Hija para siempre
Annamarie Sauter: Cuando eres adoptada en el reino de Dios, es para siempre.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No importa lo que yo haga, si yo soy verdaderamente Su hija, no es posible que Él no nos trate como padre, o que nos deje de tratar como hijas.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura bíblica para hoy es la carta a los Hebreos, capítulos 1 al 4.
«Su nombre es Maravilloso». Así se titula esta serie de programas a la que dimos inicio ayer. A través de esta, Nancy nos está ayudando en este tiempo de Navidad, a reflexionar acerca de lo admirable que es nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Nancy: En medio de todos los preparativos en esta temporada, oro para que estés tomando el tiempo de saborear lo maravilloso de todo esto, que te maravilles ante …
Annamarie Sauter: Cuando eres adoptada en el reino de Dios, es para siempre.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No importa lo que yo haga, si yo soy verdaderamente Su hija, no es posible que Él no nos trate como padre, o que nos deje de tratar como hijas.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura bíblica para hoy es la carta a los Hebreos, capítulos 1 al 4.
«Su nombre es Maravilloso». Así se titula esta serie de programas a la que dimos inicio ayer. A través de esta, Nancy nos está ayudando en este tiempo de Navidad, a reflexionar acerca de lo admirable que es nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Nancy: En medio de todos los preparativos en esta temporada, oro para que estés tomando el tiempo de saborear lo maravilloso de todo esto, que te maravilles ante quién es Cristo, por qué Él vino, y qué vino a hacer.
Esta semana mirando hacia la Navidad, estamos viendo los cuatro nombres de Jesús que Dios anunció 700 años antes de que naciera el Mesías. Lo leemos en Isaías capítulo 9, en el versículo 6.
«Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz».
Hoy queremos ver ese segundo nombre: Dios Poderoso. Este nombre es tomado de dos palabras Hebreas: El-Gibbor—E-L y entonces G-I-B-B-O-R. El es un nombre masculino para Dios que enfatiza poder y fuerza, y Gibbor es una palabra del Antiguo Testamento que habla de un guerrero, de un campeón, un jefe, alguien que es poderoso, fuerte, valiente. Es usualmente usada en el Antiguo Testamento y traducida en algunas de las traducciones como un «poderoso hombre de valor», un Gibbor. Él es un poderoso hombre de valor. Habla de un poderoso guerrero, un campeón.
Se nos dice en este nombre para Cristo, Dios Poderoso, que el niño a nacer, este Mesías, será Dios. Jesús es Dios. Ahora, hay muchas religiones diferentes en el mundo que te dirán otras cosas sobre Cristo, contrarias a las que Su Padre nos ha dicho, y Su Palabra es verdad. Él es Dios. Él es el Dios Todopoderoso. Él es el Dios omnipotente— el que dijo mientras se estaba preparando para abandonar la tierra y regresar al cielo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra» (Mateo 28:18). El Dios Poderoso, el Dios omnipotente.
El contexto para este pasaje en el libro de Isaías, es que el rey Acaz y la nación de Judá, la nación del sur, estaban siendo amenazadas por dos naciones del norte. Israel y Siria estaban amenazando con atacar la nación de Judá. El rey Acaz y la gente de Judá estaban siendo tentados a mirar hacia un tercer poder, el rey de Asiria, cuyo nombre era Tiglat-Pileser, ese era su nombre. Querían mirar a Tiglat Pileser, el rey de Asiria, para ayudarlos en contra del poder que se avecinaba de los sirios y de la nación de Israel, proveniente del norte.
En este contexto, Dios dijo: «Viene un hijo; hay un niño que viene cuyo nombre será el Rey Poderoso, el Campeón Poderoso, el Guerrero Poderoso».
El punto aquí es que nadie ni en el cielo ni en la tierra puede retar el reinado y el gobierno del Dios Poderoso. Ningún poder lo puede vencer. Él es el campeón irresistible del universo. Quiero que veamos un par de otros lugares en el Antiguo Testamento donde vemos este nombre dado a Dios—El-Gibbor. Nos dará un poco más de luz sobre su significado.
