¿Hay suficientes niños en el mundo?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Muchos matrimonios no quieren traer niños a un mundo problemático.
Candice Watters: ¿Qué haremos con estos niños? El mundo se está cayendo a pedazos…
Nancy: Candice Watters nos da una perspectiva para ese temor.
Candice: Sin embargo, si miramos a las Escrituras, nos damos cuenta de que los mejores bebés nacieron en los peores momentos.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: La semana pasada recibí un email de una joven que trabajaba con nosotros aquí. Ella llegó al terminar la escuela secundaria. En ese tiempo ella era una joven adolescente un poco descuidada, y fue una gran bendición para nuestro ministerio. Luego se fue a la universidad y se casó.
Recientemente cumplió 30 años y le envié una felicitación por su cumpleaños, ella me escribió para contarme cómo iba su vida. Me encanta …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Muchos matrimonios no quieren traer niños a un mundo problemático.
Candice Watters: ¿Qué haremos con estos niños? El mundo se está cayendo a pedazos…
Nancy: Candice Watters nos da una perspectiva para ese temor.
Candice: Sin embargo, si miramos a las Escrituras, nos damos cuenta de que los mejores bebés nacieron en los peores momentos.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: La semana pasada recibí un email de una joven que trabajaba con nosotros aquí. Ella llegó al terminar la escuela secundaria. En ese tiempo ella era una joven adolescente un poco descuidada, y fue una gran bendición para nuestro ministerio. Luego se fue a la universidad y se casó.
Recientemente cumplió 30 años y le envié una felicitación por su cumpleaños, ella me escribió para contarme cómo iba su vida. Me encanta este párrafo en el que ella dice:
«La mayor de las bendiciones ha sido el regalo del matrimonio y la maternidad. Amé los años de soltería y no tengo remordimiento de cómo los viví, pero el significado, la carga y el peso eterno que vienen con la relación matrimonial y con traer al mundo estas pequeñas almas y criarlas intencionalmente para Cristo, ha sido tan santificador y de tanto gozo para mí. No quisiera volver atrás. No puedo imaginarme haciendo otra cosa que no sea esto y abrazaré este llamado con fuerza por el tiempo que Dios lo tenga para mí».
Luego, me dejó saber que ella y su esposo, quien actualmente estudia medicina y está por iniciar cinco años de residencia, ahora están esperando su tercer pequeñito –como ella les llama.
Me emocionó tanto recibir esa nota. Trajo a mi mente el libro del que estamos hablando estos días aquí en Aviva Nuestros Corazones llamado, Start Your Family: Inspiration for Having Babies (Comienza tu familia: Inspiración para tener bebés. Solo está disponible en inglés). Fue escrito por Steve y Candice Watters, quienes nos acompañan para conversar sobre este tema y sobre el libro. Steve y Candice, bienvenidos de nuevo a Aviva Nuestros Corazones.
Steve y Candice Watters: Gracias Nancy.
Nancy: Solo quiero decir nuevamente, gracias, gracias, gracias por escribir este libro. No podía dejar de leerlo. Esta semana me encontré enviando correos y hablando por teléfono a los pocos minutos de haber terminado de leerlo, haciéndoles saber a otras personas, «necesitas leer esto, es un gran libro».
No tengo hijos, sin embargo, me encantó este libro porque está tan conectado con los propósitos del reino de Dios, y con el pensamiento de este tema tan contracultural de una manera muy bíblica. Me encantó la forma balanceada, comprometida y bíblica en la que abordaron este tema, compartiendo de manera muy clara su trayectoria.
Escuchamos parte de esta trayectoria en el último episodio. Para aquellas oyentes que no tuvieron la oportunidad de escucharlo, vayan a www.avivanuestroscorazones.com y escuchen el episodio de ayer.
