Hazle frente al futuro con fe
Annamarie Sauter: En medio de una crisis, ¿qué ocupa tu mente?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si nuestro enfoque es hacia afuera y hacia dentro, es decir, en las circunstancias y en nosotras mismas, nos convertiremos en personas temerosas e inseguras. Nos aferraremos a lo que tenemos y terminaremos deprimidas y desesperadas. Esa es la respuesta natural.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La lectura de hoy de la Biblia es 2 Samuel, capítulos 18 al 20.
Una mujer que está siguiendo el reto Mujer Verdadera 365 comentó lo siguiente:
«Al día de hoy, muchos están llenos de miedo por la situación del COVID-19. Son tiempos de desesperación, de ansiedad, de caos económico y social. Que no busquemos otros dioses en quienes confiar y en quienes buscar respuestas y refugio. Que no seamos como Saúl quien acudió a un recurso prohibido …
Annamarie Sauter: En medio de una crisis, ¿qué ocupa tu mente?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si nuestro enfoque es hacia afuera y hacia dentro, es decir, en las circunstancias y en nosotras mismas, nos convertiremos en personas temerosas e inseguras. Nos aferraremos a lo que tenemos y terminaremos deprimidas y desesperadas. Esa es la respuesta natural.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La lectura de hoy de la Biblia es 2 Samuel, capítulos 18 al 20.
Una mujer que está siguiendo el reto Mujer Verdadera 365 comentó lo siguiente:
«Al día de hoy, muchos están llenos de miedo por la situación del COVID-19. Son tiempos de desesperación, de ansiedad, de caos económico y social. Que no busquemos otros dioses en quienes confiar y en quienes buscar respuestas y refugio. Que no seamos como Saúl quien acudió a un recurso prohibido por Dios, sino que vayamos a Su Palabra para encontrarnos con Él, y de este modo encontrar esperanza, exhortación y un cambio de dirección en nuestra vida; de vuelta a Él...»
Amén. Bueno, esta semana estaremos haciendo una pausa en nuestra serie, «En busca de Dios» para fijar nuestros ojos en la esperanza que tenemos en tiempos de incertidumbre. Como nos exhorta esta oyente, ocupemos nuestras mentes en la verdad que nos ayuda a enfrentar nuestras circunstancias actuales con fe.
Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Tengo amigos que han perdido sus casas. Tengo amigos que han perdido sus trabajos y quizás tú te encuentres en esa misma situación. Esto ha tocado muy cerca a nuestros hogares. Estas ya no son simplemente estadísticas. Esto es donde vivimos.
Lo he estado sintiendo en mi corazón y le he estado preguntando a Dios, ¿cómo puedo yo, cómo puede Aviva Nuestros Corazones, ministrar gracia y aliento al pueblo de Dios que está viviendo tiempos difíciles y de desesperación, en un tiempo como este?
Me gustaría empezar compartiendo un correo electrónico contigo, de parte de un amigo muy querido que está en sus 80. Él me copió en este correo que le enviaba a sus hijos y a las parejas de sus hijos. Encontré que este correo fue tan retante para mi propia fe y para mi propia forma de pensar, pero a la vez lo encontré muy alentador, pienso que ustedes pensarán lo mismo. Así que déjenme leerles algunos fragmentos largos de este correo.
El título del correo decía: «Solo Dios es mi roca y mi salvación, mi fortaleza. No seré removido». Quizás puedes reconocer esta cita del Salmo 62 el versículo 2.
Es un título largo, pero pensé que era un título muy poderoso para iniciar un correo. «Solo Dios es mi roca y mi salvación, mi fortaleza. No seré removido».
A continuación esto fue lo que este padre con alrededor de 80 años les escribió a sus hijos:
Querida familia,
Como todos saben, en este momento estamos viviendo tiempos económicos turbulentos. Las empresas grandes y pequeñas, así como las organizaciones no lucrativas e incluso las iglesias locales, están despidiendo personal. Los maridos de tres damas de nuestra oficina han sido despedidos. El pastor de una iglesia grande me dijo ayer que no pueden pagar la nómina de esta semana, aun después de haber despedido una parte del personal y de hacer recortes de salario a todos, incluyendo el suyo.
