Iluminando un mundo en oscuridad
Annamarie Sauter: En medio de una cultura abiertamente inmoral, ¿brilla la luz de Cristo a través de ti?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Este es el mundo en el que hemos sido llamadas a ser el pueblo de Dios —a ser la luz, la sal, a reflejar la imagen, la belleza y la maravilla de los caminos de Dios. Hemos sido llamadas a brillar con luz resplandeciente en un mundo en oscuridad.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La porción de la Escritura para hoy es Job, capítulos 13 al 16.
Si tienes niños pequeños en casa, quizás sea necesario distraerlos mientras escuchas sobre un importante tema al que cada vez nos enfrentamos más y más. El tema de esta semana es la pureza sexual, y es parte de una serie de 12 semanas sobre el gozo de un avivamiento en …
Annamarie Sauter: En medio de una cultura abiertamente inmoral, ¿brilla la luz de Cristo a través de ti?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Este es el mundo en el que hemos sido llamadas a ser el pueblo de Dios —a ser la luz, la sal, a reflejar la imagen, la belleza y la maravilla de los caminos de Dios. Hemos sido llamadas a brillar con luz resplandeciente en un mundo en oscuridad.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La porción de la Escritura para hoy es Job, capítulos 13 al 16.
Si tienes niños pequeños en casa, quizás sea necesario distraerlos mientras escuchas sobre un importante tema al que cada vez nos enfrentamos más y más. El tema de esta semana es la pureza sexual, y es parte de una serie de 12 semanas sobre el gozo de un avivamiento en la relación personal con Dios. Esta serie se titula, «En busca de Dios».
Si te has perdido alguno de los programas anteriores, puedes leerlo, escucharlo o descargarlo a través de nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Si tienes tu libro de estudio a mano, también titulado «En busca de Dios», hoy estarás viendo la lección 10, el día 1.
Nancy: Hoy quiero hablar acerca de algo que se ha convertido en una enorme carga en mi corazón por las mujeres cristianas. Es una de las áreas con mayor necesidad de la verdad, creo yo, en nuestra cultura hoy en día—y aún más importante en el mundo evangélico.
Es el asunto de la pureza sexual. Ahora bien, yo no tengo que decirles que la inmoralidad está desenfrenada, es epidémica en nuestra cultura. No hace mucho, la revista Newsweek tenía el siguiente título en su portada —tengo la revista en mis manos. El título es «La Nueva Infidelidad: Desde aventuras amorosas en la oficina hasta citas amorosas por internet —más esposas practican infidelidad también».
Otro artículo que fue impactante en muchos sentidos, se titula: «La Vida Secreta de las Esposas»; y está hablando acerca de por qué las esposas se alejan de sus matrimonios. Así es como empieza:
«Con el trabajo y el internet, con vidas demasiado atareadas, y esposos desatentos, no es de sorprender que las mujeres americanas busquen consuelo en los brazos de otro hombre».
Si lees este artículo, sabrás que hay ciertas estadísticas impresionantes —y algunas historias trágicas. Pero lo que fue realmente triste para mí fue ver la forma en que lo reportaron, como si esta fuera la corriente dominante en estos momentos; como una realidad que está aquí para quedarse.
En ocasiones nos referimos a esta inmoralidad desenfrenada como si fuera algo nuevo. Pero en realidad, esto ha estado ocurriendo desde hace mucho tiempo. Repasa el libro del Génesis y todas las Escrituras y verás. En el primer libro de la Biblia encontramos incesto; vemos que la sodomía es propagada y legalizada en Sodoma y Gomorra. En la medida en que avanzas a través del Antiguo Testamento, habrás leído sobre prostitución, fornicación, violación, y adulterio. El pecado sexual no es algo nuevo.
Probablemente sepas que la homosexualidad era muy popular en la Grecia y la Roma antiguas. Sócrates la practicaba. Catorce de los primeros quince emperadores romanos eran homosexuales. Esto no es nuevo.
Y aún hoy vemos este tipo de estadísticas que nos dejan pasmados. Pensamos, ¿podrá ponerse peor? Laura Sessions Stepp, quien es una escritora en el Washington Post, escribió un artículo llamado: «Compañerismo: Sexo en preparatoria y en la universidad: ¿Qué tiene que ver el amor con todo esto?»
