Fructificando en la edad avanzada
Annamarie Sauter: Aquí está Nancy DeMoss de Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Hay momentos en que tendremos que tratar asuntos en la comunidad de la fe. ¿No es cierto que sería maravilloso si todos pudiéramos trabajar en unidad en todo momento y solo tener que estar alerta contra el enemigo real y verdadero?
Habrá momentos en que surgirán asuntos en medio del pueblo de Dios, dentro de nuestras iglesias. Y la vida dentro del cuerpo de Cristo pudiera tornarse un poco complicada. No podemos huir de esas situaciones. Y no podemos simplemente desecharnos los unos a otros.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Ayer, Nancy nos comentaba sobre un conflicto un tanto complicado, que Josué tuvo que manejar. Ella nos compartió conceptos prácticos acerca de cómo podemos ser personas pacificadoras. Si te perdiste el programa, puedes escuchar ese …
Annamarie Sauter: Aquí está Nancy DeMoss de Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Hay momentos en que tendremos que tratar asuntos en la comunidad de la fe. ¿No es cierto que sería maravilloso si todos pudiéramos trabajar en unidad en todo momento y solo tener que estar alerta contra el enemigo real y verdadero?
Habrá momentos en que surgirán asuntos en medio del pueblo de Dios, dentro de nuestras iglesias. Y la vida dentro del cuerpo de Cristo pudiera tornarse un poco complicada. No podemos huir de esas situaciones. Y no podemos simplemente desecharnos los unos a otros.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Ayer, Nancy nos comentaba sobre un conflicto un tanto complicado, que Josué tuvo que manejar. Ella nos compartió conceptos prácticos acerca de cómo podemos ser personas pacificadoras. Si te perdiste el programa, puedes escuchar ese y otros programas pasados, a través de nuestra página web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Hoy continuamos en la serie «Lecciones de la vida de Josué (Parte 12): Dejando un legado.
Nancy: Bueno, en la última sesión las dejé a la expectativa, y todo el mundo ahora quiere saber, «¿Qué pasó con el conflicto? ¿Cómo lo resolvieron?» En caso de que no hayas estado con nosotras en esa sesión, permíteme reiniciar aquí un poco.
Tenemos aquí a las dos y media tribus del este, que han estado peleando conjuntamente con sus hermanos contra los cananeos en la tierra prometida durante siete años. Ahora ellos regresan a sus hogares en las orillas al este del Jordán, donde sus familias y sus hijos los han estado esperando.
Antes de partir, Josué les da una encomienda, un encargo, y les dice, «no se olviden del Señor».
Así que ellos regresan a sus hogares. Llegan al Jordán, pero antes de cruzar ellos edifican un altar.
Nadie sabe de qué se trata esto y para qué es, pero las nueve y media tribus que ya no están con ellos, se enteran de lo que está sucediendo, y en base a lo que oyen, deciden que ahora las tribus del este son apóstatas; que se han olvidado del Señor y están siguiendo a otros dioses, y están en rebelión al Señor y han desobedecido.
Levantan armas, y deciden ir a pelear contra las tribus del este. Ahí fue donde dejamos la situación.
Dijimos que algo muy importante en un conflicto –sea en el matrimonio, o con tus hijos, o que estés ayudando a alguien en un conflicto, o te encuentres tú misma en uno– es no tomar partido, y no ser pronta en llegar a conclusiones, o asumir cosas basándote en lo que oyes. Debes ir directo a la persona y obtener los datos concretos sobre la situación.
Así que empezando en el versículo 10, tenemos la situación, el conflicto que se ha desarrollado. Entonces, de los versículos 13 en delante de Josué capítulo 22, tenemos la confrontación y la investigación.
Antes de iniciar la guerra, gracias a Dios, las nueve tribus y media del oeste enviaron representantes para hablar con las tribus del este. Ellos enviaron líderes de cada una de las tribus del oeste del Jordán a investigar la situación.