Creo que nuestra propia familia, y la iglesia en América, necesita orar para que Dios use estos tiempos de estrés como una oportunidad para despertar a su pueblo. No es muy tarde; esta podría ser la hora en que Dios traiga un avivamiento. Los fondos de jubilación se han reducido, a menudo en un 30 - 40%. El dios principal de nuestra época (el dinero, y lo que promete), está empezando a caerse y a ser visto como un ídolo que no puede rescatar, igual que los filisteos se estremecieron cuando Dagón su dios de madera cayó y se rompió en el altar (ver 1 Sam. 5:3).
A medida que los efectos comienzan a tocar cada una de nuestras vidas, tenemos una maravillosa oportunidad de poner nuestra fe en práctica. ¿En qué realmente estamos poniendo la confianza de nuestros corazones? Siempre que tenemos un sistema de apoyo visible (trabajo, amigos, cuentas de ahorro, policía y departamento de bomberos), tenemos la tentación de poner indebidamente nuestra confianza (esta es una palabra clave), en algo o en alguien que no es el Dios vivo.
Quiero recordarles a todos ustedes, queridos hijos, que dentro de nuestra propia familia, hemos visto la inconfundible mano de Dios, una y otra vez. Él se ha mostrado fiel todos los días de nuestras vidas. Y Él es quien es «el mismo ayer, hoy y por siempre» (Heb. 13:8).
(De hecho, déjame decirte que este es el rol de un padre ya anciano que está entregado a Dios. El rol es recordarles a sus hijos quién es Dios, y decirles acerca de Su fidelidad. Cuando has vivido ochenta y tantos años tienes un montón de antecedentes y has visto lo que Dios ha hecho). Y él sigue diciendo:
Cuando su mamá y yo nos casamos no teníamos dinero, ni trabajo, ni auto, ni hogar, ni seguro de salud, y aun nos quedaban seis o siete años del postgrado que aún no se habían terminado de pagar. Pero «¡Dios es poderoso!» ¡Milagrosamente nos ha guiado y nos ha sostenido, durante todos estos años, y siempre proveyó nuestro pan de cada día, nos dio lo que necesitábamos para alimentarlos, vestirlos, una casa para ustedes, y la oportunidad de mandarlos a los cinco a escuelas cristianas, a la universidad e ¡hizo que tuvieran sus propios hogares! ¿Es Él increíble o no?
Y en el camino, Él realizó, no solo milagros «regulares» que damos por sentado (el sol de cada mañana, el funcionamiento de nuestro cuerpo y muchas cosas más), sino también algunos milagros extraordinarios.
Ustedes pueden recordar cómo apenas unos días antes de ir a Haití oramos como familia por novecientos treinta y cinco dólares adicionales que necesitábamos para el pasaje aéreo. No le dijimos nada a nadie. Y una mañana encontré un sobre en la entrada de parte de un joven a quien no había visto y con el cual no había hablado por tres años. Él había estado en el extranjero con el ejército, no sabíamos que había regresado y él no tenía ni idea de que íbamos para Haití. ¡Abrimos el sobre y encontramos exactamente novecientos treinta y cinco o novecientos cuarenta dólares! En la nota se limitó a decir: «Úsenlo para cualquier ministerio en el extranjero».
Ahora, este hombre que está en sus 80 puede ser perdonado por no recordar exactamente la cantidad después de estos años, pero fue justo lo que necesitaban.
Él dijo:
La carta simplemente decía, «úsenlo para cualquier ministerio en el extranjero».
(Luego él firmaba el correo).
¡Nuestro Dios es verdaderamente asombroso!
Reciban amor y abrazos, de papá.
Luego, él colocó el siguiente versículo al final: «Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra» (Sal 121:2).
Simplemente me encantó este correo electrónico. Fui tan animada al ver el corazón de este padre que ha caminado con Dios y ha encontrado que Él ha sido fiel en el curso de toda su vida; décadas de ver a Dios obrar. Un padre que quiere persuadir a sus hijos y a los hijos de sus hijos, los cuales estoy segura que vieron este correo al igual que muchos nietos y algunos bisnietos. Él quiere persuadirlos de que Dios nunca les ha faltado, que nunca les ha fallado y que Dios nunca les fallará. Él quiere animar a sus hijos a que pongan su esperanza en Dios. Por este medio él quiere transmitirles a sus hijos que con carácter de urgencia oren a Dios para que Él use la crisis, la actual crisis económica para traer un verdadero avivamiento y un despertar espiritual en nuestra nación.
