Giros en tu historia
Annamarie Sauter: Siempre habrá momentos en que tu vida tomará giros dramáticos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: La gracia de Dios es tan rica, Él extiende Su gracia común…y es una bendición. Vemos destellos de la bondad y de la bendición de Dios, y no todos los días son estresantes o dolorosos. Pero a medida que trazas el curso de tu vida, hay, ha habido y habrá cosas que son difíciles de afrontar.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo mejor el día de hoy estás enfrentando circunstancias nada perfectas. Y es que de este lado de la eternidad todos enfrentamos dificultades. Hoy Nancy te hablará sobre La verdad acerca de nuestras circunstancias, en un mensaje que ella impartió en una conferencia True Woman.
Justo antes de esta enseñanza, la audiencia escuchó el testimonio de dos mujeres, Lisa y …
Annamarie Sauter: Siempre habrá momentos en que tu vida tomará giros dramáticos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: La gracia de Dios es tan rica, Él extiende Su gracia común…y es una bendición. Vemos destellos de la bondad y de la bendición de Dios, y no todos los días son estresantes o dolorosos. Pero a medida que trazas el curso de tu vida, hay, ha habido y habrá cosas que son difíciles de afrontar.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo mejor el día de hoy estás enfrentando circunstancias nada perfectas. Y es que de este lado de la eternidad todos enfrentamos dificultades. Hoy Nancy te hablará sobre La verdad acerca de nuestras circunstancias, en un mensaje que ella impartió en una conferencia True Woman.
Justo antes de esta enseñanza, la audiencia escuchó el testimonio de dos mujeres, Lisa y Jennifer. Jennifer sufrió una lesión cerebral cuando el vehículo en que iba su familia fue impactado por un conductor ebrio. Pero a pesar de esto ella refleja el gozo de Jesús a los que la rodean.
Con este contexto, escucha el mensaje de Nancy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Esta noche queremos hablar de la verdad acerca de nuestras circunstancias. Ahora, no hay manera de abarcar todas las circunstancias que estamos enfrentando ahora. El diccionario define la palabra circunstancia, como «un evento sobre el cual no tienes control, que cambia tu vida».
Bueno, odio contradecir el diccionario, pero a veces las circunstancias en nuestras vidas son cosas que podemos controlar. Las decisiones que tomamos provocan cambios en nuestras circunstancias. Pero muchas veces hay incidentes, eventos, problemas, relaciones, cosas sobre las cuales no tenemos control, y que cambian nuestras vidas.
Quizás no podamos controlar nuestras circunstancias, pero por la gracia de Dios podemos controlar cómo respondemos a ellas, si dejamos que Él use nuestras circunstancias para cambiarnos y hacernos más semejantes a Jesús.
Este asunto de las circunstancias que hacen la vida difícil o que nos hacen sentir como si nuestras vidas estuvieran fuera de control, en realidad nos lleva (como hemos visto este fin de semana) de regreso al jardín del Edén.
En el principio, todo estaba bien. Lees los primeros dos capítulos de Génesis y todo está lleno de bendiciones y de bondad. Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí era muy bueno. Sin daños, sin lesiones cerebrales, todo era muy bueno.
Dios cuidaba de Sus criaturas. Plantó un huerto, hizo brotar árboles agradables a la vista y buenos para comer; después Dios creó un río que fluía del Edén para regar el jardín. Dios hizo que las circunstancias fueran hermosas, bendecidas y buenas. Luego, Dios hizo a Eva para Adán, y Adán se deleitó en la esposa que Dios había creado para él. Eran una sola carne, íntimos, estaban desnudos y no se avergonzaban.
Lo que quiero decir es que, no podemos ni siquiera imaginar un mundo como el que experimentaron Adán y Eva en Génesis 1 y 2. Pero tenemos que pensar en ello porque Dios está redimiendo este mundo roto. Un día Él recreará este mundo y nos llevará, no solo de vuelta al Edén, sino a la Nueva Jerusalén, a ese nuevo jardín donde un río atraviesa y el Cordero de Dios está en el centro, y no habrá más lágrimas, ni muerte, ni llanto, ni dolor, ni debilidad, ni pecado.