Ese grupo, esa delegación que fue enviada a investigar toda esta situación, fue presidida por Finees, quien en ese momento era el sacerdote. Finees era hijo de Eleazar, quien por muchos años también había sido sacerdote y compañero contemporáneo de Josué. Ahora Finees hijo de Eleazar era el sacerdote.
No hay ninguna mención en toda esta sección de que Josué o Eleazar estuvieran involucrados en manejar este conflicto. Tú dirás, «¿y?» Bueno, eso me dice a mí, que ya era el tiempo de que la próxima generación tomara el control de la situación.
¿Por qué Josué no se hizo cargo? Todo el mundo lo respetaba. Lo que quiere decir que él pudo haber ido y probablemente, decir unas pocas palabras, «ok, vamos a resolver este asunto, y corregir la situación».
Pero Josué no fue. Él envió a otros. Esto era parte de pasar el batón, de estar percatados de que ahora la nueva generación necesitaba aprender cómo manejar estos asuntos.
Así que llegamos a Josué capítulo 22 versículos 15-16:
«Y entonces ellos (esta delegación) vinieron al pueblo de Rubén al pueblo de Gad, y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad, y les hablaron diciendo», Así dice toda la congregación del Señor. (O sea estamos representando toda la congregación) ¿Qué infidelidad es esta que habéis cometido contra el Dios de Israel, apartándoos hoy de seguir al Señor edificándoos un altar y rebelándoos hoy contra el Señor?»
Un momento wao, wao, wao, wao, aquí hay mucho que están diciendo.
Primero que nada, ellos están señalando lo que es obvio, los hechos es un hecho que se ha edificado un altar, pero eso era lo único que ellos sabían hasta el momento. Ellos no conocían el corazón de las personas que lo edificaron.
Ellos hicieron estas acusaciones. Dijeron, «¿Porque están cometiendo esta rebelión en contra del Señor? Ustedes han quebrantado la fe. Se han vuelto de seguir al Señor». Ellos llegaron a conclusiones muy rápidamente, lo que no fue nada bueno.
Ahora, la parte buena fue que no hicieron preguntas. «¿Qué sucede aquí, por qué han hecho esto?» Lo que proveyó la oportunidad para explicar toda la situación.
A medida que continuaban confrontando la situación, confrontando las tribus del este, ellos trajeron algunos recordatorios de ejemplos del pasado cuando Dios pasó juicio como resultado de un pecado individual. Mira el versículo 17:
«¿No nos es suficiente la iniquidad de Peor, de la cual no nos hemos limpiado hasta hoy, a pesar de que vino una plaga sobre la congregación del SEÑOR?».
Eso nos lleva a esa situación en Números capítulo 25, si quieres ir a la referencia cruzada. Ellos dijeron, «aun estamos cosechando las consecuencias de lo que sucedió por nuestra desobediencia en aquel día».
Él dice, ¿no hemos tenido suficiente de esto? (v.18)
«¿Para que también vosotros os apartéis hoy de seguir al Señor? Y sucederá que si hoy os rebeláis contra el Señor, mañana Él se enojará con toda la congregación de Israel».
En otras palabras lo que ellos están diciendo es: «Dios toma muy en serio este asunto. Y nosotros hemos aprendido del pasado sufriendo las consecuencias. Nosotros no queremos que toda la nación sea destruida». Por esa razón fue que ellos se sintieron compelidos a ir y confrontar la situación.
Ahora bien, en el versículo 19, ellos hicieron una apelación que pienso que fue muy generosa, y muestra el deseo sincero que ellos tenían de resolver la situación. Ellos querían una reconciliación.
Dice, pero ahora, si la tierra que ustedes poseen es inmunda (o sea si están teniendo problemas con la tierra del este), pasen a la tierra de la posesión del SEÑOR (pasen al oeste) donde está el tabernáculo del SEÑOR, y tomen ustedes posesión entre nosotros. (v.19)
Lo que ellos están diciendo es, «si ustedes están teniendo problemas con la tierra que tienen y no sienten que pueden caminar ahí con el Señor, entonces vengan aquí donde nosotros, y haremos lugar para ustedes. Nosotros ya hemos dividido la tierra, pero podemos reducir nuestros territorios para que ustedes tengan con nosotros posesión en el oeste. Solo queremos asegurarnos de que no pecaremos contra Dios».