De hecho, cuando ese padre y esa madre estuvieron pasando por esas pruebas, las que él describió que ocurrieron durante su matrimonio, cuando no tenían dinero, ni trabajo, ni carro, ni casa, ni seguro médico y seis a siete años de estudios universitarios aún pendientes por pagar; si pudieran darle vueltas al reloj y recordar cómo se sentía estar en aquellos tiempos, ¿no crees que ellos vivieron momentos de desesperación? ¿Piensas tú que ellos fueron tentados a temer? ¿No crees tú que ellos se preguntarían cómo terminaría todo esto? Ellos no sabían que Dios estaba escribiendo una historia en sus vidas. Dios estaba escribiendo un capítulo que décadas más tarde iba a ser compartido con sus hijos adultos, con sus parejas y con muchos nietos y bisnietos.
Ahora me queda por hacer esta pregunta: ¿Cuál es la historia que Dios podría estar escribiendo en tu vida hoy?
En la medida en que piensas dónde has experimentado carencias o incertidumbre o has estado luchando con la provisión, sea en lo económico o en otras áreas, ¿qué pasaría si Dios estuviera esperando escribir una historia en tu vida el día de hoy, y que luego pasaran décadas y que tú pudieras compartirla con otros que necesitan saber que Dios es fiel y que Dios nunca les falla a sus hijos?
Estoy pensando cómo muchas familias tienen historias que contar, como la de aquella familia del viaje misionero a Haití donde oraron por los novecientos treinta y cinco dólares, y luego vieron la provisión de Dios de lo que ellos necesitaban exactamente. ¿Cuántas historias no han sido escritas porque hemos tomado las cosas en nuestras propias manos, y hemos hecho que las cosas sucedan, pero por nosotras mismas, no porque nos detuvimos a orar y no porque nos aventuramos por fe?
Ves, Dios quiere probarse a sí mismo como grande, y cuando estamos en el punto de riesgo donde nada ni nadie nos puede ayudar excepto Dios, es ahí cuando vemos lo que solo Él puede hacer.
Las temporadas de adversidad, económicas o de cualquier otro tipo, no le toman a Dios por sorpresa. Dios sabe todo lo que ocurre en nuestro mundo. Yo sé que en teoría todos sabemos eso, pero la pregunta es, ¿realmente lo entiendes? ¿Entendemos las implicaciones de esto? ¿Entendemos el hecho de que Dios lo sabe todo?
Él sabe lo que está pasando en nuestro mundo y a través del mundo en el día de hoy. Él sabe lo que ninguna de nosotras sabe, y esto es, lo que nos depara el futuro, lo que está a la vuelta de la esquina y lo que pasará en los días por venir. Tenemos un Dios que sabiamente, amorosamente y con gracia, está orquestando todas las cosas en el mundo y en nuestras vidas, para cumplir Sus buenos y eternos propósitos redentores y para glorificarse.
Estoy agradecida de que tenemos un Dios, no que solamente sabe, sino un Dios que se preocupa y sabe cómo las circunstancias adversas afectan las vidas de sus hijos. A Él le importa cómo esas circunstancias afectan tu vida. Esas circunstancias, a medida que los tiempos se ponen intensos, pueden ser muy dolorosas. Y sé que esa es una realidad para muchas de nuestras oyentes en temporadas de crisis económica, pero esas circunstancias no tienen que sobrecogerte. No tienen que robarnos nuestra paz. De hecho, en este sentido —digo esto frecuentemente y ha estado viniendo a mi mente en estos días— cualquier cosa que nos haga necesitar a Dios es una bendición. Cualquier cosa que nos haga necesitar a Dios, en nuestras vidas, en nuestras familias en nuestra nación.
La crisis puede proporcionar oportunidades para que el pueblo de Dios florezca espiritualmente. Proporciona oportunidades para llevar a otros a Cristo, quien es nuestra Roca fuerte y nuestra esperanza en tiempos de dificultad. De forma interesante, lo que hemos visto como ministerio de avivamiento a través de los años, es que cuando las personas están prosperando económicamente, tienden a cegarse de su necesidad y de su condición espiritual. Ellos no necesitan a Dios desesperadamente.
Por otro lado, cuando perdemos nuestra seguridad, y vimos esto suceder, por ejemplo, lo que sucedió en los años 80 en la ciudad de Houston, Texas, cuando la industria del petróleo colapsó. Habíamos ministrado en iglesias y nuestro equipo de avivamiento ministró en Houston y en otras partes de Texas durante esos años.
