestra audiencia hoy aquí, Nancy, si ellos nunca han llegado justo a este punto, como dice Jeannie, de darse por vencidos y decir: «¿Sabes, qué? Realmente yo soy un pecador. He estado tratando de hacer un buen trabajo en vivir la vida cristiana, pero realmente soy un pecador separado de Dios. Necesito arrepentirme».
Nancy: A menudo en Aviva Nuestros Corazones extendemos este reto a personas que pudieran estar en iglesias, ser religiosas, pero no tienen una relación personal con Jesucristo. Si tratas de producir el fruto del Espíritu y tú no tienes el Espíritu de Cristo en ti, va a ser una lucha cuesta arriba, una imposible…
Jeannie: Así es.
Nancy: …para el resto de tu vida, hasta que «Cristo en ti» pueda producir ese fruto. Quiero pronunciar un fuerte AMÉN a lo que Tom y Jeannie han dicho aquí. Si tienes preguntas sobre tu salvación, quizás Dios te esté dando convicción. Quizás Dios le esté dando convicción a tu corazón ahora mismo de que no tienes una relación personal con Cristo. Haz lo que hizo Jeannie, sé honesta. Clama a Dios por misericordia.
Jeannie: Pero, ¿sabes qué? Tienes que tocar fondo primero, y eso fue lo que me sucedió a mí. Tenía dos niños pequeños. Yo tenía 5 años de matrimonio y estaba exhausta tratando de ser el tipo de persona que Dios quería que yo fuera. Y finalmente dije: «No puedo hacerlo, y mi pecado más grande era el orgullo. Yo estaba orgullosa de las cosas que había hecho, orgullosa de mi maravillosa vida».
Nunca me tomé un trago. Nunca fumé un cigarrillo. Era una de esas maravillosas personas, pero el Señor no mira eso. Él mira nuestros corazones, y mi corazón estaba sucio, oscuro y lleno de orgullo.
Nancy: Y tuviste que humillar ese orgullo para decir: «Estoy perdida, necesito un salvador. Necesito a Cristo».
Tom: Imagínate, para la esposa del pastor tener que presentarse ante la congregación para confesar abiertamente que ella estaba ahora confiando en Cristo y luego ser bautizada públicamente. Y luego Dios le dio un apetito voraz por las Escrituras.
Jeannie: Así mismo fue como sucedió.
Nancy: Como un recién nacido.
Jeannie: Sí, sí.
Tom: …y un gran deseo de llevar a las personas a Cristo. Oh, fue increíble. Estando en la carne ella era más dulce que lo que yo era en el Espíritu, pero cuando ella conoció a Cristo, ¿qué te digo? Yo no podía creer lo que estaba viendo. Fue asombrosa la transformación en su vida.
Nancy: Y es muy importante conocer a Cristo para establecer un buen matrimonio…dinos algo sobre la importancia de casarse con alguien que conozca al Señor.
Tom: Ese es uno de los prerrequisitos para contraer matrimonio, que ambos individuos tengan una misma mente, y que ambos conozcan al Señor como Su Salvador. Muchas veces vienen parejas donde solo uno de ellos es cristiano. Generalmente la jovencita, y el otro no profesa ser un creyente. La idea en su corazón es a menudo: «Bueno, me voy a casar y lo cambiaré». Pero, ¿y qué si se casan y él termina por cambiarla a ella?, que es generalmente lo que ocurre la mayor parte de las veces. Imagínate si la cosa toma esa dirección sin el milagro de la gracia de Dios.
Así que, solo aférrate a lo mejor desde el principio. Aunque sé que seguramente estamos hablando en su mayoría a personas casadas ahora…
Nancy: Pero tenemos padres que están preparando a sus hijos para el matrimonio.
Tom: Dile a tus hijos desde el principio: «Es imperativo que esa persona con la que tú te cases conozca a Jesucristo como su Salvador y Señor».
Nancy: Y que tenga una fe viva. Una joven mujer se me acercó recientemente, no tan joven, más bien cerca de mi edad. Ella había estado saliendo con un hombre por años. Y me dijo: «Yo estoy tratando de decidir si debería casarme con él, pero él no es tan espiritual, pienso que él es cristiano, pero noto ciertas cosas…»
Tom: Sí. Debes estar al tanto de esas cosas…
Nancy: Bueno, si él dice ser cristiano o cree que lo es, pero no hay una fe viva allí…simplemente le dije a ella: «no lo hagas, no lo hagas».