Hoy en día al mirar a mi alrededor, veo que muchas, muchas parejas jóvenes, aún en el mundo cristiano, están tardando en tener hijos o evitando por completo tenerlos. Hablemos de algunas de las razones por las que hoy en día esperar o posponer el tener hijos es la norma.
El día de ayer hablamos de algunas de las razones por las que tú, Steve, lo consideraste en tu propio matrimonio; pero al mirar a tu alrededor y observar la cultura, ¿cuáles son algunos de los temores, algunos de los temas que las parejas jóvenes enfrentan que les hacen decir, «hmmm, no creo que comencemos con eso aún»?
Steve: Creo que tiene mucho que ver con el deseo de que las cosas estén lo más estables posibles… Queremos empezar firmes y esperar el tiempo ideal –que se alineen los planetas, por decirlo así– especialmente en lo financiero, porque el ambiente cambia. Los sueldos, especialmente los salarios de los hombres, no son lo que solían ser en la generación pasada. Somos más dependientes de dos salarios de lo que éramos antes.
Nancy: Y especialmente a la luz de que hay muchas personas que llegan al matrimonio con grandes deudas.
Steve: Exacto. Cuando se forma un matrimonio, el promedio de la deuda de consumo es de alrededor de $20.000 USD, y el promedio de la deuda educacional es de $25 a 30,000 USD. Recientemente hemos visto encuestas que han mostrado que en los últimos años se ha duplicado la proporción de personas que dicen que la deuda educativa es lo que les hace posponer o postergar el tener una familia. Así que sabemos que es un tema muy serio y complejo. Es un reto que nuestros padres y abuelos no tuvieron que enfrentar.
Pero entonces, cuando a eso le agregas la idea de que la tecnología nos ayuda a vivir para siempre y a tener hijos cuando queramos… Es mucho más fácil comenzar a pensar, «dado que sabemos que hay cosas que hacen posible esperar un poco más, entonces aprovechemos al máximo el tiempo que tenemos ahora».
Candice: También culturalmente hay mucha presión para no tener hijos. No hay ninguna campaña publicitaria que diga, «oye, comienza tu familia. Hazlo ya». Sin embargo, hay muchas razones para decir lo contrario, «no deberías tener hijos porque…mira nuestra condición política o mira lo que exponen los periódicos».
Solo toma un periódico. Yo creo que es un poco aterrador pensar en traer un bebé inocente a este mundo y ser responsable de él por los próximos 18 años como mínimo –en realidad estarás ligada emocionalmente a él por el resto de tu vida.
Nancy: Y pensar, ¿en qué tipo de mundo crecerán ellos?
Candice: Absolutamente.
Steve: Bien, voy a usar una frase que solemos usar: Es casi como tratar de hacer crecer una flor en la grieta de una calle en Nueva York. No solo miramos alrededor y vemos guerras, cambios económicos y cambios políticos, sino que también vemos personas que dicen, «¿realmente queremos traer otro ser humano a este planeta que supuestamente ya está sobrepoblado»?
Nancy: Hablemos de eso. Vamos a desenmascarar ese mito de la sobrepoblación.
Steve: Bueno, Paul Ehrlich escribió un libro muy popular sobre el crecimiento poblacional en los años 70. Él advertía a las personas de lo que ocurriría si (lo que él llama) la «bomba poblacional» en el mundo continuaba. Lo que en realidad ha sucedido es que muchos países que han comprado las ideas de Occidente han frenado el tener bebés. La población mundial continúa creciendo, pero es por el tema de la longevidad.
De hecho, Nicholas Eberstadt, un demógrafo, dijo: «No es que las personas se estén reproduciendo como conejos. Es como si hubieran dejado de morir como moscas».
La población envejece pero no hay un flujo de nuevos bebés. Así que en el mundo está comenzando a disminuir la tasa de natalidad, y ahora, con lo que la mayoría de los países que han comprado estas ideas de Occidente están lidiando, es con una población envejecida donde no hay suficientes personas que sostengan a esa población envejeciente. A medida que la población se torna desproporcionadamente mayor de edad, no quieren innovar. Son mucho más conservadores. No hay nueva vida ni nueva esperanza y toda esa regeneración que viene de los bebés.