Pero mientras tanto, no vivimos en Génesis 1 y 2, tampoco vivimos en los últimos dos capítulos de Apocalipsis. Vivimos aquí y ahora, en lo que a veces es el terrible intermedio.
Así que en Génesis 1 y 2 hay bendición, bondad, belleza, provisión abundante, necesidades satisfechas, intimidad vertical con Dios e intimidad horizontal con otros. No hay vergüenza, no hay culpa, no hay temor, no hay trauma, hay bendición.
Luego, en Génesis 3, sabemos esto porque ahí es donde vivimos, entra el pecado. Ahora, al leer Génesis 3 y 4, y los siguientes capítulos, vemos que ya hay tensión en esa primera relación matrimonial. Donde antes había intimidad y no había vergüenza, ahora hay vergüenza, están centrados en sí mismos y hay culpa; se acusan uno al otro…¿no es cierto? Todo eso como consecuencia de la caída.
Ahora hay relaciones rotas, enemistad, violencia. «Él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el talón», le dijo Dios a la serpiente (ver Génesis 3:15). Las relaciones son tensas. Existe tensión entre los dos primeros hijos de Adán y Eva. Hay distanciamiento. Caín mata a Abel.
Aquellos primeros padres y sus primeros hijos, de repente pasaron de la bendición, del gozo, de la bondad y la plenitud, a la privación, las dificultades, la enemistad y la violencia. Qué rápido cambiaron las circunstancias.
Tenemos dolor, «en gran manera multiplicaré tu dolor en el parto», dijo Dios a la mujer, «con dolor darás a luz a los hijos» (ver Génesis 3:16), ¡y toda madre que ha dado a luz sabe que eso es verdad! Lo que Dios dijo que pasaría se ha cumplido.
Hay competencia en el matrimonio. «Tu deseo será para tu marido (o contra tu marido), y él tendrá dominio sobre ti» (ver Génesis 3:16).
Dios le dijo al hombre, «maldita será la tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella» (ver Génesis 3:17). Esto es muy, muy duro ahora.
Y luego viene la muerte. «Pues polvo eres, y al polvo volverás», Dios les dio a Adán y a Eva esa sentencia (ver Génesis 3:19).
Hay exilio. «Expulsó, pues al hombre, y puso una espada encendida para guardar el camino del árbol de la vida» (ver Génesis 3:24).
Y aquí estamos, en un mundo caído. Un mundo que gime y se aflige por el dolor. Hay corrupción, aflicción, traición, decepción, violencia, daño, opresión, conductores ebrios y lesiones cerebrales.
La vida hoy no funciona de la manera en la que Dios quiso que fuera. Y eso es porque el hombre y la mujer, la raza humana, eligieron seguir su propio camino en lugar del de Dios.
Por eso enfrentamos circunstancias difíciles, o las hemos enfrentado recientemente. O tal vez todo en tu vida parece ir muy bien…pero te puedo asegurar que en algún momento, quizás no muy lejano, enfrentarás esas circunstancias, eventos que cambiarán tu vida sobre los cuales no tienes control.
Supe de una mujer que en verdad anhelaba estar en esta conferencia. Ella se inscribió y se registró, luego nos escribió diciendo que su marido le había pedido el divorcio.
Ella dijo que él estaba involucrado con otra mujer y había decidido abandonar su matrimonio. Así que ella no podía asistir porque tenía miedo de que mientras ella no estuviera, él la echara a la calle y cambiara las cerraduras.
En esta sala hay mujeres que llegaron a la conferencia, pero tienen circunstancias estresantes y dolorosas en sus vidas, en sus matrimonios, con sus hijos, en su salud, en sus finanzas, en sus trabajos, en sus iglesias, circunstancias muy, muy difíciles.