El primer pasaje está en Deuteronomio capítulo 10. El contexto aquí es cuando los hijos de Israel justo habían adorado al becerro de oro. ¿Recuerdas eso? Mientras Moisés estaba arriba recibiendo los Diez Mandamientos, los hijos de Israel estaban celebrando esta ceremonia lasciva, adorando a este becerro de oro, y Dios estaba furioso y envió juicio.
Hubo destrucción, algunas personas murieron. Pero Dios es también misericordioso y después de que Moisés había roto aquellas primeras tablas en donde fueron escritos los Diez Mandamientos, Dios le dio a Moisés nuevas tablas de piedra en donde estaban estos escritos.
Entonces llegamos a Deuteronomio capítulo 10, y vemos en este pasaje que Dios es tanto misericordioso como poderoso —aun habiendo pasado el pueblo de Dios por este horrible incidente.
Tenemos la tendencia de enfocarnos en uno o en otro aspecto del carácter de Dios, pero Él es ambas cosas.
Deuteronomio capítulo 10, versículo 14 dice:
«He aquí, al SEÑOR tu Dios pertenecen los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay. Sin embargo, el SEÑOR se agradó de tus padres, los amó, y escogió a su descendencia después de ellos, es decir, a vosotros, de entre todos los pueblos, como se ve hoy» (vv. 14-15).
Moisés les dijo a los hijos de Israel, quienes acababan de adorar a este becerro de oro: «Dios los ama. Dios los escogió y todavía Él los ha escogido para ser Su pueblo». Entonces él dice en el versículo 16:
«Circuncidad, pues, vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz. Porque el SEÑOR, vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible» (vv. 16-17).
Él es el Dios Poderoso. Esa es la primera referencia en la Biblia de El-Gibbor. El que es misericordioso, el que te escogió, el que te ama, el que perdona tus iniquidades es también el grande y poderoso Dios.
Ahora, también en el libro de Jeremías, hay un momento cuando Dios le dice a Jeremías que vaya y compre un terreno mientras la ciudad está bajo el asedio de los babilonios. Dios le dice: «Esta compra de este pedazo de tierra es un símbolo de que una vez más Mi pueblo poseerá terrenos y vivirá en esta tierra». Pero en ese momento, con los babilonios tumbándoles las puertas y listos para adueñarse de las tierras, parecía imposible y sin esperanzas que el pueblo de Dios pudiera alguna vez volver a tener un hogar en Palestina.
Así que Jeremías clama al Señor en el capítulo 32, y en esencia le dice: «Dios, quiero confiar en Ti, pero no entiendo por qué Tú me dijiste que comprara este pedazo de tierra cuando los babilonios están preparándose para apoderarse de todas los terrenos del país». Él dice:
«Entonces oré al SEÑOR, después de haber entregado el título de compra a Baruc, hijo de Nerías, diciendo: "¡Oh, Señor DIOS! He aquí Tú hiciste los cielos y la tierra con Tu gran poder y con Tu brazo extendido; nada es imposible para Ti. Muestras misericordia a millares, pero que castigas la iniquidad de los padres en sus hijos después de ellos, oh grande y poderoso Dios, el Señor de los ejércitos es su nombre”» (vv. 16-18).
Así que él inicia diciendo, «Dios, yo sé que Tú eres grande. Yo sé que nada es demasiado difícil para Ti». Entonces, en una parte más prolongada de esta oración, él continúa diciendo, en esencia: «Pero los babilonios están a punto de apoderarse de nosotros. Yo sé que Tú puedes hacer esto. Yo sé que Tú puedes hacer cualquier cosa, pero no parece que lo vayas a hacer. Ayúdame a entender cómo Tus promesas serán hechas realidad. ¿Por qué me pediste que comprara este pedazo de tierra cuando parecería que no hay esperanza?»
Versículo 26, de Jeremías capítulo 32: «Entonces vino palabra del Señor a Jeremías diciendo: He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para Mí?»
Jeremías ya había dicho, «Tú eres El-Gibbor. Tú eres el Dios Poderoso». Y Dios solamente afirma, «tienes razón, Jeremías. Ese es Mi nombre. Yo soy el Dios Poderoso, y aun cuando parece que no hay esperanzas, aun cuando parece imposible, no hay nada que sea tan difícil para Mí».
Entonces Dios continúa explicando, «sí, los babilonios van a destruir esta ciudad, y Judá entrará en cautiverio, pero un día yo los traeré de regreso a esta tierra, y ellos poseerán tierras, y es por eso que te pedí que compraras este pedazo de terreno».