Nancy: Y no hay suficiente crecimiento de una nueva población que sustente los niveles actuales.
Steve: Exacto. Esto pasa en Europa y en Asia. Tienen escuelas en Japón con un solo niño en la clase.
Nancy: Y están cerrando escuelas.
Steve: Exacto.
Nancy: Tengo un montón de artículos de todo tipo aquí en mi mano, todo tipo de ensayos y escritos e informes. Hablan de lo que ellos llaman el invierno demográfico, las consecuencias culturales y económicas de no tener suficientes hijos.
Steve: Así es.
Nancy: Tenía que tomar el micrófono por un momento y compartir eso.
Candice: Es un aporte clave. Es un recordatorio de que somos personas de la Palabra, del Libro, y que necesitamos ir a la Palabra de Dios y decir, «¿cuál es la perspectiva bíblica con la que puedo enfrentar este temor?» El temor es real.
Mientras esperaba a nuestro primer hijo, en el año 2000, luego mientras estaba embarazada con nuestro segundo cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, y ahora con nuestro cuarto hijo en medio de un revuelo político, he tenido la tentación de atemorizarme –y muchas veces me he entregado al temor. He pensado, «¿qué estoy haciendo? Tengo que almacenar leche de fórmula, tengo que...» Pienso, «¿qué haremos con estos niños?, el mundo se está cayendo a pedazos».
Sin embargo, al ver lo que dicen las Escrituras, nos daremos cuenta de que ha sido en los peores momentos en los que nacieron los mejores bebés. Moisés nació en un tiempo en que sus padres tuvieron que ocultarlo para evitar que fuera asesinado. Lo mismo sucedió con el nacimiento de Jesús (prefigurado por Moisés) mientras Herodes mandaba matar a todos los bebés.
Dios nos llama a no temer. Él nos llama a ser fructíferos y no ser temerosos.
Steve: Sí.
Nancy: Él quiere levantar de las familias cristianas una simiente piadosa que pueda proclamar el reino de Dios y el evangelio a este mundo que tan desesperadamente lo necesita.
Candice: Así es, absolutamente. Si los cristianos dejaran de tener bebés entonces yo diría que realmente deberíamos tener miedo, porque, ¿dónde quedaría la esperanza? Los bebés son la esperanza.
Steve: Yo creo que lo que hemos perdido es el poder ver a nuestro alrededor –ver los problemas pensando, «¿por qué querríamos traer bebés a un mundo lleno de problemas?» –y recordar que, a menudo, son esos bebés los que serán la solución a esos problemas.
Nos encanta el libro de Mike Mason sobre el misterio del matrimonio, y también tiene otro sobre el misterio de los niños. Él dice: «Frecuentemente, cuando Dios quiere hacer algo nuevo en el mundo, lo hace a través de los bebés».
Hay tan pocos libros en el mundo en los que se toma el tiempo para hablar acerca de los bebés.
Nancy: Como lo hace la Escritura.
Steve: Así es. En la Biblia, en muchas de las historias bíblicas –no solo la de Moisés sino también la de Samuel, la de Sansón y obviamente la de Juan el Bautista preparando el camino, la historia de Jesús– nos damos cuenta de que ellos eran parte del plan de Dios. Él pudo venir al mundo y hacer algo milagroso y poner al mundo de cabeza, pero desde el principio Él diseñó que los bebés fueran parte de este continuo proceso de redención y nueva vida.
Nancy: Una gran parte de nuestro llamado como mujeres es ser dadoras (portadoras) de vida y nutrir esas vidas. Es por eso que me encanta tu énfasis en ser fructíferas. Esto no solo se trata de concebir bebés.
Candice: Así es.