Ahora, la gracia de Dios es tan rica, Él nos da Su gracia común y la extiende… recibimos bendiciones. Vemos destellos de la bondad y de la bendición de Dios. No todos los días son estresantes o dolorosos. Pero a medida que trazas el curso de tu vida, hay, ha habido y habrá cosas que son difíciles de afrontar.
Y para tener una perspectiva de esto, quiero que abran su Biblia en 2 Timoteo capítulo 4. Esta es la última carta escrita por el apóstol Pablo. Es del año 67 d.C, durante la persecución de Nerón a la iglesia. Pablo se encuentra en una prisión en Roma. Por cierto, Pablo pasó aproximadamente 1/4 de su carrera misionera en prisión, en circunstancias nada glamorosas, muy dolorosas y poco atractivas.
Déjame leer lo que la revista Christian History (Historia cristiana) dice acerca del encarcelamiento romano.
«A los prisioneros los desnudaban y azotaban, una experiencia humillante, dolorosa y sangrienta. Las heridas sangrantes de los prisioneros no eran tratadas, mientras, los mantenían atados con cadenas en las piernas o en las muñecas. Su ropa ensangrentada y destrozada nunca era reemplazada, ni siquiera en el frío invierno. La mayoría de las celdas eran oscuras. El frío insoportable, la falta de agua, los estrechos calabozos y el hedor nauseabundo de la falta de inodoros, dificultaban el sueño y hacían miserables las horas de vigilia. Debido a las condiciones miserables, muchos prisioneros rogaban por una muerte rápida. Otros simplemente se suicidaban».
Dolor, dificultades. Pablo probablemente estuvo en la prisión mamertina, que era una red masiva de calabozos bajo el alcantarillado principal de la ciudad. La prisión mamertina se usaba normalmente para prisioneros de alto perfil que esperaban ser ejecutados.
Era conocida por sus condiciones de miseria y abarrotamiento por ser una prisión muy reducida. El agua residual de la ciudad corría a través de ella. Y a los criminales condenados los bajaban a una fosa subterránea por un agujero. No había forma de escapar. No había esperanza de salir con vida.
Ahora, leí esto porque a veces decimos: «Oh sí, Pablo estaba en prisión en Roma», pero no pensamos por lo que estaba atravesando. Pablo era considerado un criminal y era tratado como tal. Él sabía que nunca saldría de ahí y que pronto moriría.
De hecho, en el capítulo 4 versículo 6, justo antes del pasaje que vamos a ver esta noche, Pablo dice, «ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado». Y de acuerdo a la costumbre, Pablo fue decapitado no mucho después de escribir 2 Timoteo.
Ahora, esta es una carta que fue escrita a Timoteo, su hijo en la fe, para animarlo en su vocación y su papel como pastor en Éfeso. Para mí es asombroso leer este libro, y considerar el trasfondo. Al considerar el contexto en el que Pablo se encontraba me doy cuenta que a lo largo de este libro, no hay ni una sola palabra de queja o desaliento, de miedo en esta carta. Al contrario, el tono es alentador, gozoso y centrado en Cristo.
Leo esto y pienso en lo poco que se necesita para derribarme y causarme un día realmente malo, o hacerme creer que estoy teniendo un mal día y ponerme de mal humor o en un estado crítico y negativo, para desanimarme, para asustarme, para hacerme sentir insegura.
A menudo dejo que las circunstancias controlen mi vida en lugar de encontrar la belleza de Cristo y confiar que Él tiene control de ellas, lo que me da la gracia no solo para ser animada en mi propia alma, sino para ser un medio de gracia y aliento para otros. Como lo fue Pablo, no solo para Timoteo, sino para nosotras esta noche. Él escribió esta carta en esas circunstancias, para que pudiéramos ser animadas hoy.