Ella describe lo que se conoce como «la cultura del sexo casual». Algunos de ustedes podrían no estar familiarizados con estos términos. A veces se le conoce como «sexo entre amigos». La esencia de esto es que los jóvenes están teniendo encuentros sexuales con amigos donde no hay compromiso, no hay romance—solo el encuentro sexual, sin remordimientos. La cultura del sexo casual. Sexo entre amigos.
Está teniendo lugar en fiestas, en closets, baños, los cuartos de los padres, los cuartos de los amigos. Y ahora ellos dicen que el noviazgo es parte del pasado. Solo tienen sexo casual, son simplemente amigos con derechos.
Además de no ser un problema nuevo, no es simplemente un problema masculino. La inmoralidad se está convirtiendo cada vez más y más en un asunto que arrastra a las mujeres en maneras sin precedentes.
Una consejera matrimonial dijo que cuando empezó a ejercer hace 20 años, solo el 10% de las infidelidades eran cometidas por las mujeres. Ahora se acerca al 50%. Si estás leyendo sobre esto, ahora estás viendo que las mujeres están siendo arrastradas al sexo cibernético y a páginas de chateos en línea —interesantemente, con frecuencia en búsqueda de compañerismo y de una relación.
Dios nos hizo para relacionarnos, pero estas mujeres están buscando las relaciones de maneras que son ilícitas—que son peligrosas y perjudiciales y mortales— en vez de buscarlas a la manera de Dios, la cual es centrada en nuestra relación con Cristo y teniendo relaciones santas, saludables y plenas, con personas dentro del cuerpo de Cristo.
Mientras las mujeres son atraídas a estas páginas de chateos en línea, por ejemplo, muchas se vuelven adictas y empiezan a navegar en sitios pornográficos. La revista Today’s Christian Woman (La mujer cristiana de hoy) tiene un boletín informativo en línea. Ellos encuestaron a sus lectoras femeninas —ojo, esta es una revista cristiana encuestando a sus lectoras femeninas— y el 34%, es decir, más de un tercio de sus lectoras admitieron accesar intencionalmente a la pornografía por internet. ¡Mujeres! Solíamos pensar que era un asunto de los hombres.
Una de cada seis mujeres —esto es el 17% de las mujeres, incluyendo las cristianas— lucha contra una adicción a la pornografía. Y luego, este es el asunto con las mujeres, el asunto no se limita al internet.
Ochenta por ciento de las mujeres que practica la pornografía por internet, se involucrará en alguna actividad acorde a lo que están viendo en internet. Este es un porcentaje mucho más alto que el de los hombres porque las mujeres quieren y buscan una relación. Así que pondrán esto en práctica en la vida real.
Ese es el mundo en el que vivimos. Y les diré esto: y así seguirá, no mejorará hasta que Jesús venga y establezca Su reino en este mundo. La Escritura nos dice que se va a poner peor.
Pero este es el mundo en el que hemos sido llamadas a ser el pueblo de Dios—ser la luz, la sal, reflejar la imagen, la belleza y la maravilla de los caminos de Dios. Hemos sido llamadas a brillar con luz resplandeciente en un mundo de oscuridad.
Tenemos una increíble oportunidad en nuestros días. Yo me alegro mucho de vivir en este tiempo porque tenemos una maravillosa oportunidad de mostrarle al mundo un camino diferente, mostrarle al mundo lo que significa vivir como ciudadanos de un reino diferente, del reino de Dios.
Permítanme pedirles que abran sus biblias en el libro de Efesios capítulo 5. Quiero leer un pasaje que creo que nos da un sentido de cómo vivir, cómo debemos funcionar. ¿Cuál es nuestro llamado? ¿Cuál es nuestro papel en este mundo altamente sensual, en esta cultura abierta y evidentemente inmoral? ¿Cómo debemos vivir?
Efesios capítulo 5, versículo 1—recordemos que Pablo estaba escribiendo en la era de la Grecia y Roma antiguas, cuando la inmoralidad estaba tan propagada como lo está hoy en día. Pablo les dice a estos jóvenes creyentes: Sed imitadores de Dios.
Ahora bien, esa frase ya está diciendo que debes ser diferente al mundo. No debes imitar al mundo. No debes conformarte al mundo. No debes ser como el mundo. Debes ser diferente. Debes ser como Dios. Debes ser piadoso en este mundo oscuro, sensual e inmoral. «Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados».
Él es tu Padre. Deja que tu vida muestre un parecido familiar con tu Padre celestial. Eres amada. Ahora, es interesante que sea el amor la respuesta a la inmoralidad en este mundo. La inmoralidad, el sexo ilícito, es la alternativa al verdadero amor que ofrece este mundo. Pero no es real. No permanece. Es falso. Es un sustituto barato de lo real.
