Gente decente con un testimonio moribundo
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth dice que cuando estás enfrentando un nuevo desafío, te vuelves más alerta. Pero lo opuesto también es cierto.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando no hay persecución, cuando no hay oposición de ningún tipo, cuando no hay adversidad –es cierto aún para nuestras propias vidas– es fácil que nos arrullemos a dormir, que nos acomodemos, nos contentemos y que seamos complacientes.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 13 de junio de 2023.
¡Despierta! Este es el nombre de la nueva serie que estamos comenzando. Es una de varias series basadas en el libro de Apocalipsis que estamos transmitiendo durante estas semanas.
Aquí está Nancy para comenzar con la enseñanza de hoy.
Nancy: Vivimos en una cultura que está obsesionada con la apariencia. Cómo lucimos delante de otros es de importancia suprema para muchas personas. Me …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth dice que cuando estás enfrentando un nuevo desafío, te vuelves más alerta. Pero lo opuesto también es cierto.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando no hay persecución, cuando no hay oposición de ningún tipo, cuando no hay adversidad –es cierto aún para nuestras propias vidas– es fácil que nos arrullemos a dormir, que nos acomodemos, nos contentemos y que seamos complacientes.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 13 de junio de 2023.
¡Despierta! Este es el nombre de la nueva serie que estamos comenzando. Es una de varias series basadas en el libro de Apocalipsis que estamos transmitiendo durante estas semanas.
Aquí está Nancy para comenzar con la enseñanza de hoy.
Nancy: Vivimos en una cultura que está obsesionada con la apariencia. Cómo lucimos delante de otros es de importancia suprema para muchas personas. Me encontré con un artículo recientemente, acerca de cómo muchas personas hoy en día están haciendo preparativos de antemano, para hacerse cirugía plástica extensiva luego de morir. Y esto se ha transformado en un gran negocio para los que este artículo llama, «los cirujanos plásticos de los muertos».
Las personas están tan preocupadas acerca de su apariencia final, que quieren lucir de lo mejor en su funeral. Una mujer lo resumió diciendo, «si mi familia tiene un féretro abierto, yo quiero estar arreglada al máximo. Quiero que la gente diga, «¡wao ella luce fantástica! Luce mejor muerta que viva!»
Ahora, esto puede sonar gracioso o quizás raro o impensable para algunas de nosotras. Pero al llegar a la quinta de las siete cartas en el libro de Apocalipsis, llegamos hoy a un grupo de personas que estaban obsesionadas por cómo se veían, aunque estaban muertas.
Y mientras hemos estado viendo estas siete cartas a las iglesias de Apocalipsis, hemos visto que cada una de ellas es relevante, y que cada una es necesaria, no solo para los cristianos del primer siglo, sino para los creyentes y para las iglesias del siglo veintiuno.
Por ejemplo, en Éfeso –vimos esta iglesia que era ortodoxa, que tenía una sana doctrina. Ellos estaban haciendo las cosas correctas. Pero, ¿qué les faltaba? Les faltaba amor. Les faltaba corazón. Les faltaba pasión por Cristo.
Y luego llegamos a Esmirna, la iglesia sufriente, la iglesia que estaba enfrentando oposición y persecución. Y las palabras de Jesús para esta iglesia fueron, «sean fieles, sean fieles hasta el fin».
Luego vimos, durante las últimas semanas, las iglesias en Pérgamo y en Tiatira, iglesias que habían cedido sus valores, que habían comprometido sus valores con el mundo y que estaban viendo la gracia de Dios como una licencia para pecar y para justificar el amoldarse al mundo.
Y vimos que estas cartas son muy relevantes para las iglesias de hoy en día. Pero no creo que haya una carta de entre esas siete, que sea más relevante y necesaria que esta quinta carta, que es para la iglesia en Sardis.
En esta carta no hay ninguna alabanza dada a la iglesia, es una de solo dos, para lo cual esto es cierto. Pero está expresada, en lugar de elogio o de encomio, una grave preocupación de Cristo. Y la preocupación que Él expresa por esta iglesia, es una preocupación que ha estado por muchos años en mi corazón.
Así que hoy llegamos a esta nueva serie sobre la iglesia en Sardis, con una carga fresca y grande en mi corazón de que Dios hable a las iglesias y a los que se llaman creyentes en nuestros días. Y que el Señor use esto en nuestras iglesias para hablar la Palabra de Cristo y través de Su Espíritu, y que nosotras tengamos oídos para oír lo que Él tiene que decir.