¿Sabes quién hará todo esto? El-Gibbor, el Dios Poderoso. Este Dios grande y poderoso traerá salvación del juicio. Hay esperanza mientras haya un Dios porque Él es El-Gibbor, el Dios grande y poderoso.
Así que en este nombre, el Dios Poderoso, vemos un par de cosas importantes sobre Cristo.
Vemos primero que todo Su humillación.
El hecho de que el Dios Poderoso condescendiera a convertirse en un niño; Él vendría a esta tierra como un bebé nacido en un establo, el Dios Poderoso se convirtió en el niño dado a nosotros. Esa es Su humillación.
Y aún vemos Su poder al mismo tiempo. Él es poderoso para salvar, poderoso para liberar a Su pueblo. Nadie más tiene el poder de librarnos. La situación en la que estaba Jeremías, la situación en la que estaban los judíos en el momento que Isaías hizo su profecía, esas situaciones eran imposibles, a menos que tú conocieras a El-Gibbor. Ellos requerían que el poder de Dios interviniera.
Hoy en nuestra situación, nuestro mundo estaría sin esperanzas si no fuese por la intervención de El-Gibbor. De hecho, puede que estés viviendo una situación familiar desesperante, sería sin esperanzas si no fuera por la intervención, las promesas y la presencia de El-Gibbor, el Dios Poderoso. Cuando comiences a sentirte como un pequeño Jeremías, «oh Dios, ¿y cómo se hará esto realidad?» Recuerda lo que Dios dice; «Yo soy El-Gibbor. Yo soy el Dios Poderoso. Nada es demasiado difícil para Mí».
¿A dónde te diriges cuando necesitas ayuda? ¿Dónde buscas fuerzas? ¿Estás tú, quizás, tratando de sostener cargas que son muy pesadas para sostenerlas tú sola? ¿Confías en tus propias fuerzas? ¿O encuentras fuerzas en El-Gibbor (el Dios Poderoso)?
El salmista dijo: «Algunos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos» (20:7).
¿Cuál es Su nombre? El-Gibbor, el Dios Poderoso.
Pablo les dice a los Efesios: «Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de Su fuerza» (6:10).
Consideramos el nombre Admirable Consejero. Eso quiere decir que Él tiene la sabiduría para gobernar, pero cuando miramos al Dios Poderoso, eso nos dice que Él tiene el poder de ejecutar Sus planes. Él tiene el poder de quitar, de llevar a cabo. Él tiene el poder de liberar a Su pueblo de todos sus opresores, y si vuelves atrás en tu Biblia y lees Isaías, y espero que lo hagas, en este contexto Dios está diciendo: «Te voy a liberar de todos tus opresores».
El Dios Poderoso puede hacer esto. El-Gibbor tiene el poder de salvar a Su pueblo hasta lo sumo, y no solo salvar a los judíos de los babilonios o de los asirios en el Antiguo Testamento, sino el poder de Dios, hoy. El poder de El-Gibbor, quien ha venido a habitar en nosotros es suficientemente poderoso para romper las cadenas del pecado en tu vida y en la mía. El-Gibbor puede permitirme hoy decir «no» al pecado y decir «sí» a la justificación.
El apóstol Pablo dijo en Efesios capítulo 1:
Que el oraba que ustedes puedan conocer «…cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder, el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertos y le sentó a su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no solo en este siglo sino también en el venidero» (vv. 20,21).
Entonces en Efesios capítulo 3, dice:
«Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, (y oro)…que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder (¿el poder de quién? El poder de El-Gibbor) por su Espíritu en el hombre interior… Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros (el poder de El-Gibbor, el Dios Poderoso) a Él (El-Gibbor) sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén» (vv. 14-16, 20-21).
Annamarie: Nancy regresa con la segunda parte de este programa. Ahora se concentrará en el siguiente nombre de Dios que encontramos en Isaías capítulo 9.
Nancy: El Dios Eterno. Significa que Él es el Padre de la eternidad. Un sentido opuesto del uso de esta palabra se encuentra en Juan capítulo 8, donde se nos dice que Satanás es el padre de las mentiras (ver v. 44). Quiere decir que él es el creador, la fuente de las mentiras. Así que cuando hablamos sobre el Padre Eterno, realmente estamos hablando sobre Aquel que es el creador, la fuente de eternidad. Él es el creador de todas las cosas, incluyendo el tiempo; el pasado, el presente y el futuro.