«Solo que no se rebelen en contra del Señor ni se rebelen contra nosotros edificándoos un altar aparte del altar del Señor nuestro Dios» (v.19).
Versículo 20, otro ejemplo sacado de nuestra historia aquí:
«¿No fue infiel Acán, hijo de Zera, en cuanto al anatema, y vino la ira sobre toda la congregación de Israel? Aquel hombre no pereció solo en su iniquidad».
Ellos se dieron cuenta de que, «si ustedes han pecado, si ustedes han hecho esto en rebelión, si han abandonado al Señor, entonces nosotros conjuntamente con ustedes cosecharemos las consecuencias, así es que nosotros tenemos que resolver esto».
Las tribus del oeste estaban tratando de evitar el juicio de Dios y la ira de Dios. Ellos estaban tratando de preservar la pureza del pueblo de Dios. Eso es algo bueno. Es algo de mucha importancia y fueron muy sabios en hacer esto.
Hay algunos hoy en día que dirían que la unidad del cuerpo de Cristo, es más importante que la pureza. «Nosotros debemos ser uno. Si hay puntos en los que no estamos de acuerdo, dejémoslo ahí. Necesitamos la unidad, necesitamos ser uno. Eso es lo que importa, la prioridad del cuerpo de Cristo».
Quiero decir que no podrás tener una verdadera unidad en el cuerpo de Cristo si no hay pureza. Ambas cosas son cruciales, no puedes tener una sin la otra. No puedes procurar una a expensas de la otra.
Así es que las tribus del oeste demostraron su celo por Dios; ellos tenían celo por la verdad. «Esto no es un asunto de poca importancia. Es un asunto de rebelión y abandono del Señor, y nosotros todos vamos a ser afectados por esto. No podemos dejarlo pasar y no resolver esta situación. No podemos ser tolerantes ante la rebeldía contra Dios. El pecado de uno –de una persona de una familia, de una tribu, de una parte de la nación– nos afecta a todos».
En ese sentido, ellos estaban obedeciendo a lo que dice Efesios capitulo 4:3: «Esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz».
Ellos estaban diciendo: «Nosotros no queremos que ustedes se separen de nosotros. Somos una comunidad de fe, una nación bajo Dios, y queremos que continúe así. Queremos preservar esa unidad».
Ahora, para crédito de los israelitas, las tribus del oeste fueron directamente a sus hermanos y enfrentaron la situación. Ellos simplemente no se pusieron a hablar sobre esto. No cortaron su relación con ellos y los desecharon diciéndoles: «Ok, que les vaya bien, dejándolos irse al este y que hicieran lo que les viniera en gana». No, ellos dijeron: «Nosotros vamos a resolver esta situación, vamos a hablar con ellos sobre este asunto».
Eso me recuerda un pasaje del Nuevo Testamento que nos dice que tenemos una responsabilidad los unos con los otros en el cuerpo de Cristo. No podemos permitir ni dejar que las cosas simplemente pasen.
«Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado» (Gal. 6:1).
Así es que, cuando veas a alguien en algún patrón de pecado, lo que debes hacer no es ir y hablarlo con otras personas. Tú vas directamente donde esa persona. Y no vas con la intención de cortarle la cabeza. Tú vas y le dices, «¿qué puedo hacer para ayudarte en tu restauración?»
Jesús dijo lo mismo en Mateo capítulo 18:15,
«Si tu hermana peca contra ti, vas y le dices su falta, entre ustedes dos solas. Si te oye, has ganado a tu hermana.»
¿Cuántas veces existe un divorcio, ya sea literal o figurado en un matrimonio y en otras relaciones, la iglesia se divide y se mutila el cuerpo de Cristo sobre cosas que hemos oído, sobre cosas que no nos hemos preocupado por obtener los hechos, y no hemos ido a la persona o las personas involucradas y tratar de reconciliarlas, o que sean restauradas?