Ahora, Sardis era una ciudad que estaba a 48 km aproximadamente, al sudeste de Tiatira. Así que el cartero que envió estas cartas, por así decirlo, está haciendo su ruta circular. Sardis será la próxima ciudad a la que él irá. En un tiempo Sardis había sido la capital del próspero reino de Lidia. Había sido un importante centro comercial.
Y era conocida por la manufactura de textiles. Sardis se llevó el crédito por la invención del arte de teñir la tela. Fue el lugar donde se inventó el dinero moderno. Las primeras monedas de plata y oro fueron acuñadas en Sardis.
De hecho, hablando de dinero, si eres un poco mayor, quizás hayas escuchado la frase, «rico como Creso». Y es una frase que se solía usar mucho. Hoy probablemente diríamos, «rico como Bill Gates» o algo parecido. Pero Creso fue en un tiempo, en el siglo 6 A.C., el rey de Lidia. Y él era famoso por su fortuna. Él era fabulosamente rico.
Así que se hizo un proverbio. La gente decía que alguien era rico como Creso.
Sardis era una ciudad afluente, amante del placer, lo que significa que se convirtió –como la afluencia tiende a hacer a la gente– se volvió una ciudad floja y terminó con una falta de carácter y una falta de disciplina y una falta de vigilancia.
Y como veremos más adelante en esta serie, Sardis fue construída en una planicie aproximadamente a 1,500 pies de altura sobre el nivel del valle. Y era considerada segura, inexpugnable, así que la gente se volvió confiada. Ellos se acomodaron. Y en dos ocasiones, de las cuales hablaremos más tarde, los muros de la ciudad de Sardis fueron violados por enemigos, por su descuido, porque la entrada a la ciudad fue dejada desatendida.
En el año 17 DC –ahora, ten en cuenta que el libro de Apocalipsis fue escrito al final del primer siglo– Sardis fue destruída junto con la ciudad de Filadelfia en Asia Menor. Fue destruída por un terremoto devastador. Y la ciudad fue reconstruida por el Emperador Tiberio, pero nunca recuperó la gloria y la importancia que una vez tuvo.
Sardis había sido una ciudad magnífica en su tiempo, y todavía era un centro del comercio en el día en que esta carta fue escrita en el libro de Apocalipsis, pero se encontraba en decadencia. La gloria de los días de Sardis estaba en el pasado. La ciudad estaba en un proceso de decadencia y estaba moribunda.
Ahora, digo todo esto para decir que lo que era cierto para la ciudad de Sardis, era una imagen también, de la iglesia en Sardis. Así que veamos la carta. Quiero leer la carta completa, y luego comenzaremos a adentrarnos y ver lo que el Espíritu tiene que decirle a las iglesias y a nosotras en nuestros días.
Apocalipsis capítulo 3. Voy a leer los primeros seis versículos:
«Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto. Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos. Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”».
En cada una de estas cartas, aparece una descripción de Jesús, quien es el que envía estas cartas. Nosotros firmamos nuestras cartas al final, pero en esos días las personas firmaban sus cartas al comienzo, al principio y quizás te dirían algo acerca de sí mismas, que indicaría quienes eran o cuáles eran sus características. Por ejemplo, Pablo dice en algunas de sus cartas, «gracia y paz a ustedes de Pablo y mi hijo espiritual en la fé, Timoteo», y así otras más.
Así que esta es su firma en las cartas, y en cada caso su descripción, o su firma, nos da una indicación de lo que esa iglesia necesita, de cuál es la condición de esa iglesia y cuál es su prescripción para esa iglesia.
Así que, en este caso, a la iglesia de Sardis, Él le dice: «Yo soy el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas».
Y tú te preguntarás, «¿los siete espíritus de Dios? ¿Qué significa eso?» Bueno, sabemos que hay un solo Espíritu Santo. Pero el número siete en la Escritura, y particularmente en el libro de Apocalipsis donde ese número es usado muchas, muchas veces, el número siete simboliza plenitud o llenura.
Esta es una descripción del Espíritu Santo de Dios que es completo. Él viene en Su plenitud a satisfacer las necesidades de Su pueblo. Y habla del Espíritu de Cristo que todo lo ve, que todo lo sabe y que está vivo. Él está activo y está trabajando en Sus iglesias y a lo largo de todo el mundo.
En Apocalipsis capítulo 5, versículo 6, dice: «Miré, y vi en el trono un Cordero de pie (y esta una visión que Juan tuvo del cielo), ese es Cristo, y él dice que lo vio como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra».