Tom: Bueno, el matrimonio es idea de Dios, y la idea de que pudieras hacerlo bien, sin conocer a su autor…
Jeannie: No tiene sentido. Ni siquiera se computa.
Tom: ¿Cómo lograrlo sin conocer a Aquel que lo ideó? …no tiene sentido.
Elmatrimonio es un pacto, y no es solo un pacto entre dos personas. Es un pacto entre dos personas y Dios. Bueno, y si no son creyentes en Cristo, ¿cómo puedes hacerlo?
El matrimonio es una imagen de lo que significa ser salvo. Toda la ceremonia es una imagen de Cristo, el novio, y la iglesia, la novia. Si tú no conoces a Cristo, esto es una burla porque esto está supuesto a ser un servicio de adoración. Debe ser un culto evangelístico en donde otras personas puedan llegar a confiar en Cristo como su Salvador. Así que hacer eso sin conocer a Cristo es simplemente absurdo. Es imperativo, como dijiste, tener una fe viva, ambos, el novio y la novia.
Nancy: Bien, usaste la palabra pacto, y yo sé que es una palabra importante en las Escrituras. Es una palabra preciosa en nuestra relación con Cristo. Su pacto con nosotros fue hecho posible por el derramamiento de Su sangre y es lo que nos da vida eterna y esperanza, pero el pacto es una importante palabra en el contexto del matrimonio también.
Tom: Sí Nancy, es una palabra crucial. Desde luego, un pacto es diferente a un contrato. Por ejemplo, un contrato, quizás muchas personas probablemente tienen un contrato en algún archivo de su casa, quizás el contrato de su casa o un acuerdo de préstamo. Tiene muchas páginas, y la razón por la que tiene muchas páginas es porque el contrato está basado en la desconfianza mutua. Todas esas páginas son tus opciones en caso de que una de las partes falle. Tú puedes recurrir a este documento.
Pero un pacto está basado en la mutua confianza. La palabra pacto, berith, significa cortar. En los días del Antiguo Testamento, cuando un pacto se realizaba entre dos personas, literalmente, cortaban un animal de la nariz a la cola en mitades, y después de caminar en medio de esas mitades, se paraban en el medio e intercambiaban capas, cinturones y espadas.
La capa simbolizaba: «Te estoy dando mi identidad y estoy tomando tu identidad». Los cinturones, te estoy dando mi fuerza y estoy tomando tu fuerza. Las espadas, mis enemigos son ahora los tuyos, y los tuyos son míos. Luego miraban esas dos mitades del animal y decían: «Que Dios nos haga esto y más si rompemos ese pacto». Esto nos da una imagen…estos eran símbolos.
Es una imagen de nuestra relación con Cristo. Podemos hacer todas las cosas a través de Cristo, quien nos fortalece. Estamos en Cristo. Tenemos Su identidad. Sus enemigos son nuestros, los nuestros suyos, y encima de todo esto tenemos otros símbolos.
Desde luego, hoy usamos anillos de bodas. Ya no usamos capas, ni cinturones, ni espadas y mucho menos animales cortados en dos, aunque esto pudiera atraer una multitud a una boda, pero usamos el anillo. El anillo es el símbolo ¿de qué? Es un símbolo, el ministro lo dice, de la relación de pacto. Es un pacto, no solo de dos personas, sino de dos personas y Dios. ¡El que alguien pueda lograr esto sin conocer a Cristo como su Salvador se escapa a mi entendimiento!
Nancy: Una vez este pacto ha sido hecho entre una pareja y Dios, ¿cómo ayuda este pacto, el reconocimiento de ese pacto, cuando el matrimonio está bajo presión o bajo ataque? Cuando un matrimonio está pasando por un mal tiempo, en la parte de…«mal», «para bien o para mal», de los votos o cuando está en la parte de, «pobreza»…en la parte de «en riqueza o en pobreza», ¿cómo es que ese concepto de pacto mantiene al matrimonio unido?
Jeannie: Bueno Nancy, Tom y yo, ambos crecimos en hogares maravillosos, y la palabra divorcio nunca pasó por nuestra mente. Crecí con el conocimiento de que uno debía permanecer unido al otro. Pero cuando estás en un pacto con tu esposo y con Dios, puedes ir a Dios y decirle: «Dios, yo no entiendo por qué él actúa así pero ayúdame a entender qué hacer». Si tú tienes a Cristo y él tiene a Cristo, Él te enseñará cómo resolver el problema durante los tiempos malos, los tiempos más pobres que todo matrimonio tiene que atravesar… Nosotros pasamos por tiempos malos. Y el Señor te enseña qué hacer.