Nancy: Se trata de ser portadoras y dadoras de vida, y me viene a la mente aquella joven adolescente a quien se le apareció el ángel un día y puso su mundo de cabeza cuando le dijo, «darás a luz un hijo». Y luego ver a María decir: «He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra». (ver Lucas 1:38)
Me encanta esa actitud de corazón de decir, «sí, Señor. Estoy dispuesta a darte mi cuerpo a Ti, para los propósitos de Tu reino».
Como resultado de esa joven mujer decir, «sí, Señor», nació el Salvador.
Steve: Sí.
Candice: Eso nos da una razón clave por la que creo que hoy las parejas postergan el tener hijos y tienen una mentalidad de planificación familiar. Y comienza con la mujer comprometida para casarse que va a ver a su doctor y él le da, como es costumbre, la prescripción de la píldora anticonceptiva.
Nuestro libro no entra en los pros y los contras de los diferentes métodos de planificación familiar, pero sí hablamos acerca de la inercia. Cuando una pareja no es intencional en planificar tener o no tener hijos, lo que hace la mentalidad de planificación familiar es guiar a las mujeres jóvenes –principalmente a las mujeres, pero también a los hombres– a pensar, «yo puedo controlar mi fertilidad. La puedo apagar cuando yo quiera, y luego, cuando quiera simplemente puedo encender el interruptor».
Trágicamente, muchas parejas están descubriendo que han esperado demasiado y el interruptor ya no funciona. Están tratando de encenderlo pero ya no son fértiles. Además, se suma a este escenario el hábito de tomar estas pastillas para evitar que tu cuerpo sea fructífero a través del acto de intimidad que Dios diseñó para ello.
La otra cosa que hace es que cambia nuestra actitud de una que dice, «los niños son una bendición y deben ser recibidos con alegría», a pensar, «los niños son una consecuencia a ser evitada». Así que realmente se trata de una mentalidad. ¿Veremos a los niños como una bendición o como una consecuencia?
Animamos a las parejas jóvenes a que, sea lo que sea que decidan hacer, no lo hagan solo porque la cultura lo hace o porque alguien les dijo que eso es lo que deben hacer. Sean intencionales al respecto. Dediquen tiempo y reflexionen sobre cómo van a abordar esto de tener hijos, así como lo hicieron para organizar su boda.
Steve: Y hay muchas implicaciones teológicas. Hay algunas parejas que piensan profundamente acerca de esto, que realmente comprenden lo que significa ser creyentes y cómo eso afecta sus decisiones sobre la planificación familiar, y piensan diferente del mundo. Pero hay otras parejas que simplemente apagan el interruptor –el doctor me dio esto y esto es lo que vamos a hacer– y ni siquiera lo piensan con cuidado.
Nancy: Solo lo asumen.
Steve: Sí. Y no es que traten de encontrar la respuesta teológica perfecta. Hay personas que tienen mejores respuestas para esto, pero sí animamos a las parejas a que no simplemente hagan lo que los demás están haciendo. Piensen a profundidad. Que su fe tenga peso en ese aspecto de sus vidas.
Nancy: Y que oren a Dios respecto a este tema. Esto es algo por lo cual orar.
Steve: Absolutamente.
Candice: Lo es. Tiene una inercia propia, y una vez que te adentras en ese camino resulta muy difícil cambiar el rumbo. Hay que esforzarse mucho para cambiarlo. Yo creo que esta es una de las desventajas de hacer algo que está tan desconectado y alejado de la intimidad que se da en el matrimonio.
Steve: Bueno, esa inercia está junto a otras inercias en sus vidas, como lo son la rutina de sus trabajos, el estilo de vida que llevan. Tan pronto como comienzan a considerar algún cambio en esas áreas piensan, «oh no, esto va a desordenarlo todo». Y es así.
Nancy: Así es. Y cuánto más dependa su estilo de vida de dos ingresos, más disruptivo será traer niños a esa familia.