Así que este es el Espíritu de Cristo, los ojos de Cristo que todo lo ven, el Espíritu de Cristo, el Espíritu de Dios que es enviado por toda la tierra. El Espíritu de Dios se está moviendo, así como lo hizo en Génesis capítulo uno, cuando la tierra estaba oscura, sin forma y vacía.
Pero dice: «El Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas» en Génesis capítulo 1, versículo 2. Y Jesús es el que tiene el Espíritu de Dios, quien está vivo, está bien y está trabajando en nuestro mundo hoy.
Ahora, Juan capítulo 3 nos dice que Dios el Padre le da a Su Hijo, a Jesús, el Espíritu Santo sin medida. Y una vez más, la llenura, los siete espíritus de Dios; Dios le dio a Su Hijo Jesús, la plenitud del Espíritu Santo.
Y en Isaías capítulo 11, leemos acerca de esa manifestación del espíritu, de esos siete espíritus, que reposaban en Cristo. Dice ahí y él está hablando proféticamente de la venida de Cristo:
Y reposará sobre Él, el Espíritu del Señor,
espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
Así que si cuentas en ese versículo, en Isaías capítulo 11, versículo 2, hay siete descripciones del Espíritu, del Espíritu que reposa sobre Cristo.
Pero no solo reposa sobre Cristo en Su plenitud y en una medida más que abundante. Sino que hay siete iglesias en Apocalipsis también. Y los siete espíritus que Cristo tiene, hablan de esa llenura del Espíritu Santo que es dada por Cristo a cada iglesia y a cada creyente dentro de esas iglesias.
Ahora, ¿por qué este énfasis en el Espíritu Santo? Bueno, como veremos en esta iglesia, el Espíritu Santo quien es la fuente de vida, era exactamente lo que ellos necesitaban. Ellos necesitaban el Espíritu para ser avivados. Lo necesitaban para poder ser resucitados y traídos a vida espiritual.
Y dijimos al principio, al comienzo de esta larga serie sobre las cartas a las siete iglesias, que las siete estrellas representan los siete ángeles de las iglesias. Y que no sabemos en realidad que representan esos ángeles.
Muchos piensan que esos ángeles representan a los líderes espirituales de las iglesias. Y si ese es el caso, entonces quizás lo que se está diciendo aquí, es que no solo las iglesias necesitaban el Espíritu Santo de Dios en Su plenitud, en su llenura, en su abundancia, sino que también los líderes de esas iglesias necesitaban el Espíritu Santo.
Y ciertamente es verdad que cualquier cosa que hacemos para hablar la verdad a otros, o para hablar la Palabra de Dios a otros, o al discipularlos, al ministrarles, todo pierde sentido sin el poder, sin la capacitación, sin la unción de ese Espíritu Santo de Dios.
Ahora, al leer la carta a la iglesia en Sardis, notarás que no hay ninguna indicación de que haya alguna oposición externa o alguna persecución. Ahora, ciertamente eso estaba ocurriendo, porque ellos vivían dentro del Imperio Romano, y había persecución a lo largo de todo el imperio.
Pero me resulta interesante que no se hace ninguna referencia a esto en esta carta. Aún más, no se nombran herejías ni falsas enseñanzas como hay en algunas de las otras cartas. Y tampoco hay una reprensión dada por la mundanalidad o por la corrupción o por formas de vivir impías, como las hay en las otras cartas.
Ves, el problema en Sardis era aún más básico que esos otros temas, porque esta era una iglesia fundamentalmente muerta. No había vida allí o había muy poca vida. Lo poquito de vida que quedaba estaba a punto de morir. La gente en la iglesia estaba muerta; la iglesia estaba muerta.
Y como resultado no había nada en esa iglesia que aparentemente molestara o sacudiera a Satanás. Así que, ¿para qué necesitaría él traer persecución por ahí?
No había nada que perseguir. Y cuando no hay persecución, cuando no hay oposición, cuando no hay adversidad –y esto es cierto aún en nuestras vidas– es fácil que nos acomodemos, ellos se echaron a dormir, se contentaron y se creyeron suficientes.
Esta era una iglesia que estaba espiritualmente muy floja. No estaban en buenas condiciones porque no habían experimentado dificultades y no habían experimentado dificultades porque estaban muertos. Y sin embargo, de manera curiosa, hay aquí una iglesia que aparentemente pensaba que todo estaba bien.