Nancy: Pero debes comenzar con la premisa de que dejar este matrimonio no es una opción.
Jeannie: ¡No es una opción!
Tom: ¡No es una opción!
Jeannie: ¡No es una opción!
Tom: ¡No es una opción y punto!
Nancy: Bien, pero imagínate que llega a ti una pareja que ha llegado a un punto de tensión tan grande, donde el dolor es tan grande y donde la división es grande. Recibimos cartas y correos electrónicos de estas mujeres describiendo situaciones horrendas donde están batallando, y ellas sienten: «Esta es mi única opción. Estoy tan dolida, tan dañada, tan herida por esta relación, por el bien de mis hijos, por mi propio bien, debo salir de aquí».
Tom: Nancy, yo no creo que nadie en su sano juicio pudiera animar a alguien a permanecer, especialmente en una situación de abuso. Hay otros recursos aparte del divorcio. En más de una ocasión les he dicho a individuos: «por tu propio bien y por tu seguridad, quiero animarte a separarte. Necesitas separarte en este punto porque tu vida puede estar en peligro», por algunas de las cosas que están pasando.
Alguien pudiera decir: «Bueno, pero es lo mismo separarse que divorciarse». Lo que pasa es que la separación dice otra cosa, la separación dice, «estoy esperando una respuesta».
Jeannie: Así es. Aún hay esperanza.
Tom: Alguien dijo: «Bueno, solo un milagro de Dios». ¡Exacto! De eso es que estamos hablando. Por eso es que tenemos Aviva Nuestros Corazones, porque nosotros creemos que Dios es un Dios que obra milagros y que debemos esperar por ese milagro. Yo pienso que es importante que la gente entienda que no estamos diciendo que en el matrimonio no hay lugar para el sentido común, pero Dios siempre tiene un siguiente paso que nos puede traer esperanza.
Nancy: ¿Has visto al Señor rescatar…?
Jeannie: ¡Oh, sí!
Tom: ¡Oh, claro, claro, claro!
Nancy: …¿y redimir algunas situaciones sin esperanza?
Tom: ¡Oh, si te cuento!
Jeannie: Nancy, yo estaba pensando ahora mismo en algunos de esos casos. Desde luego no podemos dar nombres y detalles. Pero mi mente está llena de parejas. Tú estabas describiendo mujeres que escriben y que llaman en situaciones desesperantes. Puedo pensar en una joven específica, y fue horrible. Fue terrible, pero ella se propuso, después de que Tom habló con ella, y yo también hablé con ella, ella se propuso hacer que su matrimonio funcionara.
Su esposo cambió totalmente. Ellos están maravillosamente ahora. Tienen tres niños más. Tienen un hogar precioso. Recibimos una postal recientemente para Navidad de ellos este año, y fue maravilloso ver eso.
Tom: Lo grandioso de pastorear la iglesia que hemos estado pastoreando por 20 años, es poder ver la congregación y observar hogar, tras hogar, tras hogar, que básicamente han sido rescatados, o sea, matrimonios que estaban horrendamente afectados.
Y cuando pienso y veo a dos filas del púlpito a esta pareja, que ahora lidera en la iglesia el «ministerio de rescate», puedo recordarla a ella ante el altar de Dios derramando su corazón y orándole al Señor que de alguna manera alcanzara a su esposo.
Algunos años atrás, estábamos sentados en la mesa, nuestros diáconos y yo y uno de nuestros diáconos dijo: «Yo voy a renunciar porque la Biblia dice que el diácono debe gobernar bien su propio hogar, y yo tengo una hija que es difícil de tratar».
Oramos con él y le dijimos: «Bueno, nos mantendremos orando por ti».
Cuando lo veía en el pasillo de la iglesia le preguntaba: «Bueno, ¿cómo van las cosas, Henry?»
Él siempre decía: «¿Allá arriba o allá afuera?»
Yo le preguntaba: «¿Qué quieres decir con eso?»
Él decía: «Bueno, cuando digo “allá arriba” quiero decir que Dios me ha dado una promesa en la Biblia que me dice que un día mis hijos van a estar alrededor de la mesa como plantas de olivo, pero “allá afuera”, hermano Tom, se ve difícil». Él me daba ese reporte, y siempre me decía «allá arriba».
Jeannie: Esto abarcó un periodo de varios meses, quizás años.