Recuerdo una iglesia donde había cincuenta personas las cuales habían perdido sus empleos, muchos de ellos eran grandes ejecutivos con altos salarios. Fueron de tener grandes salarios a no tener nada y en esas iglesias pudimos ver un poderoso mover del Espíritu de Dios. ¿Por qué? Porque las personas estaban desesperadas, necesitaban a Dios. De repente sus corazones estaban más receptivos al Señor y más abiertos para ver su necesidad.
En tiempos como estos nos percatamos que tenemos a nuestra disposición muchas herramientas y estrategias prácticas para ayudar a las personas que se encuentran en una crisis financiera. No soy economista. No soy consultora financiera y sé que hay muchos temas complejos en esta materia. Tanto en el panorama macro como también en el micro. Por los próximos días estaré compartiendo consejos bíblicos y perspectivas que Dios me ha estado dando a través de Su Palabra, y pienso que nos ayudarán a fortalecer nuestros corazones en medio de estos tiempos inciertos.
Durante los próximos días quiero compartir con ustedes diez puntos. En el día de hoy solo hablaremos acerca del punto número uno, luego en los próximos dos programas veremos los demás. En nuestra página, AvivaNuestrosCorazones.com, podrás encontrar un recurso titulado, «Esperanza para tiempos inciertos». Entra y descárgalo cuando puedas.
Hoy déjame tocar el primero de esos diez puntos. El primer punto es, en tiempos de crisis económica tenemos que mirar hacia arriba en vez de hacia afuera o hacia dentro. Puedes ver cómo los resultados de los tiempos de turbulencia estarán determinados por nuestra perspectiva y nuestra perspectiva estará determinada por dónde ponemos nuestro enfoque. La respuesta natural en los momentos de crisis, en tiempos de adversidad o calamidad, el enfoque no es hacia arriba, sino hacia fuera y hacia dentro; hacia afuera es ver las circunstancias y hacia dentro es para mirarnos a nosotras mismas.
- Cuando nuestro enfoque esté hacia fuera o hacia dentro, tenderemos a tener temor en los tiempos de crisis.
- Nos haremos inseguras.
- Cuando nos embarga el temor, nuestra tendencia es la de retener, aferrarnos a lo que ya tenemos, aferrarnos aún más fuertemente por temor a perderlo.
- Y cuando respondemos con temor y con acaparamiento, finalmente terminaremos en depresión y en desesperación.
Así que, ahí tenemos una progresión. Si nuestro enfoque está hacia afuera y hacia dentro, en las circunstancias y en nosotras mismas, nos volveremos temerosas e inseguras. Nos aferraremos a lo que tenemos y terminaremos deprimidas y desesperadas. Esa es la respuesta natural, y puedes ver alrededor y ver muchas personas respondiendo de esta manera por todos lados. Existe mucha de esa progresión teniendo lugar en la vida de las personas.
Pero existe otra manera de responder. No es la forma natural, pero es la forma sobrenatural. ¿Cuál es la diferencia? Bueno en vez de que nuestro enfoque sea hacia afuera y hacia dentro, la respuesta sobrenatural sería enfocar nuestros ojos ¿dónde? Hacia arriba, hacia Dios. En vez de estar temerosas, responderemos en fe. En vez de estar inseguras, pondremos nuestra confianza en el Señor.
Cuando tenemos fe y confianza en el Señor, no tendremos que ser acaparadoras, no tendremos que aferrarnos fuertemente a lo que tenemos. Más bien, practicaremos la gracia de dar, la generosidad. No nos aferraremos a lo que tenemos, sino que compartiremos lo que tenemos. Porque no estamos endurecidas por el temor, podremos ser generosas y en vez de estar deprimidas y desesperadas, tendremos gozo y esperanza.
¿Ves? Los cristianos que estamos pasando por tiempos como estos debemos ser personas que estén llenas de gozo y esperanza. Eso no significa que no tengamos problemas como todos los demás. Eso no significa que los cristianos serán librados de las dificultades o que los cristianos no perderán sus trabajos o sus cuentas de retiro o sus ahorros o que sus acciones no se desplomarán, todo esto puede pasar. Simplemente piensa en Job.
Job fue un hombre de Dios, fiel, justo y él lo perdió todo. Pero aún tenía a Dios. Su enfoque estaba hacia Dios, y como resultado él tuvo que ejercitar la fe y la confianza en el Señor. Cuando tu fe está puesta en el Señor, puedes ser generosa y puedes estar gozosa.
¿Cuál de estas progresiones es la que mejor describe donde te encuentras en estos tiempos de crisis económica?