Warren Wiersbe en su comentario sobre este pasaje dice:
La impresión es que la asamblea de Sardis no era agresiva en su testimonio en la ciudad. No había persecución porque no había invasión del territorio enemigo. ¡La falta de fricción generalmente significa que no hay movimiento! Los no salvos en Sardis veían a la iglesia como un grupo respetable de personas que no eran ni peligrosas ni deseables. Ellos eran gente decente con un testimonio moribundo y un ministerio en decadencia.
Ahora, mientras leo esto, pienso, «¡wao!, si eso no describe a muchas de las iglesias en nuestros países en el día de hoy, no sé qué está describiendo».
Un grupo respetable de personas que son consideradas por los no creyentes a nuestro alrededor, como: ni peligrosas ni deseables. Ellos no quieren lo que nosotros tenemos. No están impresionados con lo que tenemos, con lo que somos, no les molesta lo que tenemos.
Ahora, esto está cambiando cada vez más, al trazarse las líneas de batalla entre la verdad y el error. Pero en su mayor parte, la mayoría de nosotras no estamos molestando el reino de satanás. La mayoría de las iglesias no están molestando a los poderes de las tinieblas.
Tú lees los evangelios y ves que dondequiera que Jesús iba, el infierno se destrozaba a Sus pies. Los demonios eran confrontados. Y no quiero decir solo con exorcismos, sino que el poder de la oscuridad, el poder de las tinieblas, el reino de Satanás era confrontado dondequiera que Jesús iba.
¿Y no debería ser cierto que si Jesús es el Señor y está presente en Su iglesia, y en nuestras vidas hoy, debería haber esta confrontación entre el reino de los cielos y el reino de Satanás?
Ahora, el hecho de que Satanás no fuera molestado o exorcizado por esta iglesia, el hecho de que ellos no eran ni peligrosos ni deseables, gente decente con un testimonio moribundo y un ministerio en decadencia, eso no significa que no pasaba nada allí.
De hecho, Jesús le dijo: «Yo conozco tus obras». Esta iglesia tenía obras, y tenían mucha actividad que impresionaba a otros. Veremos que tenían la reputación de estar vivos. Pero por dentro estaban muertos. Parecían estar vivos, pero vida era la cosa que ellos más necesitaban.
Encontré interesante que en Sardis había en ese tiempo un gran templo, un templo impresionante que tenía 78 columnas de 58 pies de altura cada una. Ese es un templo grande. Y ese templo estaba dedicado a la diosa patrona de Sardis, que era conocida como Cibeles, la misma diosa que era conocida en Éfeso como Artemis o Diana –la misma diosa griega.
Y se creía que esta diosa, Cibeles, tenía el poder para levantar a los muertos a la vida. Y aquí, en esta ciudad de Sardis, ella tenía este gran templo dedicado a ella.
Ahora, por supuesto, Cibeles era una criatura de la imaginación, ella no tiene ningún poder en lo absoluto para levantar a los muertos ni hacer ninguna otra cosa. Pero encuentro interesante que eso era exactamente lo que la iglesia en Sardis necesitaba, ellos necesitaban un milagro de vida, resurrección, un milagro que solo podría realizar el Dios vivo y verdadero.
Ahora, antes de ver el resto de esta carta, quiero llevarlas de vuelta a un pasaje en el libro de Ezequiel, a Ezequiel capítulo 37. En los primeros 14 versículos de este pasaje, Ezequiel 37, vemos esta progresión del pasar de la muerte a la vida.
Y mientras leo este pasaje, nota que tenemos aquí un valle que estaba lleno de muchos huesos secos. Cuando tú ves huesos secos, huesos humanos, ¿piensas en vida o piensas en muerte? La muerte se convierte en vida.
Y la palabra vive, la verás en este pasaje seis veces. Dos veces verás la frase, «os haré subir de vuestros sepulcros». Y el énfasis está en que la muerte se mueve hacia la vida. Hay poder de resurrección aquí.
- Ahora, ¿qué hace la diferencia?
- ¿Qué los lleva de la muerte a la vida en este pasaje?
- ¿Qué lleva a cualquiera de la muerte a la vida?
- ¿Qué lleva a la iglesia de la muerte a la vida?
Bueno, diez veces en estos primeros 14 versículos, dependiendo de la traducción que tengas, verás las palabras espíritu, soplo o aliento. Y en el lenguaje hebreo todas ellas traducen la misma palabra, y es la palabra ruach. Es el Espíritu de Dios, el aliento de Dios, el soplo del Espíritu de Dios lo que trae vida de la muerte.