Tom: Así es. «Allá arriba o allá afuera», y un día dijo: «ahora ella se ha ido… Ella se mudó con un hombre que es un adicto… Ahora ella está embarazada». Pero siempre decía: «Allá arriba, pero allá arriba, Dios ha dicho que uno de estos días mi familia será como plantas de olivo, todos alrededor de la mesa».
Un día me llegó una llamada telefónica y era de su hija. Y ella me dijo:
«Pastor, sé que no ha oído de mí en un largo tiempo, pero debo ir a visitarlo. Mi esposo traficaba drogas y fue apresado. Está en la cárcel. Alguien que ni siquiera sabe que estoy casada con él ahora, alguien fue a la cárcel y le presentó a Cristo. Él, ahora me ha llamado. Yo necesito ir delante de la iglesia y pedir perdón y pedirles ayuda. Necesito arreglar las cosas con mis padres. Yo no sé cómo hacerlo».
Entonces yo le dije: «Bueno, ven a verme». Mientras ella entraba por la puerta, sus padres salían. Yo no tuve que orquestar nada, todo fue Dios. Soy un llorón y lloro con todo el mundo. Ellos habían estado trabajando en la biblioteca de nuestra iglesia… Así que entramos a la oficina y ella me contó todo su rollo, fue delante de la iglesia. Nuestra iglesia la amó, la recibieron y la han ayudado con su nuevo hijo.
Entonces, yo fui donde Henry y le dije: «Oye Henry. Tú sabes, ahora es el tiempo para que tú regreses a trabajar en el consejo de diáconos».
Él me dijo: «No, hermano Tom, yo no puedo. Las plantas de olivo necesitan ser nutridas. Ahora este chico va para la penitenciaría estatal, cerca de tres horas y media de aquí y yo necesito ir a nutrirlo cada domingo». Así que cada domingo toda la familia se monta en el vehículo y vamos a comer hamburguesa.
Y yo pensé, y ¿cuándo es que este hombre va a volver de nuevo a la iglesia? Bueno, un día, lo vi justo el día después del Día de Acción de Gracias. Y yo le dije, «bueno, Henry, ¿y cómo van las cosas?» Sacó una vieja foto Polaroid de su bolsillo y me dijo: «mira esto». Y veo una mesa con mucha comida sobre ella y toda esta gente alrededor.
Y yo le pregunté: «¿Quién es ese hombre?»
Y él me dijo: «Ese es el esposo de Donna. Ya está fuera de la prisión. Ay hermano Tom, yo solo quiero que veas esto. Estos son todos mis hijos, como las plantas de olivo alrededor de mi mesa». De manera que Cristo hace una diferencia en los hogares de las personas, pero tienes que esperar en Él.
Nancy: Darle tiempo a Dios.
Tom: Así es.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado hablando con Tom y Jeannie Elliff acerca de la esperanza que hay para los matrimonios y las familias. Nuestro mundo necesita familias fuertes, y cuando aprendes a amar a tu esposo e hijos a la manera de Dios, Él recibe gran gloria.
Nancy: Así es. Y queremos compartir contigo este testimonio de una de nuestras oyentes. Ella nos escribió:
«Dios bendiga abundantemente este ministerio que es de mucha ayuda para todas las oyentes. Escucho el programa desde hace poco, y cada uno de los mensajes me ha ayudado en cada área de mi vida. No tengo una buena relación con mi hija, no existe confianza de ambas partes. Sin embargo, Dios me ha mostrado como un espejo que yo no he sabido amar a mi hija de la forma en que debería.
Tal vez he sido demasiado dura, estricta e incomprensiva con ella; no he sabido comprenderla. Incluso hasta ayer nos enviamos mensajes de texto reprochándonos. En estos ella me reclamaba amor y comprensión. Entendí que mi amor humano está lleno de errores y soy insuficiente para amar bien por mí misma. Nunca le había pedido a Dios que me enseñara a amar como Él me ama.
Caí de rodillas pidiéndole perdón al Señor y pidiéndole que me enseñe a amar a mi hija de la forma correcta. Hasta hace poco estaba llena de orgullo y no quería dar el brazo a torcer. Hablé con mi hija y le pedí perdón por no saber amarla, y le he pedido que trabajemos juntas para restaurar nuestra relación, pero esta vez con Dios en nuestras vidas. Oro porque Dios continúe obrando en mi corazón y en el de ella».
¡Gloria a Dios por testimonios como el de esta mujer!
Débora: Regresa con nosotras el día de mañana mientras Nancy continúa con esta serie titulada «Matrimonio y familia para la gloria de Dios».
¡Te esperamos!
Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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