Él es el autor de la vida eterna. La vida eterna viene únicamente por Cristo.
La paradoja de este pasaje es que este niño aún está por nacer –esto se ha escrito unos 700 años antes de su nacimiento– nos están dando estos nombres y aún Él será el Padre de la eternidad, el creador, la fuente de eternidad. El Padre de la eternidad entró en el tiempo y se hizo un niño, se convirtió en un don de Dios.
Ahora quiero que en estos momentos veamos tres cosas:
Primero, que Él es eterno; luego que Él es un padre; y finalmente que Él es un Padre Eterno.
Primero que nada, el Señor Jesús es eterno. Vemos en el nombre Admirable Consejero que Él es todo sabio. Vimos en el nombre El-Gibbor, el Dios Poderoso, Él es poderoso, y ahora en el nombre Padre Eterno que Él es eterno.
Él es uno con el Padre quien existe de eternidad a eternidad. Nunca hubo un tiempo en el cual Cristo no existiera. Él existió en la eternidad pasada.
Proverbios capítulo 8, nos dice que Él estaba con Dios en el momento de la creación.
«Cuando estableció los cielos, allí estaba yo; cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo» (v. 27), entonces yo estaba a su lado.
La existencia de Cristo no inició cuando vino como un bebé aquí a la tierra. Él siempre fue. Él es eterno, y no solamente existió eternamente en la eternidad pasada, sino que Él existirá eternamente en un futuro eterno. El existirá para siempre. Él nunca comenzó a ser; Él nunca dejará de ser. Él es el mismo ayer, hoy y para siempre.
Isaías capítulo 9 continúa diciéndonos en el versículo 7: «El aumento de su soberanía y de la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino» porque Él es el Padre Eterno.
Él es eterno en Su Persona. Él es eterno en todos sus atributos, y Él es eterno, gracias a Dios, en Su ministerio hacia nosotros como creyentes.
La Escritura nos dice que este mismo Salvador, este mismo Cristo es el autor y el perfeccionador de nuestra fe. Lo que Dios ha comenzado en nosotros, lo perfeccionará y lo llevará hasta el final (ver Filipenses 1:6). ¿No estás contenta que Él es tu Dios eterno? Él es un sacerdote para siempre. Él siempre vive para interceder por nosotras.
No importa lo que yo haga, no importa cuánto falle, Él es mi sacerdote quien vive para siempre e intercede en los cielos por mí a la diestra del trono de Dios. Él nunca cesará de interceder por nosotros. Durante toda la eternidad, Él siempre nos representará ante Dios y siempre estará disponible para ayudarnos en nuestros momentos de necesidad.
Él es eterno.
También vemos que Él es un padre. Esto no significa que debemos confundirlo con Dios Padre. Dios Padre y Dios Hijo tienen roles diferentes, pero hay un sentido en el cual Jesucristo es un padre para nosotras. Él es el padre de la eternidad; Él es el padre de la fe cristiana, pero también en un sentido personal, Él nos ha dado su paternidad.
Ya vimos Su nombre, lo que significa Su nombre como Dios Poderoso. Cuando tú piensas en un Dios poderoso, un guerrero poderoso, un campeón, tú piensas en alguien a quien debes reverenciar, alguien a quien hay que respetar. Eso es cierto de Cristo, pero como el Rey de nuestros corazones, y como el Rey de Su Iglesia, y por último como el Rey de este mundo, Él gobierna con compasión, con ternura y con bondad como un padre que se preocupa por sus hijos.
Sí, Él es el Dios Poderoso; sí, Él debe ser reverenciado. Debemos temblar ante Él. Pero Él es también el padre. Él ama a aquellos a quienes Él gobierna como Sus propios hijos.
El Salmo 103 describe el corazón de padre de nuestro Señor Jesucristo. Dice:
«Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el SEÑOR de los que le temen. Porque Él sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que somos solo polvo» (vv. 13-14).
Él es un padre tierno, compasivo, comprensivo.