Déjame leer el pasaje y observa y busca estas palabras –muerte, vida, espíritu, aliento, soplo, para que veas que hacen la diferencia.
Comenzando en el versículo 1:
«La mano del Señor vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu (ruach), del Señor, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. Él me hizo pasar en derredor de ellos, y he aquí, eran muchísimos sobre la superficie del valle; y he aquí, estaban muy secos. Y Él me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y yo respondí: Señor Dios, tú lo sabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: “Huesos secos, oíd la palabra del Señor”. (Ahora estos huesos secos no podían oír porque estaban muertos). “Así dice el Señor Dios a estos huesos: ‘He aquí, haré entrar en vosotros espíritu (ruach) y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu (aliento-ruach) en vosotros, y viviréis; y sabréis que yo soy el Señor’.Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba hubo un ruido, y luego un estremecimiento, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí, había tendones sobre ellos, creció la carne y la piel los cubrió, pero no había espíritu (ruach), en ellos (todavía estaban muertos). Entonces Él me dijo: Profetiza al espíritu (ruach), profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu (ruach): “Así dice el Señor Dios: ‘Ven de los cuatro vientos, oh espíritu (ruach), y sopla sobre estos muertos, y vivirán’”. Y profeticé como Él me había ordenado, y el espíritu (ruach) entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército».
Versículo 11:
«Entonces Él me dijo, Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel; he aquí, ellos dicen: “Nuestros huesos se han secado, y nuestra esperanza ha perecido. Estamos completamente destruidos”. Por tanto, profetiza, y diles: “Así dice el Señor Dios: ‘He aquí, abriré vuestros sepulcros y os haré subir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy el Señor, cuando abra vuestros sepulcros y os haga subir de vuestros sepulcros, pueblo mío. Pondré mi Espíritu (ruach) en vosotros, y viviréis, y os pondré en vuestra tierra. Entonces sabréis que yo, el Señor, he hablado y lo he hecho’ —declara el Señor”».
¿Puedes ver la conexión aquí? ¿Cómo los huesos secos volvieron a la vida una vez más? ¿Cómo la gente muerta de Israel volvió a vivir? ¿Cómo hace una persona que está a punto de morir, espiritualmente en coma, comatosa, cómo vuelve a la vida? Es el ruach, es el Espíritu, el viento, el aliento de Dios.
El Espíritu de Dios es el que da vida. Él levantó a Cristo de entre los muertos. Solo Él puede traer huesos secos de vuelta a la vida o iglesias muertas a la vida. No hay, no existe ningún esfuerzo humano. No hay programas humanos, no hay ingenio humano que pueda solucionar los problemas de esta iglesia sin vida en Sardis, o en nuestras iglesias sin vida hoy.
El Espíritu de Dios debe soplar vida en aquellos que están muertos. Nosotras no podemos hacer nada aparte de Él. Somos dependientes de Él. Así como no podemos vivir físicamente sin respirar oxígeno, aliento, sin el viento, sin el espíritu, así nosotras no podemos vivir espiritualmente, individualmente o como iglesia, sin el aliento del Espíritu de Dios.
Es el Espíritu de Dios que anima, que trae vida al cuerpo de Cristo.
Débora: ¡Despierta! Ese fue el mensaje a la iglesia del primer siglo en Sardis y es uno que necesitamos escuchar hoy. Mensajes de este tipo de parte de Nancy DeMoss Wolgemuth son recibidos por mujeres alrededor del mundo que se encuentran en situaciones variadas.
Una madre de cuatro niños nos escribió. Ella está ocupada todo el día, pero escucha los episodios de Aviva Nuestros Corazones. Ella escribe:
Generalmente lo descargo al atardecer, mientras doblo la ropa. Tu podcast es de tanta bendición en mi vida. Oro por ti así como por tu ministerio. Estoy tan agradecida por un ministerio que es tan fiel a las verdades de la Palabra de Dios. Encuentro que es cada vez más y más difícil encontrar algo similar. Tu ministerio me ha llevado, por el Espíritu de Dios, más profundo en la Palabra y la oración.
El apoyo de nuestras oyentes nos permite continuar ofreciendo enseñanzas a mujeres como esta. Nos ayuda a apuntar a las mujeres a la Palabra de Dios, a la oración y a conectarse con Dios, aun en medio de labores tan cotidianas como doblar la ropa recién lavada.
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Bien, ¿es posible que una iglesia se vea bien desde afuera, luzca involucrada en una variedad de actividades y programas, y aún estar, en realidad, espiritualmente muerta? Veremos eso mañana aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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