Quizás estamos haciendo algo mal. Quizás estén en rebelión. Si es así debemos ir donde ellos. Necesitamos apelar. Necesitamos pedirles se reconcilien con Dios, que obedezcan y se arrepientan de su pecado.
Quizás solo es en apariencia que han hecho algo malo, pero nosotros no tenemos todos los hechos. Hemos llegado a conclusiones. Hemos decidido que sabemos lo que está sucediendo. Los hemos ya descartado en nuestras mentes. No hemos ido donde ellos e investigado todo acerca de la situación. Así es que vayan primero donde ellos.
Ahora, eso no quiere decir que si hay algo mal, que ellos hicieron, se van a arrepentir. Jesús nos lleva a Mateo 18 y dice, «¿y si ellos no te oyen? ¿Qué pasa si no hay arrepentimiento?»
Y hay aquí una progresión. Nosotros hoy en día llamamos a esta progresión la disciplina en la iglesia. Es un proceso por medio del cual otras personas son traídas a una situación en particular. Y en cada coyuntura, en cada punto del proceso, el objetivo es lograr que cada parte que haya pecado se arrepienta y sea restaurada. El propósito no es descartarlos. La meta es que sean restaurados y reconciliados.
Así es que tenemos esta confrontación y la investigación. Ellos van directamente a donde sus hermanos y les dan la cara enfrentan la situación. Entonces, empezando en Josué capítulo 22 en el versículo 21, tenemos la explicación de las tribus que están del otro lado.
«Entonces el pueblo de Rubén, el pueblo de Gad y la media tribu de Manasés dijo respondiéndoles a las cabezas de las familias de Israel, «¡El Poderoso, Dios, el Señor el Poderoso, Dios, el Señor!» (vv. 21-22).
Creo que ellos dicen esto dos veces para enfatizarlo, «nosotros no hemos abandonado al Señor. Aún le pertenecemos. Ustedes nos han dado este sermón, pero permítannos decirles lo que hay en nuestro corazón, para explicarles. Y ellos empiezan diciendo: «Nosotros aún amamos y servimos y tememos al Señor. Aún le pertenecemos a Él. No es lo que ustedes piensan».
«Él lo sabe; y que Israel mismo lo sepa. Si fue rebelión, o una infidelidad contra el Señor, que no nos salve hoy. Si nos hemos edificado un altar para apartarnos de seguir al SEÑOR» (vv.22-23).
Ellos están diciendo, «si nosotros hemos hecho esto con el deseo de nuestro corazón de apartarnos de Israel o de rebelarnos en contra de Dios, entonces merecemos cualquiera de las consecuencias que vengan contra nosotros».
«Si nos hemos edificado un altar para apartarnos de seguir al Señor, o para ofrecer holocausto u ofrenda de cereal sobre él, o para ofrecer en él sacrificios de ofrendas de paz, que el Señor mismo nos lo demande» (v.23).
¿Qué es lo que ellos están diciendo aquí? «Dios sabe. Dios conoce nuestros corazones, y queremos tener una oportunidad de decirles a ustedes lo que hay en nuestros corazones».
Proverbios 21 nos dice, «Todo camino del hombre es recto ante sus ojos,
pero el Señor sondea los corazones». Ellos dicen, «El Señor conoce el motivo y la razón por la cual hicimos esto. Solo permítannos la oportunidad de explicarles lo que hay en nuestros corazones».
«En verdad, hemos hecho esto más bien por temor de que en un tiempo futuro vuestros hijos (en el oeste) pudieran decir a nuestros hijos (en el este): "¿Que tienen que ver ustedes, con el Señor, Dios de Israel? Porque el SEÑOR ha puesto el Jordán por límite entre nosotros y ustedes, hijos de Rubén e hijos de Gad; ustedes no tienen porción con el Señor". Así vuestros hijos (en el oeste) podrían hacer que nuestros hijos (en el este) dejaran de adorar al Señor» (vv.24-25).