Steve: Sí. De hecho, nos divertimos al ver algunos de esos artículos de casas bonitas de diseñadores a las que luego la gente llevaba a sus niños y se sorprendían al ver que los niños hacían cosas de niños.
Nancy: Y luego las casas ya no se veían como casas de diseñador.
Steve: Sí, exacto. Y no es como que nuestros padres y abuelos fueran y compraran enormes habitaciones y luego se frustraran cuando sus hijos de 2 años las ensuciaran con mermelada. Ellos vivieron con sencillez al principio y con el tiempo fueron comprando cosas más bonitas.
Hoy en día los matrimonios quieren tener el estándar que sus padres tienen en este momento –quieren comenzar así– y eso genera un gran choque en los años de crianza con los hijos.
Nancy: Bien. Quiero regresar por un momento a eso de prender y apagar el interruptor y erróneamente pensar que lo puedes encender en cualquier momento. Luego que tuvieron a sus tres hijos, fue que se dieron cuenta de que no podían simplemente apagar y prender ese interruptor como habían pensado que podían hacerlo.
Candice: Hubo un momento, después de que tuvimos dos hijos –y luego de tener nuestro tercer hijo– en que pensé, «realmente quiero concluir esta etapa. Esto es mucho trabajo». Me enfermo mucho al principio del embarazo, con náuseas y mucho tiempo en cama, y eso genera mucha tensión en nuestro matrimonio. Steve me tiene que traer el desayuno a la cama cada día, y es realmente un tiempo difícil. Recuerdo, luego del segundo y del tercer bebé, pensar, «realmente quiero detenerme aquí».
En ese punto comencé a tener síntomas raros y tres médicos diferentes me dijeron –basándose en los análisis de sangre– que había desarrollado una falla ovárica prematura. Me dijeron, «estás en la menopausia. No podrás tener más hijos».
Nancy: ¿A la edad de...?
Candice: A los 37 años de edad. Estaba devastada. Era una cosa pensar que yo controlaba mi fertilidad, pero era otra historia muy distinta darme cuenta, de repente, que no tenía control sobre esto. Fue un golpe para mí. No fue una decisión que yo hubiera tomado, sino una que se tomó en mi lugar, y eso me deprimió mucho.
Les dijimos a nuestros hijos, «creemos que ya no tendremos más bebés. Mami no podrá tenerlos, pero podemos orar».
Fue en ese punto, cuando comenzamos a orar e irónicamente fue cuando descubrí que estaba esperando mi cuarto bebé que comencé a escribir el capítulo del libro acerca de la ventana de fertilidad. Literalmente, Nancy, cada médico, palabra por palabra dijo: «Es un milagro».
Lo sabemos y es maravilloso que nuestros hijos también lo sepan. Ellos saben que este pequeño bebé, Teddy, es un regalo de Dios para nosotros. Ojalá viéramos a cada bebé de esa forma y que pudiéramos entender. Podemos llamarlo planificación familiar, pero nosotros no estamos en control de este proceso.
Steve: La Escritura nos recuerda que Dios abre y cierra la matriz.
Candice y yo recientemente descubrimos un grupo de mamás blogueras. Existe toda una comunidad de mujeres que se apoyan y se animan unas a otras. A través de estos blogs hemos conocido a muchas mujeres que luchan con la infertilidad, y eso nos rompe el corazón. Se puede ver lo profundo de la frustración y de las emociones.
No podemos entenderlo del todo, ni podemos comprender a cabalidad la teología de cómo Dios abre y cierra la matriz. Pero sí sabemos que Él es soberano y que Él está en control y nosotros no.
Esto nos recuerda a ambos la frustración al darnos cuenta de que quizá Dios había cerrado nuestra matriz, pero también nos recuerda el milagro que es que Él la abra. En ocasiones vemos historias como esta y reconocemos que Dios todavía puede traer gloria y hacer cosas que la tecnología moderna no puede.