Si alguien, de aquí a 2.000 años –si el Señor tarda en venir– leyera algo que nosotras hubiéramos escrito en medio de nuestras circunstancias adversas, y decidiera publicarlo y compartirlo con otros, ¿crees que alguien encontraría ánimo, esperanza o gracia? Olvídense de aquí a 2.000 años. ¿Qué tal dentro de dos días o dos meses?
De alguna forma, la manera en que reaccionamos a nuestras circunstancias, o apuntamos a otros a Cristo o los apuntamos a nosotras mismas y a nuestras circunstancias desalentadoras.
Ahora, los últimos párrafos de esta carta son tan personales, cálidos y humanos. Pensamos en el apóstol Pablo cómo aquel que escribió ese asombroso capítulo 8 de Romanos, el gran teólogo que trabajaba con las iglesias. Pero en estos últimos párrafos de 2 Timoteo 4, vemos a un Pablo muy humano, un Pablo que está en circunstancias que lo mantienen en debilidad. Y nos da un breve vistazo a algunas de las circunstancias que estaba enfrentando y cómo respondió a ellas.
Quiero leer 2 Timoteo 4, comenzando en el versículo 9. Él dice: «Procura venir a verme pronto». Ahora, vamos a leer todo el pasaje, pero permítanme pasar del versículo 9 al versículo 21 por un momento, en donde Pablo dice: «Procura venir antes del invierno». Así que comienza y termina la carta diciéndole a Timoteo, «¡Apúrate! ¡Te necesito! ¡Ven a Roma!»
Pablo sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida, y extrañaba a su querido amigo y discípulo. Era genial poder comunicarse por cartas, pero para Pablo, eso no era suficiente. Él quería ver a Timoteo, quería estar con él. Y con la llegada del invierno, sabía que sería imposible para Timoteo navegar a Roma. Así que le dice, «procura venir antes del invierno».
Y luego en el versículo 10 dice:
«…pues Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica. Crescente se fue a Galacia y Tito a Dalmacia. Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio. Pero a Tíquico lo envié a Éfeso.
Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas con Carpo, y los libros, especialmente los pergaminos. Alejandro, el calderero, me hizo mucho daño; el Señor le retribuirá conforme a sus hechos. Tú también cuídate de él, pues se opone vigorosamente a nuestra enseñanza.
En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron; que no se les tenga en cuenta.Pero el Señor estuvo conmigo y me fortaleció, a fin de que por mí se cumpliera cabalmente la proclamación del mensaje y que todos los gentiles oyeran. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a Su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto, pero a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, también Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.
El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con ustedes» (2 Tim. 4:10-22).
Veo en este pasaje tres tipos de necesidad, tres tipos de circunstancias que el apóstol estaba enfrentando.
Primero, había necesidades prácticas y personales.
«Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas, con Carpo, y los libros, especialmente los pergaminos» (v.13)
Pablo quizás tuvo que dejar Troas rápidamente, dejando todas sus pertenencias atrás. Se acercaba el invierno y esa capa se convertiría en una manta en el frío invierno de Roma.
Él quería sus libros, los cuales eran rollos de papiro, probablemente las escrituras del Antiguo Testamento, y los pergaminos, que eran de piel, probablemente era material para escribir. El apóstol Pablo no quería perder su tiempo mientras estaba en prisión, él sabía que el tiempo era corto y quería tener la posibilidad de leer, estudiar y escribir. «Y no olvides la capa, quiero mantenerme abrigado». Así que tenía necesidades personales y prácticas.
También tenía necesidades relacionales. Por varias razones, la mayoría de las personas a las que Pablo había buscado para ayuda y consuelo, ya no estaban allí. Se habían ido, por razones diferentes. Versículo 10: «Pues Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica».
Ahora, en el libro de Filemón, Pablo llama a Demas un compañero de trabajo. Demas había sido un amigo de confianza y compañero de ministerio, pero el corazón de Demas había sido atraído a este mundo, literalmente a la era presente. Quizás Demas estaba avergonzado y no quería ser identificado con Pablo en esa condición de «criminal». Cualquiera que haya sido la razón, él había desertado. Se había alejado de Pablo a medida que su corazón y sus afectos se dirigieron a este mundo presente.