Ellos están diciendo, «puede ser que algún día a sus hijos se les ocurra venir y decir –como ellos no conocieron a Josué, ni nos conocieron a nosotros, no los conocen a ustedes, no tendrían toda la historia, y podrían decir– «Ustedes no son parte de nosotros», viven en el otro lado del Jordán no son parte de Israel.
«Por tanto, dijimos: "Construyamos ahora un altar, no para holocaustos ni para sacrificios, (eso debía ser hecho en el tabernáculo) sino para que sea testigo entre nosotros y vosotros, y entre nuestras generaciones después de nosotros, que hemos de cumplir el servicio del Señor delante de Él con nuestros holocaustos, con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz, para que en el día de mañana vuestros hijos no digan a nuestros hijos: ‘No tenéis porción en el Señor'"» (vv. 26-27).
Ellos estaban diciendo, «nosotros queremos este monumento, este memorial; no para hacer sacrificios; no es para nosotros adorar ahí. Es solo una imagen visible de identificación con ustedes, que nuestros hijos y tus hijos puedan ver en el tiempo por venir y digan: «somos un solo pueblo. Esto fue edificado por las tribus del este. Ellos son parte de nosotros. Ellos la edificaron aquí en el oeste».
Versículo 28 «..."Sucederá el día de mañana, que si nos dicen esto a nosotros o a nuestras generaciones, entonces diremos: 'Ved la réplica del altar del Señor que nuestros padres edificaron, no para holocausto ni para sacrificios, sino más bien como testigo entre nosotros y vosotros.'" Lejos esté de nosotros que nos rebelemos contra el Señor y nos apartemos de seguir hoy al Señor, construyendo un altar para holocaustos, para ofrenda de cereal o para sacrificios, aparte del altar del Señor nuestro Dios que está frente a su tabernáculo» (vv. 28-29).
Ellos están diciendo, «no fue nuestra motivación para nada tener ningún tipo de religión o de adoración, apartándonos del Señor o siguiendo tras ídolos. Esa no fue nuestra intención para nada. Está supuesto a ser un marcador, un memorial una evidencia de que nosotros les pertenecemos a ustedes. La intención de ellos era preservar la unidad del pueblo de Dios.
Ahora bien, el resultado al final, al escoger la manera en que hicieron esto, causó división y disensión entre ellos. Así es que es por eso es que probablemente en ambos lados se cometieron errores. En la parte oeste ellos llegaron a conclusiones antes de conocer todos los hechos, basados en lo que escucharon decir, y tomaron las armas. Pero creo que la parte este, hubiera sido mejor (yo no sé porque yo no estuve ahí) pero hubiera sido mejor ponerse de acuerdo de cuál era el propósito y por qué estaban construyendo este altar.
Así es que el poder haber hablado, conversado, fue lo que les permitió a ellos llegar a una resolución final, y este es el propósito, el punto de todo. Este conflicto pudo haberse convertido en una guerra civil. Pudo haber borrado, por así decirlo, las tribus del este. Pudo haber fraccionado el pueblo de Dios, pero lo pudieron resolver porque se sentaron y conversaron sobre la situación. Esto habla mucho de las actitudes del corazón de ellos.
Así es que, luego de la confrontación, de la investigación y las explicaciones, ahora, al inicio del versículo 30 tenemos la resolución.
«Y cuando el sacerdote Finees y los principales de la congregación, es decir, las cabezas de las familias de Israel que estaban con él, oyeron las palabras que dijeron los hijos de Rubén, los hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien. Y Finees, hijo del sacerdote Eleazar, dijo a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a los hijos de Manasés: Hoy sabemos que el Señor está en medio de nosotros, porque no habéis cometido esta infidelidad contra el Señor» (vv. 30-31).
Este sonido da una nota muy diferente a la de unos versículos anteriores, ¿no es así? ¿Cuando ellos llegaron allí, ellos estaban listos para una guerra. Rápidamente les hicieron saber todo cuanto estaban pensando y estaban dispuestos a hacer, sin haberles permitido a las tribus el explicar sus acciones y sus intenciones. Ellos inmediatamente les dijeron que habían cometido una infidelidad en contra del Señor. Ahora, luego de que escucharon las razones expuestas y sus causas les dicen: «Nos hemos dado cuenta de que ustedes no han cometido ninguna infidelidad contra el Señor».