Candice: Otra cosa en la que reflexioné fue: ¿cuántas veces le dije «no» a Dios? Él abre y cierra la matriz. Él no se pondrá en contra de los principios del mundo natural que Él puso en movimiento. Y si yo digo, «mi cuerpo está fuera de tus límites, Dios, y voy a tomar químicos para asegurarme de eso», creo que Él dará un paso atrás y dirá: «Hazlo a tu manera».
¿Cuántas veces nos perdemos de una bendición y del regalo de otra vida porque no estamos abiertas a lo que Él tiene para nosotras?
Nancy: Y, ¿cuán a menudo ese es el caso para mujeres que dicen, «yo quiero tener hijos... más adelante»; y luego, "más adelante", descubren que no pueden? Han desaprovechado la etapa en la que Dios quería darles hijos.
Steve: Sí. De hecho hay una encuesta llamada «Encuesta mundial de valores». En esta encuesta, el 2% de las personas que respondieron dijeron, «no quiero tener hijos». Pero la realidad es que el 20% de los matrimonios no puede tener hijos. Un 3% dijo, «solo quiero un hijo». Y el 16% de los matrimonios se limitan a tener un hijo. Así que hay una brecha entre un ideal y la realidad.
Reconocimos –cuando atravesamos esa etapa de infertilidad– que si hubiéramos seguido nuestra línea de tiempo, la esperanza que teníamos de cuántos hijos queríamos tener no habría sido alcanzada en ese punto. Hubiéramos tenido una brecha entre lo que queríamos tener y lo que realmente habríamos podido tener.
Nancy: Usaste una palabra importante y es «etapa». Gran parte de la vida del hijo de Dios es reconocer cuáles son esas etapas. Hay un tiempo para dar a luz. Hay un tiempo para cada cosa y Dios hace todo hermoso en Su tiempo.
Me encanta que en el libro hablan de que la primavera es la estación para que los matrimonios tengan hijos. ¿Qué quisieron decir con eso?
Steve: Cuando Candice y yo nacimos…de hecho nacimos con un día de diferencia en el mismo año,1970, el 26 y el 27 de junio; nuestras madres estaban en el hospital al mismo tiempo, y ambas tenían poco más de 20 años. Nosotros nos casamos a finales de nuestros 20, y tuvimos nuestro primer hijo cuando íbamos a cumplir los 30. Nos dimos cuenta de que eso era bastante normal. Gente de nuestra edad, especialmente los que habían ido a la universidad, se casaban en lo que podríamos llamar la temporada de verano.
Luego empezamos a ver todos los reportes de las personas que esperan hasta casi el otoño de sus vidas para tener hijos –e incluso vimos algunas historias extremas de madres teniendo un bebé a los 60– y nos dimos cuenta de que…de acuerdo, quizá algunas personas estén abriéndose camino en el invierno de sus vidas.
Pero nos dimos cuenta de que hay algo en esta idea de la primavera. Hay un nivel de energía que ahora no tenemos. Observamos a una vecina que tiene hijos, y ella todavía está en sus 20, ella tiene mucha más energía que nosotros. En nuestros 30 ya nos estamos sintiendo viejos y oxidados.
También recuerdo algo que dijo mi padre. Dijo: «Muchas personas lo calculan. Piensan, “si tenemos hijos a esta edad, tendremos esta otra edad cuando se vayan a la universidad”». Él dijo, «Saquen los cálculos también para los abuelos, porque los niños necesitan abuelos en sus vidas que puedan jugar con ellos en el suelo y que todavía se puedan levantar».
Nancy: Ahora, no estamos tratando de sugerir algo rígido, inflexible o rápido sobre a qué edad deberías tener bebés. No estamos aquí para determinar eso. Sabemos que tenemos oyentes que están en diferentes etapas de la vida y pueden estar pensando, «¿estás diciendo que no debería tener hijos a los 30 o a los 40 años?» ¿Pueden ayudarnos a aclarar esto?