De manera que Pablo dice que ustedes son hijos muy amados. Y como Dios te ama, versículo 2, debes «llevar una vida de amor» (NVl). Tú puedes mostrar en tu matrimonio, o como mujer soltera, el verdadero amor porque tú has sido amada de una manera increíble por tu Padre celestial— «así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios» (NVI).
Cristo te amó, así que vive una vida llena de amor. Y mira el amor de Cristo. Es sacrificial, ¿no es así? Él se dio a sí mismo. ¿No es interesante que lo contrario de sacrificio y amor sea egoísmo? Y esta es una de las raíces más grandes del pecado sexual: el egoísmo. Quiero lo que me hace sentir bien, lo que me satisface.
Y luego, en este contexto, él dice en el versículo 3: «Entre ustedes (esto es, ustedes como el pueblo de Dios) que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros; —«Ni siquiera se mencionen», hablaremos de lo que significa eso esta semana— como corresponde a los santos» (NVI).
¿Por qué ser mujeres puras? ¿Por qué escoger el camino de la pureza moral? Porque perteneces al pueblo santo de Dios, y la inmoralidad no tiene cabida allí. El pueblo santo de Dios no debe vivir vidas impuras.
«Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias» (NVI, v.4). ¿No es interesante que él habló de acción de gracias en el contexto de manejar el tema de la inmoralidad?
¿Saben por qué? La amargura es otra raíz del pecado sexual. Con frecuencia estos dos van de la mano: he sido lastimada, he sido herida, me merezco un descanso hoy. La amargura y el egoísmo llevan a la inmoralidad. Por eso Pablo dice que debemos vivir una vida llena de amor y de acciones de gracias en vez de egoísmo y de amargura.
«Porque pueden estar seguros de que nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. Así que no se hagan cómplices de ellos. Porque ustedes —tú y yo— antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Así que, vivan como hijos de luz (vv. 5-8, NVI)
- Tú has sido amada
- Perteneces al pueblo santo de Dios
- Eres una hija muy amada de Dios
- No eres parte del sistema de este mundo
- Perteneces a un reino diferente
- Eres luz en el Señor
- Por lo tanto, mujeres, jovencitas, vivan como hijas de luz.
Lauren Winner es una mujer soltera cuyas obras escritas quizás habrás leído. Es una escritora sobresaliente, ella es una autora cristiana de los más vendidos, y escribe para Christianity Today (El cristianismo de hoy). Ella escribió un artículo hace algunos años para un sitio web llamado www.beliefnet.com. Su artículo se tituló, «El sexo y los evangélicos solteros».
Ahora, yo no mencionaría esto públicamente si este artículo no hubiese salido al público previamente. Pero en este artículo, ella habló abiertamente acerca del hecho de que ella y su novio practicaban fornicación en ese momento. Ella no estaba justificando el estar envuelta en esa práctica y agradeció el que su amiga la hubiese confrontado acerca de esto.
Pero ella también tocó el punto en este artículo, que muchas mujeres jóvenes cristianas solteras son sexualmente activas, y que la iglesia necesita enfrentar la realidad de que esto está sucediendo.
Me encontré a mí misma leyendo este artículo y pensando: «No puedo creer lo que estoy leyendo». Es como si hubiéramos dicho: «Así son las cosas, y vamos a tener que admitirlo y darnos cuenta de que esa es la realidad».
Me he dado cuenta en los años recientes una y otra vez —entre estudiantes de la Biblia y personas que se preparan para el ministerio— que hay mujeres que están atrapadas, seducidas por el pecado sexual. Recuerdo una noche que hablé con una joven en una universidad cristiana. Esta joven vino a mí y me dijo que ella y su novio—ambos preparándose para el ministerio de misiones—estaban en una relación inmoral. Ella me dijo, «no sé cómo parar esto. Me siento tan culpable, pero siento que no sé cómo dejar de hacerlo».
Otra mujer me escribió no hace mucho tiempo diciendo, «por favor, ora por mí, estoy tan cerca de la infidelidad, aunque tengo un esposo maravilloso. Me he comportado inapropiadamente con otro hombre casado. No entiendo lo que quiero de él, solo que quiero estar con él. Tu serie sobre la mujer necia me ha ayudado a alejarme un poco, pero solo por un tiempo. Me siento fuera de control».