«Ahora habéis librado a los hijos de Israel de la mano del Señor. Entonces Finees… (Y también los que con él estaban) regresaron (esta confabulación, regresó de la cumbre de reunión) a los hijos de Israel, y les dieron respuesta» (vv.31-32).
Esto fue muy importante porque toda la nación, se había levantado en armas y ellos necesitaban oír los hechos reales de la situación. «He aquí lo que hemos descubierto».
Versículos 33 y 34: «Y la respuesta agradó a los hijos de Israel; y los hijos de Israel bendijeron a Dios, y no hablaron más de subir a pelear contra ellos para destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad. Y los hijos de Rubén y los hijos de Gad llamaron al altar Testigo; pues dijeron: Es testigo entre nosotros de que el Señor es Dios.»
Por último, quiero decirles que eso es lo que resuelve los conflictos: mirar el señorío de Cristo diciéndole, «¿Señor, cuál es tu mente en todo esto?» y entonces tener la disposición de hablar con las demás personas involucradas y escucharse los unos a los otros, para asumir positivamente acerca del otro hasta tanto todos los hechos sean expuestos; no ir asumiendo cosas basados en lo que hemos oído, y no estar prestas para hacer acusaciones, no darle respuesta a una situación antes de escuchar bien, y con cuidado, para evaluar los hechos y luego resolver el conflicto.
Tengan en mente, que toda esta situación tuvo lugar luego de que estos hombres pasaron juntos siete años liderando y batallando unidos en contra de los cananeos. Hay veces en que tenemos que manejar este tipo de asuntos dentro de la comunidad de la fe.
¿No sería maravilloso que fuéramos tan unidos en mente y corazón que nuestro único conflicto fuera con el enemigo de afuera? Pero hay vece que surgen situaciones y conflictos dentro del pueblo de Dios dentro de nuestras iglesias.
La vida dentro del cuerpo puede a veces ser un tanto complicada. Hay asuntos que surgen, y que no podemos evitar, son retadores. No podemos simplemente descartar a los demás por esas cosas.
Me entristezco cuando veo, aun en la ciudad donde vivo, cuántas iglesias tienen divisiones de divisiones de divisiones. Ahora muchas de esas divisiones son en un intento por preservar la sana doctrina, y hay puntos de ellas en los cuales no pueden ponerse de acuerdo y andar en armonía.
Pero sí te digo, que he oído suficiente de esas historias durante los años pasados que muchas veces, esos divorcios de iglesias (tal y como lo son los divorcios matrimoniales) son el resultado de dos personas egoístas las cuales no están dispuestas a escucharse la una a la otra, sin ningún deseo de hablarse, ni disposición a moverse hacia una reconciliación y una resolución.
Esto no debería de ser. Los cristianos somos motivo de burla en el mundo cuando no podemos mantener una verdadera unión en nuestros matrimonios, y cuando las iglesias no se mantienen unidas.
Hay puntos doctrinales en los cuales si tenemos que separar nuestra comunión: cuando está relacionado con el evangelio, cuando está relacionado con los principios fundamentales de la Palabra de Dios y con los fundamentos de la fe, muchas veces tenemos que caminar por sendas diferentes por sendas separadas.
Pero hay puntos que pudiéramos llamar secundarios, y muchas veces se trata de personalidad y de orgullo. De hecho, Proverbios 13; 10 dice: «El orgullo solo puede traer contienda». Cuando hay contiendas en el matrimonio, en las amistades, en los lugares de trabajo, en la iglesia, sabes que hay orgullo envuelto.
Así que, sí hay contiendas. Hay asuntos que surgen en el cuerpo. Y no los podremos evitar.
Escucha, si ese altar hubiese sido un rival, y las tribus del este estuvieran olvidándose del Señor, las tribus del oeste estaban preparadas para manejar el asunto. Ellos dijeron, «no vamos a dejar pasar esto por alto».