Candice: Bueno, ciertamente yo no diría eso, porque eso fue lo que nosotros hicimos. Tuvimos bebés entre finales de nuestros 20 y finales de nuestros 30.
Nancy: Hasta ahora.
Candice: Correcto. Quién sabe lo que Dios tiene preparado. Y eso nos trae de regreso al punto de que Dios es soberano. Creo que lo más importante para un matrimonio es orar. Orar por unidad en el matrimonio. Someter a Dios tus planes para tu familia. Decir, «Señor, muéstranos lo que Tú tienes para nosotros». Si Él te bendice con bebés a tus 20 años, ¡gloria a Dios! Si te bendice con bebés a los 30 años, ¡gloria a Dios! Si todavía estás teniendo bebés a tus 30 y 40 años y más allá, ¡gloria a Dios! Eso es lo importante.
Si aún eres joven y estás comenzando tu matrimonio, no te dejes llevar por la corriente. Hazte estas preguntas. Ten las conversaciones necesarias. Sé intencional y no malgastes la primavera. Creo que ese es el mensaje.
Si estás en el verano y en el otoño de tu vida, pídele a Dios que abra tu matriz y que te dé la bendición de tener hijos. O, si aún estás en la primavera de tu vida, puede que quieras aprovechar eso.
Nancy: Consciente de que Dios es soberano sobre todo esto. Tengo amigas que han querido tener hijos, no han usado métodos anticonceptivos, y sin embargo, por años, Dios no las ha bendecido con hijos. Entonces, nos sometemos a la voluntad de Dios, sea cual sea.
Candice: Sí.
Steve: Y también, Dios nos llama a todos a ser fructíferos. Vemos en la Biblia, especialmente en el Nuevo Testamento, que tenemos una dimensión más grande y es la de la abundancia espiritual. Así que tengamos hijos biológicos o adoptemos, o seamos parte de la iglesia local y trabajemos para el reino, Dios nos está llamando a ser fructíferos, no a tener una mentalidad de consumidor de simplemente decir, «¿qué puedo obtener para mí de esta vida?»
Dios está diciendo, «¿qué estás sembrando allá afuera, que estás dando? Puedes confiarme tu matriz». Pero Él también dice: «Yo quiero que tú seas una buena administradora, tanto de tu capacidad de dar fruto biológicamente como de dar fruto espiritualmente. Yo quiero verte ser fructífera como Yo soy fructífero».
Nancy: Seas una joven esposa, estés recién casada o estés pensando sobre el tiempo de Dios para tener hijos, o a lo mejor ya tienes hijos y te sientes abrumada con los que ya tienes, espero que esta conversación basada en el libro escrito por Steve y Candice Watters sea de aliento para ti. Su libro se titula, Start Your Family (Comienza tu familia y está disponible en inglés).
De hecho, creo que este contenido es también para mujeres solteras porque les dará un corazón de sabiduría, entendimiento y compasión por aquellos que están en la etapa de la paternidad. También es de ánimo para las madres que tienen el nido vacío, porque les permitirá saber cómo animar a sus hijos adultos.
En cualquier etapa de tu vida hay mucho valor en aprender a pensar a la manera de Dios respecto a rendir nuestros cuerpos como instrumentos de justicia y para los propósitos de Dios en cada etapa de la vida.
Así que, Steve y Candice, muchas gracias por escribir este libro. Retomaremos esta conversación en nuestro próximo episodio para pensar en lo siguiente: ¿Es posible para un matrimonio continuar con la vida como de costumbre cuando se agrega un bebé a la ecuación? También hablaremos sobre algunos aspectos prácticos relacionados con tener hijos y a comenzar a formar una familia en la primavera de la vida. Sé que nuestras oyentes no querrán perderse esta continuación.
Gracias por abrir sus corazones como lo han hecho y por la sabiduría que han compartido con nosotras respecto a este tema.
Annamarie: Ayudándote a descubrir y abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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