- ¿Estás respondiendo de forma natural, mirando hacia afuera y hacia dentro en temor, en acaparamiento, en depresión, en desaliento, en desesperación?
- ¿O estás respondiendo, por la gracia de Dios, de manera sobrenatural, mirando hacia arriba? Cuando tu fe esta puesta en el Señor puedes ser generosa aun con lo poco que puedas tener; estarás motivada a compartir con otros que tienen necesidades aún mayores que las tuyas, y te encontrarás con un corazón cambiado, inexplicablemente insaciable de gozo.
En tiempos como estos la gente debe ver a los cristianos y ver una respuesta totalmente diferente cuando son puestos bajo presión, una respuesta simplemente inexplicable. El mundo no se va a impresionar cuando estemos felices y tengamos paz en los buenos tiempos, porque cualquiera puede estar feliz y en paz en los buenos tiempos; pero como cristianas cuando pasamos por momentos difíciles y no nos rompemos en pedazos y no le damos cabida al temor y a la desesperación, el mundo se detiene y se da cuenta.
Recientemente como ha sido el caso de tantos individuos y de empresas, la mayoría de los ministerios que conozco han sido sacudidos por la crisis económica, muchos de ellos han tenido que reducir significativamente el equipo de trabajo y los programas, buenos programas. Aviva Nuestros Corazones ha tenido que hacer algunas reducciones y se está preparando para seguir haciéndolo en la medida que sea necesario. Nosotros no gastamos el dinero que no tenemos.
Tengo una gran carga de que en tiempos como estos Dios cumpla Su propósito en mí, en nuestro equipo de trabajo, en nuestro ministerio, en su pueblo, en nuestro país y en todo el mundo. Nuestra tendencia natural, nuestro instinto natural en tiempos de presión económica y en tiempos de incertidumbre económica, es convertirnos en temerosas e inseguras, como ya dijimos, nos aferramos a lo que tenemos con más fuerza, pero esta es una oportunidad increíble para ti y para mí, para nuestras familias, para nuestros ministerios, de demostrarle al mundo lo que significa ser una hija de Dios; que estamos bajo Su cuidado y protección; que Él es nuestro proveedor; no nuestros empleadores o nuestra cuenta para el retiro, o el mercado de valores, o nuestros donantes.
Dios es nuestro proveedor, nuestro mayor proveedor, para mostrarle al mundo que nosotras sí podemos confiar en Él para que supla nuestras necesidades. Una vez más, no quiero decir que no tendremos pérdidas o que no sentiremos la crisis, pero siempre recordando que si lo tenemos a Él, tenemos todo lo que en realidad necesitamos.
Annamarie: Nuestro mundo es testigo de gran sufrimiento y crisis. En medio de estas circunstancias, Nancy DeMoss Wolgemuth nos recuerda dónde debemos fijar nuestros ojos. Podemos estar quietas porque nuestro Dios es fuerte y poderoso.
Te invito a que juntas recordemos las palabras del salmista en el Salmo 62—que Nancy citó al inicio del programa. Este nos ayuda a reemplazar el temor por esperanza—¡y no cualquier esperanza!
«Alma mía, espera en silencio solamente en Dios,
Pues de Él viene mi esperanza.
Solo Él es mi roca y mi salvación,
Mi refugio, nunca seré sacudido.
En Dios descansan mi salvación y mi gloria;
La roca de mi fortaleza, mi refugio, está en Dios.
Confíen en Él en todo tiempo,
Oh pueblo; derramen su corazón delante de Él;
Dios es nuestro refugio. (Selah)
Los hombres de baja condición solo son vanidad, y los de alto rango son mentira;
En la balanza suben,
Todos juntos pesan menos que un soplo.
No confíen ustedes en la opresión,
Ni en el robo pongan su esperanza;
Si las riquezas aumentan, no pongan el corazón en ellas.
Una vez ha hablado Dios;
Dos veces he oído esto:
Que de Dios es el poder;
Y Tuya es, oh Señor, la misericordia,
Pues Tú pagas al hombre conforme a sus obras» (Sal. 62:5-12)
¿Sabes que la forma en la que tú y yo respondemos a las crisis, revela lo que en realidad creemos acerca de Dios? Aprende a responder en fe en lugar de preocupación en el próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Fijando nuestro ojos en Cristo juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Nada es imposible, Jonathan & Sarah Jerez, Periscopio ℗ 2017 Jonathan & Sarah Jerez.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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