Debemos velar por la pureza en el cuerpo de Cristo, en todo el cuerpo de Cristo. Somos hermanos, hermanas. Somos familia.
Aunque estemos separadas geográficamente, en ocasiones, necesitamos estar preocupadas por la pureza dentro de todo el cuerpo de Cristo. Así es que en esta situación, la guerra fue evitada por medio de un proceso de tratar con todo el asunto.
El pasar por un proceso de paz no quiere decir que no haya que asumir responsabilidades entre las partes en relación a nuestra conducta. Debemos rendir cuentas los unos a los otros.
Cuando surjan los conflictos, necesitamos rendir cuentas si hacemos las cosas que son contrarias a la Palabra de Dios. Pero, también debemos ser lo suficientemente humildes para reunirnos y escuchar el punto de los demás y escuchar las historias de los demás y asegurarnos de que tenemos los hechos correctos.
Nosotras debemos estar comprometidas en perseguir y buscar la reconciliación y la solución, pero nunca sacrificando ni la verdad ni la pureza.
¿Hay un tema que deba ser tratado con alguien en alguna relación que te encuentres o de la que seas parte ? ¿Una amistad, o alguien que fue tu amiga? ¿Un matrimonio o un exmatrimonio? ¿Una hija o un hijo? ¿Existe algún conflicto entre tú y alguna otra persona? Un jefe, un pastor, quizás un conflicto en tu iglesia.
Creo que todas nosotras podemos decir que hemos estado familiarizadas con o cerca de uno o más conflictos. Si no ha sido de manera personal, entonces quizás miembros de la familia que estén atravesando por uno.
A medida en que piensas acerca de esos conflictos:
- Primero y antes que nada, no los escondas debajo de la alfombra. No digas, «esto terminará en algún momento». Debes tratar con el asunto.
- Segundo, no te involucres prematuramente en una guerra. No vayas a la guerra si no es necesario. Ve a donde las partes involucradas. Busca los hechos. Escucha su parte y persigue la reconciliación.
Hay muchas buenas paginas que puedes accesar, pero en el día de hoy quiero promover una. Es un ministerio llamado, Ministerio Pacificadores.
Queremos decirte que este ministerio existe en español. Ellos tienen recursos maravillosos: recursos para ayudar iglesias, recursos para los matrimonios que están en conflicto. Tienen material para instruir a tus hijos en cómo resolver los conflictos. Esto es algo muy importante que enseñarles a tus hijos, para que cuando sean mayores, sepan cómo manejarse en medio de ellos
La iglesia a la cual asisto repasó este material en la escuela dominical para adultos. En ese momento no había ningún conflicto de naturaleza pública, pero ellos dijeron, «queremos que nuestra gente tenga suficiente conocimiento bíblico para saber cómo manejar los conflictos cuando surjan, porque sí van a surgir». Ellos dijeron, «queremos ser preventivos, en lugar de tratar de recoger luego los pedazos después de que las personas se hayan airado y se hayan involucrado en algún tipo de contienda airada». Si te interesa saber más sobre este Ministerios Pacificadores, ve a su página web, y encontrarás muy buenos recursos allí.
Y te animo, ya sea que estés o no estés en un conflicto actualmente, a que tomes ventaja de algunos de estos recursos y permitas que Dios los use como pacificadores, teniendo la disposición y haciendo cada esfuerzo posible por «mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de paz» (Ef. 4:3).
Annamarie: Nancy DeMoss de Wolgemuth te ha estado invitado a una paz verdadera y significativa. Ella te ha dado un plano real: al reunirse un grupo de personas, habrá conflicto. Nos ha dado pautas bíblicas y prácticas para manejar los conflictos de manera sana. Este programa es parte de la serie, «Lecciones de la vida de Josué (Parte 12): Dejando un legado».
Muchas quejas, murmuraciones y lamentos no existirían si nos diéramos cuenta de que no se supone que las cosas sean siempre fáciles, tranquilas y perfectas. Este es un mundo caído; pero hay esperanza. Escucharemos más acerca de esto mañana.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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