Cuando leí ese correo electrónico, algo muy fuerte se agitó en mi corazón. Sentí como que esta mujer estaba en una casa en llamas, sin siquiera saberlo; alguien tenía que advertirle. Yo tomé el teléfono y traté de encontrar su número telefónico. No pude encontrar el número, así que le envíe un correo a una mujer en nuestro ministerio quien responde estos correos, y le dije: «Por favor, suplícale a esta mujer, ruégale que huya de esa situación».
Unas semanas después recibí otro correo de la misma mujer, se encontraba aún más desesperada. Ella dijo:
«Me sentí paralizada esta mañana tratando de hacer mi trabajo como parte del personal en la iglesia, leyendo los correos electrónicos de este otro hombre y preguntándome cómo huir de esta situación porque ahora estamos enamorados».
Bueno, finalmente tuvimos la oportunidad de hablar por teléfono. Les diré algo, ¡si tan solo la pudieran oír! ¡Jovencitas, si la pudieran oír! Jóvenes esposas, si pudieran escuchar a esta mujer de edad mediana, derramando su corazón, sollozando, diciendo:
«No puedo creer lo que he hecho. No puedo creer dónde estoy. Sé que estoy destruyéndolo todo, pero me siento tan indefensa. No quiero seguir viviendo esta vida. Quiero salir de esto antes de que todo explote y todos sepan quien soy».
Esta mujer había aconsejado a otras mujeres en situaciones similares.
El apóstol Pablo es tan pertinente, tan práctico en las Escrituras; es lo que necesitamos en cada era, en cada cultura, para cada asunto. El apóstol Pablo escribió a los creyentes del Nuevo Testamento que vivían en un mundo con inmoralidad desenfrenada y quienes enfrentaban, como nosotros, tentaciones sexuales y asuntos de este tipo a gran escala.
Permítanme pedirles que vayamos a la primera carta a los Tesalonicenses al capítulo 4. Pablo dice: «Por lo demás, hermanos, les pedimos encarecidamente en el nombre del Señor Jesús» (NVI, v.1). Les pedimos encarecidamente, les urgimos. Este tema de la pureza era de gran preocupación para Pablo. Y tiene que ser de gran preocupación para ti.
Ahora, tú podrías pensar, «esto no tiene nada que ver conmigo. Yo tengo un matrimonio feliz». Tengo que decirte que no hay ninguna mujer escuchando mi voz que sea inmune al pecado sexual en potencia. No importa qué edad tengas. No importa por cuánto tiempo hayas estado casada.
Recientemente aconsejé a una mujer que estuvo casada por treinta y tantos años, y quien está en medio de una aventura amorosa. Ella ha profesado la fe. El otro hombre también había profesado la fe. No te puedo decir cómo es que sucede, pero no creas que eres inmune.
Aun si tú nunca caes en esto, tienes amigos y familiares que sí lo hacen. Pablo dice, «pedimos encarecidamente». Esto es importante. Es crucial. «Por lo demás, hermanos, les pedimos encarecidamente en el nombre del Señor Jesús, que sigan progresando en el modo de vivir que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están practicando» (NVI, v.1).
Yo les diría a las mujeres que están agradando a Dios en sus matrimonios, o que están agradando a Dios como mujeres solteras siendo castas y puras— yo les pido encarecidamente, así cómo están buscando agradar a Dios, sigan haciéndolo, más y más. Sigan haciéndolo pero abunden en pureza. Háganlo más y más.
Versículo 3: «Porque esta es la voluntad de Dios». Esta es la voluntad de Dios. Puedo decirte que la voluntad de Dios para tu vida es tu santificación, tu santidad, el ser conformada a la imagen de Cristo.
¿Y cómo es esto? ¿Cómo es la santificación? «Que se aparten de la inmoralidad sexual». Esa palabra apartarse quiere decir, «abstenerse, mantenerse a distancia». Mantenerse tan alejados como les sea posible. Esa es la voluntad de Dios: que te abstengas de toda inmoralidad sexual.
Ahora, permítanme ofrecerles un resumen de lo que sé que ya ustedes saben. Necesitamos estos recordatorios. ¿Qué enseñan las Escrituras sobre el tema de la sexualidad? Bueno, tenemos que empezar diciendo que las Escrituras afirman la belleza, la maravilla y la santidad de las relaciones sexuales dentro del matrimonio. Es algo bueno, es santo.