Pero había otros con los que Pablo contaba. Tuvo que enviar a algunos, a lugares donde eran necesarios para el ministerio. «Crescente se fue a Galacia y Tito a Dalmacia. Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio. Pero a Tíquico lo envié a Éfeso».
Pablo tuvo que atravesar dificultades solo. Versículo 16: «En mi primera defensa (esto fue cuando se sometió a la farsa del juicio en Roma) nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron; que no se les tenga en cuenta».
A menudo vemos esos juicios famosos donde se puede ver al cónyuge, o a un padre o a los amigos cercanos del acusado dando ánimo, apoyo, incluso cuando son culpables. Pero Pablo dice, «nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron».
Imagina no tener a nadie que te apoye, nadie que te anime, nadie que esté ahí para orar por ti, para darte una palmadita y decir: «Dios nos sacará de esto». Nadie.
Pablo era un hombre piadoso. Pero era un hombre, era humano. Dios nos hizo para relacionarnos. Pablo se sentía solo, anhelaba la amistad, la compañía, eran necesidades personales y prácticas, tenía necesidades de relacionales. Luego también tuvo oposición contra su ministerio.
En el versículo 14 nos dice: «Alejandro, el calderero, me hizo mucho daño; el Señor le retribuirá conforme a sus hechos». Versículo 15: «Tú también cuídate de él, pues se opone vigorosamente a nuestra enseñanza».
Siempre hay personas que se oponen a la obra de Dios, no importa lo que Dios esté haciendo o cuán grande sea la obra de Dios, hay personas que se oponen. Se oponen a Su obra y te resisten. Derramas tu vida para servir al Señor, para servir a tu familia o a los demás. Y luego están aquellos de espíritu crítico, los que intentan perjudicar, los que intentan sabotearte. Y Pablo experimentó esa oposición.
Ahora, quisiera hacer una nota aquí. Permítanme recordarnos que podemos ser muy piadosas y aún así tener circunstancias horribles.A veces nuestras circunstancias son solo el subproducto natural de nuestras malas decisiones. Pero hay ocasiones en donde has caminado con el Señor, has esperado y confiado en Él, has estado intentando servirle, serle fiel, y aún así estás atravesando circunstancias realmente miserables.
Pablo había sido un fiel siervo del Señor. Estaba al final de su vida y ministerio, y podrías pensar que tal vez tuvo una oportunidad en esta tierra de obtener algo de la recompensa de su ministerio. Pero él entendía que su recompensa no estaba aquí ni ahora. Mientras tanto, él tenía la visión de Dios sobre sus circunstancias y su vida. Era un siervo del Señor, lo que fuera que Dios tenía para él, él lo iba a recibir.
Annamarie: ¿Cómo has estado enfrentando tus circunstancias presentes? ¿Has perdido el foco de Jesús y lo has puesto en ti misma?
Nancy DeMoss Wolgemuth te ha estado ayudando a reflexionar acerca de esto a través de un mensaje que ella enseñó en una conferencia. Espero que este haya renovado tu esperanza y puedas poner tus ojos en Cristo en medio de las circunstancias en que te encuentras.
Mientras vivas en este mundo y te relaciones con otras personas, sabrás lo que es atravesar por decepciones y ser herida. Mañana escucharás la continuación de la enseñanza de hoy, en la que Nancy te mostrará cómo evitar vivir en amargura y dolor.
Nancy: El Señor nunca deja ni abandona a los suyos. Quiero que recuerdes esto, Él estará a tu lado y te fortalecerá.
Annamarie: Te esperamos para este próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Jeremías capítulos 30 y 31.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Rey Soberano, Iglesia Cristiana Oasis, El Misterio de Tu Amor, ℗ 2015 Iglesia Cristiana Oasis.
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