Y puedo decir que sin importar si tu padre terrenal ha sido un gran padre o si es un ejemplo muy pobre y débil de un padre, o quizás ni siquiera conociste quién fue tu padre, tenemos en el Señor Jesús y en nuestro Padre Celestial, un padre que sobrepasa por mucho a todos los padres terrenales— aún a los mejores de ellos.
Como estamos en esta temporada de las festividades de Navidad, y quizás aún después de la temporada festiva cuando todas las actividades hayan concluido, quizás te sientes desilusionada; te sientes sola; te sientes como una huérfana. Quizás nunca tuviste un padre verdadero. Quizás sientes que realmente nadie se preocupa por tu alma.
Te quiero asegurar sobre esta base de la Palabra de Dios, que el Señor Jesús se preocupa por ti. Él está preocupado por ti. Él te ama. Él está comprometido en lo que es mejor para ti. Él es un padre para aquellos que le temen y confían en Él.
Y Él es el Padre Eterno. El hijo dado a nosotros es un Padre Eterno. Eso demuestra la grandeza del Hijo que nació en aquel pesebre en aquella primera Navidad, y demuestra la humildad del Padre Eterno; el Padre Eterno descendería para entrar en el tiempo y en el espacio para convertirse en uno de nosotros.
El hecho de que él sea un Padre Eterno significa que Él te amará para siempre. Una vez que eres Su hija, si tú eres Su hija, Él siempre será tu Padre. Él nunca te dejará. Él nunca te abandonará. Estarás eternamente segura porque Él es el Padre Eterno.
Charles Spurgeon hizo un escrito corto sobre este texto en el que habla sobre lo que significa que Él es un Padre Eterno. Déjame leerte solamente algunas de estas palabras. Él dijo:
«Él es un Padre Eterno para todos aquellos a quienes Él ha dado su paternidad». (En otras palabras, si Él es tu padre, Él es tu Padre Eterno). Si has entrado en esta relación en la cual estás en unión con Cristo, si tú eres Su hijo, siempre lo serás. Cristo no nos niega como hijos, y entre nosotros no hay hijos no reconocidos por Él».
Y me encanta eso. No importa lo que haga, si soy verdaderamente Su hija, «Cristo no niega que es nuestro padre y nunca dejará de reconocernos como hijas». Spurgeon continúa diciéndonos, «Él es eternamente un padre para aquellos que confiamos en Él».
Puede que esta mañana te encuentres en medio de problemas, pero Cristo es aún tu padre. En este día, puede que estés muy deprimida en espíritu y llena de dudas y miedos, pero un padre verdadero nunca deja de ser un padre, nunca deja de ejercitar Su bondad hacia un hijo, ni Jesús cesa de amarte y de compadecerse de ti. Él te ayudará. Ve a Él y encontrarás a ese amigo amoroso que será tan tierno como en los días de Su humanidad».
¿Es Él tu Padre? Si no, Él puede serlo, ahora mismo. Puedes confiar en Él. Arrepiéntete de andar a tu manera. Arrepiéntete de tus pecados, y di, «Señor Jesús, confío que Tú eres mi Salvador. Quiero que seas mi Padre Eterno».
Sí, Él es tu Padre Eterno, a través de toda la eternidad, Él nunca dejará de ser un padre para ti.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado hablando acerca de dos nombres de Jesús: Dios poderoso y Padre eterno. Espero que lo que has escuchado te ayude a asombrarte una vez más en esta Navidad del Dios que se encarnó para salvarte. Y si no has creído en Él, este puede ser el día de salvación para ti. ¡No dejes pasar esta oportunidad y clama a Él en arrepentimiento y fe!
En muchas de las canciones que cantamos en esta época del año escuchamos la palabra «paz» pero, ¿realmente conocemos la fuente de verdadera paz?
Nancy: Ya sea paz personal o paz relacional o paz mundial…nunca tendremos verdadera paz separadas de conocer y de ser gobernadas por el Príncipe de Paz, Sar Shalom, el bebé que nació en un pesebre en Belén. Deja que Él sea el Rey, el Gobernante, el Príncipe de Paz
Annamarie: Escucha más acerca de esto, mañana aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Dios Poderoso, La IBI & Sovereign Grace Music, La Salvación es del Señor ℗ 2014 Sovereign Grace Music.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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