Aunque las relaciones sexuales constituyen la manera esencial en que una esposa y un esposo expresan su pacto de amor, su unidad y compromiso, también es una manera de ayudarse mutuamente a ser moralmente puros siendo fieles el uno al otro.
La Escritura le dice al esposo y la esposa: «No se nieguen el uno al otro sexualmente» (1 Corintios 7:5, parafraseado). Damas, cuando ustedes niegan las relaciones sexuales a sus esposos, los están haciendo más vulnerables al pecado. No sé cómo ser más explícita que esto. Las Escrituras enseñan: «Derrama tu amor físicamente, emocionalmente, mentalmente y espiritualmente en tu esposo». Eso es puro. Eso es bueno. Eso es maravilloso.
De igual modo, la Escritura es clara en que toda actividad sexual fuera del matrimonio es pecaminosa. Es impura. Es prohibida, estrictamente prohibida. Estoy hablando de prostitución, adulterio. Y déjenme decirles, por cierto, que el adulterio puede ser más que adulterio físico. Muchas mujeres están involucradas en aventuras románticas emocionales.
Las Escrituras prohíben el sexo premarital, y aún la definición de este la hemos cambiado hoy en día. Las Escrituras no solo prohíben el acto sexual; sino toda actividad sexual fuera del matrimonio. Esto incluye cosas como: homosexualidad, bestialismo, incesto—cosas que no hubiéramos pensado hace años, que necesitaríamos decirle a la iglesia. Pero necesitamos hablar estas cosas hoy.
Pero dentro del matrimonio, no hay deshonra o vergüenza en la participación sexual, ninguna. En cambio, fuera del matrimonio, la actividad sexual es incorrecta, y es vergonzosa. ¿Por qué? Aquí está la razón: porque la pureza sexual, la fidelidad sexual, reflejan el carácter de Dios.
¿Y cómo es Dios?
- Él es un Dios fiel que cumple sus promesas
- Él está en íntima unión con la Trinidad y con su pueblo. Hay intimidad
- Nos ha comprado para ser la novia de Su Hijo, Jesucristo. Cristo es fiel a su novia.
- Hay unidad basada en amor de pacto y compromiso
Y la relación sexual dentro del matrimonio pretende demostrar la fidelidad de Dios con nosotros, la fidelidad de Cristo hacia su novia, y nuestra fidelidad hacia Él.
Así que cuando violamos la pureza moral, violamos el lazo matrimonial, lo que realmente estamos violando es la imagen bíblica de la redención. Estamos violando el carácter y la naturaleza de Dios. Y estamos de hecho, violando nuestra propia naturaleza como seres que somos creados a Su imagen para reflejarlo a Él.
De manera que Pablo les dice a los corintios en 1 Corintios 6: «Huyan de la inmoralidad sexual» (NVI v.18). Huyan de ella. Esa palabra huir significa correr lejos, escapar, desaparecer sin dejar rastro, evitar, rechazar. Huyan de ella. Escapen de ella.
Huyan de la inmoralidad sexual y sean santos. Esta es la voluntad de Dios. Este es el camino a la bendición. Para esto has sido creada. Así es como vivirás la plenitud de tu humanidad, en el sentido más puro de la palabra —siendo fieles, siendo castas, siendo puras, siendo santificadas. Esta es la voluntad de Dios. Así es como agradamos a Dios.
Annamarie: ¿Brilla tu luz en medio de un mundo en oscuridad? Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado ayudando a pensar en esto.
Día tras día nos enfrentamos a ideas que pueden capturar nuestras mentes y convencernos sobre cómo debemos pensar acerca de las relaciones. Mañana Nancy nos hablará más acerca de esto, así que asegúrate de acompañarnos.
Ella está aquí para orar con nosotras.
Nancy: Oh, Padre, si pudiéramos tomar esto tan en serio como lo haces Tú, amar la santidad como la amas Tú, y vivir como lo que nos has creado para ser, y esto es, fieles guardadoras del pacto.
Que nuestras vidas como mujeres cristianas reflejen Tu naturaleza fiel. Tú eres un Dios que guarda el pacto. Que nuestros matrimonios reflejen la belleza de Tu plan perfecto de redención, a Cristo entregando Su vida por su novia y siendo fiel a ella por toda la eternidad. Oh, Dios, haznos santas. En el nombre de Jesús oro, amén.
Annamarie: Invitándote a no solo sobrevivir en la vida cristiana sino a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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Recursos del Episodio
En Busca de Dios | Semana 9
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